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LEY NATURAL

ES LA “PARTICIPACIÓN DE LA LEY ETERNA EN LA CRIATURA RACIONAL”. DIRIGE Y ORDENA


NUESTROS ACTOS PARA LA ADECUADA REALIZACIÓN DE LOS BIENES QUE NOS SON
PROPIOS.

Ya los griegos habían considerado que la naturaleza es un principio dinámico


que se encuentra en los seres naturales y capaz de determinar el comportamiento
ordenado y legal de los seres. Las leyes naturales determinan el tipo de
comportamiento que corresponde a cada cuerpo o ser natural. Santo Tomás
acepta este punto de vista al considerar que los hombres tienen un conjunto de
inclinaciones que corresponden a su propia naturaleza (como el apetito por el
conocimiento, la libertad, la procreación, la sociabilidad, ...) y creerá posible
establecer una división entre la conducta buena y la mala atendiendo a la
compatibilidad de dichas conductas con las inclinaciones naturales: aquellas
conductas que permiten la realización de las inclinaciones naturales son buenas y
las que sean antinaturales malas. La principal diferencia del planteamiento tomista
respecto del planteamiento griego está en que para Tomás de Aquino estas
inclinaciones naturales descansan en último término en Dios, quien por su
providencia gobierna todas las cosas y les da las disposiciones convenientes para su
propia perfección. Aunque esta fundamentación teológica está implícitamente en
algunas tesis platónicas y aristotélicas, no se presenta en la filosofía de estos autores
con la claridad e importancia que lo hace en la tomista.

Algunas de estas inclinaciones que se encuentran en la naturaleza humana se


encuentran también en otros seres y otras son exclusivas del ser humano (como la
inclinación natural a la verdad y el conocimiento, o la inclinación hacia lo
trascendente o Dios). Por ello, hay ciertos mandatos ordenados por la ley natural
que describen conductas comunes con otros seres naturales, como el cuidado de la
propia vida, la procreación y el cuidado de los hijos, pero también otros típicamente
humanos, como la búsqueda de la verdad.

En los seres irracionales la ley eterna inscrita en su naturaleza determina su


comportamiento de manera pasiva y necesaria, en los hombres descansa en su razón
y se realiza a partir de su voluntad y libertad. En sentido estricto, Santo Tomás
interpretaba la ley natural como la ley moral, y la identificaba con la razón humana
que ordena hacer el bien y prohibe hacer el mal. La ley moral es natural y racional:
racional porque es enunciada y dictada por la razón; natural porque la propia razón
es un rasgo de la naturaleza humana y porque describe las acciones convenientes
para los fines inscritos en nuestra naturaleza. Dice Santo Tomás “la ley natural no
es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella
conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar.” Contiene los preceptos
fundamentales que rigen la vida moral, el primero de los cuales es “debe hacerse el
bien y evitarse el mal” y en el que se fundan todos los demás preceptos de la ley
natural.

Dado que la ley natural se fundamenta en la naturaleza humana, y ésta en


Dios, la ley natural no es convencional, es inmutable y la misma para todos
(universal).

Santo Tomás - Esquema de su pensamiento - Resumen de la filosofía tomista


para la preparación de la PAU (prueba de acceso a la universidad)

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TEXTOS DE SANTO TOMÁS

Santo Tomás defiende en el siguiente texto fundamental


de Suma Teológica la existencia de un primer precepto
de la ley natural («el bien ha de hacerse y buscarse; el
mal ha de evitarse») vinculado a la razón práctica,
análogo al primer principio al que se somete la razón
teórica. Junto con ello, muestra la relación de los bienes
con las inclinaciones humanas.

Como ya dijimos (q.91 a.3), los principios de la ley natural son en el orden práctico lo que los primeros principios de la
demostración en el orden especulativo, pues unos y otros son evidentes por sí mismos. Ahora bien, esta evidencia puede
entenderse en dos sentidos: en absoluto y en relación a nosotros. De manera absoluta es evidente por sí misma cualquier
proposición cuyo predicado pertenece a la esencia del sujeto; pero tal proposición puede no ser evidente para alguno, porque
ignora la definición de su sujeto. Así, por ejemplo, la enunciación «el hombre es racional» es evidente por naturaleza, porque
el que dice hombre dice racional; sin embargo, no es evidente para quien desconoce lo que es el hombre. De aquí que, según
expone Boecio en su obra De hebdomad., hay axiomas o proposiciones que son evidentes por sí mismas para todos; y tales
son aquellas cuyos términos son de todos conocidos, como «el todo es mayor que la parte» o «dos cosas iguales a una tercera
son iguales entre sí». Y hay proposiciones que son evidentes por sí mismas sólo para los sabios, que entienden la significación
de sus términos. Por ejemplo, para el que sabe que el ángel no es corpóreo y entiende lo que esto significa, resulta evidente
que el ángel no esta circunscrito a un lugar; mas no así para el indocto, que desconoce el sentido estricto de estos términos.
Ahora bien, entre las cosas que son conocidas de todos hay un cierto orden. Porque lo primero que alcanza nuestra
aprehensión es el ente, cuya noción va incluida en todo lo que el hombre aprehende. Por eso, el primer principio
indemostrable es que «no se puede afirmar y negar a la vez una misma cosa», principio que se funda en las nociones de ente
y no-ente y sobre el cual se asientan todos los demás principios, según se dice en IVMetaphys. Mas así como el ente es la
noción absolutamente primera del conocimiento, así el bien es lo primero que se alcanza por la aprehensión de la razón
práctica, ordenada a la operación; porque todo agente obra por un fin, y el fin tiene razón de bien. De ahí que el primer
principio de la razón práctica es el que se funda sobre la noción de bien, y se formula así: «el bien es lo que todos apetecen».
En consecuencia, el primer precepto de la ley es éste: «El bien ha de hacerse y buscarse; el mal ha de evitarse». Y sobre éste
se fundan todos los demás preceptos de la ley natural, de suerte que cuanto se ha de hacer o evitar caerá bajo los preceptos
de esta ley en la medida en que la razón práctica lo capte naturalmente como bien humano .
Por otra parte, como el bien tiene razón de fin, y el mal, de lo contrario, síguese que todo aquello a lo que el hombre
se siente naturalmente inclinado lo aprehende la razón como bueno y, por ende, como algo que debe ser procurado, mientras
que su contrario lo aprehende como mal y como vitando. De aquí que el orden de los preceptos de la ley natural sea correlativo
al orden de las inclinaciones naturales. Y así encontramos, ante todo, en el hombre una inclinación que le es común con todas
las sustancias, consistente en que toda sustancia tiende por naturaleza a conservar su propio ser. Y de acuerdo con esta
inclinación pertenece a la ley natural todo aquello que ayuda a la conservación de la vida humana e impide su destrucción.
En segundo lugar, encontramos en el hombre una inclinación hacia bienes más determinados, según la naturaleza que tiene
en común con los demás animales. Y a tenor de esta inclinación se consideran de ley natural las cosas que la naturaleza ha
enseñado a todos los animales, tales como la conjunción de los sexos, la educación de los hijos y otras cosas semejantes. En
tercer lugar, hay en el hombre una inclinación al bien correspondiente a la naturaleza racional, que es la suya propia, como
es, por ejemplo, la inclinación natural a buscar la verdad acerca de Dios y a vivir en sociedad. Y, según esto, pertenece a la
ley natural todo lo que atañe a esta inclinación, como evitar la ignorancia, respetar a los conciudadanos y todo lo demás
relacionado con esto.

Santo Tomás, Suma Teológica I-II, cuestión 94, artículo 2


La Ley Moral
La Ley Moral nos ayuda a alcanzar nuestro fin último y sobrenatural
con el conjunto de preceptos que Dios promulgó.

Por: Ricardo Sada y Alfonso Monroy | Fuente: http://encuentra.com/

Ley Moral es el conjunto de preceptos que Dios ha promulgado para que, con su
cumplimiento, la criatura racional alcance su fin último sobrenatural.
ÍNDICE:
1 Existencia de la ley moral.
1.1 Definición y naturaleza de la ley moral.
1.2 La ley moral es exclusiva de la criatura racional.

2 Definición y división de la ley.

3 La ley eterna.
3.1 Definición de la ley eterna.

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3.2 Propiedades de la ley eterna.


3.4 La ley natural.
3.4.1 Contenido de la ley natural.
3.4.2 Propiedades de la ley natural.
A. Universalidad.
B. Inmutabilidad.
C. No admite dispensa.
D. Evidencia.
3.4.3 Ignorancia de la ley natural.

5 La ley divino-positiva.
6 Las leyes humanas.

1 EXISTENCIA DE LA LEY MORAL


Ha quedado dicho que un acto determinado es bueno o es malo si su objeto, su
finalidad y sus circunstancias son buenos o malos. De ordinario, sin embargo,
viene de inmediato a la cabeza la pregunta: buenos o malos, ¿en relación a qué?;
¿cuál es la norma o el criterio para señalar la bondad o la malicia de un acto? Y
con la pregunta, surge también la respuesta: la ley moral, que es la que regula y
mide los actos humanos en orden a su fin último.
En este capítulo y en el siguiente estudiaremos cómo la rectitud de un acto nos
viene dada por dos elementos: uno exterior al hombre, que es la ley, y otro
interior, que es la conciencia; de esta manera, la bondad o la malicia es la
conformidad o disconformidad de un acto con la ley y con la conciencia.
La conformidad o disconformidad de un acto con la ley moral constituye la
bondad o la malicia material; y en relación a la conciencia, la bondad o la malicia
formal. De acuerdo con esto, un acto puede ser:
a) Material y formalmente bueno: cuando hay conformidad con la ley y la
conciencia (por ejemplo, cuando ayudo al prójimo, ley de la caridad teniendo en
la conciencia la certeza de estar actuando bien).
b) Material y formalmente malo: cuando hay disconformidad con la ley y la
conciencia (por ejemplo, si odio a alguien, oposición a la ley de la caridad
sabiendo en conciencia que está mal).
c) Materialmente bueno y formalmente malo: cuando uno cree mala una acción
que la ley no prohíbe (por ejemplo, comer carne los lunes).
d) Materialmente malo y formalmente bueno: cuando uno cree buena una acción
prohibida por la ley (por ejemplo, robar para dar limosna).
Vamos ahora a tratar, con detenimiento, de esas dos normas la ley y la
conciencia, sin las cuales no cabría siquiera hablar de moral.

