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A nuestros docentes por su abnegada


paciencia y por otorgarnos lo mejor de sus
conocimientos y a nuestra familia por
acogernos siempre y brindarnos su apoyo
cuando más los necesitamos

2
ÍNDICE

CARÁTULA .................................................................................................... 1
DEDICATORIA............................................................................................... 2
ÍNDICE ........................................................................................................... 3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................... 4
PSICOPATOLOGÍA DELINCUENCIAL .......................................................... 5
GENERALIDADES......................................................................................... 5
PSICOPATOLOGÍA: DEFINICIÓN................................................................. 6
PSICOPATOLOGÍA Y DELINCUENCIA ........................................................ 6
INIMPUTABILIDAD ........................................................................................ 7
PSICOPATOLOGÍAS CON MAYOR INCIDENCIA EN DELITOS .................. 8
PSICOPATOLOGÍA Y PERFIL DELICTIVO................................................... 10
TRASTORNOS RELACIONADOS CON SUSTANCIAS ................................ 12
TRASTORNOS EN EL CONTROL DE LOS IMPULSOS. .............................. 14
TRASTORNOS DE PERSONALIDAD ........................................................... 15
TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD .................................. 15
TRASTORNO PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD .................................. 19
TRASTORNO ESQUIZOIDE DE LA PERSONALIDAD ................................. 17
TRASTORNO ESQUIZOTÍPICO DE LA PERSONALIDAD ........................... 18
TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD (TAP) ........................ 18
TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD ............................................ 19
TRASTORNO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD ................................ 20
TRASTORNO NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD .................................. 20
TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD POR EVITACIÓN ........................... 21
TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD DEPENDIENTE .............................. 21
CONCLUSIONES ......................................................................................... 23
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 24
ANEXOS ........................................................................................................ 25

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INTRODUCCIÓN

La enfermedad mental ha sido un factor asociado tradicionalmente a la

delincuencia pues existen determinados comportamientos criminales que

pueden relacionarse o atribuirse a anomalías mentales. Según Rey y Plumed

(2004) esta relación entre ley y enfermedad mental ha sido objeto de un intenso

debate histórico, fruto de la presión que clases sociales más desfavorecidas

ejercían sobre la naciente burguesía, lo que creó una conciencia de peligro que

la sociedad debía controlar mediante las instituciones penales. En algunos casos

se ha llegado a afirmar que existe una correlación inversa e invariante entre el

número de pacientes en hospitales psiquiátricos y el número de presos; tal

afirmación se llegó a denominar Ley Penrose y explicaba en parte lo que

Abramson (1972) denominó “criminalización de la enfermedad mental”. No

obstante, es preciso tener en cuenta que no todo criminal o delincuente es un

enfermo mental, ni todo enfermo mental comete actos delictivos, pues aunque

exista un diagnóstico clínico debe existir una relación de causalidad con el acto

(Sánchez Gutiérrez, 2000). O, como afirman Garrido y López (2006), que alguien

desafíe los principios esenciales que regulan nuestra vida social, forjados a lo

largo de siglos, no es una prueba o una razón suficiente para pensar que sean

locos, enfermos o degenerados.

A pesar de los numerosos estudios llevados a cabo para relacionar la

delincuencia y los trastornos psicopatológicos, no pueden extraerse

conclusiones definitivas, entre otras cosas porque muchas de tales

investigaciones se han realizado con delincuentes privados de libertad,

circunstancia que puede favorecer la aparición de ciertos trastornos mentales.

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PSICOPATOLOGÍA DELINCUENCIAL

GENERALIDADES

A pesar de que han sido muchos los estudios que han analizado la

relación entre psicopatología y delito aún no se ha llegado a conclusiones

definitivas sobre este tema. Algunos estudios han encontrado relación entre

trastorno mental y crimen violento y otros no. Los estudios que han encontrado

relación entre psicopatología y delito coinciden en señalar que las tasas de

violencia difieren entre las diferentes categorías diagnósticas sugiriendo que es

esencial analizar separadamente cada una de ellas en relación al riesgo

específico de conducta violenta.

