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Isabel Allende.
El reloj marcaba las 06:00h de una mañana fría
y neblinosa, el sol de cuando en cuando hacía su
aparición, las nubes lo abrazaban por completo al
astro rey demorándolo largos minutos antes de
aparecer de nuevo. La gente del tradicional barrio Las
Palmeras, ubicado en el sector de la Loma de
Puengasí, al Sur Oriente de Quito, en sus rutinarias
actividades corrían bien abrigados a las tiendas del
sector a abastecerse de productos necesarios para los
desayunos; otros al filo de la Avenida esperaban
impacientes abordar algún bus, buseta o camioneta
que los trasladasen hasta sus diferentes destinos en la
ciudad Capital.
Los vetustos y escasos buses venían desde las
Parroquias Rurales de Conocoto, y Sangolquí, con
exceso de pasajeros y solo cuando alguien anunciaba
que se bajaba por el sector de las Palmeras, el
conductor aparcaba unos pequeños instantes, ese era
el momento preciso que aprovechaban en especial los
varones para subirse al vuelo e ir colgados aunque sea
en la puerta del mismo.
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Al oír esto algunas personas no pudieron
aguantar la curiosidad y a costa de llegar un poco más
tarde a sus lugares de trabajo corrieron cuesta abajo
unos doscientos metros hasta llegar al sitio exacto
donde había indicado el portador de la nota trágica,
quién alarmado contaba que él hacía rutina caminar
por este apartado lugar, por acortar un poco el camino
hasta la carretera, para de ahí tomar cualquier
vehículo hasta su lugar de trabajo, y que en éstas
circunstancias había alcanzado a ver el cuerpo sin
vida de una mujer. Una vez en el lugar, a unos veinte
pasos de la carretera en un terreno sólido, y baldío de
amplia extensión con abundante maleza, estaba el
cadáver recostado entre los matorrales; a lo lejos de
este lugar se veía unas escasas viviendas, mudos
testigos del hecho macabro y delictivo que allí había
sucedido. cubierto entre las hierbas se podía apreciar
la figura de un cuerpo femenino, estaba semi desnudo
y yacía en posición Decúbito dorsal (boca arriba), la
cabeza no se la podía ver debido que parecía estar
sumergida entre los crecidos y frondosos sigses; las
pocas prendas que portaba en ese momento eran: un
solo zapato de cuero color negro, con tacón cuadrado
y una hebilla plateada al costado, el mismo que se
encontraba calzado firmemente en su pie izquierdo;
un interior floreado, de los que se los suele llamar tela
de punto, este estaba bajado hasta las rodillas,
dejando ver claramente la zona “V” de la fémina.
Portaba también una blusita roja transparente con
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encaje de randa color negro, abierta totalmente
dejando ver sus bien formados senos, ésta blusa
estaba deshilachada haciendo suponer que él, o los
agresores, lo habían halado con violencia. Por la poca
vestimenta que portaba el cuerpo de la mujer, la gente
elucubraba de todo y muchos coincidían que se
trataba de violación y muerte. Sobre la edad, de igual
forma, a juzgar por su figura, no había dudas que se
trataba de una mujer joven.
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encontrar alguna otra evidencia de las pocas que se
podía ver a simple vista, a su paso habían unas pocas
matas de chilca, y abundante cortaderia selloana,
arbusto conocido coloquialmente como, sigse
(especie de carrizo utilizado en florería).
El sujeto que ingresó primero al sitio, un poco
temeroso pidió ayuda a otro hombre, para entre los
dos lograr el cometido. ¡Estaban por descubrir algo
más espeluznante todavía! Cuando al fin estuvieron
los dos varones decidieron tomar de los pies, y
halaron el cuerpo, y ¡Oh sorpresa! apenas halaron uno
pocos centímetros, el primero de los dos hombres
soltó el leño y salió en precipitada carrera alejándose
lo más rápido posible del sitio, el otro que entró
segundo, un poco más templado en su carácter,
permaneció en el lugar mirando atento a todos los
lados, su vista recorría ahora con más acuciosidad los
espacios menos accesibles.
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fúnebre noticia, decían que el barrio era muy
tranquilo y que no era común que esto sucediera por
allí, que ésta era la primera ocasión que pasaba esto.
Por eso al oír que no había la cabeza, unos abrieron
de forma desmesurada sus ojos, algunas mujeres se
cubrían con sus manos la boca en gesto de susto, otros
se santiguaban pidiendo al cielo que nunca les suceda
nada malo.
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San Francisco de Quito, Capital política de la
República del Ecuador año 1984.
La Franciscana ciudad se muestra alegre, a
ratos bulliciosa y pacífica a la vez, su geografía es
alargada, con calles, plazas, iglesias, monasterios,
monumentos, etc. Que guardan secretos antiguos. La
rica y bien lograda arquitectura de la Escuela quiteña
invita a propios y extraños a ser visitada, admirada y
fotografiada; fácilmente se la puede percibir que está
de brazos abiertos dispuesta a mostrar todos sus
encantos naturales cuál mujer ansiosa espera abrazar
a su amado. La bella ciudad, además ofrece miles de
oportunidades para que propios y foráneos se forjen
destinos en los diferentes escenarios.
Los citadinos en un rutinario ajetreo se
trasladan a sus centros de estudios, trabajos, oficinas
y más actividades. Al respecto a dos jubilados se les
escucha comentar por ahí, con gran aserto:
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En otra esquina de la Plaza Grande sentado con
las piernas cruzadas y con el periódico desplegado de
par en par se ve como es abordado abruptamente por
un fiel compañero de años de trabajo en la empresa
de Ferrocarriles del Ecuador, y que ahora al paso de
los años, la vida les ha convertido irónicamente en
compañeros de silla en la Plaza, los dos acuden de
lunes a viernes al mismo sitio.
