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La meta primordial del hombre es ser feliz; es simple. La felicidad cada quién la
encuentra en distintos lugares, para algunos se encuentran en simples detalles,
como observar un las estrellas en el cielo, o encontrarse a uno mismo en un
viaje espiritual, o pasar el tiempo con su pareja. Para otras personas la felicidad
es algo más espiritual, muchos creen que deberían ser felices por ser una
bendición de alguna divinidad amorosa.
Para personas como yo, alguien escéptico,la verdadera felicidad se encuentra
en la autorrealización; para mí la felicidad en su completitud no es alcanzable,
lastimosamente. Sin embargo, no alcanzar la felicidad plena no significa que
debería sentirme miserable y odiar la vida, no. Me refiero es que algunas
personas jamás estarán satisfechas con su vida, jamás se sentirán
completamente realizadas, pero no por eso serán infelices. Algunas personas
nunca estarán satisfechas con la realidad en que vivimos.
Yo era infeliz en esos momentos, pero porque tenía una gran soledad debido a
las tragedias que yo mismo ocasioné. Para un hombre así como yo, que lo ha
perdido todo, que no tiene a nadie, la única opción que tiene es tratar de
escapar de la realidad. Esto podría implicar sucumbir a los más bajos vicios del
hombre, o tal vez a otros métodos.
Yo amo a Sandra porque ella me entendía, compartíamos bastantes ideas
sobre el sentido de nuestra existencia; ella también quería olvidarse del mundo
muchas veces, aunque sea por momentos. Recuerdo una vez que éramos tan
jóvenes y enamorados, estábamos acostados sobre una montaña observando
las luces de la ciudad.
Sandra me contó esa noche que siempre se había imaginado a sí misma en un
infinito campo de amapolas y flores, donde estaría lejos de todo el bullicio, del
ruido de las personas que hablan mucho de cosas mundanas y sin importancia,
y que nunca hablan de ideas ni del progreso. Ella yacía acostada sobre
viendo el atardecer, de repente el tiempo dejaba de existir; y su alma se
encontraba en paz.
Allí encontraba siempre la felicidad.
Luego extravió su mirada hacia las luces de la ciudad, su mirada estaba
ausente sobre esos puntos luminosos en el horizonte, que formaban un
continuo a lo lejos; parecía que se estuviera imaginando a sí misma lejos de
todo en esos momentos.
Yo reflexioné sobre lo que ella me dijo esa noche;¡Tenía tanta razón¡.
Sandra solía contarme sobre
Llevé una vida simple y satisfactoria por muchos años con Sandra Villair,.
Sandra es una mujer de hermosura envidiable, de tez pálida y unos
cautivadores ojos azul pálido, era como si un pedazo del cielo estuviese
encerrado en sus pupilas; tenía una cabellera larga y ondulada, de color
castaño claro que se asemejaba a los rayos de sol de un amanecer.
Sandra y yo procreamos dos hijos, Pedro y Bartolo. Nos casamos muy jóvenes.
He estado enamorado de ella toda mi vida y, aunque no siempre fui el mejor
esposo, nunca me atreví a hacer algo para lastimarla a ella o a mis hijos.
Sandra es una mujer humilde, de voz dulce y un carácter agradable.
Solía ser una mujer bastante alegre y amable. Era el tipo de chica que te daba
una sonrisa incluso cuando estuviera triste. Con el tiempo Sandra fue
transformándose en una mujer más taciturna y callada, a veces mostrándose
un poco huraña. Ambos lo hicimos.
Yo siempre fui una persona modesta y humilde.De poca plática, jamás buscaba
relacionarme mucho con los demás.Tuve pocos amigos en mi juventud. Me
hacía sentir incómodo tratar de relacionarme con gente sólo por ser cortes.
Trabajé en una empresa de exportación de textiles la mayor parte de mi vida.
Laboraba como un contador de la empresa. Fue un trabajo bastante rutinario y
que a veces me produjo mucho estrés. Debo admitir que mi familia pasó
muchas dificultades económicas. Sandra era abogada y le solía ir bien en su
carrera profesional.Trabajaba en un buffet de no se que.De modo que nuestros
primeros años de casados, todo estaba bien, teníamos estabilidad económica y
estábamos felices. Con el tiempo tuvimos hijos. Amé mucho a mis hijos. Fui un
padre amoroso, intenté dedicarles todo el tiempo que pude.
Durante esos momentos de nuestra vida, Sandra había sido despedida de su
trabajo. Fue un momento bastante difícil.Ella había trabajado muy duro y por
mucho tiempo para conseguir llegar hasta una buena posición dentro del
buffete.
Yo tuve que darme a la tarea de mantener a mi familia.Tuve que trabajar
prácticamente el doble en la empresa para cubrir los gastos de la casa.
Sandra logró conseguir empleo con el tiempo. Era un empleo más modesto
comparado con el puesto que solía ostenta. Ya no había necesidad de que yo
trabajara tan duro para mantener a mi familia. Aunque las cosas se habían
estabilizado, no pude dejar el alcohol.
