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NACIONALES
UCU 2010
JUEGOS FLORALES
NACIONALES
UCU 2010
Lonardi, Olga
Juegos Florales Nacionales UCU 2010 / Olga Lonardi ;
Orlando Enrique Van Bredam ; Delia Beatriz González ; con
prólogo de Julio César Vega. - 1a ed. - Colón : Birkat Elohym,
2011.
80 p. ; 15x20 cm.
ISBN 978-987-1463-47-3
ISBN 978-987-1463-47-3
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PRÓLOGO
Hay una línea —una raíz— que nos une al pasado. 351 años
antes de Cristo, es decir 2.542 años antes de este 2010, los roma-
nos —de quienes se decía que eran más religiosos que los mismos
dioses— celebraban el equinoccio de la primavera del hemisferio
norte, cerca del Circo Máximo, llevando a cabo las fiestas “floralias”,
antecedente de los “Ludi Florenzei” instituidos en el año 173 a.C.,
introducidos luego en Barcelona (año 1393/4) y celebrándose el 1°
en Buenos Aires y el 1° de Entre Ríos (3° de la República) en 1884.
Re-ligarnos al pasado nos da el sentido de nuestra trayecto-
ria como seres humanos a través de la celebración de la palabra y
de la vida, pero también implica —en nuestro caso— un reconoci-
miento de nuestra propia identidad como argentinos y como
uruguayenses.
En parte somos una nación construida con sangre de
inmigrantes, respetuosa de las individualidades y de los regionalismos,
a pesar de eventuales flaquezas. Una suma de provincias con sus
particulares perfiles que hacen a la tierra, al paisaje y la gente que
nos rodea. Ellos nos unen a Toulouse, las rosas de Provenza, los
sueños constructivos de Antoni Gaudí que explicitó esa voluntad de
entender el mundo, afirmando en la unidad los elementos diferencia-
les que impulsó la “Renaixença”, que remiten a los fastos de la reno-
vación que subyacen, como primer verdor, en la palabra primavera.
Todo ello contribuye a generar un momento de encuentro,
un momento de reflexión sobre las esencias que nos aglutinan, a
establecer un diálogo con el pasado mismo de nuestro territorio, una
emocionada consustanciación con la sangre indígena que clama desde
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el humus o llueve, transformada en lágrimas bermejas sobre nues-
tras espaldas; en la convulsionada certeza de que sólo somos pun-
tos en una extensa trama que integra el tiempo y el espacio.
El Espacio de Arte y Sociedad “Edelmiro J. B. Volta” de la
Asociación Educacionista “La Fraternidad” y su creación, la Uni-
versidad de Concepción del Uruguay, han subrayado este certamen
como un voto que nos impulsa al futuro, con la colaboración del
Subsecretario de Cultura de Entre Ríos, Lic. Roberto Romani, el
Prof. Héctor César Izaguirre, el Loc. Cristian Rougier, la generosa
tarea de un prestigioso jurado y el apoyo de Río Uruguay Seguros,
la Vicegobernación de Entre Ríos, Termas Concepción, Hotel
Boutique “Antigua Posta del Torreón”, Grand Hotel y el Palacio
San José-Museo y Monumento Histórico Nacional “Justo José de
Urquiza”.
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UNIVERSIDAD DE CONCEPCION DEL URUGUAY
COMISION ORGANIZADORA
Secretario Ejecutivo:
Loc. Cristian Oscar Rougier
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Gobierno de Entre Ríos
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Río Uruguay Seguros
Consejo de Administración:
Vocales Titulares:
1° Valentín César Alonso
2° Pedro Francisco Mas
3° José Humberto Torresán
4° Jorge Eduardo Akrich
5° Arón Jajan
Vocales Suplentes:
1° Luis María Haddad
2° Raúl José Werner
3° Miguel Ángel Salvarredy
4° Olga Stella Rousseaux
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Jurado de preselección
Jurado de selección:
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16
Acto de entrega de premios: palabras del Sr. Rector de la
UCU, Dr. Héctor César Sauret.
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Los Juegos Florales Nacionales UCU 2010 también deben ser
entendidos como un espacio crítico que la universidad se propone
para conmemorar —en 2011— sus 40 años de vida. En su
trayectoria, desde 1971, nuestra UCU forma hombres capaces y
ciudadanos virtuosos, disciplinados y patriotas, como lo dicen las
normas de nuestro estatuto histórico de 1877.
Nuestro agradecimiento a los participantes, a los galardonados
por sus trabajos que permiten dar trascendencia a la significación
que la palabra y la poesía tienen como elementos de construcción
fundante y simbólica de nuestra identidad nacional.
