Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Departamento de Historia
Licenciatura en Historia
Por
Nelson Segura Caro
22 de enero, 2016
A mis padres, por entregarme mucho más que sólo buena educación.
A Víctor, por ser un bonito apoyo.
Índice
Materia Páginas
Índice 1
Agradecimientos 2
Introducción 3
Discusión bibliográfica 4
Propósito de la investigación 15
Metodología 16
Justificación de la investigación 18
Capítulo I: El Sida en la prensa chilena durante su llegada (1984-1987) 19
I.1. Edmundo, el primer diagnóstico 22
I.2 Los homosexuales no son los únicos 30
I.3. “El virus que delata” 35
I.4. El mito de la peste rosa 39
Capítulo II: La investigación científica sobre el Sida en Chile (1980-1987) 42
II.1. La “medicina moderna”: aproximaciones para una definición 43
II.2. Las reflexiones sobre medicina moderna en Chile 46
II.3. El Sida en la producción intelectual médica chilena (1983-1987) 51
II.4. La influencia norteamericana y la conformación de la SOCHINF 56
Capítulo III: De las fallas en Salud Pública a la organización homosexual 61
III.1. El colapso del Sistema de Salud Pública chileno 62
III.2. Algunas consideraciones epidemiológicas sobre VIH/Sida 67
III.3. El ambiente gay como espacio de socialización 69
III.4. El surgimiento de la Corporación Chilena de Prevención del Sida 72
Conclusión 77
Síntesis y reflexiones finales 77
Bibliografía 80
Anexos 86
1
Agradecimientos
compleja tarea de agradecer. Compleja porque quedo con la sensación de que todas aquellas
personas que cooperaron conmigo durante este largo período, merecen la primera mención. Así y
todo, sería sumamente ingrato de mi parte el no considerar que el apoyo de mi tutora, María Soledad
Zárate, ha sido fundamental para la elaboración de este trabajo. Sin las reuniones, conversaciones
y consejos otorgados, las líneas que el lector está por conocer, estarían en un alborotado desorden
temático.
Chilena de Prevención del Sida (AcciónGay), que muy gentilmente cooperaron con documentación
Finalmente, agradezco a Gabriela, Paz, Paula y Daniela por escuchar día a día mis
comentarios sobre los avances que iba logrando, y por tener el tiempo para aconsejar mejores
formas de proseguir.
2
Introducción
primera vez en 1980, luego de que un grupo de jóvenes homosexuales norteamericanos, de las
ciudades de Nueva York y San Francisco, presentaran una serie de enfermedades asociadas a una
inmunosupresión severa. La primera notificación fue efectuada por el Center for Disease Control
primer chileno con Sida. Al día siguiente, el 1 de agosto de 1984, el Ministerio de Salud ratificó
dicha información mediante un comunicado publicado en el Diario Oficial. Si bien cabe la duda de
que se trate del primer chileno infectado4, desde esa fecha en adelante, en Chile, constó la
emergencia5 de la enfermedad tanto para la comunidad científica, como para los medios de
comunicación.
1
Sobre el surgimiento del término, el especialista en la historia del síndrome, Mirko Grmek, ampliamente referenciado
más adelante, nos comenta que, si bien, en un comienzo se creó tanto para el francés como para el español la sigla
S.I.D.A (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) en analogía a la sigla anglosajona AIDS (Adquired
Immunodeficiency Syndrome), con el tiempo, el concepto se adjetivó, pasando de S.I.D.A. a SIDA, y finalmente Sida.
Cfr. GRMEK, M., Historia del Sida, Siglo XXI, Buenos Aires, 2004 [1990], pp. 64-65. Para ésta investigación, hemos
utilizado tal regla.
2
GRMEK, M., Op. cit., pp. 25-37.
3
WOLFF, M., “SIDA: Una travesía desde la impotente desesperanza al éxito terapéutico”, en Revista Chilena de
Infectología, vol. 32, nº1, 2015, p. 13.
4
Para la época, incluso en los países desarrollados como Estados Unidos y Francia, la falta de conocimientos respecto
del síndrome hacían del diagnóstico, una inferencia médica basada en la presencia de otras enfermedades relacionadas
con la inmunosupresión. Como se comentará más adelante, la inmunosupresión no es una característica exclusiva del
VIH/SIDA (véase nota 131). Por otro lado, se tiene conocimiento documentado, de al menos otro caso previo a agosto
de 1984, de un chileno que falleció por extrañas complicaciones inmunitarias (véase capítulo I.2).
5
Emergencia acá, se utiliza claramente con un doble sentido. El primero, de algo que, valga redundar, “emerge”, surge,
sin necesariamente contar con un origen claro. El segundo, de algo que conforme aparece accidentalmente, sobreviene
el normal desarrollo de la vida como peligroso y de pronta solución.
3
La historiografía chilena profesional, aunque ha demostrado interés por la salud y la
medicina, no ha desarrollado, hasta ahora, ningún trabajo académico sobre el tema. Esta
Discusión bibliográfica
Por motivos de cercanía temática, la línea historiográfica que más nos concierne es la Historia de
Historia de la Medicina es sólo uno de tres enfoques posibles dentro del estudio de la salud del
hombre en el tiempo6. Los otros dos son la Historia de la Salud Pública7 y la Historia Sociocultural
de la enfermedad8, que es la que más nos interesa comentar en estas líneas, toda vez que el análisis
que se llevará a cabo en esta tesina está principalmente –aunque no de manera exclusiva– centrado
Por lo pronto, lo que parece imprescindible de aclarar es que, para cualquiera de las tres
aristas que tiene la Historia de la Salud, la premisa principal es que la enfermedad es tanto un
6
Si bien es cierto, el autor está refiriéndose específicamente a la producción historiográfica latinoamericana, dado que
utiliza autores extranjeros, no es erróneo pensar que la aclaración metodológica que realizamos aquí sea acertada para
la producción historiográfica occidental. Por otro lado, es menester tener en consideración que la Historia de la
Medicina que describe Armus, es la actualización de la Historia de la Medicina tradicional, pues “tiende a destacar los
inciertos desarrollos del conocimiento médico, dialoga con la historia de la ciencia, discute no sólo con el contexto –
social, cultural y político– en el cual algunos médicos, instituciones y tratamientos «triunfaron», haciéndose un lugar
en la historia [rasgo propio de la tradicional], sino también aquellos otros que quedaron perdidos en el olvido. Es una
narrativa que se esfuerza por tensionar la historia natural de la enfermedad y algunas dimensiones de su impacto
social”, Cfr. ARMUS, D., “La enfermedad en la historiografía de América Latina Moderna”, en Asclepio, vol. 54, nº2,
2002, p. 43
7
Que “dirige su mirada al poder, la política, el estado, la profesión médica. Es, en gran medida una historia atenta a
las relaciones entre instituciones de salud con estructuras económicas, sociales y políticas”, Cfr. ÍDEM.
8
Característica porque, quienes la desarrollan descubren en la enfermedad la posibilidad de discutir otros tópicos como
“las dimensiones sociodemográficas de una enfermedad, los procesos de profesionalización y medicalización, las
condiciones de vida, los instrumentos e instituciones de control médico y social, el rol del Estado en la construcción
de la infraestructura sanitaria, las condiciones de trabajo y sus efectos en la mortalidad”, Cfr. ÍBID, p. 45.
4
El historiador británico Roy Porter, explica que dicha afirmación está basada sobre todo en
el hecho de que las enfermedades –en particular las infecciosas– requieren de grandes
Este rasgo cultural de la enfermedad, señala Diego Armus, ha tenido interesantes efectos
tradicional Historia de la Medicina, característica por ser un relato apologético de los logros
científicos, lo que a grandes rasgos esbozaba un incesante progreso teleológico que apuntaba a un
triunfo de la ciencia por sobre la naturaleza. Desde los años ’70 y ‘80, por el contrario, surgió una
comprensión de la medicina “como un terreno incierto, donde lo biomédico está penetrado tanto
por la subjetividad humana como por los hechos objetivos”10. Tal subjetividad se manifiesta sobre
todo a través del hecho de que, como lo señala Armus parafraseando a Charles Rosenberg, una
enfermedad existe sólo cuando se la ha definido como tal, de forma que la coyuntura determina el
alteración de las condiciones metabólicas del cuerpo, pero también, por otro lado, es la
identificación nosológica que se hace de tal alteración. Dicha identificación implica necesariamente
específicos. Las enfermedades son reconocidas socialmente (lo que las hace susceptibles de análisis
9
PORTER, R., Breve historia de la medicina. Las personas, la enfermedad y la atención sanitaria., Taurus, Ciudad
de México, 2004, p. 25-28.
10
ARMUS, D., Op. cit., p. 45.
11
ÍBID, p. 42.
5
historiográfico) sólo cuando existen las herramientas epistemológicas y tecnológicas para
identificarlas.
Éste reconocimiento social trae consigo tanto la voluntad de combatir el flagelo, como el
ser una oportunidad para desarrollar y legitimar políticas públicas, canalizar ansiedades sociales de
todo tipo, facilitar y justificar el uso de ciertas tecnologías, descubrir aspectos de las identidades
además del estatus propio de la ciencia médica, las condiciones materiales de la sociedad afectada,
e incluso el entramado social bajo el que dicha sociedad se organiza. Centrarse en los enfermos,
por ejemplo, implicaría asimilar la relación que un determinado colectivo mantiene con la
marginalidad.
La faceta cultural de una enfermedad se torna mucho más evidente cuando se trata de una
epidemia. Marcos Cueto, historiador peruano de la medicina, indica que los factores que permiten
otorgar dicha etiqueta, son su capacidad para atacar sorpresiva e intensamente a una colectividad13.
Detrás de la denominación no existen, por lo tanto, respaldos cuantitativos –que van relacionados
más con la definición de una pandemia–, lo que deja espacio para que las autoridades sanitarias
la que, en términos historiográficos, suscita su afanoso estudio, y es que, dado que las epidemias
12
ÍDEM.
13
CUETO, M., El regreso de las epidemias. Salud y sociedad en el Perú del siglo XX. IEP, Lima, 1997, p. 17.
6
activan miedos y ansiedades que no son evidentes en la vida cotidiana, funcionan para la historia:
“como un lente de aumento para observar los temores, prejuicios, normas y estereotipos sobre los
enfermos, el cuerpo humano, el género, los grupos étnicos y las clases sociales”14.
epidemias y su tratamiento supone una nueva relación de la sociedad con la muerte15. Cabe agregar
que, lógicamente, mientras más mortal se perfile una epidemia, más prolífico será el terreno para
que se manifiesten ansiedades sociales respecto de ésta y sus afectados, y más radicales se tornarán
las medidas profilácticas y de prevención. Para el siglo XX, quizá ejemplo más señero de esta
Desde su aparición en 1981, la consideración del Sida como una epidemia propia de los
homosexuales primero; y como la pandemia del siglo XX después16, ha delimitado dos áreas de
enfermedad conforme avanza por la sociedad, sus formas de contagio, y los datos estadísticos
asociadas a éste17; y 2) desde las ciencias sociales y humanidades, enfoque que considera el impacto
14
ÍBID, p. 18.
15
ZÁRATE M. S. (comp.), Por la salud del cuerpo. Historia y políticas sanitarias en Chile, Universidad Alberto
Hurtado, Santiago de Chile, 2008, p. 20.
16
Hacemos esta distinción particular porque, si bien el Sida puede haber perdido su asociación directa a la
homosexualidad, la idea de que es una enfermedad que inevitablemente lleva a la muerte permanece muy presente
hasta la actualidad. Basamos esta afirmación en el estudio realizado por Philip Krause. Cfr. KRAUSE, P., "“La
Percepción Social de VIH/SIDA en Chile y sus efectos”", en Independent Study Project (ISP) Collection. Paper 1166,
2011. Disponible en http://digitalcollections.sit.edu/isp_collection/1166 [Consultado por última vez el 1 de diciembre
2015].
17
En Estados Unidos, el organismo a cargo de generar los informes epidemiológicos del Sida, y de la mayoría de las
enfermedades que afectan al país en general, son los Centers for Disease Control. Semanalmente emiten un boletín
denominado Morbidity and Mortality Weekly Report, que actualiza los conocimientos científicos y sanitarios de la
nación. Véase http://www.cdc.gov/mmwr/index.html. En Chile, destacan en este ámbito, los Informes Nacionales
realizados por el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, y publicados en la Revista Chilena de
Infectología. Cfr. DEPARTAMENTO DE EPIDEMIOLOGÍA, “Informe Nacional: evolución de la infección por
VIH/SIDA Chile 1984-2012” en Revista Chilena de Infectología, vol. 32, nº 1, 2015 pp. 17-43. También, el libro de
medicina coordinado por la doctora Cecilia Sepúlveda y el doctor Alejandro Afani, ambos, profesionales de la
Universidad de Chile, cfr. SEPÚLVEDA C. y AFANI, A (coord.), Sida, Mediterráneo, Santiago de Chile, 2002.
7
social y político que tuvo la enfermedad, las reacciones y estigmas que suscitó en conjunción con
Probablemente el mejor trabajo sobre Sida, bajo esa línea intelectual es el libro del
historiador croata-francés Mirko Grmek, Historia del Sida19. En él, el autor se apresta a responder
la compleja pregunta sobre la coyuntura que permitió que el Sida se transformase en una epidemia
en la década de los ’80. Sin embargo, para comprender su hipótesis, es necesario primero revisar,
muy a grandes rasgos, algunos conceptos teóricos propuestos por el historiador a lo largo de toda
su carrera intelectual.
que gran parte de su planteamiento intelectual sobre las enfermedades es tributario de la noción
braudeliana de longue durée (larga duración) toda vez que las entiende como manifestaciones
sincrónicas insertas en una patocenosis diacrónica. El término patocenosis, acuñado por el croata
“un conjunto completo de condiciones patológicas, no sólo infecciosas, sino que también
temporales. Sin tener en cuenta varios factores endógenos y ecológicos, la frecuencia y distribución
18
En Chile, este enfoque no ha sido trabajado con abundancia. Salvo el estudio de Krause, mencionado previamente,
existe además un artículo realizado por el Dr. Marcelo Wolff, miembro de la Sociedad Chilena de Infectología, que,
además de explicar algunos rasgos histórico-cronológicos de la enfermedad, señala algunas políticas públicas en
relación con la aparición de los primeros fármacos de tratamiento. Cfr. WOLFF, M., Op. Cit., pp. 9-16. En el
extranjero, por el contrario, existen bastantes estudios del Sida desde esta perspectiva. Éstos serán citados a lo largo
de la tesina.
19
Citado previamente, véase nota 1.
8
De ello se desprende que:
“la desaparición de una o varias condiciones definitorias del perfil epidemiológico de una población
dada, podría implicar que el balance ecológico entre los gérmenes de esa población se había roto.
Así el autor [Grmek] podía afirmar que el camino se abría para la aparición de nuevas enfermedades,
lo que significaría que otros gérmenes que previamente permanecieron en silencio, fueron luego
Con ese concepto Grmek logró explicar los orígenes de las patologías en la Antigua Grecia21
y del Sida en la sociedad moderna. Bajo la perspectiva del autor, entonces, los orígenes de una
enfermedad pueden ser explicados tanto con aspectos sociales como biomédicos. Es interesante el
alcance que podemos realizar entre la propuesta grmekiana y lo expuesto por Porter más arriba. Si
las enfermedades son propias de la vida en sociedad, es necesario entonces, considerar las
reseña al libro Historia del Sida, resaltan el hecho de que el croata-francés siempre consideró como
fundamental para el estudio de las enfermedades “la interdependencia del clima con la fisiología
entonces, el enfoque grmekiano como uno geo-médico22, donde el origen de una enfermedad está
mucho más relacionado con su convivencia con otras patologías, que con las prácticas sociales y
20
ARRIZABALAGA, J., “History of disease and the Longue Durée” en History, philosophy, life and science, vol. 21,
nº1, 2005, p. 42. Texto disponible en:
http://digital.csic.es/bitstream/10261/35080/1/Arrizabalaga%20...History%20of%20disease.....pdf [Consultado por
última vez el 1 de diciembre 2015].
21
Trabajo citado por Arrizabalaga, Cfr. GRMEK, M., Les maladies à l’aube de la civilisation occidentale, Payot,
Paris, 1983.
22
BRONFMAN, M. y GÓMEZ, H., “Reseña al libro ‘Historia del Sida’ de Mirko Grmek”, en Salud pública de México,
vol. 34, nº6, 1992, p. 697-701.
9
Debido a esto es que Grmek, preguntándose qué relación tienen las particulares
características científicas, tecnológicas y biomédicas de la sociedad moderna con el origen del Sida,
propone la hipótesis de que dichas características entablan el escenario prolífico para el surgimiento
de la pandemia. El autor se niega a considerar como una coincidencia el que la viruela, una de las
principales causas de muerte del pasado, se extinguiera oficialmente luego de que su último
infectado, un africano somalí, falleciera en 1977. Asimismo, tampoco le parece casualidad que en
1978, precisamente tres años antes de los primeros diagnósticos de Sida en Estados Unidos,
surgieran los medios conceptuales y técnicos para la identificación y aislamiento del primer
“Todos los hechos mencionados no se condicionan mutuamente, pero derivan de una fuente común: son
resultado del progreso de la medicina, o, más en general, de las transformaciones tecnológicas del mundo
moderno. Es gracias a esos progresos de las ciencias y las técnicas que los hombres han derrotado a la viruela,
han perfeccionado los medios para estudiar los retrovirus y han abierto el camino a los ataques de un germen
con el que hasta ahora habían coexistido pacíficamente. La medicina contribuyó a ello tanto con la ruptura de
la patocenosis, es decir, al suprimir las enfermedades que cerraban el camino al Sida, como facilitando la
transmisión del germen, especialmente por las nuevas modalidades de contacto directo con la sangre. Además
factores también importantes en la aparición y diseminación del Sida. La epidemia actual es el reverso de la
medalla, el inesperado precio que tenemos que pagar por haber alterado en forma tan radical equilibrios
ecológicos milenarios”23.
Detrás de la consideración del Sida como una enfermedad “hija” de su coyuntura sincrónica,
que, si bien el virus se originó en África24, adquirió su connotación epidémica –con todo el impacto
23
GRMEK, M., Op. cit., p. 21.
24
Así lo indican los estudios científicos. Cfr., SEPÚLVEDA C. y AFANI, A (coord.), Op. cit., pp. 1-9.
10
social que eso conlleva– en Estados Unidos. La ensayista y teórica neoyorquina Susan Sontag, que
escribió en el año 1988 un tratado sobre las metáforas que el Sida había adquirido, además de
plantear una visión sobre la enfermedad bastante cercana a la expuesta previamente, recalca que el
hecho de que el síndrome se haya vuelto tan famoso se debía a esta situación propiamente
geopolítica (aunque no solamente a esto). Para Sontag, si el Sida fuese sólo una enfermedad
africana, por muchos millones de personas que murieran a causa de ésta, sería considerada otro de
los tantos fenómenos “naturales” que azotan a la región (como las hambrunas):
“por tratarse de un acontecimiento mundial –es decir, porque afecta a Occidente–, no se lo considera un mero
desastre natural. Está cargado de significado histórico. (En la autodefinición de Europa y de los países
neoeuropeos entra la seguridad de que allí, en el Primer Mundo, es donde las calamidades más importantes
hacen historia, trastocan la sociedad, mientras que en los países pobres, africanos o asiáticos, forman parte de
En ese sentido, el Sida es famoso porque, muy similar a lo que planteaba Grmek: “parecería
ser el modelo de todas las catástrofes que las poblaciones privilegiadas suponen les han sido
la medicina moderna.
