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MUJERES INDÍGENAS Y SISTEMAS ALIMENTARIOS, IMBRICACIÓN DE

VIOLENCIAS COLONIALES

Msc. Aymara Llanque Zonta 1


Phd. Freddy Delgado Burgoa 2

Resumen: El estudio se centra en el área exponencial del agronegocio en Bolivia, en la región del
Chaco Cruceño, donde coexisten diferentes sistemas alimentarios, como el sistema alimentario
agroindustrial, el agroecológico y el indígena. En este artículo analizamos las configuraciones
institucionales de estos sistemas desde la perspectiva de mujeres indígenas Guaranies de la Tierra
Comuniataria de origen (TCO) Takovo Mora y con otros actores relevantes, utilizando el marco
teórico del nuevo Institucionalismo y la perspectiva descolonial feminista. Los resultados muestran
condiciones de cambio institucional, asociadas a la tierra, la producción y el consumo de alimentos,
que generan alteralidad e imbricación de violencias coloniales; y sus estrategias de resistencia dentro
del sistema alimentario indígena; destacando la importancia del análisis del poder y de las ideologías
en las interacciones entre personas e instituciones.
Palabras clave: mujeres indígenas, sistemas alimentarios, cambios institucionales, imbricación de
violencias.

Introducción
En el artículo analizamos la relación entre cambios institucionales y la imbricación de violencias
coloniales, de mujeres indígenas Guaranies que manejan sistemas alimentarios en sus territorios3.
Baso el trabajo en una investigación etnográfica, que responde a la corriente de la antropología de la
dominación, en el Chaco Cruceño de Bolivia entre los años 2015 y 2016. El artículo contiene datos
cualitativos, para profundizar sobre valores, creencias y principios asociados a relaciones de poder y
toma de decisiones, dentro del sistema alimentario indígena. Aplicamos un marco conceptual para la
caracterización del sistema alimentario, elaboramos un marco conceptual para el análisis
institucional, sobre la adaptabilidad de los discursos y decisiones en un contexto de pluralismo
institucional, y retomando la perspectiva descolonial interpretamos los contenidos que subyacen a la
toma de decisiones en los sistemas alimentarios. Ambos marcos nos permitieron profundizar sobre
un enfoque metodológico que delinee las posibilidades de reflexionar sobre las relaciones de

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Doctoranda en la ACRUCO - Universidad Mayor de San Simón (2015 – 2018) Cochabamba - Bolivia.
2
Director Ejecutivo AGRUCO - Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba - Bolivia.
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El estudio se enmarca en el proyecto de investigación R4D Hacia un desarrollo sostenible de alimentos: coexistencia
de diferentes sistemas alimentarios, en Bolivia y Kenia, del CDE U. Berna, AGRUCO UMSS y CECRAD.

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poder/dominación y resistencia en las tramas comunitarias, donde la ciencia tiene un rol activo, al
momento de tejer puentes de conocimiento entre territorios.

Definición de sistemas alimentarios


Trabajamos la problemática de la alimentación a escala local territorial, con el fin de proporcionar
conocimientos científicos, para la formulación y promoción de estrategias innovadoras y opciones de
política plural que mejoren la sostenibilidad dentro y entre los diferentes sistemas alimentarios. Una
de las premisas asumidas en el estudio es la multicausalidad de los resultados de inseguridad
alimentaria (Delgado y Rist, 2015). Retomamos el concepto de sistema alimentario de Rastoin y
Ghersi (2010) como una red interdependiente de actores ubicadas en un área geográfica, que
participan directa o indirectamente en la creación de bienes y servicios, orientados a la satisfacción
de necesidades alimentarias.
Los sistemas alimentarios se clasifican según Colonna et al. (2013) en um sistema agro-industrial; un
sistema interno; un sistema local; un sistema regional; y un sistema de calidad diferenciada (en
nuestro caso agroecológico). En un sistema alimentario ocurren sub sistemas, el operacional, el
político; el de informaciones/servicios (Rastoin y Ghersi, 2010) y el de recursos naturales (Rist y
Jacobi, 2016). La participación de actores implica actividades, la creación de bienes y servicios,
dentro del sub sistema operacional; y la creación de redes, en base a intereses y con resultados en la
toma de forma de instituciones, en el sub sistema político. En este artículo profundizamos en ambos
sub sistemas, conectados con el sub sistema de recursos naturales, partiendo del precepto que el
sub sistema político da dirección a la toma de decisiones y actividades de los actores y es resultado
de las relaciones.

