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ARTICULO DE OPINION

Proponen fórmulas mágicas, ideas ingeniosas, promesas electoreras, castigos, degradaciones


etc. que van flotando en el aire como pompas da jabón y que, igualmente, desaparecen al
menor soplo del viento.

Para no caer en las mismas simplezas intentaré describir las causas de la corrupción en
Colombia y sugerir algunas medidas que ayuden a erradicarla de nuestra realidad. Veamos.

Creo que sus causas principales son tres, que están a la luz del día y que todos conocemos
pero que no hacemos nada para eliminarlas:

1.-El mal ejemplo de los dirigentes. Es francamente vergonzoso lo que ocurre en nuestro país
con individuos pertenecientes a los estamentos del poder económico y político que figuran en
escándalos diarios con toda clase de delitos contra las arcas del Estado o contra el patrimonio
de los ciudadanos. Las estafas, los robos, los sobornos, las falsedades, los peculados parecen
su proceder habitual al que nos estamos acostumbrando peligrosamente.

Pero, lo más grave es que ello trasciende a la población como una justificación para que se
actúe de manera parecida en todos los niveles de la sociedad. Cuando se informa que un
funcionario se ha alzado con miles de millones de pesos oficiales (porque ya guarismos
menores parecen una birria) o una empresa particular estafó a miles de personas, cualquiera
se siente autorizado para hacer lo mismo. Así estamos llegando a una degradación
generalizada de la moral. Es decir, haciendo del delito una costumbre.

2.- La venalidad de los encargados de impartir justicia. Frente a este estado de cosas se
esperaría que tribunales, jueces y órganos de control estatal actúen con imparcialidad en favor
de la sociedad en general y de los ciudadanos en particular para que se sancionen los delitos y
se hagan las reparaciones correspondientes. Sin embargo, es una creencia generalizada que en
Colombia la justicia es ineficiente y deshonesta.

Son miles los casos que se saben de prevaricatos evidentes; de favorecimientos por dinero; de
componendas entre jueces y abogados para estafar al Estado; de pagos para obtener
privilegios judiciales etc. ¿Cómo se puede así poner freno a la corrupción de los otros órganos
del poder público y de los particulares? ¿Quién se quiere someter confiadamente a la justicia
en esas condiciones?

3.- La influencia del narcotráfico. Es probable que todo lo anterior haya sido una secuela de la
penetración de los narcotraficantes en la sociedad corrompiendo a las autoridades,
comprando a altos precios propiedades de particulares, creando jugosos negocios para lavar
activos, enriqueciendo a la banca, obnubilando a los ciudadanos con su riqueza. Es triste ver
que muchas personas quieren imitar a esos capos en sus lujos y excentricidades y en sus
procedimientos ilegales.

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