Vous êtes sur la page 1sur 18

CAPÍTULO II

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

La reseña histórica de una institución jurídica explica su desa-


rrollo hacia su estado presente y las proyecciones de su futura
evolución, lo que representa un valioso aporte de interpretación
para determinar su significado.
Su análisis quedará limitado a lo estrictamente necesario,
dado el objetivo expuesto.

12. LEGISLACIÓN ROMANA

En un principio, si un acreedor ejercía el derecho para perseguir


el cobro de su acreencia, tenía la facultad de expulsar al deudor
de la ciudad, al otro lado del Tíber, o bien, de reducirlo a la
esclavitud, en beneficio del propio acreedor, a través del proce-
dimiento de la ejecución de la persona del deudor, por la vía de
la manus injectio y la pignoris capio.
En un período posterior la ejecución se dirige al patrimonio
del deudor, y en ella se distinguen diversas fases:
a) Si el deudor no pagaba sus débitos, los acreedores po-
dían solicitar al pretor la posesión de los bienes del deudor,
mediante la figura de la missio in possesionem, surgiendo así el
denominado: curator bonorum, que era la persona elegida en-
tre los acreedores para la administración de sus bienes. Estas
instituciones son semejantes a las actualmente vigentes. En
efecto, la missio in possesionem guarda cierta similitud con el
desasimiento de los bienes, y el curator bonorum, con el síndico
de quiebras actual, como representante de los acreedores y

57
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

del deudor, en cuanto a los derechos que puedan interesarle


a la masa.
b) A su vez, para que a los acreedores se les satisfagan sus
créditos, era menester que los bienes del deudor se vendieran.
Así aparece la bonorum venditio. Los bienes se vendían como un
todo a un tercero, que se denominaba bonorum emptor.
c) Si el producto de la realización no alcanzaba a cubrir
íntegramente los créditos de los acreedores, el saldo insoluto
debía ser soportado por todos los acreedores. Cabe destacar que
la bonorum venditio procedía tanto respecto del deudor solvente
como del insolvente.
En una etapa posterior, se procedió a realizar al detalle los
bienes del deudor, lo que dio origen a la bonorum distractio y a
ella se recurría en Roma sólo tratándose del deudor insolvente.
Aquí encontramos una aproximación más acentuada con la ins-
titución de la quiebra.
Es indudable, entonces, que en la legislación romana apare-
cieron los primeros vestigios que dieron origen a la quiebra y a
las reglas sustantivas y procesales que la rigen.

13. ORIGEN DE LA QUIEBRA EN LOS ESTATUTOS


DE LAS CIUDADES ITALIANAS

El presupuesto de la quiebra en el derecho estatutario era, im-


plícitamente, la insolvencia del deudor. En efecto, los estatutos
sólo indicaban hechos reveladores de la insolvencia, y dentro de
ellos los más relevantes fueron: la cesación de pagos y la fuga del
deudor.
En un ciclo evolutivo posterior, fue posible aplicar la quiebra
respecto de un deudor cuya situación económica patrimonial
afrontaba una crisis, aun cuando no se hubiera manifestado efec-
tivamente con la fuga o se sospechase que ella ocurriría. Aquí
podríamos decir que existe un antecedente sustantivo del origen
de la quiebra, al permitirse, en aras del interés común y de la fe
pública comprometida, la aplicación de la quiebra respecto de
la “sospecha de fuga”. En la práctica ya en esa época cobró valor
un interés más importante y trascendental que el solo interés de
un acreedor particular.

58
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

En la legislación imperante en estas ciudades italianas hubo


respecto del deudor dos procedimientos para perseguir su res-
ponsabilidad: uno de carácter civil y otro de índole penal. El
procedimiento civil tenía por objeto conseguir el pago de las
obligaciones incumplidas; en tanto que el procedimiento penal
tenía por objeto sancionar al deudor por el engaño o defrau-
dación que implicaba su incumplimiento. Nace el “fallido” (de
falere = engañar) a quien luego se le quebraba su banca en la
plaza, naciendo el término “bancarrota”.
La quiebra se aplicaba sólo a los comerciantes.

14. EVOLUCIÓN POSTERIOR DE LA QUIEBRA

En la evolución posterior de la quiebra encontramos la Orde-


nanza Francesa de Comercio Terrestre del año 1673 y de ésta al
Código de Comercio de Napoleón. Este último cuerpo legal hace
de la quiebra una institución aplicable únicamente al deudor
comerciante.

15. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA EN CHILE.


