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FACULTAD DE ARQUITECTURA

ESCUELA PROFESIONAL DE ARQUITECTURA

ENSAYO
“La Arquitectura”

CURSO
“Proyecto de Investigación”

AUTORA
Vergara Huamán, Adriana

DOCENTE
Arq. Valdivia Loro, Arturo

HUARAZ – PERU
2018
LA FIRMEZA:
Cuando hablamos de la firmeza en la arquitectura se e refiere a la solidez de la construcción, se
refiere a la firmeza de sus cimientos, asentados sobre terreno firme, sin escatimar gastos y sin regatear
avaramente los mejores materiales que se pueden elegir. . (Villagrán García José, Teoría de la
arquitectura, p.145).
Lo útil tiene una estructura que se estudia analíticamente al construir teorías económicas, pero su
connotación económica difiere de la que en la arquitectura se le asigna. Bajo la designación de
“comodidad” y de “firmeza” ha sido estudiado por Vitruvio en el capítulo II del libro I, cuando dice:
“Estos edificios deben construirse con atención a la firmeza, comodidad y hermosura”. Ciertamente
habrá mucho que decir acerca de este párrafo de la secular obra, y sobre todo, relacionar los conceptos
en que abunda, para determinar hasta donde vio lo que actualmente entendemos por útil. Dejamos al
estudioso intentar esta provechosa excursión para cuando haya asimilado las ideas elementalmente
desenvueltas en nuestro curso (Balmiki p 22)
Nos sustraemos a la firmeza de los colores como negamos del mismo modo la firmeza de las
soluciones construidas. Los mismos maestros lo confiesan aún no se ha dado el paso. El director de
una de vuestras mejores escuelas, la de Bellas Artes, ha dicho hace algunos días: Comenzamos a
construir con hormigón, pero continuamos pensando en la piedra. Esta afirmación de M. Tournon
demuestra que la etapa de cuarenta años suministrada por Auguste Perrret aún no es suficiente. Tal
fue la leal confesión del responsable en la actualidad de la enseñanza oficial de la arquitectura en
Francia, país en donde se inventó el hormigón armado.
Técnica y sensibilidad, condición de la arquitectura, constituyen una yunta delicada. Los maestros
que vigilan vuestra instrucción solo deberían abriros las puertas ante extensiones irremediablemente
liberadas de límites. (Balmiki p118)

Ahora un ejemplo tomado de la arquitectura: en el contorno de la cúpula que Miguel Ángel diseñó
para la basílica de San Pedro en Roma, admiramos la síntesis de sólida pesadez y de libre elevación.
Este efecto expresivo se obtiene del modo siguiente: los dos contornos que constituyen la sección de
la cúpula exterior son partes de círculos, y de esta manera, poseen la firmeza de las curvas circulares.
Pero no son partes del mismo círculo. No forman un hemisferio. El contorno derecho se describe en
torno al centro a; el izquierdo, en torno al centro b. En un arco gótico el encuentro de las curvas sería
visible en el ápice. En la cúpula se oculta mediante la galería y la linterna que está sobre ella. En
consecuencia ambos contornos se muestran como parte de una única curva, la cual sin embargo no
tiene la rigidez y la firmeza de una semiesfera. Representa un compromiso entre dos curvaturas
diferentes, y se muestra así flexible, mientras que al mismo tiempo preserva la solidez circular de sus
elementos. El contorno total de la cúpula parece una desviación de un hemisferio que hubiera sido
estirado hacia arriba. De aquí el efecto de un esfuerzo hacia arriba, se verá también que la línea A
contiene los diámetros horizontales de círculos de ambas partes del contorno de la sección. Por lo
tanto en la intersección con A las dos partes del contorno alcanzarían verticalidad. Esto le daría a la
cúpula una orientación estable bastante firme y estática. Ahora bien, esta verticalidad se oculta por
el tambor entre A y B. La cúpula descansa sobre B más que sobre A. Esto significa que las dos partes
del contorno se unen a la base formando un ángulo oblicuo y no uno recto. En lugar de dirigirse
directamente hacia arriba, la cúpula se inclina hacia adentro, lo que produce una comba oblicua, esto
es, produce el efecto de pesadez. El delicado equilibrio de todos estos factores dinámicos produce la
compleja y, al mismo tiempo, unificada expresión del conjunto. “la imagen simbólica del peso”,
afirma Wölfflin, “se mantiene, aunque dominada por la expresión de liberación espiritual”. La cúpula
de Miguel Ángel, pues, corporaliza “la paradoja del espíritu barroco en general”. (balmiki p 160)

