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Desarrollo organizacional.
En las empresas, como organizaciones de personas, es de gran importancia
crear estructuras de desarrollo organizacional (DO) que faciliten
la coordinación de las actividades y el control de las acciones de todos sus
integrantes. Cada decisión, proyecto y programa que se asume y se ponga en
práctica, debe ser siempre el adecuado, que permita a la empresa imponer
sus políticas, procedimientos y reglas, de modo que el accionar de la
organización se acercará lo más posible a sus objetivos y metas, los cuales
deben ser claros y precisos. Un estudio constante de estos nos asegura
el éxito antes de ponerlos en práctica, de tal manera, que no nos enfrentemos a
sorpresas El desarrollo organizacional (DO) surge a finales de los años
cincuenta y principios de los sesenta como una estrategia singular para mejorar
la organización, este surgimiento está basado en los descubrimientos de
la dinámica de grupo y en la teoría y la práctica relacionadas con
el cambio planificado, el (DO) ha evolucionado hasta convertirse en
una estructura integrada de teorías y prácticas capaces de resolver o ayudar a
resolver la mayor parte de los problemas importantes a los que enfrenta el lado
humano de las organizaciones
“A tiene poder sobre B al hacer que B realice algo que no haría de otra manera.”
Podemos ver que el poder pertenece a la persona que tiene control sobre los
bienes deseados o que es mediadora en ellos. La teoría del intercambio y la de
la dependencia del poder son bastante compatibles con las bases del poder
social propuestas por French y Raven.
El modelo de poder estratégico de contingencia afirma que el poder en las
organizaciones se acumula en las subunidades organizacionales (individuos,
unidades o departamentos) que son más importantes para enfrentarse a los
problemas más críticos de la organización y para resolverlos. Estos problemas
críticos por lo general son “incertidumbres” planteadas por el ambiente. Esta
teoría, igual que las que analizamos anteriormente, apoya la noción de que
quienes poseen algo que otros valoran en forma considerable – en este caso, la
experiencia especial, necesaria para la supervivencia de la organización – son
los que tienen el poder.
Una vez que se ha obtenido el poder, Salancik y Pfeffer sugieren la forma en que
se utiliza después: “El poder lo utilizan las subunidades y, de hecho, todos los
que lo tienen, para incrementar su propia supervivencia mediante el control de
recursos críticos escasos, por medio de la colocación de aliados en posiciones
clave y mediante la definición de problemas y políticas de la organización. “ Estos
autores consideran el poder organizacional como algo bueno, ya que el poder en
manos de las personas críticas para la resolución de problemas ayuda a la
organización a salir adelante en varias de las realidades a las que se enfrenta.
En resumen, estas cuatro opiniones sobre las fuentes del poder son
notablemente similares – el poder se deriva de la posesión o mediación de
recursos deseados. Los recursos pueden ir desde la capacidad de recompensar
y castigar, de tener el control de habilidades, conocimientos o información
críticos, de resolver problemas o exigencias críticos, hasta cualquier cosa que
cree la dependencia de un acto o de un conjunto de actores respecto a otro.
La política organizacional puede tener una cara positiva y una negativa. La cara
negativa se caracteriza por una búsqueda extrema de los propios intereses;
necesidades no socializadas de dominar a los demás; una tendencia a
considerar la mayor parte de las situaciones en términos de ganancia o pérdida
– lo que yo gano, t{u lo debes perder – más en que términos de ganancia, y un
empleo predominante de las tácticas de lucha, como la reserva, la sorpresa,
llevar agendas ocultas, retener información y engañar. La cara positiva de la
política se caracteriza por una búsqueda equilibrada del propio interés y del
interés en el bienestar de los demás; considerar las situaciones en términos de
ganar y ganar tanto como sea posible; emprender una resolución de problemas
abierta y después avanzar a la acción y la influencia en los demás; una relativa
ausencia de las tácticas de lucha; y por una necesidad socializada de guiar,
iniciar e influir en los demás.
Cuando existen tales condiciones, los resultados son el poder y la política. Según
Pfeffer, el ambiente de la organización impone exigencias y limitaciones que
tendrán que ajustarse en forma de “medios” y “fines” – es decir, lo que hace la
organización y cómo logra que se desempeñe el trabajo. Los fines son las metas
que persigue la organización. A menudo, diferentes miembros de la organización
persiguen metas heterogéneas o incompatibles. De la misma manera, diferentes
o incompatibles de lograr las metas. La expresión “creencias heterogéneas
acerca de la tecnología” se refiere a las preferencias por lo diferentes medios
para alcanzar las metas. La diferenciación se refiere al hecho de que la división
de la fuerza laboral en la organización causa la creación de muchos subgrupos
y “túneles de visión” de los miembros de los subgrupos.
