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LA EVALUACIÓN EN EL APRENDIZAJE

CONSTRUCTIVISTA
Gustavo Saldaña J.

EVALUACIÓN COMPULSIVA

En la educación estamos viviendo una etapa con exceso de evaluaciones: la prueba


Enlace, las evaluaciones internacionales, las de cada escuela, las de la inspección escolar,
las del CIME, etc. Muchas de ellas sólo las utilizamos para ver la calificación, no las
aprovechamos como retroalimentación para mejorar la calidad de la educación.

Tantas evaluaciones nos ocupan demasiado y limitan el tiempo dedicado a la construcción


de los aprendizajes. Las autoridades y los padres de familia presionan a las escuelas, los
directores presionan a los maestros, los maestros presionan a los alumnos y esto genera un
exceso de stress y de angustia. Los profesores pierden la autonomía en su trabajo para
atender interrupciones frecuentes, los alumnos pierden la tranquilidad y el ritmo que
requieren los verdaderos aprendizajes.

Hay una distorsión en buscar una supuesta eficacia (contestar bien las evaluaciones) a
costa de la eficiencia (lograr verdaderos aprendizajes); se descuidan los demás aspectos de
la formación (emocional, social, físico, lúdico, motivacional), a costa de lo intelectual (en el
supuesto de que éste se logre). Se corre el riesgo de sujetar la educación a mecanismos de
mercado, que si bien aportan información que puede ser útil, depende del sentido que se le
dé para alimentar la relación maestro-alumno, y no únicamente para clasificar escuelas,
maestros y alumnos.

EL SENTIDO DE LA EVALUACIÓN

La evaluación es una etapa de todo proceso que pretende verificar si lo que se hace es lo
adecuado para lo que se quiere obtener. En los procesos de aprendizaje la evaluación es
una etapa que sirve para verificar si verdaderamente se están obteniendo los aprendizajes
que se buscan.

Una evaluación por sí misma no produce mejoras, necesita estar articulada en el proceso de
que se trata y reflejar sus resultados en el conjunto de elementos que influyen, como por
ejemplo: el ambiente escolar, los recursos con los que se cuenta, la formación de los
profesores, la motivación por el aprendizaje tanto de los alumnos como de sus profesores,
etc.
La evaluación no es el fin ni la meta de ningún proceso, tampoco
de los procesos de aprendizaje. Es decir, no hacemos las cosas para
salir bien en la evaluación, sino que la evaluación es un instrumento
o etapa para indicarnos si estamos logrando lo que deseamos.
Cuando uno aprende algo o quiere que los demás lo aprendan, la
evaluación nos deberá ayudar a ver si vamos por el camino correcto,
para continuarlo, o si hay fallas o desviaciones, para corregirlo.

Aprender significa adquirir un conocimiento por medio del ejercicio, el estudio o la


experiencia, o modificar la conducta adaptándose a nuevas situaciones. Una evaluación del
aprendizaje nos mostrará que podemos poner en práctica lo que hemos aprendido o que nos
hemos enriquecido con dicho aprendizaje.

Se llama evaluación formativa a la que tiene como propósito orientar al maestro en la


planeación y ayudar a los estudiantes a identificar las áreas en las que necesitan trabajar.
Esta evaluación ayuda a la “formación” a través del aprendizaje. Cuando las calificaciones
se convierten en la norma, el mensaje que reciben los estudiantes es que sólo importan las
respuestas correctas y no el pensamiento que las sustenta.

En contraste la evaluación sumativa, es la que principalmente busca determinar el


aprovechamiento, y por consecuencia asignar una calificación al estudiante. La diferencia
entre ambas evaluaciones depende del uso que se hace de los resultados. Una misma
evaluación puede emplearse para cualquier propósito. La intención del CIME es
proporcionar fundamentalmente instrumentos formativos.

LA EVALUACIÓN COMO HERRAMIENTA PERSONAL

El mejor uso que podemos dar a la evaluación es a nivel personal, cuando uno tiene
comprensión clara de lo que está haciendo y se siente de capaz de hacerlo bien, entonces
procura verificarlo. Esto es parte de una evaluación personal. En la matemática constructiva
tenemos la posibilidad de comprender claramente lo que estamos haciendo y de sabernos
capaces de llegar al resultado con éxito.

