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Comunicación Institucional
Comienzo con una frase de Voltaire porque acerca de como argumentar en una conversación, era todo
un experto. Federico el grande, que supo expulsarlo de su reino, en carta fechada en 1760 le dice:
“Jamás autor alguno antes de vos fue dotado de tacto tan fino y delicado como el vuestro. Sois un
verdadero hechicero de la conversación”.
Debemos suponer que la exigencia de un mayor rigor en el uso de los términos se la imponía también a
sí mismo. ¿Que razones tenía? Seguramente las mismas que llevaron a Sócrates o a Bacon a plantearse
similares exigencias a partir de la percepción del lenguaje como fuente de confusiones.
Los términos pueden ser ambiguos y los sentidos de las frases diversos, y es necesario precisar el modo
en que nos expresamos.
Voltaire, al requerir estas precisiones, se limitaba a los individuos. En su época, las comunicaciones,
tanto orales como escritas, tenían un carácter marcadamente unipersonal; hoy, la llamada revolución
mediática, nos ha llevado a una nueva situación al masificar los mensajes a escala planetaria. Sin
embargo, las exigencias de Voltaire no han perdido vigencia. Podemos afirmar, en todo caso, que la
magnitud de las confusiones ha llegado a límites nunca antes conocidos.
Las posibilidades que brinda a los espíritus maliciosos la naturaleza equivoca y polisémica del lenguaje
se ha ampliado al compás del crecimiento del poder de los mass media. La principal función de estos
medios es brindar discursos informativos. Esta información nos modela una visión del mundo, de la
realidad social en la que estamos inmersos, y por ello, es también “formación”. Nos presenta una
perspectiva de los hechos que influye en nuestra idea del mundo y es, precisamente, sobre esta idea
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La libertad de todos nosotros se centra en la autonomía de nuestras decisiones, pero esta libertad se ve
afectada cuando existen medios de comunicación y comunicadores que utilizan el discurso informativo
como instrumento, con la deliberada intención de imponer una deformada lectura de la realidad.
El ámbito del discurso ha pasado a ser un campo de batalla de diferentes estrategias de dominación. Las
grandes corporaciones, proveedoras de servicios informativos responden a políticas gestadas en centros
de poder. Los conflictos por el dominio económico y militar llevan a la manipulación de los medios de
comunicación y a los discursos que desde ellos se emiten. Hoy asistimos, incluso, a un nuevo
fenómeno: los mismos medios de comunicación se han convertido, no ya en herramientas
manipuladoras de los factores de poder, sino en verdaderos polos de poder. Este es el nuevo escenario
que trae aparejado el siglo XXI: la siniestra autonomía manipulatoria de los medios de comunicación
social.
El recurso básico de todo discurso es el lenguaje. Su materia prima. Y la lógica informal es la que se
ocupa de la polución semántica, de esa contaminación intencional que suele acompañar esa información
que se nos brinda.
La lógica informal contrasta con la lógica formal; esta última prescinde de los contenidos de las
argumentaciones para ocuparse de la validez de las formas.
Los primeros en percibir estos aspectos de la comunicación humana fueron los sofistas, escuela de
pensadores griegos del s. V a. C. Comprendieron la relatividad del discurso que no define sus términos y
utilizaron sus conocimientos en argucias dialécticas que desconcertaban a sus contemporáneos y les
daban grandes beneficios.
La importancia de esta escuela radicó en el hecho de servir de acicate para que filósofos como Sócrates,
Platón o Aristóteles se plantearan estas cuestiones y trataran de resolverlas precisando las trampas
argumentales y refutando sus falacias.
Quien por primera vez profundizó de un modo sistemático estos temas fue Aristóteles en su tratado
“Refutaciones sofísticas”. Sostuvo que las argumentaciones pueden ser de dos tipos: las verdaderas y
otras que no lo son pero parecen. Estas últimas son las falacias. Las denominó sofismas y las dividió
según derivaran del lenguaje o tuvieran su origen en causas extralinguisticos. Su eficacia se basa en
cuestiones de orden psicológico más que lógico.
Nos enfrentamos entonces, a una falacia cuando existe intención de argumentar celadamente para
desconcertar al interlocutor. Si no hay intención se trata solo de un error, y es denominado
“paralogismo”.
Pueden ser divididas, atendiendo a la clasificación de Irving Copi, en Falacias de Atinencia y Falacias de
Ambigüedad.
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FALACIAS DE ATINENCIA
Son aquellas en que las razones que se aportan para la conclusión son intencionadamente
inadecuadas desde el punto de vista lógico, aunque muy convincentes. Su eficacia es mayor
en el discurso orla que en el escrito, y por ello dependen en gran medida de la habilidad del
comunicador. La mayoría de estas falacias podrían denominarse “de ataque”, por lo
sorpresivas y en muchos casos agresivas.