En el presente trabajo se revisan aquellos trastornos mentales que más

frecuentemente se han relacionado con la conducta antisocial y delictiva. Se

analiza el perfil delictivo asociado en general a cada una de estas categorías

diagnósticas.

La relación entre trastorno mental y delito ha sido motivo de estudio y

discusión a lo largo de la historia. Han sido muchos los estudios realizados que

han analizado esta relación. Sin embargo, aún no se ha llegado a conclusiones

unánimes sobre este tema. Algunos estudios han encontrado relación entre

trastorno mental y crimen violento y otros no (Llorente, 1987).

Los estudios que han encontrado relación entre psicopatología y delito

coinciden en señalar que las tasas de violencia difieren entre las diferentes

categorías diagnósticas sugiriendo que es esencial analizar separadamente

cada una de ellas en relación al riesgo específico de conducta violenta (Brennan,

Mednick y Hodgins, 2000).

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A continuación se presentan aquellos trastornos mentales que más

repetidamente se han relacionado con la conducta antisocial y delictiva. Se

analizará el perfil delictivo asociado en general a cada una de estas categorías

diagnósticas.

PSICOPATOLOGÍA: DEFINICIÓN

La enciclopedia salud define psicopatología como “Estudio de las causas,

síntomas, evolución y tratamiento de los trastornos mentales. En un sentido

amplio la Psicopatología integra también conocimientos sobre la personalidad,

la conducta patológica, la estructura familiar y el entorno social”.

Son principalmente los psiquiatras y psicólogos quienes se interesan por

esta área, ya que colaboran de manera constante con lo que respecta al

tratamiento e investigación acerca del origen de los cuadros clínicos, así como

también en su manifestación y desarrollo. Mientras que la psiquiatría se ocupa

de identificar signos y síntomas que llegan a configurarse como síndromes,

enfermedades o trastornos y sus respectivos tratamientos, la psicología aplica

los conocimientos de los procesos mentales, del aprendizaje y del contexto social

a la comprensión de las diversas patologías mentales, de las cuales se derivan

otras disciplinas, por ejemplo la psicoterapia.

PSICOPATOLOGÍA Y DELINCUENCIA

Sabemos que las principales ciencias interesadas por esta área de

estudio son la psiquiatría y la psicología. Sin embargo, son diferentes las

disciplinas que se involucran con la psicopatología para intentar explicar la

complejidad de la conducta humana; entre ellas la criminología, cuyos

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principales objetivos son: hallar el porqué de las diversas conductas antisociales,

comprender su etiología y prevenir su continuidad.

Aunque desde la antigüedad se comprendía que la desviación social en

ocasiones solo podría ser explicada por fenómenos internos individuales como

las emociones, los estados de ánimo y en ocasiones subsecuentes a una

enfermedad, fue hasta hace apenas dos siglos, de la mano de juristas como

Lombroso y Garofalo (padres de la criminología) que se introdujo al derecho

penal. La idea de que el delincuente no tenía libre albedrío, axioma de la escuela

positivista del derecho, sostenía que la mayor parte de crímenes tenían su causa

en una serie de anomalías orgánicas, entre ellas las enfermedades mentales.

Así, con el paso de los años y con el avance de las ciencias y la tecnología

se ha ido descubriendo poco a poco que fenómenos como la conducta delictiva

tienen su etiología en las más diversas manifestaciones de patologías mentales,

a veces como consecuencia de algún daño neurológico, en otras ocasiones,

producto de la herencia genética. De esta manera, se han logrado comprender

algunos de los más atroces crímenes perpetrados gracias a la psicopatología.

INIMPUTABILIDAD

Una de las razones principales por las que se ve inmiscuida la

psicopatología en el ámbito forense es para ayudar a esclarecer conceptos como

la responsabilidad penal (pagar penalmente por el delito cometido) e

inimputabilidad (indicar que a la persona no se le puede atribuir responsabilidad

por lo que penalmente se le acusa). La psicopatología puede ayudarnos a

esclarecer, en ocasiones, si alguien que ha perpetrado un crimen realizó el acto

en pleno uso de sus facultades mentales, o si por el contrario el hecho fue

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resultado de su estado de enajenación mental (fruto de un síndrome o trastorno

mental, por ejemplo) y, por consiguiente, no se le puede imponer una pena.