Una manera de encaminar a nuestros alumnos hacia esta evaluación personal, la tenemos
en la posibilidad de comprobar todas las operaciones que hacemos en matemáticas, por
medio de “la prueba” correspondiente, ya sea la operación inversa o la prueba en cruz, que
consiste en una operación logarítmica simplificada en la multiplicación y la división. Es muy
conveniente favorecer el uso de estas pruebas para llegar a la certeza de los resultados.

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Llevar a cabo esta evaluación personal favorece varias habilidades, en
primer lugar el “criterio de razonabilidad”, que consiste en esa
intuición de que algo es razonablemente aceptable. Muy relacionado
con esto también tenemos la estimación y la aproximación,
habilidades muy útiles que nos permiten saber si el resultado está
dentro de cierto rango de aceptación o no. Podemos identificar
rápidamente si hemos cometido un error de detalle o uno de concepto,
para revisar simplemente las operaciones o el planteamiento completo.

De este modo se transforma en un aprendizaje integrador y con sentido, al permitir el


desarrollo de múltiples habilidades que van desde la discriminación y el análisis comparativo
hasta la capacidad de organizar los datos con que contamos y generar más información si
es necesario.

La capacidad de poder evaluar nuestras propias decisiones nos da


mayor “poder sobre nuestras acciones” (empowerment), con
verdadera “habilidad para responder” (responsabilidad). Los seres
humanos tenemos una tendencia natural a hacer bien las cosas, o a
mejorarlas siempre que sea posible.

LA EVALUACIÓN COMO RETROALIMENTACIÓN:

La obtención de aprendizajes a través de procesos de construcción, nos ha demostrado que


es más útil descubrir uno mismo los conocimientos en lugar de que el profesor nos los
“enseñe”. Este criterio también se aplica para la evaluación: se aprende mejor cuando uno
mismo descubre dónde está el error, para identificar la causa y corregirlo, en lugar de que
otro nos diga en dónde nos equivocamos e incluso, que resuelva los problemas como mago,
sacando fórmulas y propiedades que la mayoría no recordamos ni entendemos.

La retroalimentación oportuna y completa de las evaluaciones permite


desarrollar las propias estrategias y evitar cometer los errores de
manera repetida, al mismo tiempo que nos permite adquirir confianza
en nuestras propias capacidades y seguridad en los resultados.

Es útil hacer comentarios concretos sobre los errores o las estrategias fallidas, pero sobre
todo pedir a los mismos estudiantes sugerencias de cómo mejorar y animarlos para que
exploren y desarrollen sus propias estrategias, con preguntas como ¿comprenden
claramente lo que se pregunta? ¿si lo manejamos con datos más sencillos cuál será la
respuesta? ¿en qué rango debe estar la respuesta? ¿qué cosas están bien hechas?

LAS EVALUACIONES DEL CIME

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En el CIME ofrecemos a las escuelas primarias que llevan nuestro método de matemática
constructiva, dos tipos de evaluaciones. Una sobre los aprendizajes de los temas
correspondientes al programa mediante el uso del geoplano y las regletas. Otra sobre los
mismos temas o de aspectos relacionados con ellos, pero a partir de preguntas o problemas
con varias opciones de respuesta, similares a las de la prueba Enlace.

Junto con ambas evaluaciones ofrecemos los cuadros de


concentración, a fin de obtener información no sólo por alumno, sino
por pregunta. Así es posible identificar qué temas son los que ya
domina el grupo y cuáles necesita retomar, para no dejar lagunas
de conocimientos. Un porcentaje inferior al 80% nos está mandando
una señal de alerta, para revisar por orden de prioridad los temas que
más bajo porcentaje presenten.

