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Índice
Metas
Actividad
Francia en el Congreso de Viena
Consecuencias del Congreso de Viena
Notas y referencias
Bibliografía
Metas
La reunión se llevó a cabo del18 de septiembre de 1814 al 9 de junio de 1815. La reunión tuvo como bases dos grandes principios: el
principio monárquico de legitimidad y el principio de equilibrio de poder, siendo el principal impulsor de la reunión el príncipe
Klemens von Metternich, ministro de asuntos exteriores deAustria y destacado diplomático de la época.
Tanto Metternich como el otro gran diplomático presente, el británico vizconde de Castlereagh, comprendían la urgencia que las
potencias vencedoras de la Guerra de la Sexta Coalición mantuvieran un equilibrio de poder en Europa y en paralelo previnieran que
las ideas de la Revolución francesa cobraran nuevo impulso y generasen nuevas revueltas y conflictos en el continente europeo, por
lo cual las decisiones del Congreso estarían marcadas por un firme conservadurismo político que favorecía la restauración inmediata
de gobiernos absolutistas.
Para esto, Metternich y Castlereagh estaban decididos a invocar que los reyes europeos actuaran como "garantes personales" del
equilibrio político en la "Europa de la Restauración", sofocando todo atisbo de liberalismo que amenazara a las monarquías europeas,
implicando que la paz del Continente solo podría lograrse mediante la mutua solidaridad de los monarcas absolutistas. Tal idea
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complació en particular alzar Alejandro I de Rusia, a quien Metternich confió especialmente este rol de "garante".
Actividad
El Congreso de Viena no se realizó realmente con un método de sesiones plenarias, sino como una serie de conferencias bilaterales
entre diplomáticos interesados en una cuestión específica, siendo que solo en su conclusión se redactó un acta general, que ni siquiera
fue suscrita por todas las delegaciones presentes. De hecho, la actividad diplomática del Congreso pocas veces se ejecutó en grandes
reuniones de trabajo, sino que se desarrolló principalmente en cenas,
banquetes, o bailes de gala, donde los diplomáticos podían reunirse
de modo informal y luego concertar reuniones en pequeños grupos
para llegar a acuerdos o defender un interés concreto, el cual luego se
plasmaba en pactos con otros interesados. De ahí que la incipiente
opinión pública europea dijera irónicamente que «el Congreso baila,
pero no marcha» debido a la importancia de tales cenas y recepciones
para el Congreso.
Por otro lado, enviaron delegaciones casi todos los Estados europeos,
incluyendo a la derrotada Francia, aunque el plan inicial de
Metternich era que las decisiones claves del Congreso fueran
tomadas solo por los delegados de Gran Bretaña, Austria, Prusia y Palais am Ballhausplatz, sede de reuniones
diplomáticas en el Congreso de Viena, hoy
Rusia, al ser éstas las potencias que habían sostenido el esfuerzo
Cancillería de Austria.
bélico de la Guerra de la Sexta Coalición, excluyendo por completo a
la derrotada Francia, pero también apartando de las decisiones
relevantes a los aliados antifranceses más débiles como España, Portugal, Suecia, Piamonte-Cerdeña o los pequeños reinos alemanes
como Hannover y Hesse-Darmstadt. La exclusión de España significaba el reconocimiento de la pérdida de su condición de gran
potencia que había tenido hasta entonces.1
Pedro Gómez Labrador representó al rey español Fernando VII en los tratados de Congreso de Viena, pero su poca habilidad
diplomática lo enfrentó rápidamente con la delegación de la derrotada Francia (apartada de las negociaciones relevantes al igual que
España), siendo que la debilidad española impedía a Gómez Labrador ofrecer algún apoyo relevante a Gran Bretaña o Austria para
que se consideraran sus intereses. La austeridad de la delegación española le impedía participar también de las cenas y banquetes que
eran corrientes en el Congreso como eventos que permitían entrevistas diplomáticas de alto nivel.
Para colmo, Gómez Labrador pedía a las potencias europeas el apoyo para recuperar Luisiana (vendida por Francia a Estados Unidos
en 1803), el reconocimiento de sus derechos sobre las colonias de América (que estaban en plenas luchas de independencia, al punto
que el Virreinato del Río de la Plata era autónomo de facto desde 1810) además del envío de un ejército coligado en contra de los
rebeldes alzados desde México hasta la Patagonia. Tales planes fueron descartados por los líderes de la Sexta Coalición al
considerarlos muy poco realistas para la débil España y que imponían a las grandes potencias unos elevados costos a cambio de
escasos beneficios, además que Gran Bretaña (beneficiaria comercial de los "problemas españoles" en América) rehusaba apoyar
tales proyectos. Ante esta situación, el jefe de la delegación francesa, Charles Maurice de Talleyrand, consideró "un completo inepto"
a Gómez Labrador.