GENERALIDADES

El mensaje del Proyecto del Código de Comercio que envió al


Congreso el Ejecutivo para su aprobación nos legó como ense-
ñanza una sabia reflexión en cuanto a que ninguna obra sale
perfecta de la mano del hombre, lo que denota una advertencia
y nos despierta una inquietud.
Una advertencia, por cuanto no debemos nunca considerar la
ley como un ideal de acierto y de virtud. Una inquietud, porque
nos impone un desafío, cual es el de prodigarnos en mejorar-
la, para adecuar el contenido y alcance de sus disposiciones al
desenvolvimiento de la vida social.
La enriquecedora experiencia casuística que arroja la aplicación
práctica del derecho –siempre multifacético y complejo– descu-
brirá los vacíos, dudas e imperfecciones de que adolece la ley.
La legislatura habrá de corregirlas con el tiempo, para evitar que
el derecho se transforme en una disciplina grávida y obturadora

59
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

del progreso de las instituciones, con escarnio de las inevitables


exigencias que la realidad sanciona, como ineludible imperativo.
Por lo mismo, como lo ha expresado el maestro Joaquín Garriges:
“Es más preciso atender al derecho vivo que se aplica en la práctica,
que al derecho estático que se petrifica en los Códigos”.
Este pensamiento inicial marca el rumbo que ha seguido la
regulación del juicio de quiebras en Chile, que abraza una de las
materias más difíciles, graves e importantes de cuantas comprende
la legislación mercantil, como lo calificó el mismo mensaje del
Código, al punto que la sola fuerza estimulante de lo arduo y
azaroso es lo que, en buenas cuentas, nos induce a desentrañar
el embrujo que depara el universo del Derecho Concursal.
Siguiendo el delineamiento de estas ideas, la evolución que
ha tenido la legislación concursal en Chile puede dividirse, en
general, en tres períodos fundamentales:
1) La primera etapa se remonta a la época de la dictación del
antiguo Código de Comercio chileno, que entró a regir el año 1867
y en cuyo Libro IV se incorporó la regulación de la quiebra.
2) La segunda fase de la historia comprende la dictación,
en el año 1929, de la Ley Nº 4.558, que derogó el Libro IV del
Código de Comercio y cuya promulgación fue consecuencia de
una devastadora crisis financiera que afectó al país a la sazón.
3) La tercera parte de esta reseña legislativa tiene lugar con
la entrada en vigencia de la Ley Nº 18.175, de 28 de octubre 1982,
que actualmente rige el juicio de quiebras y cuya dictación coin-
cidió con el impulso innovador que se emprendió, entonces, en
materias económicas y comerciales, para estimular el desarrollo
de la riqueza y el progreso de los negocios, que incluyó otras re-
formas, como fueron las introducidas por 1) la Ley de Sociedades
Anónimas, 2) mercado de valores, 3) títulos de créditos, 4) legis-
lación bancaria, 5) comercio de seguros, 6) derecho marítimo,
7) fondos privados de pensiones, etc.

15.1. PRIMER PERÍODO : DICTACIÓN DEL ANTIGUO


CÓDIGO DE COMERCIO CHILENO

Pues bien, en esta breve síntesis de la evolución del derecho


concursal chileno cabe destacar que luego de haber quedado

60
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

regulado el derecho común con la promulgación del Código


Civil chileno el año 1855, era urgente emprender el estudio de
la legislación mercantil para darle así el máximo de estímulo a la
prosperidad, tras haber dejado atrás los azares de la guerra de la
Independencia y del régimen de aislamiento que afectó durante
la Colonia a este país.
Fue así como se le confió el estudio de la legislación comer-
cial, que a la sazón era una maraña confusa y dispersa de leyes, al
distinguido jurista argentino don José Gabriel Ocampo y Herrera,
que, siguiendo la máxima del emperador Augusto, Festina lente
(apresúrate lentamente), dedicó 13 años de paciente labor a la
redacción del Código de Comercio chileno de 1865, y en su ela-
boración rehuyó toda concepción abstracta y rebuscada, carente
de significado práctico, porque el derecho mercantil debe ser
una disciplina dinámica, como lo impone la vida económica. Se
inspiró en el Código de Comercio francés de 1808 y en el Código
Mercantil español de 1829, aunque fue superior a sus modelos.
Este Código: 1) le atribuyó un significado especial a la ética
comercial y a la buena fe, que han de moralizar los tratos y ajustes
entre comerciantes y ejemplarizar la vida del comercio; 2) suplió al
Código Civil, al fijar las reglas sobre formación del consentimiento,
para darle especial estabilidad a los actos y convenciones; 3) expan-
dió el campo de la solidaridad, para reforzar el cumplimiento de
las obligaciones mercantiles, y 4) rodeó de la más extrema rigidez
y severidad los términos o plazos para los pagos, porque consideró
un hecho grave en la vida comercial la simple falta de cumplimiento
en que incurriere el deudor de sus obligaciones. Cada comerciante
ha de contar con el cobro de sus créditos para pagar sus débitos.
De ahí que suspender el pago en el comercio concita un efecto
en cadena, que arrastra a otros, lo que interrumpe la circulación
de la riqueza y conculca la credibilidad en la vida de los negocios,
que son principios esenciales en los que ha de desenvolverse el
comercio honesto y serio en la vida de los pueblos.
Este fundamento en que se inspiró el Código de Comercio
chileno se irradió al derecho de quiebras, que reguló el Código
y que se particularizó en lo siguiente:
a) Siguiendo la concepción reinante en Europa, se reservó
la quiebra como una institución exclusiva para los deudores co-
merciantes.