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Acto de entrega de premios: palabras del Sr. Mantenedor de
Honor de los Juegos Florales, Dr. José Eduardo Lauritto.
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sustantivos, para mencionar las cosas, algún rudimentario verbo, para
expresar una acción y de algún adjetivo para expresar una opinión.
Lengua a la que honraron nombres excelsos y nombramos en esta
prieta síntesis, a los argentinos que nos han conmovido con sus obras
como José Hernández, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal,
Alfonsina Storni, Francisco Luis Bernárdez, Oliverio Girondo, Raúl
González Tuñón, Juan Gelman, Roberto Santoro, Paco Urondo,
Rodolfo Walsh, o los poetas del tango como Homero Manzi, o los
del folklore como Atahualpa Yupanqui o Tejada Gómez. También
Entre Ríos ha sido tierra de poetas, y destacamos a Juan Laurentino
Ortiz y Carlos Mastronardi.
Cómo no mencionar en este recorrido por nombres ilustres a
nuestro copoblano Luis Alberto Ruiz y su hermoso poema “Una
golondrina en la rosa de los vientos”, cuando rescata figuras con las
que —aquellos que superamos el medio siglo— alguna vez nos
cruzamos y desde nuestra infancia o desconocimiento, no sabíamos
de su importancia: allí viven en esa hermosa poesía Darío Peretti,
Argentino Suárez, don Leopoldo Brödl, Susana Giqueux, don
Ernesto Bourband T. y ese soplo fugaz que fue Ana Teresa Fabani.
Todavía no había trascendido esa maestra gaucha que fue Leonor
Ferreira Castelli, que ganara los Juegos Florales de 1965, con aquella
poesía que hablaba de su ciudad desde la calle que “une la vida con
el silencio”.
Agradezco la distinción y felicito a quienes decidieron que los
Juegos Florales sean nuevamente un escenario de nuestra cultura.
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Primer Premio
Postales de luz
Olga Lonardi
Seudónimo:
Cruz del Sur
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Olga Lonardi
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Paisajes interiores
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Llueve alguna tarde de campo en la memoria
el hombre intenta hacer visible lo invisible,
algo del misterio lo trasciende
y le enciende una luz difusa y leve
como vago vislumbre,
borde intangible donde se apoya el tiempo.
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Postales de Luz
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¿Qué dicen los murmullos anteriores?
¿dónde se detiene la rosa de los vientos,
ese círculo que divide los treinta
y dos rumbos del horizonte
y su metáfora infinita?
Y al final de la jornada
tarde menuda de lágrimas
el corazón siempre intenta
volver sobre los muelles de lluvia,
mientras la voz intuye el grito
que sube de la entraña y la luz vuelve
en esos otros rostros callados.
Vuelve la sangre al desvelo,
el desvelo a la partidura de la noche,
la noche a la vigilia,
la vigilia a la lucidez del silencio
y el silencio al fluir de la conciencia,
hilo de agua clara, contracorriente y orilla,
borde de pasto donde aferrarse
verbo oscuridad, garganta seca.
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Vuelve la trama húmeda
y copia la forma del ser,
tela infinita impresa de pieles y sudarios.
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Se hace tarde, sin embargo aún hay tiempo
de unir el paisaje del pensamiento azul
a la línea astral, miradas, miríadas de estrellas,
migraciones, pueblos entre los ríos.
Aún huele a lluvia la tierra de los sueños
y todos los caminos
conducen a Roma, a su anagrama.
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Hombre que habita la luz
percibe la vuelta a la hoja,
al precario batir de alas.
Por su carne bajan los símbolos tallados
y el horizonte se encarna
en la piedra lunar de sus talones
obsidianas vítreas.
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Allí está todo el pasado:
la luz y el paisaje sostienen toda vida,
la sombra obstinada copia cada forma.
Hombre que guarda lluvias
postales, cielos, palabras
su cuerpo porta viajes
entre los pliegues del sueño
y los mundos inefables lo mantienen vivo
aún en la fragilidad del presente.
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Postales de Múltiples Espejos
es silencioso el pasado
y el cuerpo, ramo desnudo y solo
suelta sus penas en noviembre
y es tan leve su paso, tan breve
el sueño que le enseñan
entre catecismos y juegos.
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Demasiada oscuridad es intemperie,
demasiada luz es otra orilla,
cruzar las puertas no siempre es cruzarlas,
dejar detrás de ellas la esencia,
algo queda en este mundo,
arrojado al cosmos, materia luminosa,
como una estela el perfume de la carne,
los brotes vividos, la pasión, el otro,
su presencia.