A muchos de ellos hasta parece que les cuesta
habituarse a su nueva situación de jubilados; así que
para no entrar en depresión por los años mozos que
irremediablemente se han ido, y para no olvidar la
costumbre de las épocas de cuando eran activos
laboralmente, algunos salen presurosos desde sus
hogares en las mañanas; trajeados, perfumados y bien
peinados, como si fueran alguna cita romántica. En el
lugar cada grupo de jubilados saben en dónde
encontrarse, pues tienen fijada su esquina, rincón o
banca específica en donde se agrupan.
Las personas que por casualidad, descanso o
simplemente por mirar el ir y venir de la gente, se
sientan un momento al lado de cualquier grupo o
pareja de jubilados, ahí es común escucharles hablar,
cuál expertos ‘todólogos’ varios son los temas que
comentan como: política, economía, deporte, etc. Y
de épocas que las generaciones actuales ya no nos
acordamos.
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De vez en cuando inclusive, ahora suele
vérseles a algunos añosos personajes con guitarra en
mano y al acorde de voces y cuerdas bien afinadas,
salen hermosas melodías de antaño, con letras
cargadas de sentimiento que amenazan con hacer
explotar el corazón al escucharlas, a la juventud de
hoy que pasa por aquí, eso no les interesa, son otros
tiempos, y hasta parece que el solo escuchar les
incomoda; en cambio a algunas personas que se
encuentran presentes y escuchan el nostálgico e
improvisado concierto musical, al acorde de tan
sentidas melodías les arranca lágrimas y uno que otro
suspiro de recuerdos de sus otrora años de juventud,
en fin todo esto hace más entretenida a la legendaria
y tradicional Plaza Grande. La experiencia
acumulada de estos asiduos personajes les concede y
acredita respeto.
Al llegar el medio día, unos se retiran a
almorzar por los salones o restaurantes aledaños al
sitio otros, regresan a sus domicilios, ya entrada la
tarde luego de lustrarse el calzado, conversar todo el
día hasta el cansancio, departir una que otra copa de
licor, con la consabida excusa de:
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Al final del día algunos de ellos regresan a casa
embriagados, o ‘entonaditos’ otros, retornan muy
sobrios, pero eso si con su noticiario bajo el brazo,
sana costumbre que conservan algunas personas de
éstas generaciones de leer de principio a fin la prensa
escrita.
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tiempo. Para el año 1992 recién se le había conocido
como: leprosorio “Verde cruz”
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legendario hospital alberga a varios pacientes
hombres y mujeres portadores de la enfermedad de
Hansen, (Mycobacterium leprae), hoy conocida
como bacilo de Hansen, en honor al médico noruego:
Gerhard Henrik Armauer Hansen, quién en el año
1873 ha descubierto el bacilo causante de la lepra.
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— Así es, y si no fuera siquiera por esto, más triste
fuera nuestra estadía aquí.
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A otros se los ve venir a lo lejos con paso lento
y figuras desgarbadas, se sientan en una de las bancas,
conversan un rato y de pronto así como llegaron se
pierden despacio a lo lejos, van con dirección a las
chacras, llevando en uno de sus hombros una lampa
(instrumento de labranza) para realizar labores
agrícolas.
En este lugar abundan los casos de tristeza y
soledad, en donde sus familiares los han abandonado
a su suerte, hay varias historias desgarradoras, las
razones del abandono son muchas, pero
principalmente es por la enfermedad, la ingratitud de
parientes, y familiares es la causa recurrente, pero al
final, algunos pacientes dicen que de tanta espera que
vengan los familiares, el alma se les ha cansado, por
lo que mejor ya se han “hecho al dolor” algunos de
ellos inclusive, aquí se han vuelto a enamorar, han
vuelto a renovar su esperanza y sus vidas.
Precisamente aquí en este lugar, se han conocido, y
enamorado, decidiendo muchos de ellos convivir en
‘unión libre’ (unión de hecho) y otros tantos se han
casado con sus mismas compañeras/os, de
enfermedad, y como es de esperarse, producto de
éstas relaciones también han procreado hijos, quienes
han crecido con sus padres y desarrollado en este
entorno, y por supuesto han logrado romper de a poco
ese estigma y marginación que la ignorante y cruel
sociedad, los ha mantenido relegados por varios años.
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Aquí en este viejo sanatorio Juan, da rienda
suelta a sus andanzas y juegos propios de cualquier
muchacho de su edad. Estudia en un colegio del sur
de la urbe, las tardes luego de hacer sus tareas se
desespera por salir a jugar con sus amigos y vecinos
de barrio: Alfredo y Esteban, jóvenes que al igual que
Juan, tienen edades que fluctúan entre los 14 y 15
años respectivamente; no hay nada más hermoso para
los tres amigos, que jugar dentro del hospital, quienes
ni cortos ni perezosos a la primera invitación que les
hace Juan, autonombrado líder, lo acompañan sin
chistar, aunque de vez en cuando a Esteban le llega a
la memoria los consejos incesantes de su madre
sobre: (No entrar por la enfermedad infecto
contagiosa), pues según como a ella también le han
contado otras bocas, que años atrás a los enfermos no
se los permitía siquiera salir fuera de las paredes del
hospital, y que inclusive en la iglesia tenían una
barrera divisoria para que no contagiasen a los
feligreses sanos, que acudían fielmente a escuchar
misa.
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para el año 1980, los enfermos ya habían podido salir
del hospital a recibir a sus visitas y familiares.
Pero la juventud y la amistad que mantenían los
adolescentes les hacía olvidar todas las advertencias,
de sus progenitores; en sus alocados juegos, trepaban
la gastada pared de ladrillos y adobe de unos dos
metros de alto, se deslizaban como gatos y al rato ya
se encontraban en su interior, espiaban con sigilo a
todos los lados para confirmar que nadie los hubiere
visto, y luego recorrían en puntillas los extensos
pasillos, a su paso podían mirar puertas entre abiertas;
grandes y largos ventanales; extensos y amplios
espacios propicios para jugar a las escondidas. Los
coloridos y bien podados jardines tenían que soportar
las pisadas de estos tres furtivos visitantes. Total este
lúgubre sitio es como un gran escenario peliculesco,
en donde se puede poner en escena toda clase de
tramas imaginativas o reales, que por supuesto
siempre nace de la mente inquieta de Juan.