61
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

b) Se definió la quiebra como el estado del comerciante


que cesaba en el pago de sus obligaciones mercantiles, dejando
entrever la hipótesis de ser la falencia una suerte de quiebra
virtual, que precedía a la declaración judicial que le corres-
pondía dictar al tribunal de comercio competente, cuyo origen
provenía de una ley del año 1838, que modificó el Código de
Comercio francés.
c) De ahí que para proceder a la declaración de la quiebra se
establecía como causal genérica la “cesación de pagos”, aunque
se precisaba que no era necesario que fuera generalizada.
d) La sentencia que declaraba la quiebra debía designar
uno o más síndicos provisionales, para que asumieran la ad-
ministración de los bienes del fallido, cuyo número dependía
de la complejidad del concurso, lo que se resolvía por el juez,
oyendo luego a la junta de acreedores. Los síndicos debían
nombrarse por el tribunal, sin otra exigencia que la de ser per-
sonas que tuvieran suficientes aptitudes de probidad, solvencia
e idoneidad.
e) No se contempló en sus disposiciones el convenio preven-
tivo para evitar la quiebra, por considerarse en esa época que era
una amenaza de la que se valía el deudor contra sus acreedores,
quienes acudían al convenio para evitar el desastre de la liquida-
ción judicial, como lo expresaba el propio mensaje.

15.2. SEGUNDO PERÍODO : DICTACIÓN DE LA LEY Nº 4.558

Posteriormente, se dictó la Ley Nº 4.558, que entró a regir el


año 1931, la que derogó el Libro IV del Código de Comercio
y entre sus principales novedades es de interés mencionar las
siguientes:
a) Hizo extensiva la quiebra a toda clase de deudores, fue-
ran o no comerciantes, pero como consideraba de más extrema
gravedad la cesación de pagos en que incurriera sus obligacio-
nes mercantiles un deudor comerciante, estableció un régimen
más estricto y riguroso para estos deudores, lo que se reflejó en
diversos aspectos, como son: i) establecer la procedencia de la
quiebra por el mero hecho de incumplir el deudor comercian-
te una sola obligación mercantil; ii) imponer la obligación del

62
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

deudor que ejerce el comercio de solicitar su propia quiebra


cuando se encontrare en estado de cesación de pagos, bajo
sanción de reputarse su quiebra como constitutiva de insolven-
cia punible; iii) debía instruirse un procedimiento criminal de
oficio para dilucidar si la quiebra del fallido había sido fortuita,
culpable o fraudulenta, etc.
b) Esta ley, como lo sanciona la actual, disipó las contrarie-
dades y atolladeros que concitaba establecer, como presupuesto
genérico de la ocurrencia de la quiebra, el estado de cesación
de pagos y, en su lugar, enumeró, en forma taxativa, las causales
que la hacen procedente, siguiendo el temperamento inglés, a
fin de no dejar librado al juez de la causa el criterio de apreciar
los hechos que fuesen demostrativos y tuvieren el suficiente mé-
rito de revelar el estado de crisis de la hacienda del deudor para
provocar la quiebra.
c) Quizás la innovación más importante de esta ley fue la
de haber suprimido a los síndicos privados y crear, en su reem-
plazo, un servicio del Estado, como fue la Sindicatura Nacional
de Quiebras, que, como organismo auxiliar de los tribunales de
justicia, asumió la administración y liquidación de los bienes
de la masa.
d) Esta ley reguló los convenios preventivos judiciales de
quiebra y además incluyó el denominado convenio extrajudi-
cial, i) Para que aquellos deudores que no tuvieran un número
exagerado de acreedores pudieren remontar un estado de
cesación de pagos, sin requerir de la intervención del tribunal.
ii) En ambos casos, se reservó su procedencia para brindar-
les protección a los deudores que inspirasen confianza a sus
acreedores, como consecuencia de estados de crisis patrimo-
niales que afrontaren en la marcha de sus negocios. iii) Sin
embargo, no fue del todo feliz la inclusión de los convenios
preventivos en el texto de la ley, dado que el DL Nº 248, del
año 1931, que dispuso su consagración, entremezcló a última
hora su regulación con los convenios simplemente judiciales
y diversas disposiciones quedaron mal coordinadas, debiendo
la jurisprudencia ir en auxilio de las dificultades prácticas que
su aplicación concitó.