EL alcoholismo me había convertido en un hombre que no era, muchas veces
convirtiéndome en un ser violento y, aunque hice grandes esfuerzos por
dejarlo, ocasionalmente tenía alguna recaída, lo cual sólo me traía problemas.
Cuando estaba en estado de ebriedad me transformaba en una persona
distinta. Solía sentir desprecio por mí mismo, solía sentir el desprecio de los
demás. Pero, extrañamente, eso era lo que buscaba,¡ eso era lo que me
impulsaba a seguir bebiendo!.
En esos momentos las cosas en casa se habían complicado, Sandra sufría
mucho al verme llegar bebido ocasionalmente. Ella envejecía a pasos
acelerados. Mis hijos me tenían miedo, y a decir verdad, yo también me tenía
miedo.
Trataba de ocultar los niños de mí, para que no me vieran en ese estado.
Había sufrido una transformación radical, la rutina me volvía loco; no tiene
sentido para mí. Cuestiono una vida en donde tu prioridad es cumplir tus metas
y no ser feliz. No sé por qué me volví alcohólico; tal vez sólo quería escapar de
la realidad. Sentía una especie de dolor y placer, si acaso sean lo mismo. En
ese momento, necesitaba sentir el desprecio de los demás; yo necesitaba
convertime en el monstruo, para poder escapar de todo.
Necesitaba un poco su desprecio, pero nunca quise hacerles daño o que me
dejaran. Yo sufrí, sufro todavía, pero ese sufrimiento me ha mantenido vivo.
En este momento llego a relatar la parte cenral
Todavía no logro borrar el tormentoso recuerdo,la causa de esa desgarradora
soledad que pasé durante algún tiempo. Esa noche de la que hablo, después
de una fuerte discusión con Sandra. Yo, como de costumbre por esas épocas,
andaba ebrio y había tenido una mala semana en general. Sandra se enojó
estaba y nunca me esforzaba por cambiar, dijo que daba un mal ejemplo para
mis hijos. Amenazó con abandonarme y llevarse a mis hijos lejos de mí. Yo no
supe reaccionar ante estas palabras; era la primera vez que me daba cuenta
del dolor que ocasionaba; pude ver el miedo a través de los ojos tristes de mi
mujer, pude darme cuenta de cómo habían cambiado nuestras vidas, nuestras
almas.
¡Una cosa es el sufrimiento y otra cosa, la soledad!; siempre le tuve miedo a la
soledad. No supe manejar la situación, estallé en cólera y empecé a gritarle.
De pronto tomé a mis hijos. Pusieron resistencia, estaban tan asustados;
tratando de huir de mí,de su padre que alguna vez fue amoroso y dedicado a
su familia .Ellos lloraban y yo actuaba sin pensar. Sandra empezó a golpearme
y a gritarme. Yo sólo la empujé. Planeaba llevarme a mis hijos lejos de Sandra,
sólo quería llevarle la contraria.
La verdad no tenía planeado llevarlos a ninguna parte, no lo recuerdo, no
estaba pensando claramente, solo actuaba por impulso y por enojo. Mis hijos
estaban asustados, querían estar con su madre, y cada vez que me lo repetía y
me reprochaba algo, mas incrementaba mi enojo . Mis hijos gritaban que
querían volver con su madre, eso me hacía enfurecer más. Llegó cierto punto
en que descuidadamente, pasé la luz roja del semáforo e impacté con otro
automóvil. Quedé inconsciente, todo se volvió borroso, caí en un profundo
sueño. Desperté solo en un hospital, recordé todo lo que había pasado, el
enojo, los llantos, el accidente.
De repente un sombrío sentimiento se formó dentro de mí, ese sentimiento que
no olvidaría por el resto de mi vida; ese sentimiento que tendría todas las
noches antes de irme a dormir.
Empecé a tratar de mover mi cuerpo, estaba bastante adolorido; sentí que
algunos huesos de mi cuerpo se habían roto. Pero ese dolor traté de ignorarlo,
me llegó la angustia de saber dónde estaban mis hijos.Traté de llamar la
atención de alguna enfermera, elevé mi voz.Llego una enfermera después de
que viera que yo ya había despertado; pregunté dónde estaban mis hijos.
La enfermera se acercó, y trató de calmarme. Cuando me calmé, ella me lanzó
una mirada compasiva; en ese momento lo supe, antes de que lo dijera; mis
hijos estaban muertos.
Lloré como nunca había llorado en mi vida, me odié a mí mismo, como sé que
me odiaba Sandra por todo lo que ocasioné. Perdí lo que más amaba y todo
por una extraña repulsión que nació dentro de mí, una necesidad de estar
aislado, aislado de todo; al menos por un momento. En esos momentos no
pude valorar su amor, su compañía. Me convertí en un hombre solitario, la vida
dejaría de tener sentido para mí.
Si Sandra alguna vez logró perdonarme, eso yo no lo sé. No volví a beber
después del incidente, hacerlo me recordaba el monstruo en que me había
convertido, solo me llenaba de más dolor; quería escapar de esa realidad pero
la bebida no sería la solución esta vez.