¿Es posible que todas las partes logren la satisfacción de sus deseos o una parte
debe ganar y la otra perder?
Los valores del DO concuerdan con la cara positiva del poder, pero no con la
negativa. Valores como la confianza, la apertura, la colaboración, la dignidad
individual y la promoción de la competencia individual organizacional son parte
de los fundamentos del desarrollo organizacional. Esos valores son congruentes
con la resolución racional de problemas e incongruentes con los modos de
operar demasiado político. Desde hace largo tiempo, se ha descrito a la
“igualación del poder” como uno de los valores del desarrollo organizacional, y
esto es correcto. Pero el énfasis en la igualación del poder se deriva de dos
creencias: primera, la resolución de problemas por lo común es superior a la
coerción del poder como forma de encontrar una solución a las situaciones
problemáticas; segunda, la igualación de poder por ser un aspecto de la cara
positiva del poder, incrementa la cantidad de poder disponible para los miembros
de la organización y, al hacerlo, concede más poder a la organización.
En primer lugar, los practicantes del desarrollo organizacional operan desde una
base de poder potencialmente más poderosa que pueden utilizar con grandes
ventajas. Empleando el marco de referencia de French y Raven, el consultor del
DO tiene un poder derivado de las siguientes bases: poder legítimo (el programa
y el consultor del DO están autorizados por quienes tomas las decisiones en la
organización); poder experto (el consultor posee un conocimiento experto);
poder informal (el consultor posee una abundancia de información acerca de los
puntos fuertes y débiles de la organización); y posiblemente poder informador
(otros se pueden identificar con el consultor o sentirse atraídos hacia él). Estas
fuentes de influencia producen una considerable base de poder que
incrementará las probabilidades de éxito. Michael Beer ha identificado algunos
medios adicionales mediante los cuales un grupo del DO puede adquirir y
esgrimir el poder en las organizaciones.
1. Capacidad. La capacidad demostrada es la fuente más importante de
poder, aceptabilidad y habilidad para obtener el apoyo de la organización.
2. Acceso y sensibilidad políticos. Cultivar y fomentar relaciones múltiples
con las figuras clave del poder en la organización. Esto asegurará una
información oportuna y múltiples fuentes de apoyo.
3. Patrocinio. “Los grupos de desarrollo organizacional adquirirán poder
hasta que tengan un patrocinio, o de preferencia múltiples patrocinios, en
lugares poderosos. “ Esta máxima se ha reconocido durante años bajo el
encabezado de “Obtener el apoyo del nivel superior para el programa”.
4. Situación y credibilidad. Este aspecto se relaciona con el punto número 1.
Beer observa que el poder corresponde a quienes han sido efectivos y
han tenido éxito. Los esfuerzos exitosos conducen la credibilidad y la
posición. Los primeros éxitos en el programa de DO ayudan a promover
esta reputación. Su utilidad para los gerentes clave de la organización
ayuda a promover esta reputación.
5. Administración de recursos. El poder corresponde a quienes controlan los
recursos – en este caso, los recursos de la experiencia del DO y la
habilidad de ayudar a las subunidades de la organización en la resolución
de sus problemas más apremiantes.
6. Apoyo del grupo. Si el grupo de DO es poderoso internamente, también
será poderoso de manera externa. Si el grupo de DO es cohesivo y está
libre de cualquier disensión interna, adquirirá más poder.
Si se presta atención a estas fuentes de poder, se incrementará las
probabilidades de éxito en los programas de DO.
En tercer lugar, los conceptos de las caras positiva y negativa del poder y la
política sugieren dónde tiene más probabilidades el practicante de ser más
efectivo. Nosotros creemos que es probable que los programas de DO no tengan
éxito en las organizaciones con caras demasiado negativas de poder y política:
es probable que el programa de DO se utilice como un peón en las luchas por el
poder en la organización y que el practicante del DO se convierta en el chivo
expiatorio lógico cuando las condiciones requieren un “sacrificio”. Por otra parte,
los programas de DO tienen más probabilidades de ser altamente efectivos en
las organizaciones con caras positivas de poder y política: el practicante ayuda
a los miembros de la organización a crear múltiples bases de poder en la
organización (más poder para todos); promueve la resolución de problemas en
colaboración, lo que conduce a que tomen mejores decisiones; y el practicante
enseña a los miembros de la organización la forma de manejar las situaciones
de motivos mixtos para asegurar los mejores resultados.