1.1 DEFINICIÓN Y NATURALEZA DE LA LEY MORAL


Por ley moral se entiende el conjunto de preceptos que Dios ha promulgado para
que, con su cumplimiento, la criatura racional alcance su fin último sobrenatural.
Analizando la definición, encontramos los siguientes elementos:
1) La ley moral es un conjunto de preceptos. No es tan sólo una actitud o una
genérica decisión de actuar de acuerdo a la opción de preferir a Cristo, sino de
cumplir en la práctica preceptos concretos, si bien derivados del precepto
fundamental del amor a Dios.
2) Ha sido promulgada por Dios. La ley moral es dada al hombre por una
autoridad distinta de él mismo; no es el hombre creador de la ley moral sino que
ésta es objetiva, y su autor es Dios.
3) El objeto propio de la ley moral es mostrar al hombre el camino para lograr su
fin sobrenatural eterno. No pretende indicar metas temporales o finalidades
terrenas.
Una vez aclarada la definición, podemos anotar los siguientes considerandos:
Es obvio que sólo puede existir un código de moralidad objetivo (cfr. Documento
de Puebla, n. 335), porque de lo contrario cada hombre podría decidir o cambiar,
a su gusto y capricho, qué es bueno o es malo y, consecuentemente, nada en
realidad sería bueno ni malo. Podrían los hombres realizar impunemente
cualquier acto que les viniera en gana. Esto, como es lógico, acabaría con la vida
social y convertiría al individuo en un pequeño tirano que dicta su propia ley.
Si, como algunos pretenden, la ley moral es algo cambiante, que varía con los
tiempos, que depende de las diversas circunstancias de cada época, que resulta
de un acuerdo entre los hombres, cualquier acto inmoral que fuera considerado
así en conformidad con las costumbres de una época determinada se
consideraría lícito. Según este relativismo, los actos serían buenos cuando se
les considerara como buenos, y al revés.
No podemos olvidar, sin embargo, que hay acciones que siempre y en todas
partes han sido consideradas malas por la mayoría (por ejemplo, matar al
inocente; robar lo ajeno), lo que quiere decir que no son sino aplicaciones
concretas de unos principios generales que no es posible eludir: haz el bien y
evita el mal; no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Principios
que estén en la base y son el origen de toda moralidad. Y son anteriores al
consenso de los hombres, es decir, proceden de una norma previa que Dios ha
inscrito en el interior de cada individuo.
Con las solas fuerzas de su razón -y los testimonios en este sentido podrían
multiplicarse- el hombre comprueba también que el origen de esa ley moral está
en Dios, autor de la naturaleza y que, a la vez, es accesible a su razón.
Así se explican esas palabras de Platón (cfr. Las Leyes, 716 c.) contra los
sofistas que defendían que la ética y la ley dependen de la simple conveniencia
de los hombres: Dios es para nosotros, principalmente, la medida de todas las
cosas, mucho más de lo que sea, como dicen, el hombre.
El hecho fáctico de que algunos o muchos hombres en una u otra época no
actúen así, no quiere decir que la moral carezca de regla, de norma o ley objetiva:
- porque la mayor parte de los que actúan así saben que están actuando mal;
- porque podría darse el caso de individuos o grupos moralmente degenerados.

1.2 LA LEY MORAL ES EXCLUSIVA DE LA CRIATURA RACIONAL


El hombre es el único entre todos los seres animados que puede gloriarse de
haber sido digno de recibir de Dios una ley.
“Animal dotado de razón, capaz de comprender y discernir, regular su conducta
disponiendo de su libertad y de su razón, en la sumisión al que le ha entregado
todo” (Tertuliano, Marc 2, 4).
a) La ley moral no aparece en el mundo físico inanimado, pues está
completamente sometido a la necesidad física y en él no hay libertad.
b) La ley moral tampoco se encuentra en el mundo animal irracional, por que los
animales no son ni buenos ni malos: actúan naturalmente por instintos.
c) La ley moral se descubre solamente en la criatura racional, al contemplarla
dotada de inteligencia y voluntad libre. Por la ley moral sabe que no todo lo que
se puede físicamente hacer, se debe hacer.
La ley moral tiene en Cristo su plenitud y su unidad, ya que Jesucristo es en
persona el camino de la salvación.
Además, Jesucristo es el fin de toda ley, porque Él es a quien la cumple la justicia
de Dios, la gracia y la bienaventuranza.
Las expresiones de la ley moral son diversas, y todas están coordinadas entre
sí:
a) Ley eterna, fuente en Dios de todas las leyes.
b) Ley natural.
c) Ley revelada o divino-positiva.
d) Leyes humanas (civiles y eclesiásticas).
Antes de estudiar cada una de las expresiones de la ley moral, trataremos
brevemente de conceptos generales sobre la ley.

2 DEFINICIÓN Y DIVISIÓN DE LA LEY


La ley, dice Santo Tomás de Aquino (S. Th. I-II, q. 90, a. 4) en una definición
clásica, es la ordenación de la razón dirigida al bien común, promulgada por
quien tiene autoridad. Desglosando, encontramos como elementos:
a) ordenación (establecimiento de un orden de medios conducentes a un fin),
b) de la razón (no fruto del capricho),
c) dirigida al bien común (no al particular),
d) promulgada (para que tenga fuerza obligatoria),
e) por quien tiene autoridad (no por cualquiera).
Para que la ley obligue a los hombres debe reunir algunas condiciones; en
concreto debe ser:
1) posible, física y moralmente, para el común de los súbditos;
2) honesta, sin oposición alguna a las normas superiores; en último término,
concordando con la ley divina;
3) útil, para el bien común, aunque perjudique a algunos particulares;
4) justa, conforme a la justicia conmutativa y distributiva (sobre estos conceptos,
ver 13.5);
5) promulgada, debe llegar a conocimiento de todos y cada uno de los súbditos.
La división que más nos interesa de la ley, viene dada por el autor que la
promulga:
a) Si el autor es Dios se llama ley divina y puede ser:
- Eterna (se encuentra en la mente de Dios)
- Natural (ley divina impresa en el corazón de los hombres)
- Positiva (ley divina contenida en la Revelación)
b) Si el autor es el hombre, la ley es humana y puede ser:
- Eclesiástica
- Civil
A continuación nos detendremos con más detalle en cada tipo de ley.

3 LA LEY ETERNA
Contemplando las cosas creadas observamos que siguen unas leyes naturales:
la tierra da vueltas alrededor del sol, las plantas dan flores en primavera, el
hombre siente remordimientos cuando ha hecho algo mal, etc. Este
ordenamiento a leyes naturales no se da por casualidad, sino que está
perfectamente pensado por la Sabiduría Divina. Dios ha ordenado todas las
cosas de modo que cada una cumpla su fin: los minerales, las plantas, los
animales y el hombre. Como ese orden está pensado y proyectado por Dios
desde toda la eternidad, se llama ley eterna.

3.1 DEFINICIÓN DE LEY ETERNA


La ley eterna es definida por San Agustín (Contra Faustum 27, 27: PL 42, 418)
como “la razón y voluntad divinas que mandan observar y prohíben alterar el
orden natural”; y por Santo Tomás (S. Th. I-II, q. 93, a. 1) como “el plan de la
divina sabiduría que dirige todas las acciones y movimientos de las criaturas en
orden al bien común de todo el universo”.
“Eterna”, porque es anterior a la creación; porque es una ordenación normativa
que hace la inteligencia divina para el recto ser y obrar de todo lo que existe.
Cuando explica su definición, Santo Tomás de Aquino dice que así como en la
mente del pintor preexiste el boceto que luego plasmará en el lienzo, así en el
entendimiento divino preexiste desde toda la eternidad el plan que dirigirá todas
las acciones y los movimientos de sus criaturas hasta el fin del mundo; este plan
es la ley eterna.
Es razonable pensar que Dios dirige a sus criaturas a un fin y que, además, las
guía de un modo acorde a su propia naturaleza. Así, los seres inanimados son
dirigidos por leyes físicas con necesidad básica e ineludible; los animales
irracionales por las leyes del instinto con necesidad también básica e ineludible;
el hombre por la intimidación de una norma que, brillando en su razón y plegando
su voluntad, lo conduce por la vía que le es propia.

3.2 PROPIEDADES DE LA LEY ETERNA


Las principales propiedades de la ley eterna son:
1) es inmutable, y lo es por su identificación con el entendimiento y la voluntad
de Dios, aunque su conocimiento sea mudable en el hombre porque no la conoce
totalmente y en sí misma como Dios y los bienaventurados en el cielo, sino por
cierta participación en las cosas creadas;
2) es la norma suprema de toda moralidad y, consecuentemente, todas las
demás leyes lo son en cuanto la reflejan con fidelidad; es decir, ninguna otra ley
puede ser justa ni racional si no está en conformidad con la ley eterna;
3) es universal, pues todas las criaturas le están sujetas: unas de manera
puramente instintiva, en cuanto que están determinadas por su misma
naturaleza a actuar de determinado modo; y otras, las criaturas libres, por un
sometimiento voluntario.

