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La buena fe dura mientras las circunstancias permitan al poseedor creer que posee
legítimamente o, en todo caso, hasta que sea citado en juicio, si la demanda resulta fundada.
Pero lo más importante está referido al poseedor usucapiente. En efecto, la citación con la
demanda interrumpe la prescripción, o sea el decurso hacia la usucapio (argumento. Por
analogía del art. 1.996,3º). Ejemplo el poseedor es demandado por el propietario
reivindicante.
LA PRESUNCION DE BUENA FE
El estado de buena fe del poseedor se presume; es una presunción iuris tantum (art.
914,part.1º).
EFECTOS DE LA BUENA FE
1.- Frutos. Dispone el artículo 908: El poseedor de buena fe hace suyos los frutos.
Es una consecuencia lógica que, quien posee buena fe –es decir, quien por error o
ignorancia desconoce la invalidez de su título, hace suyos los frutos (naturales. Industriales
o civiles).
Además de los frutos, y de acuerdo con el artífculo895, también hace suyos los productos,
si el bien poseído es un bien productivo.
5.- El poseedor de buena fe, en fin, tiene otros derechos que no han sido incluidos
expresamente, asi : el de solicitar se le ministre posesión del bien; el de no ser desposeído
si antes no ha sido citado, oído y vencido en proceso judicial.
Existen otros casos donde tienen importancias los efectos de la buena fe en la posesión,
pero se relacionan más bien con la propiedad., por ejemplo, la adquisición de las crías
(art.946,ap.3º): adquisición de buena fe de bienes muebles (art. 906). Especificación (art.
937), entre otros.
Por consiguiente, el poder fáctico del poseedor va acompañado del conocimiento del
poseedor de lesionar el derecho ajeno.
EFECTOS DE LA MALA FE
Sin duda el precepto impone una sanción exagerada y hasta draconiana, pues aunque
no hubiere percibido fruto alguno´, y por la razón que fuer. Debe responder por ello. No
hay que olvidar que muchos son poseedores de mala fe, especialmente los poseedores
precarios de viviendas destinadas a casa-habitación. El problema jurídico está vinculado a
uno mayor (social): la falta de vivienda en el país. Claro que esto no significa exculpar al
poseedor, pero si atenuar la pena.
El poseedor de mala fe responde de la pérdida o detrimento del bien, aun por caso fortuito o
fuerza mayor, salvo que este también se hubiese producido en caso de haber estado en
poder de su titular.
La responsabilidad del poseedor de mala fe por la pérdida o deterioro del bien no solo se
produce por dolo o culpa, sino incluso cuando ella se produzca por caso fortuito, solución
para algunos es justa pero excepcional pues según la teoría de las obligaciones, el caso
fortuito exime la responsabilidad. El poseedor podrá eximirse si prueba que el daño se
hubiera producido igualmente de haber estado el bien en poder de su titular.