Será trabajo conjunto de la psiquiatría, la psicología forense y la

criminología emplear los conocimientos que brinda la psicopatología para

esclarecer si un delincuente con una patología mental cometió su conducta

antisocial con intención, capacidad de discernimiento y libertad.

PSICOPATOLOGÍAS CON MAYOR INCIDENCIA EN DELITOS

A continuación mencionamos solo algunas de las perturbaciones

mentales de mayor incidencia criminógena, hacemos la aclaración de que tener

dicha afectación no siempre desemboca en una conducta delictiva.

 Esquizofrenia paranoide (y otras psicosis): enfermedades mentales

caracterizadas por presentar cuadros clínicos donde se pierde el sentido de

la realidad, la objetividad y la lógica, se desorganiza la personalidad y se

tiene alucinaciones e ideas delirantes. Si además se trata de esquizofrenia

paranoide, usualmente quienes la padecen tienen manías persecutorias y

suspicacia sobre cualquier sujeto sea conocido o no. En ocasiones dichas

manías en las que el sujeto se siente perseguido en combinación con su

pérdida de contacto con la realidad desemboca en diversas conductas

antisociales. Un ejemplo es el del famoso caso de El Vampiro De

Sacramento que cometió una serie de asesinatos atroces tras haber sido

diagnosticado de esquizofrenia paranoide.

 Trastorno antisocial de la personalidad: se estima que entre un 25% a un

50% de reclusos en los centros penitenciarios padecen este trastorno. Son

personas caracterizadas por un fracaso general para adaptarse a las normas


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y reglas sociales, deshonestidad, mitomanía, irritabilidad, agresividad y falta

de remordimiento, entre otras características. Comúnmente se refiere a este

trastorno como psicopatía. Nos reservamos el derecho de enumerar todos

los posibles delitos que el sujeto antisocial puede llevar a cabo. Sobre la

cuestión de su inimputabilidad, aún se generan los más diversos debates

sobre si el psicópata en cuestión es capaz o no de discernir entre el bien y

el mal.

 Trastorno bipolar de la personalidad: es un trastorno del estado de ánimo

caracterizado por un aumentos y disminución en la actividad expresada en

el estado mental que prevalece y que se caracteriza por la presencia de uno

o más episodios anormalmente elevados de energía y estado de ánimo que

fluctúan entre estados euforia y episodios depresivos; de modo en que quien

lo padece oscila entre las fases de manía (excitación, delirios de grandeza)

y fases depresivas.. Durante la fase maníaca, el sujeto puede experimentar

cuadros súbitos de impulsividad y agresividad que en ocasiones puede

manifestarse en la conducta delictiva. En contraste con la fase depresiva en

la que la disminución de neurotransmisores como la serotonina y la

dopamina puede causar que el sujeto quiera atentar contra su propia vida.

 Trastorno límite de la personalidad: también conocido como trastorno

bordelinde o trastorno limítrofe de la personalidad. El DSM-IV lo define como

“un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por

inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y

dicotómico y relaciones interpersonales caóticas”. Suele decirse que quienes

padecen este trastorno se hallan en el borde entre la neurosis y la psicosis,

e inclusive muchos autores califican la sintomatología de este trastorno como


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“pseudopsicótica”. El delito puede llegar a surgir en ocasiones cuando se

presentan episodios psicóticos muy breves, sin embargo, por lo general

dichos sujetos son capaces de comprender el carácter ilícito de sus actos.

