El flagelo que esclaviza la mente y el cuerpo de las personas a
través del consumo de sustancias estupefaciente y psicotrópicas, no permitidas convencionalmente, conocidas generalmente bajo el nombre derivados de las drogas, ha sido un fenómeno social que se ha acrecentado considerablemente a través del tiempo como producto del crecimiento de la población consumidora, especialmente en los grandes centros urbanos y en las barriadas más pobres de casi la totalidad de los países del mundo. Este problema social también se ha combinado drásticamente con las organizaciones criminales que poseen el mercado de la producción y tráfico de tales sustancias, convirtiéndose en grandes monopolios al margen de la ley, corrompiendo todas las normas y todos los estratos de la sociedad tal y como la conocemos e infiltrando todos los niveles posibles de las organizaciones gubernamentales y cuerpos de Ley con la finalidad de mantener altos niveles de impunidad para el libre desarrollo de sus actividades ilícitas y criminales.
Son grandes los niveles de degeneración al que se somete un
individuo como consecuencia del consumo desmedido de sustancias psicotrópicas, comenzando por destruir su núcleo familiar; Son innumerables los testimonios recogidos y la cantidad de experiencias que se tienen de familias enteras que han quedado prácticamente destruidas por no saber cómo enfrentar el problema que les representa la adicción a las drogas de uno de sus miembros, luego se pasa por la dependencia en la cual el individuo pierde su auto estima llegando a convertirse en dependiente de las drogas, trayendo como consecuencia daños irreversibles en su organismo, en éste punto de partida el consumo descontrolado comienza a afectar a la sociedad en general.
Durante mi servicio activo en mi condición de militar, he visto con
mucha preocupación el incremento de personas consumidoras y distribuidoras dentro de las filas del Componente, especialmente en los cuadros de Tropas Alistadas, en algunos casos profesionales quienes motivados por las altas sumas de dinero que obtienen como ganancia, se dejan arrastrar a este tórrido y oscuro mundo delictivo, trayendo como consecuencia el resquebrajamiento de la disciplina, la perdida de la moral y por ende el mal funcionamiento de la Institución castrense, con la llegada de la Oficina Nacional Antidrogas se ha tratado de minimizar los problemas generados por este grave fenómeno social, el cual considero es un problema de todos. Al no existir una política franca y orientadora acerca de cómo enfrentar los problemas de adicción y muchas veces el tráfico dentro de las instalaciones es difícil de controlar. La incursión de la Oficina Nacional Antidroga como órgano preventor no es que haya erradicado del todo este problema, pero sí debe reconocerse una importante reducción del número de individuos reconocidos como consumidores activos y en varios casos asistidos medicamente para su recuperación y posterior reinserción dentro de la sociedad. Esta situación beneficia directamente a las comunidades en la que residen tales individuos y nos permite evaluar lo acertado de las políticas y directrices de prevención aplicadas para considerar su pertinencia, su mejoramiento o diferentes enfoques que las hagan más efectivas para lograr los objetivos propuestos. Por otra parte, también ha habido una campaña de concientización originada desde el propio Estado Venezolano, quien ha decidido sostener una lucha frontal contra este flagelo con la finalidad de proteger a sus ciudadanos y muy especialmente a la juventud que representa el futuro y la generación de relevo sobre la cual se sustenta nuestra continuidad como sociedad.
En estos momentos de nuestra vida, dichas campañas incluyen no
sólo inculcar valores y sembrar conciencia en el Personal Profesional Militar, sino que además incluye capacitación especializada y la inclusión de profesionales de distintas áreas (Medicina, Psicología, Leyes y otras) con un enfoque único desde cada una de sus especialidades para edificar políticas que nos permitan disminuir los casos de consumo y tráfico, amén de combatir las organizaciones criminales que se lucran de la producción, distribución y mercadeo de este tipo de sustancias en todos los ámbitos y por todos los medios disponibles.
En lo concerniente a mi vida personal, en mi entorno familiar no hay
casos de miembros consumidores de drogas, motivado a una sólida educación basada en valores, creencias, amor, respeto, confianza y sobre todo, el ejemplo de nuestros mayores quienes se constituyen en los más fuertes pilares sobre los cuales se sustentan todos y cada uno de los anteriormente mencionados, los buenos consejos, los correctivo tempranos y los buenos ejemplo, son los más grandes tesoros aportados para el logro de nuestra formación.