Los otros, sus ausencias.
Todo permanece y cruza y danza.
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emiten un sonido blanco
en la lumbre del tiempo.
Como si todos los legados
fueran uno solo,
sucesiones de noches y de días,
mutaciones de lenguas y de razas,
golpe azaroso del instinto grabado
en la oscura simiente
donde crecen los nombres.
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Postales de la escritura de la luz
“Brilla dentro de mí
aquello que ignoro,
sin embargo brilla”.
Odysseas Elytis
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alcanzar la simbiosis
de cada kairós que el ser posee.
¿Los sitios existen?
¿o los creamos despiertos con el ojo que sueña?
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Hasta aquí un cierto orden,
las huellas se parecen a estrellas extinguidas
cifradas por siempre en un mar de olvido,
y los hombres desean que otros
enciendan las lámparas por ellos,
los nombren después de las cenizas.
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Quien observa todo
con los ojos de un niño, agradece,
por la sangre enjoyada
de visiones perfectas,
quien observa aleja
los bordes inefables de la muerte,
entonces nuevamente
el cordón se ata a la tierra,
a la sal, a la espuma.
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Segundo Premio
Migración de tristezas
Orlando
Van Bredam
Seudónimo:
El vigía
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Orlando Van Bredam
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1
Soy uno
de los últimos tobas,
la pregunta
de un melancólico potro,
de un antiguo guerrero arrodillado
que hoy golpea la caja bestial de su tristeza.
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por cántaros de lágrimas,
voces quemadas
definitivamente.
En mi pueblo,
así caímos todos, uno a uno,
hundiéndonos con plumas y collares
como afiebrados
capullos desvestidos
por las agrietadas
manos de la escarcha.
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Así caímos todos:
con estridencia sorda
con zumbidos
de colmenar golpeado.
Así,
con lunas rotas
y horóscopos de albahaca
y pétalos de barro adormecido,
Somos el olvido,
un incendiario otoño, el largo viaje
de una mano que va
cerrando ojos,
disolviendo pestañas cuando pasa.
Somos acaso
una larga procesión de ropas muertas,
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un confuso cortejo de lloviznas,
una lila intención de mariposas
desaladas por duros golpeteos.
Los míos,
sólo caparazones
de asombradísima piel interpusieron
entre la espada azul y entre la pólvora.
Apenas
una esgrima ingenua
una respuesta
de asustados peces o palomas.
Después,
vino el sometimiento
como una queja fría innumerable,
como una larga hilera de voces en cuclillas,
como un taciturno rebaño desprendido
del corazón ingrato de la tierra.
Era un diluvio
de penas, un terremoto
de viscosos lamentos,
de saladas túnicas con lágrimas
de humillados maizales,
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de dolientes corzuelas maltratadas
que se deslizaron hasta el infinito.
Fue
como el regreso del planeta
que alteraba, así, sus traslaciones
y rotaba hasta los bordes de la historia,
hasta el fuego original,
hasta las fábulas
que hablaban
de duras soledades y exterminio.
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a viejos ritos,
para ganar la moneda sudorosa,
el oscuro salario del destierro.
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2
Me voy
agua en el agua
a limpiar mi tristeza.
(llueve con entusiasmo,
así no ha llovido nunca)
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Yo siento en la cadencia
fundacional del agua
que dentro de mí se fundan
todas las dentaduras.
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filosos
y eficaces,
emerjan de la lluvia
enormes, torrenciales
dispuestos a morder,
a morder,
a morder
a morder la injusticia
hasta que no quede nada.
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por una pradera inexpresiva,
mujeres sostenidas por sus miriñaques
y besos que ocupaban
toda la pantalla;
ellos, los qom, quietos como piedras
o residuos
de una revolución geológica seguían
sentados y mirando; no soplaba un aire ese febrero
y la noche
era una incitación a la cerveza,
al derrame verbal,
a la sórdida estridencia de algún cuento;
mis amigos y yo
nos ocupábamos de ordenar relatos paralelos,
de parpadear hacia el amanecer
y mientras tanto
los qom seguían sentados en la vereda,
inmovilizados,
para siempre
ante el mundo mutante de ese televisor
cuyas imágenes
se mezclaban como naipes furiosos,
como altivas
nubes pasajeras.
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La película seguía con sus luchas
entre blancos e indios del far west,
las balas cruzaban por encima
de nuestros vasos agónicos de espumas,
las flechas nos herían
el insomnio
y los qom festejaban cuando Bud Cassidy
acertaba en la cabeza de algún indio.