 Trastornos del control de los impulsos: grupo de trastornos caracterizados

por un deficiente o nulo control sobre sus impulsos que los lleva a realizar

acciones casi incontrolables, un aumento de la tensión emocional antes de

cometer un acto, placer al cometer la acción y un sentimiento posterior al

acto de arrepentimiento o culpabilidad. Los aquí mencionados son los

comúnmente más relacionados con la conducta criminal. A) Trastorno

explosivo intermitente: caracterizado por expresiones extremas de enfado, a

menudo hasta el punto de rabia incontrolada, que son desproporcionadas

respecto a las circunstancias en que se producen, lo que puede dar lugar a

delitos, particularmente dirigidos contra la propiedad y la integridad física. B)

Piromanía: trastorno en el cual la persona se siente impulsada a ver y

producir fuego, lo que en ocasiones puede terminar en catástrofes que

pueden incluir la vida de muchas personas. C) Cleptomanía: impulso

irresistible por el robo de diversos objetos, sin importar si son o no de valor.

El cleptómano no busca lucrarse del robo, solo siente placer por hacerlo.

PSICOPATOLOGÍA Y PERFIL DELICTIVO

 Retraso mental

La posibilidad de que un individuo con retraso mental cometa actos

delictivos depende de la profundidad de su déficit intelectivo y de su modalidad

clínica. La profundidad del déficit intlectivo se refiere a que cuanto mayor sea el

grado de retraso mental, menor será la capacidad delictiva y, por tanto, menor la
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peligrosidad. Por su parte, la modalidad clínica significa que origina más

problemas penales la forma intranquila, irritable o activa que la forma apática,

tranquila o pasiva (Rodes y Martí, 1997).

En los niveles profundos de retraso mental, la misma incapacidad

psicofísica que los pacientes tienen les priva de la posibilidad de delinquir. No

obstante, en algunos casos se constatan delitos contra la propiedad (en forma

de hurtos burdos), contra la libertad sexual (casi siempre simples intentos) e

incluso en ocasiones delito contra la seguridad (como incendios, de los cuales

son típicos los practicados por diversión). Es más frecuente, que estos pacientes

sean víctimas de delitos tales como abandono, malos tratos, que no los autores

de los mismos. En las formas moderadas y leves, el delito aumenta en frecuencia

y variedad. Desde un punto de vista psicológico-forense los casos más difíciles

de peritar son los sujetos que tienen una capacidad intelectual límite ya que como

síntomas asociados a su deficiencia intelectual se encuentran otros como una

gran sugestionabilidad, impulsividad, baja tolerancia a la frustración, agresividad

y escaso autocontrol. Frecuentemente entran en conflicto con la ley por delitos

contra las personas (lesiones y homicidios), contra la libertad sexual (agresiones

y abusos sexuales) y contra la seguridad (Cabrera y Fuertes, 1997).

En muchas ocasiones, los actos de transgresión social obedecen a uno

de los siguientes perfiles (Pedreira, 1994):

Intento de ser aceptado en un grupo. En esta situación los líderes del

grupo van a utilizar al individuo con retraso mental para la comisión de los actos

dada la facilidad para ser convencido.

En muchas ocasiones es la consecuencia de factores familiares,

privaciones afectivas, etc.

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Delincuencia por contaminación dada la dificultad de realizar una crítica

adecuada de los actos de los demás y de los suyos propios.

La impulsividad y dificultad de control de los impulsos, unido a una baja

tolerancia a la frustración y a la influencia del entorno.

Es excepcional que cometa actos delictivos de forma individual, casi

siempre los comete en grupo y con datos objetivos de inducción.

TRASTORNOS RELACIONADOS CON SUSTANCIAS

El índice de delincuencia, que de manera elevada existe en torno a la

drogadicción, depende de varios factores que pasamos a exponer a continuación

(Cabrera y Fuertes, 1997):

De la obtención de la droga que, dado su elevado valor en el mercado

clandestino, obliga al sujeto a robar, prostituirse, estafar, etc., para obtener la

sustancia a la que es adicto.

De los efectos directos de la droga en el sujeto, esto es, la posible

aparición de trastornos psicóticos inducidos por sustancias, reacciones de

ansiedad, delirium, estado de agresividad y confusionales. Durante estas

situaciones el drogodependiente puede cometer con frecuencia delitos tales

como lesiones, atentados sexuales, e incluso homicidios.

