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I. En la crisis nos topamos con las contradicciones capitalistas que estallan. Por
lo tanto situación relacionada con la revolución. Así que la crisis se ofrece
como momento propicio para la revolución. Pero
III. En general las crisis de mercado mundial por ser más complejas y
desarrolladas son más propicias que las crisis de etapas menos desarrolladas
de capital para efectivamente propiciar un rebasamiento revolucionario del
capital.
Pero las crisis del mercado mundial son también en las que se despliegan los más
complejos mecanismos de defensa, encubrimiento, simulación y dominación del
proletariado y la humanidad por el capital.
Por lo que se pone a la orden del día recuperar los argumentos de crítica de la economía
política de Karl Marx y desarrollar la desfetichización y descosificación de las relaciones
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Pues bien, después del título “Emisión de Bonos Horarios” de las páginas [71]-[73]
donde aparece por vez primera el tema del “Gobierno Despótico de la Producción” como
forma culminante y enrevesada de capital, el tema vuelve a aparecer al inicio del
capítulo sobre El Capital (p. [152]) en el contexto de la crítica de la ideología de la
igualdad y de la libertad que emana de la circulación mercantil simple y que sirve para
hacer la apología de la circulación específicamente capitalista inclusiva de la
explotación de plusvalor a la clase obrera; al respecto Marx sugiere que los
proudhonianos se han visto confundidos en sus propuestas socialistas –y les puede
suceder a otros revolucionarios- por estas significaciones ideológicas básicas propias de
la circulación mercantil. Los proudhonianos atacan al dinero pero no al valor de cambio,
creyendo que aquel provoca las crisis y las desigualdades sociales mientras que éste
garantiza la igualdad etcétera. Por eso reitera Marx “Mientras las medidas [de los
revolucionarios] se dirijan contra el dinero como se trata tan sólo de un ataque a
consecuencias cuyas causas subsisten; de ahí una perturbación del proceso productivo,
que posee la base sólida y también la fuerza para enfrentar y dominar meras
perturbaciones pasajeras mediante una reacción más o menos violenta” (p. [352]). De
suerte que la crisis capitalista se abre paso o, bien, ante dichas reformas –o meras
“revoluciones monetarias” y, en general, superficiales- la producción capitalista
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reacciona en forma más o menos violenta sacando adelante su despotismo bajo nueva
forma. De nueva cuenta Marx alude aquí implícitamente al “Gobierno Despótico de la
Producción”; tema que volverá a aparecer sólo hasta el tomo II de los Grundrisse en la
página [545] a propósito de la crítica de la ideología y de la realidad –ya no de la
circulación mercantil simple sino- de la competencia capitalista en tanto estructura
intrínsecamente despótica, según hemos comentado ésta página. Pero antes de concluir
el tomo II, todavía podemos registrar dos apariciones más del tema, además de las tres
referidas.
“[1] No se requiere una sagacidad fuera de lo común para comprender que, por
ejemplo, si partimos del trabajo libre o el trabajo asalariado que reconoce su origen en
la desaparición de la servidumbre de la gleba, las máquinas sólo podían surgir en
oposición al trabajo vivo como propiedad ajena a este y que le es hostil; es decir, que se
ltenían que contraponer en cuanto capital. [2] E igualmente fácil de captar es que las
máquinas no cesarán de ser agentes de la producción social cuando, por ejemplo, se
conviertan en propiedad de los obreros asociados. [3] en el primer caso, sin embargo, su
distribución, es decir, el que no pertenezcan al obrero –es igualmente condición del
modo de producción fundado sobre el trabajo asalariado. En el segundo caso la
distribución modificada partiría de una nueva base de la producción, de una base
modificada, sólo surgida del proceso histórico” (p. [396]).
La primera idea de éste párrafo retoma las tesis de los Manuscritos de 1844 tanto
del pasaje de “El Dinero” (Tercer Manuscrito) como del inicio de “Propiedad Privada y
Comunismo”. La segunda tesis de Karl Marx [2] sustenta la crítica que éste dirige a los
levellers ingleses en El capital, capítulo XIII que en su rebeldía destruían las maquinas,
cuando que el asunto fundamental de la revolución es la transformación de las
relaciones de producción.
