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A. William Boguerau
El circo, un carretero cubierto de polvo o un cómico cualquiera fuera del escenario a algunas las pone
a cien (Peronio)
Durante el primer siglo del imperio hay una mayor relajación de las costumbres, las mujeres
romanas, son más libres y desinhibidas que las antiguas matronas.
Las mujeres buscaban realizarse y satisfacer sus necesidades sexuales fuera del
matrimonio, podía ir también con otra mujer, ya que no era un problema al no considerarse
infidelidad propiamente dicha.
Los ludi y las representaciones teatrales siempre habían sido un ambiente propicio para la
promoción de las relaciones entre hombres y mujeres. La pasión que sentían las mujeres por lo
juegos las impulsan en muchos casos a, mantener idilios amorosos con actores y gladiadores
convirtiéndose realmente en una moda.
Una noble llamada Epia, según nos cuenta Juvenal, se fugó con una cuadrilla de gladiadores que
viajaban a Egipto dejando casa y familia.
Epia, casada con un senador, acompañó a una cuadrilla hasta Faro y el Nilo y los muros infames
de Lago, en tanto que Canopo condena las costumbres escandalosas de Roma sin acordarse ella de
su casa, su cónyuge y su hermana, no tuvo en cuenta a su patria y abandono la malvada a sus hijos
llorosos y, lo que es de extrañar más, a festivales y a París….
A finales de la época republicana los adulterios de los hombres eran algo natural, los maridos
buscaban en otras mujeres las satisfacciones que sus esposas no les ofrecían; en cambio las
mujeres igual de infelices reprimían sus impulsos y carencias amorosas.
La infidelidad era un delito frecuente que una ley del emperador Augusto trató de reprimir sin
demasiado éxito.
Con esta ley el adulterio se convertía en un delito público juzgado por un tribunal
especial (quaestio de adulteriis).
La mujer podía ser acusada no necesariamente por el marido ni por un familiar,sino por cualquier
persona. La pena era la relegatio in insulam, tanto para la mujer como para el cómplice, es decir,
eran relegados a islas distintas acompañados de graves sanciones patrimoniales.
Alma tadema
Si una mujer era descubierta con un amante en el domicilio doméstico, el padre podía matar a la
hija culpable y al cómplice; sin embargo, la situación del marido con respecto a la mujer en estos
casos varió, porque en virtud de la lex Iulia, éste no podía matar a la mujer como se había venido
haciendo durante toda la época republicana, sino que sólo podía asesinar al cómplice siempre y
cuando se hubiera descubierto el hecho en la casa del matrimonio y el amante fuera de una
categoría social inferior.
El aborto se consideraba como un medio anticonceptivo, no como un delito, pues el feto para los
romanos era solo mulieris porto uel uiscerum.( apéndice del organismo de la madre).
No siempre se hacía correctamente ni con las medidas higiénicas y sanitarias necesarias, por lo
que muchas veces la mujer corría grave peligro.
Las medidas de Domiciano disminuyeron el adulterio, no por la severidad de las leyes sino por las
facilidades que había para divorciarse.
Marcial nos lo cuenta con ironía:
Desde que la ley Julia Faustino, ha entrado de nuevo en vigor y la castidad ha recibido la orden de
entrar en los hogares, han transcurrido menos o, ciertamente, no más de treinta días y ya Telesia se
ha casado con un décimo marido: la que se casa tantas veces, no se casa: es una adúltera al amparo
de la ley. Me molesta menos una puta más franca.
Fuentes:
Imagenes .
pinterest
Maribel Bofill en 0:32
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