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Se denomina Primera Republica al periodo que abarca desde la proclamación de la independencia 1844
hasta la perdida de la soberanía nacional cuando se produce la anexión a España en 1850
. Pero la proximidad del día de la Independencia (27 de febrero) con las carnestolendas hizo que el
carnaval se fuera identificando más con la fecha patria que con las carnestolendas y, a veces, se celebra
incluso en Cuaresma. Esto también hizo que se originaran otros carnavales más pequeños en otras
fechas, como el día de la Restauración (16 de agosto). En Azua, el carnaval más importante se celebra
para el 19 de marzo, aniversario de la primera gran batalla independentista. Durante el período de
ocupación haitiana, los disfraces se dejaron de lado hasta que de nuevo, a partir de 1844, los
dominicanos volvieron a las calles, aunque ya sin asociar el Carnaval a festividades religiosas, sino
constituyéndose como auténtico festejo que se celebraba tres días antes del Miércoles de Ceniza. Es por
eso que el mes de febrero se ha mantenido desde entonces como el mes del Carnaval en la República
Dominicana.
desde el siglo XVI «hubo máscaras en la ciudad de Santo Domingo», lo cierto es que la tradición
colonial creció con las gestas republicanas del 27 febrero de 1844 y del 16 agosto de 1865, al Se
denomina Primera Republica al periodo que abarca desde la proclamación de la independencia
1844 hasta la perdida de la soberanía nacional cuando se produce la anexión a España en
1850.punto de que casi desde entonces nuestros carnavales se celebran en estas fechas, no
importa si se encuentran fuera de las carnestolendas y por lo común ya dentro de la propia
cuaresma, por lo menos la primera.
el carnaval es la manifestación cultural más importante del pueblo dominicano y principal espacio
para la crítica social de todo aquello que niega la sociedad.
Las ciudades con las tradiciones de carnaval más viejas del país son Santo Domingo, La Vega,
Santiago, Montecristi y Cabral. Si bien el ex- dictador Rafael Trujillo priorizó los “carnavales
sociales” para la elite y creó la separación de las clases con presentaciones de clubes privados, el p
Ya para 1961 el surgimiento de un proceso de libertad y democratización, surgido a raíz del
ajusticiamiento de Rafael Leonidas Trujillo Molina, hizo posible una redefinición y revalorización de
la cultura en nuestro país.
Tras la muerte del dictador Trujillo y la revolución de abril del 65, el carnaval cayó en un letargo. Se
inició de nuevo en los años setenta con el patrocinio de empresas como Bermúdez, y con los Cara
de Gato; los Diablos de Brugal, Grupo Montecarlo, de Felipe Abreu, y un grupo de jóvenes
disfrazados de murciélagos
TEMA V
El carnaval actualmente
Cada comunidad tiene su fiesta y sus tradiciones, y esta diversidad es lo que le da vida a cada
representación. Dentro de las figuras que se han mantenido a través de los años se encuentran:
Califé, personaje que satiriza a la élite intelectual de la ciudad de Santo Domingo, creado por un
artesano de Villa Francisca.
Este mulato se tiznaba la cara y las manos con carbón, para aparentar ser más negro y satirizar a
los blancos intelectuales españolizados.
Hoy en día, hay lugares célebres por sus festejos tradicionales y espectaculares, que atraen al
turista y al amante de las costumbres de cada sitio, como lo son el Carnaval de Río, el de Santa
Cruz de Tenerife, el de Oruro en Bolivia, el de Corrientes en Argentina y el de República
Dominicana, con sus distintas expresiones, desde el Vegano hasta el de Santo Domingo.
Se celebra en los distintos lugares de formas similares, pues siempre se presencian desfiles de
carrozas, comparsas formadas por grupos de máscaras o bailarines vestidos con un mismo estilo
que caracteriza a cada una de ellas, máscaras representando a distintos personajes reales o
alegóricos, así como bailes de disfraces y diversión con cotillón, típico de esta fecha.
En algunos lugares se estila que las máscaras persigan a los paseantes con vejigas que se utilizan
para asustan, dar golpes no demasiado fuertes, o hacer reír; en otros lugares es típico el uso de
serpentinas, papel picado, espuma molesta, y hasta mojar con agua, en pomos, globos y
recipientes. El antifaz moderno es un vestigio de las fiestas de Baco y Cibeles.
Su mayor intensidad ocurre a finales del mes de febrero en su último fin de semana, aunque
dependiendo de la región, se celebra todos los fines de semana del mes de febrero e incluso hasta
inicios de marzo. Existen otras fechas particulares en las que algunas poblaciones celebran
carnavales aislados, pero con la misma creatividad y entusiasmo mostrado en febrero por toda la
nación.
Las comparsas son la vía que ha tenido el pueblo dominicano de expresar en grupo la exaltación
de los ancestros, la revalorización de la nacionalidad, las carencias, la crítica social, el llamado a la
conciencia y otras motivaciones que sociólogos y carnavaleros citan como las que les han dado
origen a las más tradicionales y populares.
"El carnaval es como un pasaje hacia la identidad de un pueblo, que expresa al mismo tiempo lo
particular, lo local, lo nacional y lo universal", expresa el sociólogo Carlos Andújar.
A su juicio, eso explica el surgimiento de muchas comparsas que con el tiempo se enriquecieron y
se convirtieron en tradicionales, como fue el caso de los Diablos Cojuelos, Los Tiznaos, Los Indios y
Los Monos de Simonico.
"Pueden o no sufrir algunos cambios a través del tiempo, pero en esencia conservan una
constante en su diseño. Su reiteración y aparición continua en el carnaval las hace parte intrínseca
de éste", expresa Andújar.
También, como expresión legítima del pueblo, surgen las comparsas populares que, según
Andújar, no son lo mismo que las tradicionales. Define a las primeras como aquellas "que poseen
la creatividad de los sectores populares en su imaginario, decorado e inventiva".
Según explica, casi siempre estas comparsas expresan el humor y el ingenio del pueblo, retoman
tradiciones como las peleas de gallos, pero también acogen otras manifestaciones de la cultura
popular, como las fiestas del maní, y temas como los cadenuses, el traje de tapitas, el hombre de
barro, los travestis, y personajes de la historia, la política y la sociedad.
"Muchas de estas participaciones se gestan en los barrios, con muy pocos recursos, pero con
mucha creatividad, talento y originalidad, a cargo de personas del pueblo que entienden
perfectamente el lenguaje del carnaval como espacio de libertad y jolgorio", expone Andújar.
Aclara que la realidad social de los barrios marginados es expresada de manera distinta en las
comparsas de los barrios tradicionales del carnaval, como Villa Francisco o San Carlos.
De igual forma, explica que los barrios emergentes en la capital y otras ciudades tienen una
manera distinta de apropiarse del carnaval y que poseen posiblemente mayor libertad creativa
para inventar motivos, pues están menos sujetos a cánones convencionales y tradicionales, aun
respetando ciertas normativas.