Tesis decisiva que no sólo prioriza a la producción por sobre la distribución sino a
la gestión colectiva de los sujetos asociados (autogestión) con base en el cálculo de
necesidades y capacidades –mejor que en el de costo-beneficio propio de la sociedad
burguesa- por sobre la distribución de las cosas y la “fuerza de las cosas”. Pero por ello
mismo en tercer lugar, prioriza la experiencia histórica para completar la razón
estructural que señala la necesidad de transformar el modo de producción y sobre de
esta base el modo de distribución.
La quinta ocasión que en que en los Grundrisse se toca el tema del “Gobierno
Despótico de la Producción” ocurre diez páginas después en la página [728] a propósito
de criticar a Proudhon así como la p [71] criticaba a su alumno, Alfred Darimon. Por
cierto Karl Marx ahora critica a Proudhon al lado de Bastiat iii a propósito de la
“Necesidad del desposeimiento de los obreros” como parte del proceso de producción y
reproducción del capital.
Y precisamente teniendo este proceso cíclico un carácter ilimitado que Karl Marx
puntualiza al comentar al economista iltaliano Galiano señalando: “el infinito en el
proceso”. Ese infinito liberado de la enajenación capitalista que es el tiempo abstracto
del desarrollo de la humanidad socializada. (Formen, la riqueza).
Karl Marx dice: “Bella frase del Galiano [y lo cita en italiano:]”esa infinitud que
[la cosa toda, la riqueza] no alcanzan en la progresión, la alcanzan en la rotación” [p.
731]. Y más abajo, lo cita cuando dice: “Así que el [el hombre] es la única y verdadera
riqueza”
En la página [755] de los Grundrisse A Karl Marx le interesa situarse al inicio del
libro del Comercio Exterior no para tratar sólo del tema de la relación de intercambio
entre dos naciones, sino porque de ese modo establece puntualmente la paradoja
constitutiva de todo el mercado mundial y por lo tanto del comercio exterior. A saber,
que la contradicción entre la ley del valor (mercantil simple) y de su fórmula M-D-M, con
la ley del valor que se valoriza o ley mercantil capitalista (“ley del beneficio”) propias
del modo de producción capitalista, sí, que ésta contradicción entre lo mercantil simple
y lo mercantil capitalista, entre M-D-M y D-M-D` expresada dicha contradicción en los
términos de los capítulos III y IV de el tomo I de El capital, sí, que ésta contradicción
inherente a la sociedad burguesa tiene una presencia desglosada, escenificada
externamente volviéndose patente como forma paradójica de funcionamiento, como
mecanismo explotador entre naciones aunque ocurra intercambio equivalente y no aún
un proceso de producción en el que se explote a los obreros o una nación explote
productivamente a otra. Aún sin eso, el mercado mundial capitalista o en acuerdo a las
leyes del beneficio –contradiciéndose con la ley del valor- es ya de por si un mecanismo
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sometiente que siempre perjudica a las naciones más débiles a favor de las más
desarrolladas.
Dos naciones intercambian entre si de acuerdo a la ley del valor equivalente pero
de mercancías que contienen ya plusvalor explotado a las respectivas clases obreras; así
que en acuerdo a las leyes del beneficio, en las que el precio de producción se construye
con arreglo a la competencia entre capitales al interior de cada nación no en torno al
plusvalor o su relación con el capital variable sino en torno a la tasa de ganancia y por
tanto a la relación de plusvalor con el capital constante y el variable; de suerte que el
valor de la mercancía se transfigura en el precio de producción y difiere en magnitud de
valor respecto de aquel.