Para cumplir con la firmeza todo proyecto arquitectónico debe tener características como el orden,
que está regulada por la cantidad, entendiéndose por cantidad como unidad de medida para la
conveniente distribución de los elementos, dota a todos los elementos del proyecto arquitectónico una
relación justa con el uso que tendrán separadamente, la unidad, viene a ser el propósito de todo
proyecto arquitectónico, el cual es el expresar el trabajo en una sola idea, con una correspondencia
entre sus componentes, logrando un solo significado, La proporción, es el medio con el cual se
subdivide un proyecto arquitectónico con el fin de lograr la unidad, son las relaciones de cada parte
entre si dentro del conjunto de un proyecto, La distribución, se refiere a la optimización del uso de
materiales y de los terrenos, procurando el menor costo del proyecto arquitectónico, es disposición
de los elementos según el uso que tendrán de acuerdo a la cantidad, es decir será importante distribuir
adecuadamente los elementos del proyecto arquitectónico de acuerdo a las necesidades de las
personas que lo habitarán

LA UTILIDAD:
Conlleva y resulta de la exacta distribución de los espacios del edificio. (Eduardo de la Rosa,
Introducción a la teoría de la arquitectura, p 49)
La indiferencia con que actualmente se mira a la teoría de la arquitectura proviene, paradójicamente,
de la labor de la mayoría de los arquitectos de hoy en día. Dolorosamente vemos cómo, día con día,
es más común ver proyectos que carecen de concepto, que no cumplen con ningún valor social y que
estéticamente son insatisfactorios. Y lo que es peor, vemos cómo estas obras son consideradas,
erróneamente, como arquitectura y cómo en ciertos círculos no sólo se tolera, si no que aún se
favorece, este tipo de obras. De ahí nace la creencia general de que la teoría de la arquitectura es poco
menos que inútil. Por otro lado, el ritmo frenético con el que muchos arquitectos trabajan no ayuda a
cambiar esta postura; es mejor, para muchos arquitectos, enfocarse a aspectos “prácticos” del
proyecto que “perder el tiempo” con cuestiones teóricas. Curiosamente, la gran mayoría de los
arquitectos proyectistas quieren hacer proyectos “novedosos”, y buscan afanosamente la forma de
lograrlo mediante el uso de formas cada vez más complejas. Dejando a un lado la cuestión de si es
novedoso o no, debemos hacernos otra pregunta: el proyecto conseguido, ¿es un buen proyecto?
Novedad no significa, necesariamente, utilidad o buen gusto, ni aún estética. Probablemente nos
encontremos frente a un mal proyecto, por más que éste resulte novedoso. La novedad, a los ojos de
mucha gente, dará a la nueva obra una notoriedad suficiente para pasar por alto las otras faltas de las
cuales adolezca el proyecto. (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de la arquitectura, p 7-8)

Al hablar de utilidad se hace referencia a la forma en la que el edificio satisface la necesidad que
motiva su construcción. La obra arquitectónica no es un fin en sí misma, sino un medio, un
instrumento por el cual se satisface una necesidad. (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de
la arquitectura, p 103)
Por ello es importante que se conozca el programa de necesidades; sin él resulta imposible saber si
un edificio satisface todas las necesidades del usuario, también es importante que el edificio no tan
sólo satisfaga una necesidad, sino que lo haga de un modo adecuado. Es entonces cuando se analizan
otros aspectos del mismo, como su ordenación. Ya se ha visto que ésta puede ser lineal, central, radial
o de otras formas, y ya se han explicado también los usos de una u otra de estas ordenaciones. Así
pues, ¿es adecuada la ordenación elegida para el proyecto que se está estudiando?
En la arquitectura, la utilidad de una obra puede analizarse en dos aspectos: el primero es el
aprovechamiento del espacio delimitado o habitable y el segundo aspecto es la adecuación de los
espacios a las funciones mecánicas de resistencia, soportando las cargas de la obra, los empujes
producto de la misma o el movimiento telúrico. El primer aspecto es denominado aspecto útil-
conveniente o útil-económico, y está regido por la composición arquitectónica. Mientras más se
apegue el arquitecto a la función del proyecto, tanto mejor será la solución planteada, alcanzándose
así una mayor economía en la obra y la expresión de ésta. En cuanto al segundo aspecto, es llamado
aspecto útil-mecánico constructivo, éste tiene por objeto crear una forma resistente, que no presente
exceso ni falta de material en razón al esfuerzo que debe soportar. Con utilidad pragmática se hace
referencia al hecho de que toda obra arquitectónica ha de tener un fin. Construir un proyecto que no
hace falta, e incluso trabajar en el diseño del mismo, es una pérdida de tiempo.
La utilidad pragmática es más clara en algunos casos que en otros, por ejemplo, un monumento
conmemorativo como el arco del triunfo de París o el Ángel de la Independencia, en la ciudad de
México, no tienen, aparentemente, una utilidad pragmática. Sin embargo, aún estos monumentos
cubren una necesidad: crear una forma que constituya un homenaje a una idea conmemorada.
(Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de la arquitectura, p 151 - 152)