Marco Teórico del nuevo institucionalismo y la perspectiva descolonial


El nuevo institucionalismo es una corriente de pensamiento que analiza la mutua influencia entre
instituciones y reglas de juego de la estructura y la agencia, a la hora de especificar quienes pueden
acceder a los recursos (Ensminger, 1998, Archer, 2010). La estructura social no tiene ninguna
primacía sobre la agencia, esta es resultado de la acción humana, y acción se hace posible en los
límites de la estructura.
Ejemplos de estudios sobre nuevo institucionalismo como el trabajo de (Haller et al., 2016) hablan
del poder de negociación de actores para generar transformaciones institucionales; asimismo donde

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las instituciones locales son erosionadas, las estrategias de los actores se basan en ideologías, que
cambian circunstancialmente, a favor de sus intereses. También el estudio de Wartmann y Haller
(2016) concluye que a partir de los cambios institucionales y normativos, donde los territorios
indígenas se superponen geográficamente con áreas de interés estratégico para el Estado, los actores
se mueven dentro de su pluralismo institucional. Los autores abordan el concepto de "institution
shopping", entendido como la capacidad de elegir, según su poder y conocimiento, la mejor
institución entre diferentes opciones, para responder a necesidades.
Partiendo del concepto de pluralismo institucional y sus resultados en la adaptabilidad discursiva e
ideológica, vi relevante profundizar sobre los contenidos de las ideologías, y las relaciones de poder
que se producen. Encontré en la corriente del feminismo descolonial latinoamericano criterios que
me permiten identificar la formación de hegemonías en los procesos de cambio institucional.
Espinoza (2014) nutre el feminismo descolonial partiendo de una crítica la concepción universalista
del patriarcado en la mirada hegemónica del feminismo. Ella propone enunciar el vínculo entre
colonialidad, modernidad, dependencia y subalteridad asociadas a la construcción del género, la raza
y la clase. Las matrices de opresión se imbrican y responden a un patrón de poder global capitalista
(Collins, 2000, Lugones, 2008), en el sistema moderno colonial de género4,
Aquel mediante el cual el colonizador produce e impone a los pueblos colonizados, al mismo
tiempo y sin disociación, un régimen epistémico de diferenciación dicotómica jerárquica que
distingue entre lo humano y lo no humano y del cual se desprenden las categorías de
clasificación social de raza-género (Espinoza, 2017: 9).
La colonialidad se consolidó en un momento específico de la historia latinoamericana, y se repite de
forma permanente, produciendo recolonialidad (Rivera, 2010). También Guzmán (2014) y Cabnal
(2011) hilan la relación entre género, raza y colonialidad hablando de un entronque patriarcal, fruto
del encuentro entre un patriarcado originario y uno occidental; el patriarcado ancestral existe,
continua gestándose en los principios cosmogónicos de nuestras culturas, mezclándose con
fundamentalismos étnicos.
Frente a la construcción de hegemonías están también las resistencias. Tzul, (2016) presenta
experiencias de organización política autónoma a las que denomina anticoloniales, como decisiones
sobre la tierra, festividades y espacios de reproducción de la vida. La autora defiende la posibilidad
de suspicacia de las mujeres en contextos comunitarios, como:

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Entendiendo al género como una construcción social asociada al esencialismo de la categoría mujer. Enuncio
mujer en el marco del régimen político heterosexual, en base a los postulados de Monique Witig.