Costó volver a la rutina del trabajo con el tiempo, pero pensé que eso tal vez
eso ayudaría un poco a despejar mi mente. Cierto día llegué a mi casa más
cansado de lo normal después de un día ajetreado, con mucho tráfico,bastante
calor y algunas tensiones adicionales del oficio. Llegué de un solo a tirarme a
mi cama y me pareció raro porque no tuve mucha hambre en todo el día, tal
vez estaba enfermo o algo, no le presté mucha importancia. Encendí la TV y
había un documental sobre el mar. Siempre pensar en el mar me daba cierta
sensación de tranquilidad y paz; un enorme y misterioso lugar pero tan
hermoso, donde uno podría estar tan lejos de problemas triviales. Cuando
menos acordé me encontraba soñando, nunca le había dado importancia a un
sueño en particular, pero éste sueño sería especial, lo recordaría por el resto
de mi vida.
El sueño me resultó bastante familiar, como si ya hubiese tenido antes esa
experiencia o una sensación parecida, probablemente la tuve en mis primeros
años de casado con Sandra. El sueño tomaba lugar en la casa en la que vivía
con mi familia; pude ver a mi esposa, ella sonreía. Tenía una hermosa sonrisa,
esa sonrisa que endulzaba mis mañanas cuando éramos tan jóvenes; mis hijos
jugando en el jardín; siempre tan imperactivos y llenos de energía como los
recuerdo. Mi primer instinto fue dejarme llevar y tratar de decir todo lo que
sentía, todo lo que debí ser para Sandra, pero me sentía un poco débil, como
que el sueño se desvanecía , y yo con él; y las palabras por alguna razón con
gran dificultad salían de mi boca. En ese instante Sandra se acercó lentamente
a mí, usando un vestido floreado, se miraba tan serena y en paz, y cuando
estuvo suficientemente cerca de mí, puso sus labios contra mi oído y susurró
unas palabras, pero no pude descifrar lo que dijo. De repente una sensación
de calidez me invadió por completo, como si el tiempo se hubiese detenido.
Quise preguntarle qué fue lo que me había dicho pero no logro recordar lo que
pasó después, todo se volvió bastante difuso y las texturas del sueño fueron
deformadas.
Al despertar me sentí aliviado, sentí menos soledad de la habitual, como si en
realidad hubiese interactuado con mi esposa. “Solo fue un sueño” me pasaba
repitiendo a mí mismo, como tratando de convencerme de que los sueños son
sólo falsas ilusiones del subconsciente; pero fue un sueño muy extraño .
Estuve reflexionando casi toda la semana sobre ese sueño particular que tuve;
yo estaba consciente dentro del sueño, pensé que eso debe ser algo más que
un sueño. Me puse a investigar al respecto y encontré que lo que había
experimentado era llamado “sueño lúcido” y al parecer varias personas lo han
experimentado al menos una vez en sus vidas. Era la primera experiencia que
tenía de ese tipo, tener ese tipo de sueño en esa etapa de mi vida debía
significar algo.
Me dediqué a la tarea de investigar más sobre este tema de los sueños lúcidos,
la ciencia que habría detrás de ellos, consulté varios libros y el internet. Mi
curiosidad era lo único que me mantenía vivo en ese momento doloroso de mi
vida, al principio pensé que debía olvidarme de esto; que me estaba enfocando
en tonterías, pero ¿en qué más podría ponerme a pensar?.
Mi curiosidad aumentó mucho más, cuando leí que este tipo de experiencias,
podrían ser inducidas, es decir, que yo podía provocarme un sueño de ese tipo
a mí mismo. Me pareció como un escape de esa sociedad en que tanto odiaba,
me llegué a cuestionar seriamente lo que implicaría si yo llegara a manipular
este tipo de sueños extracorporales; de pronto sentí una gran motivación por
alcanzar una meta bastante idealizada: vivir en mis sueños.
Empecé a tener sueños con una frecuencia satisfactoria. Algunos de ellos eran
lúcidos, otros eran normales. Me sentía con más capacidad de manipular mis
sueños; seguía investigando las implicaciones de estos sueños, y las distintas
formas de obtenerlos.
De repente, la parte que mas anhelaba del día era antes de dormir, sabía que
probablemente dejaría mi dolor al menos por un momento. Descuidé los demás
aspectos de mi vida, a penas me alimentaba, no hacía nada productivo, no
salía de mi casa excepto para ir al trabajo y de vuelta a casa.
Tal vez con estas confesiones yo busco apaciguar mi dolor, tal vez solo busco
un pequeño desahogo, tal vez trato de convencerme de que pronto estaré junto
a mi familia otra vez.
Ahora es mi tiempo de partir de esta vida, la muerte me espera con recelo.
Pero yo dejé esta vida hace mucho tiempo, cuando empecé a vivir en mis
sueños, cuando rechacé la realidad en que vivía. Siento tristeza de morir y no
haya nadie en mi lecho de muerte, quiero volver a estar con mi familia, aunque
sea en sueños. y que es la muerte, sino otro sueó más, un sue;o eterno, espero
que en ese sue;o yo vuelva a ser feliz.