Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
El lenguaje es el sistema a través del cual el hombre o los animales comunican sus ideas y
sentimientos, ya sea a través del habla, la escritura u otros signos convencionales, pudiendo utilizar
todos los sentidos para comunicar.
El ser humano emplea un lenguaje complejo que expresa con secuencias sonoras y signos gráficos.
Los animales, por su parte, se comunican a través de signos sonoros y corporales, que aún el
hombre no ha podido descifrar, y que en muchos casos distan de ser sencillos.
Qué es Lenguaje:
El lenguaje es el sistema a través del cual el hombre o los animales comunican sus ideas y
sentimientos, ya sea a través del habla, la escritura u otros signos convencionales, pudiendo utilizar
todos los sentidos para comunicar.
El ser humano emplea un lenguaje complejo que expresa con secuencias sonoras y signos gráficos.
Los animales, por su parte, se comunican a través de signos sonoros y corporales, que aún el
hombre no ha podido descifrar, y que en muchos casos distan de ser sencillos.
El primer lenguaje, la primera lengua o el primer idioma que aprende se llama lengua materna y
una lengua extranjera es una lengua diferente de la lengua materna de una persona.
La dimensión social y emocional están ligadas entre sí porque nuestra vida emocional se
desarrolla primordial pero no exclusivamente a partir de nuestras relaciones con los otros y
en ella se manifiesta.
La salud se hace cada día más integral. La salud mental implica la capacidad de un
individuo para establecer relaciones armónicas con otros y para participar en
modificaciones de su ambiente físico y social y de contribuir con ello de modo
constructivo. La interacción mente-cuerpo ha preocupado a filósofos y científicos desde el
principio de los tiempos y se ha enfatizado desde entonces la importancia de la unidad de
ambos (Taylor, 2007).
Existen etapas dentro del ciclo vital, que son explicadas por medio de teorías sólidas las
cuales hablan de los procesos evolutivos, sus dimensiones o áreas fundamentales. En el
área socio emocional intervienen procesos y enfoques explicativos además del desarrollo
del autoconcepto y la autoestima, desarrollo y aprendizaje de habilidades sociales, el grupo
de pares, la escuela y la familia como contextos de desarrollo afectivo social en situaciones
educativas.
Por lo anterior, se puede ver que el área socio emocional está compuesta por una serie de
elementos los cuales van encaminados a la realización de las necesidades del hombre. En
un principio la educación referente a los conocimientos era la primordial, pero hoy se
interesa más por cómo el sujeto integra esos conocimientos con la vida real; de igual
manera el desarrollo se interesó más por los bienes materiales que por el hombre mismo. Y
esto, siguió así hasta que por medio de un enfoque más humanista se dio cuenta que no eran
sólo los bienes algo importante sino que abarcaba muchos aspectos de la vida humana.
En este sentido, una formación para la calidad de vida es aquella donde las cosas están en
segundo término y el hombre en primer lugar.
DIMENSION ESTETICA
Posibilita el desarrollo del aspecto psicomotor en el niño con todos sus componentes:
psicológico, afectivo y motor como tal. Se focaliza en el manejo de la motricidad fina,
punzado, rasgado y coloreado. Además, desarrolla las competencias estéticas para
incrementar el manejo de distintas formas de gozo y expresión en la proyección de formar
estudiantes generadores de cultura y amantes de los valores propios de su comunidad.
Esta dimensión tiene como propósito establecer una relación real del mundo, a
partir de la libre expresión proyectada hacia la participación espontanea de sus
sentimientos, manifestaciones, imaginación y gusto estético por el arte en un clima
de armonía confianza, naturalidad y respeto.
Así también se hace necesario la aplicación de ejes temáticos que fundamente
dicho desarrollo.
Sensibilidad
Comúnmente se entiende por sensibilidad a aquella capacidad propia e inherente a
cualquier ser vivo de percibir sensaciones por un lado y por el otro, de responder a
pequeños estímulos o excitaciones. Esta capacidad es posible de poner en práctica gracias a
los sentidos que ostentamos los seres vivos, tacto, gusto, oído, olfato, vista y que nos
permiten percibir las variaciones químicas o físicas que se producen tanto en nuestro
interior como en el exterior.
En tanto y ya yéndonos un poco más lejos de estas cuestiones que involucran a los
sentimientos, facilidades y percepciones que tenemos los seres vivos en general y los
humanos en particular, la sensibilidad describe otras cuestiones.
Los seres humanos han mantenido y mantienen diversas relaciones con el mundo. Diversas son
también en ellas su actitud hacia la realidad, las necesidades que trata de satisfacer y el modo de
satisfacerlas. Entre esas relaciones figuran:
Todas las culturas han poseído y construido no sólo una idea del hombre, también una del arte,
manifiesta en las directrices de su formación estética. Esta tendencia puede ser observada en el
estudio de la filosofía, de la historia y de la geografía de eventos y sistemas educativos. La estética
se presenta como parte fundamental de la formación humana. El elemento estético es componente
esencial irrenunciable en el equilibrio de la personalidad y de la persona. En el esfuerzo cotidiano
por construirse una forma de vida, un mundo deseado o como quiera llamársele, el hombre tiende
a la coronación estética de lo que hace y de su vida.