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Posibilitadoras de construcciones colectivas, en el deseo por la ampliación de términos de
inclusión dentro de las tramas comunitarias…el nudo está en erosionar las jerarquías de
inclusión diferenciada en la tierra comunal (Tzul 2016:170).
Tzul interpela la concepción de la triple opresión de las mujeres, como resultado de las políticas
liberales de los Estados, las ONGs y las empresas; ella demuestra que los esfuerzos de las mujeres en
territorios comunitarios, son respuestas de resistencia activa, para garantizar la conservación de la
tierra en la política comunal, desde sus campos de poder.
Como resultado del marco conceptual, respondemos a dos preguntas: ¿Cómo las configuraciones
institucionales del sistema alimentario indígena Guaraní se amalgaman para producir múltiples
opresiones y privilegios? ¿De qué modo se organizan estrategias de desmantelación en un proyecto
político comunal?

Marco metodológico
Al inicio del estudio me aproxime a la etnografía enmarcada en la investigación participativa
revalorizadora (IPR) (Rist y Delgado 2015), porque como herramienta posibilitaba una crítica a la
perspectiva hegemónica de la ciencia moderna. Esta metodología permitió cuestionar la objetividad
en la ciencia, reconociendo la voz de otros mundos desde donde se gestiona conocimiento. Luego
hicimos una transición hacia la antropología política (Curiel, 2013), para analizar las relaciones de
poder y opresión en los sistemas alimentarios, reconociendo que existe una economía política del
conocimiento (Rivera, 2010), que responde a procesos coloniales (Bautista, 2014), de norte a sur y
de sur a sur. Necesitaba cuestionar el paradigma patriarcal, androcéntrico del conocimiento, para
poner en evidencia los imaginarios sobre los pueblos que viven en áreas de expansión extractiva y
agroindustrial, prioritariamente de las mujeres racializadas.
No es fácil enfrentarse al monstruo sobre todo cuando se pone al descubierto la manera en
que has sido parte de él e intentas demostrar aquello que lo alimenta (Espinoza, 2017 P:8).
La colonialidad forma parte del quehacer científico, entretanto no basta con percibir la
contemporaneidad de los pueblos indígenas, que son estudiados por las ciencias hegemónicas y las
transgresoras, requerimos pensarnos en las relaciones de dominación ejercida cuando aplicamos
métodos científicos, para cuestionar el privilegio de la enunciación que produce colonialidad. La
posiciones desde la subalteridad del feminismo descolonial demandan una mirada geopolítica situada
históricamente, a las opresiones simultaneas en una matriz de dominación (Collins, 2000); para

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posibilitarnos la producción de ideas propias, sobre nuestros procesos políticos en el continente,
(Espinoza, 2014).
Pero ¿Cómo revertimos la colonización discursiva en la producción académica del conocimiento, si
partimos del principio que, hablamos desde la experiencia de mujeres en condición de alteridad?
(Escobar, 1996) nos propone analizar la modernidad desde una perspectiva histórica y cultural para
poner en evidencia cómo se elaboran los discursos del occidente; el análisis histórico de las formas
sociales da cuenta de una mirada sobre la relación entre conocimiento y poder (Curiel, 2013).
La antropología de la dominación consiste en develar las formas, maneras, estrategias,
discursos y lugares de poder (Curiel, 2013 P:28).
Reflexionar sobre expresiones ideológicas que subyacen a los sistemas alimentarios, aporta con
críticas a la consolidación de hegemonías fruto de la colonialidad, y sus resultados en la vida de las
mujeres indígenas. La experiencia es de las mujeres guaraníes, como referencia para interpretaciones
propias, que dan luces a procesos analíticos sobre sistemas alimentarios y escenarios de
sustentabilidad.
Para hacer posible este cometido, adoptamos como método el análisis crítico del discurso, que
profundiza sobre los aparatos ideológicos superpuestos, la dimensión formal discursiva y los valores,
creencias subyacentes. El sujeto de investigación son mujeres guaraníes y otros actores involucrados,
del territorio indígena de la comunidad Yateirenda, en la capitanía Takovo Mora.
Recuperamos testimonios entre 2015 y 2016, por tratarse de temas conflictivos, guardo los nombres
en confidencialidad. El artículo únicamente incluye la reflexión sobre condiciones de imbricación de
violencias coloniales y la situación de alteralidad de las mujeres, en el sub sistema operacional y el
sub sistema político dentro del sistema alimentario. Para este fin la primera autora participó de la vida
cotidiana de tres familias, acompañando las actividades productivas, sociales, religiosas y políticas.
Nuestra hipótesis es que los procesos de mercantilización de la tierra, la producción y la alimentación
imponen relaciones coloniales, donde las mujeres están en condición de alteralidad.