Esta paradoja del mercado mundial se realiza a través de los pagos en dinero y
por lo tanto del dinero funcionando en su tercera determinación (Capítulo III del tomo I)
o como medio de pago en metálico por parte de cada una de las naciones. Y como ese
dinero está constituido por valor y éste está siendo continuamente transferido de la
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Aún más, las relaciones entre el interés de prestamos -para compras internacionales por
ejemplo- se involucran en el intercambio internacional por lo que nuevas
contradicciones se acumulan. Karl Marx va exponiendo cada aspecto puesto en juego en
el comercio exterior. Resolviendo que los problemas ocasionados por el pago de
intereses y por lo tanto del capital financiero, no se resuelven mediante la circulación
sino que provienen del plusvalor explotado a la clase obrera en la esfera de la
producción, provienen, pues, del capital industrial.
El capital industrial es dominante dentro de la nación y por sobre la clase obrera; pero,
también, es dominante a nivel mundial, aunque los problemas del interés y del capital
financiero pasen a primer plano y parezcan dominar. Es lo que concluye Karl Marx en la
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página [761]. De hecho, señala que el capital a interés funciona como mercancía para el
prestamista aunque aparece como dinero para el prestatario, suscitándose en esta
apariencia el espejismo de que será el dinero el que resolverá los problemas del interés
y no más bien el capital industrial productor de mercancías que contienen plusvalor. Karl
Marx discute al respecto con Folullarton, Garnier, TUC y Ricardo. Recuperando las tesis
positivas de todos ellos para integrarlas en la construcción teórica de la dinámica del
mercado mundial; por ejemplo, el desarrollo del mercado interior a la par del mercado
externo (p. [762]).
Karl Marx divide en seis libros –y así llama lo que antes eran apartados- su plan de
Crítica de la Economía Política del Prólogo de 1859, pero en todos los casos el último
libro es el del Mercado Mundial: forma concreta de la totalidad del desarrollo
capitalista. Y la secuencia de temas es la misma aunque varie la división y comparación
internas de los apartados o libros.
Karl Mar señala que el Mercado Mundial revela y se estructura según que ocurre el
“Dominio de la sociedad civil sobre el Estado”. Es decir, se revela lo que está oculto al
interior de una nación burguesa pero que constituye su esencia. A saber, que la sociedad
civil domina al Estado y no este a la sociedad civil. Es decir, que la relación entre los
múltiples capitales –esqueleto de la sociedad civil- domina al Estado. Y entonces, que los
intereses privados dominan al interés colectivo. Y aún más, que la economía –se
sobreentiende que la economía enajenada del capitalismo, sí, que en la modernidad la
“economía” domina la política. O en otros términos, que la gestión de las necesidades,
no las de la sociedad sino las del capital, la necesidad de plusvalor, domina la gestión de
la libertad de los individuos, no sólo la gestión de las necesidades de éstos; previamente
sometidos en el proceso de circulación de capital a través del cual éste se reproduce
(Tomo II sección III). Dichas las cosas así, se revela el carácter totalitario de la
Modernidad en la que tanto las necesidades como las libertades de los seres humanos
quedan sometidas a las de la acumulación de capital y por lo tanto enajenadas y
falseadas. Va de por medio la opresión de su psicología, de su fisiología y de sus
capacidades de consumo y de producción, de su conciencia histórica y, también, de la
naturaleza exterior con la que todas las necesidades sociales, individuales y las del
capital son satisfechas. El Mercado Mundial revela esta esencia totalitaria del capital
sobre los seres humanos y antiecológica al máximo contra la naturaleza. La enajenación
es absoluta en la modernidad. (Es la tesis final presente en los Formen). Las
contradicciones históricas llegan al extremo empujando activamente a una
transformación revolucionaria so pena de que si ésta no ocurre se llegue a la
autodestrucción de la humanidad y a la destrucción de la naturaleza. Esto sería lo
primero a decir sobre el Mercado Mundial y por lo tanto sobre la modernidad. Por eso lo
segundo es que se suscitan necesariamente “crisis”. Pero esto ya lo adelantamos ad. 1.
Así que pasamos a la tercera relación constitutiva de la Modernidad y el Mercado
Mundial.