Nuestra humanidad biológica —dice Savater— necesita una confirmación posterior, necesita de un
segundo nacimiento en el que por medio de nuestro propio esfuerzo y de la relación con otros
humanos se confirme definitivamente el primero. Sólo llegamos plenamente a ser humanos cuando
los demás nos contagian su humanidad a propósito y con nuestra complicidad. La condición
humana es en parte espontaneidad natural, pero también deliberación artificial; llegar a ser humano
del todo es siempre un arte.
Con constancia a veces invisible, el hombre busca la culminación de la experiencia estética. Todos hemos
vivido ciertos momentos de nuestras vidas como una situación estética, algunos tal vez de manera ingenua,
simple y espontánea, pero ciertamente hemos vivido momentos especiales ante, por ejemplo, un atardecer, al
mirar la flor que descuella en un jardín o la grácil figura femenina que se acerca en la acera. También
sentimos semejante deleite cuando concluimos con fruición un trabajo, elegimos una prenda de vestir o
cuando quedamos absortos ante una representación en escena. Estos momentos son más profundos
ciertamente ante una obra de arte, aunque no por ello dejan de ser instantes vividos de manera inmediata y
en gran parte espontánea. Por otra parte, en un nivel diferente y no de muchos, se da también una relación
reflexiva y propiamente teórica cuando tanto el crítico como el historiador de arte y el docente experimentan
como vivencia estética ciertos momentos de su actividad, pero ésta es sólo una manera de vida. Ahora bien,
son muchos más quienes tienen la posibilidad de experimentarla, y éstos rebasan con mucho a cualquier
grupo teórico o académico; esta experiencia es posible para muchos, lo es para el contemplador desprovisto
de teoría, para el sujeto capaz de asombro espontáneo, para el reflexivo, el artista, el crítico, historiador,
investigador, docente y para el hombre de muchas otras ocupaciones.
Estética de la existencia
Se nos ve muy bien desde fuera. Cada uno en su hogar frente a una pantalla. A veces explorando
en Internet en busca de esa información que trata de lo que le ocurre a los demás; otras veces
mirando en la televisión una comedia de situación o un telediario. Constatamos que las cosas que
le suceden a los personajes o a las personas reales, nos protegen de que nos ocurran a nosotros.
Nos preservan de la molestia de tener que sucumbir ante lo real. Incluida la muerte, esa inevitable
sorpresa que siempre le ocurre a los demás.
Mañana por la mañana iremos a ensayar. Somos gente del Arte del Actor y conseguiremos apartar
por un rato la protegida intimidad a cambio del encuentro con los demás. Es una elección. En el
ensayo somos una pulsión inquieta. Un deseo pequeño de trasgresión pero deseo al fin. Cada
ensayo nos permite rescatar algo de un poder transformador que parece haber desaparecido ante
tanto capitalismo exuberante. Salimos de la vida privada y entramos en la vida social. Tratamos de
descubrir que quiere y que hace un personaje y eso que es técnica interpretativa acaba definiendo
la relación estética de cada actor frente a la existencia. La propia y la del personaje.
Obsérvese que he escrito, que es lo que quiere y que es lo que hace. No, que es lo que quiere y
que es lo que dice o que es lo que siente.
Hacer resuelve dos problemas. El del ser humano que ensaya y el del actor que acciona para
encontrar un personaje. En fin. Tan contentos que estábamos pagando la hipoteca y ahora viene la
crisis y nos condena a preocuparnos por esa parte de la vida privada que los mercados ya no saben
solucionar.
Cada ensayo tiene que servir para comprender una época. No solo un personaje. Una época.
Se ensaya contra la realidad.
Se ensaya para saber más de lo que acontece con el individuo, mientras nos quitamos de encima la
mediocre consistencia de lo obvio.
Se ensaya para dialogar con autores que nos impulsan a negociar convicciones y a combatir la
docilidad con inteligencia y sensibilidad crítica.
Se ensaya para entender porque un millonario decide someterse a la codicia vendiendo perfumes
en horario prime time y porque en un Centro Cultural de una pequeña ciudad de Colombia o Chile
o Argentina, una actriz que huele a ese mismo perfume cree en si misma porque encarna a la
Madre de Bodas de Sangre o a Blanche Du Bois del Tranvía Llamado Deseo.
Qué pena no. Estos políticos molestando con sus historias de mercados, mercadeos y mercaderes
y nosotros que estábamos tan tranquilos ensayando.
Imposible. No existe esa tranquilidad. Ni siquiera en ese bosque en donde Cristian Simois se
recluye para ensayar mas y mejor y desde el cual me escribe. En algún momento la realidad nos
atrapa. Pues es así. Esa es la batalla de cada uno.
Construir su propia estética y creer en ella. Parece ser que cuando la realidad nos encuentre
deberíamos estar ensayando.
Algo similar me dijo una vez el Maestro Santiago García. La semana pasada lo nombraron
Embajador de Teatro en el mundo. Por mi no hacía falta el nombramiento. Hace mucho tiempo
que lo era. Un abrazo Maestro.