63
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

15.3. TERCER PERÍODO : DICTACIÓN DE LA LEY Nº 18.175


Y SUS MODIFICACIONES CONSAGRADAS EN LA LEY Nº 20.004

15.3.1. Generalidades

Tras aproximadamente 50 años de vigencia de la Ley Nº 4.558 y


como expresión del impulso que se le infundió a la sazón a las
modernizaciones del régimen económico y comercial imperante,
se dictó el año 1982 la Ley Nº 18.175, que regula las quiebras.
No habiéndose secado todavía la tinta con que se había re-
dactado su texto, se clamó a todas voces que el legislador había
privatizado la institución de la quiebra, lo que para algunos era
acertado, porque representaba la adecuación de la quiebra a las
políticas económicas que imperaban a la época y por lo mismo
guardaba armonía con el significado de considerarla como un
mecanismo de redistribución de un capital mal explotado, al que
había que sanearlo para reincorporarlo libre de deudas y gravá-
menes nuevamente a la marcha económica, para no sustraer sus
recursos del tráfico de la riqueza.
Para otros, esto era una inconsecuencia, porque importaba
desnaturalizar la quiebra, como institución, y desvirtuaba la fina-
lidad de interés general que ella persigue como objetivo, cual es
resguardar el crédito público que el deudor ha quebrantado al
incurrir en un estado de cesación de pagos, como consecuencia
de la repercusión causada por el incumplimiento generalizado
de sus obligaciones.
Pero resulta que el cambio que la ley había introducido se
redujo, fundamentalmente, a sustraer de la ex Sindicatura General
de Quiebras la gestión que antes tenía de administrar las quiebras,
para confiársela a los Síndicos, que dejaron de ser funcionarios
públicos pertenecientes a la planta de aquel servicio, para ser desde
aquel entonces y hasta ahora profesionales independientes,17 los
cuales deben integrar una nómina nacional que se forma a través
de un nombramiento por decreto supremo. Por lo mismo, como
la ex Sindicatura se declaró en extinción, fue subrogada por la

17
Profesionales que cumplen una función de asegurar en beneficio común el
producto de la realización de los bienes de la masa, no siempre coincidentes, de
acreedores y deudor.

64
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

ex Fiscalía Nacional de Quiebras, hoy denominada Superinten-


dencia, encargada de supervigilar y controlar las actuaciones de
los síndicos, como lo sanciona el artículo 8º.
Mas, lo cierto fue que a grandes rasgos la Ley Nº 18.175 con-
servó y reprodujo gran parte de las normas contenidas en la
Ley Nº 4.558, del año 1929, y le introdujo en otras materias las
adecuaciones indispensables para adaptarlas al nuevo sistema de
administración que se había creado.
Por lo mismo, entonces, no se desprendía de la sola dicta-
ción de esta ley que se hubiesen privatizado las quiebras, como
aducían unos, ni menos tenía asidero el sostener tampoco que
el legislador hubiese desnaturalizado su figura y desvirtuado
sus objetivos.
Por el contrario, se ha venido a reafirmar el significado que
persigue el juicio concursal, con la dictación de la Ley Nº 20.004,
de fecha 8 de marzo de 2005, que ha acentuado las facultades que
tiene la Superintendencia de Quiebras, como servicio público,
para fiscalizar la administración de las quiebras, a fin de velar para
que en cada proceso concursal se cumplan los objetivos generales
de bien público para los cuales se estatuyó la quiebra.
Esto es expresión, a su vez, de la tendencia que han tenido
otras modificaciones que la han precedido, cuyo propósito ha sido
el de preservar en la vida del comercio la marcha e integridad de
las empresas viables, mediante las reformas que se establecieron
para consagrar, en aras del interés común, la continuación efectiva
del giro; la venta de los bienes que la forman como una unidad
económica; y las facilidades que se introdujeron para permitir
la celebración de los convenios preventivos, que constan de las
Leyes Nº 18.598, de 5 de febrero de 1987, y Nº 19.144, de 13 de
junio de 1992.
Por eso a nuestro juicio es equivocado considerar la quiebra
como si fuera un juicio que interesa exclusivamente a ciertos
acreedores, sin advertir que por encima de los créditos que invo-
quen está el supremo interés general, que es diferente y superior
al de los individuos, porque es un interés propio del Estado. Por
lo mismo, si se compara la quiebra con un naufragio, así como
desconcertante resultaría entregarles a los propios acreedores su
solución, igualmente absurdo sería encomendarles las tareas de
salvataje de la nave en peligro a los mismos pasajeros, a quienes