4 LA LEY NATURAL
Se entiende por ley natural la misma ley eterna en cuanto se refiere a las
criaturas racionales.
Los minerales, las plantas y los animales obedecen siempre a la ley de Dios, ya
que están guiados por leyes físicas y biológicas. Pero al hombre, Dios le ha dado
la inteligencia para conocer su ley, que descubre dentro de sí mismo. A esa ley
grabada por Dios en el corazón del hombre, la llamamos ley natural, y obliga a
todos los hombres de todos los tiempos.
Por eso dice Santo Tomás de Aquino que la ley natural no es otra cosa que la
participación de la ley eterna en la criatura racional (cfr. S. Th., I-II, q. 91, a. 2).
Al crear al hombre, Dios dota su naturaleza de una ordenación concreta que le
posibilite conseguir el fin para el cual fue creado.
Por ejemplo, igual que hay unas normas de funcionamiento en la fabricación de
un refrigerador para conseguir que enfríe, así Dios imprime en toda naturaleza
humana las normas con las que ha de proceder para alcanzar su fin último.
Por lo tanto, por el sólo hecho de nacer, el hombre es súbdito de esta ley, aunque
las heridas del pecado puedan oscurecer su conocimiento (por ejemplo, pueblos
atrasados que permiten la poligamia, los sacrificios humanos, etc.).
En su Epístola a los Romanos habla San Pablo con toda claridad de la ley
natural: "En efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley (se refiere a la ley
mosaica, que les fue entregada sólo a los judíos), practican por naturaleza lo que
manda la ley, son para sí mismos ley y muestran que la realidad de la ley está
escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia con los juicios contrapuestos
que los acusan o los excusan" (Rom. 2,14-15; ver también Rom. 1, 20 ss.).

4.1 CONTENIDO DE LA LEY NATURAL


Bajo el ámbito de la ley natural cae todo lo que es necesario para conservar el
orden natural de las cosas establecido por Dios, y que puede ser conocido por
la razón natural, independientemente de toda ley positiva. En otras palabras, la
ley natural abarca todas aquellas normas de moralidad tan claras y elementales
que todos los hombres pueden conocer con su sola razón.
Sin embargo, a pesar de su simplicidad, podemos distinguir en la ley natural tres
grados o categorías de preceptos:
a) Preceptos primarios y universalísimos, cuya ignorancia es imposible a
cualquier hombre con uso de razón. Se han expresado de diversas formas: “no
hagas al otro lo que no quieras para ti”, “da a cada quien lo suyo”, “vive conforme
a la recta razón”, “cumple siempre tu deber”, “observa el orden del ser”, etc., pero
pueden todos ellos reducirse a uno solo: Haz el bien y evita el mal (cfr. S.Th. I-
II, q. 94, a. 2).
b) Principios secundarios o conclusiones próximas, que fluyen directa y
claramente de los primeros principios y pueden ser conocidos por cualquier
hombre casi sin esfuerzo o raciocinio. A este grado pertenecen todos los
preceptos del decálogo.
c) Conclusiones remotas, que se deducen de los principios primarios y
secundarios luego de un raciocinio más elaborado (por ejemplo, la indisolubilidad
del matrimonio, la ilicitud de la venganza, etc.).

4.2 PROPIEDADES DE LA LEY NATURAL


La ley natural tiene unas características que la distinguen claramente de otras
leyes:
A. Universalidad: quiere decir que la ley natural tiene vigencia en todo el mundo
y para toda la gente.
Esta característica se explica diciendo que la naturaleza humana es
esencialmente la misma en cualquier hombre; las variaciones étnicas,
regionales, etc., son sólo accidentales. Por eso, las leyes de su naturaleza son
también comunes.
Lo anterior no impide que algunos hombres no la cumplan, y esas transgresiones
no perjudican la vigencia de la ley.
B. Inmutabilidad: es característica de la ley natural que no cambie con los
tiempos ni con las condiciones históricas o culturales. La razón es clara: la
naturaleza humana no cambia en su esencia con el paso de los años.
El evolucionismo ético postula que la moralidad está sujeta a un cambio
constante, que alcanza también a sus fundamentos. No tiene en cuenta que la
ley natural obra siempre según el orden del ser y que, como el hombre y la
naturaleza sólo cambian de modo accidental, las variaciones en la moral son
también accidentales.
C. No admite dispensa: indica que ningún legislador humano puede dispensar
de la observancia de la ley natural, pues es propio de la ley poder ser dispensada
sólo por el legislador, que en este caso es Dios.
Esta característica se explica considerando que al ser Dios legislador
sapientísimo, su ley alcanza a prever todas las eventualidades: cualquiera que
sea la situación límite en que el hombre se encuentra, debe cumplir la ley natural.
Las aparentes excepciones de la ley que establece la moral en los casos de
homicidio (ver 11.2.3.b) y hurto (ver 13.3.1.c) no son dispensas de la ley natural,
sino auténticas interpretaciones que responden a la verdadera idea de la ley y
no a su expresión más o menos acertada en preceptos escritos. La breve fórmula
“no matarás” (o “no hurtarás”) no expresa, por la conveniencia de su brevedad,
el contenido total del mandato que más bien se debería expresar: “no cometerás
un homicidio (o un robo) injusto”.
Cuando una legislación humana establece una norma o permite determinadas
conductas que contradicen la ley natural, emana sólo apariencia de ley y no hay
obligación de seguirla, sino más bien de rechazarla o de oponerse a ella (por
ejemplo, una legislación que aprobara el aborto).
D. Evidencia: todos los hombres conocen la ley natural con sólo tener uso de
razón, y su promulgación coincide con la adquisición de ese uso. Contra la
evidencia parece que existen ciertas costumbres contrarias a la ley natural (por
ejemplo, en pueblos de cultura inferior), pero eso lo único que significa es que la
evidencia de la razón puede ser obscurecida por el pecado y las pasiones.

4.3 IGNORANCIA DE LA LEY NATURAL


Es imposible la ignorancia de los primeros principios en el hombre dotado de uso
de razón.
Podría equivocarse al apreciar lo que es bueno o lo que es malo, pero no puede
menos de saber que lo bueno ha de hacerse y lo malo evitarse.
Los principios secundarios o conclusiones próximas, que constituyen en gran
parte los preceptos del decálogo, pueden ser ignorados al menos durante algún
tiempo.
Aunque se deducen fácilmente con un simple raciocinio, el ambiente, la
ignorancia, los vicios, etc., pueden inducir a que se desconozcan algunas
consecuencias inmediatas de los primeros principios de la ley natural (por
ejemplo, la malicia de los actos meramente internos, de la misma mentira oficiosa
para evitarse algún disgusto, del perjurio para salvar la vida o la fama, del aborto
para salvar a la madre, de la masturbación, etc.).
Sin embargo, esta ignorancia no puede prolongarse mucho tiempo sin que el
hombre sospeche -por sí mismo- o por otros la malicia de sus actos.
Las conclusiones remotas, que suponen un razonamiento lento y difícil, pueden
ser ignoradas de buena fe, incluso por largo tiempo, sobre todo entre la gente
inculta (por ejemplo, la malicia de la sospecha temeraria, o de la omisión de los
deberes cívicos, etc.).

5 LA LEY DIVINO-POSITIVA
Es la ley que procediendo de la libre voluntad de Dios legislador, es comunicada
al hombre por medio de una revelación divina.
Su conveniencia se pone de manifiesto al considerar dos cosas:
a) Todos los hombres tienen la ley natural impresa en sus corazones, de manera
que pueden conocer con la razón sus principios más básicos. Sin embargo, el
pecado original y los pecados personales con frecuencia oscurecen su
conocimiento, por lo que Dios ha querido revelarnos su Voluntad, de modo que
todos los hombres pudieran conocer lo que debían hacer para agradarle con
mayor facilidad, con firme certeza y sin ningún error.
Así, Dios no se contentó con grabar su ley en la naturaleza humana, sino que
además la manifestó al hombre claramente: en el Monte Sinaí, cuando ya el
pueblo elegido había salido de Egipto, Dios reveló a Moisés los diez
mandamientos (ver cap. 6). Los mandamientos nos señalan de manera cierta y
segura el camino de la felicidad en esta vida y la otra. En ellos nos dice Dios lo
que es bueno y lo que es malo, lo que es verdadero y lo que es falso, lo que le
agrada y lo que le desagrada.
b) El hombre está destinado a un fin sobrenatural, y para dirigirse a él debe
cumplir también -con ayuda de la gracia- otros preceptos, además de los
naturales. Por eso Jesucristo llevó a la perfección la ley que Dios dictó a Moisés
en el Sinaí, al ponerse a Sí mismo como modelo y camino para alcanzar ese fin
al que nos llama.
Esa perfección que Cristo ha traído a la tierra se contiene sobre todo en el
mandamiento nuevo del amor: en primer lugar, el amor a Dios con todo el
corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas; y en
segundo término, el amor a los demás como Él nos ha amado.
Vemos, por tanto, que de hecho Dios nos ha revelado leyes en tres periodos de
la historia:
1) a los Patriarcas, desde Adán hasta Moisés;
2) al pueblo elegido, con aquellas leyes recogidas en algunos libros del Antiguo
Testamento;
3) en el Nuevo Testamento, que contiene la ley evangélica.
Algunas leyes positivas de los dos primeros periodos fueron después abolidas
por el mismo Dios ya que eran meramente circunstanciales, mientras que la ley
evangélica es definitiva, y aunque fue dada inmediatamente para los cristianos,
incumbe de modo cierto a todos los hombres.
Por ejemplo, las leyes judiciales y ceremoniales dadas a los israelitas durante su
éxodo nómada por el desierto eran prescripciones para ese pueblo en esas
circunstancias. El precepto de la caridad enseñado por Jesucristo, sin embargo,
es para todo hombre de todo lugar y época.