Con todo, estas afirmaciones no explican con certeza la razón por la cual mundialmente el
Sida se transforma en un fenómeno que genera miedo y pánico27. El libro de Sontag más bien
funciona como una denuncia frente a la capacidad que tienen los estigmas (las metáforas) de
25
SONTAG, S. El Sida y sus metáforas. Santillana, Madrid, 1996 [1988], p. 164.
26
ÍDEM.
27
La relación que se hará en esta investigación tanto entre la prensa nacional con la internacional (Capítulo I), como
entre la comunidad científica chilena con la norteamericana (Capítulo II) pretende esbozar una respuesta a dicha
interrogante.
11
enfermedad. Detrás de su hipótesis central, que “las metáforas y los mitos matan”28, existe la
convicción de que la salud es un derecho fundamental del ser humano, lo que supone que todo
elemento que conspire contra dicho propósito debe ser denunciado. Sin embargo, ha quedado claro
con lo propuesto más arriba por la historiografía de la medicina, que las metáforas y los mitos en
torno a las enfermedades, parecen ser inherentes a éstas. De ahí su riqueza histórica, pues entregan
determinado.
chilena que verse sobre el caso particular del Sida. Ello no implica que en Chile el estudio de las
enfermedades no haya sido explotado. Mª Soledad Zárate y Andrea del Campo, explican que de
prolífica, aunque modesta en comparación con México, Brasil, Argentina o Perú, que vienen
desarrollando la corriente desde la década de 197029. Sin embargo, dicha producción se ha centrado
Pública31. Los trabajos que se han realizado sobre enfermedades, las ubican metodológicamente
como medios para develar dinámicas sociales y políticas, y no como fines en sí mismas (como lo
hace Grmek con el Sida, por ejemplo). De ahí que, el centro de atención, como lo explican Zárate
y del Campo, se haya puesto en las enfermedades “de trascendencia social”: sífilis, tuberculosis,
alcoholismo. Un claro ejemplo de esto es el trabajo realizado por Catalina Labarca, incluido en la
28
SONTAG, Op. cit., p. 100.
29
Cfr. ZÁRATE, M. S., DEL CAMPO, A. “Curar, prevenir y asistir: Medicina y salud en la Historia chilena” en Nuevo
Mundo, Mundos Nuevos, Debates, 2014, Texto disponible en http://nuevomundo.revues.org/66805?lang=es
[Consultado por última vez el 8 de enero de 2016].
.30 Véase nota 5.
31
Véase nota 6.
12
compilación de Mª Soledad Zárate32, donde la autora, al mismo tiempo que revisa los distintos
estigmas sociales que existían en torno a la sífilis y la gonorrea, analiza las campañas de Educación
Sexual de principios del siglo XX –destinadas a combatir dichas enfermedades– como medidas
estatales de control social, logrando develar influencias de ideas eugenésicas y una relación Estado-
Los estudios considerados como centrales para esta tesina, revelan que el Sida en Chile ha
sido estudiado también desde una perspectiva periodística. Asimismo, es interesante recalcar la
relación que dos de estos cuatro trabajos que se mencionarán a continuación, insertan al síndrome
sobre el Sida en Chile– fue el realizado por los periodistas Mauricio Carmona y Cynthia del Valle,
y publicado el año 200034. El libro, cuyo subtítulo es “la historia desconocida”, tiene por objetivo
la narración de casos específicos de pacientes de Sida (entre los que se cuentan el primer
diagnosticado chileno, y la primera mujer) toda vez que enuncian implícitamente los autores, que
los informes epidemiológicos soslayan por completo elementos como la ignorancia, el pánico
social, el miedo, y la soledad que sufrían en carne propia los pacientes de la enfermedad. Mediante
autores dotan de un rostro al Sida, lo que sin dudas enriquece en muchos sentidos el relato de esta
investigación.
32
Véase Nota 14.
33
LABARCA, C., “’Todo lo que usted necesita saber sobre enfermedades venéreas’ Las primeras campañas de
educación sexual entre 1927 y 1938” en ZARATE M. S. (comp.), Por la salud del cuerpo. Historia y políticas
sanitarias en Chile, Santiago de Chile, Universidad Alberto Hurtado, 2008, pp. 81-129.
34
CARMONA, M. y DEL VALLE, C., Sida en Chile. La historia desconocida. Andrés Bello, Santiago de Chile, 2000.
13
El año 2008, el activista gay, Víctor Hugo Robles, también desde el periodismo, escribe
Bandera Hueca: Historia del movimiento homosexual de Chile, un relato/crónica de los sucesos y
éste, Robles inserta al Sida como uno de los factores que –indirectamente– cooperaron con la
configuración del primer movimiento gay masculino del país, el Movimiento de Liberación
Homosexual (MOVILH). Los fundadores del MOVILH, Marcos Ruiz, Jorge Guzmán, Víctor
Albornoz, Rolando Jiménez, Juan Cabrera, Jorge Pantoja y José Antonio Gatica, realizan un primer
diagnóstico de la situación homosexual chilena en un taller sobre derechos civiles organizado por
la Corporación Chilena de Prevención del Sida, lo que los lleva a reunirse en un nuevo colectivo,
El año 2011, Óscar Contardo, igualmente periodista, escribe lo que quizá sea el primer
de “historia en negativo”, poniendo atención a las ideas compartidas ampliamente por una mayoría,
sobre las costumbres de una minoría. Pero no sólo las costumbres, sino que también de las
relaciones que surgen entre ambos grupos. Para el autor, que sigue los planteamientos de Robles,
entrada a la organización gay que comenzó luego del fin de la dictadura. El escenario bajo el cual
35
ROBLES, V.H., Bandera Hueca: Historia del movimiento homosexual de Chile. Arcis/Cuarto Propio, Santiago de
Chile, 2008. Una versión completa de este libro se encuentra disponible en: http://banderahueca.blogspot.cl/
[Consultado por última vez el 1 de diciembre 2015].
36
CONTARDO, Ó., Raro. Una historia gay de Chile. Planeta, Santiago de Chile, 2011.
14
Finalmente, a comienzos del año 2015, mencionábamos previamente37, el doctor Marcelo
de dicha institución, que hace las veces de memoria e historia del impacto médico y sanitario de la
enfermedad en Chile.
Propósito de la investigación
Dado que, la literatura específica sobre el tema carece bastante de rigor historiográfico 38, esta
investigación busca comprender la relación “indirecta” entre la llegada del Sida y la configuración
del actual movimiento gay chileno. En efecto, existe la convicción de que el arribo de la
enfermedad representa un proceso bajo el cual se forja uno de los cimientos centrales para la
conformación de una comunidad gay politizada. Nos referimos a la noción mínima de que los
homosexuales “son una comunidad” (de riesgo; peligrosa; marginal). Antes de la llegada del Sida,
Sin embargo, debemos ser precisos, puesto que, dada la compleja relación que tuvo
posteriormente el MOVILH con la lucha por la prevención del Sida39, no se puede afirmar que la
enfermedad sea el elemento que unificó al movimiento gay. Tener dicha postura implicaría
desconsiderar todo el ánimo social conllevó el fin de la dictadura, que cooperó igualmente con la
posibilidad de hablar sobre homosexualidad públicamente. Pero, la noción de que fue un factor
37
Véase nota 17.
38
Entendemos por rigor historiográfico la construcción de un relato basado en la apropiada crítica de fuentes, y
contrastado con método comparativo, con procesos previos que expliquen propiamente la coyuntura.
39
Cfr. ROBLES, V.H., Op. cit., pp. 65-68. Texto disponible en: http://banderahueca.blogspot.cl/2009/05/seminario-
homosexual.html [Consultado por última vez el 1 de diciembre de 2015].
15
El objetivo general de esta investigación, por lo tanto es: reconstruir la llegada del Sida
como un proceso que fraguó una de las bases fundamentales del actual movimiento gay. De ello se
1. Analizar cómo la prensa de la época jugó un papel preponderante en el proceso, toda vez
que fue el primer personaje con voz pública en dar cuenta de que la enfermedad había
llegado al país. Al mismo tiempo, representa un repositorio de las ansiedades que el Sida
generó en la población.
las ansiedades sociales, permitiendo que los prejuicios muchas veces afecten las
prensa).
3. Comprender cómo la falta de apoyo hacia los principales afectados por el Sida (los
Metodología
Para cumplir los objetivos anteriores, se han propuesto algunos conceptos teórico-metodológicos
especificados en cada capítulo. Con todo, parece más importante explicar por ahora la decisión de
Comenzar con fuentes periodísticas es crucial, toda vez que, como lo mencionamos, la
prensa representa la primera “voz pública” que anuncia la llegada del Sida a Chile. Incluso antes
que el Ministerio de Salud. En el capítulo, no se busca realizar un extenso y profundo análisis (que
sería una tarea más relacionada propiamente con Historia de la Prensa), sino que enunciar, con
flagelo genera. En este caso particular, se espera encontrar dichos avatares en las fuentes
periodísticas.
El segundo capítulo busca conocer las discusiones científicas que el gremio de médicos
llevaba no sólo sobre el Sida, sino también sobre la medicina moderna. Esto a razón de que, como
lo vimos expuesto por Grmek y Sontag previamente, la aparición del Sida parece representar un
punto de inflexión, y acaso el colapso, del relato teleológico que dibujaba una ciencia médica que
precisamente con ese factor. En otras palabras, si la penicilina representó una victoria por sobre las
patologías, el Sida se dibujó, en sus primeros años, como una aplastante derrota.
Por último, el tercer capítulo busca entablar un marco social y político en el cual se asienta
el proceso de llegada del Sida. De ahí la decisión que se tomó por describir, muy a grandes rasgos,
las condiciones nacionales de Salud Pública, y de socialización gay santiaguina. Con ello, en parte,
se busca comprender por qué la primera respuesta ante el Sida como problema sanitario, la entregan
la enfermedad.
consideración sea que, si bien hemos insertado la tesina en una línea demarcada (la Historia de la
cumplir el objetivo general, se deben, constantemente establecer nexos además, entre Historia de
17
Justificación de la investigación
Más allá del evidente “vacío historiográfico” que existe en torno al Sida como problema histórico
en Chile, esta investigación, aunque con sus límites propios, pretende ser un antecedente para el
trabajo intelectual que se desarrolle sobre el tema en el país. Por esa razón se ha intentado abordar
tan ampliamente temas tan diversos (Historia de la prensa; Historia de la Medicina; Historia de la
Homosexualidad), pues se tiene la convicción de que servirá, ojalá en un futuro más próximo que
Ello justifica el objetivo general. Detrás del planteamiento de éste, existe la idea de que sólo
con una primera reconstrucción histórica, pueden profundizarse análisis en torno al impacto
político del síndrome; o las consecuencias biomédicas, por ejemplo. A la postre, indirectamente,
además de documentar la llegada del Sida a Chile, se enunciarán los estigmas que el síndrome
generó en un comienzo, lo que per sé, representa un aporte inédito a la historiografía nacional.
18
Capítulo I: La llegada del Sida en la prensa chilena (1984-1987)
Tres son los motivos para comenzar una investigación sobre el Sida con fuentes periodísticas: en
primer lugar, porque, como fue mencionado previamente, un posible acercamiento a la historia de
las enfermedades es a través de las ansiedades que provocan, y de las metáforas y mitos que
originan, y los periódicos representan un repositorio de dicha información. José Miguel Fernández
explica que el principio básico de un periódico es que el redactor debe coincidir al menos en ciertas
opiniones con el lector. De ahí que afirme que la hemeroteca es “una de las moradas de la historia
de las mentalidades”40. Consideramos que, en realidad, en una dimensión mucho más básica –e
incluso psicológica– lo que tienen en común tanto redactor como lector, son elementos semánticos.
Más que compartir opiniones, comparten significados. Existen niveles de comprensión bajo los que
la prensa funciona, que permiten afirmar que lo publicado era también comprendido por sus
Orlandi en su libro Análisis de Discurso41. En éste, se elabora una propuesta teórica que se enfoca
en el análisis del sentido de las palabras. Entendiendo sentido como el significado semántico e
histórico determinado por la relación de la palabra con su co-texto y con su contexto. La lectura de
las fuentes periodísticas bajo el lente del Análisis de Discurso permitirá comprender que lo
publicado en la prensa está dialogando con una realidad sanitaria y social nacional e internacional42.
40
FERNÁNDEZ, J. M., “La Hemeroteca: una de las moradas de la Historia de las Mentalidades”, en Tuñón de Lara,
M. (coord.), La prensa de los siglos XIX y XX. Metodología, ideología e información. Aspectos económicos y
tecnológicos: I Encuentro de Historia de la Prensa, España, Universidad del País Vasco, 1996, p. 74.
41
ORLANDI, E. Análisis de Discurso: Principios y Procedimientos. Santiago de Chile, LOM/UMCE, 2012.
42
La razón por la cual realizamos esta digresión teórico-metodológica, es para recalcar que el trabajo con prensa no
debe tomarse a la ligera.
19
El segundo motivo por el cual comenzamos este relato con lo publicado en prensa es porque
ante el vacío bibliográfico que hay sobre Sida en Chile, la prensa resulta excelente para entablar
una pequeña cronología de los sucesos que ocurrieron cuando fueron conocidos los primeros casos
de infectados, y es que, si bien Marcelo Wolff desarrolla una línea de tiempo bastante útil 43, ésta
Finalmente, en tercer lugar, porque, en pos de construir una historia, los medios de
comunicación fueron el personaje que primero generó consciencia del arribo del síndrome al país,
toda vez que una de las principales características de éstos en su relación con la sociedad, es su
Sabemos que para la década de los ’80 la televisión estaba bastante masificada, sin embargo, por
la dificultad para ocupar dichos registros audiovisuales se consideró pertinente sólo remitirse a la
Óscar Contardo en su relato, con el afán de efectuar una relectura menos militante44, y con mayor
rigor historiográfico. Y es que, uno de los méritos del autor de Raro fue señalar hitos donde el Sida
apareció con mayor importancia en los periódicos. La revisión de estos hitos, bajo el lente teórico-
metodológico del Análisis de Discurso, permitirá esbozar algunos rasgos de la reacción social que
provocó el Sida.
las dos empresas comerciales de comunicación más grandes del país: El Mercurio S.A. y el
43
WOLFF, M., Op. cit., pp. 14-15. Para consultar la línea de tiempo, véase anexo 1
44
Se especifica en la conclusión de esta tesina a qué nos referimos con “relato militante” al hablar de los textos de
Contardo y Robles.
20
Consorcio Periodístico S.A. (COPESA). De acuerdo con Eduardo Santa Cruz, ambas empresas
principalmente económicas. Además ambas tienen periódicos de alcance nacional45. De éstos serán
S.A.46.
Somos conscientes de que no se trata de un exhaustivo análisis del Sida en la prensa chilena,
sin embargo, realizar tal tarea implica una extensión que reviste por sí sola otra investigación, ya
que se necesitaría no sólo el análisis cualitativo que buscamos realizar acá, sino que también
personaje que dio conocimiento público del arribo de la enfermedad al país, siempre teniendo en
consideración que, mientras informaban, los periódicos también emulaban los avatares y estigmas
que la población tenía respecto del síndrome. Ello sin perjuicio al objetivo general que es la
45
SANTA CRUZ, E., Análisis histórico del periodismo chileno, Santiago de Chile, Nuestra América, 1988. Texto
disponible en: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-7704.html [consultado por última vez el 10 de
noviembre, 2015], p. 135-156.
46
La decisión de descartar El Mercurio para esta investigación se hizo a propósito de que la cobertura en torno a las
noticias sobre el Sida fue manifiestamente menor en relación con Las Últimas Noticias. Ello habla igualmente de una
decisión editorial, toda vez que, como señala igualmente Santa Cruz, el que se trate de empresas comerciales implica
que el periódico está pensado como un producto de consumo, de manera tal que su configuración se hace pensando en
estrategias de marketing que insten al consumidor a comprarlo. Ese consumidor cambia según sea la direccionalidad
que la editorial quiera entablar. En otras palabras, El Mercurio S.A. decide que “no es noticia” para un determinado
estrato de la sociedad que compra el periódico El Mercurio el que el Sida haya llegado al país. Cfr. SANTA CRUZ, E.
Modelos y estrategias de la prensa escrita en procesos de modernización: Chile siglo XX, Santiago de Chile, Centro
de investigaciones sociales/U. Arcis, 1996, pp. 37-41.
47
Un excelente ejemplo de tal tipo de estudio es el artículo de Gemma Revuelta y cía., cfr. REVUELTA, G., Et. al.,
“El Sida en los medios de comunicación: Análisis comparativo de El País, La Vanguardia y The New York Times en
los 20 años de historia de la enfermedad (1981-2001)”. Texto disponible en:
http://quark.prbb.org/24/imim_Q24/024048.htm [consultado por última vez el 10 de noviembre, 2015].
21
I.1. Edmundo, el primer diagnosticado.
El 31 de julio se leía en la portada del diario santiaguino La Tercera de la Hora que se había
detectado el primer caso de “cáncer gay” en Chile. La noticia informaba que el diagnóstico,
efectuado por un grupo de médicos del Hospital Clínico de la Universidad Católica, sería revelado
a la comunidad científica en una ponencia de tres expositores –Andrés Palacios, Guillermo Acuña
y Fernando Figueroa48– en las Primeras Jornadas Médicas del Hospital Paula Jaraquemada (para
información sobre la organización del congreso médico véase capítulo II.2.). Los organizadores
del evento comentaron además que la investigación en cuestión, por asuntos protocolares, se
Al mediodía de ese mismo día, el Ministerio de Salud emitió un comunicado que reconocía
sobre el asunto, dejando claro además, que la primicia fue mérito de la prensa, de manera que la
Secretaría de Estado más bien había reaccionado a la información proporcionada por los medios
ad hoc “destinada a analizar y tratar este problema, tanto desde el punto de vista clínico como
epidemiológico”, precisando sobre todo que existían en Chile “los medios y elementos para
en una entrevista que realizó a los doctores Andrés Palacios y Guillermo Acuña (dos de los tres
ponentes del caso en las Jornadas) para su libro Raro, los médicos aseguraron que, confirmado el
48
Óscar Contardo comenta que el que trató el caso fue Andrés Palacios, que al analizar el cuadro clínico de Edmundo,
consultó a su superior jerárquico, Guillermo Acuña, que por sus estudios en la UCLA junto a Michael Gottlieb,
diagnosticó el síndrome. Véase capítulo II.4., cfr. CONTARDO, Op. cit., p. 343-344.
49
Diario La Tercera de la Hora (en adelante LT), 31 de julio, 1984.
50
ÍDEM, 1 de agosto, 1984.
