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ENSAYO DEL SAY. TIBERIO SOLANO SEPÚLVEDA.

El flagelo que esclaviza la mente y el cuerpo de las personas a


través del consumo de sustancias estupefaciente y psicotrópicas, no
permitidas convencionalmente, conocidas generalmente bajo el nombre
derivados de las drogas, ha sido un fenómeno social que se ha
acrecentado considerablemente a través del tiempo como producto del
crecimiento de la población consumidora, especialmente en los grandes
centros urbanos y en las barriadas más pobres de casi la totalidad de los
países del mundo. Este problema social también se ha combinado
drásticamente con las organizaciones criminales que poseen el mercado
de la producción y tráfico de tales sustancias, convirtiéndose en grandes
monopolios al margen de la ley, corrompiendo todas las normas y todos
los estratos de la sociedad tal y como la conocemos e infiltrando todos los
niveles posibles de las organizaciones gubernamentales y cuerpos de Ley
con la finalidad de mantener altos niveles de impunidad para el libre
desarrollo de sus actividades ilícitas y criminales.

Son grandes los niveles de degeneración al que se somete un


individuo como consecuencia del consumo desmedido de sustancias
psicotrópicas, comenzando por destruir su núcleo familiar; Son
innumerables los testimonios recogidos y la cantidad de experiencias que
se tienen de familias enteras que han quedado prácticamente destruidas
por no saber cómo enfrentar el problema que les representa la adicción a
las drogas de uno de sus miembros, luego se pasa por la dependencia en
la cual el individuo pierde su auto estima llegando a convertirse en
dependiente de las drogas, trayendo como consecuencia daños
irreversibles en su organismo, en éste punto de partida el consumo
descontrolado comienza a afectar a la sociedad en general.

Durante mi servicio activo en mi condición de militar, he visto con


mucha preocupación el incremento de personas consumidoras y
distribuidoras dentro de las filas del Componente, especialmente en los
cuadros de Tropas Alistadas, en algunos casos profesionales quienes
motivados por las altas sumas de dinero que obtienen como ganancia, se
dejan arrastrar a este tórrido y oscuro mundo delictivo, trayendo como
consecuencia el resquebrajamiento de la disciplina, la perdida de la moral
y por ende el mal funcionamiento de la Institución castrense, con la
llegada de la Oficina Nacional Antidrogas se ha tratado de minimizar los
problemas generados por este grave fenómeno social, el cual considero
es un problema de todos.
Al no existir una política franca y orientadora acerca de cómo
enfrentar los problemas de adicción y muchas veces el tráfico dentro de
las instalaciones es difícil de controlar. La incursión de la Oficina Nacional
Antidroga como órgano preventor no es que haya erradicado del todo este
problema, pero sí debe reconocerse una importante reducción del número
de individuos reconocidos como consumidores activos y en varios casos
asistidos medicamente para su recuperación y posterior reinserción
dentro de la sociedad. Esta situación beneficia directamente a las
comunidades en la que residen tales individuos y nos permite evaluar lo
acertado de las políticas y directrices de prevención aplicadas para
considerar su pertinencia, su mejoramiento o diferentes enfoques que las
hagan más efectivas para lograr los objetivos propuestos. Por otra parte,
también ha habido una campaña de concientización originada desde el
propio Estado Venezolano, quien ha decidido sostener una lucha frontal
contra este flagelo con la finalidad de proteger a sus ciudadanos y muy
especialmente a la juventud que representa el futuro y la generación de
relevo sobre la cual se sustenta nuestra continuidad como sociedad.

En estos momentos de nuestra vida, dichas campañas incluyen no


sólo inculcar valores y sembrar conciencia en el Personal Profesional
Militar, sino que además incluye capacitación especializada y la inclusión
de profesionales de distintas áreas (Medicina, Psicología, Leyes y otras)
con un enfoque único desde cada una de sus especialidades para edificar
políticas que nos permitan disminuir los casos de consumo y tráfico, amén
de combatir las organizaciones criminales que se lucran de la producción,
distribución y mercadeo de este tipo de sustancias en todos los ámbitos y
por todos los medios disponibles.

En lo concerniente a mi vida personal, en mi entorno familiar no hay


casos de miembros consumidores de drogas, motivado a una sólida
educación basada en valores, creencias, amor, respeto, confianza y sobre
todo, el ejemplo de nuestros mayores quienes se constituyen en los más
fuertes pilares sobre los cuales se sustentan todos y cada uno de los
anteriormente mencionados, los buenos consejos, los correctivo
tempranos y los buenos ejemplo, son los más grandes tesoros aportados
para el logro de nuestra formación.

