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Son también llamados contratos sinalagmáticos, vocablo de origen griego, que significa
obligaciones recíprocas entre ambas partes, surgidas por su acuerdo de voluntades. El jurista
romano, Labeón, consideraba sólo la compraventa, la locación, o la sociedad, y no a los
unilaterales, como el mutuo o el comodato, que sólo generan obligaciones para una sola de
ellas.
En los contratos bilaterales, la parte que resulta obligada, lo es a causa de la obligación cumplida
por la otra, y viceversa. Por ejemplo, la obligación de pagar el precio en la compra venta por el
comprador, está ocasionada porque recibió la cosa del vendedor, y la obligación de entregar la
cosa del vendedor, surge del pago del precio.
Clases
Contrato bilateral o sinalagmático perfecto
Es aquel que genera obligaciones recíprocas para ambos contratantes desde su origen. Por
ejemplo, la compraventa, el arrendamiento, la permuta, el transporte.
Ejemplos
El ejemplo más clásico es el del contrato de compraventa en que:
Una parte (el vendedor) se obliga a la entrega de un bien, y la otra (el comprador) al pago
de su precio;
Una parte (el comprador) se obliga a pagar el precio a otra (el vendedor) que se obliga por
su parte a transferir la propiedad de la cosa, situación propia del Derecho Francés.
Existen, sin embargo, multitud de contratos bilaterales, con obligaciones recíprocas, como
los arrendamientos, las permutas, las prestaciones de servicios o tantos otros.
En este tipo de contratos cabe aplicar la excepción de inejecución, mediante la cual una de las
partes puede a negarse a cumplir sus obligaciones amparada por el incumplimiento de la
contraparte de sus propias obligaciones.
CONTRATO UNILATERAL
El contrato unilateral es aquel contrato que genera obligaciones solo para una de las partes
en el contrato; se contrapone, por lo tanto, al contrato bilateral (también llamado sinalagmático).
El ejemplo más clásico es el contrato de donación, en el que una persona se obliga a entregar
a otra la propiedad de un bien o derecho sin recibir nada en contraprestación. Otros ejemplos
de contratos unilaterales son el mutuo o préstamo de consumo, el comodato o préstamo de uso,
el depósito, la prenda; y la fianza. En todos ellos, existe sólo un deudor. Deben, tanto el
mutuario, el comodatario y el depositario, la restitución de la cosa que se les ha entregado. El
deudor prendario, por su parte, debe la cosa empeñada para la seguridad del crédito a la que
ha accedido. El fiador no tiene, salvo pacto expreso en contrario, derecho a retribución alguna
por garantizar con su propio patrimonio una obligación ajena.