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En una ACIDOSIS, el pH siempre baja, (se vuelve acido, de ahi el nombre). Ahora como sabes
hay 2 tipos: Acidosis Metabolica y Respiratoria.
En una ALCALOSIS, el pH siempre aumenta (al volverse mas basico, logicamente) Aca tambien
estan los 2 tipos: Alcalosis Metabolica y Respiratoria.
La respiratoria se debe a un aumento en la pCO2, es decir que se elimina menos CO2 x los
pulmones, y esto puede deberse x ej a una obstruccion de las vias aereas, a algun trastorno
mecanico de la ventilacion, etc.
Es bien conocido que la elección de un cultivo depende del pH de suelo; de ahí que, con
frecuencia, digamos que “los altramuces son típicos de suelos ácidos” o que “la alfalfa y el olivo
son cultivos que prefieren suelos alcalinos”. Además, el pH del suelo/sustrato o el pH de la
disolución nutritiva que rodea las raíces de un cultivo, también juegan un papel fundamental a la
hora de valorar la cosecha que de él se espera; tanto es así que, si el pH del suelo/sustrato es
inadecuado, la cosecha puede disminuir hasta tal punto que no sea interesante mantener el
cultivo. Por último, sabemos que existen aguas cuyo contenido en carbonato o bicarbonato
puede ser muy elevado, son las llamadas aguas alcalinas; su empleo, bajo determinadas formas
de riego (aspersión), puede acarrear problemas importantes si previamente no han sido
correctamente aciduladas. De lo anteriormente expuesto se desprende la importancia que tiene
conocer el pH del suelo/sustrato, el pH del agua de riego o el pH de la disolución nutritiva que
utilizamos en fertirrigación.
[1]
Es evidente que, para alguien que tuviera que medir diariamente el pH de una
disolución nutritiva para fertirrigación, la ecuación [1] resulta poco adecuada para sus
fines; de ahí la necesidad de disponer de equipos (sondas) que nos indiquen de forma
directa la concentración de iones H+ que presenta una disolución, sin necesidad de tener
que hacer cálculos; es decir, que nos indiquen directamente el pH de la disolución.
Una forma más intuitiva para comprender la relación que existe entre la concentración
de iones H+ que contiene una disolución y su pH, podemos encontrarla en la Tabla 1.
Observe que el producto de H+ por OH- permanece constante (1•10-14).
[1]
donde:
E = Potencial medido por el electrodo (mV).
E0 = Potencial del electrodo de referencia (mV).
R = Constante universal de los gases (0.082 atm•L•K-1•mol-1).
T = Temperatura (K).
n = Carga del ión.
F = Constante de Faraday (96,500 culombios•mol-1).
H+ = Actividad del ión H+.
Para el ión H+, el factor de Nerst (2.3•RT/nF), también denominado pendiente del
electrodo, vale 59.16 mV por unidad de pH. Algunos electrodos muestran la pendiente
del electrodo como porcentaje del valor teórico; por ejemplo, una pendiente del 95 %
equivale a 56.2 mV por unidad de pH.
3. Acidificación y alcalinización
[2]
Teniendo en cuenta que un equivalente químico (peso del ión / valencia) de bicarbonato
son 61 mg, la expresada cantidad de 40 – 100 mg•L-1 equivale a 0.66 – 1.64
miliequivalentes químicos por litro. Por lo tanto, a la hora de formular una disolución
nutritiva se recomienda mantener una concentración de bicarbonato comprendida entre
1.0 y 1.5 mM en el agua de riego. El bicarbonato sobrante debe ser eliminado mediante
la adición de ácido fosfórico, nítrico o sulfúrico. La Tabla 2 muestra el volumen de
ácido, de una riqueza (porcentaje en peso) conocida, que es necesario tomar para
neutralizar una cantidad equivalente de bicarbonato (1 mM, equivale a 61 mg•L-1).
(1) Todos los ácidos, cualquiera que sea su concentración, deben ser cuidadosamente
manejados, con guantes y gafas de protección.
(2) Peso molecular.
(3) Valencia.