De la personalidad previa del toxicómano. En este sentido, existen

grandes polémicas sobre si el drogadicto presenta alteraciones previas de la

personalidad, o lo que es lo mismo, si existe un "perfil de personalidad del

drogodependiente". Aunque no hay datos concluyentes parecen que existen

rasgos de personalidad relativamente estables y homogéneos en los

drogodependientes. Lo que no está claro es si son dichos rasgos los que

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precipitan al consumo de tóxicos o si por el contrario es el consumo de

sustancias el que altera, modifica la personalidad de los drogodependientes.

Hay que tener presente que muchos trastornos de la personalidad tratan

de compensar sus insuficiencias con el consumo de tóxicos. En otras ocasiones,

estados psicopatológicos latentes (ej. esquizofrenias) afloran al ser precipitados

por el consumo de tóxicos, y finalmente, personalidades con rasgos específicos

de inestabilidad, impulsividad y escasa tolerancia a la frustración se

descompensan con la ingesta de determinadas drogas, realizando conductas

violentas que son seguidas de estados amnésicos completos (Cabrera y Fuertes,

1997).

Mención especial merece el llamado "síndrome de abstinencia". La

reforma del Código Penal español considera como eximentes de responsabilidad

tanto la intoxicación plena como el síndrome de abstinencia siempre y cuando la

afectación sea tan intensa que le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar

conforme a esa comprensión y no hayan sido buscadas de propósito para

delinquir (Cabrera y Fuertes, 1997).

Siendo los legisladores conscientes de que las drogodependencias son

un problema de primera magnitud han previsto la adopción de una serie de

medidas de seguridad que sustituyen a la prisión (Art. 96 y 102 del C.P.)

quedando a criterio del Tribunal sustituir las penas privativas de libertad por

internamientos en centros de deshabituación cuya estancia no podrá exceder en

ningún caso al tiempo de condena que le hubiera correspondido de habérsele

aplicado una pena privativa de libertad (Cabrera y Fuertes, 1997).

Son una minoría los sujetos esquizofrénicos que cometen algún tipo de

conducta antisocial punible (Howells, 1982). Estas personas son probablemente

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más arrestadas por sus delitos que el resto de los delincuentes. Esto puede

causar una impresión aparente de gran criminalidad asociada a este diagnóstico.

Al hablar de la conducta antisocial y violenta en esquizofrénicos debiera

distinguirse entre la conducta antisocial que estos pacientes presentan fuera de

las fases activas del trastorno y la que pueden presentar durante ellas. La fase

activa favorece la aparición de agresión verbal o física en algunos pacientes, no

en todos, y que esta agresión puede estar relacionada con la naturaleza del

síndrome psicopatológico del sujeto (Llorente, 1987).

TRASTORNOS EN EL CONTROL DE LOS IMPULSOS.

Los trastornos en el control de los impulsos son entidades todas ellas muy

vinculadas a conductas ilegales aunque, salvo excepciones, su importancia es

irrelevante. En el peor de los casos, y sobre todo, en el llamado trastorno

explosivo intermitente, nos vamos a encontrar con delitos de lesiones e incluso

con el homicidio (Cabrera y Fuertes, 1997).

Son delitos que se originan por la confluencia de dos factores. Por un lado,

de la intensa ansiedad-impulsividad-agresividad existente y, por otro, debido al

precario control racional lo que da lugar a la existencia de actos en los que no

existe la necesaria regulación volitiva (Cabrera y Fuertes, 1997). También nos

encontramos con otro tipo de conductas delictivas que forman parte de la esencia

misma de los trastornos. Así tenemos el hurto del cleptómano, hurto que se

caracteriza por ser inmotivado, carente de valor, no premeditado y claramente

unido a la patología psicológica. Por último, podemos observar la existencia de

otro tipo de actividades delictivas tales como la provocación de incendios en los

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pirómanos y el robo, la estafa, las falsificaciones y, en general, delitos contra la

propiedad en los jugadores patológicos (Cabrera y Fuertes, 1997).