Por el contrario, la delegación dePortugal limitó sus peticiones a que las grandes potencias reconociesen los derechos lusitanos sobre
Brasil (que sí estaba bajo dominio efectivo de Portugal) y admitiesen la creación del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, en
tanto el propio rey Juan VI aún residía con su corte y funcionarios en Río de Janeiro. Tal propuesta no implicaba compromiso alguno
para Austria, Prusia, y Rusia, y fue defendida porGran Bretaña, que dominaba el comercio ultramarino portugués.
Los diversos Estados alemanes fueron reducidos de casi trescientos sesenta a solo treinta y ocho, reunidos en la Confederación
Alemana que debía presidir Austria, dando por extinto el Sacro Imperio Romano-Germánico y aceptando las mediatizaciones que
habían dado más territorios a Baviera, Baden, Hesse-Darmstadt y Württemberg, fusionando minúsculos e imprácticos estados en
grandes entidades administrativas.
Igualmente, Rusia consiguió que el Congreso le reconociese su posesión sobre Finlandia (entregada por Suecia en 1809) y sobre el
Zarato de Polonia que había obtenido desde la última de las Particiones de Polonia de 1795. Del mismo modo, Prusia y Austria
mantuvieron su dominio sobre los sectores de territorio polaco del que se habían apoderado en las Particiones, aunque instaurando la
República de Cracoviacomo ciudad-estado independiente bajo protección deAustria.
El Reino de Prusia obtuvo que se le reconociese su dominio sobre las regiones de Westfalia y Renania, que tropas francesas habían
ocupado intermitentemente desde 1792, así como asegurar su dominio sobre los sectores de Polonia que había obtenido desde las
particiones de 1772 y sobre territorios de la antigua Confederación del Rin, impuesta por la Francia napoleónica. Logró además
anexionarse gran parte del reino de Sajonia, que quedó reducido a poco más de la mitad de su antigua extensión.
Por su parte Austria recuperó todo el Tirol, logró que se le otorgase posesión efectiva sobre el Véneto y la Lombardía al norte de
Italia, además de restablecer a monarcas de la casa de Habsburgo en los estados italianos de Toscana y Módena, lo cual la tornaba de
facto en el mayor poder político de la península itálica; Austria también recuperó las Provincias Ilirias y Ragusa en la costa dálmata,
pero debió ceder los Países Bajos Austríacosal reino de Holanda.
Precisamente Talleyrand logró que Metternich y Castlereagh le admitieran en el consejo de «grandes potencias» para mostrar que,
aunque vencida, Francia aún poseía potencial económico y poblacional para que se la tuviese en cuenta, y que podía unirse a Austria
y Gran Bretaña para evitar una alianza ruso-prusiana basada en las ambiciones territoriales de ambos Estados, aprovechando así las
tensiones mutuas entre los vencedores para beneficio de su país. Así, Talleyrand propuso una solución intermedia: que se creara la
«Polonia del Congreso» como reino cuyo soberano sería el zar ruso, pero dotado de una Administración nativa, reduciendo la mala
impresión austro-británica pero recompensando a Rusia. En paralelo, Prusia
obtendría el 40 % más rico y próspero del territorio de Sajonia, que seguiría
siendo un Estado independiente, pero muy disminuido como potencia.
Pese a las medidas que se concertaron para mantener a raya a los enemigos del
Antiguo Régimen, no se pudo evitar con el paso de los
años la difusión de las ideasliberales y socialistas en diversos países, las que provocaron las revoluciones de 1830 y sobre todo las de
1848, las cuales alteraron gravemente el "concierto absolutista permanente" que se pretendía crear en el Congreso de Viena. Aun así,
el Congreso logró formar un auténtico "equilibrio de poder", cierto que imperfecto, pero que todas las grandes potencias tenían
intereses comunes para preservarlo y que al menos evitó grandes guerras en Europa hasta la
Primera Guerra Mundial.
Notas y referencias
1. De la Torre, 2016.
Bibliografía
De la Torre, Rosario (2016). «La accesión de España a los tratados multilaterales de 1815». Cuadernos de Historia
Contemporánea 38: 65-75. ISSN 0214-400X. Consultado el 27 de febrero de 2017.
Acta del congreso de Viena.
Nicolson, Sir Harold (2001). The Congress of Vienna: A Study in Allied Unity: 1812–1822 Grove Press; ISBN 0-
8021-3744-X
Jarrett, Mark (2013). The Congress of Vienna and its Legacy: War and Great Power Diplomacy after Napoleon.
London: I. B. Tauris & Company, Ltd. ISBN 978-1780761169.
Mapa del congreso de Viena
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Se editó esta página por última vez el 12 mar 2018 a las 20:08.
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