6 LAS LEYES HUMANAS


Son, como ya quedó dicho, las dictadas por la legítima autoridad -ya eclesiástica,
ya civil-, en el orden al bien común.
Que la legítima autoridad tenga verdadera potestad dentro de su específica
competencia para dar leyes que obliguen, no es posible ponerlo en duda: surge
la misma naturaleza de la sociedad humana, que exige la dirección y el control
de algunas leyes (cfr. Rom. 13, 1ss.; Hechos 5, 29).
De suyo, pues, es obligatoria ante Dios toda ley humana legítima y justa; es decir,
toda ley que:
a) se ordene al bien común;
b) sea promulgada por la legítima autoridad y dentro de sus atribuciones;
c) sea buena en sí misma y en sus circunstancias;
d) se imponga a los súbditos obligados a ella en las debidas proporciones.
Sin embargo, cuando la ley es injusta porque fallen algunas de estas
condiciones, no obliga, y en ocasiones puede ser incluso obligatorio
desobedecerla abiertamente.
La ley injusta, al no tener la rectitud necesaria y esencial a toda ley, ya no es ley,
porque contradice al bien divino. Es necesario, pues, distinguir entre legalidad y
legitimidad. No es suficiente que una norma sea dictada dentro del legal
establecido y por las autoridades competentes para que deba ser obedecida: es
preciso que se acomode de una manera estricta a los principios de la ley natural
y de la ley divino-positiva. Aquellas condiciones garantizan su legalidad formal,
pero esta última es la que proporciona la legitimidad intrínseca.
Por tanto, si una ley civil se opone manifiestamente a la ley natural, o a la ley
divino-positiva, o a la ley eclesiástica, no obliga, siendo en cambio obligatorio
desobedecerla por tratarse de una ley injusta, que atenta al bien común.
Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino

Proclamado Doctor de la Iglesia el 11 de abril de 1567 por


el papa San Pío V

Nombre Tommaso d'Aquino

Apodo Doctor Angélico

Nacimiento 1224 o 1225


Roccasecca, Nápoles, Reino de Sicilia

Fallecimiento 7 de marzo de 1274


Abadía de Fossanova, Lacio, Italia

Venerado en Iglesia católica

Canonización 18 de julio de 1323 por el papaJuan


XXII en Aviñón

Festividad 28 de enero Novus Ordo


7 de marzo Vetus Ordo
Atributos Hábito dominico, libro, sol en el pecho,
iglesia bajo el brazo

Patronazgo Todos los establecimientos educativos


católicos

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Tomás de Aquino (en italiano, Tommaso d'Aquino; Roccasecca,1 Italia, 1224/1225-


Abadía de Fossanova, 7 de marzo de 1274) fue un teólogo y filósofo católico perteneciente
a la Orden de Predicadores, el principal representante de la enseñanza escolástica,2 una
de las mayores figuras de la teología sistemática3 y, a su vez, una de las fuentes más
citadas de su época en metafísica, hasta el punto de, una vez muerto, ser considerado el
referente de las escuelas del pensamiento tomista y neotomista. Es conocido también
como Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la Humanidad, nominaciones dadas por
la Iglesia católica, la cual lo recomienda para los estudios de filosofía y teología.
Sus obras más conocidas son la Summa theologiae, compendio de la doctrina católica en
la cual trata 495 cuestiones divididas en artículos, y la Summa contra gentiles, compendio
de apología filosófica de la fe católica, que consta de 410 capítulos agrupados en cuatro
libros, redactado a petición de Raimundo de Peñafort.
Asimismo, fue muy popular por su aceptación y comentarios sobre las obras de Aristóteles,
señalando, por primera vez en la historia, que eran compatibles con la fe católica. A Tomás
se le debe un rescate y reinterpretación de la metafísica y una obra
de teología monumental,3456 así como una teoría del Derecho que sería muy consultada
posteriormente.7 Canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y santo
patrón de las universidades y centros de estudio católicos en 1880. Su festividad se
celebra el 28 de enero.

Índice
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 1Vida
o 1.1Juventud
o 1.2Formación universitaria
o 1.3Enseñanza universitaria
o 1.4Regreso y muerte
 2Obra
 3Pensamiento
o 3.1Fe y Razón
o 3.2Ontología
o 3.3Conocimiento
o 3.4Existencia de Dios
o 3.5Esencia de Dios
o 3.6El alma y el cuerpo
o 3.7Ley natural
 4Influencias y repercusiones
 5Véase también
 6Referencias
 7Bibliografía utilizada
o 7.1Libros
o 7.2Artículos
 8Enlaces externos
Vida[editar]
Juventud[editar]

Santo Tomás de Aquino (1650), de Murillo. Óleo sobre lienzo. 96x68 cm.

Tomás de Aquino nació en 1225 en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en el seno


de una numerosa y noble familia de sangre germana.8 Su padre, Landolfo, descendiente a
su vez de los condes de Aquino, estaba emparentado con el emperador Federico II. Su
madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti.
Recibió Tomás su primera educación cumplidos los cinco años, en la abadía de
Montecasino, de la que era abad su tío. Ya por estas fechas sus biógrafos más reputados
(Guillermo de Tocco, Bernardo Guido o Pedro Calo) destacan una singular devoción,
señalando que, desde bebé, se aferraba fuertemente a un papiro que tenía escrito el Ave
María.9 Le enseñaron primariamente gramática, moral, música y religión hasta 1239,
cuando el emperador Federico II decretó la expulsión de los monjes. A finales del mismo
año el joven Tomás entró en un centro más avanzado, acorde a sus facultades:
la Universidad de Nápoles, que, mediante las artes liberales, le introdujo en la lógica
aristotélica. En 1244, sintiéndose intensamente llamado a la vida austera e intelectual de
los frailes dominicos que había conocido en un convento de Nápoles, ingresó
excepcionalmente rápido en su Orden, gracias a la amistad que había trabado con
el Maestro General Juan de Wildeshausen. La decisión contrarió sobremanera a su familia,
que tenía planificado que Tomás sucediera a su tío al frente de la abadía de Montecasino.
Enterados de que Tomás se iba a dirigir a Roma para iniciarse en los estudios del
noviciado sus hermanos lo raptaron y retuvieron durante más de un año en el castillo de
Roccasecca con la intención de disuadirlo de su ingreso definitivo en la orden. Tras haber
sido tentado varias veces, logró huir del castillo, y, para alejarse de su familia tuvo que ser
trasladado a París. El Aquinate sorprendió a los frailes cuando estos vieron que se había
dedicado a leer y memorizar la Biblia y las Sententias de Pedro Lombardo, incluso había
comentado un apartado de las Refutaciones sofísticas de Aristóteles que eran las
referencias para los estudios de la época.
Formación universitaria[editar]

Estatua de santo Tomás de Aquino, ubicada en Santiago de Chile.

La Universidad de París era ideal para las aspiraciones del joven Tomás, por su marcada
predisposición al Trivium (ya tradicional en París) y por sus escuelas de teología. Tuvo por
maestros más destacados a Alejandro de Hales y a Alberto Magno, ambos acogedores de
la doctrina aristotélica (especialmente el segundo). Entre sus compañeros
estaba Buenaventura de Fidanza con quien mantuvo una singular relación de amistad,
aunque también de cierta polémica intelectual. Antes de que Tomás acabara los estudios,
Alberto Magno, sorprendido por el entendimiento de su alumno napolitano, le encarga un
Acto escolástico, y a sus fortísimos argumentos el alumno responde con perfecta
distinción, deshaciendo el discurso del Doctor alemán, el cual dijo a la asamblea:
Vosotros llamáis a éste el Buey mudo, pero yo os aseguro que este Buey dará tales mugidos con su
saber que resonarán por el mundo entero
Barbado Viejo, F. Introducción General en Tomás de Aquino Suma teológica Tomo I. BAC 1947,
p.12

Alberto Magno, seguro del potencial del novicio, se llevó a este consigo, a Colonia, a
enseñarle y estudiar profundamente las obras de Aristóteles, que ambos habrían de
defender posteriormente. En esa época Tomás fue ordenado sacerdote. Tomás volvería
a París en 1252 para continuar sus estudios, pero encontraría una fuerte oposición a
las Órdenes mendicantes, liderada por los profesores seculares, que perseguían el
abandono de la Universidad, en señal de protesta contra el encarcelamiento de alumnos
delincuentes. Pero el objeto último de su ira eran los maestros mendicantes: su singular
pobreza, constancia y hábito de estudio llenaba sus clases de alumnos (véase el caso
de Alberto Magno) y ponía en evidencia a los seculares.
El punto álgido de aquel enfrentamiento, que llegó a amenazar la vida de los mendicantes,
llegó cuando el doctor Guillermo de Saint Amour publicó sus tratados, Libro del anticristo y
sus ministros y Contra los peligros de los novísimos tiempos. Tomás escribió en octubre de
1256, unos meses más tarde del segundo panfleto de San Amour, Contra los que
impugnan el culto divino y, el papa Alejandro IV, ese mismo mes, excomulgaría a San
Amour, prohibiéndole la enseñanza y los sacramentos. El joven napolitano contaría, a raíz
de su respuesta a Saint Amour, con la confianza papal en cuestiones teológicas, y se le
asignó la revisión del Libro introductorio al Evangelio eterno, de influencias joaquinistas.
Enseñanza universitaria[editar]

Super Physicam Aristotelis, 1595

Tras aquella destacada actuación se le concedió el doctorado con la excepcional edad de


31 años, por lo cual, en 1256 ejerce como maestro de Teología en la Universidad de París.
Allí escribe varios opúsculos de gran profundidad metafísica, como De ente et essentia y
su primera Summa o compendio de saber: el Scriptum super Sententias. Además, goza
del puesto de consejero personal del Rey Luis IX de Francia.
En junio de 1259, Tomás es llamado a Valenciennes, junto con Alberto Magno y Pedro de
Tarentaise (futuro papa Inocencio V), para organizar los estudios de la Orden,
aprovechando que tenía que trasladarse a su Italia natal. Estuvo durante un periodo de
diez años enseñando en Nápoles, Orvieto, Roma y Viterbo. En esta época, Tomás termina
la Summa contra gentiles, que sería la guía de apología de la Orden en España, encarga
la traducción de numerosas obras de Aristóteles a su amigo erudito Guillermo de
Moerbeke, para evitar ciertos errores de interpretación cometidos por los árabes, y
comienza la redacción de la Summa Theologiae. Es menester señalar que el papa Urbano
IV lo nombró consejero personal, y que le encargó la Catena aurea (Comentario a los
cuatro Evangelios), el Oficio y misa propia del Corpus Christi y la revisión del libro Sobre la
fe en la Santísima Trinidad, atribuido al obispo Nicolás de Durazzo.
El Aquinate fue enviado de vuelta a París, debido a la gran oposición que se había alzado
en contra de su figura y doctrina. Esta época, por ser la última, es la más madura y
fecunda del Aquinate pues se enfrentaría a tres brazos del pensamiento: los idealistas
agustinistas, encabezados por Juan Peckham, los seculares antimendicantes, dirigidos por
Gerardo de Abbeville y, por último los averroístas, cuya figura visible era Sigerio de
Brabante. Tomás ya había asumido públicamente, numerosas ideas aristotélicas y
completó las Exposiciones de las más destacadas obras de Aristóteles, del Evangelio de
Juan y de las Cartas de Pablo el apóstol. Por otro lado, escribe sus famosas cuestiones
disputadas de ética y algunos opúsculos en respuesta a Juan Peckham y Nicolás de
Lisieux, al tiempo que terminaba la segunda parte de la Summa Theologiae.
Pero su gran lucha vino contra los averroístas: Sigerio de Brabante, máxima figura de la
Facultad de Artes, había manifestado en sus clases (no en sus obras, de lógica y física,
como el Sophisma y su comentario a la Física de Aristóteles) que el hombre no tenía
naturaleza espiritual por lo que la razón podía contradecir la fe sin dejar ambas de ser
verdaderas. Tomás, líder indiscutible de la Facultad de Teología, respondería ese mismo
año con su De unitate intellectus contra averroistas terminando dicho opúsculo con esta
declaración:
He aquí nuestra refutación del error. No está basada en documentos de fe sino de razón, y en los
asertos de los filósofos. Si hay, pues, alguien que, orgullosamente engreído en su supuesta ciencia,
quiera desafiar lo escrito, que no lo haga en un rincón o ante niños, sino que responda públicamente
si se atreve. Él me encontrará frente a sí, y no sólo al mísero de mí, sino a muchos otros que
estudian la verdad. Daremos batalla a sus errores o curaremos su ignorancia
GK Chesterton Santo Tomás de Aquino. Espasa-Calpe 1941, p.84