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

La peligrosidad de las personalidades antisociales es obviamente muy

elevada ya que es su conducta antisocial la que caracteriza al cuadro clínico. No

obstante, no podemos identificar psicopatía con delincuencia, ya que si bien es

verdad que existen psicópatas delincuentes, no todos los delincuentes son

psicópatas (Cabrera y Fuertes, 1997).

Las personalidades antisociales se ven con frecuencia envueltas en

multitud de actitudes delictivas como autores, encubridores o cómplices. Su

desprecio por las normas de convivencia, su frialdad de ánimo y su incapacidad

para aprender por la experiencia los hace eminentemente peligrosos (Cabrera y

Fuertes, 1997).

Sus delitos más frecuentes son delitos contra las personas, en forma de

lesiones, homicidios, riñas, delitos de violación, abusos deshonestos, violación

de domicilio, delitos contra la propiedad en forma de hurtos y daños, delitos

contra la seguridad como pueden ser incendios y delitos de atentado y

resistencia a la autoridad y desacato.

TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD

Un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás

que se presenta desde la edad de 15 años, como lo indican tres (o más) de los

siguientes ítems:

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1. Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al

comportamiento ilegal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos

que son motivo de detención.

2. Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias,

estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer.

3. Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro.

4. Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o

agresiones.

5. Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás.

6. Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un

trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas.

7. Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación

del haber dañado, maltratado o robado a otros.

El sujeto tiene al menos 18 años.

Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza antes de la edad

de 15 años. El comportamiento antisocial no aparece exclusivamente en el

transcurso de una esquizofrenia o un episodio maníaco.

TRASTORNO PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD

El Trastorno Paranoide de la personalidad se define como una tendencia

generalizada e injustificada a interpretar las acciones de las personas como

deliberadamente malintencionadas. No son personas que se inventen lo que

ocurre a su alrededor, el problema está en la forma en la que interpretan esa

realidad, ya que los esquemas cognitivos que han formado se caracterizan por

una desconfianza excesiva o injustificada, suspicacia, hipersensibilidad y

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restricción afectiva. Se les diferencia de los psicóticos en que no presentan

síntomas asociados a estos trastornos, como los delirios o las alucinaciones.

Este trastorno es más frecuente en hombres, y en familiares de personas

que han sufrido o sufren algún tipo de esquizofrenia o Trastorno de Identidad

Disociativo (TID en adelante), también se ha encontrado que está más presente

en minorías sociales y en poblaciones de sordos, ya que el no oír les puede llevar

a desarrollar una desconfianza excesiva. Algunos estudios han observado que

determinadas situaciones durante la infancia o la adolescencia pueden llevar a

que la persona desarrolle un rasgo de conducta paranoide como mecanismo de

defensa.

TRASTORNO ESQUIZOIDE DE LA PERSONALIDAD

La característica principal de los individuos que sufren este trastorno es

su distanciamiento de las relaciones sociales y su restricción de la expresión

emocional. Son personas que tienen una gran dificultad para establecer

relaciones sociales, debido entre otras cosas, a su indiferencia ante la

aprobación o crítica de los demás. Siguiendo a Barlow y Durand (2001), se puede

decir que quienes sufren este trastorno manifiestan un patrón de desapego de

las relaciones sociales y una gama de emociones muy limitadas en situaciones

interpersonales.

La mejor descripción que se puede dar de ellos es que parecen fríos,

indiferentes y distantes con los demás. Ni desean ni disfrutan de la proximidad

de los demás, incluidas las relaciones amorosas o sexuales.

No son personas que se sientan mal con sus déficits sociales o que sufren

por no relacionarse con los demás, simplemente no desean hacerlo. Disfrutan

17
más de un libro que de la compañía de otra persona. Al igual que en el trastorno

paranoide se da una mayor prevalencia en hombres y en familiares de

esquizofrénicos.

