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Construcción social de la masculinidad

Resumen

La masculinidad como campo de estudio constituye hoy en día un tema de extraordinario


interés social, principalmente debido a la vigencia de las transformaciones de los roles de
género y los desajustes que se producen dentro de los papeles sexuales tradicionales con
respecto a las nuevas formas, más igualitarias, de organización y relación entre mujeres y
hombres. “Hacerse hombre”, como “hacerse mujer”, equivale a un proceso de construcción
social en el que a lo masculino le corresponden una serie de rasgos, comportamientos,
símbolos y valores, definidos por la sociedad en cuestión, que interactúan junto con otros
elementos como la etnia, la clase, la sexualidad o la edad y que se manifiestan en un amplio
sistema de relaciones que, en nuestra cultura, ha tendido históricamente a preservar la
experiencia exclusiva del poder al individuo masculino.

Palabras claves: Masculinidad, género, patriarcado, sociedad, sexo, mujer y, afecto.

Introducción

La cultura ha construido modelos de hombre y de mujer en base en lo que considera adecuado


para ellos y ellas. Es debido a esto que la feminidad y la masculinidad se convierten en una
serie de características construida para servir de “requisitos” que imperan en las relaciones
sociales entre ambos sexo. Ser “hombre” en la actualidad se ve una fuerte visión estereotipada
del género, limitando la libertad emocional del mismo, interfiriendo con su desarrollo social,
así como también el de las féminas y el de aquellos individuos que creen no pertenecer a este
grupo pero aun así siguen siendo parte el.

Este informe consta de una introducción donde se aborda y detalla el marco contextual y
metodológico de la investigación, el cual es el resultado de la temática de las clases que se
han realizo en español 102, tomando lo aprendido sobre ensayos y reseñas. En el mismo se
describe el tema general en cuestión y se plantea el propósito. El desarrollo abarca el análisis
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crítico de los siguientes tópicos, que se desprenden de la temática bajo estudio: Construcción
de la masculinidad en contraposición con el sexo opuesto, Rasgos de la sexualidad de un
hombre que se educa bajo la cultura patriarcal, El macho como ser primario y, Hombre y
emociones.
Se registra como objetivos específicos buscar una mejor convivencia entre hombres y
mujeres en donde haya, no solo respeto sino también igualdad ya que a pesar de que la
sociedad ha evolucionado sigue habiendo discriminación hacia la mujer.
Demostrar a cada lector sobre el daño que hace el machismo en cada ser humano, provocando
estragos psicológicos y emocionales que pueden llevar al suicidio o al asesinato. La tesis es
que no se trata de que las mujeres sean hombres, sino de que ambos gocen de la misma
dignidad como persona; para fomentar la igualdad en lo que son semejantes y la
diferenciación en lo que son distintos. En tanto que la conclusión presenta de forma resumida
la valoración de la información presentada en el desarrollo y las recomendaciones
pertinentes. Las siguientes fuentes fueron consultadas para enriquecer el contenido de este
trabajo: el libro intimidades masculinas de Walter Riso, la publicación online de Gabriela
Rojas: La sensibilidad, una característica que ellas y ellos asumen distinto, El Articulo La
verdad sexual masculina de Iván Gil y el blog de Xiuhcoatl Navarro: ser hombre no es fácil.
Se entiende por masculinidad un conjunto de características asociadas al rol tradicional del
varón. Algunos ejemplos de esas características son la fuerza, la valentía, la virilidad, el
triunfo, la competición, la seguridad o el no mostrar afectividad. De manera que a lo largo de
la historia, y todavía hoy día, los varones han sufrido una gran presión social para responder
con comportamientos asociados a esos atributos. Pero ¿Qué pasaría si el hombre fuera el
débil y la mujer la fuerte? ¿En nuestra sociedad, que hace el sexo masculino que el femenino
no sea capaz? ¿El machismo oprime también al hombre? ¿La idea patriarcal aun sigue en
nuestra cultura? ¿El machismo ya está superado?

