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Para entender las ideas de Haya tenemos que entender dos cosas: el contexto
mundial de la izquierda política en el que juega un papel fundamental para el APRA la
III Internacional; y el contexto económico mundial en el que EE.UU. empieza a
mostrarse nítidamente como la potencia hegemónica de América.
1
HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl: “El APRA como partido”, en Haya de la Torre, en OBRAS ESCOGIDAS
TOMOII: IDEOLOGÍA APRISTAEL ANTIIMPERIALISMO Y EL APRA, Comisión del Centenario del Nacimiento
de Victor Raúl Haya de la Torre (1995)
2
Ibíd. p. 86.
Basándose luego en la frase de Marx : “para que la emancipación de un pueblo coincida
con la emancipación de una clase dada dentro de una sociedad burguesa, es necesario
que esa clase como tal, represente al total de la sociedad”3, y en la inexistencia de que
la alianza entre obreros y campesinos represente al total del espectro social
latinoamericano afectado por el imperialismo; Haya llega a la conclusión de que, de
existir la posibilidad de revolución, ésta pasa por consolidar una fase verdaderamente
capitalista y dejar a un lado el modo de producción feudal. Para ello haría falta la ayuda
de la burguesía nacional representada por los sectores medios y pequeños burgueses.
Este sería el planteamiento que llevaría definitivamente a Latinoamérica a una fase
moderno-capitalista que permitiese la llegada del socialismo: “[El APRA] debe ser un
partido nacional de frente único, que agrupe todas las clases sociales amenazadas por
el imperialismo.”4
El concepto de “frente único” no sólo hace referencia a una unión de clases, sino
a que el el problema del imperialismo, y de la consecuente lucha antiimperialista, no
tiene que ver con la lucha en un solo país latinoamericano, sino en todos debido a la
fuerza y capacidad del imperialismo americano. Por eso se intentarán implementar otras
organizaciones del mismo corte y nombre en distintos países iberoamericanos. Por
supuesto, no alcanzaron nunca el peso que alcanzaron en Perú. Haya de la Torre lo
planteaba de la siguiente manera:
Como el problema es común a todos los países latinoamericanos, en los que las clases
gobernantes son aliadas del imperialismo y explotan unidos a nuestras clases trabajadoras, no
se trata, pues, de una aislada cuestión nacional, sino de un gran problema internacional para
todas las repúblicas de América Latina.5
3
MARX, Karl, Hegelian Philosophy of Right, Selection Essays, Translated by H. J. Stenning. International
Publishers. New York, pág. 33.; cit. en Ibíd. p. 94.
4
HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl, “¿Qué clase de partido, y partido de qué clase, es el APRA?”, en op. cit.
p.96 (1995).
5
HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl, “¿Qué es el APRA?”, en op. cit. p. 73 (1995).
Indomaérica en más amplio, va más lejos, entra hondamente en la trayectoria total de
nuestros pueblos. Comprende la prehistoria, lo indio, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo
cósmico (…) Hispano o Iberoamerica es igual a Colonia; latinoamericanismo igual a
independencia y República; panamericanismo, igual a Imperialismo; e indoamericanismo igual
a Revolución, afirmación o síntesis del fecundo y decisivo período de la historia que vivimos.”6
Así, concluimos que el planteamiento político original del APRA tiene como eje
principal el antiimperialismo. En Latinoamérica la acción política debe ir dirigida hacia
dejar atrás la colonia representada todavía por las clases de la burguesía nacional que se
comportan como señores feudales. En otras palabras, la intención de Haya de la Torre
–en su concepción materialista-histórica- es superar el modo de producción feudal para
pasar al modo de producción plenamente capitalista. Sin embargo, no deja de concebir
la toma del poder como lo hace el leninismo. Para Haya es necesaria una alianza
estratégica con la pequeña burguesía nacional para acabar con el imperialismo, que es
quién impide el avance histórico. De este modo, hecha la revolución, sería el socialismo
aprista quien dirigiese esa industrialización del país (al igual que Lenin y la NEP). En lo
que difieren la III Internacional y Haya es en la estrategia para tomar el poder, la
primera niega cualquier tipo de puesto representativo a la burguesía en la Revolución.
