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CULTURAS INDÍGENAS MEXICANAS

TRANSMISIÓN ORAL Y ESCRITA


© Octavio Martínez López
Los aztecas recibieron el legado cultural de otras sociedades prehispánicas. Poseían amplios
conocimientos astronómicos y fueron grandes arquitectos e ingenieros. Sus diseños, de lo
que en nuestros días dan testimonio los sitios arqueológicos, guardan estrecha relación con
la visión del cosmos que fueron construyendo durante su vida como civilización. El plano
de la ciudad de Tenochtitlan o Mechtli, fundada en 1325, confirma el ingenio de la
civilización mexica, asimismo el sistema de acueductos construido para conducir el agua de
Chapultepec a la ciudad. No existió cultura prehispánica que no haya hincado sus raíces en
sociedades precedentes. La cultura zapoteca, establecida en la zona de Oaxaca y el istmo de
Tehuantepec, hacia el siglo VIII de nuestra era, recibió fuertes influencias de las culturas
maya y tolteca. Por otra parte, la civilización maya, asentada entre las actuales regiones de
Honduras y Tabasco, que nació hacia el siglo IV de nuestra era, es posible que fuera
influenciada por la madre de las culturas prehispánicas, la cultura olmeca.
Ello no priva a las grandes civilizaciones prehispánicas de se les atribuya un
desenvolvimiento artístico, cultural y religioso propio. La costumbre hace acto de presencia
en cada una de ellas, y no se trata de costumbres heredadas, sino forjadas en el ámbito del
quehacer tanto público como privado. Las civilizaciones azteca, maya y zapoteca, son
únicas en toda nuestra América en el sentido de que se apropiaron de una manera peculiar
de perpetuar su presencia a través de los siglos. De igual forma, hallaron la manera de
conservar intacta, no desconocida, la historia que les es propia. Para que nuestras palabras
no carezcan de precisión, es importante mencionar que las tres culturas a que aludimos son
las principales al considerar la escritura cual memoria que permite, en el tiempo, prolongar
la vida de las mitologías y los acontecimientos históricos. Causa impresión saber que esta
tradición escrita es semejante a los papiros de la milenaria civilización egipcia.
La tradición escrita que encontramos en los códices mexicanos, es una tradición de
imágenes, gráfica; lo que no carece de interés. Los pintores de estos códices eran reputados
“hombres prominentes y considerados”1. Los códices, por razón de la materia de que tratan,
pueden dividirse en: administrativos, donde por medio de representaciones de objetos eran

1 Cuevas, M. Historia de la nación mexicana, Buena Prensa, México: 1952. Pág. 140
asentadas las deudas para los recaudadores de tributos; hieráticos, que constituyen una
especie de calendarios gráficos que describen ídolos y prescriben ritos; históricos, “en los
que se representan, ya sean hechos, ya personajes aislados, ya series de acontecimientos en
sucesión cronológica.”2 De estas clases de códices, “los códices hieráticos son los códices
más artísticos, por su colorido, los que lo tienen, y por su estilización.”3 Tales son los
vestigios de la tradición escrita que conservamos de los primeros mexicanos, puesto que
durante la conquista fueron muchos los códices destruidos por los misioneros a causa del
celo religioso. Debemos gran parte de los códices que llegaron hasta nosotros al insigne
don Sigüenza y Góngora y a otros misioneros que cobraron gran interés y pasión por la
cultura mexica.
Los códices, escritos unos en papel de amatl, obtenido de la corteza del árbol de este
nombre, otros en papel de fibra de metl, o maguey (agave americano), conglutinado con su
propia pulpa, y otros en piel de venado; estaban escritas en fibras largas y se plegaban en
secciones iguales a manera de biombo.4 “También se empleaba, según Clavijero, el
algodón, las fibras de la palma llamada iczotl y algunos otros textiles.”5
Aunado a la tradición escrita, en la cultura y el sistema de transmisión de
conocimientos de los antiguos mexicanos, encontramos la tradición oral que, bien podemos
decir, en este caso, antecede a la escritura. En el cuerpo de la escritura se mezcla la
representación directa de los objetos, con cierta estilización, la traducción simbólica de las
ideas y cierto fonetismo.6 Escribir era pintar; es decir que, era en sí mismo un acto de
creación artística. Los códices de acontecimientos separados van en planos sueltos (mapa
de la Peregrinación Mexicana). Los códices históricos van en tiras largas si son
prehispánicos, otro en papel o indígena o castellano, según la época de su confección. De
los códices históricos, a criterio de Cuevas, el más antiguo que se ha hecho en América es
el llamado Tetlapalco, que se encuentra actualmente en el Museo Indiano de Nueva York.
La transmisión del conocimiento oral tenía lugar consuetudinariamente en la vida
cotidiana de los mexicas. Además, en la escuela se enseñaba el lenguaje no sólo escrito,
sino también oral. Dentro de la oralidad, la pronunciación de las palabras, la manifestación

