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S U P L E M E N T O C U L T U R A L
La producción de cal
y sus consecuencias
CLAUDIA ALVARADO LEÓN Y FERNANDO SÁNCHEZ MARTÍNEZ
L
a arqueología como ciencia, busca entender las for-
mas culturales de sociedades pasadas. Y es a través
de los restos del material cultural dejado por los
creadores de esas sociedades, que los arqueólogos
tratamos de reconstruirlas.
Dentro del material cultural con el que el arqueólogo trabaja se
encuentra la cerámica, la lítica, el hueso, la concha y los materiales
arquitectónicos, entre muchos otros. Para el estudio de estos y otros
materiales es indispensable conocer un poco de Biología, Química,
Matemáticas, Geología, Anatomía, Geografía, y acudir con especialis-
tas de estas y otras disciplinas para generar un equipo que permita ob-
tener la mayor cantidad de información disponible de cada uno de los
objetos hallados. El conjunto de datos obtenidos a través de su estudio
permitirá armar varias de las piezas del rompecabezas con el que se
trabaja para comprender lo que sucedía dentro de las sociedades a nivel
doméstico, religioso, político, económico, social y ambiental.
Cuando alguien visita un sitio arqueológico, lo primero que encuen-
tra es la evidencia arquitectónica. Sin embargo, no siempre se percibe
el costo o las horas hombre que se requirieron para poder levantar una
ciudad. Uno nunca imagina de donde pudieron obtener el material
utilizado para su construcción, cual fue la materia prima necesaria más
allá de la piedra evidente en los edificios, la distancia que tuvieron que
recorrer y quizá, tampoco el sometimiento al que tuvieron que enfren-
tarse los constructores de grandes ciudades como Teotihuacán, Chi-
chén Itzá, Xochicalco, El Tajín, Tenochtitlán y otros muchos grandes
centros urbanos levantados antes de la llegada de los españoles.
Un caso que ejemplifica esta situación es el uso de la madera. La
madera fue materia prima indispensable para la construcción, pero al
ser un material que con el paso del tiempo se descompone y tiende a
desaparecer -salvo en contados casos en los que las condiciones am-
bientales permiten su conservación-, es difícil percibir su importancia.
En este caso, nos enfocaremos particularmente en Xochicalco
que tuvo un periodo de vida de aproximadamente 450 años, entre los
años 650 y 1100 d.C. En esta ciudad, la madera se utilizó tanto para
la construcción de techos (Figura 1), como a manera de columnas
dentro de habitaciones para ayudar con el soporte de los pesados
techos, sobre todo cuando éstos eran de terradoa. Pero la madera
también era utilizada para su quema, para la producción de alimentos,
iluminación y para calentar grandes espacios durante las temporadas
de bajas temperaturas. Es importante mencionar que la madera podía
ser utilizada como leña o como carbón, siendo este último un material
que posee mayor rendimiento calórico, además de ser más liviano
para su transporte, en caso de que éste fuera necesario.
Pero su relación con la arquitectura va más allá de lo dicho an-
teriormente. Generalmente los edificios de las ciudades del México
antiguo, eran recubiertos con una mezcla de cal y agua conocido
como estucob, que servía para recubrir tanto muros interiores como
exteriores, como se hace hoy en día cuando se aplanan las paredes de
una casa. Incluso, el estuco también era utilizado en los pisos para
darles un acabado final o bien en los techos para impermeabilizar.
Existen diferentes calidades de pisos, incluso hay muchos que care-
cen de este estucado, la mayoría indicando que eran áreas de menor
condición social. En sí, las grandes ciudades eran cubiertas en su
totalidad con esta mezcla la cual era pintada con una gran variedad
de colores y diseños, aunque hoy día al visitar un sitio arqueológico
vemos que gran parte del estucado ha desaparecido por los estragos
Figura 1. Uso de madera en techos de terrado
el tlacuache 439 Domingo 24 de octubre de 2010