La relación entre comercio y desarrollo humano, ha sido objeto de estudio
desde diferentes perspectivas en el ámbito del derecho y la economía
internacionales, y sus efectos como mecanismo para el crecimiento y la redistribución de ingreso constituyen una preocupación para el sistema internacional. Las Naciones Unidas y los organismos especializados en aspectos económicos, financieros y comerciales, trabajan a fin de conciliar estos últimos aspectos con el desarrollo, de manera que el punto de vista sobre la relación entre el comercio y el desarrollo en muchos casos es positiva y estimulada, y en otros, criticada y cuestionada. El Desarrollo Humano como una proposición normativa acerca de cuáles debieran ser los objetivos del desarrollo. “El objetivo básico del desarrollo es crear un ambiente propicio para que los seres humanos disfruten de una vida prolongada, saludable y creativa. El crecimiento de la riqueza en sí misma es su principal indicador de éxito. Bien visto, el Desarrollo Humano no está lejos del objetivo básico de la economía. Sólo pretende asegurar que las riquezas producidas por la economía sean una oportunidad para las personas concretas y para todas ellas sin exclusión. Señala también la necesidad de que aumenten las capacidades de las personas para producir riquezas. Pero afirma que junto a ello se debe fortalecer a las personas en su capacidad para captar esas riquezas. El grado en que las personas pueden aprovechar creativamente su existencia en sociedad es su medida del desarrollo. La tensión entre la autorregulación de la economía y la definición normativa de las necesidades a las cuales ha de satisfacer la producción de riquezas es un rasgo propio de la modernidad, El Desarrollo Humano no puede pensarse como uno de los polos de esa tensión, el polo opuesto al mercado. El es una perspectiva de análisis y de acción que se concentra precisamente en la creación de complementariedad entre ambos. El Desarrollo Humano puede definirse también como el manejo de la tensión inevitable entre economía y sociedad para asegurar el despliegue simultáneo de la riqueza, la habilitación de las personas y la integración de la sociedad. Así pues, sería un error de perspectiva oponer economía de mercado y Desarrollo humano como si fueran alternativas. Pero sería también un error desconocer el llamado de atención que puede hacerse desde el Desarrollo Humano sobre el aumento de las tensiones entre ciertas maneras de entender la economía de mercado y las dinámicas de la sociedad. Para ser sostenible, el crecimiento económico debe nutrirse continuamente de los frutos del desarrollo humano, como la mejora de los conocimientos y las aptitudes de los trabajadores, así como de las oportunidades para utilizarlos con eficiencia: más y mejores empleos, mejores condiciones para el florecimiento de nuevas empresas y mayor democracia en todos los niveles de adopción de decisiones, A la inversa, si es lento, el desarrollo humano puede poner fin a un crecimiento económico sostenido. Según el Informe sobre desarrollo humano, 1996, "En el período 1960-1992, de los países que se encontraban en situación de desarrollo desequilibrado con un desarrollo humano lento y un crecimiento económico rápido, ninguno logró efectuar la transición hacia un círculo virtuoso en que pudieran reforzarse recíprocamente el desarrollo humano y el crecimiento". Puesto que la desaceleración del desarrollo humano se ha visto seguida, invariablemente, de la desaceleración del crecimiento económico, esta modalidad de crecimiento se describe como "sin salida". Otro aspecto importante de esta relación, sería la publicidad, los avances tecnológicos han permitido que el mercado se extienda de manera exponencial, por lo tanto la publicidad que es el medio para divulgar el mercado y su oferta, lo ha hecho de tal forma que en muchos casos favorece el consumo de determinados servicios o productos sin que haya una real necesidad por parte de la persona. La sociedad ha ido relacionándose con la publicidad y el consumo a lo largo del tiempo, Desde ese punto de vista, se trata de una función imprescindible para la supervivencia biológica que nosotros, los seres humanos, compartimos con el resto de los seres vivos, y sus raíces son tan antiguas como la vida misma.”, y agrega “el consumismo es un tipo de acuerdo social que resulta de la reconversión de los deseos, ganas o anhelos humanos en la principal fuerza de impulso y de operaciones de la sociedad, una