Así se expone:
Lo admirable de la concepción política de Sun Yat-sen estuvo en su realismo genial; tan genial
como el realismo de Lenin lo fue para Rusia. Uno y otro crearon para sus respectivos países las
fuerzas políticas que eran necesarias a sus medios propios. Y uno y otro aconsejaron, más
tarde, (…) que esas fuerzas se aliaran. Pero ni el Kuomintang ni el partido bolchevique ruso
perdieron nunca sus propios rumbos por tal alianza cuando ésta se produjo temporalmente.7
El único referente capaz de llevar a cabo esta tarea histórica sería, por tanto, la
lógica de la patria contra la oligarquía. Es decir, una alianza de clases que, barrida la
burguesía nacional-feudal, barrería con ella el imperialismo, y se dirigiría el
capitalismo. Se crearía un proletariado, y una burguesía nacional y nacionalista.
6
HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl, El leguaje político en Indoamérica, cit. en DE LA FUENTE, José Alberto,
Víctor Raúl Haya de la Torre, el APRA y el Indoamericanismo, Anuario de Filosofía Argentina y
Americana, pp. 79-101, no. 24, Cuyo (2007).
7
HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl, “¿Qué clase partido y partido de qué clase es el APRA”, en op. cit. p.
102. (1995)
Alberto de la Fuente: mientras que Mariátegui cantaba la Internacional, Haya de la
Torre cantaba la Marsellesa. Conste que nosotros diríamos: mientras Mariátegui silbaba
la Internacional… pero ese no es el tema que nos atañe.
Cuando llegan los años ’50 ya habían cambiado muchas cosas dentro del APRA.
Durante los ’30 y ’40 hubo una fuerte marginación política del partido aprista
“radicalizado” por parte de las Fuerzas Armadas y de la oligarquía9. Debido a ello, el
partido de Haya de la Torre se vio condicionado a aceptar las normas que imponía la
hegemonía político-ideológica del momento. El resultado fue la línea de actuación
desarrollada en los ’5010, que consistió en la alianza con sectores de la oligarquía,
institucionalizándose y dejando de lado su vertiente más populista: la movilización de
masas. Con todo, la organización no dejó de tener este tipo de sesgos populistas,
controlando desde esa cúpula, cuasi mística, el mayor sindicato del país: la
8
SANBORN, Cynthia: “El APRA en un contexto de cambio”, en BONILLA, Heraclio; DRAKE, Paul: El APRA
de la ideología a la praxis 1968-1988, Nuevo Mundo, Lima.
9
Ibíd.
10
MANRIQUE, Nelson: Usted fue aprista! Bases para una historia crítica del APRA, CLACSO, Lima (2009).
Confederación de Trabajadores del Perú (CTP), a través de una política verticalista y
corporativa11.
Así, en la década de los ’60 nos encontramos con un partido que había ido poco
a poco haciéndose más conservador según sus élites se hacían más mayores. Por cierto
que es la misma época en la que estudiantes como Alan García empiezan a formarse
dentro de la organización.
De este modo, entre el movimiento hacia el centro del APRA, y el peligro que
suponía todavía su capacidad movilizadora (aunque dormida); el gobierno militar optó
por sustituir al APRA en lugar de reprimirla. De ahí que muchas de las reformas del
“Gobierno Revolucionario” fuesen las mismas que las propuestas por Haya de la Torre.
Por otro lado, los militares otorgaron categoría legal al sindicato Confederación General
de Trabajadores del Perú, ligado al Partido Comunista. Esto provocó la desmembración
de sindicato aprista y la efervescencia de la izquierda marxista más tradicional. A parte
de esto, nuevos grupos de maoístas, trotskistas, etc, comenzaron a encontrar sitio en el
espacio público. Es cierto que se encontraban enfrentados entre ellos, pero compartían
su sólido rechazo al APRA.