Ávidamente juegan a las escondidas, corridas, se
lanzan piedras, imaginan ser pistoleros (chullitas) y
bandidos; los tres amigos sumidos en este mundo de
ilusiones y juegos se pasan las horas, hasta que cae la
noche, y así sudorosos y cansados deciden regresar a
sus casas, y por el mismo lugar que ingresaron, tienen
que salir, entonces Esteban, por ser el más alto, es el
encargado de poner su espalda para treparlos a sus
dos amigos y luego sale él.
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A este paso transcurren los días, entre juegos y
correrías esta ocasión sin darse cuenta se encuentran
por los sembríos que son cultivados por los enfermos
residentes, quienes en más de una ocasión al verlos,
les increpan y se enfadan con los muchachos con
mucha razón, ya que como es de suponerse los tres
jóvenes inquietos en su correrías destrozan los
variados sembríos de patatas, maíz, hortalizas,
legumbres, y una diversidad de granos que cosechan
para la venta en Semana Santa, o para su mismo
consumo, y a decir verdad ese es su único sustento,
ya que por lo deplorable de su apariencia física, la
gente de fuera les niegan trabajos y los evitan a como
dé lugar, muchos ni siquiera les extienden la mano
para saludar, solo se limitan a mover su mano en señal
de saludo o despedida nada más.
Los mismos médicos y enfermeras de esta casa
de salud se manejan con protocolos estrictos en
cuánto tiene que ver con la higiene; pero claro ellos
con conocimientos médicos lo hacen no precisamente
porque a lo mejor se van a contagiar, sino que la
asepsia e higiene es fundamental en todo proceso
curativo. Para Juan y sus amigos, el “peligro de
contagio” se ha vuelto un aditamento más de
adrenalina, que pone alegría a sus tardes de juego;
muchas veces los enfermos al ver destrozados sus
sembríos, habían acudido a quejarse hasta el personal
administrativo del hospital y éstos a la vez,
comunicaban a la única persona que hacía
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medianamente resguardo las extensas instalaciones
para que tratare a toda costa de atrapar a los
impertinentes muchachos.
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de seguridad, en la puerta de ingreso, sentado e
indicando a la gente a donde ir pensando a lo mejor
con esto reducirle su trajín y hacerle un bien. El
mencionado empleado por su lado, decían que le
ponía todo su empeño en su nueva labor, pero la
limitación física se lo impedía. Por todas estas
razones, las Autoridades barriales y del centro
hospitalario habían convenido hacer funcionar dentro
del hospital, un Retén Policial, ubicado en el lado
derecho de la única puerta de acceso.
Juan, al enterarse por boca de los hijos de los
pacientes que el señor de seguridad les buscaba, y
que además muy pronto llegarían al barrio cuatro
gendarmes, enseguida maquinó un plan para
“tenerles de parte” a los policías si llegaba el día en
que lo sorprendiesen. Para esto contaba con su
deslumbrante inteligencia y vivacidad además; se
destacaba por ser buen conversador virtudes innatas
que lo hacían sentir como se dice por ahí de, “sangre
liviana” es decir, (caía bien a todo el vecindario,
incluido a los policías.)
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no dar la cara, mientras corría les dijo a los policías
entre gritos:
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convivencia a todos quienes han edificado sus
viviendas en todo lo largo de las riveras de este río,
su olor pestilente y nauseabundo se vuelve casi
insoportable en las horas del medio día ya que el sol
revive con fuerza los fétidos olores.
Otro elemento del orden alcanzó a divisar el
timbre de la casa, con un movimiento de cabeza y un
dirigir de ojos hacia el escondido pulsador, dio aviso
a su compañero, este de la misma manera, le contestó
con otro gesto igual moviendo la cabeza en señal de
afirmación e invitándolo a que pulse el timbre. El
chirriante ruido alertó a los perros y a sus dueños,
enseguida por la ventana del segundo piso asomó la
cabeza una chica de unos diez años a lo sumo, quién
al ver a los cuatro uniformados dio aviso a su padre,
al instante salió un hombre de aspecto circunspecto,
de unos cincuenta y tantos años; muy atento saludó
con cada uno de los policías, e inmediatamente se
identificó con el nombre de, Alberto Becerra, tal cuál
como Juan, les había indicado, luego sin mucho
parloteo les dijo:
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para dejarles de una vez posesionados, y ahí les
indicó algunas otras cositas más.
Con ésta introducción rápida, caminaron de
regreso hasta el Retén y a su paso les fue poniendo al
día de los problemas y los puntos delincuenciales que
aquejaban al barrio entre otras situaciones, les
aseguró que la alimentación la iban a recibir dentro
del mismo hospital. Al oír esto el policía al mando del
personal, primero se alegró pero al instante también
frunció el ceño en señal de desagrado, el interlocutor
percibió de inmediato esa reacción y con perspicacia
aclaró para tranquilidad de los policías sobre este
asunto, para que no les quede dudas, sobre el comer
dentro del hospital.
En razón de ser morador del barrio por varios
años, actualmente presidente y mantener reuniones
periódicas con el personal médico de ésta casa de
salud, él, ya conocía los avances médicos en torno a
la enfermedad, por eso con aplomo dijo:
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verdad, es que es bien desagradable ver las llagas de
los pacientes pero, supongo que ustedes por su misma
profesión ya han de tener los estómagos “fuertes” por
eso no creo que tengan inconveniente comer dentro
del hospital, y sobre la enfermedad misma, debo
indicarles que ya hay cura, ¡Cuidado se me alarmen!
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— Sr. Presidente, le agradecemos que usted nos haya
aclarado sobre ésta enfermedad, éramos totalmente
ignorantes, con esto ya nos quedamos tranquilos,
también le agradezco que haya hablado con el
Director y personal de médicos para nuestra
alimentación y sobre nuestro trabajo, no se preocupe
que nosotros apenas nos instalemos en el Retén,
(acomodar las camas, cajas y armamento)enseguida
salimos a hacer un recorrido por todos los rincones
del barrio, para que la gente sepa que ya estamos aquí
prestando servicio y puedan acudir acá por cualquier
motivo; ya que nosotros venimos listos y dispuestos
a colaborar en todo y con todos los moradores.