Con el fin de reducir el impacto ambiental de la fertirrigación y atendiendo a la
legislación vigente, cada vez es más frecuente el empleo de disoluciones nutritivas
recirculantes. En este caso, los drenajes que retornan del cultivo podrían llegar a
contener una concentración elevada de CO2; de ahí que su contenido en bicarbonato
debería ser neutralizado de forma similar a lo explicado en el párrafo anterior. Tras la
neutralización, los drenajes deberían ser aireados y almacenados en un tanque para su
posterior utilización.
Fig. 4. Influencia del pH del medio de cultivo (sustrato y/o disolución nutritiva) sobre la asimilación de nutrientes por las raíces de
los cultivos.
Cuando el pH del entorno radical del cultivo es superior a 6.5, se pueden presentar
problemas relacionados con la solubilidad de algunos nutrientes y de forma muy
particular con algunos micronutrientes (Fe+2, Mn+2 y B). Cuando la situación persiste, a
lo largo de varias semanas o meses de cultivo, pueden llegar a producir la obturación de
los sistemas de riego (goteros). Con un pH inferior a 6.5, la absorción de fósforo se
reduce, lo que puede conducir a la aparición de síntomas carenciales. Como
consecuencia de un pH inadecuado, las raíces de los cultivos pueden resultar
severamente deterioradas antes de que el cultivo muestre síntomas carenciales. A modo
de resumen podemos señalar que, tanto si el pH del medio de cultivo es inadecuado, por
alto (suelos alcalinos) o por bajo (suelos ácidos), la cantidad y la calidad de las cosechas
pueden verse seriamente afectadas. La Tabla 3 muestra los valores óptimos de pH para
diferentes cultivos hortícolas, frutales y extensivos.
El control del pH on line (“en línea”) se puede realizar siguiendo el esquema de la Fig.
5. Para ello, HANNA Instruments dispone de controladores de pH (HI 504, HI 710 y HI
9913) y bombas dosificadoras Blackstone (BL 1.5 – BL 20) que permiten dosificar el
volumen de ácido ó base necesarios para alcanzar el pH deseado.
Fig. 5. Control on line (“en línea”) del pH en una instalación de riego con recirculación.
La medida del pH de una disolución acuosa, ya sea un agua de riego, una disolución
nutritiva para fertirrigación o los lixiviados (drenaje) procedentes de un cultivo con
recirculación de la disolución nutritiva, requiere: a, Equipos adecuados, como los que
HANNA Instruments ofrece y actuar de acuerdo con las etapas que seguidamente se
describen.
Tras verificar que el electrodo ha sido correctamente conservado, está limpio (sin
depósitos de sales) y seco, se introduce en un volumen de la disolución de pH 7.0 y en
función de la temperatura, se ajusta –si procede- el valor que aparece en el display
(pantalla) del equipo a un valor próximo a 7.0 que encontraremos en una Tabla adjunta
al recipiente (sobre metalizado o botella) que contiene la disolución buffer (tampón)
utilizada para la calibración. Seguidamente, se enjuaga el electrodo con agua destilada y
se seca con cuidado agitando un poco para que escurran las gotas. A continuación, se
toma la disolución de pH 4.0 ó pH 10.0 y se procede de forma similar al ajuste de pH
7.0, girando –si fuera necesario- el tornillo potenciométrico que el equipo lleva a tal
efecto. Finalmente, el electrodo se enjuaga con agua destilada y se seca con cuidado y
se sumerge de nuevo en la disolución de pH 7.0. El valor medido debe aproximarse al
valor de referencia; si no fuera así, la operación de calibración debe ser repetida.
Conviene señalar que algunas sondas de pH pueden ser calibradas de forma electrónica
y no precisan de la calibración química previamente descrita.
Las disoluciones empleadas para la calibración del electrodo nunca deben ser retornadas
al envase de partida; de ahí que HANNA Instruments suministre las disoluciones de pH
de referencia en sobres aluminizados de un solo uso.
La sonda de pH, una vez calibrada, está lista para ser utilizada. En el caso de que tenga
que ser almacenada, nunca debe introducirse agua destilada en el capuchón que protege
el electrodo. El agua destilada contribuiría a diluir el electrolito (KCl) que normalmente
se interpone entre uno de los electrodos y la disolución que debe ser medida. Siempre se
debe conservar en “Solución de conservación” indicada especialmente para ello.
B. Toma de la muestra
• Utilice recipientes limpios y apropiados en cuanto a forma y volumen para tomar las
muestras. La sonda de medida debe quedar correctamente sumergida.