En definitiva nos encontramos con un APRA que era presionado por ambos
flancos, el de más a su izquierda (comunismo), y el de más a su derecha (Velasco). En
este contexto, se esperaría una reacción tajante de cualquier organización política
amenazada, sin embargo, no ocurrió así y el APRA adoptó la táctica de esperar y ver
qué pasa bajo la convicción de que, en breves, el gobierno militar caería por su propio
peso y habría elecciones. Aquél sería el momento de volver a tomar la iniciativa. Pero
aquello no iba a pasar, por lo menos la idea del General era no convocarlas hasta que
Haya de la Torre estuviese fuera de la escena política.
Realmente, el objetivo de Haya era hacer sobrevivir a toda costa su partido, cosa
que consiguió no oponiéndose frontalmente a la “revolución desde arriba”. Se temía que
un ataque al oficialismo pudiese terminar con los dirigentes en el exilio: “El jefe dirigía
el partido como un Inca moderno… su meta fue salvar su poder y al partido
primero”.12
11
Ibíd.
12
Entrevista a Hugo Otero Lanzarotti. Cit. en Ibíd. p. 96.
Buena muestra de ello fue la posición adoptada por el APRA cuando el régimen
dictatorial llegaba a su ocaso. Éste comenzó a tener problemas consecuencia a su vez de
sus reformas que se podrían resumir en nuevas contradicciones políticas, sociales y
económicas. Las reformas habían “liberado” a los campesinos; había acogido al
comunismo en su seno; y el desarrollismo había promovido la formación de una clase
obrera más numerosa nucleada en torno a la CGTP, también ligada al PC.
El Paro General de 1977 pondrá de relieve dos cosas: que el régimen militar
estaba dando sus últimos coletazos13; y la posición aséptica del APRA con respeto a las
protestas contra la dictadura.14 De esta manera se dio una reconciliación entre el ejército
y el APRA, viendo los primeros en estos últimos la organización política que les podía
asegurar la transición a la democracia mientras ellos se cubrían las espaldas15. El
símbolo de ambas cosas será el nombramiento de Haya de la Torre como presidente de
la Asamblea Constituyente de 1978 tras las elecciones del mismo año. Los resultados de
éstas serán los siguientes:
Cada partido quiso utilizar la Asamblea Constituyente para una cosa. El APRA
para preparar las elecciones siguientes; la derecha para formular una constitución
liberal, que protegiese la propiedad privada, quitase derechos laborales…; y la izquierda
13
Ibíd.
14
MANRIQUE, Nelson: op. Cit. (2009).
15
Ibíd.
16
LUNAS VEGA, Ricardo: Contribución a la verdadera historia del APRA 1923-1988, Horizonte, Lima
(1990), cit. en: MANRIQUE, Nelson, op. Cit. (2009) p. 402.
para movilizar desde el parlamento a las masas a través de sus cuatro partidos que
sumaban 28 escaños17. Todo bajo la atenta mirada de los militares que no querían que
la situación se desestabilizase.
El espectáculo dado por ambos candidatos jugó a favor de los postulados más a
la derecha, ya que el ala derechista del APRA y el PPC se ayudaban mutuamente para ir
aprobando poco a poco la Constitución con la oposición de la izquierda marxista19.
17
SANBORN, Cynthia: op. Cit.
18
MALPICA, Carlos: Título desconocido, cit. en op. Cit. (2009) p. 403.
19
MANRIQUE, Nelson, Op. Cit. (2009).
discurso liberal en plena campaña electoral; haciendo así campaña a favor de sí
mismo20. Tal panorama animó a los militares a retirar su primer apoyo al APRA a favor
de Belaúnde, expresidente y líder del partido Acción Popular. Finalmente Belaúnde
ganó las elecciones con un 45% de los sufragios, dejando a Villanueva con un 27%, al
PPC con un 15% y a la izquierda marxista con un 15% aunque dividida ahora en cinco
partidos.
Pero, ¿cómo es posible esta victoria tan abultada? En primer lugar, Belaúnde
tenía cierta legitimidad dada por ser el presidente que se encontraba ejerciendo el cargo
antes del golpe de estado. Además, en una transición democrática, representaba una
postura cívica y centrista que podía encaminar la vuelta a la democracia.
