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Historia Social de Chile en el siglo XX – Sección 2

Francisco Gallegos Celis

La prensa y el movimiento obrero en los albores del siglo XX

Artesanos y Trabajadores: el Gobierno del Excelentísimo señor Balmaceda os dio trabajo en todas partes; se
preocupó siempre de vuestra suerte y jamás permitió que vuestro sudor y vuestra sangre sirvió (sic) para
enriquecer a unos pocos, para satisfacer el lujo y lavanda de esos egoístas magnates que hoy, por despecho y
avaricia, aparecen acaudillando una revolución.
Reproducido en La Voz de Chile, Iquique, 21 de enero de 1891.

Lo que los opositores quieren es sacar las castañas de las brasas por la mano del pueblo. Por eso tiran la
piedra y esconden la mano, hablan y mienten delante de los trabajadores, pero no se atreven a hacerlo delante
de los que pueden contestarles; empujan a los pobres al peligro y se quedan ellos muy tranquilos en su casa,
gozando de sus comodidades!
Los artesanos y trabajadores saben bien que ésta es la revolución de los ricos, de los banqueros, de los
negociantes. Es decir, de los que han engordado con la sangre y el sudor del pobre roto.
Su Excelencia el Presidente, por el contrario, se ha esforzado siempre en dar trabajo al peón para que pueda
vivir feliz; en hacer por cuenta del Fisco las grandes obras emprendidas, para que salgan bien y cuesten
menos; en tratar de que los dineros del Estado sirvan para la grandeza nacional y no para el provecho de unos
pocos politiqueros o negociantes sin conciencia.
La Voz de Chile, Iquique, 22 de enero de 1891.

Con mano enérgica fue reprimida una intentona de alzamiento de los peones de Pisagua. El comandante
Valenzuela, que es hombre que sabe cumplir con su deber, mandó hacer fuego sobre los que pretendían
promover el desorden y los escarmentó. Con una conducta igual de parte de todas las autoridades no
tendremos nada que temer de los peones; éstos tienen hoy trabajo en abundancia y no tienen por qué cometer
desórdenes. Evidentemente sólo obedecen a instigaciones de esa gente que nada tiene que perder y que
siempre está por el desorden; nada raro sería que la misma mano que ha estado repartiendo aquí proclamas
subversivas estuviera metida en todas esas bullangas de la pampa.
La Voz de Chile, Iquique, 4 de febrero de 1891.

A los gritos de ¡Viva el Excelentísimo Presidente de la República don José Manuel Balmaceda! Y en medio
de ¡hurra! Atronadores del pueblo avivando al primer magistrado… comenzó en las calles del pueblo de
Iquique la asonada de turbas alzadas contra el orden y la autoridad y que ha tenido lúgubres ecos, en los días
posteriores, con los lamentables sucesos desarrollados en la pampa, y siniestros resplandores iluminados por
las llamas de las oficinas salitreras saqueadas e incendiadas.

La Libertad Electoral, Santiago, 10 de julio de 1890.

No han vacilado en Iquique los azuzadores de desórdenes en suponer que los acompañarían las simpatías del
Presidente de la República, porque ellos no habrán olvidado que los labios de este magistrado han proferido,
en ocasiones solemnes, expresiones y conceptos que incitaban a la mala voluntad contra el capital y las
industrias de los extranjeros.
Buscando las auras de vulgar populachería el Presidente de la República, infiriendo verdadero ultraje a nobles
tradiciones de nuestros hombres de gobierno en favor de los extranjeros que traen a nuestro país capital,
trabajo e industrias, ha halagado sentimientos de falsa nacionalidad, que han tomado en aquel territorio gran
desarrollo en una parte de la población.
La Libertad Electoral, Santiago, 10 de julio de 1890.

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