22
diagnóstico del primer infectado, acudieron al Ministerio de Salud donde “no sabían nada sobre el
Sida”51.
realizada por María Elina Barrera a Fernando Figueroa y Guillermo Acuña. Las preguntas que la
periodista realizó se enfocaron en dos temas principales: por un lado, las características
sintomáticas y el diagnóstico del infectado; por otro lado, las medidas profilácticas y precauciones
ante un posible contagio. Sobre el primer tema, los médicos evitaron entregar información respecto
del cuadro clínico de Edmundo. La periodista señaló que: “el Dr. Figueroa […] es partidario de
que la información de carácter científica sea divulgada en primera instancia ante el ámbito
entregaron los médicos es que para llegar al diagnóstico debieron de contar con exámenes de
laboratorio “que no son de uso común, que consisten en un estudio inmunológico de los glóbulos
blancos, en concreto, de los linfocitos”53. De los resultados, más las enfermedades que presentó
Edmundo (véase II.2) se obtuvo un diagnóstico que, según nos narra Contardo, fue rebatido por los
Respecto de las medidas profilácticas, los médicos fueron enfáticos en recalcar que, aunque
“esto no es como el resfrío común o la gripe, que se transmiten fácilmente”56. Aclararon “que la
homosexualidad, desde luego, no es un factor de riesgo, sino que la promiscuidad, ello debe
51
CONTARDO, O., Op. cit., p. 347.
52
Diario LT, 1 de agosto, 1984.
53
ÍBID.
54
CONTARDO, O., Op. cit, p. 344.
55
Marcelo Wolff, en un artículo publicado el año 2015 en la Revista Chilena de Infectología, narra que el aislamiento
del virus VIH es en realidad una re-denominación del virus LAV/HTLV-III, que fue aislado en 1985, y reconocido
como causante del Sida en 1986. Cfr. WOLFF, M., Op. cit., pp. 9-16.
56
Diario LT, 1 de agosto, 1984.
23
evitarse”57. Por ello evaluaron que en Chile el Sida se manifestaba más como una patología
personal, y no como un fenómeno social, como lo era en Estados Unidos58, donde la enfermedad
representaba un problema de salud pública, pues la promiscuidad era una característica importante
de los homosexuales norteamericanos, que además eran frecuentes donadores de sangre: “aquí [en
de acuerdo a la evaluación de estos médicos, en Chile, no sólo no había tantos homosexuales, sino
que la promiscuidad chilena era diferente a la norteamericana. De ello se desprende que, según los
Las fuentes analizadas demuestran una actitud pública que apuntaba a evitar el pánico. Las
declaraciones que hizo el Ministro de Salud, mencionadas previamente, hacen eco del mismo
objetivo. Y una de las medidas, bastante tácita por lo demás, que desarrollaron los diarios revisados
fue incluir frecuentemente la aclaración de que el Sida era una enfermedad que “afectaba
infundía seguridad, pues existía la noción médica de que el “homosexualismo era menor”. El
demarcar también un grupo específico afectado generaba una frontera social de marginalización.
Existían unos “ellos” (homosexuales, drogadictos, sidosos), versus unos “nosotros” (gente decente,
no promiscua).
Susan Sontag, menciona que esta lógica de no considerar la enfermedad como una amenaza
para todos, era una estrategia proveniente de sectores conservadores para mantener ordenado el
57
ÍBID.
58
La comparación constante entre la realidad chilena y la norteamericana se hacía a propósito de las fuentes que los
médicos consultaban para informarse sobre Sida, véase capítulo II.3 y II.4.
59
Diario LT, 1 de agosto, 1984.
24
statu quo. Pensar lo contrario, vale decir, hacer del Sida un problema social, implicaba borrar dicha
diferencia entre un “ellos” y un “nosotros”, volviendo irrelevante todo juicio moral hacia la
enfermedad60. Grmek, por su parte, explicando el nacimiento y la proliferación del concepto “la
enfermedad de las cuatro H” (véase II.4) nos enseña que, en Estados Unidos y Europa, la gran
“un flagelo nuevo se ha abatido sobre la humanidad, pero no masivamente ni a ciegas. Los
a grupos de riesgo […] se dedican a insinuar que los grupos en peligros son todos los de alguna
manera marginales. El mal no pone en peligro a la ‘gente decente’ como usted y yo, sino solamente
a personas ‘estigmatizadas’ de antemano por su comportamiento, por su origen étnico, o por una
tara”61.
(Estados Unidos y Europa) la consideración del Sida como un problema exclusivo de personas con
presente también en países como Chile. Igualmente, el que los médicos chilenos hayan comparado
mundo, que, además, era emulada por los medios de comunicación locales.
repitió el diario Las Últimas Noticias, que el 1 de agosto, informando sobre el comunicado del
que el paciente del llamado cáncer gay es homosexual”. En la misma noticia se informaba, además,
que el infectado se encontraba bajo total aislamiento y bajo rigurosas medidas de seguridad
60
SONTAG, S. Op. cit., p. 146.
61
GRMEK, M., Op. cit., p. 63.
25
sanitaria62. Tomar este tipo de precauciones tan radicales con un enfermo de Sida evidencia que,
aunque las autoridades afirmaron estar al tanto de las formas de contagio del síndrome, en la
práctica, dentro del hospital, el comportamiento de quienes debían tratar con Edmundo, no se
condecía con los conocimientos sobre la enfermedad. El miedo al Sida era más fuerte. La
responsabilidad, se revelaría más adelante en un reportaje de la Revista Qué Pasa, era de los
mismos médicos que trabajaban en el Hospital UC. En la entrevista, Guillermo Acuña afirmó haber
exagerado las medidas de precaución, pues la mayoría de los trabajadores del recinto, movidos
por el miedo y la incomodidad de tener que tratar con un enfermo de Sida, exigieron más cuidado
en torno al caso de Edmundo. Contardo destaca que: “la prensa se agolpó en el salón del hotel
Crowne Plaza, como nunca sucedía en este tipo de convenciones, esperando el turno de la
presentación del doctor Andrés Palacios, el encargado de dar a conocer los detalles del cuadro
clínico”64. Al día siguiente, ambos periódicos mencionados publicaron sus crónicas respectivas.
Las Últimas Noticias, por un lado, comenzaba informando que el “mal que mata a los
homosexuales es peligro público”. En la crónica, se entregaban detalles sobre los síntomas que
presentaba Edmundo, destacando sobre todo, que el más evidente era el Sarcoma de Kaposi, un
62
Íbid.
63
El doctor, además, hace un mea culpa respecto de la excesiva exageración sanitaria: “cuando el padre Santi quiso
levantar su casa de acogida para enfermos de Sida en Ñuñoa, el propio alcalde se negó a la iniciativa y entre sus
argumentos citó al Hospital Clínico [de la Universidad Católica] para ejemplificar que si en este lugar se tomaban
tantas medidas de precaución la infección no podía ser de tan difícil contagio”, véase Revista Qué Pasa, 27 de julio,
1996, pp. 34-38. Es cierto que este reportaje se encuentra fuera del período en el que estamos trabajando, sin embargo,
es sumamente pertinente considerarlo pues es la primera vez que los médicos de Edmundo revelaban datos más bien
personales sobre el proceso de hospitalización reflejando el miedo con el que vivían los tratantes. Un caso similar de
miedo intrahospitalario, se observa en una carta al editor enviada a la Revista Médica de Chile, publicada en julio de
1986, donde los autores solicitan un aumento en las precauciones al momento de tratar con la sangre de infectados de
VIH/SIDA. Cfr., CONTE, G., “SIDA: precauciones para el personal clínico y de laboratorio”, en Revista Médica de
Chile, vol. 114, nº7, Santiago de Chile, p. 788.
64
CONTARDO, O., Op. cit., p. 347.
26
tipo de cáncer que deja manchas en la piel. Donald Louria y Purnedu Sen, médicos norteamericanos
invitados a las Jornadas indicaron en una entrevista al diario, que dicha patología podía ser tratada,
embargo, el desarrollo de otras enfermedades oportunistas son las que pueden liquidar al enfermo.
El periódico señaló en el titular que “el terrible mal puede ser tratado”. Un error de interpretación
bastante común por la complejidad para entender el síndrome per se. Un acto grave de
desinformación fue también el que se haya aseverado, en el mismo texto periodístico, que el Sida
no afecta a las mujeres, aunque sí pueden ser portadoras. Finalmente, la nota afirmaba que “el
paciente no había contraído la infección por contagio en el extranjero, sino en Chile; lo cual
espontáneamente en nuestro país”65. Llegar a esa especulación es señal de que se estaban buscando
maneras de no hacer cundir el pánico, y es que, el que Edmundo se haya contagiado en Chile sólo
La noticia de La Tercera de la Hora junto con reiterar la información que entregaba Las
Últimas Noticias (sin aquellos datos erróneos), recalcaba que la promiscuidad era el principal factor
de riesgo, puesto que, como lo aclaró el doctor Donald Louria en las Jornadas: “hemos visto que
en casos que han llevado una homosexualidad monogámica por un período de incluso 30 años, no
se ha suscitado ningún síndrome”66. Lo que resulta más interesante respecto de la crónica elaborada
por dicho diario, es que incluyeron además dos fotografías del Sarcoma de Kaposi en la espalda de
Edmundo. Dichas fotografías serían reproducidas reiteradas veces en otras crónicas que ni siquiera
informaban sobre Edmundo. El Sarcoma de Kaposi se transformó en la primera imagen visible del
65
Diario Las Últimas Noticias (en adelante LUN), 8 de agosto, 1984.
66
Diario LT, 8 de agosto, 1984.
27
Sida en Chile. Las manchas en la piel eran prueba irrefutable de la afección. Eran, además, la razón
por la cual el Sida recibió sus dos epítetos más conocidos: cáncer gay y peste rosa67.
Universidad Católica. Al día siguiente, y por primera vez desde que se comenzó a hablar sobre la
llegada del Sida a Chile, las portadas de los diarios con los que hemos trabajado incluían como
titular principal una referencia al síndrome. “Murió paciente del cáncer gay chileno”, se leyó en La
ambas crónicas, bastante similares por lo demás, se informaba que el encargado de dar a conocer
la noticia a los medios de comunicación fue el director del Hospital Clínico UC, Joaquín Montero
Labbé. El doctor, en la declaración apeló a la conciencia ética de los periodistas para que
conservasen el secreto profesional. La identidad de Edmundo era confidencial 68. Salvo por la
información develada en el reportaje que publicó la Revista Qué Pasa en el año 1996, donde se
indicó que el paciente se llamaba Edmundo y que era un profesor de 38 años, sus datos personales
Aunque el objetivo de este capítulo no es propiamente analizar los posibles alcances que
las crónicas hayan tenido para los lectores de estos diarios, sí es necesario considerar el hecho de
que estas noticias se insertaban en un contexto bastante particular. Aplicando la propuesta de Eni
Orlandi, comprenderemos que la elaboración de un mensaje público (una noticia en este caso), que
funciona igualmente bajo las lógicas de la comunicación (tiene un emisor y un receptor), está
determinada por ciertos parámetros culturales básicos y muchas veces inconscientes69: existe una
67
Para acceder a una de las fotografías mencionadas, véase anexo 2.
68
Diario LT, 23 de agosto, 1984; Diario LUN, 23 de agosto, 1984. Imágenes de las portadas de los periódicos se han
incluido en los anexos 3 y 4.
69
La utilización del inconsciente como operativo en la dinámica comunicativa habla de una no despreciable influencia
de la psicología en la constitución de la metodología del Análisis de Discurso. ORLANDI, E, Op. cit., p. 31.
28
lengua que tanto redactor como lector comparten; existen unos conceptos que ambos comprenden,
y que por lo tanto, dotan de un significado particular a la noticia, toda vez que ésta adquiere un
sentido70 que está determinado, en primera instancia, por su co-texto (el contexto inmediato: en
este caso, las otras noticias de la página) y por su contexto (la memoria del sujeto hablante, y lo
que Orlandi entiende por interdiscurso71. A la luz de lo anterior, y considerando que además las
condiciones “co-textuales” son intencionadas bajo una decisión editorial, conviene atender al
donde aparece (nuevamente) la fotografía del Sarcoma de Kaposi, se incluyeron dos noticias más:
Pedagógica de la Universidad de Chile, evento que terminó con estragos y enfrentamientos entre
Valparaíso descartaba la posibilidad de que la Virgen se apareciera en Villa Alemana, luego de que
en días anteriores, un niño de la localidad afirmó haberla visto. Considerando las tres noticias como
un retrato del contexto nacional, la imagen del país es decadente: desorden social, desconsuelo
moral-religioso, y Sida. No parece extraño, en un contexto así, que se hable del síndrome como
Bajo ese mismo armazón teórico, Orlandi nos permite un acercamiento más profundo a las
portadas de las noticias. Los epítetos utilizados para referirse al Sida son metáforas. Cáncer gay no
70
Sentido entendido como la significación subjetiva determinada por una matriz sociocultural que constituye al sujeto,
cfr. ORLANDI, E., Op. cit., p. 53-54.
71
“Aquello que habla antes, en otro lugar, independientemente […] el saber discursivo que posibilita todo decir y que
retorna bajo la forma de lo pre-construido, lo ya-dicho que está en la base de lo decible, sustentando lo dicho cada vez
que se toma la palabra. El interdiscurso torna disponibles decires que afectan el modo como el sujeto significa en una
situación discursiva dada”, cfr. ORLANDI, E., Op. cit., p. 37-38.
72
Estrategia metodológica que es propuesta por Jacqueline Covo, cfr., COVO, J. y PILAR 2, “El análisis de contenido
de la prensa: problemas y métodos”, en Tuñón de Lara, M. (coord.), La prensa de los siglos XIX y XX. Metodología,
ideología e información. Aspectos económicos y tecnológicos: I Encuentro de Historia de la Prensa, España,
Universidad del País Vasco, 1996, pp. 131 – 143.
73
Cfr., CONTARDO, Op. cit., p. 20.
29
es una denominación científica, y mucho menos lo es “enfermedad ‘rara’”. Según Orlandi, una
metáfora, en el sentido etimológico del término, es una “transferencia”, vale decir, el traslado de
una palabra que existe en la memoria, y que es re-actualizada y re-apropiada para describir el
planteado por Orlandi, que la expresión no fue inventada por el periódico La Tercera de la Hora,
sino que más bien representa un término de uso coloquial que compartían (conocían, comprendían,
significaban) también los lectores del diario, mucho más que el nuevo término “Sida”, una sigla,
por entonces, muy nueva. De ahí la elección terminológica para la portada, que ya sabemos, tiene
como propósito entregar un mensaje rápido y conciso que resuma y llame la atención del
consumidor para su compra. Es lógico, por lo tanto, pensar en portadas de ésta índole sobre todo
Sabemos que el origen del término “cáncer gay”, por la bibliografía con la que contamos, se remite
a Estados Unidos, y por lo tanto evidencia el rol de la nación del norte como difusora del
estereotipo. Parece ser que, conforme viajaba la información de la enfermedad, viajaban con ésta
todas sus metáforas asociadas, probablemente gracias a los contactos periodísticos que tanto La
Tercera de la Hora como Las Últimas Noticias tenían con empresas de comunicación extranjeras.
que habían logrado aislar el virus causante del Sida. Fue denominado HTLV-3 y era una mutación
del virus que genera la leucemia. En el diario La Tercera de la Hora, se publicó la noticia que
que la transmisibilidad era vía sexual, puesto que el virus había sido encontrado en el semen de un
74
Diario LT, 20 de octubre, 1984.
30
varón sano de 30 años que previamente mantuvo relaciones sexuales con otro hombre que murió
de Sida. La conclusión era algo desalentadora: hay “vehículos” (portadores) que no presentan
síntomas ni desarrollan la enfermedad, pero que igualmente pueden contagiar. Los estigmas
sociales hacia el Sarcoma de Kaposi que mencionamos anteriormente (la asociación de las manchas
sangre. El resto de la población, la heterosexual, estaba en peligro. Era sólo cosa de tiempo para
mujeres.
fallecida por la enfermedad. De acuerdo con los informes elaborados con frecuencia por el
Ministerio de Salud, la primera mujer habría sido diagnosticada en 1985. No se agrega más
información en este documento75. Cynthia del Valle y Mauricio Carmona corroboran esta versión
con el relato de Rosa, quien en invierno de 1985, luego de sufrir un aborto espontáneo que pasó a
hemorragia, debió recibir una transfusión de sangre, que, por la falta de tamizaje en los bancos de
sangre, venía infectada. Meses después, Rosa falleció76. Óscar Contardo, por el contrario, comenta
que la prensa de la época, particularmente el diario La Cuarta, informó que la primera mujer
infectada era una viñamarina casada que se contagió por mantener relaciones sexuales con su
marido, un marino mercante que falleció en junio de 1984 luego de extrañas complicaciones
75
DEPARTAMENTO DE EPIDEMIOLOGÍA, Op. cit., pp. 17-43.
76
CARMONA, M., y DEL VALLE, C., Op. cit., pp. 73-83. El caso de Rosa, en la historia que cuentan los autores
sirve para traer a colación el problema que significaba el bajo control que los hospitales efectuaban en las transfusiones.
Sólo en 1987 se evalúa obligatorio el tamizaje en los bancos de sangre. De acuerdo con el doctor Marcelo Wolff, esta
medida genera prácticamente la desaparición de los casos Sida por transfusiones. Cfr, WOLFF, M., Op. cit., p. 10.
77
CORNEJO, M., et. al., “Transmisión heterosexual de virus HTLV-III”, en Revista Médica de Chile, vol. 114, nº7,
Santiago de Chile, 1986, p. 687.
31
La diferencia de información anterior releva dos elementos centrales a considerar: primero,
que el rol de la prensa como actor dentro de esta historia radica en ser un comunicador de un
fragmento de la realidad, y por lo tanto, constructor de una noción de ésta. En efecto, los informes
del Ministerio de Salud, y el libro de Carmona y del Valle, son posteriores a 1986, de manera que
para el lector asiduo de estos periódicos, sólo en ese año las mujeres comenzaron a infectarse. El
segundo elemento que revela esta disyuntiva con las fechas, tiene que ver con la realidad misma
Contardo de hecho, notaremos de inmediato que dado que el marino fallecido por “complicaciones
inmunológicas” murió en junio de 1984, Edmundo no fue el primer chileno infectado de Sida.
Se infiere que el marino murió a causa del síndrome pues el diario La Cuarta indicó que
“el análisis retrospectivo del sujeto es altamente sugestivo por sus múltiples viajes al extranjero,
especialmente a Estados Unidos y Haití [la cursiva es mía]”78. De nuevo se repite el recurso de
remitir el origen de la enfermedad al extranjero. El que se incluya Haití como uno de los países que
frecuentaba este afectado está bastante relacionado con los mitos que se crearon del síndrome
(véase II.3).
Tres meses antes de que la prensa hiciera público el contagio de la mujer, el 11 de mayo
de 1986 murió la quinta víctima chilena, un viñamarino casado y padre de dos hijos. “Era bien
Cuarta. Además de entregar la misma información que mostraban los diarios de 1984 y 1985, el
periódico agregaba que por el riesgo de contagio, hay complicaciones para entregar el cadáver a la
78
Diario La Cuarta (en adelante LC), 14 de agosto, 1985.