Otros motivos bastante plausibles son la retirada del apoyo por parte de los
militares al APRA, poniendo toda su maquinaria propagandística al servicio de la
candidatura de Belaúnde21. Por otra parte, el sentimiento anti-aprista se había forjado
como antes veíamos en la izquierda más obrerista y entre los demócratas por haber
sostenido al ejército con su silencio. De modo que algunos izquierdistas habrían votado
a Belaúnde para impedir la victoria de Villanueva22.
Al APRA le crecían los enanos y para las elecciones municipales los distintos
grupos de izquierda marxista se ponen de acuerdo para presentar una candidatura
conjunta de hasta seis partidos. Este movimiento estratégico de la izquierda –sumado a
las acciones cada vez más duras del grupo guerrillero Sendero Luminoso-, hicieron que
su discurso se encuadrase dentro de un socialismo democrático más moderado y
“responsable” como diría Villanueva. Además de esto, el APRA, pese a la victoria del
sector de Villanueva en las elecciones internas, seguía dividido y Townsend formó un
movimiento “autónomo” sin seguir la tendencia del partido. Si añadimos a la
competencia de la izquierda y a la “guerra civil” dentro del partido, el hecho de que se
encontró a Idiáquez (un alto cargo aprista) en el yate del narcotraficante más famoso de
Perú, y que el APRA había sido financiado por él; obtenemos una sonada derrota en las
elecciones municipales de 1980 con el 22% de los votos23.
20
SANBORN, Cynthia: op. Cit.
21
MANRIQUE, Nelson: op. Cit. (2009).
22
SANBORN, Cynthia: op. Cit.
23
Ibíd.
IV. El APRA de Alan García
Con Alan García se produce una renovación completa de la imagen del partido,
así como una reafirmación en los ideales clásicos del mentor y fundador: se critica
ferozmente la política servil del gobierno con el FMI; se distancia de la “extrema
izquierda” dialogando con empresarios y otros agentes económicos del Perú dando el
aspecto de “responsable”; y se rehace la dirección del sindicalismo aprista para apoyar
las protestas obreras e incluso se llegan hacerlas con el CGTP. Además se intentó
democratizar más el partido aprista. García se dirigía así hacia una imagen que
equilibraba lo tradicionalmente de izquierdas con un tinte ya marcadamente
socialdemócrata con un apoyo fundamental entre las clases medias y empresariales del
país, en lugar de centrarse en el movimiento obrero organizado, partidario de IU. Esto
también jugaba en contra de IU, por no lanzarse a la “arena electoral” siendo
conservador en su nicho de votos. Pero ataque electoralista del APRAtambién ofrecía
problemas como la volatilidad de sus votantes.24
Los primeros signos de recuperación llegan con un 33% de los sufragios en 1983
en las municipales, sin embargo, le sigue de lejos la unión las izquierdas (IU) con un
28,8%25.
24
TANAKA, Martín: Los espejismos de la democracia: el colapso del sistema de partidos en Perú, Instituto
de Estudios Peruanos, Perú (1998).
25
Ibíd.
Llegan así las elecciones de 1985 con la popularidad de Alan García en franco
progreso. La campaña del APRA no dejó lugar a dudas de que el optimismo y la
confianza en el líder iban en aumento: se empapelaron toda clase de barrios; se
interpelaba a “todos los peruanos”; se viajó por todo el país buscando apoyos; no se
escatimó en propaganda electoral de cualquier tipo…. El Perú vivía momentos aciagos
por el problema de la deuda externa del estado y ambos candidatos a la presidencia
(Barrantes de IU, y García) llevaban programas similares aunque con diferencias que
definían notablemente los proyectos de estado. Barrantes prometía la nacionalización de
las minas y de la banca, no así el APRA.
El APRA arrasa en las elecciones con un 53.1 % de los votos, mientras que IU
se quedaba con el 24,7%26.
Alan García comienza por tanto su mandato con dos decisiones espectaculares:
una moratoria unilateral por un año de los pagos por servicios de la deuda externa y el
empleo de esos recursos en la reactivación; y una nueva orientación en materia
antisubversiva, signada por una política fuerte de respeto de los derechos humanos.
26
Ibíd.
27
Ibíd.