Tras este desafío singular se dice, pues no consta entre sus biógrafos, que ambos se
enfrentaron públicamente10 y no sería descabellado, ya que Tomás había disputado con,
por ejemplo, Peckham ante la universidad11 pero lo históricamente válido es que Tomás
salió ampliamente victorioso tras la publicación del opúsculo, ya que, en primer lugar, Siger
se retractó de muchas cuestiones en su De anima intellectiva, y en segundo lugar, el
obispo de París, Esteban Tempier condenaría a los pocos meses hasta trece cuestiones
esenciales del averroísmo, lo que provocó una gran huelga en la Facultad de Artes.
Regreso y muerte[editar]
Terminada su labor en Francia, se le encargó la fundación de un nuevo capítulo provincial
en Nápoles. Antes de ello, Tomás visitó a su familia y a sus amigos, el cardenal Anibaldo
degli Anibaldi y el abad de Montecassino Bernard Ayglier. En Nápoles debe destacarse
que fue recibido como un rey, así como la numerosa correspondencia que mantuvo,
respondiendo dudas al mismo Bernard Ayglier entre muchos otros. Sin embargo, tan
pronto comenzó la tercera parte de la Summa Theologiae tuvo una singular experiencia
mística (ya las había tenido antes, está bien documentado12) tras la cual se le haría
imposible escribir:
Me han sido reveladas semejantes cosas que lo que he escrito me parece paja.
Forment (2005, p. 21)

No obstante, accedió a la invitación del papa Gregorio X de asistir al Concilio de Lyon II.
Sin embargo, enfermó repentinamente y tuvieron que acogerle en la abadía de Fossanova.
Tomás murió haciendo una enérgica profesión de fe el 7 de marzo de 1274, cerca de
Terracina. Posteriormente, el 28 de enero de 1369, sus restos mortales fueron trasladados
a Tolosa de Languedoc, fecha en la que la Iglesia católica lo celebra.
La importancia y la gravitación política de Tomás de Aquino fue de tal magnitud, que aun
existen dudas acerca de la causa de su muerte. Ciertamente, se ha escrito sobre un
posible envenenamiento por orden del rey de Sicilia, Carlos de Anjou, según una
afirmación sostenida por Dante Alighieri en el Purgatorio de la Divina Comedia,13
epopeya escrita entre 1304 y 1321.
Después de su muerte, algunas tesis de Tomás de Aquino, confundidas entre las
averroístas, fueron incluidas en una lista de 219 tesis condenadas por el obispo de
París, Étienne Tempier, en la Universidad de París en 1277. A pesar de ello, tras varias
profecías y milagros14 documentados con numerosos testimonios, Tomás de Aquino fue
canonizado casi a los 50 años de su muerte, el 18 de enero de 1323. Las condenas de
1277 fueron inmediatamente levantadas en lo que respecta a Tomás de Aquino el 14 de
febrero de 1325.
Tomás de Aquino es uno de los intelectuales más profundos, sistemáticos y fecundos de la
Historia.

Obra[editar]
Artículo principal: Anexo:Bibliografía de Tomás de Aquino

La obra escrita de Tomás de Aquino es inmensa: teniendo en cuenta que murió con
cuarenta y nueve años y considerando que al mismo tiempo llegaría a recorrer unos
10 000 kilómetros en viajes a pie, se comprende que su obra sea calificada por algunos
como una hazaña inigualable. Josef Pieper comentaba:
Apenas puede creerse todo lo que escribió los últimos años en París
Josef Pieper Doce lecciones sobre tomismo Ed. Rialp 1948, p. 27

Sus obras más extensas, y generalmente consideradas más importantes y sistemáticas,


son sus tres síntesis teológicas o Summas: Summa Theologiae, Summa contra Gentiles y
su Scriptum super Sententias. Aunque el interés y la temática principal siempre es
teológico, su obra abarca igualmente comentarios de obras filosóficas, polémicas o
litúrgicas. Resulta especialmente conocido por ser uno de los principales introductores de
la filosofía de Aristóteles en la corriente escolástica del siglo XIII y por representar su obra
una síntesis entre el pensamiento cristiano y el espíritu crítico del pensamiento aristotélico.
A lo largo de la historia se le han atribuido obras espurias, que con el paso del tiempo han
dejado de ser consideradas de su autoría. Así, sus obras se encuentran divididas en:

 Tres síntesis teológicas, o summas


 Nueve tratados en la forma de disputas académicas
 Doce disputas quodlibetales
 Nueve exégesis sobre las Sagradas Escrituras
 Una colección de glosas de los Padres de la Iglesia sobre los Evangelios
 Once exposiciones sobre los trabajos de Aristóteles
 Dos exposiciones de trabajos de Boecio
 Dos exposiciones de trabajos de Proclo
 Cinco trabajos polémicos
 Cinco opiniones expertas, o responsa
 Quince letras sobre teología, filosofía o temas políticos
 Un texto litúrgico
 Dos oraciones famosas
 Aproximadamente 85 sermones
 Ocho tratados sobre teología

Pensamiento[editar]
Fe y Razón[editar]
El pensamiento de Tomás de Aquino parte de la superioridad de las verdades de la
teología respecto a las racionales, por la sublimidad de su fuente y de su objeto de estudio:
Dios. Aunque señala que la razón es muy limitada para conocer a Dios, ello no impide
demostrar que la filosofía sea un modo de alcanzar conocimientos verdaderos:
En primer lugar porque no contradice a la teología, así lo dice:
Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero que no hay posibilidad de pensar en su
falsedad. Y menos aún es lícito creer falso lo que poseemos por la fe, ya que ha sido confirmado por
Dios. Luego como solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como claramente prueban sus
mismas definiciones, no hay posibilidad de que los principios racionales sean contrarios a la verdad
de la fe
Tomás de Aquino (2007, p. 53)

En segundo lugar, porque es la herramienta natural del hombre para conocer el mundo y el
Aquinate, como se ha visto, considera imposible pensar en la falsedad de la razón por lo
connatural que no es. No obstante, Tomás señala que de llegarse a una contradicción real
y no aparente entre una conclusión de fe y otra racional, la errónea es la de razón puesto
que Dios es infalible. Un ejemplo de contradicción aparente se encuentra en la cuestión de
la Trinidad:
Tomás, por razón, señala que "Dios es simple", y, por fe, que es "trino", pero para ser trino
(que no triple) hace falta ser uno, es decir simple, por lo que fe y razón no se contradicen,
sino que la gracia de la fe supone (acepta) y eleva (perfecciona) la naturaleza, racional en
este caso.
Ontología[editar]

Super libros de generatione et corruptione

Tomás, como máximo exponente de la figura de Aristóteles, tiene en el ser el punto de


partida de su esquema del pensamiento. El Aquinate comienza su ciencia en el ente, que
se define como lo que está siendo. Ahí introduce su innovadora distinción entre esencia y
existencia. Ya que podemos actualizar interiormente la esencia de un objeto (su figura, sus
límites), independientemente de que exista, de que tenga realidad propia, contenido
propio, hay que concluir que ambos son principios diferentes. Tomás asocia la esencia, por
ser limitación, con la potencia aristotélica, y la existencia, por ser perfección, como acto; en
esta independencia de la existencia respecto a la esencia radica la cuestión de la
contingencia de los objetos y de toda metafísica en general. Al hilo de ello, Tomás se
refiere a Dios, que es plenamente subsistente no-contingente luego su existencia se
encuentra en su esencia, se define como el ser propio y absoluto, el Ser, como se verá
más adelante.
La siguiente innovación radica en las propiedades inherentes del ser, o trascendentales,
que son tres:
Unidad: Un ente, por Principio de no contradicción, es una realidad simple, es decir,
incontradictoria. Esto enlaza con lo que dijo Aristóteles:
El Ser y el Uno son la misma cosa
Aristóteles Metafísica. Alianza Editorial, 2011, p.112

Verdad: Se dice aquí que todo ente es inteligible, que cualquier ente cabe de ser pensado.
La verdad sería pues la propiedad de cognoscibilidad del ente, cosa afirmada por Agustín
de Hipona y reforzada por Tomás en su famosa definición:
Conformidad del entendimiento con su principio, las cosas
Tomás de Aquino. Suma Teológica Tomo I. BAC, 1947, pg. 639