65
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

solo les interesará su propia seguridad personal, aunque para


lograrla deban descuidar la de los demás.
Una exigencia de justicia, propia, por lo demás, de la natura-
leza social del derecho, obliga a la autoridad a evitar que el juicio
de quiebra pueda quedar entregado a satisfacer otros afanes
que no sean los que se conjugan con el desvelo de cautelar la
conveniencia general y de bien público, cuya tutela se persigue
con la consagración del proceso concursal, lo que constituye un
imperativo de orden público económico.
Como reflexión general, bien sabemos que por muy per-
fectas que sean en lo sustantivo las disposiciones de una Ley de
Quiebras, nadie puede evitar la desgracia e insatisfacción general
que ella entraña –o la catástrofe que trae aparejada–, como lo
calificó el legislador de comercio y de allí que sus normas sólo
puedan moderar la adversidad, lo que impone la necesidad de
controlar que el procedimiento concursal sea un sabio instru-
mento de justicia y un eficaz medio de cautelar el principio de
la par condictio creditorum en que se inspira el Derecho Concursal
y no, como algunos observan, que el derecho sucumba ante el
proceso por una aplicación deficiente de la ley procesal, o bien
por desnaturalización de sus objetivos, con lo que se desvirtuaría
la institución de la quiebra.
Por eso, en consecuencia, que la Superintendencia ha de ir
en auxilio del resguardo del interés general, cuya finalidad es
básica y esencial y que es lo que le da significado a sus funciones,
como órgano de la quiebra.
De ahí entonces que la Ley Nº 20.004, de 8 de marzo de 2005,
le haya incorporado al texto de la Ley Nº 18.175 un conjunto de
disposiciones que han tenido por objeto fortalecer las funciones
de fiscalización que ejerce la Superintendencia de Quiebras y que
han consistido fundamentalmente en lo siguiente:
a) Dotar al organismo de la facultad de interpretar adminis-
trativamente la ley, cuya fuerza de aplicación queda reducida a
los síndicos, que son las personas a quienes ella fiscaliza;
b) Ordenar la exigencia de auditorías externas, en casos
calificados y para determinadas quiebras de cierta envergadura;
c) Ampliar las potestades normativas del Servicio, para fijar
criterios, patrones, reglas de procedimiento y de conducta a que han
de ceñirse los síndicos en el cumplimiento de sus funciones;

66
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

d) Reprimir (drásticamente) la inobservancia en que incurran


los síndicos de sus obligaciones, mediante una escala de medidas
disciplinarias, previa audiencia del afectado y conforme a una
resolución fundada, que pueden conducir, en grave extremo, a
la exoneración del cargo.
e) Esclarecer que la Superintendencia puede objetar direc-
tamente la cuenta definitiva que el síndico ha de rendir de su
gestión ante el tribunal de la quiebra.
f) Consagrar la función de informar a los tribunales de jus-
ticia, sobre materias de su competencia y cuando sea requerida,
lo que acentúa su carácter de organismo auxiliar de la justicia y
además,
g) Ampliar el cometido de mantener a disposición del públi-
co una información permanente y relevante sobre el estado de
las quiebras y los convenios, así como de las actuaciones de los
síndicos y sus administradores, lo que se registra en el rol general
que lleva la Secretaría General del Servicio.
La Ley Nº 20.004 recorrió diversas otras disposiciones de la Ley
Nº 18.175, las que, sin duda, habrán de redundar en una adecuada
eficiencia de la gestión que tienen los síndicos en resguardo de
la masa y optó por reconocerles al final a los acreedores el dere-
cho de nominar a la persona del síndico que ha de designar el
tribunal al dictar la sentencia que declara la quiebra, con lo que
entendió así el legislador evitar la presión que su nombramiento
provocaba en cada quiebra que se declara.

