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Introducción
Con esto se crea también la guía clínica Nº 55 Gran Quemado, que pretende estandarizar el
tratamiento del paciente quemado grave, con el propósito de mejorar progresivamente los
resultados y la calidad de la atención.
Si bien esto ha significado un aumento en las tasas de sobrevida tanto de pacientes adultos
como pediátricos en los centros hospitalarios de referencia, aún se observan brechas en la
calidad de atención entre éstos y la atención primaria o instituciones derivadoras.
Epidemiología
En Chile se han logrado distinguir tres grupos de pacientes quemados que tienen
características diferentes: los accidentados del trabajo, los quemados adultos del sistema
público y los quemados pediátricos.
Lo que distingue al grupo de niños quemados es que presentan quemaduras que en su gran
mayoría se pueden manejar en forma ambulatoria. Sólo el 10% de los casos requiere
hospitalización. La mayoría de los niños quemados que se hospitalizan no presentan patología
previa, el agente predominante es el líquido caliente, la superficie corporal comprometida es
menor al 10% y presentan una red social de apoyo.
Un estudio realizado en 133 pacientes de la Unidad de Quemados del Hospital Félix Bulnes,
el 2008, describió estas características.
Entre los agentes etiológicos destacan los líquidos calientes con un 75.9%, dentro de los
cuales el agua representa un 70.6% como principal causa, seguido desde muy atrás por
objetos calientes (9.7%), fuego (6%), electricidad (3.5%) y otros (químicos, sol, etc).
Esta distribución de la etiología tiene una significancia clínica, en el sentido de que la injuria
inhalatoria y la quemadura eléctrica por alta tensión tiene una incidencia muy baja en la
población pediátrica.
Este estudio también reveló que entre un 16% a 21% de los pacientes con diagnóstico
confirmado de maltrato infantil tiene por etiología la quemadura.
En la población pediátrica, según datos aportados por el Hospital Luis Calvo Mackenna,
desde Julio del 2007 a la fecha han tratado 221 pacientes, falleciendo 4. En el mismo
período en el Hospital Exequiel González Cortés, de 374 pacientes hospitalizados
murieron 3. Basándose en estos datos, la mortalidad pediátrica global en 4 años es de 1.17%.
Si bien esta cifra es sólo una aproximación, sirve para graficar la diferencia entre ambos
grupos.
Como ya se mencionó sólo el 10% del total de pacientes pediátricos que se queman se
hospitalizan. De estos no todos corresponden a pacientes definidos como Quemado GES.
En este contexto es que a partir del año 2010, se incluyó la reparación quirúrgica de
secuelas en la garantía explícita, para aquellas que sean graves, funcionales y permanentes.
Manejo Prehospitalario
En los quemados por incendio, se presentan dos hechos importantes a mencionar, por un lado
está el fuego (llamas) y por otro, el humo que contiene partículas que son producto de la
combustión de los elementos sintéticos. Ambas situaciones pueden estar presentes en forma
independiente o conjunta.
En los casos de quemaduras por fuego, se debe hacer rodar a la víctima y cubrirla con mantas
con objeto de extinguir las llamas.
Poco frecuente en niños son las quemaduras por sustancias químicas, álcalis y ácidos,
sustancias presentes en elementos de limpieza utilizados dentro del hogar y en comburentes
para la calefacción. Generalmente las lesiones se producen a nivel cutáneo, por contacto, por
lo que se debe desnudar al paciente, retirar todas las ropas que contengan el químico, irrigar
copiosamente con agua, por un período mínimo de 20 a 30 minutos; si el producto es en polvo
debe cepillarse y lavarse con agua, NO utilizar sustancias neutralizantes.
Las lesiones oculares requieren irrigación de agua permanente hasta llegar al centro de salud.
Aquí tiene especial importancia la premisa que el equipo de salud debe tomar siempre las
precauciones universales y evitar ser víctima de un nuevo accidente antes de atender a la
víctima.
Una vez asegurada la escena, se debe continuar con la evaluación primaria, el ABC de
trauma, en la que se valoriza, la permeabilidad de la vía aérea, la respiración y la circulación.