Bondad: Ya que el mal, por ser mera corrupción, no existe como tal, como ente, no hay
ente que sea "malo", así pues, todo ente es bueno, apetecible por la voluntad.
La ontología de Tomás no es, pues, una metafísica de las esencias y de las categorías
como venía siendo tiempo atrás sino de algo aún más profundo: del ser mismo 15 lo cual
conlleva un punto de vista más real, optimista y exacto.
Conocimiento[editar]
La teoría del conocimiento de Tomás de Aquino es un rescate de la defendida por
Aristóteles. Para ambos el entendimiento toma la forma genérica y substancial de los
objetos del exterior (percibida a través de los individuos, plenamente reconocidos por la
intencionalidad del esciente) y la abstrae, dando lugar a la especie o universal en acto. En
ello radica la diferencia cognoscitiva entre hombre y animal, ya que el universal es un
elemento indispensable para toda ciencia, que sólo puede alcanzar el hombre.
La novedad de Tomás en este tema reside en su respuesta al problema de los universales.
Dicho problema, mencionado primeramente por Porfirio en su Isagoge, analiza el modo de
ser del universal. Ya que ésta cuestión es de capital importancia antropológica (Está visto
arriba), directa o indirectamente las grandes figuras intelectuales de la Edad
Mediacomo Agustín de Hipona, Escoto Eriúgena, Anselmo de Canterbury, Pedro
Abelardo o Sigerio de Brabante tomaron postura en la polémica. Tomás no sería menos y
dio la siguiente solución, destacando tres estados reales del universal:16

 Ante rem (Anteriores a las cosas): En la mente de Dios, por ser Creador del mismo,
como arquetipo de los entes de la realidad material.
 In rem (En las cosas): Como estructura que conforma la especie de un objeto singular.
Está mezclado con la materia, por lo que, como tal, en el aspecto sensitivo es
potencial e imperceptible.
 Post Rem (Posteriores a las cosas): Como conceptos lógicos, abstraídos de los entes
reales materiales y, necesariamente por lo dicho arriba, inmateriales.
Existencia de Dios[editar]
La demostración de la existencia de Dios, ofrecida en una formulación sintética a través de
las así llamadas "Cinco Vías" es un punto breve en la magna obra de Tomás. No obstante,
su exposición es tan completa y sistemática que ha hecho sombra
a Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona o Anselmo de Canterbury y se ha convertido en el
modelo de la filosofía clásica respecto a éste punto.17
La Primera Vía se deduce del movimiento de los objetos. Tomás explica mediante la
distinción de acto y potencia, que un mismo ente no puede mover y ser movido al
momento, luego todo aquello que se mueve lo hace en virtud de otro. Se inicia, pues, una
serie de motores, y esta serie no puede llevarse al infinito, porque no habría un primer
motor, ni segundo (es decir, no habría comunicación de movimiento) por lo tanto debe
haber un Primer Motor Inmóvil que se identifica con Dios, principio de todo.
La Segunda Vía se deduce de la causa eficiente (pues todo objeto sensible está limitado
por la forma, de ahí que no sea eterno y sí causado). Se inicia, por lo tanto, una serie de
causas análoga a los motores que termina en una Causa Incausada, identificada con Dios,
creador de todo.
La Tercera Vía se deduce a partir de lo posible. Encontramos que las cosas pueden existir
o no, que pueden pensarse como no existentes y por lo tanto son contingentes. Es
imposible que las cosas sometidas a la posibilidad de no existir lleven existiendo
eternamente pues en algún momento habrían de no existir. Por lo tanto debe haber un Ser
Necesario que se identifica con Dios, donde esencia y existencia son una realidad.
La Cuarta Vía se deduce de la jerarquía de valores de las cosas. Encontramos que las
cosas son más o menos bondadosas, nobles o veraces. Y este "más o menos" se dice en
cuanto que se aproxima a lo máximo y (ya que los grados inferiores tienen su causa en
algo genéricamente más perfecto) lo máximo ha de ser causa de todo lo que pertenece a
tal género. La causa de la bondad y la veracidad se identifica con Dios, el Ser
máximamente bueno.
La Quinta Vía se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Tomás recuerda cómo
los cuerpos naturales, siempre o a menudo, obran intencionadamente con el fin de lo
mejor, muchos incluso sin conocimiento. Llegó a decir, fiel a Aristóteles, que cada ente,
como causado, debe tener un orden dado, tanto por razón de su forma (esencia) como de
su existencia y, remontándonos en la serie de causas finales, esto sólo es posible si hay
un Ser supremamente inteligente, que es Dios.
Muchas de las numerosas críticas a esta propuesta de Tomás se deben a tres fenómenos:
Lectura imprecisa
Se le ha criticado que no explicaba la solución a la serie de infinitos, ni la
contingencia de los cuerpos o que emplea el principio de razón suficiente y mal18
pero ninguna afirmación es cierta, como se puede ver.
No admitir algunas premisas
Un caso notorio a este respecto es el del científico e intelectual Richard
Dawkins quien señaló, entre otros, tres aspectos imposibles de las Cinco Vías:
Que la causalidad habría de aplicarse igualmente a Dios, por ser supuestamente
objeto de estudio (y de causa) por lo que no sería tal (citando a Immanuel Kant).
Que también los valores negativos, como "la hediondez", necesitaban de un
máximo igualmente, por lo que Dios no sería tal.
Por último, que la omnipotencia de Dios le haría conocedor de su futuro y apto
para negarse a sí por lo tanto no sería tal (Richard Dawkins exhibe en otras obras
las múltiples contradicciones lógicas de Dios, como las referidas a la omnisciencia,
la bondad absoluta, la atemporalidad o su origen). 19
Las premisas que Dawkins no admite son:

 Que la causalidad ha de detenerse necesariamente en un punto


incausado, también llamado Dios. Como Dawkins aclara esta
premisa asume a priori que Dios es incausado, convirtiéndose en
una falacia de petición de principio.
 Que la hediondez es una corrupción de la bondad (verdadero
valor) en cuanto olfativa.
 Por último, que Dios no tiene futuro, no existe término alguno en
Él, pues es absolutamente inmutable e inmóvil. Dawkins responde
que si Dios es inmutable y a temporal no se puede entender que
cambie de opinión como se constata en la Biblia.
Error terminológico
Arthur Schopenhauer criticaba que la necesidad era un efecto de un principio. Esa
definición, bien conocida por Tomás, se aplica a la analítica lógica, por eso es
incompleta. Tomás se refiere a la necesidad como tal de la existencia, que se
contiene en la naturaleza divina.
También se le ha criticado que dicho Dios no tiene por qué ser el
Dios cristiano, sino que podría ser el Uno de Plotino o la Causa
Incausada de Aristóteles. A esto hay que decir que el Dios de
las Cinco Vías es el ser por esencia, el acto puro y propio que se
lee en el Éxodo, capítulo 3, versículo 14:
"Yo soy el que es20"
A pesar del gran optimismo de Tomás respecto a la
cognoscibilidad de Dios, éste no estaba dispuesto aceptar
cualquier vía para demostrar la existencia de Dios. Su
realismo aristotélico provocó numerosos enfrentamientos con
los agustinistas, y, entre otras cuestiones, con el muy
discutido argumento ontológico; es poco menos que
impresionante apreciar que Tomás, por defender la verdad, es
capaz de negar uno de los pilares doctrinales de un Doctor de
la Iglesia, que él, como devoto creyente, considera casi
infalible.
Tomás, muy por delante de las futuras exposiciones
empíricas (Hume y Kant), da dos razones simples y fáciles de
entender para negar la conclusión del argumento.
Una radica en la evidencia de la idea de Dios:
Que Dios existe, es ciertamente evidente en sí, porque es su mismo
ser, pero con respecto a nosotros, Dios no es evidente. Que el todo
sea mayor que las partes es, en sí, absolutamente evidente. Pero no
lo es para el que no concibe el todo. Y así sucede con nuestro
entendimiento
Tomás de Aquino (2007, p. 60)

Otra radica en la existencia de la idea de Dios:


Y de que concibamos intelectualmente el significado del término
"Dios" no se sigue que Dios sea existente sino concebido en el
entendimiento. Y en consecuencia, el ser más perfecto que se
pueda pensar no es necesario que se dé fuera del entendimiento
Tomás de Aquino (2007, p. 60)

Aquí el Aquinate distingue "pensar algo como existente" y


"pensar algo ya existente", señalando que la existencia que
pide Anselmo es necesariedad, es un deber-ser meramente
intelectual, no existencial.
Asimismo, Tomás defendió, con gran éxito, frente a Juan
Peckham la posibilidad de que el mundo fuera causado y
eterno al mismo tiempo, es decir, con término de ser pero no
de movimiento físico, demostrando su cercanía con el
pensamiento clásico griego:
La causa completa y su efecto son simultáneos, pero a Dios no le
falta ningún complemento luego su efecto siempre puede darse
«Sobre la eternidad del mundo».