Además también nos interesa que sepan los “amigos
de lo ajeno” que desde ahora ya hay policías en este
barrio, así que mejor que se tranquilicen sino quieren
problemas con la Justicia.
El Presidente sonrió complacido como quién
aprobaba las palabras del gendarme, y el momento
que estiraba la mano para despedirse, el policía que
le seguían en antigüedad, pidió disculpas por hacerle
perder un poco más de tiempo, y se dirigió con éstas
palabras:
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—Aquí me tienen a la orden jefes para cualquier cosa,
si hay necesidad de algo, me comunican nomás y
buscamos solución a cualquier requerimiento que
tengan.
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tradicional no destilada del maíz y otros cereales, y
que al mezclarla con puntas (trago) se forma el
llamado coloquialmente: “sánduche” o “chicha con
dual”. Costumbre arraigada de los pueblos de
América.
A las expendedoras de éstas bebidas
alcohólicas, los policías les indicaban y advertían con
la Ley en la mano que de seguir con su ilegal
actividad, (venta de licor en horarios no establecidos
y sin los respectivos permisos) procederían a hacerlas
clausurar, de hecho por más de una ocasión fueron
cerradas, ya que sus asiduos clientes protagonizaban,
peleas, escándalos, y una retahíla de líos más. Los
fanáticos y recurrentes clientes de éstas chicherías se
dejaban seducir una y otra vez por Baco, (Dios del
vino) quedando embriagados, perdidos, y tendidos
en las calles en condiciones muy deplorables, otros,
causaban desmanes y grescas callejeras creando una
serie de conflictos sociales.
En cierta ocasión, y aprovechando las
vacaciones escolares los padres de los amigos de
Juan, quizá por razones de estudio, economía,
comodidad o no sé qué mismo, habían decidido
cambiarse a residir a otros barrios, por lo que Juan,
irremediablemente tuvo que seguir solo, ya no tenía
más amigos de confianza en el barrio y como no había
según él, donde más distraerse, seguía ingresando al
hospital, pero ya no lo hacía a las chacras o jardines
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como solía hacerlo con sus amigos, ahora ingresaba a
otro lugar.
El tiempo pasó a toda prisa Juan, contaba con
17 años y como a esta fecha ya había logrado
consolidar la amistad de los policías, entraba al
hospital muy campante y por la puerta principal, sin
escalar los muros, y todo porque aparte de enseñarles
a los policías, el domicilio del presidente del barrio,
les aportó datos sobre donde paraban la gente que
causaba problemas, (delincuentes) creyendo que con
esto ayudaría a los policías en su trabajo ahorrándoles
de realizar la labor de inteligencia previa que ellos
tendrían que realizar, y lógico que fue de gran ayuda,
ya que los policías se evitaron de hacer preguntas a la
gente del barrio, que por lo general en éstos temas son
muy reacios, por seguridad claro está, esto bastó para
que el muchacho se gane la confianza y amistad de
los gendarmes.
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esquina y se acomodaba junto al viejito Jonás, como
lo llamaban todos de cariño.
El improvisado “casino” había sido adecuado
para la distracción de los pacientes, por cierto este
lugar había sido un logro acertado por el Director del
hospital de aquel entonces, con el fin de distraer en
algo a los pacientes internos. Dicho lugar contaba
con, pequeñas mesas de rústica madera, taburetes con
asientos redondos y tres patas, una mesa de billar, y
una televisión a color de ‘21’ pulgadas.
Los pacientes se daban cita aquí todas las
tardes, al parecer este era el único medio de diversión
para muchos de ellos, unos jugaban naipe, otros
billar, y el resto se dedicaban a mirar la variada
programación televisiva, ¡ah! por cierto las noticias
era algo que no se podía dejar de ver, podían estar
viendo cualquier programa, pero los más añosos, por
el mismo hecho de su larga vivencia, tenían bien
adiestrado su orientación del tiempo, a tal punto de
ni siquiera mirar el reloj, y así sin más ni más sabían
que ya era la hora exacta de noticias y si acaso se
equivocaban era apenas con tan solo uno o dos
minutos quizá. ¡Cosa increíble!
Lo cierto es que el ambiente en el lugar a partir
de esa hora, se tornaba abarrotado de pacientes y uno
que otro extraño vecino del barrio que se habían
enterado por casualidad de la existencia de este lugar;
era común verles atentos a los juegos y oír los
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griteríos mezclados con insultos causados por algún
alegato de uno de los viejos naiperos especialmente,
también se formaban sendas algazaras cuando
alguien por ahí no podía meter en el hueco alguna
bola de billar que iba a ser la que definía al ganador.
Se podía notar claramente en el ambiente, ese
característico nerviosismo tanto de jugadores, como
de espectadores, pero al final de los juegos alguien
de por ahí con unas leves palmaditas en el hombro
calmaba y consolaba a los perdedores de la jornada.
También se daban cita los infaltables y típicos
“apostadores”, que a la larga llegaban a ser parte de
los jugadores, pues ellos eran los que más sufrían,
gritaban, insultaban y aconsejaban inclusive que
jugada hacer en la billa, o que carta botar o alzar en
el juego de naipe. En su alterado nerviosismo
fumaban cigarrillos como chinos jugadores,
apostadores y mirones; al término de la noche
dependiendo de cómo les haya ido en los juegos se
retiraban unos alegres con el dinero ganado, y otros
como es lógico salían con caras largas, renegando de
la suerte, pero eso sí, abrigando la firme esperanza de
que al otro día iban a poder recuperar lo que habían
perdido.