La teoría de Reynaud condiciona la belleza de la arquitectura: la arquitectura no puede ser bella si no


es útil. En su texto, este autor dice: Ninguna construcción puede agradarnos por completo si no se nos
muestra portadora en todas sus partes esenciales de cierto sello de utilidad y de conveniencia. La
arquitectura, como todas las otras artes, tiene sus condiciones particulares de existencia, nace de las
necesidades de los materiales; lo útil es su primera finalidad, requiere que todas sus obras manifiesten
ser útiles. Tales son las primeras condiciones que debe satisfacer una obra de arquitectura para
despertar en nosotros el sentido de lo bello.
Similar postura muestra Platón cuando dice: llamo fea una cosa cuando sólo atiende a lo agradable,
y descuida lo bueno”. Como puede verse, esta postura de la estética es la misma que rige el
funcionalismo. Sin embargo, esta teoría ha de ser considerada con cuidado: como ya se mencionó
anteriormente, los valores de la arquitectura deben ser autónomos entre sí, de modo que condicionar
la estética a la función de utilidad es un error. (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de la
arquitectura, p 153 - 154)

Respecto a la utilidad de sus formas, este tema no concierne a la presente unidad, pero al hablar de
las formas repetitivas también se hace referencia a otra característica negativa de su arte: utiliza las
mismas formas en cualquier parte del mundo, sin adecuarse al entorno, ni tampoco al clima del lugar
o la cultura del lugar. Esto puede dar una idea de los errores a los que está expuesto el arquitecto: aún
arquitectos de la talla de Santiago Calatrava suelen pasar por alto algunos aspectos de su labor, y
aunque por la amplitud de la labor de la arquitectura es normal que no se puedan abarcar al cien por
cientos todos los aspectos, el deber del arquitecto es intentar que estas “lagunas” se presenten lo
menos posible. (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de la arquitectura, p 178)