Sistema alimentario indígena Guaraní de Yateirenda


Este sistema alimentario indígena Guaraní de Yateirenda consiste en la producción, comercialización
y consumo de alimentos en distancias cortas. Su sistema se ergue en el Chaco Boliviano, una de las
regiones más secas de Bolivia. El sub sistema operacional está basado en la producción para
autoconsumo y orientado hacia mercados de Santa Cruz. Este sistema alimentario abarca maíz,
camote, yuca, maní, locoto, frejoles, frutas y verduras. Una gran parte de estos alimentos se procesa,

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almacena y se consume en la comunidad, y el excedente se comercializa en mercados locales y
regionales.
La producción de maíz se da por familias, una parte se vende a empresas próximas para la cría de
animales, y para compradores esporádicos, de la agroindustria. La producción es manejada sobre todo
por hombres, se realiza con paquetes de semillas, herbicidas y fertilizantes. Tienen serias
limitaciones, cuentan con escaso financiamiento para obtener insumos, existe crisis climatológica
(sequias, vientos), problemáticas ambientales (presencia de plagas). Desde hace dos años, pocas
familias siembran maíz, la mayoría de los hombres ofrecen servicios de mano de obra para vecinos y
en la ciudad. Las mujeres complementan la alimentación con la producción diversificada para el
autoconsumo, alrededor de sus hogares, hacen pan, artesanías y algunas de ellas manejan tiendas de
abarrotes. Los ingresos por el trabajo remunerado se invierten para complementar la dieta, con
alimentos de otras regiones, buena parte del sistema agroindustrial.

Pluralismo institucional, base socio histórica asimétrica


El sub sistema político cuenta con instituciones superpuestas en el territorio indígena, las más
relevantes para el sistema alimentario son la Asamblea del Pueblo Guaraní APG, el Municipio de
Cabezas, la Gobernación de Santa Cruz, los emprendimientos agroindustriales y las empresas
petroleras Estatales. Dichas instituciones operan en el marco del Estado Nación colonial, que empuja
el proyecto político denominado la Agenda patriótica 2020-2025.
La Capitanía Takovo-Mora en el Municipio de Cabezas historialmente forma parte del territorio
ocupado por la nación guaraní, desde antes de la colonia española. Entre las década de los 70 y 80
recuperaron estructuras simbólicas ancestrales desde, sus usos y costumbres para la restitución de sus
tierras comunitarias. La capitanía es la principal responsable de las demandas en instituciones
públicas, participa activamente en las negociaciones con empresas petroleras y trabaja bajo un sistema
de roles y autoridad tradicional.
La capitanía está en permanentes tensiones con los gobiernos y las empresas petroleras, por acceso a
proyectos productivos y compensaciones. Estos son espacios masculinos, con poco protagonismo de
las mujeres y sus prioridades de desarrollo. En efecto la cualidad de los proyectos gestionados lejos
de generar calidad de vida en el territorio, les somete a mayor dependencia. Un ejemplo de ello es la
gestión de semillas híbridas de maíz chiriguano, donadas por el Municipio; cuatro años más tarde
eliminaron las variedades de maíz nativo en Yateirenda. Ahora las donaciones ya no llegan, las
familias deben de comprar maíz.