32
familia79. La lógica de aislar al enfermo vuelve a aplicarse en este caso. Lo particular es el énfasis
que se hizo en la “masculinidad” del infectado. El que se haya contagiado vía transfusión se vuelve
una forma de hacer más verídica su heterosexualidad, y le entrega al fallecido una condición de
víctima, completamente distinta a la del homosexual, que soterradamente era considerado culpable
de su enfermedad.
Susan Sontag reflexionando sobre el grado de culpa que acarrea el Sida indica: “la
transmisión sexual de esta enfermedad considerada por lo general como una calamidad que uno
mismo se ha buscado merece un juicio mucho más severo que otras vías de transmisión –en
particular porque se entiende que el Sida es una enfermedad debida no sólo al exceso sexual, sino
que a la perversión sexual”80. Marcos Cueto, agrega además que la culpa representa una forma de
Sin embargo, es necesario realizar una salvedad, y es que esta distinción que el titular
que debía ser cumplido por los varones para ser considerados heterosexuales. Utilizando las
palabras del diario La Cuarta, para evitar la culpa de tener Sida, se debe ser “machito”. Esta
observación ya ha quedado corroborada con el caso del quinto fallecido, pero fue mucho más señera
cuando se descubrió a mediados de 1985 que Rock Hudson, uno de los grandes galanes de la
La noticia llegó a Chile el 26 de julio de ese año. El actor, luego de sufrir serias
complicaciones por la enfermedad, fue internado en Paris con la esperanza de que lograran
79
Ídem, 11 de mayo, 1985.
80
SONTAG, S., Op. cit., p. 112.
81
Cfr., CUETO, M., Culpa y Coraje: Historia de las políticas sobre el VIH/Sida en el Perú, Consorcio de Investigación
Económica y Social/Facultad de Salud Pública y Administración, Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, 2001,
pp. 11 y sigs.
33
ofrecerle alguna solución. El diagnóstico, afirmaba el comunicado que dio a conocer públicamente
la noticia, lo tenía desde hace un año. Tanto La Tercera de la Hora como Las Últimas Noticias,
agregaron que el presidente Ronald Reagan telefoneó al afectado deseándole una pronta mejoría82.
La misma compasión la mostró la actriz y previa co-estrella del actor, Elizabeth Taylor83. Al día
siguiente, ambos diarios dedicaron un pequeño espacio para notificar que se confirmaba la
homosexualidad de Hudson. En este, señalaban que la comunidad gay de San Francisco sabía hace
bastante tiempo de la homosexualidad del actor, y que incluso, lo habían incitado en reiteradas
ocasiones a que contara su verdad, porque su imagen de galán podría cambiar la percepción que se
Sus rasgos varoniles y viriles, sirvieron, por el contrario, para otorgar aceptación ante la
enfermedad. La homosexualidad de Rock Hudson pasó a segundo plano. Los autores M. Carmona
y C. del Valle plantean que “aunque Rock Hudson no fue el primer famoso que murió a raíz de las
graves complicaciones originadas por el virus del VIH, en la historia mundial del Sida, su deceso
es considerado como un verdadero hito, pues a partir de entonces se comenzó a hablar más sobre
la enfermedad y sus efectos en las personas”84. Con Rock Hudson, el Sida se hizo famoso.
homosexual que se tenía culturalmente en Chile (el afeminado, la loca85), indicó que los
82
En Estados Unidos, Reagan no habló de Sida públicamente sino hasta el año 1987
83
Diarios LT y LUN, 26 de julio, 1985.
84
CARMONA, M. y DEL VALLE, C., Op. Cit., p. 92.
85
Se recalca tal distinción, puesto que, como nos enseña Contardo, si los homosexuales tuvieron problemas en la
dictadura fue por ser afeminados. La femineización era vista como transgresora de la moral y las buenas costumbres.
Evidencia de esto, es por ejemplo la censura a una presentación en vivo de Boy George, vocalista de la banda Culture
Club, y reconocido en la época por su constante utilización de maquillaje, y los extravagantes trajes que siempre
llevaba, lo que hizo pensar a los censores que se trataba de un travesti. Por el contrario, se permitió la presentación en
Viña del Mar de la banda Village People, que son el ícono gay hipermasculinizado. Para Contardo, ese tipo de censura
cultural es señal de que los censores poco y nada sabían de cultura homosexual norteamericana. El gay en Chile,
siempre fue reconocidamente “la loca”, Cfr. CONTARDO, O., Op. cit., p. 321-331.
34
homosexuales, siendo redundantes, no eran los únicos que podían contagiarse. Revela además, que
las ansiedades sociales que generaba el Sida (el miedo, el rechazo, la incomodidad, la
incertidumbre), tenían mucho más que ver con un problema con la homosexualidad, que con
problemas sanitarios o médicos. Si algo debe quedar claro, es que el Sida insertó y publicitó la
discusión sobre la homosexualidad, y por lo tanto reactivó los estereotipos que se tenían hacia el
homosexual86.
Mercurio, incluía una reseña científica del Sida. Se titulaba: “El virus que delata”, y para ser un
artículo con finalidad científica, contenía bastantes elementos de alcance social. En éste se
destacaban muchos de los datos que aparecían en los diarios de la época (el primer diagnóstico en
enfermedad afectaba principalmente a los homosexuales. Esta vez, dicho rasgo era definitorio. El
Sida, para la Revista Vida y Salud, era una enfermedad “delatora” de la homosexualidad de su
portador87. Ser diagnosticado con Sida equivalía a ser identificado, inmediatamente, como
homosexual. Y no cualquier homosexual, sino que, tal y como lo venía especificando la prensa
desde que se descubrió el caso de Edmundo, un homosexual promiscuo, con prácticas sexuales
86
De acuerdo con Contardo “en Chile, durante la dictadura, la única representación pública posible de la
homosexualidad fue la de la caricatura humorística”, Cfr, CONTARDO, O., Op. cit., p. 392.
87
Revista Vida y Salud, 27 de septiembre, 1984.
88
No sólo porque la sodomía fue despenalizada en 1992, sino que porque también, recordemos, el segundo grupo
propenso a contagiarse eran los drogadictos que se administraban heroína endovenosa.
35
La mayoría de la información que la prensa de la época estaba reproduciendo no era del
todo errónea ni inventada89. Muchos de los datos que se publicaban eran reales. Es cierto, por un
lado, que los homosexuales, desde el descubrimiento de la enfermedad, demostraron ser los
principales afectados por el Sida. También es cierto, por otro lado, que las prácticas consideradas
promiscuas aumentaban el riesgo de contagio. Pero todo esto es cierto sólo en países donde las
cifras lo señalan así, y Chile, en septiembre de 1984, contando sólo cuatro contagiados, claramente
inquietud excesiva de las autoridades por el contagio era una ansiedad que no se condecía con los
previamente, que la exageración de parte de los médicos por aislar a los infectados era, considerada
Las autoridades pertinentes decidieron trasladar a los reos aparentemente, a un centro psiquiátrico
en Putaendo. El diario La Cuarta, al informar el hecho, sólo especificó que: “los presuntos reos
enfermos mentales”91. Cuatro días más tarde, el mismo periódico vuelve sobre los eventos en la
localidad de la quinta región, publicando en portada que: “rechazan a los presos ‘homos’”. La
decisión de trasladar sólo dos casos de Sida había cambiado. Informó la noticia que se dispuso la
cárcel del lugar para ubicar a todos los presos homosexuales de la Penitenciaría de Santiago. Se
leía en el periódico:
89
Aunque, huelga decirlo, se presentan casos donde la noticia es altamente sospechosa, o incluso, no comprobada. Para
casos así, véase I.4.
90
Véase nota 62.
91
Diario LC, 21 de agosto, 1987.
36
“Los tranquilos habitantes de Putaendo están molestos, indignados, asombrados, atemorizados por
la posibilidad de que el flagelo del siglo, el mortal virus del Sida, haga estragos en el lugar. Es
probable que estén tomando demasiado a pecho algo que las autoridades califican como un
problemilla sin mayor importancia. Pero lo raro es que en todos los sectores las opiniones son las
mismas. Hombres, mujeres, ancianos, estudiantes, comerciantes están de acuerdo en que el traslado
masivo de homosexuales a la pequeña cárcel local es una medida injusta, desatinada, atentatoria
contra la salud de la población y que, incluso, atentará contra el prestigio de un pueblo decente”92.
Uno de los habitantes confesó al periódico que lo preocupante no era el que hubiesen
enfermos de Sida en la cárcel, que estaban bajo control, sino que estos reos, serían visitados por
compañeros igualmente homosexuales: “gente promiscua sobre la que no hay control alguno”. El
alcalde de turno, por su parte, señaló que el revuelo es excesivo para una situación que no era tan
grave.
Las protestas que realizaron los habitantes de la localidad detuvieron el envío de reos
“Nosotros [los putaendinos] somos bien machitos para nuestras cosas y es bien feo que nos
castiguen enviándonos a esos cochinos desviados de las trenzas sueltas. Estaría bueno que las
autoridades la cortaran con el escándalo, porque seremos pobres, pero decentitos” 93. El 31 de
los reos homosexuales no se efectuó para evitar un brote de Sida en la cárcel, sino que para evitarles
agresiones de parte de los otros reclusos. Aseguró que ninguno de los ingresados en Putaendo
92
Ídem, 25 de agosto, 1987.
93
Ídem, 26 de agosto, 1987.
94
Ídem, 31 de agosto, 1987.
37
Sobre esta situación en particular se deben separar los elementos de estudio. Por un lado,
Cuarta lo informó.
El que un pequeño pueblo se movilice para exigir que no traigan reos homosexuales a su
cárcel, habla más de un rechazo hacia los homosexuales, que al Sida como tal. Decíamos que el
miedo generalizado que se suscitó frente a la llegada de la enfermedad tenía más que ver con el
rechazo cultural que provocaban los homosexuales, que con una experiencia de la enfermedad,
inmediato que el “atentado” que dicen sufrir los putaendinos es a su decencia y no al sistema de
salud.
popular”, utilizaba los códigos lingüísticos propios del común de la población en Chile. Es un
coloquial familiar. El diario se apropia del concepto de “lo popular” para hacer al lector más
cercano, e identificado con lo que está leyendo. De manera que no debe extrañar que se utilicen
epítetos como “reos de trenzas sueltas”, “colibríes” o “invertidos” para referirse a los
homosexuales, pues son palabras que el común de los chilenos usaba en la época. Es mucho más
esclarecedor el recurso al rumor que se hizo en la noticia del 26 de agosto. Un testimonio sin testigo
busca crear una voz anónima para Putaendo, lo que genera mucha más cercanía de la información
con los habitantes de esa localidad. La Cuarta pretendía establecer, por lo tanto, un vínculo con
“decencia”, ello a su vez, demarca márgenes y tabúes que en este caso particular, resultan ser los
38
I.4. El mito de la peste rosa
El significado que tiene acá la palabra mito es el más evidente: un relato fantástico que dialoga con
la realidad para explicarla en tanto ésta contiene fenómenos que resultan extraños e
incomprensible. El mito, tiene además, la capacidad de entregar lecciones para la vida, moralejas.
En este caso particular, hablar de un mito en torno al Sida implicaría asumir que se construyó un
relato que buscaba explicar las razones por las cuales la avanzada y moderna medicina del siglo
XX no podía vencer a esta enfermedad que producía la muerte de miles de personas en cortos
períodos de tiempo (véase capítulo II.1). Y en ese sentido, la respuesta religiosa fue la más
apresurada en aparecer: se trataba de una señal del apocalipsis; era un castigo divino por la
cambio, requirió una serie de estudios pertinentes que comprobaran teorías para elaborar una
de unos códigos lingüísticos propios de la población lectora. Es inútil entregar una noticia sobre
Sida con un lenguaje y terminología científicos si nadie comprenderá lo que se está intentando
decir. De esta forma la interpretación del Sida que aparece en la prensa es más bien la lectura que
hacen los redactores de las formas que tenía la medicina para comprender la enfermedad. Las
fuentes que los periodistas utilizaban para componer sus crónicas sobre el Sida eran en su mayoría
entrevistas a médicos. A su vez, el diálogo que la prensa establece con el lector, como hicimos
95
M. Cueto destaca al respecto, que incluso cuando la enfermedad recibe la denominación AIDS, dejando detrás la
sigla GRID, el estigma perduró puesto que: “la enfermedad comenzó a asociarse con grupos marginales y a ser llamada
la enfermedad de ‘las cuatro H’. Por este nombre se referían a los homosexuales, los heroinómanos, los hemofílicos y
los haitianos […] La relación entre estos grupos sociales y la enfermedad contribuyó a la construcción de los así
llamados ‘grupos de riesgo’”, Cfr. CUETO, M., Culpa y Coraje, Op. cit., p. 29-30.
39
notar previamente, se hace pensando en una estrategia económicas. Por ello es que no debe
parecernos extraño el tono sensacionalista que tienden a utilizar estos periódicos para informar
sobre Sida96.
En la actualidad, dado que los conocimientos nosológicos sobre el Sida han permitido
incluso transformar al síndrome en una enfermedad crónica y no mortal, puede parecer que
intentamos juzgar la ignorancia de los periódicos y médicos ante la complejidad del síndrome. Sin
embargo, no es la intención. Más bien parece sumamente importante develar la soltura y liviandad
con la que los periodistas que trabajaron en los diarios analizados se tomaron su labor como
difusores de información. Ante la necesidad de algunas personas por acceder a los conocimientos
científicos, la prensa (entendida como medio de comunicación, es decir, como intermediaria) falló
Hora una noticia sobre un enfermo de Sida que habría sido curado de la enfermedad por la doctora
Blanca Alvial, del Centro Venéreo del Hospital Clínico Regional del Hospital de Concepción.
Posteriormente, el paciente recuperado se habría cambiado de sexo y mudado a Buenos Aires. Sin
ánimos de poner en duda el relato de la Dra. Alvial, nos parece más enunciativo el que el diario
titulara la noticia “Se salvó del Sida y cambió de sexo”97. Sabemos que hasta el día de hoy no existe
cura para el Sida. En dicha época también se tenía consciencia de ello (sobre esto véase II.2 y II.3).
Asumir, que en esos años un infectado pudo haberse salvado, era difundir falsas esperanzas.
96
Los autores del artículo sobre el Sida en los medios de comunicación, de hecho, señalan que la utilización de la
enfermedad para aumentar los ingresos económicos de la empresa es una estrategia común, puesto que el síndrome es
un fenómeno mediático, lo que hace de su cobertura un negocio sumamente rentable. Cfr. REVUELTA, G., Et. al.,
Op. cit.
97
Diario LT, 28 de febrero, 1985.
40
Por lo demás, el que la mayoría de las noticias sobre Sida que hemos analizado dentro del
capítulo sean corroboradas con una entrevista a un médico, habla también de la necesidad de
fundamentar cualquier tipo de afirmación con un experto. A simple vista, esto parece necesario.
Pero, no deja de ser elocuente el hecho de que la sabiduría médica operaba igualmente en tanto
A raíz de esto es que sea necesario, para profundizar igualmente el relato de la llegada del
Sida a Chile, y sobre todo, para considerar igualmente qué conocimientos compusieron el mito de
la peste rosa, se analizarán a las disquisiciones científicas durante los primeros años del síndrome
en el país.
98
El Doctor Rodolfo Armas Cruz, representante de la Academia de Medicina del Instituto de Chile, en una reflexión
sobre la situación de la medicina, menciona que una de las razones por las cuales muchos estudiantes sienten la
vocación de ser médicos es por el carácter que esto conlleva: “señorial, majestuosa, superior. Cuando había un enfermo
en la familia, el médico era poco menos que un Dios”. Cfr. ARMAS CRUZ, R., “Algunas meditaciones sobre la
medicina actual”, en Revista Médica de Chile, vol. 108, nº4, Santiago de Chile, 1980, p. 339.
41
Capítulo II: La investigación médico-científica sobre el Sida en Chile (1980-1987).
Tres son los motivos para atender a la actividad e investigación médico-científica en un relato sobre
En primer lugar, porque, como fue ya fue explicado, la información que la prensa estaba
difundiendo venía de boca de médicos. De manera que la información que ellos manejaban, de
lugar, porque el Sida pone en jaque el estatuto victorioso que la medicina tenía frente a las
enfermedades infecciosas. La práctica médica retoma viejas formas de prevención, como lo fue el
aislamiento de los infectados. Además desafía el progreso nosológico, puesto que el Sida no tenía
precedente patológico similar99. Finalmente, porque las fuentes que los médicos chilenos tenían
para elaborar sus informes científicos, y para respaldar sus investigaciones revelan que los
norteamericanas, lo que inserta a Chile en una posición geopolítica, sino de dependencia, al menos
Para ello, las publicaciones de la Revista Médica de Chile –el principal medio de difusión
médica en el país– son especialmente útiles. Asimismo, por la relación de los médicos tratantes del
primer caso chileno de Sida, con la Sociedad Chilena de Infectología (relación que será explicada
dentro del capítulo) es de particular importancia atender igualmente tanto en la Revista Chilena de
Infectología (órgano difusor de información del gremio) y a los Congresos anualmente organizados
99
Salvo quizá, las primeras identificaciones con enfermedades de la sangre, o su asociación a la familia de patógenos
de transmisión sexual. Sin embargo, por tratarse de una enfermedad provocada por un retrovirus (el VIH), las
herramientas científico/epistemológicas y técnicas para su análisis tenían pocos años de desarrollo. Recordar que, como
lo explica Gmrek, y como fue mencionado en la Discusión bibliográfica de esta tesina, el primer retrovirus fue
identificado en 1978, sólo tres años antes de los primeros diagnósticos de Sida en EE.UU.
42
por la mencionada sociedad. Consideramos tanto ambas revistas, como las actas de los Congresos
Detrás de las tres razones mencionadas previamente se encuentra un doble objetivo para
este capítulo: por un lado comprender a la comunidad científica como un actor dentro del proceso
de publicitación del Sida, que junto con otorgar información a la prensa, desarrollaba a la par un
esfuerzo por profundizar los conocimientos sobre la enfermedad. Por otro lado, evidenciar que
incluso aunque se trata de sujetos de ciencia, los médicos investigadores estaban siendo afectados
Para comprender la raíz de algunos de estos prejuicios que afectaban a los médicos, es
necesario primero esbozar la connotación que ostentaba la ciencia médica. En efecto, como
veremos, algunos de los elementos característicos del Sida (su mortalidad, su forma de contagio)
representaron para la medicina moderna, una serie de paradójicos desafíos que supuestamente ya
se habían superado.
medicina funciona dentro de un sistema social, y por lo tanto, evoluciona con éste. Si la sociedad
se moderniza, la medicina también. A raíz de eso se infiere que, si bien es cierto que la inserción
de elementos técnicos determinan un cambio epistemológico del arte de sanar, esta tecnificación
100
PORTER, R., Op. cit., pp. 231-257.