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1. Construcción de la masculinidad en contraposición del sexo opuesto

El hombre siempre ha sido el símbolo de dureza en la sociedad, sin embargo, nunca ha


sido tan fuerte como lo ha querido exhibir la cultura a nivel mundial. No está de más
resaltar que el varón tiene bondades que la naturaleza le ha otorgado, en donde se le
atribuye todo lo relativo a la fuerza muscular y otro tipo de aspectos que son necesarios
para el trabajo de mano dura. Por otro lado, también es necesario mencionar que hay
afabilidades que merecen ser descartadas, ya que, el hombre simplemente no goza de ellas
y han sido impuestas por generaciones ancestrales. Día tras día se ha demostrado que el
sexo masculino realmente no disfruta del poder absoluto, del silencio hacia el dolor y
mucho menos de la rigidez sentimental, ahí se encuentra en él ese miedo de actuar a favor
del instinto afectivo y esa debilidad ante ser juzgado por la sociedad; esto es lo que ha
hecho del hombre un sujeto emotivamente deshonesto. En contraste es necesario decir que
la mujer es un ser netamente emotivo y es su especialidad sentirse libre de expresar lo que
siente, es su fortaleza ser afectiva. (Riso, 2005) “No importa cuántas cirugías,
liposucciones y mesoterapias se haga la mujer: si el hombre no la ama, tarde que temprano
la candela se acaba. Los métodos artificiales, si no hay afecto, sólo prolongan la agonía
del deseo: el amor es el mejor cirujano estético.” (p. 50). Se puede notar como el varón
se vuelve totalmente débil al sentir y dar afecto, pues cuando ama es capaz de todo. Bien
claro lo dice (Navarro, 2016) ” Ser hombre no es fácil, porque tenemos que armarnos de
valor, y cortejarlas, exponiéndonos a un rechazo, nos sudan las manos, nos tiemblan las
piernas, y sabemos que esa chica que tanto nos encanta, nos puede decir que no,
lastimando nuestro orgullo y nuestra autoestima.” En definitiva, el hombre es débil
porque vive atrapado en las condiciones que ha construido la sociedad: el dinero, el sexo
y el poder son solo algunos de los pilares que hacen al varón parecer fuerte. La mujer, que
en cambio no es tan musculosa, lleva consigo más voluntad.

2. Rasgos de la sexualidad de un hombre que se educa bajo la cultura patriarcal

El patriarcado, como sistema, tiene como función determinar ciertos aspectos y


comportamientos de aquellos sujetos sometidos a él; esto es tanto la mujer como el hombre.
Pues ser un varón libre de expresar las necesidades afectivas realmente no es una tarea fácil

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de tolerar. En efecto, para el género masculino es un desafío romper con las condiciones que
le impone el patriarcado, que a la vez lo desvía de su propia esencia. A un hombre común le
resulta tedioso actuar constantemente en contra de la voluntad por miedo a ser juzgado. Esto
se debe a que encima de él hay miles condiciones esperando su actuación para poder calificar
su hombría. Una sociedad en la que es más hombre aquel que conquista más mujeres, en la
que pedir ayuda lo hace débil y demostrar ternura lo hace llorón, es justo aquella a la que se
le dice sociedad patriarcal. Las culturas han ido removiendo ese ideal primitivo y egocéntrico
que coloca al macho como jefe de todo el entorno, sin embargo, falta mucho por remover
para que el sexo masculino pueda ser versátil y un verdadero varón. Pues como bien dice
(Soldevila, 2011) “Tome a un bebé varón y niéguele toda ternura: no va a querer usted que
sea un «blandito» por añoñarlo tanto, por salir corriendo a cargarlo cuando llora y darle
leche de madrugada. Así se imprimirá en su psiquis la noción de que los hombres son duros,
y no tienen espacio para sentimentalismos.” Aquí se puede notar con exactitud como a el
hombre le niegan todo el afecto desde su nacimiento, sintiendo estos necesidad de cariño
pues cada ser humano tiene derecho tanto a dar como a recibir amor. Puesto que para muchos
varones el sexo es más importante que el afecto porque eso es lo que se le ha enseñado,
“Deberíamos ser más sinceros con nuestros hijos. Más allá de cualquier juicio de valor al
respecto, hay que preparar mejor a los pequeños varones para enfrentar su vida sexual.”
(Riso, 2005) (p. 48). Los tentáculos del patriarcado no sólo succionan e inmovilizan a la mujer
en una posición determinada del organigrama vertical de género, sino que encasillan, como
consecuencia, también al hombre. Sin embargo “quienes todavía parecen no haber entendido
que la lucha, como bien dijo Toni Morrison, no es contra los hombres, sino contra el patriarcado,
y que el feminismo no persigue otra cosa que, nada más y nada menos, la efectiva igualdad entre
ellas y nosotros.” (Salazar, 2017). No obstante, los roles impuestos afectan a ambos sexos, y no
precisamente de forma emancipadora. Si bien la mujer ha de ser sumisa y débil, el hombre ha de
ser dominante y fuerte. A priori, los varones pueden salir beneficiados por este reparto cultural
de papeles. Sin embargo, la dominación y la fortaleza son armas de doble filo que empobrecen
su capacidad de relación social.

