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Reseña IV.

La Geografía crítica y
radical
LA GEOGRAFÍA RADICAL: LA PRODUCCIÓN SOCIAL DEL ESPACIO
SOCIAL

Miguel Díaz Silva | Teoría de la Geografía Contemporánea | 13 de marzo de 2018


La geografía radical: la producción social del espacio social
FUDAMENTOS DEL DISCURSO RADICAL
La consolidación de la Geografía cuantitativa fue un proceso rápido tanto en sus inicios,
como en su consolidación como paradigma principal de la geografía contemporánea pero
aun así varias corrientes de pensamiento hacen crítica sobre este movimiento y lo
cuestionan, incluso, desde sus propios fundadores, como es el caso de David Harvey; Y es
que la geografía radical surge como una fuerza de contraposición a ese movimiento
positivista que deja de lado los aspectos sociales, esta corriente tiene su génesis en la década
de los 70 del siglo XX con fuertes tintes políticos, inicialmente en el Liberalismo, pasando
por cuestiones socialistas hasta descansar en el discurso Marxista obviamente en la típica
critica al modelo capitalista y un pedido, desde la academia, a una transformación
revolucionaria de la sociedad.

La geografía critica pone así, una posición de privilegio a la dimensión social, centrándose
en las relaciones espaciales, entendidas como manifestaciones de relaciones sociales de
clase y en el espacio geográfico donde están presentes los modos de producción, así como
su reproducción.

Esta corriente dentro de la geografía se enfoca en el estudio del espacio social en donde
están inscritas las relaciones sociales y en donde las relaciones sociedad-naturaleza están
presentes dando preponderancia a la transformación del espacio por el trabajo humano, así
como sus medios de producción, las limitantes y condicionantes que el mercado pueda
suponer, así como en las concepciones que puedan obtenerse de los individuos
(generalizando, claro está) en su quehacer en el espacio sobre las relaciones con el medio
prístino que abarca toda la dimensión de la naturaleza que no ha sido modificada por el
hombre. Además, se cuestiona fuertemente la concepción lógico-matemática, o, mejor
dicho, abstracta que la ciencia espacial tiene por espacio y qué (según los geógrafos críticos)
es un contenedor de objetos geográficos, inanimados per se y que sus relaciones no se
limitan únicamente a in sistema abstracto de movimientos, entiéndase; como las redes, los
nodos, las superficies y las jerarquías entre los objetos geográficos. La geografía crítica
también toma distancia del concepto de región al estar en oposición a la generalización del
espacio geográfico.

De hecho, el espacio geográfico no se explica por sí mismo, por consiguiente, el espacio


tampoco, de hecho, el espacio no explica nada, nótese que el movimiento marxista de la
geografía se desprende del estudio del espacio y que lo define como un producto social,
históricamente constituido por la dinámica de los modos de producción, dándole así, una
determinación a fenómenos económicos.

Para la geografía crítica la ciencia (geografía) debe explicar los procesos de producción
social del espacio geográfico y debe apegarse a los métodos de otras ciencias como lo son,
la Historia, la Sociología, la Economía política, la Antropología y las Ciencias políticas, en
este sentido la Geografía pasa a ser un compendio de metodologías no geográficas y no
puede definirse por sí misma. La epistemología de esta geografía indica entonces, que no
debe centrarse en el estudio del espacio mismo y sus formas dado que estas formas son

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limitadas y a la no historicidad del espacio, aunque autores como David Harvey expande la
epistemología del Marxismo (materialismo histórico) a una corriente espacio-temporal de
los modos de producción, dando irónicamente un papel sumamente importante del espacio
en el entendimiento de las dinámicas presentes en el espacio geográfico.

La geografía marxista es por lo tanto netamente social y no busca comprender o explicar


los fenómenos sociales en la manera de cómo se haría con los fenómenos naturales, debido
a que la sociedad es un agente ajeno a la naturaleza, ya que están en oposición la una a la
otra. El materialismo histórico data de las formas de causalidad distintas de las relaciones
sociedad-naturaleza y se enfoca en las relaciones sociedad-espacio, aunque, en un principio
el marxismo es aespacial y no constituye una teoría sólida sobre el espacio geográfico,
debido a esto se migra a definiciones provenientes de la geografía económica para con el
espacio, algo simplista, “el espacio es lo que la economía hace de él” (Healey, 1990), una
definición un tanto impropia que no le da al espacio un significado por sí mismo pero que
lleva a otro concepto, el paisaje económico entendido como el producto de la estructura
total del sistema económico en el que actúan los individuos que toman decisiones
económicas y se ven inscritos por los procesos sociales, económicos, políticos propios de
su contexto y crean las condiciones estructurales de las sociedades capitalistas,
específicamente en los procesos de producción formulando así, los posibles cambios
espaciales aunque restándole importancia a su localización.

Entonces el espacio cae en la categoría de producto (uno de los tantos) del modelo de
producción y su comprensión radica en la forma en que opera el modelo de producción en
primer lugar y en segundo lugar como un proceso histórico-geográfico, por lo tanto, el
cambio espacial son los ajustes de los medios de producción en la organización del espacio
en la manera en que permita su reproducción en el tiempo. Se inscribe así, la fuerte relación
entre las geografías económicas y el marxismo, enfocado en los análisis macroeconómicos
y en cómo se regulan y cambian las estructuras o formas espaciales.

En este marco, Los geógrafos económicos se muestran particularmente interesados en


analizar los procesos macro-económicos que regulan las estructuras espaciales y los
cambios de dichas estructuras. Consideran que las formas espaciales son fenómenos súper-
estructurales que no se explican por sí mismos, y dado que los hechos económicos se dan
en condiciones históricas concretas e irrepetibles, y en tiempos y lugares determinados,
rechazan los modelos que pretendan generalizar patrones espaciales (de localización, uso
del suelo, jerarquías, disposiciones espaciales, etc.).