15.3.2. Aspectos de la Ley Nº 18.175

a) Aspecto estructural
1) Se crea un organismo (persona jurídica) denominado
Fiscalía Nacional de Quiebras, hoy Superintendencia de
Quiebras, cuya función será la fiscalización y control de
aquellos “particulares” que cumpliendo los requisitos se-
ñalados por la misma ley se desempeñen como síndicos.
2) Se suprime la Sindicatura General de Quiebras y la calidad
de funcionarios públicos que poseían los síndicos.

67
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

b) Aspecto procesal
1) La quiebra es un juicio ejecutivo colectivo que tiene por
objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de
una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago
de sus deudas, en los casos y en la forma determinados
por la ley.
2) Se reemplaza la distinción tradicional entre deudor co-
merciante y no comerciante, por la de deudor que ejerce
una actividad comercial, industrial, agrícola o minera
(empresario y no empresario) y aquel que no ejerce nin-
guna de esas actividades. Esta última distinción elimina
antiguos problemas de interpretación, para efectos de
determinar la responsabilidad penal del fallido en uno
y otro caso.
3) Se exige al peticionario de la quiebra la consignación de
fondos suficientes para asegurar los gastos iniciales del
proceso (art. 44, inciso segundo), a través de un vale vista
o boleta bancaria equivalente a 100 unidades de fomento,
para subvenir a los gastos iniciales de la quiebra.
4) Se contempla que el tribunal se pronunciará sobre la soli-
citud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del
deudor. Sin embargo, se deja expresamente establecido
que la audiencia del deudor sólo tendrá un carácter me-
ramente informativo y que, por lo mismo, no dará lugar
a incidente.
5) Se establece el plazo de 60 días corridos para que el sín-
dico proponga al tribunal la fecha de cesación de pagos
del deudor. En todo caso, la cesación de pagos no podrá
ser fijada en un día anterior en más de dos años a la fecha
de la resolución que declare la quiebra.
6) Se mantiene la consignación de fondos dentro de tercero
día de notificada la solicitud de quiebra, como una forma
de evitar la quiebra y concluir el procedimiento. A dife-
rencia de la antigua disposición contenida en el artículo
49 inciso 2º de la Ley Nº 4.558, que contemplaba que la
consignación de fondos suficientes por el fallido era cau-
sal para alzar la quiebra, la Ley Nº 18.175 establece ahora
que el deudor puede evitar la declaración de quiebra si,

68
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

en la audiencia de carácter informativo a que se refiere


el artículo 45 inciso 2º, consigna fondos suficientes para
el pago de los créditos que hubieren servido de base a la
solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo
caso no procederá la declaración de la quiebra.
7) Se suprimen las denominadas presunciones que no admiten
prueba en contrario (presunciones de derecho que estaban
previstas en los artículos 188 sobre quiebra culpable y 190
sobre quiebra fraudulenta), admitiendo que el inculpado
pueda probar que no le cupo responsabilidad respecto de
los hechos presuntivos previstos como tales en la ley, lo
que guarda armonía con la norma constitucional que así
lo consagró.

c) Aspecto social
1) El artículo 148 inciso 3º de la Ley de Quiebras faculta al
síndico para pagar las remuneraciones de los trabajadores y
las asignaciones familiares con cargo a los primeros fondos
del fallido de que se pueda disponer, administrativamente,
siempre que existan antecedentes documentarios que los
justifiquen y aun antes de su verificación.
2) Igualmente, se pagarán sin necesidad de verificación pre-
via y en los mismos términos establecidos en el numeral 1
anterior, los créditos por las indemnizaciones convencio-
nales de origen laboral hasta el equivalente a un mes de
remuneración por cada año de servicio y fracción superior
a 6 meses y por las indemnizaciones legales del mismo
origen.
3) Se simplifican los trámites de liquidación de los bienes del
fallido, estableciéndose que cualquiera sea la forma de
realización del activo, éste deberá efectuarse en el menor
tiempo posible y en todo caso dentro del plazo de 6 meses,
contado desde la primera junta de acreedores.

d) Aspecto económico
1) Se establece la regla relativa a la preservación del valor
real de los créditos, disponiendo para ello su reajustabili-
dad, como, asimismo, la generación de intereses corrien-

69
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

tes, contados desde la fecha de la declaración de quiebra


(art. 68).
2) Se mantiene el concepto de “la realización de los bienes
como un conjunto o unidad económica”, a fin de evitar el
desmembramiento de los bienes de las empresas, negocios
o establecimientos (arts. 124 y 125).