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3. El macho como ser primario

Los hombres han sido techados de simples en lo referente al sexo, pero todo apunta a que el
varón está experimentando cambios profundos en su manera de vivir este aspecto de sus
relaciones. La sociedad en general ha asumido que los varones tienen pensamientos sexuales
constantemente y que, si dependiera de ellos, no harían otra cosa. Si bien es cierto, antes el
hombre practicaba el sexo por placer. Pero, está demostrado que hay varios motivos detrás
del deseo masculino. En ciertas ocasiones el hombre busca sexo para “sentirse querido” y
para asegurarse que la relación afectiva que tiene sigue funcionando, que, a pesar de
discusiones y problemas, su vinculo amoroso no peligra. Así lo Expresa (Riso, 2005) (p. 50)
“El hombre entra por el sexo, y si encuentra lo que le gusta, llega al amor; si no es así, se
devuelve. La mujer entra por el amor, y si todo va bien, llega al sexo. Cuando la cosa
funciona, nos encontrarlos en la mitad del cansino.” Las mujeres dan sexo a cambio de
afecto y los hombres dan afecto a cambio de sexo. Para muchos hombres resulta difícil
unir afectividad y sexualidad. No integran ambas cosas y por eso practican sólo sexo duro.
La mayoría de las mujeres, por el contrario, sí son capaces de integrar el afecto y el sexo y
sus relaciones de pareja son satisfactorias cuando están colmadas de afectividad. También
(Gil, 2012) dice “Para conseguir una relación sentimental plena hay que empezar por
valorarse sexualmente”. Y es así como empieza ese proceso de liberación sexual del hombre,
comprendido en la nueva masculinidad que se ha estado gastando desde los últimos años. En
búsqueda de esa madurez total y esencial imprescindible para encontrarse a sí mismo, y
desquebrajar los esquemas impuestos a la fuerza de forma mediática por una sociedad con
aires machistas que opera a sus anchas valiéndose de denigrar a los eslabones más débiles de
la misma.

4. Hombre y emociones

Existen mitos absurdos acerca de la ausencia de los sentimientos en los hombres. No


obstante, es cierto que la cultura y la sociedad han condicionado la expresión de estos. Con
el pasar de los años, los hombres adquirieron una identidad en la que el respeto se ganaba a

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través de su sexualidad y el dinero que atesoraban era el emblema de su poder para dominar
una sociedad disfuncional, una en la que en pleno siglo XXI se sigue viendo mal que un
hombre llore en público porque eso significa “ser débil”, que muestre sentimientos y sobre
todo se le sigue exigiendo salir al mundo con un caparazón hecho de agresividad, ira y
frialdad. Esto es porque, tradicionalmente, las mujeres, quienes son más libres de expresar
sus inseguridades y miedos , tienden a buscar sujetos que se muestren más seguros de sí
mismos, con mayor atrevimiento, lo que no se asocia con sensibilidad, sino con emociones
mas “masculinas” como el orgullo, la necesidad o la tolerancia. A los hombres no se les ha
enseñado o no han aprendido a cómo expresar sus sentimientos con la facilidad que la
mayoría de mujeres lo hacen, pero, no todo es negativo y es que según palabras de (Rojas,
2014) “El hombre es hoy más sensible, mientras que antes sus emociones estaban más
escondidas”. Los hombres (aunque muchos de los que me lean no lo crean) son de hecho
mucho más sensibles a las emociones y por lo tanto hacen mucho más esfuerzo de evitarlas
ya que no siempre saben cómo gestionarlas. Esta diferencia de género persiste en la vida y se
puede ver en la cantidad de hombres mayores y esto se demuestra por ejemplo si observamos
la tasa de mortalidad de hombres que suelen morir poco después de la pérdida de su mujer
en edad avanzada y en cambio la diferencia de lo que ocurre con el género femenino que vive
años posteriores cuando pierden a su marido. Por otro lado (Riso, 2005) afirma lo siguiente
“La eyaculación se lleva toda atracción, y el varón queda, por así decirlo, desagotado y
libre de todo apego (al menos por unas cuantas horas o días, hasta que las hormonas vuelvan
a alborotarse). Pero si hay amor, el fastidio pascana no existe. Por el contrario, cuando el
afecto está presente, luego de la relación sexual nace una calma compartida, unas ganas
enormes de abrazar y consentir a la mujer que nos hizo feliz. No hay asco ni pasión, sólo
ternura al por mayor”. No es un secreto para nadie que al sexo masculino se le dificulta eso
de expresar sus sentimientos y ni hablemos de conversar al respecto. Parecen cajas
herméticas difíciles de descubrir. Sin embargo, suelen expresar afecto a aquellas mujeres
por las que en verdad sienten cariño. Por otro lado Hombres y mujeres solemos manejar las
emociones de maneras muy diferentes. Cuando estan molestas, las mujeres son más
propensas a expresar los sentimientos de forma directa buscando el apoyo de amigos y
familiares, mientras que los hombres suelen ocultar sus emociones o retirarse para no ser
percibidos como sensibles o vulnerables. Demostrando que actualmente se espera que los