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por más de una ocasión Teresa, le increpaba y pedía
respuestas acerca de dónde mismo es lo que él pasaba
las tardes y parte de las noches, y solo luego que Juan,
le explicaba con lujo de detalles cómo y dónde es lo
que pasaba entretenido ahí como que se sentía un
poco más tranquila, sabiendo que su hijo no estaba en
nada malo relativamente, ni corría peligro alguno,
además ella consideraba que su hijo estaba en el
mismo barrio pero, eso de estar dentro del hospital era
lo que más le atormentaba, por el asunto del contagio,
más al saber que su hijo no estaba en contacto directo
con los enfermos le servía de consuelo. Algunas
tardes, uno que otro veterano por ahí de vez en
cuando le recriminaban al joven por su presencia,
pero tampoco se debía por el peligro de contagio sino,
que argumentaban que era menor de edad para estar
presenciando juegos de “adultos”, mirándolo con
ojos de disgusto al acusador, Don. Jonás Verdezoto,
salía al paso en defensa del muchacho, diciendo:
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aconsejaban al mozuelo para que no le hiciere caso,
en retirarse, y con las mismas palabras que solía
tranquilizarle Don. Jonás, le decían burlonamente:
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Don. Jonás, era todo un personaje, dominaba a
la perfección algunos juegos de azar como: el Gin
rummy, el tradicional (40), casino, Póker; y en la
billa, también era un “maestro”, el palo o taco lo
cogía con la mano derecha, ya que los dedos de la
mano izquierda los tenía carcomidos y chuecos a
consecuencia de la misma enfermedad, pero
¡Caramba! que buena puntería tenía, no le fallaba un
solo tiro, con parsimonia paraba el taco de billar en el
piso, le apretaba con las puntas de sus pies, para luego
con su cintura empujarlo hacia el filo de la mesa,
luego con la misma mano diestra, ponía tiza en la
punta del taco, hecho esto, le hacía posar de forma
horizontal al ras de la mesa con dirección a la bola
que pretendía meterla, miraba alternadamente las dos
bolas en juego como águila tras su presa y ¡zas! un
solo golpe seco bastaba para que la bola blanca se
estrellara en su objetivo, nunca fallaba un tiro.
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— “Jamás hay que negar la tierrita donde uno nació
o crío; y pior, negar”
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tradicionales como: La Tola, San Juan, La
Ferroviaria, Chimbacalle, Chaguarquingo, El Camal,
La Villa Flora, La Magdalena, La Colmena, El
Panecillo, La Libertad, San Roque, Toctiuco,
Cotocollao y otros, se los veía con cierto grado de
respeto y recelo, equivalente a temor ya que se decía
que sus moradores eran de “armas tomar”
Estos barrios en verdad, han nacido y florecido
con la ciudad, algunos conservan viva hasta hoy su
identidad, tradiciones y cultura. A esto hay que decir
que la delincuencia nunca estuvo ausente y más bien
busco refugio en estos sectores convirtiéndoles como
sitios de alta peligrosidad, otros inclusive aquí han
montado sus “Centros de Operaciones”
Una de las varias causas, quizá se debió a que,
por el mismo hecho de estar ubicados muchos de los
barrios mencionados cerca al Centro Histórico, donde
hay gran acumulación de gente que se arremolinan en
los comercios en busca de comprar o vender los
diferentes artículos, se ha convertido en sitios
propicios para que los delincuentes cometan
fechorías. Otra causa es que el Casco Colonial de
Quito, resulta muy atractivo por sus antiquísimas
iglesias, conventos, museos y demás sitios turísticos,
que resultan un ¡Encanto irresistible! para los
visitantes extranjeros, quienes con cámaras en mano,
graban y filman sus recuerdos; es común verles
caminar solos o en grupos, absortos ante tanta belleza
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de la ciudad, a veces deambulan sin medir los
peligros que les acechan por las calles y plazas. Por
todo lo descrito los “amigos de lo ajeno” Por todo
esto es que los delincuentes ven a estos lugares como
“buenos para hacer su agosto”
Otro ejemplo de la delincuencia galopante en
aquellos tiempos era el barrio, La Colmena. Años
atrás (1975-1980) funcionaba un Salón de bebidas
conocido como “El Refugio” aquí se daban cita varias
“eminencias delincuenciales” para planificar sus
pillerías, beber, drogarse, causar escándalos de
proporciones con balaceras incluidas. Muchos delitos
causaron revuelo en la sociedad quiteña,
precisamente aquí en este barrio se dice que hizo sus
primeros pinitos delictivos el tristemente célebre,
violador y asesino, Freddy Cardona, más conocido
como el “Loco Freddy”
En el Panecillo nació la banda delictiva
conocida con el mote de: “Los chicos malos”
regentado por la “mama Lucha” personaje de
ingrata recordación por la serie de delitos cometidos.
En Toctiuco, actuaba la banda del “Tallarín”,
posterior aparecieron las bandas de las Marías
Luisas y muchas más.
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—Cómo le va, buenos días, a veces, así es mejor.
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Kombi, que a ratos aparenta ser más bien un pequeño
mercadillo ambulante; la gente acudía rauda
motivada por el anuncio de:
— “haber, haber, ya llegó desde Quito: ropa barata de
remate, también tenemos: zapatos, lavacaras, y más
artículos, acérquese nomás caserito”
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la iglesia a reconciliarse con el altísimo, pero al pasar
los días se olvidaba por completo y solo cuando
pasaba cerca de la iglesia del barrio que quedaba
junto al hospital, se acordaba de golpe la promesa,
con profunda vergüenza alzaba la vista al cielo, se
santiguaba por tres veces y apresuraba su paso para
llegar a su domicilio.
Cuando Teresa, muy de repente, podía dejar de
lado los quehaceres del hogar, hacía los arreglos
necesarios para acompañar a su esposo a las ferias, él,
alegre aceptaba y expresaba con mucha razón.
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—Solo así funciona esto. Decía como quién
adoctrinaba al ‘viejo’ negociante de su esposo.
Él solo la miraba y sonreía solapadamente, se
sabía de sobra este procedimiento pero:
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Para sus hijos se había vuelto común oírla
renegar y gritar por la casa, cuando algo hacían ellos
mismos, les reprochaba histéricamente:
—Está mal lavado ese pantalón, está mal planchada
esa camisa, este pantalón tiene doble raya, etc.