fuerza que coordinan la reproducción sistemática, la integración social, la estratificación social y la formación del individuo humano, así como también desempeña un papel preponderante en los procesos individuales y grupales de auto identificación, y en la selección y consecución de políticas de vida individuales, el consumismo es un atributo de la sociedad. Para que una sociedad sea merecedora de este atributo la capacidad esencialmente individual de querer desear y anhelar debe ser separada de los individuos y reciclada como fuerza externa capaz de poner en movimiento a la “sociedad de consumidores” y mantener su rumbo en tanto forma específica de la comunidad humana estableciendo parámetros específicos de estrategias de vida específicas y así manipular de otra manera las probabilidades de elección y conductas individuales. Las motivaciones psicológicas como el afán de ser como el otro, el deseo de estar a la altura del otro, la necesidad de seguridad, la curiosidad por lo nuevo y lo hastío, dinamismo del deseo, búsqueda de experiencias pero también las creencias sociales que cristalizan en esa identificación entre afán de autorrealización y éxito manifiesta que se mide tantas veces por la posesión de objetos costosos. Quien no consigue poseerlos se siente fracasado y pierde su autoestima Frente a esto nos planteamos que no hay sectores de la sociedad que se excluyan de la influencia de la publicidad al momento de adquirir productos y/o servicios. La publicidad está dirigida a diferentes sectores (segmento) pero ninguno escapa de ella. Tenemos entonces publicidad dirigida a las mujeres de edad madura (entre los 40, 50 y 60 años) que apuntan a mantener una imagen joven. La publicidad recurre a medios de persuasión, como el cuerpo femenino, el cual se utiliza no solo para vender el producto sino para crear una fantasía en las “personas comunes”. Las mujeres se identifican con prototipos de mujeres delgadas, jóvenes y bonitas, creando así un modelo equivocado de mujer perfecta. Ser joven, verse joven, sentirse joven es una estrategia frecuente en los anuncios publicitarios dirigidos a cualquier edad. El ser joven se asocia con la idea de salud, de alegría, de movimiento, de fortaleza, de búsqueda de experiencias nuevas, de amistad. La publicidad busca que los consumidores se identifiquen con ese estereotipo. Por otra parte también está orientada según el segmento social al que va dirigido. Así por ejemplo no es lo mismo una campaña publicitaria en los barrios más ricos que en los más carenciados, pero en ambos casos encontramos publicidad destinada a ellos. Dado que la publicidad afecta a todos los sectores sociales, nos cuestionamos acerca de si es voluntaria o no nuestra decisión de consumir. La publicidad influye de distintas maneras. Incide en la decisión de compra de cada persona , siendo fundamental para el mercado y a como pudimos ver anteriormente, influye mucho en el desarrollo humano, el mercado a través de la publicidad crea estos estereotipos ya mencionados, cambiando la forma de pensar de la sociedad, teniendo influencia en sus valores morales con respecto a lo que cree correcto, a lo que cree aceptable dentro de la sociedad, y en el desarrollo humano no solo debe verse como crecimiento económico, sino también referirse a este concepto en su sentido integral, Sobre esto última es necesario resaltar los aspectos que demuestran la necesidad de vincular y hacer esfuerzos para el desarrollo desde la perspectiva del comercio internacional. Si bien esta declaración aborda diversos aspectos del desarrollo y la manera en que la comunidad internacional debe trabajar por lograr su realización, se destacan como “valores y principios” los de respetar y defender los principios de dignidad humana, la igualdad y la equidad en el plano mundial, con especial atención de los más vulnerables; el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales y la cooperación internacional, para resolver los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y la distribución más igualitaria de los beneficios y los costos de la mundialización. Los países en desarrollo también se han visto afectados por el ritmo de la liberalización comercial de los países desarrollados, los cuales han demostrado una tendencia a limitar el acceso a sus mercados internos. Los efectos de los aranceles elevados y de la progresividad arancelaria se han visto agravados, por lo que la premisa de que la solución no está en la no liberalización