EL CONCEPTO DE ESPACIO
Varias son las concepciones que los geógrafos radicales tienen sobre el espacio, los cuales
guardan muchas relaciones con otras corrientes del pensamiento geográfico y que son
recogidas en la obra de Richard Peet, David Harvey, Edward Soja y Milton Santos (Delgado,
2003). En este orden serán enunciadas estas definiciones del espacio.

Primeramente, Richard Peet formula varias críticas a la ciencia espacial, aunque de orden
político más que metodológico, puesto que considera que el estudio del espacio no es más

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que un fetichismo y que por lo tal no se conceptualizan las relaciones espacio-naturaleza-
sociedad. Peet, entiende al espacio como un entorno natural, por consiguiente, está inscrito
en la naturaleza, por lo tanto, el espacio geográfico es un producto de las relaciones entre la
sociedad y la naturaleza. Además, reclama, que el enfoque positivista se desliga de los
problemas sociales y de un compromiso político con el cambio social.

Prosiguiendo con su crítica, Peet, argumenta que al espacio se le ha despojado de su


condición natural y social y que es simplificado a un objeto abstracto, perdido de interés
sobre las regiones y los lugares, pero además de la crítica, le formula significado, define al
espacio como un entorno natural permanentemente transformado por el hombre,
llamándolo primera naturaleza, en oposición a una segunda naturaleza de orden adverso al
hombre, ya que opone resistencia a los procesos de humanización de la tierra. En estas
definiciones Peet formula dos preguntas a modo de respuesta que dejan entrever, tal vez,
alguna nostalgia por la Geografía regional y que de alguna forma presentan roces con el
espíritu anti positivista del marxismo, tales preguntas son: ¿Pues qué es el espacio sino la
extensa superficie del ambiente natural? Y ¿Qué son las relaciones sociedad-naturaleza, sino
(en parte) la influencia de las fuerzas espacio-naturales, como la gravedad y la fricción de la
distancia, sobre las actividades humanas, y los efectos de retorno de los procesos sociales sobre
las cualidades (naturales) del espacio? Se muestra así, términos propios del modelaje del
espacio como la gravedad y la fricción que claramente se contraponen o son inexistentes en
las consideraciones del marxismo ortodoxo, ligando así, nuevos factores en la concepción
del espacio geográfico desde posturas críticas.

Luego viene el discurso empleado por David Harvey, dotado de una mayor complejidad y
escarbando en las entrañas mismas de la epistemología del marxismo, al dotarlo del aspecto
geográfico, de la inclusión del espacio en su cuerpo uniéndolo a materialismo histórico.

La geografía radical de Harvey (inscrito en un principio en el positivismo lógico) muestra el


cambio de paradigma del geógrafo puesto que la Geografía positivista no brinda elementos
para transformar la realidad de desequilibrio e injusticia social actual, pero conserva una
base materialista, además de un método analítico, según Harvey en el Positivismo trata de
explicar el mundo, empero el Marxismo busca cambiarlo.

La organización espacial según Harvey, puede ser analizada desde la perspectiva de la renta,
de esto se deriva que el espacio es dinámico en tanto cambia de espacio creado a espacio
efectivo dependiendo de las circunstancias predominantes de organización geográfica se
encuentre, el espacio es efectivo cuando se habla de las propiedades privadas y de las
instalaciones físicas en donde se generan los medios de producción y muta al espacio creado
cuando son las transferencias y el movimiento del mercado el que se expresa en los sitios
geográficos. La replantación científica y política de Harvey se encuentra en Social justice and
the city. 1973 en donde el autor tiene planteamientos liberales, formulaciones socialistas y
postulados marxistas. Es está inclusión de la dimensión espacial, crea una necesidad de
reconstruir la meta-teoría marxista incorporando los aspectos ligados a la espacio-
temporalidad y los hechos socio-ecológicos.

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CRÍTICAS A LA GEOGRAFÍA RADICAL
Sobre la geografía crítica que se ha descrito es necesario hacer algunas consideraciones
adicionales. Los críticos situados en el positivismo le enrostran su poca utilidad práctica. A
esto se puede responder que su inutilidad se debe a que no tiene interés técnico sino crítico,
y de ahí su énfasis en la comprensión del espacio y de las estructuras espaciales, más que
en el espacio o en las estructuras en sí mismas. La geografía crítica no está interesada en
producir conocimiento sobre la geometría de las formas espaciales, sino sobre los procesos
que generan las formas; de ahí su inclinación por la geohistoria de dichas formas. Un
marxista convencido dirá que el conocimiento geográfico crítico es útil para cambiar el
mundo, pero no para mantener el estado de las cosas, afirmando así el carácter
revolucionario de su teoría.

Otras críticas, provenientes de movimientos como el posmodernismo, el feminismo o el


posestructuralismo recae sobre los temas que no aborda el marxismo, de cómo son
olvidados los problemas de género, la exagerada tendencia a describir el funcionamiento
de las sociedades en torno a la economía o los medios de producción, la ineficacia al
responder sobre los movimientos sociales no correspondidos con la lucha de clases y los
problemas ambientales causales de dinámicas segregacionistas.

Al abordar la temática del espacio, muchos geógrafos marxistas ponen en tela de duda este
concepto, además, cuestionan si este es necesario en la práctica de la epistemología propia
del marxismo en la cual el espacio es incapaz de crear explicaciones o explicarse por sí
mismo, mostrando así un ciego apego al desarrollo de una idea sin tener cuestionamientos
rígidos como propone el marxismo para con las demás ramas del saber, sobre todo en tema
políticos y económicos, además de su marcado pensamiento europeo y centralista.

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