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Hacia una comprensión de la doctrina de la libertad cartesiana; su complejidad y

evolución

Comenzando con nuestro análisis partiremos de la primera de las dos cuestiones-eje, la


relativa a la complejidad inherente a la cuestión de la libertad humana, y cómo esta se
traslada al intento cartesiano de dar una noción clara de la misma.
Un punto de partida indiscutido es, sin dudas, su obra Meditaciones metafísicas1, más
precisamente la cuarta meditación. Allí Descartes afirma que, mientras que en Dios se
encuentran un entendimiento y una voluntad inmensas, en los hombres, en cambio, el
entendimiento se halla limitado, pero la voluntad es ilimitada2, a tal punto, que incluso
afirma que entiende cierta imagen y semejanza de estos con Dios a partir de ella. Si bien
la voluntad es incomparablemente mayor en Dios que en los hombres, no obstante,
considerada en sí formal y precisamente, no parece mayor.3
¿Por qué Descartes afirma con tanta vehemencia la magnitud de la voluntad humana?
Una respuesta a este interrogante, nos otorga una primera aproximación a la definición
cartesiana de libertad. La voluntad o libertad de albedrio, dice Descartes en la Cuarta
meditación: "consiste únicamente en que podemos hacer o no hacer lo mismo (…), o
mejor, únicamente en que seamos llevados de tal manera a afirmar o a negar, a buscar o
a huir de aquello que nos es propuesto por el intelecto, que sintamos que no somos
determinados a ello por ninguna fuerza externa.”4
Esta idea de libre albedrío parecería darnos lugar a suponer que Descartes entendía que
los humanos tienen un poder de voluntad independiente contracausal. De hecho, pueden
hallarse otros pasajes en la obra del matemático que pueden ser leídos desde esta óptica.
En Los principios de la filosofía5, afirma que la mayor perfección del hombre consiste
en obrar libremente6, que nuestro libre albedrio es evidente por sí7, que nuestra libertad
no se encuentra limitada ni siquiera por el poder preordenador de Dios, quien deja a las
acciones de los hombres libres e indeterminadas8. Además, esta fue la interpretación

1
Véase: Descartes, René, Meditaciones acerca de la Filosofía Primera. Seguidas de las objeciones y
respuestas, traducción de Jorge Aurelio Díaz, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2009.
2
Descartes, René, Meditaciones acerca de la Filosofía Primera. Seguidas de las objeciones y respuestas,
traducción de Jorge Aurelio Díaz, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2009, p.137
3
Véase: Descartes, René, Meditaciones acerca…,p.139
4
Ibíd.
5
Véase: Descartes René, y Leibniz Gottfried Wilhem, Sobre los principios de la filosofía, traducción de
E. López y M. Grana, Madrid, Gredos, 1989.
6
Véase: Descartes, R., Los principios…, I, 37.
7
Véase: op .cit., I, 39
8
Véase: op.cit.., I, 41
prevaleciente en la segunda mitad del siglo XVII, con pensadores de la talla de Spinoza
y Leibniz a la cabeza. El primero criticó a Descartes por creer en la absoluta libertad de
la voluntad mientras que el segundo, subrayó que el francés requería una libertad de la
cual no hay ninguna necesidad al insistir en que las acciones de la voluntad humana son
completamente indeterminadas, algo que para él, nunca ocurre.9 Por lo que, en
principio, podríamos considerar que Descartes sostenía una concepción indeterminista
de la voluntad.10Por otra parte, al señalar que la voluntad no está necesariamente sujeta
a una compulsión externa11, la noción cartesiana podría interpretarse como un concepto
de libertad negativa, pues implica la idea de que un hombre es libre en la medida en que
no es impedido por ninguna fuerza externa a actuar.

Cualquier lector de Descartes puede apreciar que el papel que Dios juega en su filosofía
no es menor.12 John Cottingham, parte de esta situación para indagar en el problema de
la libertad en la filosofía cartesiana, y declara que sólo una lectura superficial de los
comentarios de Descartes sobre la libertad podría sugerir que el filósofo francés tenía
una fuerte concepción indeterminista sobre la voluntad, pues, bajo un examen más
cuidadoso, los puntos de vista de Descartes sobre la libertad divergen
considerablemente de esta línea.13
En efecto, luego de hablar del infinito poder de la voluntad humana, Descartes afirma el
poder preordenador de Dios sobre todas las cosas, incluidas nuestras acciones14, lo que
en principio, restringiría la libertad tal como la concebíamos hasta este momento. No
obstante, el artículo 41 de la primera parte de Los principios es un primer intento -
infructuoso- por resolver este problema. Según Descartes, las dificultades que
enfrentamos al intentar que estas dos ideas encajen para nuestra comprensión, se
disiparían al percatarnos de la finitud de nuestro pensamiento y la infinitud de la

9
Véase: Cottingham, J., Descartes, p.225
Para los pasajes en los cuales Spinoza y Leibniz critican la concepción cartesiana de la libertad, véase:
Spinoza, Baruch, Ética demostrada según el orden geométrico, II; 48. Y Leibniz, Gottfried W., Teodisea,
Discurso preliminar, §69
10
Ibíd.
11
Véase: Margot, Jean Paul y Leal Granobles, Yuliana, "La libertad de pensamiento en la moral
cartesiana", El Hombre y la Máquina, núm. 30, enero-junio, 2008, p.36
12
Véase: Cottingham, J. Descartes, p.225
13
Véase: Cottingham, J, Descartes, p.225
14
Descartes, R., Los principios…, I, 40

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