Haciéndoles sentir inútiles, total así se
desenvolvía el día a día en el hogar de Teresa y
Vicente.
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de grado que le gustó a Juan; mensualmente Teresa,
tendría que pagar hasta culminar el pago total (seis
meses), después de todo no había apuro, faltaba unos
tres o cuatro meses para que Juan se gradúe. Lleno de
alegría y emoción el mozuelo, esperaba ese día tan
esperado.
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aparecía en la pierna, dedos o cualquier otro lado del
cuerpo de su padre.
Don. Jonás, por su parte narraba con alegría y
detalle a sus amigos y compañeros de juegos, como
sus dos hijas le cuidaban con esmero, y que ahora por
fin estaba por cristalizarse un sueño tan hermoso que
siempre había tenido él, ese sueño era ver a su hija
convertida en médica, con alegría, esperanza e ilusión
decía:
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a todo esto y más estaba dispuesto Don. Jonás, por el
amor a su hija.
Una tarde de marzo, los presidentes de los
Consejos estudiantiles de los colegios del sur de la
ciudad, se habían convocado para salir en
manifestación callejera, en protesta por el alza de los
precios de los combustibles, el mismo que repercutía
de forma directa en el alza de pasajes, subida de los
precios de la leche, y algunos insumos más que son
considerados como productos de consumo popular.
Con estos antecedentes habían convencido a sus
compañeros para salir en protesta por las calles
aledañas, específicamente por los sectores de las
Avenidas: Alonso de Angulo, y Mariscal Sucre, cada
Colegio debían protestar cerca de sus sectores
respectivos; la protesta incluía cerrar el paso
vehicular en éstas arterias viales de mucha
circulación vehicular.
56
que les ingresaban acusados de alterar el orden
público, daños en propiedad pública y privada,
destrucción de bienes del Estado y otros. Lo raro en
todo esto es que quienes les incitaban nunca caían
detenidos, tampoco se pronunciaban en apoyo a sus
compañeros detenidos. Nunca fueron a visitarles en
los largos quince angustiosos y eternos días de prisión
que purgaban los jóvenes y para completar cuando
volvieron a sus aulas, fueron recriminados y
amenazados con expulsión por parte de Docentes y
Autoridades del plantel, y otra vez los ‘dirigentes
estudiantiles’ nunca se asomaban para defenderles, o
por lo menos para tenderles la mano de bienvenida
como gesto de solidaridad. Uno que otro muchacho
amigo de Juan, le habían contado que cuando
recuperaron su ansiada libertad del Centro de
Detención para menores, llamado (Virgilio Guerrero)
ubicado en el sector de El Inca, nadie les había
ayudado con los gastos. Todo esto había hecho que
Juan se volviera parco y de oídos sordos cada vez que
escuchaba las arengas invitándolos a salir en
“protesta social”
Así que mejor esa “bendita tarde” como él se
dio por llamar y recordar de forma especial a esta
fecha, decidió más bien retornar a casa rápidamente;
se descargó de su pesada mochila, se sacó su
uniforme colegial, almorzó como de costumbre
realizó sus tareas y voló al hospital, miró su reloj, y
era justo las,16:00h hora que empezaban a jugar los
57
naiperos, cuando se disponía a ingresar estando justo
en la puerta principal, por esas cosas que tiene el
caprichoso destino, coincidió con Nancy, ella
también estaba por ingresar en busca de su padre,
pues era portadora de una ¡Buena noticia! ¡Al fin! le
habían concedido el cupo para estudiar la tan ansiada
carrera, esta era la razón que la motivó a ingresar
hasta el mismo hospital para dársela la noticia de
primera mano a su padre. No podía esperar hasta las
nueve o diez de la noche en que Don. Jonás, retornaba
al hogar y poder recién ahí descargar toda la felicidad
que la embargaba.
59
Nancy, fue la primera en romper el hielo del
silencio, y preguntó:
60
—Él es paciente de este hospital y suele pasar las
tardes jugando aquí, lo que pasa es que no sé dónde
mismo será ese lugar que juegan y me urge hablar con
él.
— ¿Me puedes ayudar con eso? concluyó ella.
Muy atento él contesto:
61
que ella al ser dos años mayor que él, le pudiese
rechazar estas inquietudes martirizaban al joven
soñador. Ella se dedicaba por completo a los estudios;
a punta de constancia y empeño estaba a poco de
ingresar a la universidad, él aún no concluía con la
etapa de colegial. Esto hacía que el caminar del joven
sea lento, mantenía la mirada perdida en el vacío. A
pasos de llegar al lugar, ella le sacó del letargo a Juan,
y preguntó:
62
presentar juegos antes de tiempo) a los demás
jugadores de naipe (Gin Rummy) decía con júbilo:
63
— (Sabes quisiera pedirte de favor si puedes
aceptarme verte otra vez digo quizá para salir a pasear
mirar una película o lo que a ti te guste en verdad
quiero ser tú amigo ¿Qué dices?)
64
—Oye dime al fin, ¿En dónde mismo es lo que juega
mi papá?
65
Don. Jonás, mismo fumaba uno tras otro tabacos
sin filtro de la legendaria marca estadounidense,
“Camel” (camello en español), nunca le faltaba la
cajetilla, con la imagen identificativa del camello que
lucía como portada central de la cajetilla, siempre se
preguntó Juan, ¿Qué tiene que ver un noble animal
como el camello en una caja de cigarrillos? con el
tiempo supo que las grandes empresas mundiales,
hacían y utilizaban cualquier medio con el fin de
vender sus productos, sin importarles el daño que
causan a la humanidad. La estrategia de Marketing
utilizada en este caso, era un simple juego de palabras
por querer indicar que los EEUU, estaban por ingresar
a la Primera Guerra Mundial, el lema utilizado por
décadas de Camel, era posicionarse en el mercado y en
la memoria de sus clientes con la frase: "Andaría una
milla por un Camel".
