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UNIVERSIDAD YACAMBÚ

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

COORDINACIÓN DE DERECHO

ESTADO LARA – VENEZUELA

UNIDAD I
ENSAYO

Estudiante: Yolenny López

CABUDARE, FEBRERO DE 2018


Los romanos llevaron la teoría de las obligaciones al más alto grado de
perfección; los jurisconsultos romanos, interpretando la voluntad de las partes se
dedicaron a desarrollar sus principios con el cuidado debido. Las Institutas de
Justiniano defendieron las obligaciones de la manera siguiente: “es un lazo de
derecho que nos sujeta a la necesidad de pagar alguna cosa conforme al derecho de
nuestra ciudad” La obligación es la institución jurídica que tiene mayor vigencia y
mayor campo de aplicación, pues a través de ella los hombres en sociedad satisfacen
las más variedades necesidades de la vida ordinaria por la producción de relaciones
jurídicas que generan obligaciones.

En cuanto, a las obligaciones contractuales alcanzaron gran desarrollo en el


derecho romano, pero el principio de que la voluntad de las partes es soberana, el
derecho romano jamás la admitió de una manera absoluta. La regla dominante en la
época clásica y subsistente en el tiempo de Justiniano es el acuerdo de las voluntades,
el simple pacto no basta para crear una obligación civil. El derecho romano, en
materia civil, solo reconoce las convencionales acompañadas de ciertas formalidades,
cuyas ventajas es dar más fuerza y certidumbre al consentimiento de las partes y
disminuir los pleitos, al encerrar en límites precisos la manifestación de voluntad,
consistían en palabras solemne que debían emplear las partes para formular su
acuerdo.

Es por ello que, la clasificación de las fuentes de las obligaciones en


delictuales y contractuales, llego a ser insuficiente a medida que se perfeccionaba el
derecho romano. Los jurisconsultos lograron reconocer que se puede estar obligado
sin que haya habido contrato ni delito. Gayo en una de sus obras, los Aureis, estudia
las otras causas de obligaciones que no son ni contratos ni delitos. “Cada obligación
toma en derecho romano una fisonomía particular, según la causa que la produjo, por
eso los jurisconsultos no estudian las obligaciones en sí mismas, según sus caracteres
generales, si no que se limitan a desarrollar a las diferentes fuentes de donde nacen.
Así mismo, el estudio de la clasificación de las fuentes de las obligaciones
en el Derecho venezolano podemos dividirlo en dos etapas: la comprendida desde la
promulgación del primer Código Civil venezolano en 1862 hasta el Código Civil de
1922, inclusive; y el análisis de la clasificación contemplada en el Código Civil de
1942, fuertemente influenciada por el Proyecto Franco-Italiano de las Obligaciones.

La prestación para que tenga la calidad de obligación y se pueda exigir con


certeza, debe determinarse, o sea describirse en que va a consistir, para que la
coercibilidad jurídica se pueda ejercer sin que haya lugar a incertidumbre. De esta
manera el acreedor sabrá cuál es el derecho que debe exigir y a su vez el deudor
previamente tiene pleno conocimiento de qué debe cumplir. Sin embargo la
determinación no debe tomarse en sentido absoluto, por cuanto en ciertos eventos
bien pueden los protagonistas de la relación obligacional, sentar las pautas u
orientaciones para hacerlo posteriormente y he ahí el por qué se hable de la
determinabilidad, como sucede en las previsiones contempladas en los artículos 1864,
2143 del C.C.C., 920 y 921 del C. de Comercio.

El estudio del derecho de las obligaciones se ha considerado como la


columna vertebral del derecho privado a cuyo alrededor se dinamizan las relaciones
jurídico-patrimoniales de las personas, es un derecho en continuo movimiento, por
cuanto el ejercicio de las voluntades hace que las previsiones estáticas consagradas en
las disposiciones normativas tengan su desarrollo a cada momento. De acuerdo a su
importancia es indiscutible donde fluye por todos los campos del derecho, y no hay
área del mismo que no disponga sobre obligaciones, en cualquier lugar del mundo
jurídico que nos ubiquemos las encontramos.

Al analizar los conceptos doctrinales citados, podemos precisar sus


componentes y, respecto de los mismos destacaremos sus características. Se
distinguen como elementos de la obligación:

 Elemento jurídico: vínculo, ligamen, nexo o relación esencialmente de


derecho.
 Elemento personal: sujeto activo y pasivo o acreedor y deudor
 Elemento objetivo: la prestación que se debe.
 Elemento teleológico: fin que se persigue.
El hombre actúa por finalidades. Movido por ellas busca satisfacer
necesidades de diverso orden: religioso, moral, jurídico, cultural, económico, social,
científico, de recreación, etc. y asume comportamientos que vienen a constituirse para
él, en obligaciones, como una manera de cumplir y obtener para sí un fin propuesto
ya sea de carácter público o particular. El ser humano no es autosuficiente. Requiere
entonces entrar en relación con los demás, adquiriendo compromisos para alcanzar lo
que persigue. Para tal efecto se ha creado el fenómeno jurídico denominado
“obligación civil” ya sea porque la dinámica de las voluntades de las personas lo
establezcan o porque la voluntad del legislador así lo prevenga para regular los
intereses de índole particular con trascendencia en el orden y bienestar social de una
manera racional.