43
lo que la distingue de una medicina pre-moderna) es la función política que adquiere la salud, que,
por las condiciones biomédicas de la vida industrializada (urbana, con alta densidad demográfica,
pocas condiciones sanitarias) se vuelve una necesidad para mantener trabajadores sanos y
productivos para las grandes empresas, y en un derecho para la sociedad proletaria. Es labor de la
entonces, para el autor no interesa cuándo comenzó la “medicina moderna”, sino que cómo, en su
relación con la coyuntura social, fue adecuando el fin mayor que era sanar al enfermo.
Bajo esa lógica, el advenimiento de los antibióticos, a mediados del siglo XX, y la “victoria
sobre las enfermedades infecciosas” marcó un hito que resignificó la relación del hombre con la
eran las patologías crónicas: “bebés delicados, niños retrasados, madres anémicas, administrativos
con úlceras, artríticos, dolores de espalda, ictus, trastornos congénitos, depresión y otras neurosis
y todas las patologías de la vejez que una longevidad más prolongada colocaba en un primer
plano”102; la conclusión de Porter, finalmente es que son las condiciones biomédicas, tecnológicas
modernización de la medicina tiene más que ver con un cambio en el paradigma epistemológico
de los médicos para con la enfermedad. Asocia dicho cambio a la invención del microscopio, toda
101
ÍBID, p. 238.
102
ÍBID, p. 240.
103
Al alero de esos preceptos nace la epidemiología como la especialidad enfocada en el estudio positivo de las
epidemias, de manera que, organizando información estadística y sociológica, elabora unas causas específicas para
determinadas enfermedades. Cfr., ÍBID, P. 239.
44
vez que con el aparato, el ente invasor del cuerpo dejó de ser la enfermedad, y pasó a ser el
microorganismo que la provoca. Esto, a la larga, devino en que la antigua metáfora militar utilizada
en medicina –la que considera a las enfermedades como “invasoras” del cuerpo humano– se
revalidó al adquirir una nueva credibilidad por la precisión que otorgaba el microscopio. La
enfermedad, entonces “es vista como una invasión de organismos extraños, ante los que el cuerpo
microscopio, es el rasgo esencial del pensamiento médico moderno, que además, nos comenta
Sontag, consideraba dicha campaña militar como una en proceso de victoria. O así fue al menos
Mirko Grmek, como comentamos en la introducción de esta tesina, señala que las
condiciones de la modernidad fueron las que desequilibraron la patocenocis propia del África y
abrieron camino al Sida para su transmisión pandémica. Llega a esta conclusión luego de
preguntarse por las extrañas coincidencias que rodeaban al surgimiento del síndrome: en 1977 la
viruela queda erradicada completamente luego de que su última víctima, un africano de Somalia,
falleciera; en 1978, la medicina adquiere las herramientas técnicas y conceptuales para identificar
el primer retrovirus patógeno. Según Grmek: “la epidemia actual es el reverso de la medalla, el
inesperado precio que tenemos que pagar por haber alterado en forma tan radical equilibrios
104
SONTAG, S., Op. Cit., p. 96. Es conveniente mantener en la retina el problema de la metáfora militar, puesto que
se transforma en un lente bajo el cual leer los estereotipos del Sida y de las enfermedades en general. Esto porque,
según lo expresa Sontag, la medicina entendida como una campaña militar configura una lógica en la que las
enfermedades se perfilan como agresoras, no ya del cuerpo del individuo, sino que del cuerpo social. El enfermo,
entonces, pasa a ser de inmediato un paria del grupo. Altera el orden y amenaza la estabilidad.
45
ecológicos milenarios”105. El Sida, de acuerdo al autor, es una enfermedad propiamente moderna
y producto de la modernidad.
En su dimensión metafórica, sin embargo, el Sida se perfila como la ruptura del paradigma
de la modernización medicina. Bien lo señala Sontag al comentar que: “la llegada del Sida ha
demostrado que estamos muy lejos de haber vencido a las enfermedades infecciosas” 106. Ahora
bien, la ruptura de dicho paradigma no radica sólo en las características propias del Sida
(infeccioso, venéreo, mortal), sino que obliga a los médicos a retomar medidas profilácticas y de
campañas de educación sexual, lo que, como sostiene Grmek, trastornó las costumbres sociales
como ninguna otra enfermedad en el siglo XX107. Y en la esfera de la reflexión intelectual, al menos
para el caso chileno, representó un elemento que indirectamente modificó las temáticas sobre las
II.2. Las reflexiones sobre medicina moderna y el impacto del Sida en las publicaciones de la
Revista Médica de Chile (1980-1987).
Lo que entendían los médicos chilenos por medicina moderna, señalan las fuentes consultadas, no
artículo bastante señero que versa sobre el tema fue escrito por el Dr. Rodolfo Armas Cruz108 en
1980 y publicado en la Revista Médica de Chile en abril de ese año. En el documento, Armas Cruz
evalúa que el rasgo más atrayente de la medicina moderna es su incesante progreso. Desde el siglo
XVIII en adelante, según el autor, la medicina entró en una edad de oro que impide evaluar las
prácticas previas al siglo XX como antiguas. Esto porque “si uno piensa, resulta que las
105
GRMEK, M., Op. cit., pp. 21-22.
106
SONTAG, S., Op. cit., p. 154.
107
GRMEK, M., Op. cit., p. 17.
108
Miembro de la Academia de Medicina del Instituto de Chile.
46
enfermedades descritas por primera vez en el siglo XX, son bastante pocas, la mayoría venía de
o en su tratamiento, pero la base es la misma. ¿Cómo se puede declarar antigua a la medicina que
descubrió el microscopio?”109. Para el doctor, dos cosas son claras: primero, que el progreso de la
nosológico; y segundo, que el “descubrimiento” del microscopio representa el hito fundante de este
período de modernización.
relato de Armas Cruz que la noción de progreso es el hilo conductor de la Historia de la Medicina.
En otras palabras, bajo esa lógica, sólo era cosa de tiempo para que el microscopio apareciera. Esta
característica teleológica que tienen las reflexiones de Armas Cruz ha sido identificada por el
reconstrucción que se hace del pasado, en este tipo de relatos, está empeñada en demostrar que hay
microbiología. El autor se aprestó en comentar que la microbiología representa sólo una de las
tantas victorias de la medicina. Entre otros, mencionó también: la instauración del método
a los aportes de Edward Jenner y Louis Pasteur; la invención de los rayos X; y el más importante
descubrimiento médico del siglo XX, la penicilina de Fleming, que dio paso al aislamiento de una
109
ARMAS CRUZ, R., Op. Cit. p. 346.
110
ARMUS, D., Op. cit., p. 43.
47
enorme familia de antibióticos, garantizando de facto una victoria a las enfermedades
de enfermedad –y por lo tanto la de salud también– se modificó. El cuerpo adquirió nuevas formas
cuerpo se entiende como un territorio afectado por invasores extranjeros (microorganismos agentes
administran defensas externas (antibióticos), que fulminan eficaz y rápidamente a todo invasor,
evitando la muerte. El valor de los antibióticos radica en su capacidad de mantener con vida al
A propósito de lo anterior es que en 1983, el doctor Fructuoso Biel, consejero regional del
que: “con el avance de la ciencia, tanto en su aspecto naturalista como humanístico, cada vez es
más difícil definir lo que es ‘enfermedad’ y cuándo un hombre está realmente enfermo” 112. Esta
salud: “bienestar físico, psíquico y social”. Para esta época, una persona sana debía disfrutar
estudio que señala que durante la década del ’70 se evidenció un cambio en las causas de muerte
de la población, lo que se relacionaba estrechamente, según lo señalan los autores del artículo, al
descenso del riesgo de muerte por enfermedad. Esto mismo lleva a cuestionar los indicadores de
111
ARMAS CRUZ, R., Op. Cit., pp. 342-344.
112
BIEL, F., “Investigación y salud”, en Revista Médica de Chile, vol. 111, nº6, Santiago de Chile, 1983, p. 606.
48
salud que se tenían a nivel nacional, pues estos consideraban como representativo de una población
saludable una baja tasa de mortalidad, con el supuesto de que la defunción constituía la expresión
máxima de cualquier problema de salud, ignorando por completo el alto grado de morbilidad que
poseían algunas patologías, como las enfermedades digestivas113. Esta preocupación más enfocada
a la morbilidad es una posible causa del nacimiento de una especialidad como la infectología. En
efecto, además de hacer eco de la “atmósfera de especialización” que se vivía en las ciencias en
general, se puede pensar que ante esta nueva connotación que adquiere la salud, se hacían
infecciones. Aquellos encargados de pensar en las formas de evitar contagios eran los
infectólogos114.
estándares más complejos que contemplan no solo el estado físico del sujeto, sino que también su
situación psicológica. El doctor Biel comentaba en el artículo mencionado previamente que: “la
insertas en una realidad concreta y partícipes de una sociedad que requiere de dichos
113
MEDINA, E. y KAEMPFFER, A., “La salud en Chile, durante la década del setenta: I. Descripción de la situación”
en Revista médica de Chile, vol. 110, nº9, Santiago de Chile, 1982, p. 903-907.
114
Al respecto, en la primera editorial de la Revista Chilena de Infectología, el doctor Patricio Herrera, miembro
fundador de la Sociedad Chilena de Infectología, comentaba que: “la aplicación de nuevos conceptos sanitarios, la
elaboración de vacunas y principalmente la aparición de sustancias antibacterianas trajeron una sensación creciente de
alivio al mundo, y un cierto grado de displicencia de los médicos hacia la infección”. Para el médico, los avances de
los últimos 40 años lograron vencer la letalidad de muchas enfermedades infecciosas, “una bonanza, que sin embargo,
no es total, porque las enfermedades infecciosas siguen causando estragos por su morbilidad”, cfr. HERRERA, P.,
Editorial, en Revista Chilena de Infectología, vol. 1, nº1, Santiago de Chile, 1984, p. 3.
115
BIEL, F., Op. Cit., p. 607.
49
conocimientos. Para Biel, ante la tecnologización de la medicina, el médico debe luchar por
mantenerse como un actor social, de forma tal que no se pierda la humanidad dentro del rubro. Las
fuentes evidencian que existió una suerte de conflicto entre la medicina moderna y la medicina
tradicional. A grandes rasgos se trata de un choque generacional entre las prácticas medicinales
clásicas –médico de familia, con una labor cercana al paciente, del método hipocrático116– y el
oficio intervenido por las nuevas tecnologías, especializado al punto de que el paciente se
A la atomización del conocimiento médico –lo que deviene en términos prácticos, en una
atomización del cuerpo– resaltada por el doctor Biel, debemos sumar entre otras cosas, que la
vez se requieren más y más exámenes especializados para determinar la patología que sufre un
Chile, en una conferencia dictada en la Escuela de Medicina de dicha institución, señaló que este
abuso de procedimientos complementarios “se explica también porque para el médico, urgido de
tiempo y sobrecargado de trabajo, resulta más fácil recurrir a ellos que interrogar y examinar
médico-paciente es menos cercana, sino que también porque el paciente terminal muchas veces
116
De Hipócrates, médico de la Antigua Grecia, considerado por muchos como el padre de la medicina. El método
hipocrático se resume, básicamente, en la idea de que la primera relación que debe tener un médico con su paciente es
la de amistad. Debe conocer los secretos del paciente, y generar un lazo con éste, de manera tal que la salud se torna
un hecho fundamental para ambos.
117
Dicha discusión es en realidad el reflejo de la pérdida de popularidad que enfrentó el método hipocrático medicinal,
versus las nuevas técnicas modernizadas en las que la principal figura que surge es el especialista. Cfr. PORTER, R.,
Op. cit., p. 82 y 241.
118
ORTÚZAR, R., “Tecnología y medicina”, en Revista Médica de Chile, vol. 109, nº7, Santiago de Chile, 1981, p.
659.
50
pasaba sus últimos días de vida en aislamiento absoluto. Ortúzar se preguntaba: “¿tiene derecho el
médico que trata un enfermo con alto riesgo de morir, a someterlo a la tortura física y síquica del
moderno tratamiento intensivo?”119. Biel, siendo más radical en sus conclusiones, comparó la
medicina ultra tecnologizada con los crímenes médicos de Hitler, afirmando que tienen diferencias
Lo interesante de esas discusiones para esta investigación es considerar que las críticas a la
señalados evidencian que las preocupaciones de los médicos chilenos eran al exceso de
modernización, no a los límites que ésta ofrecía. Dicho matiz crítico se ve modificado en 1984 con
la llegada del Sida al país, y es que, la revisión de los artículos publicados entre tal año y 1987
(exceptuando los estudios específicos sobre Sida, con los que trabajaremos a continuación) revela
que el interés por reflexionar en torno a las falencias de un sistema de medicina moderno, se
trasladó a un interés por estudios de enfermedades infecciosas. Dos ejemplos claros son el del Dr.
Ernesto Medina por un lado121 y el del Dr. Antonio del Solar V, por otro122. Previo a la llegada del
Sida al país, el interés por la infección era mucho más bajo: entre las publicaciones de la Revista
Médica de Chile, durante los años 1980-1983, no se contó con reflexiones de gran envergadura en
torno a los desafíos que suscitaban las enfermedades infecciosas, como sí se publicaron artículos
que versaban sobre los logros de la medicina moderna. Acaso esa es una segunda razón para
119
IBID, p. 660.
120
BIEL, F., Op. Cit., p. 608.
121
MEDINA, E., et. al, “Enfermedades infecciosas en Chile: situación actual y perspectivas”, vol. 113, nº4, Santiago
de Chile, 1985, p. 369-375.
122
DEL SOLAR, A., “La infección en el siglo XX”, vol. 114, nº7, Santiago de Chile, 1986, pp. 681-686.
51
II.3. El Sida en la producción intelectual médica chilena (1983-1987).
“[E]l Sida corresponde a un punto de inflexión en la manera de ver las enfermedades y la medicina, y también
la sexualidad y la catástrofe. Se pensaba que la medicina era una antiquísima campaña militar que estaba
llegando a su fase final y a punto de alcanzar la victoria. El brote de la nueva epidemia, cuando confiadamente
se suponía desde hacía varias décadas que estas calamidades eran cosa del pasado, ha cambiado
infecciosas, el Sida representa la ruptura de ese paradigma. Venéreo, infeccioso, y sobre todo,
especialidad en la que el doctor Farga era experto– a raíz de que las dos complicaciones del Sida
que mejor se conocían para aquella época eran la neumonía provocada por el parásito Neumocystis
carinii, y el sarcoma de Kaposi, “una forma rara de cáncer”. Cabe destacar que este texto es el
primero enfocado a una descripción del Sida en este medio, y por la especificidad temática del
resto de revistas médicas en Chile, probablemente el primer texto científico sobre el síndrome en
el país125. En él, Farga se dispuso a comentar las características nosológicas conocidas del Sida en
heroinómanos, hemofílicos y haitianos); que los principales síntomas eran en realidad un grupo de
enfermedades denominadas oportunistas, de las cuales, la más señera era el Sarcoma de Kaposi; y
123
SONTAG, S, Op. cit., pp. 153-154.
124
En la Introducción de la tesina, epidemia ha sido definida como un flagelo con la capacidad de atacar sorpresiva e
intensamente a una colectividad. Véase nota 12
125
Para un diagnóstico somero de la producción científico-médica en Chile durante la época cfr. GOIC, A., “Situación
actual de la investigación en ciencias médicas en Chile”, vol. 110, nº2, Santiago de Chile, 1982, pp. 159-173.
52
que sobre todo, los afectados presentaban una profunda inmunosupresión celular. El autor comenta
además, que en Estados Unidos, el revuelo ha llegado a niveles tan altos, que se está esparciendo
una segunda epidemia: la del terror. Precisamente a causa de esto, evalúa al Sida como la “nueva
epidemia moderna”126. Las fuentes que Farga consulta para elaborar este acabado informe, son
también en una instancia de difusión científica, las Primeras Jornadas Médicas del Hospital Paula
Jaraquemada (véase I.1). La Revista Complejo Hospitalario Paula Jaraquemada, una magazine
científica127, publicó la noticia de la realización del congreso a comienzos de 1984, explicando que
la Corporación Nacional Privada de Desarrollo Social era la institución organizadora del evento.
Infectología. La temática principal de las jornadas era “patología infecciosa”. De acuerdo con el
doctor Héctor Gordillo, miembro de la comisión organizadora, la pertinencia del tema se debía a
que, si bien los antibióticos garantizaron la erradicación de patologías externas, ello no evitó la
aparición de nuevos gérmenes, más sofisticados. Muchas veces, señaló el doctor, el mal uso de
antibióticos de parte de los mismos internos genera mutaciones en los gérmenes que cambian su
126
FARGA, V., “El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)”, en Revista Médica de Chile, vol. 111, nº12,
Santiago de Chile, 1983, pp. 1300-1305.
127
Se hace esta distinción para demarcar la diferencia entre esta Revista y las otras dos mencionadas anteriormente, y
es que la Revista Médica de Chile y la Revista Chilena de Infectología son medios de difusión científica, cuyo
contenido se remite exclusivamente a artículos, ensayos y en general investigaciones de médicos especialistas. La
Revista Complejo Hospitalario Paula Jaraquemada, por otro lado, publica noticias y crónicas relativas al quehacer
científico.
128
En el mismo congreso, el doctor Marcelo Wolff realizó una ponencia sobre un estudio del control del uso de
antibióticos en el Hospital Paula Jaraquemada. Las conclusiones del estudio apuntaron a la necesidad de aplicar un
programa de control farmacológico, para evitar el excesivo consumo de antibióticos, impedir las mutaciones y
53
necesario una actualización de los conocimientos por parte de los profesionales del sector129.
Paralelamente a la temática principal, se recibieron trabajos inéditos de tópico libre. Dentro de esa
categoría, los doctores Fernando Figueroa y Andrés Palacios, junto con la colaboración de G.
agosto de 1984, y las Jornadas se realizaron el 6 y 7 de agosto– resaltando algunos datos como que
tenía 38 años, que llevaba un año con complicaciones intestinales, y que manifestaba las marcas
del Sarcoma de Kaposi130. En octubre de ese año, la Revista Médica de Chile publica una carta al
editor firmada por los médicos expositores de las Jornadas, que incluye una pequeña actualización:
comenzaron las investigaciones que evidenciaron que el virus causante del síndrome era un
retrovirus del tipo HTLV, relacionado con la Leucemia, dicha información estaba fundamentada
en estudios provenientes de Estados Unidos. Los autores agregaron además que en entrevistas con
un caso Sida131.
cuestión, manifiesta al menos dos factores importantes a considerar: primero, que no existía aún
un examen que entregara la certeza absoluta de la seropositividad del individuo132; segundo, muy
disminuir gastos. Cfr., “Primeras Jornadas Médicas Complejo Hospitalario Paula Jaraquemada”, en Revista Complejo
Hospitalario Paula Jaraquemada, año III, nº4, Santiago de Chile, 1985, adjunto, p. 50.
129
“I Jornadas Médicas: La primera vez”, en Revista Complejo Hospitalario Paula Jaraquemada, año II, nº3, Santiago
de Chile, 1984, pp. 16-18.
130
“Primeras Jornadas Médicas Complejo Hospitalario Paula Jaraquemada”, Op. cit., p. 50
131
FIGUEROA, F., et. al., “Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida: Comunicación de un caso en Chile”, en Revista
Médica de Chile, vol. 112, nº10, Santiago de Chile, 1984, pp. 1057-1059.