Intentamos establecer una base de lo útil. Algunos filósofos, como el francés de principios de siglo,
Gastón Sortais, incluyen lo útil entre lo que denominan bienes instrumentales. No sé hasta donde sea
actualmente aceptable esta denominación; pero a mi entender ayuda a la comprensión de lo que parece
a la esencia de lo genéricamente útil. Un instrumento como por ejemplo un lápiz, es un objeto que
vale para el dibujante, no como fin, sino como medio para obtener los trazos de su dibujo. En este
caso el lápiz vale utilitariamente, tiene un valor útil convencional; cuando el lápiz no tiene el grado
de dureza que el dibujante requiere para producir su obra de arte, ese lápiz, sigue valiendo
utilitariamente, pero con valor negativo: es no conveniente para el determinado fin a que lo aplica su
poseedor. Lo útil, por ese sencillo ejemplo se nos manifiesta con algunas de sus categorías básicas:
requiere servir de puente, por así decir para alcanzar otro objeto, o bien ajeno a la cosa Valente como
útil; también exige la posesión del objeto útil para poder gozar de su utilidad, y por último exige una
adecuación formal de la cosa útil a la obtención del bien que se persigue a su través o por su medio.
Así, que volviendo al ejemplo del lápiz, el dibujante no emplea el lápiz porque el lápiz era el fin de
su hacer, sino porque el lápiz le sirve, le es útil y es adecuado al trazo que persigue que a su vez
representa otro instrumento mío para sobre un papel, dejar imperecedera y accesible a los demás
hombres alguna creación de su inteligencia e imaginación de artista. Debe hacerse notar, que no por
ese valor que tiene el lápiz para el dibujante de nuestro ejemplo, deja de valer en otra esfera; el lápiz
puede ser desde el punto de vista estético: feo, muy feo, o por el contrario, bello, indiferente. La
autonomía de las esferas de valor, explica aquí porque una cosa como el lápiz puede valer
utilitariamente como conveniente y adecuada y altamente útil a la vez que, sin variar su esencia, ser
feo, o ser bello. En la obra arquitectónica, salta desde luego una explicación vastísima de esta
característica, que si bien ha quedado ya involucrada en las explicaciones anteriores, conviene traer
a colación. Una obra arquitectónica puede ser altamente útil a quien la posea, se entiende una posesión
física que permite el goce de lo útil y sin embargo puede valer desde el punto de vista estético
negativamente; puede ser armónica y su proporción no bella. Por ejemplo, una cubierta de nave de
fábrica puede valer utilitariamente como adecuada al escurrimiento de las aguas; a la defensa del
recinto que cubre contra las inclemencias exteriores; puede ser resistente al empuje del viento y a las
oscilaciones de un terremoto (Balmiki p 123)

Por ejemplo, el Museo Nacional de Antropología e Historia, obra del arquitecto Pedro Ramírez
Vázquez, cuenta con una serie de salas de exposición que rodean un gran patio central. Ello evita que
el recorrido del museo sea lineal; el visitante entra en la primera sala del museo, y al terminar con la
misma vuelve a salir al patio, para después entrar a la segunda sala, y así sucesivamente. Esto evita
que el recorrido sea tedioso; el museo es muy grande y mediante el sencillo proceso de hacer que el
visitante salga al patio para pasar de una sala a otra el arquitecto “distrae” la atención durante unos
minutos. Esta disposición tiene otra ventaja: se puede ingresar a una sala específica del museo sin
verlas todas, de tal modo que si un visitante está interesado en la cultura maya, puede entrar a la sala
relativa a esta cultura sin pasar por el resto del museo
Al igual que el tema anterior, éste puede comprenderse mejor si se ilustra con ejemplos. Uno de éstos
se remonta a dos mil años de antigüedad: el Coliseo de Roma. Este edificio funcionaba, originalmente,
como un gran circo en el cual había peleas de gladiadores, de animales y ejecuciones públicas, así
como carreras de carros y, en ocasiones, se podía inundar la arena para representar batallas navales.
Pero más importante que la utilidad del Coliseo, para los fines que interesan a nuestro tema, es el
mensaje que el gran circo daba al pueblo de Roma. (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de
la arquitectura, p 81)

Para cumplir con la utilidad todo proyecto arquitectónico debe tener características como La
disposición, viene a ser el arreglo conveniente de todos los elementos del proyecto arquitectónico,
existiendo correspondencia entre el ancho y alto del proyecto con el fin de lograr la euritmia el cual
es el resultado de la correcta disposición de todos los elementos, El espacio elemento esencial de la
arquitectura, es el ambiente que expresa y configura la personalidad y el espíritu del hombre, el
espacio es considerado en la arquitectura moderna como un ambiente físico, es el centro del quehacer
arquitectónico en el cual se proyecta el aprovechamiento de todos los elementos y materiales que
configuran un proyecto arquitectónico, siendo un espacio útil y habitable lo que se puede considerar
como la funcionalidad del espacio, La utilidad que todo proyecto arquitectónico debe responder a su
objeto y a la naturaleza de ese objeto