TRASTORNO ESQUIZOTÍPICO DE LA PERSONALIDAD

Lo que define a este trastorno es un patrón de déficits sociales e

interpersonales caracterizados por un malestar agudo y una capacidad reducida

para las relaciones personales, así como por distorsiones cognitivas y

perceptivas y excentricidades en el comportamiento.

Quienes reciben este diagnóstico son considerados a menudo por los

demás como personas extrañas o bizarras por la forma que tienen de

relacionarse con otras personas, pensar y hasta por la forma de vestirse.

También es característico en ellos las ideas de referencia (pensar que sucesos

insignificantes se relacionan de manera directa con ellos). Tienen creencias

raras o se entregan a “pensamientos mágicos” considerando, por ejemplo, que

son clarividentes o telépatas. Además refieren experiencias perceptivas

inusuales, como sentir la presencia de otra persona cuando están solas. (Barlow

y Durand 2001).

TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD (TAP)

Las personas que padecen este trastorno tienen una conducta antisocial

crónica, basada en la violación constante de los derechos de los demás. Suele

aparecer sobre los 15 años (Trastorno Disocial de la Personalidad) y persiste en

la edad adulta. Los esquemas mentales que desarrollan estos individuos se

basan en autosuficiencia, superioridad, control y explotación del entorno y falta

18
de empatía, manifestado todo ello en una ausencia total de responsabilidad por

el sufrimiento de otras personas.

Su comportamiento se define como agresivo, temerario y precipitado, son

arrogantes, no suelen mantener sus promesas y mienten constantemente,

pueden decir lo que los demás quieren escuchar para provocarles compasión,

no son cooperativos, tienden a provocar peleas, son vengativos y beligerantes.

Tienen incapacidad para aprender las consecuencias negativas de sus actos,

confían mucho en sí mismos y desconfían de los demás, carecen de valores

éticos o morales, para ellos el resto de personas son objetos a utilizar, tienen

baja tolerancia a la frustración y vulnerabilidad alta al aburrimiento.

TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD

Este trastorno se caracteriza principalmente por su inestabilidad en las

relaciones personales, la autoimagen y la afectividad y la impulsividad elevada.

A estas personas se las define como impredecibles, con patrones de apariencia

cambiante y vacilante, tienden a provocar peleas y conflictos con frecuencia,

recurren a chantajes emocionales para conseguir lo que quieren de los demás,

sus relaciones personales son intensas y caóticas y son excesivamente

dependientes de los demás.

Son frecuentes en ellos los pensamientos fluctuantes y actitudes

ambivalentes hacia los demás y hacia sí mismos, tienen dificultad para aprender

de experiencias pasadas, carecen de sentidos estables acerca de quiénes son,

sufren sensaciones crónicas de vacío y pensamientos anticipatorios de

abandono, además de no soportar estar solos. Son muy autocríticos, tienen baja

tolerancia a la frustración y se aburren con facilidad.

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TRASTORNO HISTRIÓNICO DE LA PERSONALIDAD

A las personas que padecen este trastorno se las define como personas

excitables y emotivas con comportamientos pintorescos, dramáticos y

extravertidas, con una marcada incapacidad para mantener vínculos profundos

y duraderos con el resto de personas. La conducta de estos individuos es teatral,

reactiva y expresada intensamente, con sus relaciones interpersonales

marcadas por la superficialidad, el egocentrismo, la hipocresía y la manipulación.

Son personas de apariencia seductora y encantadora, caprichosas,

exhibicionistas, y muy extravertidas. Inician una relación tras otra con gran

facilidad pero tienen problemas para mantenerlas; debido a su ansiado deseo de

aprobación, son capaces de adecuar su comportamiento en función de las

expectativas de los demás.

TRASTORNO NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD

Estas personas se caracterizan por sus sentimientos de importancia y

grandiosidad (en imaginación o en comportamiento), fantasías de éxito,

necesidad de atención y admiración, exhibicionismo, necesidad de explotación

interpersonal y falta de empatía. La descripción que se da de ellos gira en torno

a su sentido irracional de importancia personal y al hecho de que están tan

preocupados por ellos mismos que carecen de sensibilidad y compasión por

otras personas. No se sienten a gusto a menos que alguien los esté admirando.