4) La relación del capital con la relación entre “El trabajo individual” y el trabajo
social o en síntesis, la relación del Mercado mundial o de los múltiples capitales
geográficamente realizados y el trabajo humano en tanto principio esencial del
ser genérico de la humanidad.
Karl Marx señala que ésta relación se muestra como de realización. Es decir, que
ante la dialéctica de acumulación, crisis y revolución o de posible autodestrucción de la
modernidad que perfilan las tres relaciones constitutivas del Mercado Mundial
previamente expuestas, la cuarta relación señala un resultado netamente esperanzador
más allá de la ambigüedad histórica indecidida de “socialismo o barbarie”. El resultado
esperanzador positivo consiste en que en el mercado mundial “el trabajo individual [es
continuamente] puesto realmente como social y viceversa”, dice Karl Marx. Esto es, el
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Lo que constituyen un factor objetivo positivo esperanzador para los seres humanos y
para el proletariado revolucionario en particular.
Quede esto dicho en general; pero la tesis de Karl Marx ofrece dos significados
particulares que hay que aclarar.
Se trata de los dos modos complementarios en que hay que interpretar la cuarta
relación constitutiva del Mercado Mundial, esa donde “el trabajo individual [queda]
puesto como social y viceversa”. Sí, ¿qué significa esto?
4.1) Existen dos pasajes en los Grundrisse donde se trata el problema con sendos
enfoques diferentes. Uno es el célebre pasaje de la página [592]-[594] sobre la
automatización del proceso de trabajo. El otro es el pasaje dedicado a los medios de
comunicación y transporte de las páginas [423] a [433] en donde Karl Marx explicita que
la presencia del trabajo individual está puesta como trabajo social y viceversa en el
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4.2) Pero hay, decíamos, otro factor para que el trabajo social se presente como
individual y éste como social en el Mercado Mundial. Las páginas [592] a [594] son ahora
la clave -de este señalamiento del Plan de Noviembre de 1857- y por lo tanto la
automatización del proceso de trabajo.
4.3) Ahora bien, en este punto es que tenemos un doble resultado positivo que acerca la
posibilidad de la revolución socialista y aleja –aunque no anula- la posibilidad de
autodestrucción y barbarie capitalistas.
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De ahí que la sociedad burguesa como totalidad funcional económica y cultural esto es,
como Mercado Mundial y Modernidad, se revuelva contra si misma y revoque lo que pone
así como la revocación previa etcétera, en vista de alejar o falsear la automatización del
proceso de trabajo. Para que así el valor y el plusvalor existan y el trabajo individual
siga siendo medida de la riqueza. Lo que sólo puede ser posible sobre la base de
enajenar a las fuerzas productivas técnicas en cuanto tales; así que en lugar de ser
afirmativas, esto es, propiamente productivas, son intrínsecamente destructivas, nocivas
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He aquí una dialéctica infernal que retrata bien a la modernidad actual. Y pone
crecientemente en cuestión a la humanidad como para que corte de tajo mediante una
revolución socialista esta decadencia y degeneración cada vez más compleja y profunda.
5) Unas cuantas páginas adelante y todavía en el cuaderno II, Karl Marx bajo el
título de “Capital y moderna propiedad de la tierra. Wakefield”, Karl Marx,
ofrece un nuevo plan más pormenorizado del libro I y II, sobre el capital y sobre
la propiedad de la tierra respectivamente, con algunos señalamientos sobre el
libro III sobre el trabajo asalariado (p. [186] a [190]) En conexión con dicho Pan
ofrece en las páginas [191] y [192] un desglosamiento de lo que contendría el
concepto de mercado en sus diversos momentos de constitución, dedicando unos
renglones al Mercado Mundial que son pertinentes para observarlo como
condición de posibilidad para que en él ocurra la cuarta relación que nos ocupa.
La del trabajo individual y social en la que aquel se realiza como éste y éste
como aquel.