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varones sean más sensitivos y expresivos, pero que no pierdan las otras características que
los definen.

Conclusión

Es observable e innegable que la masculinidad tiene una esencia que nace más allá de lo sup
erficial. La misma sociedad se ha encargado de estandarizar al hombre triunfador poniendo
sus reglas y condiciones. Aquel que no sea capaz de cumplir, simplemente será calificado c
omo incompetente y estará expuesto a que lo desmoralicen, a esto se debe la gran resistenci
a que realiza el varón contra sus sentimientos. En un segundo plano, se denota como la mas
culinidad se basa en una negación de lo femenino, como el varón repele contener actitudes p
ropias de las féminas, sin embargo, ellas adoran en él un toque de ternura, y es que el hombr
e destacara su mayor potencial cuando se sienta libre de actuar acorde a sus propias emocio
nes. Logrando los objetivos específicos pues se ha demostrado con exactitud el daño que ha
ce el machismo en cada ser humano, viéndose afectada no solo generaciones pasadas sino ta
mbién en las que vendrán y en la actualidad misma.

Recomendaciones
Es recomendable para el hombre escaparse de esa jaula que lo mantiene preso sentimentalm
ente. Sentirse libre y cómodo de actuar honestamente, debe ser su prioridad.

Para que toda la sociedad pueda llevar una vida emocional saludable, se recomienda evitar e
l prejuicio y la abstención de absurdos comentarios. Estos realmente no aportan nada bueno
a la sexualidad y se ven presentes a cada instante.

Debe ser importante para las féminas reconocer que el hombre ideal, que en general ellas ha
n construido, realmente no existe. No hay un hombre perfecto, solo es posible disfrutar de m
uchas de sus bondades.

Se les motiva a los Centros Educativos, formación integral, y hogar tratar de desarrollar sist

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emas y campañas que acaben por absoluto con el hombre primitivo-patriarcal, para que al fi
n se pueda gozar de lo mucho que el varón puede ofrecer a la sociedad.

Bibliografía

Gil, I. (17 de marzo del 2012). La verdad sexual masculina: la plenitud aparece a los 40. El
Confidencial. Recuperado de http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/-2012-05-1
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Navarro, X. (4 de mayo del 2014). Ser hombre no es fácil [Mensaje en un blog]. Recuperad
o de http://paraserhombre.blogspot.com/2014/05/ser-hombre-no-es-facil.html

Riso, W. (2005). Intimidades Masculinas: sobre el mito de la fortaleza masculina y la supue


sta incapacidad de los hombres para amar. España: Norma.

Rojas, G. (4 de agosto del 2014). La sensibilidad, una característica que ellas y ellos asumen
distinto. El Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/-CMS-14
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Salazar, O. (11 de enero del 2017) Victimas del patriarcado, no de su sexismo. Recuperado
del Periódico El país.

Soldevila, M. I. (20 de noviembre del 2011). Receta para hacer un macho. Recuperado del
Periódico Listín Diario.

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