En cuarto lugar, se alienta al practicante del DO para que aprenda, tanto como
sea posible, acerca de las negociaciones, los pactos, la naturaleza del poder y
la política, la estrategia y las tácticas de influencia, así como las características
y conductas de quienes tienen el poder. Este conocimiento no es con el propósito
de que se convierta en una activista político, sino más bien de que comprenda
mejor las dinámicas de poder organizacional en donde el poderes un factor
importante. Este conocimiento hará que el practicante del DO sea un actor más
competente en la organización y un consultor más efectivo para ayudar a los
miembros de la organización a resolver sus problemas y aprovechar las
oportunidades.
Regla número dos. Lograr que el programa mismo de DO sea un bien deseado.
Los programas de DO se convierten en bienes deseados cuando son instrumentos
que permiten que los individuos y las organizaciones alcancen sus metas. Los
programas de DO deben estar orientados a los resultados y a las metas. Otra forma
en la que los programas de DO se vuelven bienes deseados es al enfocarse en
aspectos importantes, en aquellos que son vitales para el éxito, de la organización. A
este respecto, Greiner y Schein retan a los practicantes del DO a involucrarse más en
el proceso de administración estratégica. Argumentan que:
Debe surgir “nuevo DO” que ayude a cambiar no sólo a la estructura misma de poder,
sino también a la alineación estratégica de la empresa con su ambiente. El DO, si se
diseña en forma apropiada, puede proporcionar un proceso más efectivo que las
negociaciones políticas para ayudar a la coalición dominante a abordar los problemas
estratégicos más apremiantes. En esencia, el DO debe ingresar a la arena que durante
tanto tiempo ha sido un terreno sagrado de la élite del poder – la estrategia de la
compañía, su estructura para cumplir lo que promete, las posiciones que tendrán los
líderes clave en la estructura y la forma en la que guiarán.
Regla número tres. Lograr que el DO sea un bien valioso para varias personas
poderosas en la organización. Cuando el programa de DO sirve a las necesidades de
los altos ejecutivos, se gana un aura de respeto y protección que lo coloca por encima
de la mayor parte de los embrollos políticos. Aun cuando el programa debe ser de
algún valor para personas en todos los niveles de la jerarquía organizacional, una
regla empírica útil es prestar una atención especial a las necesidades de los altos
ejecutivos. Una vez más, el aspecto es el logro de metas -- ayudar a las personas a
comprender cuales son sus metas importantes. Quienes tienen el poder, esperan
reciprocar con apoyo, sanción, respaldo y protección del programa de DO. Tener valor
para las personas que tienen poder, no solo para una, incrementa el apoyo y la
protección y, al mismo tiempo, reduce la probabilidad de que el programa se convierta
en un blanco de las actividades políticas.
Regla número cinco. No meterse en asuntos ajenos significa ayudar a alguien más
a que resuelva sus problemas más importantes. En ocasiones, los practicantes del
DO pasan por alto el echo de que los ha contratado alguien más, por lo general los
gerentes, para que los ayuden a alcanzar sus metas y a resolver sus problemas el
consultor de DO tiene éxito hasta que el gerente tiene éxito; el consultor de DO es
competente hasta que alcanza las metas del gerente mediante una colaboración entre
el consultor y el cliente clave. No se contrata a los consultores en DO para que
infundan los valores del DO. En la organización, ni para provocar un extenso empleo
de la administración de participación y tampoco para “hacer el bien y erradicar el mal”
(según los defina el consultor). En vez de ello, los consultores celebran un convenio
contractual formal o informal con los gerentes, para ayudarlos a hacer lo que están
tratando de hacer – en una forma mejor. El papel de consultor de DO es ayudar a los
demás cuando se lo piden. Beer y Walton argumentan que el campo del desarrollo
organizacional debería pasar de estar centrado en el practicante a estar centrado en
el gerente.37 Este es un consejo sensato. El programa de DO pertenece al gerente, no
al consultor de DO. Un valioso resultado secundario de este hecho es que, si el
programa tropieza con una turbulencia política, el gerente lo defenderá, y
probablemente con toda energía.
Podríamos mencionar otras reglas empíricas, pero las anteriores dan una idea de los
aspectos que se debe considerar cuando se opera en un ambiente político. Si los
practicantes del DO prestan atención a esta regla, les ahorrará un tiempo y una
energía que pueden invertir en formas más provechosa en el programa de DO.