Toda vez que se sustenta una conclusión afirmando que es verdadera porque no ha podido
demostrarse su falsedad. En muchos casos no es necesario afirmar la conclusión
taxativamente. Solo basta con la sugerencia.
Con argumentos como estos, la ciencia jamás habría avanzado. En este ejemplo se ha
invertido el argumento al sugerir que la Teoría de la Evolución es falsa porque no se ha
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2) Pregunta Capciosa
El modo de plantear las preguntas suele dar sorpresas al interrogado cuando queda atrapado
por alternativas en las que, cualquiera sea su respuesta, terminará por afirmar o negar cosas
que el no desea.
Ejemplo: “decime Juan: a vos que te gustan las cosas sin vueltas, contestame sí o no a mi
pregunta: ¿seguís siendo amigo de llevarte lo que no es tuyo?”
3)Falsa Analogía
Cuando para demostrar un argumento recurrimos a una analogía inatinente al tema tratado.
Aristarco de Samos elaboró una teoría heliocéntrica 100 años antes de Cristo y Copérnico la
perfeccionó en el s. XVI, pero en 1671 el Doctor Besian Array de la Sorbona no se había
dejado convencer y contrargumentó con una falacia típica de “falsa analogía”:
“La teología enseña que el Sol ha sido creado para iluminar la Tierra. Ahora bien, movemos la
antorcha para iluminar la casa, pero no la casa para que ésta sea iluminada por la antorcha.
Por consiguiente, es el Sol el que gira alrededor de la Tierra , y no la Tierra alrededor del
Sol”.
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Don Augusto juzga que del mismo modo que los judíos se equivocaron al no votar por Jesús,
los chilenos se equivocaron al no votar por Pinochet. Sería interesante si los chilenos,
siguiendo con el asunto, decidieran crucificar a Pinochet, como los judíos hicieron con Cristo.
Usar este tipo de falacia también entraña sus riesgos.
Se usa habitualmente con interlocutores que sostienen argumentos sólidos por su verdad y
coherencia lógica. Se los rebate, entonces, no atendiendo a lo que dicen, sino atacando a la
persona. Es el mecanismo más usual en debates periodísticos. Ejemplos sobran y son
cotidianos, de sobremanera en la televisión.
5)Circunstancial
“Jesús se fue de allí y volvió a su tierra acompañado de sus discípulos. Cuando llegó el
sábado, se puso a enseñar en la sinagoga. Numerosos oyentes quedaron admirados y se
cuestionaban: ¿Dónde aprendió todo esto? ¿No es este el hijo de María, el carpintero? ¿De
donde le viene esta sabiduría? ¿Y su familia no vive aquí entre nosotros? Y no creían en él.
Todo lo contrario.
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Toda vez que se sostiene un argumento en base a la autoridad, y se coloca a esta autoridad
por sobre la experiencia o los datos de la realidad.
Ejemplo: Bertrand Russell nos narra lo siguiente: Cuando se propuso por primera vez,
establecer laboratorios en Cambridge, el matemático Todhunter objetó que era innecesario
para los estudiantes ver realizados los experimentos, ya que los resultados podían ser
atestiguados por los profesores, todos ellos de la más alta autoridad y muchos de ello nobles
de Inglaterra.
7)Causa Falsa
Cuando se establece una relación causal inatinente para argumentar, de modo intencional a
favor o en contra de algo, nos encontramos ante una “non causa pro causa”.
8)Accidente
Cuando aplicamos principios, reglas o normas de carácter general a situaciones que, por
razones diversas, son atípicas y necesitan ser consideradas de modo particular, cometemos
una falacia de accidente.
9) Accidente inverso
Cuando se consideran casos que deben ser tratados en forma particular como si fueran
característicos, y se generalizan normas, principios o leyes a partir de ellos. En el Proceso de
Reorganización Nacional se prohibió el uso de la barba en los empleados de los organismos
públicos, porque los militares habían observado que un buen número de “subversivos” usaba
barba.
Cuando una persona o la masa han sido puestas en estado de exaltación mediante un
discurso altamente emotivo, aceptan con facilidad falsos razonamientos que refuercen ese
estado anímico.
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MANIPULACIÓN
2. La Cita :
3. La Reconstrucción :
4. El Comentario:
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una imagen sirve como comentario de otra imagen (lo icónico puede comprender también un
sonido)
5. El Ocultamiento:
Alguien procede a ocultar información a otro. No permite que se pueda conocer otro punto de
vista que el expuesto. Es un tipo de transformación tal que no permite, luego de reconstruida,
reconocer la información originaria. Ej. Si un político poco conocido hace declaraciones en un
pasillo del Congreso, en un plano americano, mientras detrás de él pasan políticos mas
conocidos por el público; seguramente el texto verbal del político pase desapercibido.
6. La Conmutación :
Junto con el silencio, es la forma más eficaz de manipulación. Comparable solo con el efecto
de censura.Consiste en comunicar una información totalmente diferente de la original.
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