• En el caso de que la muestra tenga turbidez, fíltrela si fuera posible o elimine los
residuos y/o la fracción sobrenadante antes tomar la media.
C. Lectura del pH
La lectura del pH de una disolución, aunque se suele considerar como una operación
rápida y que no ofrece dificultad, la verdad es que normalmente no es así. ¿Cuántas
veces hemos constatado que la lectura que obtenemos es inestable, hasta tal punto que
no sabemos con qué valor quedarnos?. Con frecuencia, la inestabilidad de una lectura se
debe a que el electrodo ha envejecido, ya sea por mal estado de conservación o por que
su vida media ha llegado a término. Algunos equipos están preparados de tal modo que,
únicamente muestran el valor de pH cuando la medida es estable; es decir, cuando no
varía significativamente dentro de un intervalo de tiempo previamente establecido.
Al cambiar de disolución, es conveniente lavar el electrodo con agua destilada –si fuera
posible- y secarlo ligeramente con una servilleta de papel limpia, tratando de eliminar el
agua sobrante. A continuación, se debe sumergir y retirar de la nueva disolución varias
veces antes de realizar la medida.
Una buena práctica de medida consiste en realizar un mínimo de dos medias y tomar la
media de ambas cuando las diferencias observadas sean compatibles. En el caso de que
la diferencia de lecturas supere el tres por ciento de su valor medio, la medida debe
repetirse. Ejemplo 1: Si dos medidas fueran 6.8 y 6.5, la diferencia entre ambos valores
(0.3000) supera el 3 % de su valor medio (0.03 • 6.65 = 0.1995); por lo tanto, la medida
debe repetirse. Ejemplo 2: si dos medidas fueran 6.6 y 6.5, la diferencia entre ambos
valores (0.1000) no supera el 3 % de su valor medio (0.03 • 6.55 = 0.1965); por lo tanto,
en este caso la medida es válida y el pH de la disolución es 6.55 que, al redondear a una
cifra decimal pasaría a ser 6.6.
La disociación o ionización del agua es una reacción reversible en la cual una molécula
de agua se separa en dos iones: un grupo hidroxilo y un protón. En la disociación del
agua, la unión covalente polar entre el átomo de oxígeno y uno de los hidrógenos se
rompe. Los dos electrones antes compartidos son retenidos por el oxígeno. Así, el grupo
atómico formado por el oxígeno y el otro hidrógeno (que permanecen unidos
covalentemente), adquiere un electrón extra, convirtiéndose en un anión con una carga
negativa; ese anión es el grupo hidroxilo.
Por otro lado, queda un átomo de hidrógeno desprovisto de su electrón, lo que equivale
a decir un núcleo de hidrógeno, o simplemente, un protón.
El agua tiene una baja tendencia a ionizarse. Como al ionizarse una molécula de agua se
obtienen un OH- y un H+, la concentración de ambos iones en el agua pura es la misma
y es igual a 10-7 moles / l.
[ ] = concentración
En el agua pura: [OH-] = [H+] = 10-7 mol/l
El medio A es más ácido y tiene una concentración de protones 10 veces mayor que la
del medio B.
9- Ácidos y Bases
De modo inverso, cuando al agua se le agrega una base, ésta capta protones libres. Por
lo tanto, la concentración de hidroxilos va a superar a la de protones. Entonces:
Medio [H+] =
neutro [OH-]
Medio [H+] >
ácido [OH-]
Medio [H+] <
básico [OH-]
Todo sistema biológico que tiene vida es un campo electromagnético fluctuante entre la
positividad y la negatividad, sea este una hormiga, una planta o una bacteria incluso la
propia célula y en función de ese trasiego y debido a él, posee vida.
Еste movimiento solo puede ser explicado desde el intento por parte de los organismos
vivos de salir de ese estado de carga, sea positiva o negativa, buscando el reposo ósea el
punto eléctricamente neutro es decir la electro-neutralidad, pero ello significa, la parada
bioquímica, es decir la muerte. Por lo tanto, si esa infructuosa búsqueda la llamamos
vida y la parada la muerte, todos los organismos buscan la muerte, de acuerdo con esto
definiríamos la vida como la búsqueda de la electro-neutralidad o muerte.