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Los acuerdos con gobiernos locales se ven supeditados a las negociaciones con los partidos políticos
que lo administran. Esta forma instaurada en el ámbito público se sostiene con la burocratización del
control social. La estructura del gobierno local genera en las mujeres percepciones de imposibilidad,
desesperanza “¿Tu alcalde cuando se preocupa por nosotros?, no nos quiere, en vano estamos
haciendo cartas” (comunaria, Yateirenda 2017). Las organizaciones de base campesinas del
municipio forman parte del partido político oficial de gobierno; si bien son las responsables por el
control social, dependen de las decisiones del Alcalde, porque esperan manejar proyectos
productivos, también beneficiarse de servicios básicos. De ese modo una élite local institucionalizada
como organizaciones de base, defiende los intereses hegemónicos con el discurso del proceso de
pacificación para el avance del proyecto político.
Los pactos político partidarios consolidan hegemonías, con lógicas disciplinarias donde unos deciden
y otros acatan. “El gobierno nos mostró qué le pasa a los que no están de acuerdo, estamos dolidas
por la represión, ahora nos dicen de derecha” este es el testimonio de una mujer guaraní, a propósito
de la intervención militar el año 2015 en Yateirenda, cuando la comunidad se resistió al
aprovechamiento petrolero.
La represión del año 2015 constituyo en la materialización de la violencia colonial reflejada ahora
por el ejército Boliviano, los acuerdos resultantes de la negociación demostraron la capacidad de las
capitanías de tranzar acuerdos con las empresas petroleras, incluso por encima de las demandas de
las mujeres guaraníes, que reclamaban el cese de movimientos sísmicos porque alejaron el agua del
sub suelo y agudizaron la crisis alimentaria.
Sus denuncias fueron una invitación a nuevos actores, activistas y ONGs, con imaginarios urbanos
sobre el extractivismo petrolero en Yateirenda. El mensaje colonial era evidente, esperaban encontrar
vestigios de violencia, y con los testimonios generar formas simbólicas apropiación de los problemas
de las mujeres, demostrando las múltiples dimensiones del colonialismo contemporáneo.

Tenencia territorial, mercantilización de la tierra y colonialidad


La tierra fue otorgada al pueblo guaraní como propiedad comunal por reconocimiento ancestral, si
bien existen reglas de acceso que definen áreas familiares para la agricultura, estas no son rígidas, y
dependen de los acuerdos internos. Los acuerdos pocas veces son favorables para las mujeres, sus
testimonios expresan la necesidad de revisar la distribución interna de la tierra, porque la propiedad
comunal no asegura la asignación social de áreas productivas, si no está relacionada al estado civil de
las mujeres. La supremacía masculina en el territorio es evidente en la tenencia de la tierra, la

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maternidad y el matrimonio posibilitan el acceso, en tanto venga pactado con las familias que
administran el gobierno comunitario. Sus demandas no son por propiedad individual, sino por acceso
seguro, legítimo irrestricto; temas que se ven limitados desde que se optó por rentar las tierras
comunitarias a terceros.
Imposición del modelo de propiedad privada individual, bajo los acuerdos consuetudinarios con
terceros colindantes abre una brecha de acceso al territorio para las mujeres “El chaco le dieron al
vecino, está prohibido sembrar ahí, o criar el ganado(…) se están vendiendo las mejoras, pero no
hay nada encima de ese terreno, no hay casa ni producción…” (Testimonio comunaria 2015).
El cuestionamiento de la comunaria, da cuenta de la estrategia del agronegocio para recuperar tierras
productivas. Desde la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado (2009) el latifundio
está prohibido, y las tierras privadas no superan las 5 mil hectáreas. Frente a la limitación normativa
el sector privado encontró una forma de apropiación de la tierra, con la renta y la compra del derecho
de pose; de ese modo usa la tierra de forma intensiva sin tener que asumir legalmente las
consecuencias del incumplimiento de las normativas vigentes, porque esas áreas están asignadas a la
TCO.
Resulta entonces una afectación directa a la economía del cuidado, los recursos económicos
generados en la renta de tierras, no son distribuidos de manera equitativa a todas las familias; las
mujeres no beneficiadas quedan sin tierra y sin compensaciones. Los acuerdos entre grupos
privilegiados reducen la base material y simbólica indispensable para la reproducción de la vida.