En los pacientes quemados, el riesgo vital más inmediato puede estar determinado por la
obstrucción de la vía aérea superior secundario a edema. Esta situación debe sospecharse en
los siguientes pacientes:
• Rescatados de incendio en lugar cerrado.
• Quemados de cara y cuello por fuego o por inflamación de las ropas.
• Quemados por fuego con compromiso de conciencia previo.
• Presencia de vibrisas nasales, ronquera progresiva.
• Estridor y tos acompañada de esputo carbonáceo.
La intubación orotraqueal está indicada en los pacientes con las siguientes condiciones:
• Pacientes con sospecha de Injuria inhalatoria.
• Pacientes inconscientes.
• Pacientes con trauma asociado que compromete la vía aérea o la mecánica
respiratoria.
• Gran superficie quemada (mayor a 25%) y volumen importante de reanimación.
Existen situaciones en las que se realiza un sobre diagnóstico de pacientes con injuria
inhalatoria. De manera que no hay que sospechar esta lesión ante pacientes con quemaduras
faciales con líquido caliente, ni por arco voltáico, ni aquellas quemaduras de espesor parcial
producidas por explosión de gas sin inflamación de las ropas. En estos casos el tiempo de
exposición es tan breve, que hace muy improbable la injuria inhalatoria.
B. Ventilación
Una vez asegurada la vía aérea se evalúa la respiración, que consta de 5 puntos:
• Frecuencia respiratoria.
• Esfuerzo respiratorio.
• Volumen corriente.
• Ruidos de vía aérea y ventilación.
• Oximetría de pulso.
En los pacientes con sospecha de injuria inhalatoria se debe administrar oxígeno al 100%.
Además hay que presumir intoxicación por monóxido de carbono cuando aparece
sintomatología, como cefalea, nauseas, vómitos, somnolencia, compromiso de conciencia, etc.
C.Circulación
Se aconseja obtener una vía venosa periférica gruesa con bránula Nº 18, en lo posible en piel
no quemada. En pacientes con quemaduras muy extensas, se recomienda la instalación de dos
vías venosas. En los pacientes en los que no es posible obtener una vía venosa, hay que
considerar la vía intraósea.
En este punto se expone el paciente, se retira cualquier prenda o accesorio que pueda
provocar compresión (anillo, relojes, collares), se quitan las ropas, a excepción de aquellas que
estén muy adheridas al área quemada. En ese caso basta con recortarlas.
La irrigación con abundante agua fría o tibia, se reserva para pacientes con extensiones
menores a un 10% de superficie corporal, ya que en quemaduras más extensas se puede
provocar hipotermia, factor que hay que evitar envolviendo al paciente en una sábana limpia
y mantas o plástico, no necesariamente estériles, que ayudan a evitar el enfriamiento,
maceración y contaminación.
Traslado
1. Traslado efectuado por el adulto presente en el lugar del accidente: Esto sucede
porque el agente causal más frecuente en las quemaduras de niños es por líquidos
calientes y generalmente ocurre en el hogar en presencia de un adulto.
Los pacientes con quemaduras de cara, cuello y parte superior del tronco deben ser
trasladados semisentados con elevación de 30º, para limitar la formación de edema facial.
Cuando las lesiones afecten las extremidades, éstas deber ser elevadas sobre el nivel del
corazón.
Ingreso Hospitalario
Los objetivos del ingreso hospitalario son establecer el diagnóstico inicial de la quemadura y
sus agravantes (Injuria Inhalatoria, Intoxicación por monóxido de carbono, síndromes
compresivos, traumatismos asociados, etc.), instaurar una reanimación precoz y apropiada,
manejar el dolor, monitorizar parámetros e indicadores de resucitación, y evitar
complicaciones como hipotermia y contaminación de la quemadura.
El médico a cargo debe solicitar al personal de rescate, toda la información registrada sobre
las medidas de reanimación y las características del accidente.
Se debe iniciar la atención rechequeando el ABC del trauma, asegurándose que no han surgido
nuevas complicaciones, y descartando situaciones de riesgo vital.