2 Ibidem.
3 Ibidem.
4 Cuevas, M., op. cit., pág. 140.
5 Pereyra, C. Breve historia de América, Aguilar, México: 1958. Pág. 100.
6 Ibidem.
de las ideas cobraba mayor relevancia, pues el acto de hablar y manifestar pensamientos al
otro se encontraba investido de cierto carácter sagrado. Compartía este rasgo la cultura
zapoteca, cuya escritura fue no solamente ideográfica, sino en parte fonética. La cultura
maya, por su parte, por medio de los petroglifos y las tablas en bajorrelieve consiguieron
establecer un riguroso sistema de registro; así es como pudieron conservarse de ellos
múltiples observaciones y cálculos astronómicos.
Continuando con la civilización mexica. Aun el sistema numérico, sistema
totalmente impersonal para nosotros, se encontraba impregnado de religiosidad, pues era la
base del calendario. Éste se formaba de dos sistemas distintos: el libro de los días
(Tonalámatl) y la cuenta de los días (Tonalpohuali). El primero era considerado como
calendario ritual; el segundo, como calendario civil. El fortalecimiento del calendario ritual
resultaba inevitable en el seno de una cultura en que la religiosidad lo impregnaba todo, tal
como sucedió en las culturas zapoteca y maya.
La cultura y la idea de civilización no desembarco con los conquistadores en las
costas de nuestro país a comienzos del siglo XVI. La escritura es una valiosa prueba de
esto. Nunca, ningún pueblo, sentirá deseos de perpetuar su memoria si no por dos cosas,
que son: el fortalecimiento de una nación y el recuerdo de las hazañas propias de una
civilización. La escritura es la manifestación de mayor nobleza propia del hombre que dota
de perpetuidad a la presencia del mismo dentro de nación como en otras.
El florecimiento de la escritura y las artes en las sociedades prehispánicas
testimonian el vigoroso ingenio de las diferentes culturas precolombinas. Los primeros
mexicanos se desenvolvieron de forma particular, si depender de culturas exteriores.
Formaron parte de las antiguas culturas precolombinas, y se fueron permeados de las
manifestaciones de otras culturas americanas, pero no de tradiciones ajenas al Nuevo
Mundo. Justas son las razones aducidas, a este respecto, por Carlos Pereyra, quien dice: “El
indio americano creó y desarrolló, independientemente, una agricultura. Creó y desarrolló,
independientemente también, una industria textil, una de piedra pulida, una de beneficio de
metales preciosos, una de bronce, una arquitectura y una astronomía.”7 Y, cabe añadir con
justicia, las culturas mexica, zapoteca y maya, dieron vida a lo largo de su historia a una

7 Ibid., pág. 73.


tradición escrita inconfundible; sobre piel, papel o piedra los signos-imágenes estuvieron
presentes.
BIBLIOGRAFÍA
Cuevas, M. Historia de la nación mexicana, Buena Prensa, México: 1952.
Pereyra, C. Breve historia de América, Aguilar, México: 1958.

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