Apropiación del cuerpo y el poder de las mujeres


Los procesos de colonización y reducción históricos del pueblo guaraní desde hace dos siglos, calaron
en la legitimidad del poder de las mujeres. Las autoridades mujeres tradicionales fueron reducidas a
relaciones cotidianas, generando una fisura orgánica. A pesar la diferencia jerarquizada por género,
las formas de auto gobierno actuales están en una interface entre la validación del poder masculino,
y el reconocimiento de los espacios de poder de las mujeres.
Mientras el municipio como entidad colonial desvaloriza el sistema productivo alimentario guaraní,
y en el caso de las mujeres las despoja de cualquier incentivo. Algunos grupos privilegiados guaraníes
se benefician de esta condición, recibiendo sobornos por la firma de consentimientos a proyectos no
ejecutados, dejando a las mujeres asediadas por la fuerza del entronque patriarcal. Entronque creado
desde la primera invasión colonial, rectificado por los acuerdos políticos de hoy en día.

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Como vimos anteriormente el entrecruce entre género, raza y colonialismo se hace efectivo por los
consentimientos de quienes detentan el poder en el territorio. Un ejemplo más agudo de este
entronque es el testimonio de un funcionario petrolero sobre las tranzas entre ellos y los hombre
guaraníes “nosotros les mostrábamos un billete de 10, él lo recibía y su mujer nos esperaba en el rio,
no se dejaba besar, era rápido, solo sexo y la dejabas”(anónimo 2016).
La apropiación esencialista de los cuerpos de las mujeres es una de las problemáticas más acentuadas
en el territorio. Muestra la articulación entre la dominación y la subordinación de las mujeres, de
forma consentida con el matrimonio como forma ineludible para acceder a la tierra, pero también en
las constantes ataques físicos y verbales a niñas en los hogares. Estas violencias son ejercidas por los
hombres de sus círculos. Por la ruptura colonial de las formas de autogobierno, los casos de violencia
no se están resolviendo en la comunidad, reafirmando una vez más la apropiación familiar de los
cuerpos de las mujeres, donde se internaliza la violencia.
Finalmente el colonialismo se internaliza en la identidad guaraní, con base en el cuerpo. La mirada
racializada de la mujer guaraní, por parte de los y las Karay5 del municipio, es de dejadez, descuido,
ignorancia, suciedad, barbarie. “yo no comería de las guaranies, son cochinas, son como bichitos”
(moradora de Cabezas 2016); “para qué les dieron tanta tierra, si son flojos, ya quisiéramos que nos
den así a nosotros, para producir” (productor andino 2016). Las visiones coloniales, también están
presentes dentro del territorio, produciendo jerarquización entre guaranies y Karay; las nuevas
migraciones de andinos con capital de inversión, acentúan diferencias socio económicas,
inferiorizando y racializando a las familias guaranies. Por ejemplo la tienda de abarrotes más exitosa
de la comunidad es manejada por una mujer migrante andina, posicionando su prestigio en la
comunidad.
La interiorización tuvo origen en la primera colonización “trabajábamos para el patrón, no nos
trataban como la gente, A veces nos escapábamos en la noche a trabajar un pedazo de tierra para
poder comer”. Los imaginarios sobre las mujeres guaraníes se ven reflejados en sus propios discursos
sobre dependencia y desigualdad, “antes cuando había enfermedad se pedía al patrón y nos llevaba
a la ciudad, ahora estamos sin nadie que vea por uno” (Abuela guaraní 2016).

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Término guaraní utilizado para identificar a todas las otras culturas, pero sobre todo al mestizaje.