Sin embargo, dentro de nuestra comunidad conocemos casos de


otras personas y familias afectadas por este problema y para evitar que
se repitan estas situaciones en el futuro inmediato debemos organizamos
como comunidad y realizamos todo tipo de actividades de carácter
deportivo, cultural y religioso para reforzar nuestros valores, nuestras
creencias y nuestros lazos, para proteger a los más desvalidos y débiles y
contribuir para brindar las mismas oportunidades para todos. Mostrando
nuestras fortalezas y unión como Comunidad lograremos que nuestros
miembros también compartan nuestra visión y nuestros objetivos con el
único propósito de evitar que nuestros espacios se vean disminuidos y
apoderado por el flagelo de las drogas y sus organizaciones criminales.

Son políticas del Estado Venezolano brinda a todas las


comunidades una serie de herramientas tendientes a desarrollar los
valores que pregonamos como país y que nos brindan nuestra identidad.
Además, promueve la cultura y el deporte como fuentes de creatividad y
de salud, de estilo de vida sana sin olvidar que la familia ocupa un lugar
preponderante dentro de todas estas políticas, brindando un ambiente de
protección y ocupándose del mantenimiento, conservación y
perdurabilidad de tales políticas; actualmente se conoce de
organizaciones como Negra Hipólita, organismos de carácter público, que
tienen la misión de tratar y reinsertar a la sociedad a las personas
víctimas de este cáncer social, cada comunidad es responsable de
aplicar dichas políticas en su entorno para lograr los objetivos que se
propongan sin descuidar promover la participación firme y decidida de
cada uno de sus integrantes en cuanta iniciativa sea desplegada para
cumplir este objetivo.

La prevención tendría que ser la premisa fundamental de todas


estas políticas, la cual está estrechamente relacionada con la educación
tanto a nivel del hogar como en las instituciones escolares. La puesta en
funcionamiento de instituciones dedicadas a monitorear la aplicación de
las políticas, medir su efectividad y la influencia que ejerce sobre aquellos
a quienes van dirigidas también debe ser otra base fundamental, esto con
la finalidad de mantener un seguimiento constante, conocer de primera
mano los obstáculos que puedan presentarse en algún momento,
identificar las aristas del problema que puedan ir surgiendo y sobre todo,
complementar los vacíos que indudablemente quedan del diseño a la
aplicación, los cuales requieren atención inmediata y efectividad en su
aplicación.

El ordenamiento legal en materia de políticas públicas de salud


relacionadas con la prevención del consumo de drogas es, vendría a ser,
una de las más importantes estrategias políticas a ser aplicadas por el
Estado y sus comunidades puesto que brindan atención especializada a
aquellos afectados por la adicción a las sustancias pero lo más importante
es que luego de la recuperación de estos individuos, se puede seguir
aplicando atención especializada con miras a lograr la rehabilitación y
reinserción de los afectados y la minimización de los patrones de
consumo, lo que sin duda incide en beneficio de nuestra sociedad en
general.

Como anteriormente lo dije esto es un problema donde todos, no


solo el Estado estamos comprometidos con nuestra comunidad y como
personas responsables de la educación de nuestros hijos y familiares,
debemos integrarnos de manera activa a las actividades que se
desarrollan para la prevención de consumos, erradicación del mercadeo
de sustancias ilícitas en todas las formas conocidas (tráfico, micro tráfico,
corretaje, menudeo, entre otras.) y ayudar a reforzar los valores que nos
identifican como comunidad organizada. De esta manera contribuimos a
mejorar las condiciones de vida de nuestros entornos y hacerlos
agradables para todo aquel que lo visite o haga vida en el mismo. El
apresto de compromiso no puede verse afectado o disminuido por
problemas de burocratismo o de falta de recursos provenientes del
Estado, sólo el interés de proteger a nuestra comunidad, a sus habitantes,
sus costumbres e identidad debe ser la maquinaria que nos mueva para
alcanzar el logro de esta misión.

Si no se logra el engranaje de alguna de las partes y se no trabajan


en conjunto, si la visión de los objetivos a alcanzar no es del todo claro o
los integrantes de la comunidad no están lo suficientemente motivados
para observar el peligro en el que pueden estar inmersos, ninguna de las
políticas que se apliquen tendrán resultados satisfactorios o tendientes a
resolver el problema que se quiere enfrentar. Es necesario que exista una
estrecha colaboración entre el Estado la Comunidad y los Individuos para
que todas las actividades que se desarrollen sean adecuadas,
sustentables y principalmente exitosas.

Para finalizar es mi humilde percepción que la premisa mayor en


cuanto a la prevención y erradicación del flagelo que constituyen las
drogas es la educación, en combinación con eficientes políticas
promovidas por el Estado, el cual en sí debe motivarnos a todos a
participar pues su interés principal no es otro sino lograr que nuestro
territorio esté libre de Drogas y en óptimas condiciones de salud.
SAY. TIBERIO SOLANO SEPULVEDA
C.I. 9.460.241

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