La primera decisión de la moratoria de la deuda con organismos internacionales
tiene por objetivo conseguir una excedente de capital para invertirlo desde el estado en
la economía. Así, el presidente peruano llevará a cabo la medida de pagar solamente el
10% del total del valor de las exportaciones del país. Esta decisión aparece reflejada en
un discurso en Lima durante una sesión de la Conferencia Nacional sobre la Deuda:
“Pero nosotros desde aquí, que sufrimos una circunstancia, una realidad, vamos a
darle... una respuesta adecuada, una respuesta realista... en la cual comprometemos nuestra
presencia moral, física, histórica, no solamente desde un consejo, sino desde la acción de los
países de América Latina, que debemos a la banca occidental, que nos enfrentamos al FMI. De
manera que vamos a pagar, pero en qué condiciones vamos a hacerlo, eso ya depende de
nuestra capacidad antiimperialista de no dejarnos sojuzgar por los malos acreedores. . .
Quiero, debida y definitivamente, aclarar lo que eso significa... todo el servicio de la deuda
externa, incluidos órganos financieros y países, más bancos comerciales, no tendrá más allá
del 10 por ciento del total de nuestras exportaciones. . . Pagar 10 por ciento significa cambiar
los plazos; pagar 10 por ciento significa variar de hecho la tasa de interés; pagar 10 por ciento
significa recuperar la independencia y la soberanía. Hasta ahora nos han gobernado desde
afuera; comencemos ahora a gobernarnos por nosotros mismos”28
28
UGARTECHE, Óscar: “Perú y el 10%. La política de deuda bajo presión”, en NUEVA SOCIEDAD No.98
Buenos Aires (1988), P. 30-39,
29
Ibíd.
30
TANAKA, Martín: op. Cit (1998)
produce cierta alianza entre el estado y la oligarquía, que salió realmente favorecida
después de las inversiones económicas del estado. Esto aseguraba dos cosas: la
incapacidad relativa para crecer económicamente debido a la no proliferación o
proliferación relativa de nuevas empresas productivas; y una inflación que llegaría tarde
o temprano.
Por su lado, la CGTP convocó una huelga general contra el gobierno en 1987.
Aquí de nuevo aparecían los problemas clásicos del APRA desde su giro en la dictadura
militar: la despreocupación por el movimiento obrero organizado y su incapacidad para
atraerlo, y la volatilidad de unos votantes movidos por inercia de la maquinaria electoral
que fue el APRA en 1985.
31
Ibíd.
32
Ibíd. p.162.
de elaborar un paquete de medidas que redujera el gasto del estado con un déficit
galopante. Este año 1988 además, fue el que registró un mayor número de huelgas,
sobre todo en el sector minero, lo que paralizó la economía en muchas ocasiones y frenó
la exportación de productos, afectando a la balanza fiscal y de nuevo, al déficit.
La situación lógica sería polarización política en torno a las dos alternativas que
se venían posicionando: la Izquierda Unida y el FREDEMO, movimiento derechista que
se había formado en torno a la figura de Mario Vargas Llosa. Sin embargo, en medio
aparece la figura de Fujimori, un completo desconocido que es quien de ganar las
elecciones de 1990.
La crisis que azotaba Perú era de dimensiones considerables; las crisis del
APRA por su gobierno también; y la oposición comenzó a fragmentarse, tanto a la
izquierda como a la derecha. Pero aún así esto solo no nos vale para entender la victoria
de Fujimori.
En primer lugar, las elecciones municipales de 1989 fueron una buena manera de
tomar el pulso a los electores: los partidos tradicionales perdieron todos votos a favor de
candidatos independientes (éstos últimos obtuvieron 28% votos). Por lo que un
candidato independiente, por el mero hecho de serlo y no “ser igual que todos”, ganaba
notoriedad y popularidad.
33
Ibíd. p. 182.
otorgó la victoria presidencial al “chino” gracias al voto de la izquierda en la segunda
vuelta.
De este modo, lo que ahora causará una decisión en el voto del ciudadano no
será tanto su afiliación o su deslumbramiento por las movilizaciones apristas, liberales,
etc, o su asistencia a los mítines; sino que ahora cuenta (y mucho) la capacidad para
generar una buena impresión en la opinión pública.