15.4. CUARTO PERÍODO : DICTACIÓN DE LA LEY Nº 20.080,


DE 24/11/06, QUE ESTABLECE NUEVAS NORMAS
PARA LOS CONVENIOS

15.4.1. Generalidades

Para completar esta reseña general del régimen concursal en


Chile, resta por considerar muy sucintamente la dictación de
la Ley Nº 20.080, ley que, en lo fundamental, sustituye el actual
Título XII, que versa sobre el convenio, introduciendo un nuevo
ordenamiento para regular su tratamiento, entre cuyas innova-
ciones pueden destacarse las siguientes:
a) Se elimina el estatuto de cuatro artículos que rige los conve-
nios extrajudiciales y se reemplaza por una norma que se contempla
en el Párrafo I, que declara que los acuerdos extrajudiciales que se
celebren antes de la quiebra entre el deudor y uno o más de sus
acreedores, relativo al pago o a la administración de los bienes,
sólo obligan a quienes los suscriban y son de aplicación general –a
excepción de los bancos comerciales e instituciones financieras y
compañías de seguros–, con lo que ha de inferirse que su propósito
es facilitar así su celebración al resto de los acreedores.
b) Respecto de los convenios preventivos, a los que está de-
dicado el Párrafo II, se han introducido ciertas novedades, como
desde luego es la que cualquier acreedor que se encuentre en
condiciones de solicitar la quiebra, fundado en una de las dos
primeras causales del artículo 43, podrá requerir del tribunal
que le ordene al deudor formular una proposición de convenio
preventivo dentro de 30 días, bajo apercibimiento de ser decla-
rada de oficio su quiebra, con lo que se le da al convenio un
carácter de ser el primer arbitrio legal para conjurar un estado
de cesación de pagos.

70
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

c) A su vez, en la resolución que dicta el tribunal al proveer


una proposición de convenio preventivo que presentare un deudor,
entre otras decisiones, deberá el juez ordenarle expresamente al
síndico que se designe que informe responsablemente si el conve-
nio propuesto es susceptible de cumplirse; si además el convenio
resulta ser más conveniente a los acreedores que la propia quie-
bra, así como debe agregar en su informe el porcentaje probable
de recuperación que le correspondería como dividendo a cada
acreedor valista en el concurso.
d) El deudor podrá proponerles además a sus acreedores,
en lugar de un síndico, la designación del denominado experto
facilitador para que evalúe, a su costo, la situación patrimonial que
afronta el estado de sus negocios y proponga un convenio que sea
más ventajoso que la quiebra, pudiendo recaer su nombramiento
en un síndico u otra persona que sea capaz de administrar sus
propios bienes, el cual tendrá libre acceso a todos los libros, pa-
peles y documentos del deudor para cumplir su cometido.
e) La proposición de convenio preventivo podrá incluir bases
alternativas de solución a la principal que formule el deudor, con
tal que sean accesibles a todos los acreedores, y podrá plantear
además que las dificultades que se promuevan puedan ser so-
metidas a la resolución de un árbitro, pudiendo el árbitro, entre
sus facultades, pronunciarse sobre la nulidad o resolución del
convenio, en su caso.
f) En relación con las proposiciones de convenio preventi-
vo que formularen sociedades sometidas a la fiscalización de la
Superintendencia de Valores y Seguros, su conocimiento será
materia de arbitraje forzoso. El presidente de la respectiva Corte
de Apelaciones designará al juez compromisario, de entre aboga-
dos que tengan más de 20 años de ejercicio de la profesión y que
figuren además inscritos en un registro que abrirá a tal efecto la
Superintendencia.
El árbitro será de derecho y tramitará el convenio, debien-
do sus actuaciones ser autorizadas por un notario público, que
designará como ministro de fe, cuyos honorarios serán de cargo
del deudor.
También podrán ser sometidas a arbitraje las proposiciones de
convenio de cualquier deudor, siempre que así lo acordare la masa,
con el quórum del 66% del total pasivo de los acreedores.

71
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

g) Se aclara que la modificación de todo convenio deberá


acordarse con arreglo al mismo procedimiento y con las propias
mayorías exigidas para su aprobación.
h) Se declara que un convenio preventivo entrará a regir, no
obstante no haberse resuelto las impugnaciones que se hubieren
interpuesto en su contra, cuando en su conjunto las impugna-
ciones no alcancen al 30% del total del pasivo necesario para su
aprobación.
i) Se le da al convenio preventivo la importancia que su apli-
cación está llamada a tener. Por lo mismo, en otras legislaciones se
ha considerado necesario adecuar su ordenamiento al comienzo
de la ley, como sabia medida para alentar su procedencia y facilitar
su fuerza de aplicación.
Ahora habría que aguardar que las fundadas expectativas que
sus redactores abrigaron sobre el éxito de sus normas y resultado
tengan una confirmación, anticipada y previsora, como habrá
de demostrarlo próximamente su aplicación práctica con el de-
venir del tiempo, especialmente para que las innovaciones que
el derecho reclama respondan al fluido desenvolvimiento de la
vida del comercio, como lo impone la realidad social, y no quede
prisionero en la letra fría de los preceptos de la ley escrita.