132
Dicho examen, el test ELISA (Enzyme-linked ImmnoSorbent Assay, o Ensayo por inmunoadsorción ligado a
enzimas) comenzaría a utilizarse en 1985. De acuerdo con el doctor M. Wolff, este evento representa un hito en la
54
ligado a lo anterior, el diagnóstico de un médico a un paciente con Sida era, por lo tanto, una
inferencia hecha en base a unos síntomas que en realidad eran las manifestaciones fisiológicas de
inmunodeprimidos133.
Corporación Nacional Privada de Desarrollo Social, Fernando Smits, que resaltaron la necesidad
comentario de la conferencia sobre SIDA que efectuó el doctor Donald Louria, profesor y director
del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Comunitaria del New Jersey Medical School en
Estados Unidos. En ella, el doctor Louria explicó que el origen de la enfermedad se remitía al
Caribe134, desde donde cruzó a Estados Unidos. Agregó además que se estaban haciendo esfuerzos
para encontrar una vacuna que permitiera aislar eventuales brotes. Finalmente, preguntado por la
historia de la enfermedad pues es el primer examen que permite, no sólo una seguridad casi absoluta ante los casos de
contagio, sino que también, la detección de aquellos seropositivos asintomáticos, cfr. WOLFF, M., Op. cit., p. 10.
133
La inmunodepresión es una característica patológica que no es exclusiva del Sida. Está ligada, entre otras causas, a
la utilización de drogas como el nitrito de amilo (conocido como Popper) que estimula el orgasmo y que fue
ampliamente utilizado por los homosexuales norteamericanos durante la década del ’70. Según Marcos Cueto: “debido
a que los primeros pacientes con Sida tenían en común el haber inhalado poppers, se llegó a pensar que éstos eran la
causa de la enfermedad y se prohibió su uso en los Estados Unidos”, cfr. CUETO, M., Culpa y Coraje, Op. cit., p. 28.
En el informe elaborado por el doctor Victorino Farga, mencionado previamente, ésta relación entre el nitrito de amilo
y el Sida se efectúa igualmente, cfr. FARGA, V., Op. Cit., p. 1302.
134
Lo que es una de las teorías que se barajaban por entonces, puesto que un alto índice de haitianos, inmigrantes
ilegales en Estados Unidos, manifestaron la enfermedad. Sobre las teorías en torno al origen del Sida, véase II.4.
55
Las publicaciones posteriores a las primeras Jornadas actualizan la información médica que
se tenía sobre el Sida conforme iba siendo publicada en los medios de difusión científica
estadounidenses. Así lo indican las bibliografías utilizadas en los artículos que aparecieron tanto
en la Revista Médica de Chile como en la Revista Chilena de Infectología. Hay, en efecto, una
conexión no menor entre la medicina norteamericana y la chilena, sobre todo en lo que se refiere
al conocimiento en torno al Sida. El ejemplo más ilustrativo de esto, es que el primer artículo sobre
la enfermedad escrito por Michael Gottlieb en 1981 se vuelve parte de la bibliografía básica en
toda investigación.
Clínico de la Universidad Católica, donde fue atendido por Andrés Palacios, becario especializado
jerárquico el doctor Guillermo Acuña quien, entre 1979 y 1982 se había especializado en
años, y en esa misma Universidad, el doctor Michael Gottlieb identificó los primeros casos de Sida
del mundo. Guillermo Acuña conoció a Gottlieb y trabajó con él precisamente en dichos casos135.
135
CONTARDO, O., Op. cit., p. 343-345.
56
que lo solicitasen136. De ahí que uno de los auspiciadores de las Primeras Jornadas haya sido la
SOCHINF.
octubre de ese año no contó con investigaciones sobre Sida. La recepción de artículos para ese
congreso se cerró en julio. Durante el Segundo Congreso de Infectología, por otro lado, realizado
entre el 10 y el 12 de octubre de 1985, el síndrome constituyó una mesa temática, que fue dirigida
por Marcelo Wolff. Una segunda mesa temática dentro del evento fue la de infecciones
oportunistas, cuyo moderador fue Guillermo Acuña. Parece interesante considerar, entonces, que
la producción científica chilena en torno al Sida sólo se activó luego de la aparición del primer caso
en Chile. Los dos congresos subsiguientes, realizados en 1986 y 1987 respectivamente, incluían
dentro de sus discusiones centrales la investigación en torno al Sida. En todas sus versiones,
La experticia que los norteamericanos tenían en el virus se debía a dos elementos centrales:
primero, a que ellos lideraban –junto a Francia– la investigación mundial en torno a la enfermedad.
El historiador peruano Marcos Cueto comenta que, de hecho, el liderazgo de ambos países se volvió
controversial al momento de determinar la autoría del descubridor del Virus. Por un lado, Luc
Montaguier junto a un grupo de virólogos del Instituto Pasteur en Francia, aislaron el retrovirus
LAV (Virus Asociado a la Linfoadenopatía) en 1983. Al año siguiente, por otro lado, en mayo de
Washington D.C. aislaron el retrovirus HTLV-III (para diferenciarlo del HTLV-I y II, que
136
SOCIEDAD CHILENA DE INFECTOLOGÍA, Acta de Constitución, Santiago de Chile, 28 de mayo, 1983, 23
páginas.
137
Cfr. Revista Chilena de Infectología¸ vols. 2, 3 y 4. A la fecha, además de la realización anual de los Congresos, la
Sociedad Chilena de Infectología realiza cursos especializados gratuitos sobre Sida y VIH. Se ha constituido como la
principal entidad científica de investigación sobre el tema en Chile.
57
generaban Leucemia) afirmando que se trataba del virus que generaba el Sida. Luego de una serie
de disputas por la autoría del descubrimiento, polémicas en las que tuvieron que intervenir el
Presidente Ronald Reagan y el Primer Ministro Francés, Jacques Chirac, la OMS determinó en
1986 que ambos virus eran similares y acuñó el término VIH. De acuerdo con Cueto, el que el
conflicto por la autoría pasara a ser un asunto político revela que detrás había una lucha por los
La segunda razón por la cual los norteamericanos eran tan expertos en el Sida se debía a
que la enfermedad “apareció” por primera vez en Estados Unidos, una potencia occidental de las
comunicaciones y la cultura. Esto determinó que la particular relación que la nación del norte tuvo
con el síndrome, se permeó al conocimiento médico, que efectuó una relectura bajo un prisma
científico, pero igualmente afectado por la matriz cultural, en ese sentido, las teorías que se
inventaron en torno al Sida, aunque fundamentadas con hechos, venían cargadas con los
estereotipos asociados a éste. El “viaje geográfico” de estas teorías al resto de las comunidades
problemático hablar sobre su origen. Incluso para el caso del Sida, que “apareció” a comienzos de
la década de los ‘80, cuando la tecnología permitía establecer diagnósticos más certeros, el origen
de la enfermedad era bastante incierto, esto porque, como mencionamos previamente, no existían
los conocimientos nosológicos ni etiológicos del síndrome, ni tampoco los medios técnico-
138
CUETO, M., Culpa y Coraje, Op. Cit., p. 34-35.
58
Por lo pronto es necesario agregar que las mismas ideas de “aparición”, “origen”, o “brote”
de una enfermedad parecen complejas. Sugieren que ésta nació espontáneamente. Y ya vimos que
en realidad, el que se haya hecho conocida, y más precisamente, que haya sido diagnosticada,
representa un fenómeno coyuntural. Susan Sontag, comenta al respecto, que es muy poco probable
que para los años ochenta el Sida haya sido una enfermedad nueva. Es mucho más seguro asumir
que el virus existe desde hace muchos años, “y no sólo en África, aunque sólo recientemente
disyuntiva está en que, aun cuando en la principal región afectada por el Sida el contagio era vía
sexual entre heterosexuales, en EE.UU. (y por lo tanto, también en Chile) se seguían buscando
Así lo demuestra el artículo mencionado previamente, escrito por el doctor Victorino Farga,
donde el médico, al referirse por la etiología de la enfermedad y luego de exponer una serie de
teorías en torno a los posibles agentes virológicos que provocan el síndrome, afirma que ninguna
teoría ha podido explicar por qué el Sida no apareció antes en Estados Unidos, considerando que
los homosexuales de dicho país son altamente promiscuos desde comienzos de la década de los
’70. Las teorías tampoco logran revelar cuál era la relación entre el virus y los haitianos 140. El
139
SONTAG, S., Op. cit., p. 153.
140
Sobre la relación que se establece entre el Sida y Haití, el mismo Farga mencionará también que surgió una
controversia luego de que un autor plantease la hipótesis de que los haitianos contrajeron el virus en Zaire, luego lo
trasladaron a su país, donde infectaron a los turistas homosexuales norteamericanos que llevaron el virus hacia Estados
Unidos. En respuesta a dicha teoría, el embajador de Haití en Estados Unidos escribió una carta, aclarando que es
mucho más probable que los norteamericanos hayan acarreado el virus a Haití. Cfr. FARGA, V., Op. cit., p. 1302.
Existe, además, un estudio antropológico realizado por Paul Farmer durante los años 1984 y 1988, que evidencia las
formas en las que los haitianos de la comunidad rural de Do Kay se refieren a la enfermedad. El estudio además señala
que una vez que la localidad es azotada por el Sida, los habitantes comienzan a construir mitos en torno a la enfermedad
que son lecturas de los datos científicos que llegaban desde el extranjero, hechas con una matriz cultural religiosa
propia del Haití rural. Cfr. FARMER, P. “Brujería, política y concepciones sobre el Sida en el Haití rural.” En ARMUS,
D., Entre médicos y curanderos: Cultura, historia y enfermedad en la América Latina moderna, 417-455. Norma,
Buenos Aires, 2003.
59
heroinómanos, hemofílicos y haitianos), fue creado a la luz de los casos notificados en Estados
Unidos y se trasladó al resto del mundo141. Para los científicos y médicos que trabajaban con estos
síndrome. En este caso, incluso, resulta un impedimento pues no se quiere aceptar el hecho de que
la gran cantidad de infectados homosexuales en Estados Unidos tiene más que ver con que el Sida
es una enfermedad venérea por un lado, y por otro, que los homosexuales norteamericanos, desde
la revolución sexual de los años ’60, vivieron su sexualidad con mucha más libertad. En otras
palabras, bien podría haberse tratado de una propagación de sífilis, si no se hubiesen tenido las
herramientas farmacológicas para combatirla. Como decíamos, el que se trate específicamente del
Sida tiene más que ver con elementos coyunturales (en este caso, la práctica de mantener relaciones
Tal elemento fundamental del origen del síndrome, fue ignorado completamente por el
La importancia de esta ecuación es trascendental, pues sirve para explicar la aglutinación de los
homosexuales como una comunidad –aunque se trate de una comunidad de riesgo– con un
propósito. Ello significó para un pequeño grupo de gays santiaguinos una razón para organizarse.
141
Los haitianos eran parte de éste porque se notificaron casos de Sida en inmigrantes ilegales habitando el país.
142
Con todo, hay una posible explicación al afán de integrar la homosexualidad como elemento constituyente del virus.
Óscar Contardo nos explica que en Chile, “era parte del sentido común que se considerara a las personas homosexuales
como trastornados mentales incluso en círculos académicos”. Para fundamentar dicha afirmación, el autor comenta la
experiencia de Andrés Sciolla, un estudiante de la Universidad de Chile que cursó la especialidad de psiquiatría durante
la década de los ochenta. “Recuerda que el tema era tabú en general, y las pocas veces que se hablaba era sinónimo
claro de psicopatología profunda”. Tal testimonio se condice con la evidencia académica que hay al respecto, y es que,
una de las grandes figuras de la psiquiatría chilena, el doctor Armando Roa, “entre otras cosas, aseguraba que los
homosexuales tenían tendencia a formar sectas secretas, a mantener misteriosas fórmulas de reconocimiento mutuo y
a pervertir menores”. Tales aseveraciones están hechas en libros del autor, que escribió después de que la Asociación
de Psiquiatría Norteamericana (APA), quitara en 1973 la homosexualidad de la lista de trastornos mentales. En Chile,
por lo tanto, incluso después de que académicamente se aceptara como falso, los homosexuales seguían perfilándose
como enfermos mentales. La consideración intrínsecamente patológica de la homosexualidad puede ser una
explicación para la relación que los médicos chilenos pretendían establecer entre ésta y el virus que genera el Sida.
Cfr., CONTARDO, O., Op. cit., pp.23-24.
60
Capítulo III: De las fallas en Salud Pública a la organización homosexual
Prevención del Sida (CChPS). Detrás de su constitución, hay manifestaciones de dos contextos que
convergen como uno solo ante el arribo del Sida. Por un lado, el síndrome llega a Chile cuando el
sistema de Salud Pública se encuentra colapsado por las nuevas lógicas económicas y políticas
aplicadas en el país luego del Golpe Militar de 1973. Por otro lado, al margen de las restricciones
sociales que impone la dictadura, surge una vida nocturna, una socialité gay bohemia que utiliza
espacios clandestinos, como bares y discoteques, que representan los sitios de reunión de una proto-
comunidad homosexual santiaguina. Esta proto-comunidad amplía las redes de socialización entre
El objetivo de este capítulo es entonces evidenciar cómo las falencias del Sistema de Salud
Pública, más los nuevos espacios de socialización gay son antecedentes para la creación de la
Corporación Chilena de Prevención del Sida, institución que por su parte, estableció la instancia
bajo la cual se articuló la principal organización gay en Chile, el Movimiento por la Liberación
Homosexual (MOVILH)143.
Para ello, se consultó bibliografía secundaria sobre el impacto del desmantelamiento del
Servicio Nacional de Salud, y los cambios en Salud Pública desde el Golpe. Considerar dichos
cambios con algunas cifras epidemiológicas del VIH/SIDA en Chile esbozará la raíz de un
problema mayor, que representa, por sí solo, una tarea historiográfica de mayor envergadura,
imposible de abordar en esta tesina. Para la segunda tarea, los aportes que han realizado Óscar
143
Hoy conocido como Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, que utiliza la misma sigla.
61
Contardo y Víctor Hugo Robles son de particular utilidad y representan un excelente primer
Prevención del Sida, accederemos tanto a la memoria institucional, como al análisis de algunos
datos que el actual vicepresidente, Jaime Lorca, nos entregó mediante una entrevista.
en Chile, notaremos que el cambio del modelo (que ocasionó el colapso) ocurrió años antes de la
llegada del Sida al país. De esta forma, es difícil considerar que se trate de una de las causas. En el
libro Salud y Estado en Chile, un estudio sobre las funciones y transformaciones de la Salud Pública
como una herramienta política, las autoras Nina Horwitz, Paula Bedral, Claudia Padilla y Silvia
Lamadrid señalan que el primer antecedente del cambio estructural en materia de salud sucedió
antes del Golpe, durante la Tercera Reunión Especial de Ministros de Salud de las Américas,
Servicios de Salud, que implicaba la modificación completa del Sistema Único de Salud, cuya
cabeza era el Servicio Nacional de Salud (SNS), defendido por Salvador Allende y su gobierno.
Hacia fines de 1973, luego del Golpe de Estado, el Gobierno Militar emite el primer documento
sobre Doctrina y Política Nacional de Salud, donde estableció como necesario un cambio del
modelo que propendiese a la libertad de acción de las instituciones y profesionales de salud, y que
reforzase el rol del Ministerio de Salud, lo que acarreaba reformas al SNS y al Servicio Médico
Nacional de Empleados (SERMENA). Explican las autoras que dichas modificaciones eran en
62
realidad la derivación de un plan más amplio de reformas al sistema económico, y al
El ex Ministro de salud del Gobierno de Patricio Aylwin, Jorge Jiménez de la Jara, señaló
en un artículo publicado en la revista Ars médica, que las reformas en lo económico son la temprana
instauración del modelo neoliberal, que conlleva una desestatización del mercado, completamente
contraria a las políticas que originaron el Servicio Nacional de Salud en 1952, que según el autor,
mediante la modificación del rol del Estado en materias de política social, y es que, de ser el
repositorio de las responsabilidades públicas pasó a ser sólo un subsidiario de estas: “[el Estado]
sólo participará en caso de que no exista capacidad, interés o iniciativa del sector privado para
asumirla”146.
Para el caso específico del sector salud, dichas modificaciones fueron graduales, y
reconocidas por Horwitz como “modernizaciones”. Nos explican las autoras que fueron siete los
1) Equidad en los beneficios tanto para obreros como para empleados (lo que explicaría el desmantelamiento
del SERMENA y el SNS); 2) Equidad de los pagos, a través de la igualdad en el porcentaje de la renta para
144
HORWITZ, N., et. al., Salud y Estado en Chile. Organización social de la Salud Pública, Período del Servicio
Nacional de Salud. Santiago de Chile, OPS, 1995, p. 47.
145
JIMÉNEZ, J., “Políticas y organizaciones de salud en Chile: reflexiones históricas” en Ars médica, vol. 5, nº5.
Disponible en: http://escuela.med.puc.cl/publ/ArsMedica/ArsMedica5/PoliticaOrganizaciones.html, [consultado por
última vez el 27 de noviembre, 2015].
146
HORWITZ, N., et. al., Op. cit., p. 47.
147
ÍBID, p. 50.
63
Para enero de 1980, entra en vigencia la reforma y se crea el Sistema Nacional de Servicios
de Salud (constituido por 27 Servicios de Salud, que surgen de la fusión del SERMENA con el
SNS). Dichos servicios serían supervisados por la subsecretaría de salud. El rol subsidiario se
manifestó en los nuevos funcionamientos del Fondo Nacional de Salud (FONASA); mientras que
De acuerdo a las autoras, lo ocurrido desde el Golpe es una clara manifestación del
abandono de la responsabilidad social y sanitaria que había asumido el Estado con la creación de
un Servicio Nacional de Salud en 1952. Es la sustitución de un modelo del Estado Benefactor por
contexto global bajo el cual surgieron las políticas económicas neoliberales y que será reconocido
por los historiadores Marcos Cueto y Víctor Zamora, como el escenario bajo el cual podemos
desestatización, promoción del capital privado, etc.), según lo explica Cueto, se hace en aras de la
de su notable obra, Mª Angélica Illanes señala que si el Servicio Nacional de Salud fue la
concreción de un nexo entre el pueblo y el sistema sanitario estatal, los cambios ocurridos durante
el régimen militar fueron su ruptura. Citando al Dr. Alejandro Goic, Illanes explica que en realidad,
el cambio que implicó el desmantelamiento del SNS en el año 1979, fue mucho más profundo,
pues:
1) Implicó el término de la planificación nacional de salud, proceso que establecía prioridades y asignaba
recursos en correspondencia; 2) minimizó las acciones del fomento y prevención de salud a nivel local por la
148
ÍBID, p. 49.
149
ÍBID, p. 71.
150
CUETO, M., y ZAMORA, V., (eds.). Historia, Salud y Globalización. Lima, IEP, UPCH, 2006, p. 13.