También el Mercado Mundial es a la vez Mercado Exterior pero que incluye a todos
los mercados exteriores, así que en él lo nacional e individual pasa a ser mundial y
social y viceversa. Karl Marx lo dice así hablando primero del mercado en general y
del mercado interior y del exterior en particular, pero, luego, pasando a
dialectizarlos en el seno del Mercado Mundial. Dice: “Así como el mercado, en líneas
generales, se divide en los home market y foreign market [mercado interior y
exterior], el mercado interno a su vez se divide en market of home shares, national
founds, foreing shores etcétera [mercado de acciones nacionales, fondos públicos
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Es decir; que el Mercado Mundial sintetiza de doble manera la división del mercado
en interno y externo, por eso en la cita de Karl Marx subraye la palabra “divide”. El
primer modo en que el Mercado Mundial sintetiza esta división es formal como
Mercado Mundial que gira tangente a múltiples mercados nacionales:
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ENTRA FIGURA
Siendo un mercado interno que se alimenta de ellos como si fueran mercados
externos [A]. Pero también sintetiza realmente a los mercados internos y externos
como Mercado Mundial que engloba dentro de si porque determina en cuanto a
magnitud, sustancia y forma a los múltiples mercados externos que lo componen [B].
ENTRA FIGURA
De tal manera que el Mercado Mundial se ofrece según una doble funcionalidad en la
que lo interno se transmuta en externo (lo individual y nacional en social y mundial
[A]) y donde lo externo se trasmuta en interno (lo mundial y social en nacional e
individual [B])
ENTRA FIGURA
[A] Lo individual es social [B] Mercado Mundial
Lo interno es externo
Así que cada una de éstas dos funciones del Mercado Mundial en las que éste
sintetiza al Mercado interno con el externo se corresponden con la realización del
trabajo individual en social y viceversa y con la realización de las necesidades
individuales en sociales y viceversa, toda vez que el Mercado al revincular a los
propietarios privados de mercancías revincula las necesidades de consumo de unos
con las capacidades laborales de producción de otros. Y sólo en el Mercado Mundial
en tanto que el mismo supone la existencia de mercados locales previos cuyo
desbordamiento lo alimentan a él y lo constituyen pasando él luego a determinarlos
y aún regirlos. Sí, sólo en el Mercado Mundial está dualidad de reconexión implícita
en cualquier mercado simple que reconecta capacidades con necesidades y a la
producción con el consumo, sólo en el Mercado Mundial, se escenifica o pone como
suceso inmediato la conversión de lo individual en social y de lo social en individual;
mientras que en el mercado simple o local sucede la conversión pero mediadamente:
el producto social (de otro) se convierte en mío y el mío pasa a ser de otro pero el
consumo de ambos productores ocurre como un acto posterior a la circulación de
Mercancía y Dinero mediado por esta. Así que aunque es un mecanismo privatizador,
el mercado no puede sino realizar la revinculación de la sociedad y
consecuentemente de sus necesidades y capacidades, de su consumo y su trabajo
etcétera.
i
Las tesis correspondientes a la página [545] ya han quedado comentadas en el tema “automatización
tecnológica, comunicación, consumo y modernidad capitalista”, precisamente a propósito de comentar las
páginas [543] a [545] correspondientes al título “Competencia”
ii
Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de EU.
iii
Lo que nos remite al “Avant Propos” o “BAstiat y Carey” como inciso de los Grundrisse -pues redactado en
julio de 1857 mientras que la introducción de 1857 fue redactada en agosto-septiembre- y ese texto nos
conduce al desarrollo del mercado mundial a los equívocos sobre la revolución socialista y su necesaria
puntualización crítica. El “Avant Propos” apunta ya al libro VI sobre el Mercado Mundial, las Crisis y la
Revolución.
iv
K. Marx, Manifiesto del Partido Comunista (1848).
v
La traducción de siglo XXI dice “fuera de él”. Lo que mueve a equívoco por hablarse de exterior e interior
en relación a los mercados. Por ello me ha parecido mejor en este contexto traducir “ausser ihm” como
“además de él”.