LA BELLEZA:
En cuanto se refiere la belleza de la arquitectura va determinado al aspecto de la edificación sea
agradable. (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de la arquitectura, p 49)
Otro elemento rector en el arte es la estética. La definición de estética, como tantas otras referentes al
arte, es en sí misma abstracta, pero se puede decir que estética es el estudio no de la obra de arte, sino
de la belleza dentro de la misma. Así, cuando algo es bello decimos que es estético, en tanto que
decimos que es antiestético cuando resulta desagradable.
Es importante, al hablar de arte, mencionar también de otra de sus características: la obra de arte es
única. Como el proceso de creación es único, entonces también es único el producto de éste. Así es
que una obra de arte nunca es igual a otra, aun cuando haya sido hecha por el mismo artista, con el
mismo propósito y en situaciones más o menos similares. Naturalmente, dado que la obra ha de tener
el elemento de personalidad y el de estilo, será distintiva de un artista y de un movimiento en
específico, pero aun así la obra artística es única (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de la
arquitectura, p 22)
Henri Sullivan tenía una frase en la cual sintetizaba todo el pensamiento de su arquitectura y que ha
trascendido hasta nuestros días: “La forma sigue a la función”. Esta frase, que hoy en día ve con
ciertas reservas, fue tan importante, en su tiempo, como el “firmitas, utilitas, venustas” de Vitrubio.
Hasta entonces la arquitectura había sido eminentemente ornamental y la forma había sido estudiada
con gran detalle. Ahora, según la frase de Sullivan, la forma no surgía si no como una consecuencia
directa de la función del edificio, lo cual permitía, según este arquitecto, ahorrar espacio y hacer que
éste fuera mejor utilizado. La belleza surgiría de forma espontánea después de haber dotado al edificio
de una buena funcionalidad (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de la arquitectura, p 42)

Le Corbusiér definió a la casa como una “máquina de vivir”. La definición, aun cuando fue un tanto
fría, no deja de ilustrar acertadamente el pensamiento de su autor. Con ello, Le Corbusier ponía en
énfasis no sólo la componente funcional de la vivienda, sino que esta funcionalidad debe estar
destinada al vivir, comprendiéndose esto último desde un punto de vista integra, conjugando las
necesidades psicológicas y emocionales con las físicas. Sin embargo, y pese a esta definición práctica
sobre la casa habitación, Le Corbusier creía que el objetivo de la arquitectura es generar belleza (muy
conocida también es su frase: “La arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los
volúmenes bajo la luz”, y que ésta debía repercutir en la forma de vida de los ocupantes de los propios
edificios.
Es importante aquí señalar que todas estas funciones, si buen están relacionadas unas con otras
formando un todo, son al mismo tiempo esencialmente independientes. Un edificio puede ser útil sin
por ello resultar hermoso, o por el contrario, puede resultar de una gran belleza estética aun cuando
su utilidad sea cuestionable o no satisfaga las necesidades subjetivas del usuario. Por ejemplo, una
nave industrial puede acomodarse perfectamente a su función, proporcionando un lugar donde se
realice la actividad económica para la que es necesaria la fábrica, aún cuando ésta resulte poco
estética, o cuando el mismo ambiente de trabajo sea desagradable para los obreros que ahí laboran.
Es por esto que las diferentes funciones de la arquitectura son independientes entre sí, y es sólo por
la suma de todas ellas que el espacio construido puede considerarse como arquitectura.
La estética es una ciencia, la ciencia que se encarga del estudio de los fenómenos del gusto, la creación
artística y la estructura del arte y las diversas artes. También estudia la cultura estética y su proyección
en nuestra vida.
La estética surge como un intento de comprender qué es la belleza, y cómo es que ésta afecta a la
obra artística. Debido a esta interpretación personal, muchas veces se encuentran posturas
contradictorias al hablar de estética
La teoría de Reynaud condiciona la belleza de la arquitectura: la arquitectura no puede ser bella si no
es útil. En su texto, este autor dice: Ninguna construcción puede agradarnos por completo si no se nos
muestra portadora en todas sus partes esenciales de cierto sello de utilidad y de conveniencia.
La arquitectura, como todas las otras artes, tiene sus condiciones particulares de existencia, nace de
las necesidades de los materiales; lo útil es su primera finalidad, requiere que todas sus obras
manifiesten ser útiles. Tales son las primeras condiciones que debe satisfacer una obra de arquitectura
para despertar en nosotros el sentido de lo bello. Similar postura muestra Platón cuando dice: llamo
fea una cosa cuando sólo atiende a lo agradable, y descuida lo bueno”. Como puede verse, esta postura
de la estética es la misma que rige el funcionalismo. (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de
la arquitectura, p 154)

