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PROLOGO AL LIBRO DE F. K.

TAYLOR
“UN ANÁLISIS DE LA PSICOTERAPIA GRUPAL” *

Iniciamos, con la publicación de este libro, las Ediciones de la Escuela (Primera Escuela
Privada de Psiquiatría Social). Nuestro propósito fundamental es dotar de instrumentos
de trabajo a nuestros alumnos, y cumplir así la cuarta etapa de la estructuración de una
escuela. En términos generales, el término escuela tiene tres acepciones corrientes: 1)
Lugar (local, edificio, casa) donde se instruye a varios individuos; 2) conjunto de
profesores y alumnos de una misma enseñanza, y 3) la doctrina o sistema que ha impreso
a una rama de la ciencia o del arte una dirección determinada. A estas tres acepciones
consideramos imprescindible agregar, en 4° lugar, la de fuentes materiales e instrumentos
de información adecuadamente operativos en relación con el esquema general de la
escuela. Este aspecto o componente de una escuela es el que nos proponemos desarrollar
ahora, mediante la labor editorial que inauguramos con el presente trabajo.

Nuestra experiencia señala, como un hecho cada vez más convincente, que el
hombre no es comprensible por sí mismo (o en sí mismo), y que el estudio de su contexto
social, inmediato o mediato, hace posible no sólo su comprensión sino que también da
las bases para una operación correctora de su conducta social desajustada. Una
observación sistemática, junto al análisis de las operaciones de la mente en su
interrelación social y en continuo intercambio, centrados en la tarea, constituyen los
supuestos básicos o el esquema conceptual referencial y operativo (ECRO) con

* Taylor, F. K., Un análisis de la psicoterapia grupal, Primera Escuela Privada de Psiquiatría Social, Buenos
Aires, 1963.

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el cual operamos en la técnica que hemos elaborado, denominada grupos operativos
(1947). Sobre el fundamento de una psicopatología grupal proponemos una psicoterapia
por el grupo centrada en la tarea, junto al análisis sistemático de las dificultades en la
tarea, ya se trate del aprendizaje, de la curación, de la creación, etc. El grupo es el agente
de la cura, y el terapeuta refleja y devuelve las imágenes de esa estructura en continuo
movimiento, encarnando además las finalidades del grupo.

El mérito principal del libro de F. K. Taylor es el de señalar pautas de evaluación


de la psicoterapia grupal; es decir, se centra en una de las tareas esenciales y en pleno
desarrollo en todos los campos de la investigación científica actual: el problema de la
evaluación. Hemos acumulado gran cantidad de experiencia y de datos, pero lo que. nos
falta -y Taylor inicia brillantemente esta etapa- son criterios de evaluación de nuestra
tarea, o sea, construir índices capaces de ser utilizados por otros investigadores para
establecer comparaciones entre experiencias similares. Puede observarse que, en el
campo de la psicoterapia grupal, reina una gran confusión debida a la existencia de
múltiples esquemas referenciales de trabajo, en medio de la notoria escasez de trabajos
sobre criterios y técnicas de evaluación. Taylor inicia, con este libro, una etapa de
análisis sistemático del campo mismo de nuestra propia tarea. A partir de esta obra,
podemos decir que empezamos a tener puntos de referencia que han de servir para
orientarse a través de la gran experiencia acumulada por investigadores de todo tipo y de
una caótica bibliografía que nos exhibe toda suerte de esquemas referenciales, pero sin
explicitarlos con la suficiente claridad. J. B. Pontalis denomina "empirismo caótico" a
esta situación que se observa hoy en el contexto de la investigación psicosocial de los
grupos restringidos.

Para Taylor, un grupo terapéutico, o cualquier otro grupo restringido, proporciona


dos tipos de datos bien diferenciados e independientes: por una parte, acciones e
interacciones individuales y, por otra, observaciones microsociológicas que caracterizan
al grupo como un todo, o a sus diversas estructuras, sin tener en cuenta los individuos.
La evaluación se basa en los cambios de los síntomas. Taylor no sólo nos relata el
desarrollo y las vicisitudes de un grupo terapéutico concreto, sino que además realiza el
análisis sistemático de la propia tarea, así como la evaluación de los

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cambios observados en las dos direcciones señaladas. En una crónica detallada de un
grupo terapéutico, pueden observarse la técnica empleada, las operaciones realizadas,
centradas en la etapa, y la aplicación de los postulados o esquemas referenciales, que
luego somete a un análisis profundo.