Esencia de Dios[editar]
Tomás, como se ha visto, dejó claro que (debido a su
inmensidad) no podemos contemplar a Dios como tal y señaló
que la mejor forma de conocer a Dios sería mediante su
Revelación directa: la Biblia, especialmente el Nuevo
Testamento, la Tradición apostólica y el Magisterio de la
Iglesia. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente
filosófico, se habría de conocer a Dios no mediante dichas
fuentes sino del modo en que está ordenada la razón natural:
tomando las cosas sensibles (los efectos) y abstraerse a sus
principios (la causa) o fines. Una vez realizado ese proceso
se establece qué tienen en común y qué no, es decir, las dos
Vías del Conocimiento de Dios:
Vía negativa
El Aquinate afirma en su Summa contra gentiles que en Dios no hay composición,
violencia, corporeidad o potencia alguna, no porque le falten dichos rasgos y
parezca, así, incompleto, sino porque está por encima de todo límite o posibilidad.
De esta manera, eliminando predicados "negativos"
obtenemos una imagen más exacta de Dios, que es, por
oposición, simple, natural, incorpóreo y acto puro.
Vía afirmativa
Se trata de predicar las cualidades de todos aquellos atributos de bondad,
veracidad y otros valores "positivos" pues Dios es causa en todo cuanto hay de
bueno en la tierra, y por lo tanto, como está dicho en la Cuarta Vía, él es la pura
Bondad, Verdad etc...
Este modo de relacionar sujetos entre sí por su
parecido, fruto de la proporcionalidad de ciertos
predicados es lo que Tomás llama analogía. Aunque
es una herramienta definida y empleada como tal por
primera vez por Aristóteles, no era sino un aspecto de
la sofística sin analizar internamente, de lo cual se
ocuparía Tomás. Éste distinguió dos clases de
analogías:
De proporcionalidad
Se da en un conjunto de objetos, con distinta naturaleza por la distinta entidad de
estos. Es de forma "horizontal" y según el atributo, puede ser propia o metafórica.
De atribución
Se da desde un "primer analogado" activo o un "analogado" pasivo, por lo que es
de forma "vertical".
La novedad de Tomás radica no sólo en tal
distinción sino en emplear éste nexo lógico
en un campo existencial y sumándole el
concepto de "eminencia" (Dios posee el
atributo de modo supremo por lo que está
absolutamente identificado con tal).
El alma y el cuerpo[editar]
La enseñanza filosófica del Aquinate sobre la
entidad y relación del alma y cuerpo viene
recogida, en gran medida, en la respuesta
que da al averroísmo y a su Teoría de la
unidad del intelecto o entendimiento:
Fruto de la exégesis neoplatónica
de Alejandro de Afrodisias de los textos
aristotélicos, así como del
extremismo teocentrista arábigo, el filósofo
árabe Averroes, evolucionando la opinión del
verdadero precursor, Avicena, defendió que
el intelecto agente, el actualizador del
universal, era Alá, y que tal universal el
género humano lo asimilaba y hacía ciencia
con él en el intelecto posible (que era único
para todos) por lo que ninguna alma tenía,
como individuo, nada incorpóreo; así pues,
ninguna era inmortal. Averroes indicaba que
la relación entre entendimiento y alma
humana se daba mediante la fantasía,
entendida como facultad de conocimiento
sensitivo, propia del animal. A esto dicho
filósofo añadía, como nos ha dejado
constancia Tomás, que ésta era la opinión
de Aristóteles, pues él decía que el
entendimiento era impasible, inmixto y
separado21
Para entender la singular energía de Tomás
en respuesta a esta opinión habría que caer
en la cuenta de dos aspectos de la misma.

 Traicionaban y confundían el legado


de Aristóteles, provocando que el
Aquinate fuera objeto de innecesarias
críticas (de Buenaventura de Fidanza por
ejemplo)

 Negaba, a través de elementos


verdaderos, toda relación posible del
hombre con Dios, lo que daría pie a la
Teoría de la doble verdad donde se
despreciaba la fe y confundía la persona
de Jesucristo, haciéndola pasar por un
sujeto doble, divino y humano, como lo
hace hoy el modernismo teológico y
la teología de la liberación.
Vistos estos puntos se puede entender la
energía del Aquinate en responder a Sigerio,
pero no lo hace desde el sentimiento y
la sofística sino, como se verá, desde el
sentido común y la sencillez:
El individuo es hombre porque entiende mediante
su entendimiento posible. Si este hombre tiene
una fantasía distinta de aquél pero no otro
entendimiento posible sino uno idéntico,
seguíriase que son dos animales y un único
hombre, que es evidentemente imposible, luego
no hay un único entendimiento posible
Tomás de Aquino (2007, p. 528)

Los fantasmas o imágenes, que son entendidos


en potencia, son diversos, lo que da la especie ha
de ser uno pues la especie es una y a lo uno
corresponde luego el hombre no recibe la especie
por los fantasmas
Tomás de Aquino (2007, p. 529)

Si el entendimiento posible es algo del alma


humana y se multiplica en atención a los
individuos, como ya se demostró, por proporción
igual será el entendimiento agente, y no uno para
todos
Tomás de Aquino (2007, p. 554)

Del mismo modo, criticaría que la opinión


de Aristóteles no era tal pues él afirmó por
escrito que el entendimiento es potencia
genérica del alma mediante el cual opina y
entiende22 por lo tanto el que esté separado e
inmixto se toma respecto a otras potencias
del individuo.
A partir del asentimiento de Tomás a el
intelectualismo del alma, afirmará, por ser
recipiente del universal, que ésta es
inmaterial e incorruptible. Respecto al cuerpo,
Tomás criticó a Platón de rechazarlo y de
afirmar la unión de ambos como accidental,
por lo que defendió la unidad sustancial de
ambos y su identidad como un solo sujeto.
Ley natural[editar]
El fin último del hombre es el bien de su
especie, su plenitud-perfección, alcanzar
la felicidad. Para obtenerla debe responderse
a su naturaleza, a su forma humana, y que el
ser humano entiende a Dios, Sumo Bien, por
el dictamen de su intelecto es como llega al
bien (del cual da Dios razón) de las cosas 23
Ya que todo ente tiene una forma, con sus
límites y medidas, según esas leyes de
naturaleza, el hombre alcanza su bien, su
virtud. A ello se le llamaría ley natural.
En consecuencia, la ley positiva, si es
contraria a la ley natural, es injusta pues
atenta contra el bien del hombre. De este
modo, la ley natural expresa la libertad del
hombre y exige una ordenación racional de
su conducta. Esto explica que, para Tomás
de Aquino, la peor forma de gobierno es
la tiranía. Tomás de Aquino recoge las
virtudes aristotélicas cuya realización está en
el justo medio. Esto se ve corroborado,
profundizado y trascendido por la revelación
cristiana. Según ésta, el compendio de la
ética es el amor al prójimo, que es querer el
bien de todo hombre.

Influencias y
repercusiones[editar]
Tomás, aun siendo teólogo, destacó por
haber leído y estudiado exhaustivamente a
todos los intelectuales referenciales del
momento, filosóficos incluidos, de ahí que
pudiera alcanzar una síntesis tan extensa y
consistente. Los materiales para su
pensamiento son de muy diverso origen:
En primer lugar de Platón. A él se le debe
cierta doctrina de la participación (aún no
plenamente metafísica), para explicar la
relación entre Dios y las criaturas, así como
la cuestión de los grados de perfección.
Tomás también conocía a los estoicos como
antecedentes de la idea tomista de ley
natural.
De Aristóteles coge sus teorías principales,
aunque con la perspectiva cristiana del ser,
como se ha visto antes. Los conceptos de
forma y materia, acto y potencia, substancia y
accidentes y Dios como fundamento último
de los movimientos de la realidad (primera y
quinta Vía). Asume toda su teoría del
conocimiento y las bases de su antropología:
la concepción formal del alma, su división
tripartita, etc. En Ética y Política recoge el
concepto y la clasificación aristotélica de la
virtud y completa sus aportaciones sobre
la ley natural(base del derecho natural, que,
aún defendido por John Locke e Inmanuel
Kant, es metafísico), y completa estos
esquemas con la referencia a la ley eterna y
las virtudes teologales (ajenas a la misma
cultura griega). Por otra parte, la Lógica la
acepta íntegramente desde su juventud.
Del pensamiento musulmán y judío, además
de acoger sus comentarios
a Aristóteles destaca por su atención
a Avicena en su distinción (aún inexacta,
debido a su esencialismo) entre esencia y
existencia, y en la formulación de la Tercera
Vía. Por otro lado, de Maimónides recoge la
defensa de la creación de la nada y su modo
de entender las relaciones entre la fe y la
razón. En cuanto a lo cristiano, es
fundamental recordar su adhesión
inquebrantable a la Biblia, los Decretos de los
Concilios y los Papas (destaca Gregorio
Magnopor sus tratados morales y pastorales).
Entre los Padres de la Iglesia destaca,
eminentemente, Agustín de Hipona en la
relación de los atributos de Dios, la idea de la
creación o la tesis de la inmaterialidad del
alma, la cuestión de la Trinidad entre muchas
otras (afinadas por su aristotelismo)
De otros neoplatónicos como Pseudo
Dionisio Areopagita asume los aspectos
neoplatónicos de sus obras, como el
concepto de participación y las grados de
perfecciones, en clave teológica. De Boecio,
sus aportes a los dogmas trinitarios y
cristológicos. Alberto Magno, en último lugar,
le introduje en el conocimiento
de Aristóteles y le inició en la cuestión de los
trascendentales.
Respecto a su influencia posterior, Tomás
jugó un papel capital, nunca antes visto en
la Iglesia católica, como referencia y modelo
de pensamiento, tanto en la Inquisición como
en el Concilio de Trento. En el siglo XV sus
seguidores son muy diversos: el
canciller Juan Gerson, el inquisidor Tomás de
Torquemada y Girolamo Savonarola. En
el siglo XVIdefienden su doctrina y figura el
papa Pío V (que lo nombró Doctor de la
Iglesia) y un buen número de distinguidos
españoles como el fundador de la Compañía
de Jesús Ignacio de Loyola (cuya lectura él
decreta en el Cap. 14, punto 4° de
las Constituciones24), el Doctor místico Juan
de la Cruz (que emplea constantemente sus
principios para explicar los mecanismos
espirituales), el cardenal Tomás
Cayetano, Francisco de Vitoria y Domingo de
Soto. Más tarde, asentando la reforma contra
el protestantismo en el siglo XVII, destacan el
obispo Francisco de Sales, Juan de Santo
Tomás, Francisco Suárez y Domingo Báñez.
En el siglo XVIII, a pesar de la poderosa
aparición del racionalismo y, a raíz de él,
el empirismo (entre ilustrados)
y ontologismo (entre católicos como Nicolas
de Malebranche) cabe mencionar las
aportaciones del cardenal Juan Tomás de
Boxadors y los obispos Alfonso María de
Ligorio y Jacques Bossuet.
Ante las nuevas corrientes intelectuales como
el idealismo romántico, nihilismo vitalista,
filosofía de la conciencia (Henri Bergson)
y Fenomenología, así como una rama fideísta
ultra-católica (Louis Eugène Marie
Bautain, Louis de Bonald y el joven Félicité
Robert de Lamennais), la Iglesia
católica recomendó directamente a Tomás
para un estudio veraz, acorde a la fe católica.
Ya en el siglo XIX Tomás es recomendado
por los papas León XIII (es famoso por su
encíclica Aeterni Patris) y Pío X (destacó
su motu propio Doctoris Angelici) con el
apoyo de los cardenales Désiré Félicien-
François-Joseph Mercier, Tomás Zigliara
y Zeferino González, al tiempo que surgen
los grandes inspiradores del neotomismo:
Pierre Mandonnet y Ambroise Gardeil. Y, al
fin, en el siglo XX se trata de los papas Pío
XI (Studiorum Ducem), Juan Pablo
II (formado en el Angelicum) el
canciller Etienne Gilson, Josef
Pieper, Reginald Garrigou-
Lagrange, Jacques Maritain, Antonin-
Dalmace Sertillanges y Sebastiaan Tromp.
En la Iglesia en general, es la referencia de
los Concilios Trento y Vaticano I (en la
constitución Dei Filius), a la vez que se
coloca como paradigma de estudios en
general en el Vaticano II (se vuelve a
nombrar como autoridad a seguir en
cuestiones especulativas y metafísicas25) y
en el Código de Derecho Canónico (can. 589
y 1366). De hecho, hoy, numerosos escritos
de los Papas vuelven constantemente a él.
Figura en el Calendario de Santos Luterano.