• Edad.
• Hora exacta del accidente.
• Agente causal.
• Mecanismos y condiciones en que se produjo el accidente.
• Tiempo de exposición.
• Peso del paciente (Edad x 2) + 8
• Tratamiento casero recibido.
• Tratamientos prehospitalarios
• Antecedentes mórbidos o patologías asociadas.
• Hora de la última ingesta.
• Alergias.
• Medicamentos.
Evaluación de la Quemadura
Extensión de la quemadura
La superficie corporal quemada se expresa en porcentaje y debe ser estimada con exactitud,
ya que se relaciona con los trastornos fisiopatológicos, es determinante en el pronóstico vital y
en ella se basa la reposición de volumen.
Existen diferentes maneras de calcular la extensión. Entre las más extendidas está la regla de
los 9 descrita por Pulansky-Tennison, que se basa en que los segmentos corporales tienen
valores iguales a 9 o múltiplos de éste; la cabeza y miembros superiores representan
cada uno 9%, la cara anterior y posterior del tronco, así como también cada extremidad
inferior corresponden a un 18% cada uno. El 1% restante equivale a los genitales.
Esta regla no es aplicable a niños, cuyos segmentos corporales varían de acuerdo a la edad.
En lactantes y niños pequeños la cabeza representa una extensión mayor a expensas de la
disminución del tronco y las extremidades inferiores.
Otra manera de calcular la extensión es la propuesta por Lund y Browder, quienes hicieron una
modificación a la regla de los 9 en base a las diferencias de los segmentos corporales del niño,
de acuerdo a esta tabla se debe agregar un 1% que corresponde a la zona genital.
Para una correcta evaluación de la extensión de una quemadura, se utiliza la Regla de los
Nueve ajustada por edad junto con la Regla de la Palma de la Mano.
Profundidad de la quemadura
Localización de la quemadura
Se describen 2 áreas:
1. Áreas especiales: Se denomina así por el riesgo de producción de secuelas estético
– funcionales. Situación que determina la gravedad local. Estas zonas en general
son periorificiales o aquellas regiones próximas a pliegues articulares, entre
ellas se incluyen:
• Cara
• Cuello
• Manos
• Pies
• Pliegues articulares.
• Genitales.
• Periné.
• Mamas
El paciente pediátrico tiene segmentos corporales que varían con la edad, una mayor
labilidad hemodinámica, piel más fina y elástica, mayor tejido celular subcutáneo y más laxo,
baja capacidad de concentración renal, baja capacidad de termorregulación, presencia de
cartílago de crecimiento, mayor tendencia a la cicatrización hipertrófica post-quemadura y las
secuelas cicatriciales aumentarán con el crecimiento y desarrollo del niño.
Esta fórmula integra las variables de extensión, profundidad y edad, con lo que se calcula
un valor, que categoriza a los pacientes quemados en distintos grupos de gravedad. Cada
grupo históricamente se asociaba una mortalidad determinada.
El índice de Gravedad permite agrupar a los pacientes en distintas categorías según el valor
calculado:
El cálculo del volumen a administrar está determinado los requerimientos basales más las
pérdidas producidas por las quemaduras. Existen distintas fórmulas de hidratación como la de
Parkland o la de Galveston, ambas utilizadas en nuestro medio. El volumen calculado es
solo una estimación referencial, por lo que la reposición debe ajustarse al monitoreo.
Se aconseja administrar Ringer Lactato.
Fórmula de Parkland:
4 ml x % de superficie corporal quemada (SCQ) x kg. de peso
+
Requerimientos basales (fórmula de Holliday)
• 100 ml x kg peso primeros 10 kilos
• 50 ml x kg peso segundos 10 kilos
• 20 ml x kg peso > 20 kilos
Fórmula de Galveston:
5.1 ml x mts2 % SCQ + 2.000 cc x mts2 superficie corporal total (SCT)
Para garantizar una buena perfusión tisular, se administra de la siguiente forma en las
primeras 24 horas de ocurrido el accidente:
Analgesia
La intensidad del dolor producido por la quemadura se relaciona con la extensión de la misma,
y la profundidad de la lesión. La elección del analgésico a utilizar tiene que considerar estos
factores, además de la edad y el estado de hidratación.