Un ejemplo de proporción dentro de la arquitectura es el mismo Partenón, en la ciudad de Atenas. La


longitud de éste es de 1.618 veces su altura y, si se mira el frontón del mismo y se divide de modo
simétrico, cada una de estas partes tiene la misma relación numérica en su altura y longitud. La planta
tiene la misma proporción: es 1.618 veces más larga que ancha. Son múltiples los ejemplos de
proporción áurea que se pueden observar en el Partenón, y es gracias a esta proporción perfecta que,
aún ahora, este monumento es considerado ejemplo perfecto de un ideal de belleza (Eduardo de la
Rosa, Introducción a la teoría de la arquitectura, p 159)

Schiller ensaya varias nociones con las que dar forma a ese elemento pacificador llamándole
“belleza”, “forma viva”, “juego serio”, “temple estético”, “impulso lúdico”, “fantasía” o, como ya
hemos anunciado, “símbolo”. El símbolo es considerado como un núcleo distinto de los opuestos pero
capaz de reunirlos. (Balmiki p 256)

La belleza consiste en magnitud y orden, por lo cual no puede resultar hermoso un animal demasiado
pequeño (ya que la visión se confunde al realizarse en un tiempo casi imperceptible), ni demasiado
grande (pues la visión no se produce entonces simultáneamente, sino que la unidad y la totalidad
escapan a la percepción del espectador. Así como los cuerpos y los animales es preciso que tengan
magnitud, pero ésta debe ser fácilmente visible en conjunto, así también las fábulas han de tener
extensión, pero que pueda recordarse fácilmente. (Balmiki p 266)

Para cumplir con la belleza todo proyecto arquitectónico debe tener características como La simetría
o proporción, definido por la relación uniforme entre el proyecto arquitectónico entero y sus
elementos, existiendo una correspondencia entre cada uno de los elementos y el proyecto
arquitectónico, entendiéndose como equilibrio a la distribución adecuada de la masa o peso en uno y
otro lado o de manera alineada, de esta manera un proyecto arquitectónico tendrá una simpatía
simbólica lo que se podría conocer como belleza del proyecto, El decoro, es el aspecto del proyecto
arquitectónico el cual resulta de la perfecta presentación de la obra, es el trato de elegancia y belleza
apropiada a la riqueza natural o condiciones del lugar, como lo son la iluminación, la ventilación,
elección de parajes más saludables y los ornamentos que tendrán los proyectos; la arquitectura bella
será aquella que cuente con un espacio que atrae a los demás, que es capaz de elevar, espiritualmente
subyuga, en caso contrario si el espacio no molesta o repele, será considerado como arquitectura fea.
Entonces el espacio no solo será el protagonista de la arquitectura, sino mejorará la experiencia dentro
del proyecto arquitectónico como un instrumento para poder juzgar una obra de arquitectura

En primer lugar se debe mencionar que toda obra arquitectónica ha de tener belleza. Ya en sus libros
sobre arquitectura, el teórico romano Vitrubio dedicó una gran parte de su trabajo a analizar la estética
de la arquitectura grecorromana. Podemos ver en su obra un análisis profundo obre proporción,
escala, forma y en general sobre todos los elementos que conforman la estética de la arquitectura.
Desde entonces, ningún teórico de la arquitectura ha dejado de interesarse por el aspecto estético de
la misma, y aún en pleno siglo XX arquitectos destacados como Le Corbusière y Frank Lloyd Wright
han analizado concienzudamente la forma en la que la estética se encuentra presente en la
arquitectura. Así pues, podemos decir que, dado que la obra arquitectónica posee una estética, es
considerada arte. Cabe decir que la estética es un concepto de percepción psicológica: nuestra mente
analiza los elementos que componen una obra y, si éstos se encuentran combinados acertadamente,
entonces consideramos bella a la obra de arte. La estética será analizada a conciencia en unidades
posteriores, donde se estudiarán los elementos que la componen y cómo es que son percibidos de
modo inconsciente.
Además de estética, la obra arquitectónica es única. No existen dos espacios que hayan sido diseñados
iguales; en caso de que los hubiere sería una señal clara de plagio y, por lo tanto, no se consideraría
arte la obra. Así pues, mientras la obra mantenga su carácter único cumplirá con los requisitos que se
exigen para considerar que es arte. (Eduardo de la Rosa, Introducción a la teoría de la arquitectura, p
22)

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