Véase también[editar]
 Ciencia medieval
 Cinco vías
 Escolástica
 Ética
 Filosofía
 Filosofía cristiana
 Filosofía medieval
 Genio (persona)
 Metafísica
 Neotomismo
 Summa Theologiae
 Teología
 Tomismo
 Iglesia de Santi Domenico e Sisto
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Fra' Giovanni Fiore da
Cropani, historiador calabrés del siglo
XVII, en su obra Della Calabria
illustrata (De la Calabria ilustrada)
sostiene que Tomás de Aquino había
nacido en Belcastro; una tesis sostenida
también por Gabriele Barrio en su
obra De antiquitate et situ
Calabriae (Sobre la antigüedad y el lugar
de Calabria, en cinco libros), y
por Girolamo Marafioti, teólogo de
la Orden de los Menores Observantes en
su obra Cronache ed antichità della
Calabria (Crónicas y antigüedades de la
Calabria).
2. Volver arriba↑ Aguerrondo, Mónica
(2005). Grandes pensadores: historia del
pensamiento pedagógico occidental.
Buenos Aires: Papers editores.
p. 17. ISBN 987-1274-00-9. «Tomás de
Aquino [...] revolucionó el pensamiento
escolástico [...]».
3. ↑ Saltar a:a b Zaldívar, Raúl
(2006). Teología Sistemática: Desde una
perspectiva latinoamericana. Barcelona:
Editorial Clíe. p. 46. ISBN 84-8267-468-4.
«[...] Summa Theologica [...] obra
monumental de Teología Sistemática
[...]».
4. Volver arriba↑ Navarro, Bernabé
(1998). Filosofía y cultura novohispanas.
presentación de Mauricio Beuchot.
México: Universidad Nacional Autónoma
de México, Instituto de Investigaciones
Filosóficas. p. 81. ISBN 968-36-6747-3.
«Tomás de Aquino realizó una obra
monumental de comentario, modelo para
los filósofos escolásticos posteriores
[...]».
5. Volver arriba↑ Girau Reverter, Jordi
(1995). "Homo quodammodo omnia"
según Santo Tomás de Aquino. Toledo:
Estudio Teológico de San Ildefonso.
p. 146. ISBN 84-920769-2-5. «[...]
monumental y conocidísima Suma de
Teología [...]».
6. Volver arriba↑ Tomás de Aquino
(2008). El maestro. Cuestiones
disputadas sobre La Verdad, c. 11, Suma
Teológica 1 c.117. Traducción,
presentación y anotación de Julio
Picasso Muñoz. Lima, Perú: Fondo
Editorial de la Universidad Católica
Sedes Sapientiae. p. 9. ISBN 978-603-45160-
5-2. «[...] Suma Teológica, la monumental
obra del Aquinate [...]».
7. Volver arriba↑ Kelsen, Hans
(1995). Teoría general del derecho y del
estado. México D. F.: Universidad
Nacional Autónoma de México.
p. 400. ISBN 968-58-0541-5. «[...] Dicha
teoría se convierte en la doctrina
dominante en la Edad Media, y es
absorbida por las teorías del derecho
natural de los siglos XVI, XVII y XVIII.»
8. Volver arriba↑ Pieper, 1948, p. 22.
9. Volver arriba↑ Forment, 2005, p. 14.
10. Volver arriba↑ Louis de Wohl La luz
apacible: novela sobre Santo Tomás de
Aquino y su tiempo. Palabra. 1996, p.341
11. Volver arriba↑ Forment, 2005, p. 20.
12. Volver arriba↑ Forment, 2005, p. 18.
13. Volver arriba↑
 ALIGHIERI, Dante (2011). La Divina
Comedia. Océano. p. XX,67-
69. ISBN 978-60-740-0552-3.
14. Volver arriba↑ Forment, 2005, p. 23.
15. Volver arriba↑ Reale y Antiseri, 2010,
p. 219.
16. Volver arriba↑ Reale y Antiseri, 2010,
p. 172.
17. Volver arriba↑ Tomás de Aquino Summa
Theologiae Vol 1/6 Cuestión 2, art1.
Biblioteca de Autores Cristianos, 2010
18. Volver arriba↑ «Refutaciones a las 5 vías
tomistas de la existencia de Dios».
19. Volver arriba↑ Richard Dawkins El
espejismo de Dios Capítulo 3. Espasa.
2007
20. Volver arriba↑ Biblia de Jerusalén.
Desclée de Brouwer, 1999, p.68
21. Volver arriba↑ Tomás de Aquino, 2007,
p. 519.
22. Volver arriba↑ Tomás de Aquino, 2007,
p. 501.
23. Volver arriba↑ Tomás de Aquino, 2007, v.
2/2, p. 117.
24. Volver arriba↑ Ignacio de Loyola Obras.
BAC, 1997 (6.ª ed.) p. 497
25. Volver arriba↑ Documentos completos
del Vaticano II. Bilbao: El Mensajero del
Corazón de Jesús. 1965. p. 318.

Bibliografía
utilizada[editar]
 Tomás de Aquino (2007). Laureano
Robles Carcedo y Adolfo Robles Sierra,
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Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN 978-
84-7914-893-5.

Libros[editar]

 Carroll, William E. (2002). La creación y


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Santo Tomás de Aquino. Traducción de
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Ediciones Universidad Católica de
Chile. ISBN 956-14-0705-1.
 Chalmeta, Gabriel (2002). La justicia
política en Tomás de Aquino. Una
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 Chenu, Marie
Dominique (1954). Introduction a l’étude
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 Fabro, Cornelio; Ocáriz, Fernando;
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 Pieper, Josef (2005). Introducción a
Tomás de Aquino (Doce Lecciones).
Madrid: RIALP. ISBN 978-84-321-4174-4.
 Quelopana Flores, Gustavo (2006). El
realismo metafísico de Tomás de Aquino.
Lima: Instituto de la Paz.
 Reale, Giovanni; Antiseri, Dario
(2010). Historia de la Filosofía. Patrística
y Escolástica 1/2. Barcelona:
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 de Wohl, Louis (2016). La luz apacible.
Novela sobre Santo Tomás de Aquino y
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Palabra. ISBN 978-84-9061-410-5.
Artículos[editar]

 Di Ceglie, Roberto (2016). «Faith,


reason, and charity in Thomas Aquinas’s
thought». International Journal for
Philosophy of Religion. doi:10.1007/s11153-015-
9513-6.
 Losada Sierra, Manuel (julio-diciembre
2009). «Origen y desarrollo del
iusnaturalismo en Tomas de
Aquino». Revista de Relaciones
Internaciones, Estrategia y
Seguridad (4). ISSN 1909-3063. Consultado
el 7 de diciembre de 1016.

Enlaces externos[editar]

 Wikimedia Commons alberga


contenido multimedia sobre Tomás de
Aquino.
 Wikisource en español contiene obras
originales de Tomás de Aquino.
 Wikiquote alberga frases célebres de o
sobre Tomás de Aquino.
 Voz Tomás de Aquino en Philosophica:
Enciclopedia filosófica online
 Bien Común y Política en la Concepción
Filosófica de Santo Tomás de Aquino
 Biografía y semblanza espiritual de
Tomás de Aquino
 Suma Teológica online gratuita en
dominicos.org.
 Bibliotheca Thomistica IntraText Textos,
concordancias y lista de frecuencia en
obras del Aquinate.
 Luventicus Las Cinco Vías de Santo
Tomás
 Corpus Thomisticum Obras completas en
latín
 Audiencia del Papa Benedicto XVI, sobre
Santo Tomás de Aquino, el día 2 de junio
de 2010
 Audiencia del Papa Benedicto XVI, sobre
Santo Tomás de Aquino, el día 16 de
junio de 2010
 Audiencia del Papa Benedicto XVI, sobre
Santo Tomás de Aquino, el día 23 de
junio de 2010
 Obras de Tomás de Aquino en
el Somni en la colección del duque de
Calabria:
 Aurea expositio sancti Pauli apostoli
ad Corinthios,
códice napolitano de 1491 digitalizad
o que transcribe los comentarios de
Santo Tomás de Aquino a las dos
epístolas de San Pablo a los
Corintios.
 Beati Thomae Aquinatis De ente et
essentia, códice italiano creado entre
1477 y 1485 digitalizado que
transcribe las obras De ente et
essentia, Rescriptum super libro De
ente et essentia y De fallaciis.
 Ad regem Cypri de rege et regno,
códice digitalizado italiano de 1486.
 Brevis Compilatio theologie edita a
fratre Thoma de Aquino, códice
digitalizado italiano anterior a 1487
que transcribe la obra "Compendium
theologiae".
 Prima pars secunde partis Summe
Theologie beati Thome de Aquino,
códice
digitalizado napolitano de 1484 que
transcribe la Prima pars secunde
partis de la Summa Theologica.
 Quaestiones disputatae, códice
digitalizado napolitano creado entre
1480 y 1493 que transcribe
algunas Quaestiones disputatae de
Tomás de Aquino: De spiritualibus
creaturis, De anima, De unione
Verbi y De virtutibus.
 Thome de Aquino commentum in
Marci Evangelium, códice
digitalizado napolitano de 1491 que
transcribe los comentarios de Santo
Tomás de Aquino sobre los
evangelios de Sa Marcos.

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