comercial, sino en buscar la forma en que la participación en el comercio internacional traiga reales beneficios al desarrollo. Para tal efecto, por una parte se requiere el ajuste de las políticas del comercio multilateral de acceso a los mercados, de manera que los países en desarrollo logren una real participación y puedan conservar el poder de decisión sobre sus políticas económicas, Se pretende entonces que los países desarrollados adopten políticas macroeconómicas de crecimiento y reducción del desempleo y que los países en desarrollo establezcan marcos normativos a favor de la inversión, la expansión de sus mercados internos y un direccionamiento de la inversión que permitan el crecimiento tecnológico. La relación entre comercio y desarrollo puede abordarse desde diferentes perspectivas. Por una parte están quienes consideran que esta relación es positiva y, en consecuencia, la inserción de los países en desarrollo y menos adelantados en el comercio internacional es una necesidad real e inaplazable. Por la otra, están quienes identifican esta relación como un instrumento más de dominación y dependencia de los países en desarrollo, que aumenta su vulnerabilidad y cuyo único resultado es desequilibrio cada vez más pronunciado en la distribución de los beneficios provenientes del comercio internacional. Cómo conciliar estas dos posiciones extremas. Para comenzar es necesario que los argumentos y la políticas que defiendan la inserción de los Estados en el comercio internacional partan de la premisa de buscar el desarrollo en su sentido integral (político, social, económico y cultural), no simplemente un crecimiento de los indicadores abstractos, como el crecimiento de las exportaciones o de la inversión extranjera, es decir, es necesario concebir el comercio internacional como un instrumento de crecimiento económico redistributivo, encaminado a contribuir en la realización del desarrollo humano. Para que esto suceda se requiere que se adopten medidas desde los Estados, para crear una estructura económica, jurídica y social que permita que el crecimiento económico redunde en beneficio del desarrollo de sus ciudadanos y no se comporte como un elemento más de exclusión. Así mismo, en el ámbito del derecho y la economía internacionales hay mucho por hacer: concebir el sistema multilateral del comercio, hoy representado en la OMC, como un sistema más justo, que propenda por la facilitación del ingreso de productos agrícolas y no agrícolas provenientes de los países en desarrollo y menos avanzados, a través de los mecanismos existentes, como el “trato especial y diferenciado” y la eliminación de ayudas y subsidios al sector agrícola en los países desarrollados que distorsionan el mercado; además, que propenda por la transferencia real de tecnología, por la prevalencia del derecho a la salud sobre el respeto ciego a la propiedad intelectual y la protección del medio ambiente. Sobre este aspecto es necesario reconocer que los teman están presentes en la agenda para el desarrollo de la OMC. No obstante, hasta ahora los propósitos siguen siendo eso, propósitos no del todo cumplidos y en algunos aspectos más desarrollados que otros, pero aún no realizados, lo cual preocupa a al OMC y su legitimidad. Alrededor de la relación entre comercio y desarrollo están las negociaciones regionales, ahora mismo representadas en los TLC, que en varios aspectos burlan las discusiones sobre comercio y desarrollo que se están dando en el ámbito multilateral. Por otro lado, las Naciones Unidas en su reciente propuesta de reestructuración y con miras a cumplir con los objetivos de desarrollo del milenio trataron de dotar a la UNCTAD de una mayor capacidad para obtener resultados que permitan avanzar en el cumplimiento de los propósitos de estos dos instrumentos; sin embargo, Estados Unidos expresó su desacuerdo en que este organismo trabaje en la perspectiva del derecho al desarrollo, al aclarar que no tiene ningún mandato expreso sobre el tema de derechos humanos, lo cual nos conduce a otro tema de reflexión, y es el de la incorporación de la visión de derechos humanos en el comercio internacional y la búsqueda de que los compromisos adquiridos por los Estados en relación con la protección de estos derechos no se vea subordinada o prácticamente olvidada, al lado de las obligaciones que los mismos Estados están adquiriendo en lo referente a la liberalización comercial, y en esto debe contribuir el derecho internacional.