15.4.2. Estructura de la Ley Nº 20.080

El artículo único inciso segundo de la Ley Nº 20.080, publicada en


el Diario Oficial de 24 de noviembre de 2005, ordenó incorporar
en el Libro IV del Código de Comercio la Ley Nº 18.175 sobre
Quiebras y sus modificaciones, sin señalar la secuencia numérica
correspondiente en dicho Código. Excluyó de esta incorporación
el Título II, el que se mantiene en la Ley Nº 18.175 como Ley
Orgánica de la Superintendencia de Quiebras.
Sin embargo, por Dictamen Nº 34.286 de la Contraloría Ge-
neral de la República, de fecha 25 de julio de 2006, se devolvió
sin tramitar el DFL Nº 2 del Ministerio de Justicia, rechazándose
la incorporación de la Ley Nº 18.175 al Libro IV del Código de
Comercio, fundado en que “Es improcedente que un instrumento
que debiera estar destinado a fijar el texto refundido, coordinado
y sistematizado de la ley, no la contenga en su integridad, sino

72
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

que solo una parte de la misma, pues ello no permite la mejor


ejecución de la legislación de que se trate, contraviniéndose así el
propósito que tiene esta clase de instrumentos, cual es, simplificar
la aplicación de una determinada ley, facilitando su inteligencia
y comprensión, en los términos exigidos por la normativa cons-
titucional vigente”.
Fundamentalmente, las principales normas consagradas en
las modificaciones de la Ley de Quiebras son las siguientes:
1) Se consagra que la Ley de Quiebras trata de los siguientes
concursos: la quiebra, los convenios y las cesiones de bienes;
2) Se establece que la aprobación de la cuenta definitiva impide
a la Superintendencia el ejercicio de sus facultades fiscalizadoras
en relación a las partidas contenidas en ella;
3) Se contempla que la fecha de cesación de pagos no podrá
ser fijada en un día anterior en más de 2 años a la fecha de la
resolución que declara la quiebra. Se amplía de uno a dos años
el plazo para ejercer las acciones paulianas concursales, que tie-
ne por objeto dejar sin efecto los actos o contratos celebrados
por el deudor con anterioridad a la quiebra, en perjuicio de los
acreedores.
4) Se establece que las acciones de inoponibilidad, como
efecto retroactivo de la declaración de quiebra de todo deudor
y de los deudores calificados por su actividad, que prescriben en
el plazo de un año, contado desde la fecha del acto o contrato,
se suspenderán a favor de los acreedores por el lapso de otros 2
(dos) años contados desde la fecha de la sentencia que declara
la quiebra.
5) Se contempla que la aprobación de la cuenta definitiva
impide el ejercicio de las facultades fiscalizadoras de la Superin-
tendencia.
6) Se establece que cualquier acuerdo extrajudicial sólo obliga
a quienes lo suscriben, aun cuando se le denomine convenio.
7) Se contempla la facultad del acreedor de solicitar que se
ordene al deudor o a la sucesión del deudor formular proposi-
ciones de convenio judicial preventivo.
8) Se consagra la facultad del deudor para citar a junta de
acreedores a fin de que ella designe a un experto facilitador,
quien deberá evaluar la situación legal, contable, económica y
financiera del deudor. Se contempla que no podrá solicitarse la

73
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

quiebra del deudor ni iniciarse en su contra juicios ejecutivos o


ejecuciones de cualquier clase durante el trámite de designación
del experto facilitador, y
9) Se establece un nuevo artículo 177 quáter que contem-
pla reglas para la tramitación y efectos de las proposiciones de
convenio judicial preventivo presentado con el apoyo de 2 o más
acreedores que representen más del 66% del total del pasivo,
destacándose que la suspensión del derecho de los acreedores
para solicitar la quiebra del deudor o iniciar juicios ejecutivos
en su contra se mantendrá hasta el día fijado para que la Junta
delibere sobre el convenio, no aplicándose el plazo fatal de 90
días referido en el artículo 177 bis cuando las proposiciones van
apoyadas por más del 50% del pasivo.

74

Vous aimerez peut-être aussi