Juan, a ratos permanecía en silencio, luego se
levantaba, caminaba en círculos, se restregaba las
manos esperando nervioso el momento oportuno para
lanzarse con la notica, los presentes notaban el
marcado nerviosismo del muchacho y lo miraban de
cuando en cuando; otros en cambio, ya acostumbrados
a la presencia del joven no se inmutaban al verlo, más
bien cuando alguna tarde no le veían, preguntaban de
forma burlona:
66
A esto el veterano jugador contestaba.
—No, no ha venido, “mi ojo seco”
67
demoraba salió inquieto hasta el pasamano, miró y
exclamó irónicamente a gritos:
68
Don. Jonás, viejo conocedor de estos síntomas
del amor con el rabillo del reojo se había percatado de
la mirada atenta del muchacho hacia su hija; luego que
concluyó la breve charla con su “niña” volteó de
regreso al juego y al llegar hasta donde se encontraba
Juan, le despertó del letargo al muchacho con unas
palmaditas en la espalda como quién le agradecía el
pequeño “favor”, el joven alelado y avergonzado
respondió:
69
ajuste en todo su vehículo. Luego le lavaba, secaba y
quedaba listo para “zarpar” se decía para sí.
El viaje ésta vez en realidad no era largo, tomaba
apenas dos horas llegar hasta la feria libre en el sector
de la (Plaza del Salto). Siguiendo su rutina, revisaba y
enfundaba la mercadería, eso sí siempre estaba
renovando.
70
planes para el venidero fin de semana. Seguidamente
agradeciendo a Dios y a los padres por la comida, cada
uno de los hijos se retiraron de la mesa, la pareja de
esposos como siempre se quedaron al último, para de
ahí irse a la sala a observar noticias. Sus hijos cada
quién en sus dormitorios realizaban lo suyo, cuando
daban ya las nueve de la noche Vicente, decidió
retirarse a descansar, Teresa, luego de despedirse de
cada uno de sus hijos lo siguió al dormitorio, Vicente
denotaba como nunca un cierto cansancio, sentía que
algo no estaba bien en su ser; no había explicación para
ese repentino cambio de semblante algo importunaba
su paz, pero era imposible deducir que mismo le
acontecía; su esposa por supuesto que había notado
este extraño comportamiento, no así sus hijos, así que
sin más tiempo que perder en la tranquilidad de la
cama, ella le dijo con voz interrogante:
71
a veces las personas experimentamos sensaciones
medias extrañas, tranquila Tere, mejor descansa…
73
le hizo una seña como para que viera el reloj de pared,
el mismo que marchaba sin cesar, debía ponerse en
marcha, exactamente daban ya las 05:00h de una fría
mañana. Apresuradamente él abrazó calurosamente a
su esposa, y los dos se fundieron en un instante en un
abrazo interminable de despedida; él, posó su mano en
el cuello, y con sus dedos se abrió paso entre los suaves
y fragantes rizos de su cabello, miró cada línea de su
rostro como queriendo fotografiar e inmortalizar ese
bello momento a su memoria acudieron añejos
recuerdos de cuando eran novios; el rostro de su esposa
se iluminó de alegría, y sin darse cuenta se dejaron
arrastrar en un torbellino de pasiones dando paso a ese
ritual sagrado que solo los empedernidos románticos
suelen sentir en un beso. Beso que sabe a néctar de vital
importancia con que se alimentan los frágiles
gorriones, beso que cala los huesos. Vicente en ese
beso expresó todo el amor que albergaba en su corazón
para su amada esposa. Ese beso ‘per se’ apasionado,
gritaba que su amor iba a permanecer ‘caliente’ por
siempre, ¡bendito beso!
Antes de salir de una buena vez, miró de pies a
cabeza a sus tres hijos, quienes permanecían de pie
observando a sus padres despedirse, seguidamente
avanzó y se despidió de cada uno de ellos con un fuerte
abrazo y un besó en la mejilla a su hija.
Ésta madrugada no era como las demás, Vicente
sabía y sentía que algo había en el ambiente, pero nadie
podía ni se atrevía a descifrar, dice la gente que cree en
74
éstos asuntos de mal agüerías que algunas personas si
sienten o mejor dicho presienten las malas vibraciones
(que algo malo les va a suceder), quizá eso era lo que
Vicente, presentía desde la noche anterior, pero él no
creía en éstas cosas, así que no le dio más importancia,
además al parecer todo marchaba bien por lo tanto, no
había de qué preocuparse, se dijo para sí, dándose valor
sacó las llaves de su bolsillo derecho, suspiró hondo y
en voz baja manifestó:
78
tan solo palos, plásticos y uno que otro implemento
más.
Se ofrece toda clase de víveres: fideos, aceites,
arroz, azúcar, harinas frescas que solo con el pasar por
ahí, se siente el aroma propio de la harina de haba,
machica o maíz; la dulce panela con las envolturas
entrecruzadas de hoja de plátano o la misma caña que
se ofrecen en sus diferentes
presentaciones,(rectangulares, cónicas y otras que se
asemejan a platillos voladores), son tan provocativas
las panelas que los posibles compradores no
desperdician la oportunidad de pellizcar para saborear
su rico y dulce sabor.
“Las desgracias cuando llegan, llegan, sin
distingo ni concesión para nadie”
El reloj daba las 06:00h Vicente, avanzaba
despacio conduciendo el vehículo; mientras lo hacía
iba dividiendo sus pensamientos entre conducir, sus
hijos, estrategias de negocio para ese día, pensaba
también en la preocupación en que se quedó sumida su
esposa. Total su mente estaba sumida en una
enmarañada fila de pensamientos la mente a ratos ya
no le daba abasto, por eso de cuando en cuando sacaba
su cabeza por la ventana para recibir un poco de aire y
disipar un poco sus pensamientos. Con el paso de los
minutos se encontraba en la vía que conduce a la
parroquia rural de Amaguaña, avanzaba muy cauto
entre una tenue llovizna y espesa niebla, suspiró como
79
quién le pone un alto a todos los pensamientos que
trataban de arrebatarle la paz, pensó amenizar un poco
el ambiente pesado de ir conduciendo en silencio.