34
Ibíd.
durante los ’80 parece no encontrar sustituto y esta tendencia se observa hasta hoy en
día con el también heterodoxo gobierno del presidente Ollanta Humala.
Para entender la victoria y el gobierno del APRA en 2006 hay que comprender
también la fulgurante llegada de un nuevo invitado al panorama político peruano:
35
TANAKA, Martín: “Del voluntarismo exacerbado al realismo sin ilusiones: El giro del APRA y de Alan
García”, en NUEVA SOCIEDAD No 217, Buenos Aires (2008). P. 172-184.
Ollanta Humala y su Unión por Perú (UPP). Humala entró en escena como elefante en
cacharrería situándose a la izquierda del discurso del APRA y con una ideología
marcadamente nacionalista y antiimperialista. De hecho, el partido propio de Humala es
el Partido Nacionalista Peruano, pero como no le dio tiempo de inscribirlo para las
elecciones de 2006, la UPP le ofreció su candidatura.
Así fue cómo el hoy presidente logró hacerse con la mayor parte del sentimiento
“antisistema” y con el descontento ciudadano que clama por un cambio social. Recogía
así el testigo y el hueco electoral dejado por la izquierda marxista de los ’80. En este
sentido era bien representativa la propaganda del aprismo: “por el cambio
responsable”36contra el cambio radical de Ollanta. Humala logró así el favor del 31%
de los electores la primera vez que se presentaba a unas elecciones, el APRA se quedaba
en el 24,3% y la Unidad Nacional se quedaba con el 23,8%. Una diferencia entre
segundo y tercero de apenas sesenta mil votos37. Y de las 120 bancadas del parlamento,
45 quedaron en manos de la UPP; 36 el APRA; 17 Unidad Nacional; y 13 el
fujimorismo. Como vemos, el APRA también quedaba en minoría en el Parlamento con
respecto a Humala.
Era obvio que García necesitaba el voto de la derecha para hacerse con la
presidencia, por lo que dejará al margen el discurso izquierdista practicado en la
oposición y siguió esforzándose por parecer una persona “responsable” que no tomaría
las decisiones tomadas durante su primer mandato. Finalmente, el miedo a Humala
pudo más que el amor por el APRA y mucho votaron a García “con la nariz tapada”. El
aprismo volvió a gobernar el Perú con un 53% de los votos.
36
Ibíd. 177.
37
Ibíd. p. 178.
con Haya de la Torre en los ’50 y consolidado por Alan García en los ’80. La nueva
manera de gobernar del APRA estaría basado en un realismo sin ideas, completamente
utilitarista, procurando no favorecer ni perjudicar a nadie que no estuviese ya
perjudicado o favorecido en el período de Toledo.
De tal modo, Alan García adoptará una ideología del todo neoliberal, continuista
con respecto a la etapa de Toledo e inaugurada en su totalidad por Fujimori. Prueba de
ello es la alianza geopolítica con EE.UU. a través de un Tratado de Libre Comercio; y
otras reuniones con presidentes y organizaciones regionalizadoras –como la Foro de
Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC)- las cuales buscan la implementación
del libre mercado alrededor del mundo y se oponen a cualquier tipo de
proteccionismo38. Pero no solamente eso, sino que en política interior, el gobierno del
APRA ha sido incapaz de llevar a cabo cualquier tipo de política social a pesar del
increíble crecimiento del PIB, tanto el acumulado en la legislatura anterior, como en la
propia. Tanaka expone que, al contrario que Toledo –el cual designaba ministros con
sensibilidad social para algunos campos, y otros más tecnocráticos para otros-, García
rechaza cualquier tipo de relación que pueda ser entendida como “de izquierdas”.
Además, Tanaka también cree que el APRA no cuenta con gente capaz de llevar a cabo
proyectos de envergadura al haberse perdido esa concepción de “partido-movimiento”.
38
LEON, Carlos; MELÉNDEZ, Carlos: “Perú 2008: el juego de ajedrez de la gobernabilidad
en partidas simultáneas”, en Revista de Ciencia Política, volumen 29, Nº 2, (2009) p. 591 – 609
39
Ibíd.
centra en la resistencia contra políticas consideradas antisociales. En el Perú del 2006 a
2011 los dos sucesos más importantes de este tipo tuvieron que ver con multinacionales
y las minas de cobre en Moquegua (el Moqueguazo); y con cuestiones indígenas, como
el Baguazo.