Estas evaluaciones constituyen un instrumento que puede ser muy útil, en primer lugar para
las maestras de grupo, pues les da información sobre lo que están aprendiendo sus alumnos
y los temas que ellas dominan. Los temas con respuestas superiores al 80% se pueden
considerar con buen dominio, los que estén por debajo de ese nivel habrá que repasarlos.
En segundo lugar son de gran utilidad para los coordinadores y directores de las escuelas,
pues les da información puntual sobre los niveles de aprendizaje de los grupos, los
resultados del uso del método constructivista y les permite identificar los focos rojos.

LOS PRINCIPIOS QUE FUNDAMENTAN ESTAS EVALUACIONES SON:

1. El constructivismo pretende que los estudiantes construyan sus propios conocimientos,


logren aprendizajes permanentes y útiles, sean capaces de aplicarlos en diferentes
contextos y adquieran autonomía intelectual y emocional en su manejo.

2. La evaluación es una etapa del proceso de aprendizaje que sirve para detectar lo que va
bien (para continuarlo) y lo que se puede mejorar (para corregirlo).

3. La evaluación debe ser congruente con los propósitos del constructivismo:


 Formar para la autogestión
 Favorecer la motivación
 Saber aprovechar los diversos apoyos para la comprensión de las cosas: uso de
materiales concretos, de gráficas, de simuladores, de procedimientos matemáticos,
de lenguaje simbólico.

PROPÓSITOS DE LAS EVALUACIONES EN UN PROCESO CONSTRUCTIVISTA:

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1. El propósito de estas evaluaciones es fundamentalmente formativo, tanto para los
alumnos como para los profesores, con un enfoque de apoyo y servicio para estos
últimos y las escuelas. Es posible también usarlas para dar calificaciones individuales,
pero la condición indispensable para obtener provecho de la evaluación es la
honestidad, tanto en la aplicación como en la calificación.

2. Nuestro enfoque de evaluación pretende detectar el nivel de aprendizaje y obtener una


muestra palpable de los resultados obtenidos en el proceso y su aplicación en cada
grupo.

3. Lograr que los reactivos sean más indicativos que exhaustivos. Se trata de tener una
muestra de lo más representativo del temario, no de todos los temas vistos.

4. Buscar una imagen de los aspectos fundamentales, como son:


 La capacidad de construir los conocimientos matemáticos
 El desarrollo de las habilidades del pensamiento
 Un apoyo a las habilidades emocionales

5. Apoyar a los maestros de manera concreta y constructiva:


 Con una muestra de cómo realizar sus evaluaciones
 Sin quitarles responsabilidad de lo que a ellos corresponde
 Lograr la apropiación de esta metodología
 Como una herramienta para autoevaluarse en su propio proceso constructivista

6. Complementar las funciones de asesoría y seguimiento del CIME en las escuelas.

EVALUACIÓN CONTINUA

Consiste en la aplicación de “sondeos” permanentes, de pruebas de destreza y


conocimientos concretos que permitan tener una imagen continua del desempeño.
Más que un método es un conjunto de métodos para vincular la evaluación con el
aprendizaje y transformarla en un proceso formativo. Proporciona información sistemática
tanto del desempeño de los alumnos como de los métodos de enseñanza empleados por el
maestro, a través del avance en el dominio del conocimiento, y permite ver si el nivel de
dificultad y el ritmo de aprendizaje son adecuados. Los resultados de algunas
investigaciones demuestran que las evaluaciones frecuentes fomentan el aprendizaje y la
retención, pues están relacionadas con la frecuencia.

EVALUACIONES AUTÉNTICAS

Se refieren a procedimientos que evalúan las habilidades del estudiante para resolver
problemas importantes de la vida real, pensar creativamente y actuar de manera

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responsable. Las pruebas tradicionales evalúan destrezas que no tienen equivalentes en el
mundo real; piden a los alumnos que resuelvan problemas que nunca volverán a encontrar;
además esperan que lo hagan solos, sin la ayuda de herramientas y recursos y que lo hagan
con límites extremos de tiempo. La vida real no es así.