Sus sentimientos exagerados y sus fantasías de grandeza generan una gran

cantidad de atributos negativos. Necesitan y esperan mucha atención especial

como, por ejemplo la mejor mesa en un restaurante, aparcar en la puerta del

establecimiento del que van a hacer uso aunque sea ilegal, etc. También suelen

20
usar o explotar a los demás para sus propios intereses y manifiestan poca

empatía. Y, como a menudo no logran vivir al nivel de sus propias expectativas,

se deprimen con frecuencia. (Barlow y Durand 2001).

TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD POR EVITACIÓN

Las personas que sufren este trastorno son sumamente sensibles al

rechazo y pueden llegar a vivir aislados socialmente. Son tímidos, pero no

asociales, tienen un gran deseo de compañía y de ser aceptados sin críticas.

Quieren tener relaciones sociales pero les puede el temor a ser juzgados. Se

suele decir de ellos que tienen complejo de inferioridad. Son hipersensibles al

rechazo, la humillación o la vergüenza, lo que les lleva a retraerse socialmente

a pesar del deseo de afecto, en consecuencia su autoestima suele ser bastante

baja. Estas personas se desenvuelven bien en ambientes que consideran de

protección para ellos, como pueden ser entornos familiares o de amistad, aunque

es difícil que los tengan.

TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD DEPENDIENTE

Lo que caracteriza a las personas que sufren este trastorno es la gran

necesidad que tienen de los demás, lo que se refleja en conductas sumisas y en

un gran temor a la separación. No son capaces de tomar decisiones por sí

mismos y viven dependiendo continuamente de los demás, no soportan la idea

de estar solos y necesitan que alguien cuide de ellos. Por ello se

responsabilidades y decisiones propias. La visión que tienen de sí mismos es

que son personas débiles, incapaces e inútiles, por ello infravaloran sus logros y

sobreestiman los de los demás, desarrollando en consecuencia, grandes

21
sentimientos de vacío y falta de confianza en ellos mismos, aterrorizándose ante

la idea de pensar que pueden quedarse solos, no sólo por lo que implica estar

solos, sino también por el miedo a no saber valerse por sí mismos o defenderse.

Suelen justificar su necesidad de dependencia recurriendo a alguna enfermedad

física o mental o alguna circunstancia desafortunada.

22
CONCLUSIONES

 La tipología de la conducta antisocial o delictiva varía entre las diferentes

categorías diagnósticas.

 Esta diferenciación de subgrupos de delincuentes puede ser útil en el

diseño de programas de prevención y tratamiento.

 Una evaluación específica puede proporcionar una mejor clasificación

diagnóstica que puede resultar en tratamientos más individualizados y

adecuados y esto a su vez llevaría a mejores resultados del tratamiento

(Vermeiren, 2003).

 El conocimiento de que una persona presenta un trastorno mental, por sí

sólo es de uso limitado de cara a la prevención de la conducta violenta.

 Esto se debe a que la mayoría de los individuos con trastorno mental no

son violentos y que la mayoría de los individuos violentos no tienen un

trastorno mental.

 Los factores, tanto individuales como ambientales asociados con la

conducta violenta en personas con trastornos mentales requieren de más

investigación.

 Hay una necesidad para ampliar el uso de instrumentos validados para la

evaluación de la futura conducta violenta en esta población e implementar

programas de tratamiento que sean efectivos en la prevención de la

conducta violenta.

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REFERENCIAS

 Brennan, P.A., Mednick, S.A., Hodgins, S. (2000). Major mental disorders

and criminal violence in a Danish birth cohort. Archives of General

Psychiatry, 57, 494-500.

 Cabrera, J. y Fuertes, J. C. (1997). Psiquiatría y Derecho: dos ciencias

obligadas a entenderse. Madrid: Cauces Editorial.

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ANEXOS

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