40
TANAKA, Martín: op. Cit. (2008)
41
La Republica, 12 de septiembre de 2008.
democrática del Perú, no dude de que el Gobierno hará cuestión de Estado para que
eso no ocurra, porque el país lo que necesita es orden. Ya están notificados.”42
La alianza consiste en el rechazo total y absoluto de que algún cargo militar sea
juzgado por crímenes contra la humanidad por las, en ocasiones, atroces actuaciones
contra el grupo terrorista Sendero Luminoso. Incluso se rechaza cualquier tipo de
disculpa o perdón43.
V. Conclusiones
Estamos de acuerdo con que el Jefe había ido mesurando su postura con los
años, llegando a trazar alianzas con la oligarquía y partidos tradicionales que le
permitiesen escalar al poder; inaugurando así un principio de ideología socialdemócrata
dentro del APRA. Además con la llegada de la dictadura de Velasco, esta postura se
relaja mucho más, sin criticar explícitamente al gobierno.
42
Perú21, 16 de mayo de 2008.
43
León, Carlos; Meléndez, Carlos: op. Cit. (2009)
Por otro lado, la actualidad (2006-2011) pone de manifiesto ese realismo
exacerbado del APRA sin ideas y su giro y asunción total del paradigma neoliberal. Lo
más curioso será el trato que Alan García y el APRA dispensan hoy día a los indígenas.
En su momento fue una de las mayores preocupaciones de Haya de la Torre,
preocupado de integrarlos en la sociedad mediante una reforma de la propiedad de la
tierra y mediante la integración de los mismos en el ejército con un componente cívico.
Mientras, ahora, como demuestra el Baguazo hay una clara tendencia a considerarlos
inferiores por oponerse al progreso, que no es otra cosa que ser invadido por
multinacionales. Todo ello en medio de redes clientelares que son las que realmente
determinan la situación de las explotaciones.
Por último, la elección de Humala en 2011, nos hizo creer a mucho que ese
descontento, hastío y descrédito político podía ser canalizado por el Partido
Nacionalista Peruano. Además de esa manera el sistema político se reharía alrededor de
él, consolidándose de ese modo un sistema de partidos consolidado y estable con una
volatilidad bastante menor. Sin embargo las esperanzas parecen ser vanas debido al
mismo giro ideológico que Humala ha dado en su gobierno, alineándose con las
potencias regionales cercanas a EE.UU.. Aun si negar sus logros, hemos de admitir que
ha sido una nueva “víctima” de la hegemonía ideológica dominante desde Fujimori.
44
Ibíd.
En este sentido, el APRA en ningún caso parece ser la posible alternativa. El
Perú ya no lo cree, está deslegitimado y su futuro probablemente sea la desaparición por
motivo de los problemas del sistema de partidos propio peruano; y a la crisis ideológica
y organizativa que vive el APRA.
Tuvo una última oportunidad para ocupar su lugar originario en la política peruana, pero
dejó pasar su oportunidad sin pena ni gloria.
BIBLIOGRAFÍA
- HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl: “El APRA como partido”, en Haya de la Torre,
en OBRAS ESCOGIDAS TOMOII: IDEOLOGÍA APRISTAEL ANTIIMPERIALISMO Y
EL APRA, Comisión del Centenario del Nacimiento de Victor Raúl Haya de la Torre
(1995)
-
MANRIQUE, Nelson: Usted fue aprista! Bases para una historia crítica del APRA,
CLACSO, Lima (2009).
“Del voluntarismo exacerbado al realismo sin ilusiones: El giro del APRA y de Alan
García”, en NUEVA SOCIEDAD No 217, Buenos Aires (2008). P. 172-184.
- LEON, Carlos; MELÉNDEZ, Carlos: “Perú 2008: el juego de ajedrez de la
gobernabilidad en partidas simultáneas”, en Revista de Ciencia Política, volumen 29,
Nº2, (2009) p. 591 – 609.
- Diario Perú21.
- Diario La República.