De acuerdo, a la pluralidad de sujetos puede ser originaria o sobreviniente.


Lo primero, si la pluralidad existe desde la formación del vínculo; lo segundo, si
habiéndose formado la obligación como de sujetos unitarios, una de las partes, o
ambas, por razones diversas, pasa o pasan a tener más de una persona cuyo caso de la
muerte de una de las partes, a la cual van a suceder, bien en el crédito o en la deuda,
sus herederos. Del mismo modo se comprende el caso de la pluralidad de acreedores
frente a un solo deudor. Ofrece en cambio dificultades prácticas la pluralidad mixta,
especialmente por lo que se refiere a la determinación y medida del derecho de cada
acreedor cuando tiene varios deudores o del deber de cada deudor cuando frente a él
concurren varios acreedores.

Por fuentes de las obligaciones se entiende todo aquel evento que les da
nacimiento. Es el punto de partida u origen de las mismas. Sobre el particular no hay
criterios unificados y la enunciación que se hace en relación con las fuentes es
diversa. La clasificación efectuada por nuestro Código Civil acoge algunas de las
recomendaciones de la doctrina moderna, tales como la eliminación de la noción de
cuasicontrato (desechada en el Derecho Moderno), la introducción del
enriquecimiento sin causa como fuente autónoma y las referencias al abuso de
derecho, a la oferta con plazo y a la oferta pública de recompensa. En el código civil
venezolano vigente las fuentes son: El contrato, El pago de lo indebido, La gestión de
negocios, Enriquecimiento sin causa, y el Hecho ilícito.

Nuestro Código Civil no la regula. Por tanto en los eventos que se llegare a
presentar entre personas que no tengan la calidad de comerciantes, se puede dar
aplicación al recurso de la analogía establecido en el artículo 8 de la ley 153 de 1887:
“cuando no haya ley exactamente aplicable al caso controvertido se aplicarán las
leyes que regulen casos o materias semejantes y en su defecto, la doctrina
constitucional y las reglas generales del derecho”.

Lo que se pretende establecer es por qué una persona aparece vinculada a


otra, teniendo que cumplir hacia ella una prestación y esa persona puede exigírsela
legalmente. Gayo, no toma en cuenta en un principio, a los cuasidelitos, ni a los
cuasicontratos, entre las fuentes de las obligaciones, limitándose en las Institutas,
III.88, a dividir las fuentes en contratos y delitos. Dice textualmente “Y ahora,
pasemos a las obligaciones, cuya división fundamental se reduce a dos especies, pues
toda obligación, o nace de un contrato o nace de un delito”. En la nota al párrafo
segundo se aclara que la teoría de las obligaciones estuvo en constante construcción
en el Derecho Romano, y fue perfeccionándose, ya que Gayo distingue dos fuentes
“obligatio ex contractu nascitur” y “…ex delito nascitur”. A posteriori, es el propio
Gayo quien reconoce como insuficiente esta clasificación y en el Libro II “Res
Quottidianae, Sive Aurea”, citado en D.44.7.1, agrupa los casos que no encajan en
una u otra categoría, pero son generadores de obligaciones, en la denominación
genérica “ex varies causarum figurae”.

Finalmente, determinados actos naturales generan obligaciones de acuerdo


con la ley, las cuales no podemos clasificar ni dentro de los actos ilícitos, ni tampoco
dentro de los lícitos que implican el uso de cosas peligrosas. Por ejemplo, en algunos
casos de accesión natural, en los cuales surgen derechos y obligaciones recíprocas por
la confusión o mezcla de cosas, la ley civil establece las obligaciones que
corresponden a cada uno de los sujetos que representan un interés

BIBLIOGRAFÍA.

Código Civil. Gaceta Nº 2.990 Extraordinaria del 26 de Julio de 1982. Caracas-


Venezuela

Calvo Baca, Emilio (1984). Código Civil Venezolano. Comentado y Concordado. 6a


Edición. Ediciones Libra, C.A. Caracas-Venezuela.

Puig Brutau, José (1985). Fundamentos de Derecho Civil. Tomo I, Volumen II,
(Derecho general de las Obligaciones), Ed. Bosch, Barcelona, España.

Petit, Eugene (1892). Tratado elemental de Derecho Romano. Editorial Móvil libros
edición venezolana. Caracas-Venezuela.

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