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Bombardeo a Hiroshima

Hacia las 2:45 de la madrugada del 6 de agosto de 1945, el Enola Gay alzaba su
morro hacia Hiroshima, la población estaba en medio de una noche trastornada
una vez que la alarma de ataque aéreo fue accionada tres veces durante la
madrugada, haciendo que la población corriera hacia sus refugios. Aun así, en
ninguna de las tres situaciones hubo algún tipo de ataque a la ciudad, y la alarma
silenció poco tiempo después de su disparo. Los rayos de calor emanados por la
bomba atómica hicieron que Hiroshima alcanzase temperaturas muy elevadas y,
consecuentemente, incendios se extendieron por la ciudad quemando todo lo que
había quedado de la explosión. La ciudad estaba infestada con el olor de cuerpos
quemados, y los ríos estaban llenos de muertos. Cerca del puente Aioi, pasé por
un grupo de ocho niños muertos, todos en edad escolar, que fueron quemados
mientras estaban acostados y sosteniendo la mano del otro, formando un
círculo. Me imagino que deberían haber llamado los nombres de los demás
mientras que se quemaban vivos. (Hiroshima Jogakuin Alumni Association, 2005,
p.97, traducción nuestra), la cual causa alrededor de 140 mil víctimas mortales y
muchas más en los años siguientes, ya que dos generaciones fueron afectadas
por radiaciones que produjeron mutaciones genéticas, microcefalia, leucemia y
varios tipos de cáncer. Y queda reflejado el hecho de que la muerte atribuida a las
víctimas del bombardeo atómico fue desmedidamente inhumana en la medida en
que no sólo mató a miles de personas en el momento exacto de la explosión, pero
también dejó otras miles agonizando durante horas e incluso días hasta el
momento de sus muertes. Sabemos que el régimen estadounidense es quien
lanza la bomba atómica, con el fin único de demostrar cómo ellos tenían en una
supremacía militar, de tal modo que dejaban en evidencia al mundo en general
que eran capaces de infligir en un exterminio. Y se desarrolla este atroz hecho
enmarcado el famoso el Proyecto Manhattan, para así obtener la superioridad de
armamentos de EEUU, y trajo el fin de la Segunda Guerra Mundial. El uso de la
bomba fue una demostración de poder tan efectiva, que sus efectos disuasivos se
han prolongan hasta nuestros días. Además de esto se ve una vulneración por
parte de Estados Unidos en la convención de La Haya, que fueron los tratados
estipulados en 1899, 1907 y 1923 (la ley sobre la guerra aérea), que en su acápite
23 trata sobre normas de bombardeos a objetivos militares y que prohíbe
expresamente el bombardeo de ciudades con civiles, aunque haya objetivos
militares incluidos en su perímetro. Sin deja acá a un lado el aspecto económico,
lo trascendental que fue el papel que jugó. El papel de la riqueza como medio de
poder no dejaba de ser una evidencia para los gobernantes europeos a comienzos
de la edad moderna, de cierto modo el dinero conseguía levantar y mantener
ejércitos, financiar guerras, sostener complejas burocracias y, en definitiva, costear
ambiciosos programas de gobierno.
El fomento de la economía nacional y la defensa de los intereses propios
subyacen en todo programa de política mercantilista. Los Estados intentaban
promover el crecimiento material de sus súbditos como condición indispensable de
su propio poder. Poniendo por encima el aspecto económico, dejando a un lado lo
que acarrearía para la humanidad y el mundo de ahora en adelante estos hechos.
Y para resumir quiero hacer una pequeña reflexión con base en la película; cabe
preguntarse sí, ¿Es esto realmente un gran error, el lanzamiento de la bomba
atómica a Hiroshima; como muchos lo piensan ahora y muchos lo pensaron
entonces, o quizás está justificado después de todo? Ya que de cierta
manera este bombardeo se llevó a cabo por la justificación de la democracia
constitucional y el fundamento de los derechos y deberes que ella tiene que
respetar deberían ser parte de la cultura política pública y discutirse en las
numerosas asociaciones de la sociedad cívica como parte de la educación de
todos. Esto no es evidente en el día a día de la política ordinaria, pero tiene que
ser asumido como presupuesto, no como un asunto cotidiano de la política,
excepto en circunstancias especiales. De la misma manera, no había suficiente
comprensión previa de la importancia fundamental de los principios de la guerra
justa para que su expresión pudiera haber bloqueado el atractivo del razonamiento
de medios-fines en términos de cálculo de vidas, o del menor tiempo para el fin de
la guerra, o de algún otro balance de costos y beneficios. Este razonamiento
práctico justifica demasiado, de manera muy fácil, y proporciona una vía para que
la fuerza dominante acalle cualquier preocupación moral que pueda surgir. Este
cambio de valores fue acompañado por la creciente inversión científica y
tecnológica que alcanzó un alto desarrollo durante el siglo XX y trajo como uno de
sus resultados los mayores genocidios realizados por los Estados autoritarios en
nombre de sus intereses políticos y económicos.

Conceptualización:
Referencia bibliográfica

Rawls, John, & Giraldo Ramírez, Jorge. (2009). Cincuenta años después de
Hiroshima. Co-herencia, 6(10), 33-42. Retrieved March 13, 2018, from
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-
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Olásolo Alonso, Héctor. (2014). Dignidad humana, derecho internacional penal y


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05792014000200001&lng=en&tlng=es

Presenta:

María del Mar Peña Carrillo

20171154803- 1’075.322.203

13/03/18

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