La solución de los problemas importantes necesita tiempo y a menudo requiere el uso de


recursos, la consulta con otras personas y la integración de las destrezas básicas con la
creatividad y el pensamiento de nivel superior. Las pruebas auténticas piden que los
estudiantes apliquen las destrezas y habilidades como lo harían en la vida real. De la
misma manera que un escultor modela un trozo de arcilla, un estudiante que enfrenta un
problema difícil debe experimentar, observar, rehacer, imaginar y probar soluciones, aplicar
destrezas básicas y técnicas inventivas, hacer interpretaciones, decidir la forma de llegar al
resultado, a menudo aceptar las críticas, organizar la información, regresar en sus pasos
para hacer consciente el camino exitoso y concluir en la forma más adecuada de llegar a la
solución.

EL FRACASO EXITOSO

El fracaso puede tener efectos positivos y negativos en el desempeño del estudiante.


Parece que tanto una historia de completo fracaso como de éxito absoluto son una mala
preparación para la vida. Todos tenemos que aprender a afrontar el fracaso en algunas
ocasiones. Cierto grado de fracaso puede ser útil para la mayoría de los estudiantes, en
especial si los maestros los ayudamos a sacar aprendizajes de ello.

Es hora de que los educadores reemplacemos el éxito fácil con el desafío y la exploración.
Tenemos que animar a los estudiantes para que avancen en su comprensión intelectual y
descubran el privilegio de aprender de sus errores. Debemos tener tolerancia hacia los
errores, desarrollar la capacidad de detectarlos, descubrir las causas y lograr su corrección.
El criterio para juzgar el aprendizaje debe ser el éxito gradual más que el éxito continuo.

CALIFICACIONES Y MOTIVACIÓN

La diferencia entre trabajar por una calificación y hacerlo para aprender depende en gran
parte de cómo se determine la calificación. Cada maestro puede utilizar las evaluaciones
para motivar el aprendizaje. Si las evaluaciones se quedan en el simple nivel de los
conocimientos, lo más probable será que sus alumnos elijan obtener la calificación.

La verdadera motivación depende más del interés personal por


explorar, por superar retos, por construir nuevos conocimientos y
por la satisfacción del éxito, que por una calificación o un premio.

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RECOMENDACIONES PARA MODIFICAR EL SENTIDO DE LA EVALUACIÓN:

Evite reservar las altas calificaciones y las felicitaciones sólo para las respuestas
tradicionalmente correctas.
 Pregúntese para qué es la evaluación.
 Premie con puntos adicionales a los procedimientos creativos.
 Favorezca la exploración de diversas formas de llegar al resultado que propongan
sus alumnos para enriquecer sus estrategias.
 Refuerce a los estudiantes que discrepen de los métodos tradicionales.
 Dé crédito parcial por respuestas en parte correctas.

Asegúrese que los estudiantes tengan oportunidades razonables de éxito, sobre todo
al inicio de un nuevo tema:
 Aplique una evaluación previa para asegurarse de que sus alumnos tienen las
habilidades necesarias como antecedentes del tema.
 Cuando sea apropiado, dé a los estudiantes la oportunidad de repetir un examen
para aumentar su calificación, pero asegúrese que el nuevo examen sea más difícil
que el original.
 Considere los esfuerzos fallidos como “incompletos” y anime a los estudiantes a
revisar y mejorar.

Equilibre la retroalimentación oral y escrita:


 Permita que sus alumnos argumenten sobre sus respuestas
 Considere la posibilidad de hacer observaciones breves y estimulantes.
 Cuando la calificación de un trabajo sea menor a la que el estudiante esperaba,
asegúrese que le queda claro por qué obtuvo una menor calificación.
 Ajuste los comentarios al desempeño del estudiante; no maneje estribillos.
 Señale errores concretos, causas posibles, ideas para mejorar y también los trabajos
bien hechos.

Haga que las calificaciones sean tan significativas como sea posible:
 Vincule las calificaciones con el dominio de objetivos importantes.
 Estimule trabajos que alienten la exploración.
 Experimente con la invención de problemas y disfraces.

Fundamente las calificaciones en más de un criterio


 En un examen emplee preguntas de diferente tipo: problemas, gráficas,
operaciones, disfraces, opción múltiple, etc.
 Tome en cuenta las explicaciones orales y las participaciones en clase.

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