Sin embargo, dentro de nuestra comunidad conocemos casos de
otras personas y familias afectadas por este problema y para evitar que se repitan estas situaciones en el futuro inmediato debemos organizamos como comunidad y realizamos todo tipo de actividades de carácter deportivo, cultural y religioso para reforzar nuestros valores, nuestras creencias y nuestros lazos, para proteger a los más desvalidos y débiles y contribuir para brindar las mismas oportunidades para todos. Mostrando nuestras fortalezas y unión como Comunidad lograremos que nuestros miembros también compartan nuestra visión y nuestros objetivos con el único propósito de evitar que nuestros espacios se vean disminuidos y apoderado por el flagelo de las drogas y sus organizaciones criminales.
Son políticas del Estado Venezolano brinda a todas las
comunidades una serie de herramientas tendientes a desarrollar los valores que pregonamos como país y que nos brindan nuestra identidad. Además, promueve la cultura y el deporte como fuentes de creatividad y de salud, de estilo de vida sana sin olvidar que la familia ocupa un lugar preponderante dentro de todas estas políticas, brindando un ambiente de protección y ocupándose del mantenimiento, conservación y perdurabilidad de tales políticas; actualmente se conoce de organizaciones como Negra Hipólita, organismos de carácter público, que tienen la misión de tratar y reinsertar a la sociedad a las personas víctimas de este cáncer social, cada comunidad es responsable de aplicar dichas políticas en su entorno para lograr los objetivos que se propongan sin descuidar promover la participación firme y decidida de cada uno de sus integrantes en cuanta iniciativa sea desplegada para cumplir este objetivo.
La prevención tendría que ser la premisa fundamental de todas
estas políticas, la cual está estrechamente relacionada con la educación tanto a nivel del hogar como en las instituciones escolares. La puesta en funcionamiento de instituciones dedicadas a monitorear la aplicación de las políticas, medir su efectividad y la influencia que ejerce sobre aquellos a quienes van dirigidas también debe ser otra base fundamental, esto con la finalidad de mantener un seguimiento constante, conocer de primera mano los obstáculos que puedan presentarse en algún momento, identificar las aristas del problema que puedan ir surgiendo y sobre todo, complementar los vacíos que indudablemente quedan del diseño a la aplicación, los cuales requieren atención inmediata y efectividad en su aplicación.
El ordenamiento legal en materia de políticas públicas de salud
relacionadas con la prevención del consumo de drogas es, vendría a ser, una de las más importantes estrategias políticas a ser aplicadas por el Estado y sus comunidades puesto que brindan atención especializada a aquellos afectados por la adicción a las sustancias pero lo más importante es que luego de la recuperación de estos individuos, se puede seguir aplicando atención especializada con miras a lograr la rehabilitación y reinserción de los afectados y la minimización de los patrones de consumo, lo que sin duda incide en beneficio de nuestra sociedad en general.
Como anteriormente lo dije esto es un problema donde todos, no
solo el Estado estamos comprometidos con nuestra comunidad y como personas responsables de la educación de nuestros hijos y familiares, debemos integrarnos de manera activa a las actividades que se desarrollan para la prevención de consumos, erradicación del mercadeo de sustancias ilícitas en todas las formas conocidas (tráfico, micro tráfico, corretaje, menudeo, entre otras.) y ayudar a reforzar los valores que nos identifican como comunidad organizada. De esta manera contribuimos a mejorar las condiciones de vida de nuestros entornos y hacerlos agradables para todo aquel que lo visite o haga vida en el mismo. El apresto de compromiso no puede verse afectado o disminuido por problemas de burocratismo o de falta de recursos provenientes del Estado, sólo el interés de proteger a nuestra comunidad, a sus habitantes, sus costumbres e identidad debe ser la maquinaria que nos mueva para alcanzar el logro de esta misión.
Si no se logra el engranaje de alguna de las partes y se no trabajan
en conjunto, si la visión de los objetivos a alcanzar no es del todo claro o los integrantes de la comunidad no están lo suficientemente motivados para observar el peligro en el que pueden estar inmersos, ninguna de las políticas que se apliquen tendrán resultados satisfactorios o tendientes a resolver el problema que se quiere enfrentar. Es necesario que exista una estrecha colaboración entre el Estado la Comunidad y los Individuos para que todas las actividades que se desarrollen sean adecuadas, sustentables y principalmente exitosas.
Para finalizar es mi humilde percepción que la premisa mayor en
cuanto a la prevención y erradicación del flagelo que constituyen las drogas es la educación, en combinación con eficientes políticas promovidas por el Estado, el cual en sí debe motivarnos a todos a participar pues su interés principal no es otro sino lograr que nuestro territorio esté libre de Drogas y en óptimas condiciones de salud. SAY. TIBERIO SOLANO SEPULVEDA C.I. 9.460.241