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Oficios
Juan Ladrillo,
aquí donde te mira
la tarde hecha de barro
y agua fresca,
la masa de tu pecho
oreado al norte
y todo el sol relleno de tu cuerpo,
está tu oficio eterno
fulgurante
tu paso que camina y que trabaja
el horno donde arde la esperanza
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el ojo en el disparo
y la acechanza
constante
minuciosa
imperdonable
para que cada impacto
cada muerte
haga caer así el minutero
y el tiempo de la vida
se detenga
Ha bebido de todo.
Fuma despacio
un porro que escondía entre sus costillas.
Una canoa cruza a media luna
y el Paraguay alumbra sobre su rostro.
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Tercer Premio
Decires
Delia Beatriz
González
Seudónimo:
Escarabajo
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Delia Beatriz González
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Decires
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Y que mis pasos van encaminándose
gracias a tus girasoles
y a las alas que ya me van creciendo.
Y que por fin para que las tinieblas
se evaporen de mí
necesito tan sólo estar en alto
por las dudas se asomen los mil monstruos
y enfrentarlos de pie
con mis luciérnagas.
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La Paz
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Femeneidad
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sí a la eterna oscuridad sin las palabras.
Sube los escalones de la infancia como puede
y echa andar, de nuevo, en bicicleta
toda llena de alas.
La mujer prepara todos los santos días
una comida espesa de caminos
y ni siquiera el tigre que la mira
puede probar bocado.
Esta mujer que soy está aterrada
y sólo recuerda el juego de las escondidas.
Se pone un velo para que los labios
no se atrevan a los cantos de los druidas aquéllos,
los que la acompañaron cuando niña,
cuando su boca,
derramaba castañas llenas de la luz de las luciérnagas.
Esta niña que soy debe morir
para que la mujer se levante de su féretro
y siembre aguas de nieve
en su jardín.
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Mariposa
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Era mi condimento, la voz del no te rindas,
no te des por vencida.
Era esa mano atenta en todos los presentes
y el paso que acompaña en el silencio.
Mi madre mariposa parece haberse ido
y mi llanto parece inacabable.
Sin embargo mi madre está conmigo
enseñándome de nuevo a caminar
con su nuevo color, su forma nueva
de mariposa sol, de cielo mariposa
de reina de mi vida para toda la vida.
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Promesas
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Voy a vivir,
prometo,
como entonces,
cuando todo era un murmullo y ajetreo.
Haré de nuevo lasagnas exquisitas
y pan dulce y una torta de cumpleaños
y los ñoquis, sopaipillas
y un millón de papas fritas y galletas.
Y voy a renacer en cada día
para leer los cuentos de dragones
y de ogros que se comen los mocos a escondidas.
Haré del resto de mis días
una gloria sublime
llena de maravillas
y montañas de azúcar llenas de chocolate.
Lo prometo.
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Deseos
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La vida a veces se atraganta
y un agudo alarido es lo que puedo articular apenas
para preguntar por mí, a dónde he ido,
qué he hecho con mis esperanzas
que ayer eran ventanas, acertijos y milagros.
Quiero que el sol haga conmigo lo que quiera
y que tus manos me ovillen nuevamente.
Quiero soñar con peces girasoles
que inauguren un mar como el de entonces.
Quiero salir del féretro siniestro
y que la resurrección se me haga harina entre los dedos.
Quiero la luz de las luciérnagas en mis ojos
y un sillón para las tardes que florecen en jazmines.
Y quiero que me ayudes prontamente
a susurrar aquella paz que yo tenía,
porque esta oscuridad
me hacen temblar de pena
y da pavor la muerte
con que vivo.
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La esperanza
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y ser una valiente por el mundo
que se pelea a muerte con la muerte.
Quiero que tu esperanza cotidiana
me alcance para el mundo todo entero
y que florezca un murmullo de alegría
y luego se haga canto
y luego grito
porque la vida es bella
si hay palabras.
Por eso es tan mentira que te has ido:
tu lenguaje de pan y de cretonas
está conmigo en cada esquina
y es un lenguaje eterno y milagroso
que me empuja al mañana.
Y si tengo esperanzas,
te las debo,
con un gracias de helechos
verdecidos
y un pajarear que estrena las mañanas
esperando,
esperando esperanzada.
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Índice
Primer Premio
Olga Lonardi 21
Segundo Premio
Orlando Van Bredam 41
Tercer Premio
Delia Beatriz González 59
77
Esta edición se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Birkat Elohym,
Bolivar 328, Colón, Entre Ríos, Argentina, con una tirada de 300 ejemplares,
durante el mes de abril de 2011.
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