64
nula rentabilidad inmediata; 3) volvió incierta la relación entre el Servicio de Salud y las Universidades; 4)
terminó con el programa de médicos generales y su función redistribuidora del recurso médico; 5) incrementó
progresivamente los costos de la salud, afectándose el presupuesto familiar y el gasto total de la salud en el
país; 6) terminó con la carrera funcionaria regulada por el estatuto médico; 8) deterioró la ética de la medicina,
y por lo tanto, de la imagen pública de los médicos, lesionándose el respeto social por ello, que a todo país
médica sobre el tema. En septiembre y octubre de 1982, Ernesto Medina y Ana María Kaempffer,
expertos en Salud Pública y parte del plantel de la Universidad de Chile, publicaron un análisis de
la situación de Salud en Chile durante la década del ’70, llegando a la conclusión de que el cambio
hospitalaria152. Los autores contrastan dichos datos con la reducción del aporte fiscal, la
disminución de camas y médicos en hospitales públicos y llegan a la conclusión de que: “la solidez
del sistema de atención médica chileno […] mantuvo y mejoró la cobertura de atención de la
de la población infantil”153, lo que sería un indicador, a juicio de los autores, de que en Chile la
disminución del riesgo de salud se hizo independiente de la situación económica nacional. Ante
dicha conclusión, en febrero de 1983, el doctor e historiador de la medicina Ricardo Cruz Coke,
responde vía Carta al Editor, que por el contrario, el estudio de Medina y Kaempffer falló en
considerar que, si bien la disminución de recursos (humanos y materiales) fue sólo gradual, el
aumento demográfico en Santiago no. Y es que, según señala Cruz Coke, “el análisis se torna más
151
ILLANES, M., “En el nombre del pueblo, del Estado y de la ciencia”: Historia social de la Salud Pública, Chile
(1880-1973), Santiago de Chile, La Unión, 1993, p. 507-508.
152
MEDINA, E. y KAEMPFFER, A., “La salud en Chile, durante la década del setenta: I. Descripción de la situación”
en Revista médica de Chile, vol. 110, nº9, Santiago de Chile, 1982, pp. 903-912.
153
MEDINA, E. y KAEMPFFER, A., “La salud en Chile, durante la década del setenta: II. Un intento de
interpretación”, en Revista médica de Chile, vol. 110, nº10, Santiago de Chile, 1982, p. 1013.
65
crítico si se compara la situación hospitalaria de Santiago que ha aumentado su población en cerca
13094 en 1970 a sólo 11955 en 1980. Este déficit absoluto no ha sido compensado con un aumento
en el sector privado”154. El doctor evaluó finalmente que el sector salud se encontraba estancado e
involucionando. Agrega, como conclusión, que dichas cifras dejan claro cuál debería ser la
Detrás de esa discusión, parece útil centrarse en las problemáticas que representa la
morbilidad para la Salud Pública. Mencionamos previamente que se notó en las publicaciones de
la Revista Médica de Chile, un cambio temático de los artículos luego de la llegada del Sida, y es
que, parece ser que la aparición de una enfermedad infecciosa mortal con la consciencia de que no
existían los recursos sanitarios para combatirla, obliga a algunos médicos a reflexionar en torno a
infecciosas que más preocupan son las enfermedades venéreas, que “representan otro problema de
transmisión sexual. Con esto, no pretendemos decir que el Sida representase una amenaza para el
Sistema de Salud Pública, o para los médicos chilenos. Por el contrario, lo que se busca, es dejar
claro cómo el síndrome, para el gremio de médicos instó a la revisión de la enfermedad infecciosa;
154
CRUZ COKE, R., “Salud pública en Chile durante la década del ‘70”, en Revista Médica de Chile, vol. 111, nº2,
Santiago de Chile, 1983, p. 192.
155
DEL SOLAR, A., “La infección en el siglo XX”, vol. 114, nº7, Santiago de Chile, 1986, pp. 681-686.
156
MEDINA, E., et. al, “Enfermedades infecciosas en Chile: situación actual y perspectivas”, vol. 113, nº4, Santiago
de Chile, 1985, p. 369-375.
157
ÍBID, p. 374.
66
un tema que, por lo demás, durante los primeros cuatro años de la década de 1980 se le había
En un artículo sobre Educación Sexual estatal publicado en el libro Por la salud del cuerpo,
Catalina Labarca señala que eran dos los motivos principales por los cuales se organizó a nivel
gubernamental la difusión de información sexual entre los años 1927 y 1938: las ideas eugenésicas,
que representaban las enfermedades venéreas como la sífilis y la gonorrea. Concluye su relato
señalando que la educación sexual pierde vigencia como tópico de discusión pública una vez que
termina la Segunda Guerra Mundial, cuando las ideas eugenésicas pierden vigencia luego de la
caída del nazismo, y sobre todo con la aparición de la penicilina que redujo en su mayoría las
muertes por ETS. Según la autora, a principios de los ochenta, el Sida reactivó la discusión sobre
educación sexual158. Tal afirmación, por lo demás no fundamentada, no aplica al caso chileno
puesto que la discusión pública gubernamental sobre las formas de prevención del Sida se establece
sólo durante la década de 1990, cuando se crea la Comisión Nacional del Sida (CONASIDA).
Analizar el síndrome desde dicha perspectiva historiográfica enriquece el relato toda vez
que, utilizando la comparación establecemos aquellos elementos que son únicos ante la enfermedad
que analizamos. Bajo esa lógica, surge de inmediato la cuestión en torno al retraso de la respuesta
gubernamental. Si atendemos al trabajo de Labarca, notaremos que durante los años ’30, el Estado
justificó las campañas de Educación Sexual por considerarlas otra de las formas del proyecto
civilizador nacionalista: “la sexualidad dejó de ser entendida como un asunto privado para
158
LABARCA, C., “’Todo lo que usted necesita saber sobre enfermedades venéreas’ Las primeras campañas de
educación sexual entre 1927 y 1938” en ZARATE M. S. (comp.), Por la salud del cuerpo. Historia y políticas
sanitarias en Chile, Santiago de Chile, Universidad Alberto Hurtado, 2008, p. 121.
67
convertirse en un deber colectivo en beneficio de la generación y la raza nacional” 159. El interés
por educar sexualmente a la población, además de ser sanitario, era político, toda vez que los altos
índices de contagio por sífilis y gonorrea representaban un futuro malthusiano donde la enfermedad
El caso del Sida es diametralmente distinto. Como lo señalaban los periódicos mencionados
toda relevancia como un problema social y colectivo. Los mismos médicos tratantes de Edmundo
–quedó demostrado en la entrevista que les realizaron los periódicos analizados– efectuaban la
Dejando el estigma de lado, por ser materia de los capítulos anteriores, interesa recalcar que
de acuerdo a los informes epidemiológicos realizados por el Ministerio de Salud, desde su llegada
en 1984, la infección de VIH/SIDA ha sido principalmente vía sexual entre hombres, de éstos, la
gran mayoría por relaciones homobisexuales. Tal tendencia se redujo gradualmente conforme la
En términos de contagio nacional, las cifras anunciaban una enfermedad que avanzaba
progresivamente entre la población: si al finalizar el año ’84 se contaron sólo seis víctimas
diagnosticadas, a finales de 1987 ya se contaban más de 100. La tasa de infección, sin embargo,
avanzó lentamente (0.6% de la población en 1987162) lo que serviría para explicar, igualmente el
159
ÍBID, p. 104.
160
Véase nota 58.
161
DEPARTAMENTO DE EPIDEMIOLOGÍA, Ministerio de Salud, “Informe Nacional: evolución de la infección
por VIH/SIDA Chile 1984-2012” en Revista Chilena de Infectología, vol. 32, nº 1, 2015, p. 27.
162
ÍBID, p. 37.
68
Su propagación y las características que esta reviste (el hecho de que afecte principalmente
a homosexuales) demuestra que más allá de la ignorancia de los médicos entrevistados en el primer
capítulo, existía en Santiago espacios de socialización gay que facilitaron la propagación del virus.
del Sida, dos fueron los elementos que funcionaron como antecedentes de su organización: 1. la
configuración de grupos homosexuales con una mínima organización, lo que devino, en algunos
Cabe una pequeña digresión: se entiende por espacio de socialización homosexual el lugar
discoteques y bares gay, por ejemplo. Esta distinción se hace sobre todo porque ha quedado claro
a lo largo de la investigación que Chile no presentaba las facilidades sociales para asumir
reducida. La aparición de estos espacios en Santiago entonces, aumenta la sociabilidad gay urbana.
Ahora bien, debe quedar claro que estos espacios no aparecen exclusivamente en la década de los
’80.
En Bandera Hueca, Víctor Hugo Robles comenta que la primera manifestación homosexual
en Chile se llevó a cabo el 22 de abril de 1973, fue organizada por un grupo de travestis que se
reunían en la Plaza de Armas de Santiago para socializar y prostituirse. La marcha, explica Robles,
se organizó por el constante abuso policial que sufría este grupo de trabajadores sexuales. No tuvo
mayor incidencia, salvo por la cobertura que el diario sensacionalista Clarín le dio al suceso. El
autor comenta que, más que informar sobre el propósito de la manifestación, el periódico en
69
realidad utilizó la noticia para mofarse de los homosexuales. De ahí que una de las conclusiones
que sostiene Robles es que ni la derecha ni la izquierda sentían particular simpatía por los
homosexuales. Fue al alero de la atmósfera de agitación que este grupo de homosexuales decide
alzar la voz. Lo interesante es que, este grupo de travestis prostitutos se conocía por haber visitado
el “mítico burdel de la más famosa reina prostibulera de Chile, Carlina Morales Padilla, la ‘Tía
Carlina’”163.
Con el Golpe de Estado, y la fuerte represión social ejercida por el Gobierno Militar, la
instauración de un toque de queda provocó el cierre de muchos lugares de encuentro, entre ellos el
prostíbulo de la Tía Carlina. Esto sin embargo, no significó el fin del ambiente gay. Comenta
Robles que “pasados algunos años, después del Golpe, la situación política tendió a estabilizarse,
contexto surge a fines de 1977 el grupo Betania/Integración. Uno de los fundadores, entrevistado
por Robles e identificado sólo con el nombre de Iván, recuerda haber conocido a algunos de los
utilizado por Contardo, puesto que, en su referencia a la conformación del grupo, sólo identifica a
dos miembros con nombre y apellido: el guionista Fernando Aragón, y el sacerdote holandés
Cornelio Lomers. El resto de los entrevistados por el autor, sólo fueron identificados por sus
iniciales165. Esta búsqueda por ocultar la identidad puede estar relacionada con lo que Robles
recalca sobre el movimiento: era bastante secreto; y muchos de sus miembros eran homosexuales
163
ROBLES, V.H. Op. cit., Texto disponible en http://banderahueca.blogspot.cl/2009/05/la-primera-rebelion.html
[Consultado por última vez el 28 de noviembre, 2015].
164
ÍBID. Texto disponible en http://banderahueca.blogspot.cl/2009/05/el-grupo-integracion.html [consultado por
última vez el 28 de noviembre, 2015].
165
CONTARDO, Op. cit., pp. 305-311.
70
que públicamente no lo reconocían. Los objetivos del grupo, explica Contardo, eran más bien,
congreso del grupo realizado en el año ’82, este perdió vigencia. Contardo explica que esto se debió
en parte a que, desde la Iglesia Católica, la ligera apertura que generó el documento titulado
“Declaraciones sobre ciertas cuestiones de ética sexual”166 del año 1975, fue totalmente repudiado
en 1986 por el Cardenal Joseph Ratzinger, y el nuevo papa Juan Pablo II, que llegó al cargo en
1978. La nueva postura de la Iglesia desgastó las bases de Integración. El movimiento desapareció
oficialmente a comienzos de 1987, luego de que uno de sus miembros fundadores fuese asesinado
a puñaladas. El miedo llevó a Fernando Aragón a quemar todo documento que los vinculara como
grupo167.
Lo cierto es que, como señala Contardo, la dictadura militar no tuvo un interés particular
sobre personas homosexuales. Salvo por casos específicos de terror (como lo que le ocurrió al
estatal no se hizo sentir con particular afán sobre el ambiente gay, salvo por esporádicos
La década de 1980 fue crucial pues además de ser el momento cuando aparece el Sida, en
mucho más marcada) y en lo social (se establecen nuevas dinámicas de socialización, y nace el
166
Que, según Contardo, representa un hito en la relación de la Iglesia con la homosexualidad toda vez que se aceptaba
que la homosexualidad era, en realidad un “instinto innato” y por lo tanto, no repudiable mientras se nieguen los “actos
homosexuales”. Cfr, CONTARDO, Op. cit., p. 308.
167
ÍBID, pp. 320-321.
71
consumidor). Dicha figura es central toda vez que, según Robles, determina el nacimiento de un
mercado homosexual168. Y es que, si por un lado se liberaliza la economía (lo que permite la
generan las condiciones para que una porción de la población homosexual consuma de dicho
mercado.
’70, pero se establece con mayor fuerza y masificación hacia los ’80 luego de la inauguración del
Bar Burbujas en 1976, y sobre todo de la discoteque Fausto en 1979, ésta última, la primera
discoteque gay de Santiago. Explica Contardo que en esta nueva bohemia gay, la clase era algo
bastante importante, los locales aspiraban a mantener un público burgués169 y agrega que esta
lógica es la que permite el surgimiento del “hombre homosexual como cliente de un circuito de
subcultura gay de las grandes ciudades de Europa occidental y Estados Unidos, sólo que sin
activismo político que complementara la mera diversión con una reivindicación de derechos”170.
Ello no excluye que sea precisamente al son de “los pasos de baile”, que se entablen lazos sociales
respetada del todo puesto que hemos visitado eventos de años previos y fuentes de años posteriores,
representa un intento por demarcar que entre los años 1984 y 1987 imperó una actitud, desde la
168
ROBLES, V.H. Op. cit., Texto disponible en http://banderahueca.blogspot.cl/2009/05/el-grupo-integracion.html
[consultado por última vez el 28 de noviembre, 2015].
169
CONTARDO, Op. cit., p. 333-335.
170
ÍBID, p. 338.
72
prensa, y desde la comunidad científica, que estuvo marcada por la ignorancia, el miedo y la
estigmatización hacia el Sida. Consideramos, por lo tanto, la creación de una organización por la
Prevención del Sida como un indicador de respuesta ante tales sentimientos sociales. Teniendo en
cuenta la postura que adopta la Corporación desde su constitución, se puede afirmar que el inicio
Jaime Lorca, el actual vicepresidente de la institución, en una entrevista otorgada para esta
investigación, comenta que los inicios de la Corporación son identificables en la decisión de seis
amigos homosexuales de buscar información sobre la enfermedad171. Estos seis amigos, señala la
memoria de la institución, son Ernesto Gundlach, Francisco Arias, Gustavo Hermosilla, Jorge
Guzmán, Manuel Rubio y Sergio León172. De acuerdo con el testimonio de Lorca, la amistad de
estos sujetos surgió a propósito de compartir en espacios de diversión nocturna, eran parte, por lo
tanto, de lo que previamente definimos como ambiente gay. Por ello el interés en delimitar las
reconocidas por la memoria de la institución, como un telón de fondo bajo el cual el arribo del Sida
se perfilaba como un problema inmediato. Ponen el acento igualmente en la “vista gorda” que el
régimen había hecho al creciente comercio sexual, no sólo asociado a la prostitución, sino que
En la memoria evalúan que las noticias que publicó la prensa de la época, “una mezcla de
información científica, anécdotas y juicios homofóbicos”, era incomprensible174. De ahí que, nos
cuenta Lorca, los seis fundadores buscasen información en el extranjero mediante contactos, y
171
Entrevista a Jaime Lorca, véase Anexo 5.
172
VILLARROEL, R. (coord.) Movilización comunitaria: un modelo de prevención de la transmisión sexual del VIH
entre hombres homosexuales de Chile., Santiago de Chile, LOM, 2002, p. 84.
173
IBID, p. 81.
174
IBID, p. 82.
73
surgiera la idea de “crear un organismo en el que sean los propios hombres homosexuales los que
asuman los trabajos de prevención y cuidados de la salud175. Desde julio de 1987 comienzan a
reunirse semanalmente, lo que trajo a más personas a cooperar con la organización que primero
recibió el nombre de Corporación Chilena Contra el Sida. Las primeras iniciativas fueron la
de participantes hizo del primer centro de reuniones –la casa de Juan Carlos Silva y Pablo Navarro–
las reuniones se suspenden hasta el 28 de julio de 1988, luego de que Manuel Rubio, uno de los
organización cuáquera que da a la Corporación un aporte inicial de US$2000, que se repetiría por
varios años176.
proyectos que constaban principal y básicamente con la difusión de información sobre formas de
contagio y métodos de prevención. Habilitar una línea telefónica; realizar jornadas de reflexión;
publicar el boletín “Rescate”, entre otras cosas son algunos de los primeros logros de la
institución177.
Señala la memoria, además, que desde un comienzo se abrieron pequeños espacio para la
Corporación pasa por dos de sus hitos más importantes: el primero es que se establecen bajo una
175
IBID, p. 83.
176
IBID, p. 84.
177
ÍBID, p. 86.
74
personalidad jurídica y adquieren oficialmente el nombre de Corporación Chilena de Prevención
del Sida. Ello implica comenzar a dialogar con las autoridades, en lo que explican como “una
posición de crítica y negociación”. Jaime Lorca nos explica que, será en esta época cuando las
SIDA (CONASIDA)178. El segundo hito, enmarcado en la sensación de apertura, tiene que ver con
la realización de un seminario sobre derechos civiles, esto es, específicamente sobre discusión en
torno a homosexualidad. Desde aquél seminario organizado por la Corporación, crecen las ganas
Marcos Ruiz, Juan Cabrera, Jorge Guzmán, Rolando Jiménez, Jorge Pantoja, entre otros,
La corporación, nos cuenta Jaime Lorca, se concentró en labores de Prevención del Sida
hasta el año 2000, cuando se decidió, luego de un claustro ampliado de tres días de duración, “sacar
fuese considerado un problema social, lo era para los homosexuales chilenos. No debe resultar
extraño, entonces, que la primera respuesta al Sida la entregase un grupo de homosexuales. Lo que
no resulta evidente a simple vista eso sí, y por eso se ha planteado como objetivo general de esta
178
Entrevista a Jaime Lorca.
179
VILLARROEL, R., Op. cit., pp. 88-89.
75
investigación, es que junto a la preocupación frente al Sida, nace (o más bien se articula) la
consciencia de comunidad homosexual con un potencial político. Tener ese elemento en mente al
momento de leer una historia del movimiento gay en Chile, o incluso el surgimiento de
movimientos contraculturales como Las Yeguas del Apocalipsis, es clave para futuras
investigaciones.