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Resistencias de las mujeres Guaranies desde las tramas comunitarias
El intercambio de alimentos entre familias es una práctica poderosa de las mujeres guaraníes, se
realiza de manera más autónoma y resuelve las crisis alimentarias temporales, mediante redes de
apoyo. Reconocer el intercambio como una resistencia es relevante porque la mercantilización de los
bienes en el territorio es interpretada por ellas mismas, como el resultado de la perdida de sus usos y
costumbres.
La auto organización para generar acuerdos en asambleas se concreta previamente entre las familias
extendidas; donde las mujeres tienen una voz activa. “tengo que devolver el dinero, porque hay de
mi si se entera mi mujer” (joven guaraní 2016). Sobre todo en el trabajo comunitario y las festividades
hay prevalencia de sistemas de reciprocidad gobernados por mujeres, en estas actividades se respeta
a las madres mayores y las hijas son solidarias con ellas.
Las reivindicaciones colectivas son también resistencia de las mujeres, desde los años 90,
participaron activamente en marchas nacionales para el derecho s la tierra territorios, y en la
actualidad son quienes enfrentan abiertamente a las empresas petroleras en sus territorios. Buena parte
de ellas fueron agredidas violentamente en el último enfrentamiento, haciendo eco de la relación
deshumanizadora del cuerpo de las mujeres guaraníes por parte del Estado.
La vida espiritual también es resistencia colonial, está marcada por la vida cotidiana y los poderes
sobrenaturales, como dones de algunas personas, los ipaye, mbaekua y en la propia naturaleza los iya.
Las deidades de la naturaleza autorizan que el pueblo guaraní cace y pesque, plante y recolecte. A
pesar que la religión evangélica y católica niegan las creencias originarias, como una expresión visible
de la colonialidad existente, aún se conserva una actitud contemplativa de la naturaleza y respeto,
temor a los hechizos, y los poderes conferidos. “Mi mamá está enferma, hace días, creo que la
embrujaron para hacer daño a mi hermano”, (comunaria de Yateirenda 2017).
Finalmente la doble residencia es una estrategia de resistencia creativa de las mujeres guaraníes. El
antagonismo entre el campo incivilizado y la ciudad en progreso, es una construcción colonial
reproducida por las élites latinoamericanas; que convierte al campo como el refugio de los guaraníes.
La experiencia de las mujeres guaraníes muestra un escenario completamente diferente, tanto la
proyección política como económica de las familias se cimienta en la transición entre el campo y la
ciudad, a sabiendas que en ambos espacios encuentran tensiones, jerarquías y disputas; el
conocimiento sobre las reglas de ambos entornos, la performatividad de sus estrategias y discursos
les posibilitan materializar los proyectos de modernidad en sus cotidianos.

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Conclusiones
El sistema alimentario indígena guaraní, es la expresión de la complejidad erguida dentro del
pluralismo institucional que opera en territorios superpuestos. Dentro de sus configuraciones
institucionales existe una construcción ideológica, con estructuras simbólicas coloniales que afectan
la composición del sistema per ce, porque producen imbricación de violencias hacia las mujeres. Las
mujeres guaraníes interpelan desde su crítica cotidiana, al modelo de Estado Nación colonial presente
en su territorio; proponiendo estrategias de resistencia integrales, que amplían los términos de
inclusión, más allá de las presiones del agronegocio y el extractivismo. Como posible aplicación del
estudio, sugerimos considerar las relaciones de dominación y los arreglos instituciones
consuetudinarios, como parte del sistema político que subyace a la toma de decisiones en los sistemas
alimentarios.

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Mujeres indígenas y sistemas alimentarios, imbricación de violencias coloniales


Astract: The study focuses on the exponential area of agribusiness in Bolivia, in the Chaco Cruceño
region, where three food systems, agroindustrial, agroecological and indigenous, coexist. In this
article I analyze the institutional configurations, from the perspective of women indigenous Guaranies
of the TCO Takovo Mora and with other actors, using the theoretical framework of the new
Institutionalism and the feminist decolonial perspective. The results show conditions of institutional
change associated with land, food production, which generate alteration and imbrication of colonial
violence; and their strategies of resistance within the indigenous food system; Highlighting the
importance of the analysis of power and ideologies in the interactions between people and institutions.

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Seminário Internacional Fazendo Gênero 11 & 13 th Women’s Worlds Congress (Anais Eletrônicos),
Florianópolis, 2017, ISSN 2179-510X
Keywords: indigenous women, food systems, institutional changes, imbrication of violence,
resistance.

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Seminário Internacional Fazendo Gênero 11 & 13 th Women’s Worlds Congress (Anais Eletrônicos),
Florianópolis, 2017, ISSN 2179-510X

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