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Aunque los factores genéticos ejercen una influencia, también es muy importante el efecto del
ambiente, lo que significa que la personalidad no es algo fijo con lo que venimos al mundo,
sino que, en gran parte, se ve influenciada y modificada por las experiencias vividas.
Genética
La genética y la estructura biológica del cerebro podrían considerarse las causas principales.
No obstante, estas causas pueden jugar tan solo un papel predisponente; es decir,
predisponen al individuo a padecer un determinado trastorno pero son los factores
ambientales e influencias externas y de aprendizaje los que determinan su aparición.
Por otra parte, la influencia de la genética depende del tipo de trastorno. En algunos, como
el trastorno antisocial de la personalidad, la genética parece jugar un papel importante,
mientras que en otros casos, como el trastorno por dependencia, parece que el ambiente
ejerce una mayor influencia. No obstante, en general, suele existir una interacción entre
ambos factores (genéticos y ambientales).
Traumas infantiles
En algunos casos, la personalidad de un niño puede ser (por motivos genéticos) tan difícil de
manejar que los padres no sepan cómo hacerlo y acaben respondiendo con abuso o
negligencia, agravando los problemas del niño y propiciando la aparición del trastorno.
El abuso verbal puede tener también un impacto. En un estudio realizado con 793 madres, los
investigadores les preguntaron si habían gritado a sus hijos y les habían dicho que no los
querían o amenazado con echarlos. Los niños que habían experimentado este tipo de abuso
verbal tenían el triple de probabilidades de desarrollar trastorno de personalidad límite,
narcisista, obsesivo-compulsivo o paranoide en la edad adulta.
Aproximadamente el 20% de las personas tienen lo que se llama una personalidad altamente
sensible. Se trata de un patrón normal de la personalidad que no tiene por qué crear
problemas, aunque son niños muy sensibles a diversos tipos de estímulos, como la luz, el
ruido, las texturas, que reaccionan con gran intensidad ante ellos. Pueden tener una mayor
predisposición a desarrollar fobias sociales o trastorno de personalidad por evitación. No
obstante, tan solo el 10% de estos niños desarrolla este tipo de trastornos, por lo que no
puede considerarse un factor especialmente importante.
Incluso los compañeros, profesores u otras personas significativas pueden ejercer un impacto,
tanto positivo como negativo. Un niño con una predisposición a desarrollar un trastorno de
personalidad, puede no desarrollarlo nunca si se encuentra en un ambiente sano y protector,
pero si se encuentra en situación de maltrato o abuso es muy probable que acabe padeciendo
el trastorno.
Las experiencias vitales también juegan un papel importante. Por ejemplo, explica Judith Beck,
directora del Beck Institute for Cognitive Therapy and Research, un niño con tendencias
obsesivo-compulsivas que tiene padres alcohólicos puede asumir la responsabilidad de cuidar
de sus hermanos menores, lo que puede ampliar su propensión hasta que aparece el
trastorno.
Como vemos, la genética puede hacer que tengas una predisposición pero el ambiente y
experiencias que vives pueden influir, para bien o para mal, tanto en el desarrollo del trastorno
como en su manejo y tratamiento, siendo siempre posible el cambio.
Aprendizaje
Conforme los niños crecen, van aprendiendo de las experiencias que viven. No obstante, este
aprendizaje puede verse afectado de un modo perjudicial por factores ambientales como los
siguientes:
1. Experiencias frecuentes que crean ansiedad pueden minar los sentimientos de seguridad y
acaban provocando estilos de comportamientos y modos de afrontar esas experiencias que no
son sanos. Por ejemplo, los hijos de padres alcohólicos pueden aprender que los demás son
imprevisibles y no son de fiar, lo que influirá en su comportamiento con los demás.
2. Experiencias que no crean malestar emocional pero que llevan a comportamientos
perjudiciales. Por ejemplo, un niño al que le consienten todo y jamás recibe un “no” por
respuesta, puede aprender a esperar que todo el mundo se comporte así con él o ella.
Según T. Millon, existen determinantes tanto biológicos como psicológicos que influyen en la
formación de la personalidad, normal o patológica, a lo largo del tiempo. Aquí nos centramos
exclusivamente en los determinantes psicológicos propuestos por este autor para cada uno de
los trastornos:
Paranoide
1. Paranoide-narcisista:
2. Paranoide-antisocial:
3. Paranoide-compulsivo:
Esquizoide
Atmósfera familiar formal o rígida. Las familias se caracterizan por ser reservadas, superficiales
o formales a nivel interpersonal o presentan falta de calidez interpersonal.
Esquizotípico
1. Trastorno esquizotípico-esquizoide:
Antisocial
hostilidad parental
Límite
1. Límite-independiente:
2. Límite histriónico:
3. Límite pasivo-agresivo:
Histriónico
Narcisista
rechazo parental
deficiencia en competir
Obsesivo-compulsivo
sobrecontrol parental