Comienza haciendo una evaluación general de todas las psicoterapias, individuales


y grupales, tratando de establecer las constantes que en ellas pueden observarse. Se
ocupa, a continuación, de los métodos empleados en psicoterapia de grupo y señala las
direcciones principales de la técnica. Luego trata de la selección de los pacientes para la
psicoterapia de grupo, y de las tareas del grupo, con miras a lograr: a) la revelación
honesta de sí mismos; b) la descripción de experiencias significativas, y c) la elaboración
de interpretaciones que hagan comprensibles las respuestas neuróticas. A continuación
se refiere a los efectos emocionales del grupo, a la estabilidad y tamaño del mismo. Un
grupo -dice Taylor presenta datos observables en sus diferentes momentos y que emergen
-en forma simultánea o consecutiva- de la compleja conducta en el diálogo y en la acción
de los individuos, que actúan en parejas, en tríos, o en otras configuraciones
interpersonales, sobre otros individuos o sobre otras configuraciones interpersonales,
sobre el grupo como totalidad o sobre el analista, o reaccionan contra ellos mismos.

Con el análisis del contenido de las conversaciones, Taylor comienza a esclarecer


las operaciones que se realizan en el grupo; continúa luego con el análisis de la
interacción verbal en dichas discusiones. Aquí comienza ya a analizar el proceso de
interacción y a establecer coeficientes, índices y curvas, que sirven para objetivar los
procesos del grupo. La medida de la interacción verbal, con los puntajes de las
interacciones individuales y totales, sirven ya para extraer numerosas inferencias sobre el
grado de participación, la vivacidad de las discusiones, y otros elementos significativos
en el desarrollo del grupo.

Dice Taylor que el estudio sobre el contenido de las discusiones del grupo y las
características conversacionales resulta incompleto si no se investigan los sentimientos,
opiniones y actitudes de los miembros entre sí y del grupo como totalidad, utilizando en
forma práctica y sencilla los métodos de la sociometría creados por Moreno.

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A continuación, en el capítulo titulado "Relato de una experiencia de Psicoterapia
de Grupo" (capítulo central del libro), Taylor describe los acontecimientos más
importantes ocurridos en un grupo terapéutico tratado por él unos diez años antes de la
publicación de su libro. No sólo relata lo sucedido durante la psicoterapia de grupo, sino
que suministra datos sobre la evolución de estos pacientes una vez terminado el
tratamiento. Allí describe las distintas fases de un tratamiento psicoterápico grupal, así
como el resultado del mismo y hace un análisis detallado del grupo terapéutico, en
términos de cambios de los síntomas, medidas y resultados terapéuticos, la vivacidad de
las discusiones del grupo, la pendiente de participación, la jerarquía de las posiciones
conversacionales, etc., centrando finalmente su atención sobre mecanismos tales como
una atención cordial, la reducción temporaria de las restricciones sociales, la confesión
de las faltas cometidas, la catarsis emocional y la interpretación del significado de los
síntomas o de la enfermedad. A este respecto, sostiene que la actividad del grupo
terapéutico consiste principalmente en el intercambio de emociones y de comunicaciones
verbales.

Nos referíamos, al principio, a la confusión que puede observarse en el material


acopiado por la experiencia en la psicoterapia de grupo, ese "empirismo caótico" a que se
refiere Pontalis. Evidentemente, una tarea nos falta realizar: la ubicación ideológica de
los distintos esquemas referenciales empleados. La acusación de "artificialismo" a veces
parece bien fundada, lo mismo que la de cierta "mistificación". F. Bourricaud escribe a
propósito de esto: "El estudio de los pequeños grupos sin pasado, sin localización
territorial precisa, resulta peligroso cuando sólo hace uso de mecanismos psicológicos
superficiales y pone de manifiesto los estereotipos, dejando escapar la profundidad
espacial, el espesor temporal de la realidad social." Por eso dice Pontalis que es
conveniente comenzar por interrogarse sobre los supuestos ideológicos, teóricos y
técnicos de las experiencias de grupo, interrogación necesaria y permanente para toda
indagación en la que el observador, con su horizonte personal, político y social, está ya
manifiestamente ligado a la observación. El libro de Taylor pone en orden muchas ideas,
cosa que nos permite pasar a esta segunda etapa de la evaluación en el terreno de las
ideologías científicas.

Consideramos que para el lector común habría algunas dificultades en la lectura y


apreciación de los aspectos matemáticos

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y estadísticos de la evaluación. Por ese motivo, la doctora Nuria Cortada de Kohan ha
escrito, a nuestro pedido, algunas notas que han clarificado considerablemente el libro,
facilitando así su lectura.

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