76
Conclusión
El primer diagnóstico de Sida en Chile se efectuó a mediados de 1984. Las primeras declaraciones
La prensa, a medida que informaba sobre el tema, manifestaba los estereotipos que se tenían
de la enfermedad, como que no representaba un peligro público, toda vez que se trataba de un mal
que afectaba principalmente a los homosexuales, con un claro propósito implícito que era la
búsqueda por la tranquilidad social. Dicho propósito fue tan determinante que muchas veces la
información era imprecisa –hubo una noticia que afirmaba que un homosexual que había recibido
un cambio de sexo se había curado de la enfermedad– o de lleno, errónea –en otra, se afirmaba que
la enfermedad no afectaba a las mujeres. Detrás de esta soltura y liviandad con la que se trataba el
además del hecho que, dado que los periódicos analizados pertenecían a empresas comerciales de
comunicación, el Sida representaba un fenómeno mediático que podía generar divisas económicas.
los hechos noticiosos. Finalmente, una de las conclusiones que se obtienen del análisis de prensa,
al Sida –“el mito de la peste rosa”– que era creíble por su sustento en los conocimientos que la
Chilena de Infectología las que realizaron los primeros trabajos investigativos en torno al Sida,
publicados en sus dos órganos de difusión: la Revista Médica de Chile y la Revista Chilena de
77
Infectología. Se evidenció, en el análisis de sus publicaciones, que en lo relativo a la investigación
sobre el síndrome en Chile, los conocimientos que el cuerpo científico elaboró eran tributarios de
la información que llegaba desde Estados Unidos. Esto conllevó a que la consideración del Sida
como una enfermedad que ponía en jaque los triunfos de la medicina hacia las patologías
infecciosas fuese una conclusión compartida por los médicos chilenos. Y es que, como se
comprobó, previo al Sida, existieron artículos que manifestaron la idea de la medicina triunfante,
que serían rebatidos, luego de 1984, por otro par de artículos enfocados específicamente a los
que, al momento de esbozar un perfil epidemiológico del Sida en Chile –sin las herramientas
metodológicas que ello implica180– se tornó más determinante para los médicos la realidad
Por último, en un afán por generar un acercamiento a los efectos epidemiológicos que el
Sida estaba teniendo en Chile, se consideró el último informe realizado por el Departamento de
disminuyendo con los años. Se consideraron igualmente las condiciones del Sistema de Salud
Pública chileno, que, afectado por las reformas político-económicas del país, en palabras de los
médicos de la época, y de los estudios posteriores, se encontraba colapsado, por la relación entre
fondos económicos estatales, y demanda pública de salud. De ahí que no parece extraño que la
primera respuesta organizada para combatir el Sida en el país venga de un grupo de homosexuales,
180
Como por ejemplo, la falta de un examen que permitiese verificar con certeza cuántos contagiados habían en el
país.
181
Véase nota 159.
78
que mediante la autogestión entablan las bases para informar y educar sobre las formas de
primero tener en cuenta que en Santiago existían espacios de socialización homosexual, que
permitían la formación de lazos sociales que representan las bases de una proto-comunidad gay no
sobre el Sida, toda vez que la enfermedad representaba un problema comunitario específicamente
En ese sentido, queda claro que la afección del Sida, desde un primer momento, estaba
dirigida con particularidad al grupo social homosexual, toda vez que la prensa comenzó
informándolo de esa forma; los médicos secundaban las conclusiones provenientes de Estados
Unidos; y la Salud Pública no estaba preparada para enfrentar una enfermedad de tales
nacimiento del movimiento gay norteamericano fue al alero de los ánimos revolucionarios propios
de la década de los ’70, en Chile, surgió junto a la llegada del síndrome al país.
documentadamente, a grandes rasgos qué pasaba en Chile cuando llegó el Sida, sirvió también para
comprender con mejores fundamentos y una mejor profundidad, de qué forma lo planteado por
Robles y Contardo sobre la relación entre el Sida y el actual movimiento gay, se cumple. Con todo,
sigue existiendo la convicción de que relegar a esta mortal enfermedad el papel de catalizadora
indirecta, es ignorar que ante la adversidad, estos seis amigos homosexuales se adscribieron la
difícil tarea de combatir un flagelo con la única y mejor arma que tenían: la organización.
182
Véase nota 168.
79
Bibliografía
Citada
- ARMUS, D., “La enfermedad en la historiografía de América Latina Moderna”, en Asclepio, vol.
54, nº2, 2002, pp. 41-60.
- ARRIZABALAGA, J., “History of disease and the Longue Durée” en History, philosophy, life
and science, vol. 21, nº1, 2005, pp. 41-56. Texto disponible en:
http://digital.csic.es/bitstream/10261/35080/1/Arrizabalaga%20...History%20of%20disease.....pdf
[Consultado por última vez el 1 de diciembre, 2015].
- BRONFMAN, M. y GÓMEZ, H., “Reseña al libro ‘Historia del Sida’ de Mirko Grmek”, en Salud
pública de México, vol. 34, nº6, 1992, p. 697-701.
- CARMONA, M., y DEL VALLE, C., Sida en Chile: La historia desconocida. Andrés Bello,
Santiago de Chile, 2000.
- CONTARDO, Ó., Raro. Una historia gay de Chile. Planeta, Santiago de Chile, 2011.
- CUETO, M., El regreso de las epidemias. Salud y sociedad en el Perú del siglo XX. IEP, Lima,
1997.
- -----, Culpa y Coraje: Historia de las políticas sobre el VIH/Sida en el Perú, Consorcio de
Investigación Económica y Social/Facultad de Salud Pública y Administración, Universidad
Peruana Cayetano Heredia, Lima, 2001.
- CUETO, M., y ZAMORA, V., (eds.). Historia, Salud y Globalización. Lima, IEP, UPCH, 2006.
- FERNÁNDEZ J. M., “La Hemeroteca: una de las moradas de la Historia de las Mentalidades”,
en Tuñón de Lara, M. (coord.), La prensa de los siglos XIX y XX. Metodología, ideología e
80
información. Aspectos económicos y tecnológicos: I Encuentro de Historia de la Prensa, España,
Universidad del País Vasco, 1996.
- GRMEK, M., Historia del Sida, Siglo XXI, Buenos Aires, 2004 [1990].
- HORWITZ, N., et. al., Salud y Estado en Chile. Organización social de la Salud Pública, Período
del Servicio Nacional de Salud. Santiago de Chile, OPS, 1995.
- ILLANES, M., “En el nombre del pueblo, del Estado y de la ciencia”: Historia social de la Salud
Pública, Chile (1880-1973), Santiago de Chile, La Unión, 1993, p. 507-508.
- PORTER, R., Breve historia de la medicina. Las personas, la enfermedad y la atención sanitaria.,
Taurus, Ciudad de México, 2004
- ROBLES, V.H., Bandera Hueca: Historia del movimiento homosexual de Chile. Arcis/Cuarto
Propio, Santiago de Chile, 2008. Una versión completa de este libro se encuentra disponible en:
http://banderahueca.blogspot.cl/ [Consultado por última vez el 1 de diciembre 2015].
- SANTA CRUZ, E., Análisis histórico del periodismo chileno, Santiago de Chile, Nuestra
América, 1988. Texto disponible en: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-7704.html
[consultado por última vez el 10 de noviembre, 2015].
-----, E. Modelos y estrategias de la prensa escrita en procesos de modernización: Chile siglo XX,
Santiago de Chile, Centro de investigaciones sociales/U. Arcis, 1996.
81
- SONTAG, S. El Sida y sus metáforas. Santillana, Madrid, 1996 [1988].
- WOLFF, M., “SIDA: Una travesía desde la impotente desesperanza al éxito terapéutico”, en
Revista Chilena de Infectología, vol. 32, nº1, 2015, pp. 9-16.
- ZÁRATE M. S. (comp.), Por la salud del cuerpo. Historia y políticas sanitarias en Chile,
Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, 2008.
- ZÁRATE, M. S., DEL CAMPO, A. “Curar, prevenir y asistir: Medicina y salud en la Historia
chilena” en Nuevo Mundo, Mundos Nuevos, Debates, 2014, Texto disponible en
http://nuevomundo.revues.org/66805?lang=es [Consultado por última vez el 8 de enero de 2016].
Consultada
- FARMER, P. “Brujería, política y concepciones sobre el Sida en el Haití rural.” En ARMUS, D.,
Entre médicos y curanderos: Cultura, historia y enfermedad en la América Latina moderna, 417-
455. Norma, Buenos Aires, 2003.
- KRAUSE, P., "“La Percepción Social de VIH/SIDA en Chile y sus Efectos”", en Independent
Study Project (ISP) Collection. Paper 1166, 2011. Disponible en
http://digitalcollections.sit.edu/isp_collection/1166 [Consultado por última vez el 1 de diciembre
2015].
- REVUELTA, G., Et. al., “El Sida en los medios de comunicación: Análisis comparativo de El
País, La Vanguardia y The New York Times en los 20 años de historia de la enfermedad (1981-
2001)”. Texto disponible en: http://quark.prbb.org/24/imim_Q24/024048.htm [consultado por
última vez el 10 de noviembre, 2015].
82
Fuentes
83
Revista Complejo Hospitalario Paula Jaraquemada
-ARMAS CRUZ, R., “Algunas meditaciones sobre la medicina actual”, en Revista Médica de
Chile, vol. 108, nº4, 1980, 338-350.
-BIEL, F., “Investigación y salud”, en Revista Médica de Chile, vol. 111, nº6, 1983, 605-608.
-CONTE, G., “SIDA: precauciones para el personal clínico y de laboratorio”, en Revista Médica
de Chile, vol. 114, nº7, 788.
-CORNEJO, M., et. al., “Transmisión heterosexual de virus HTLV-III”, en Revista Médica de
Chile, vol. 114, nº7, 1986, 687.
-CRUZ COKE, R., “Salud pública en Chile durante la década del ‘70”, en Revista Médica de Chile,
vol. 111, nº2, 1983, 192.
-DEL SOLAR, A., “La infección en el siglo XX”, vol. 114, nº7, 1986, 681-686.
-FARGA, V., “El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)”, en Revista Médica de Chile,
vol. 111, nº12, 1983, 1300-1306.
-GOIC, A., “Situación actual de la investigación en ciencias médicas en Chile”, vol. 110, nº2, 1982,
pp. 159-173.
84
-MEDINA, E., et. al, “Enfermedades infecciosas en Chile: situación actual y perspectivas”, vol.
113, nº4, 1985, 369-375.
-MEDINA, E. y KAEMPFFER, A., “La salud en Chile, durante la década del setenta: I.
Descripción de la situación” en Revista médica de Chile, vol. 110, nº9, 1982, p. 903-912.
------, “La salud en Chile, durante la década del setenta: II. Un intento de interpretación”, en Revista
médica de Chile, vol. 110, nº10, 1982, p. 1004-1014.
-ORTÚZAR, R., “Tecnología y medicina”, en Revista Médica de Chile, vol. 109, nº7, 1981, 656-
660.
85
Anexos
86
Fuente: WOLFF, M., “SIDA: Una travesía desde la impotente desesperanza al éxito terapéutico”,
en Revista Chilena de Infectología, vol. 32, nº1, 2015, pp. 14-15.
87
Anexo 2: Fotografía del Sarcoma de Kaposi en la espalda de Edmundo.
88
Anexo 3: Portada Diario La Tercera de la Hora, 23 de agosto de 1984.
89
Anexo 4: Portada Diario Las Últimas Noticias, 23 de agosto de 1984.
90
Anexo 5: Entrevista a Jaime Lorca, Vicepresidente de la Corporación Chilena de Prevención del
SIDA
3 de noviembre, 2015. Santiago de Chile
Mi nombre es Jaime Lorca, estoy en la institución desde hace 19 años y formo parte del directorio
de la institución, entre otras cosas.
Si, esto parte, primero, por la inquietud de seis amigos ante la aparición del VIH en Chile. Ellos se
juntan y acuerdan, cuando empiezan a tomar test de ELISA, hacerse el test de ELISA para ver si
alguno de ellos tiene VIH y uno sale positivo. Empiezan a buscar información y al no encontrarla
empezaron a contactar cada uno a amigos que tenían fuera de Chile, y les llegaba la información
vía correo en esa época, el correo tradicional, y se juntaban los sábados para compartir lo que es
llegó. Y estos que eran seis amigos, empieza a crecer en forma constante en la medida en que van
teniendo más información. Y dado que en Chile no hay una respuesta a ello, ellos empiezan a
buscarla a través de toda esta información que reciben, y deciden formar una organización que en
un principio, sin personalidad jurídica aún, se llamaba Corporación Chilena de Lucha Contra el
Sida, y en el año 1987, a través de una organización que se llama Cuáqueros, recibieron el primer
apoyo económico para sustentar la organización y lograron obtener personalidad jurídica.
Es una ONG internacional que promueve, entiendo que aún existe, y apoya a organizaciones chicas
con algún aporte.
A ver, entre los que recuerdo, Gustavo Hermosilla… Manuel, no recuerdo el apellido de Manuel…
Richard Villarroel entre otros. Pero eran seis amigos.
91
¿Y todos ellos, cómo se conocieron?
Los seis eran gays, se conocían de la vida. Unos fueron compañeros de colegio, otros del ambiente
gay, en lugares de carrete. Y así es como deciden organizarse, y cambian el nombre de la
organización con la adquisición de la personalidad jurídica, y ahí pasa a llamarse Corporación
Chilena de Prevención del Sida, hasta el día de hoy. Ese es su nombre oficial. Los otros nombres
como SIDACCIÓN o ACCIÓNGAY, son nombres de fantasía que hemos utilizado y que nos
permiten, a veces, ampliar la mirada a través de proyectos. Entonces, somos la primera respuesta
al VIH en Chile, antes que el Estado chileno. Porque la primera organización gubernamental
preocupada del SIDA fue CONASIDA que nace en el año ’90.
Y en este documento notarial, ¿hay algún tipo de declaración de principios? ¿Una misión?
Está la primera misión de la Institución. Y el documento también estipula que se trata de una ONG,
por lo tanto, es un organismo sin fines de lucro. Los recursos que se generen deben ser por
proyectos. Postulamos a diferentes organismos. En los primeros años de la institución, el Estado
no daba ningún apoyo económico, por lo tanto lo que siempre hacíamos era postular a organismos
internacionales, como por ejemplo la Fundación Ford, la Fundación Elton John, la Fundación
Elizabeth Taylor, entre otras.
Porque lo que se buscaba era anticiparse al Sida, era tratar de evitar que los hombres homosexuales
adquirieran el VIH. De manera que pudiéramos mejorar la calidad de vida de ellos.
92
Es que no existían todavía.
No todavía. Con cuea’ había AZT que resultó matar más gente que el VIH. Entonces, no había
tratamiento. Las drogas llegan después, cuando la misión ha tenido algunos cambios a lo largo del
tiempo, y nosotros la fuimos adaptando. Se ha ido adaptando conforme las necesidades de la época.
Uno de los primeros logros es impulsar a que el Estado de Chile se hiciera cargo del VIH/SIDA y
lograra abrir una oficina dentro del Ministerio. Lo que es un hito histórico en Chile, porque en el
país no hay ninguna enfermedad que tenga una oficina dentro del Ministerio. El VIH tiene una
oficina dedicada exclusivamente al VIH, dentro del Ministerio. En algún momento el Gobierno de
Piñera la cerró. Michelle Bachelet la ha vuelto a abrir con un nuevo nombre, ahora se llama
PROSIDA, o sea, seguimos manteniendo eso. Ese es uno de los grandes logros. Y lo otro es lograr
llegar a Instituciones como Universidades y algunos liceos, dando talleres de prevención para evitar
la transmisión del VIH/SIDA y las ETS. Esos son nuestros logros finalmente en lo que respecta a
VIH, digamos. También, hubo momentos en los que tuvimos que acoger a las personas que vivían
con VIH, para entregarles información y aprendieran cómo vivo hoy con VIH. A mí me toca, y
debo saberlo, porque no había información. Logramos instalar en Chile, en la ley del SIDA, que
para tomarse el test de ELISA es necesaria una orientación pre y post diagnóstico. Nosotros somos
los primeros en Chile en dar ese tipo de orientación. Y cuando el test de ELISA se hace más
accesible, se hace necesaria también una orientación pertinente, por lo que la organización manda
a tres personas a Brasil a prepararse en orientación, en Chile no estaban las herramientas, las
trajimos nosotros. El Estado a fines de los noventa decide que esta institución se haga cargo de
preparar a los funcionarios de salud que iban a tomar test de ELISA para que hagan orientación.
Cosa que hasta el día de hoy no se hace.
Pero el Estado también las tiene, se les entregaron, se les hicieron llegar. Se preparó a la gente para
ello, y aun así no se hace orientación.
93
La organización de la que hablaba previamente, esa que desmanteló el gobierno de Piñera, ¿es la
CONASIDA?
A propósito de las exigencias que tenía esta organización. Porque estábamos, los gays,
absolutamente indefensos, no había ningún protocolo, ni nada, para atención tampoco.
¿Diría usted, entonces, que esta organización nació con algún tipo de interés político?
No, en ese momento, no había intereses políticos. Nosotros lo hicimos más bien con un interés de
lograr educar a nuestros pares para que lograran usar condón.
Yo diría que lo hicimos todo por amistad, más que por otra cosa. Muy comunitario.
Por eso también me interesa el nacimiento de esta organización, porque, para mí, el hecho de que
sean seis gays los que fundan la primera corporación por la prevención del Sida aquí en Chile
habla de que el Sida genera una conciencia de comunidad gay, que aquí en Chile, según tengo
entendido, no existía hasta antes del Sida de hecho.
Efectivamente es así. Antes del Sida no hubo ninguna organización que aglutinara a la población
homosexual. O que los representara de alguna manera. De hecho, la organización nace por el Sida
y para el Sida, y luego, a partir de eso, los homosexuales comienzan a llegar en masa. Estos seis
amigos que parten con la idea a fines del ’84, habían reunido ya a noventa personas para el año ’87
todos los sábados a conversar sobre el tema. Pero también empieza la idea de que hay que ver el
problema del Sida desde una mirada más homosexual. Pero la Corporación lo veía más bien sólo
como un problema de Salud. No estábamos trabajando en derechos todavía. Nosotros salimos del
clóset el año 2000. Ese año decidimos pararnos ante la sociedad como una organización
homosexual. Antes de eso no. Entonces, ¿qué pasó? Que dentro de la institución había gente que
venían por el tema VIH, estaban aquí por eso, y sin embargo querían trabajar en derechos, y las
94
discusiones en las reuniones comenzaron a agrandarse, fueron cada vez más fuertes, más potentes,
que al final terminó separándose la organización. De esa separación nace el MOVILH. Pero la
Corporación hasta el 2000, trabaja sólo con temas relativos a Salud. El resto, los que se salieron,
es porque quisieron trabajar en derechos de la población homosexual. Para el año 2000, luego de
un claustro ampliado que duró tres días, se tomó la decisión de salir del clóset, y nuestra postura
pasa a ser pro-derechos de los homosexuales, dentro de los cuales, uno de ellos es la salud. Por lo
tanto, el tema de la prevención del Sida, de ser prioritario, pasa a un lugar secundario, pasa a ser
un programa más dentro de la Corporación.
No sé si conciencia, pero dio fuerza a personas que tenían la idea de hacerlo de esa manera, y de
luchar por sus derechos. Como estaban aglutinados por un tema que les era común, el otro tema
era más común aún, por lo tanto hay algunos que se interesan más en ello y menos en el SIDA y
deciden trabajar en derecho, y eso hace que agarren fuerza y se mantengan vigentes hasta hoy.
95