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Diezmo ¿A quién entregarlo?

*¿Se puede usar el diezmo para dar a personas necesitadas o se debe entregar en su
totalidad a la iglesia local donde uno asiste?*
Veamos qué es lo que el Nuevo Testamento enseña con respecto a la ofrenda. Tomemos como
punto de partida lo que encontramos en 1 Corintios 16:2 donde leemos lo siguiente:

“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya
prosperado, guardándolo, para cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.”

Vemos en este texto bíblico que esto de ofrendar no es un asunto ligero o algo que se puede
manejar ligeramente. El ofrendar es un asunto serio que demanda preparación, principalmente
de las actitudes del corazón y secundariamente de los montos y las maneras de ofrendar. Se
lo debe llevar a cabo cuando la iglesia está reunida, en el primer día de la semana y se lo debe
poner aparte, guardándolo. En cuanto a la actitud para ofrendar, El apóstol pablo se ocupa de
este tema, dejando una enseñanza clara y precisa sobre el privilegio de ofrendar. En esencia
se ve que el ofrendar es una gracia, es decir un favor inmerecido que recibe el creyente.
Observe lo que dice 2 Corintios 8:7

“por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro
amor para con nosotros, abundad también en esta gracia”.

El dar es entonces una gracia de parte de Dios en favor del creyente. Esto es notable. Al dar
al Señor la ofrenda, estamos haciéndonos un favor a nosotros mismos, porque el dar trae
aparejados un cúmulo de beneficios para el que da. En esto se cumple la palabra de Dios
cuando en proverbios 11:24 dice:

“Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo,
pero vienen a pobreza.”

De modo que pablo no habla de la ofrenda como una gracia. Cuando ofrendamos, a veces
tenemos la tendencia a pensar que estamos haciendo un favor a la iglesia, o a un hermano o
a un misionero o inclusive a Dios. pero podemos ver cuan equivocados estamos, porque el
ofrendar es una gracia, es decir un favor inmerecido que nosotros mismos recibimos. También
encontramos que en contraste con la ley, que imponía un determinado porcentaje para ser
entregado al Señor, el Nuevo Testamento muestra que la ofrenda es un acto voluntario que
parte del amor sincero al Señor. En 2 Corintios 9:5 dice:

“por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y
preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de
generosidad, y no como de exigencia nuestra.”

para Dios, lo importante es la actitud que tenemos para hacer las cosas. puede ser que
ofrendemos abundantemente, pero si no tenemos una actitud correcta, esto no será agradable
a Dios. Dios mira el corazón más que los billetes que están en la mano al momento de
ofrendar. También encontramos que el privilegio de ofrendar es universal a los creyentes. No
son pocos los creyentes que piensan que esto de ofrendar es exclusivo de los creyentes ricos,
pero recordemos que los calificativos rico o pobre son bastante relativos. por ejemplo, un
creyente que percibe cierta cantidad de dinero en calidad de salario, puede ser pobre en
relación a otro creyente que percibe el doble o el triple de ese salario, pero ese mismo creyente
puede ser rico en relación a otro creyente que percibe la mitad o la cuarta parte de ese salario.
Es por esto que la gracia de ofrendar es para todos. Cada uno de vosotros dice el apóstol
pablo, en esto están incluidos tanto los pobres como los ricos. Al decir esto, por supuesto que
el apóstol pablo no esperaba que todos los creyentes ofrenden la misma cantidad ni siquiera
la misma proporción. En el texto que leímos anteriormente, 1 Corintios 16:2 se nos dice que
la cantidad a ofrendar es: “según haya prosperado”. El monto de ofrenda debe ser entonces
proporcional a los ingresos del ofrendante. Esto permite que el creyente tenga la libertad de
ofrendar en la cantidad que el creyente y Dios se pongan de acuerdo. Es un asunto
estrictamente privado entre el creyente y Dios. pero siendo que el ofrendar es una gracia,
debemos esperar beneficios del acto de ofrendar. No ofrendamos por el interés de recibir los
beneficios, pero esto no elimina los beneficios que están aparejados al ofrendar. Entre estos
beneficios podemos mencionar el gozo. Los creyentes de Macedonia ofrendaron
sacrificadamente y esto produjo abundancia de su gozo según 2 Corintios 8:2 donde leemos:

“que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza


abundaron en riquezas de su generosidad.”

Otro beneficio de ofrendar es la multiplicación de recursos para poder ofrendar más. Mientras
más ofrendamos, el Señor nos dará más, no para que tengamos más sino para que podamos
dar más. Note lo que dice 2 Corintios 9:6

“pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente, y el que siembra
generosamente, generosamente también segará.”

pablo tomó un ejemplo de la agricultura para ilustrar que la magnitud de las bendiciones que
resultan de ofrendar tiene relación directa a la magnitud de nuestra ofrenda. por supuesto que
estas bendiciones no son exclusivamente materiales, sino principalmente espirituales. Otro
beneficio de ofrendar es que el nombre de Dios es objeto de acciones de gracias por parte de
los que han sido ayudados con la ofrenda. ponga atención a lo que dice 2 Corintios 9:12

“porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que
también abunda en muchas acciones de gracias a Dios.”

Esto es fantástico, cuando ofrendamos, la gente que recibe algún beneficio de esa ofrenda
agradecerá a Dios, no a nosotros, y esto traerá gloria al nombre de Dios, lo cual es justamente
lo que todo creyente debe buscar.

Ahora viene el asunto de quien administra las ofrendas. Muy bien, en uno de los textos que
leímos es claro que la iglesia local tiene la responsabilidad de administrar las ofrendas y esto
con un triple propósito. primero, para ayudar a los necesitados de la congregación. 1 Timoteo
5:16 dice:

“Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, y no sea gravada la
iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que en verdad son viudas.”

Segundo, para apoyar económicamente a algunos pastores o ancianos que están dedicados a
enseñar en la iglesia local. 1Timoteo 5:17 dice:

“Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los
que trabajan en predicar y enseñar.”
Tercero, para solventar los gastos que la propia iglesia local incurre para poder funcionar
adecuadamente, tales como pagos por servicios de agua, luz eléctrica, teléfono, gastos en
actividades de la iglesia, etc. pero la administración de las ofrendas no es responsabilidad
exclusiva de la iglesia local. La Biblia muestra que los creyentes tienen también la libertad
de administrar directamente sus ofrendas para ayudar a los necesitados, para ayudar a los
misioneros, para ayudar a los Aprendiendo con la Biblias. ponga atención a lo que dice
Deuteronomio 15:11

“porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando diciendo: Abrirás
tu mano al hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra.”

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