Hay que recordar que la vía intramuscular está contraindicada en el quemado agudo, ya que
la hipoperfusión tisular impedirá su absorción hasta completada la rehidratación, momento en
el cual se producirá absorción masiva con riesgo de depresión respiratoria.
Los exámenes de laboratorio tienen por objeto, evaluar el estado basal del paciente y controlar
la calidad de la reanimación. En primera instancia se solicitarán los siguientes:
• Hemograma.
• Recuento de plaquetas.
• TTPK y protrombina.
• Clasificación de Grupo y Rh.
• Electrolitos plasmáticos.
• Gases venosos.
• Lactato.
• Creatinina.
• Proteinemia total y diferenciada albúmina y globulina
• Glicemia.
Ante la sospecha de injuria inhalatoria, es necesario solicitar además
carboxihemoglobina. Frente a una quemadura eléctrica de alta tensión debe solicitarse
CK, CK-Mb, LDH, ph urinario y mioglobinuria.
Las primeras 24 horas el hematocrito, electrolitos y gases deben ser controlados cada 6 horas
para evaluar el estado de hidratación del paciente y la calidad de la reanimación.
Otros exámenes:
• Radiografía de tórax: está indicada ante sospecha de injuria inhalatoria, aun cuando
ésta es normal en las primeras 24 horas. En quemaduras eléctricas por alta tensión, el
paso de la corriente por el tórax obliga a descartar una contusión pulmonar que haya
producido un síndrome de ocupación pleural (hemo o neumotórax).
Diagnósticos de urgencia
Las situaciones que se consideran urgencias, son aquellas que requieren una intervención
apenas establecido el diagnóstico. Estas son las quemaduras que requieren descompresión.
Este procedimiento es de excepción en el paciente pediátrico, ya que las quemaduras por
fuego y eléctricas por alta tensión son infrecuentes.
Se trata de conseguir una herida limpia sin restos necróticos, retirando flictenas y otro
contaminantes, evitando la contaminación con flora intrahospitalaria. Luego se procede a cerrar
la herida no usando tópicos locales, se cubre con membrana semipermeable (Telfa®) si se
dispone de ella, de lo contrario solo con gasas y apósitos absorbentes, venda de gasa no
elástica y apósito tubular si es una extremidad para así dejarla en posición de drenaje.
Este procedimiento debe realizarse idealmente en pabellón, por lo que este tema se
revisará con mayor detalle en el siguiente módulo.
Una vez hecho el diagnóstico de Gran Quemado, se deben iniciar los trámites de la derivación
y traslado del paciente. El transporte debe ser efectuado con la mayor premura posible, para
que a su llegada todo el personal esté preparado y se realice la transferencia en el menor
tiempo. Hay que destacar que toda la información que se transmita implicará una mejor
atención para el paciente, siendo esta oportuna y de calidad.
Se debe comunicar telefónicamente con la persona establecida para ello en el centro receptor
entregando los datos contenidos en la hoja de derivación y cumpliendo con el protocolo de
derivación. Hay que definir la complejidad y tipo de Unidad de traslado (terrestre o aéreo)
según el tipo de quemadura, índice de gravedad, lesiones asociadas, presencia de injuria
inhalatoria etc. Se debe indicar el personal de salud y familiar que acompañará al paciente
Como se señaló anteriormente, los pacientes con quemaduras de cara, cuello y parte superior
del tronco deben ser trasladados semisentados con elevación de 30º, para limitar la formación
de edema facial. Cuando las lesiones afecten las extremidades, éstas deber ser elevadas
sobre el nivel del corazón.
El traslado debe ser con un paciente estabilizado, con la vía aérea asegurada, vía venosa
permeable, reanimación hídrica en curso, con un adecuado manejo del dolor, con sonda
nasogástrica y vesical, cura oclusiva sin tópicos y evitando la hipotermia.