Encendió las manillas del parabrisas para sacar las
gotas de agua impregnadas de la constante garúa que
caía, y simultáneamente su mano rozó la radio musical,
ubicó el dial en una muy sintonizada radio quiteña que
se caracterizaba por emitir particularmente música
romántica, y al acorde de la melodía que escuchó,
automáticamente su cerebro esta vez le transportó a los
años de juventud; su mente le traía remembranzas del
contenido cultural del disco “Melina” interpretada por
el cantante español, Camilo Sesto, (Camilo Blanes
Cortés). La letra de este disco había servido de
inspiración al artista y no precisamente porque Melina,
hubiese tenido algo que ver en el aspecto sentimental
con Camilo, no, nada había tenido que ver, primero; el
verdadero nombre de Melina había sido: (María
Amalia Merkóuri, nacida en Atenas, en el año de
1920)actriz, cantante y activista política, incansable de
las luchas contra la dictadura Griega que había durado
siete años, y que ella había sufrido específicamente, en
la conocida: “Dictadura de los Coroneles” que había
comenzado en el año de 1967. Aparentemente éstas
habían sido las causas para que Camilo, la
homenajeara con el disco, y como forma de perennizar
la tenaz lucha contra las dictaduras que la desterraron
por más de una vez a Francia, y que ella siempre había
sabido contestar con orgullo:
80
“Nací griega y moriré griega”
Mientras todo esto pasaba por la cabeza de
Vicente, a unos doscientos metros en sentido contrario
de la vía por donde conducía, alcanzó a divisar una luz
mortecina, que venía en un raudo zigzag; como
autómata llevó su pie hasta el pedal y redujo la
velocidad, agudizó su vista tratando de ver mejor y de
pronto cuando se disponía a realizar alguna maniobra
evasiva, ya fue tarde, la luz intensa de los faros del
vehículo contrario le cegaron la visión por completo, el
impactó fue veloz y brutal. El automóvil causante de
la desgracia se estrelló de frente contra el vetusto carro
de Vicente, quién nada pudo hacer por evitar, más solo
alcanzó a gritar:
81
motores; la poca gente que a esa hora circulaban a pie
y en vehículo por ahí, miraron absortos la tragedia,
unos pocos se bajaron solo a comprobar que no había
nada por rescatar con vida. Las Autoridades a media
hora de lo sucedido arribaron a constatar el hecho, en
el lugar las ambulancias, paramédicos, grúas y la
policía comprobaron que nada podían hacer por salvar
la vida a nadie, solo se escuchaba el ronco eco de las
Radios Motorola que reportaban la muerte de dos
personas, N.N. (nombre desconocido)
Siguiendo su usual y macabro procedimiento
trasladaron hasta la Morgue a los dos cuerpos para las
necropsias respectivas y los vehículos o mejor dicho,
lo que quedó de ellos, iban a ser trasladados hasta los
patios de Retención vehicular, (sur de Quito). Los
curiosos vecinos del sector, los que nunca faltan, cuál
aves de rapiña tras su presa, fueron los primeros en
arribar y en acto por demás reprochable y delictivo
robaron todo cuanto pudieron del carro de Vicente,
sobre todo, ya que del otro vehículo siniestrado nada
quedó.
Posterior en la etapa de investigación los peritos
de tránsito habían establecido en su Informe lo que ya
se sabía, que el impacto había sido de frente, que había
habido, exceso de velocidad en el vehículo tipo
automóvil que había estado circulando en sentido
contrario al carro de Vicente, que por las huellas de
rodadura habían determinado que hubo invasión de
carril de circulación por parte del vehículo causante del
82
choque; y en lo referente a causales climáticas han
anotado que al momento del siniestro ha existido mal
estado de la vía (pertinaz llovizna), es decir,
condiciones no favorables para la conducción segura.
También han hecho notar en su Informe, que uno de
los dos conductores, ahora fallecido, ha venido
conduciendo posiblemente en estado de embriaguez,
con por lo menos (3 o 4 grados de alcohol por litro de
sangre) grado alcohólico que según la tabla de
medición, causa confusión y perturbación de las
sensaciones, esto coincidía de forma plena, ya que él
occiso había asistido la noche anterior al percance, a un
compromiso social (fiesta de 15 años de una amiga ) y
que según el testimonio indagatorio realizado a
algunos asistentes a la fiesta, él fallecido había libado
copiosamente toda la noche y madrugada y que siendo
aproximadamente las 05:00h de la madrugada, se había
esfumado de la fiesta, y los anfitriones al no
encontrarlo habían asumido que el invitado se había
retirado a descansar, ya que su domicilio estaba muy
cerca del sitio del accidente.
La infausta noticia llegó a casa de Teresa, tipo
11:00h de la mañana, el teléfono sonó en un ring, ring,
ring que martirizaba los oídos, traía consigo el mensaje
de muerte, contestó Juan, con su voz mutante, producto
de la testosterona, (transición propia de la edad
juvenil), al otro lado de la línea hablaba un hombre que
pidió primero saber el grado de parentesco de Juan, con
el señor Vicente Sandoval, y al oír la voz del joven,
83
preguntó la edad de quién le contestaba, al saber esto,
pidió con voz autoritaria que por favor se ponga a la
línea alguna persona mayor de edad, para poder
informarle de algo muy serio, Juan con gesto de
inquietud llamó a su madre, y tapando con su mano la
bocina del auricular, dijo que quién hablaba al otro
lado era un hombre medio raro, y que insistía hablar
con ella, sin perder más tiempo, Teresa contesto un
poco mal humorada:
84
Al oír esto Teresa se quedó trémula y alelada, la
noticia fue tan impactante que le pareció como si le
hubieran clavado en su corazón, un millón de alfileres,
el dolor fue muy intenso, su mente recorrió en un
santiamén todos los pasajes vividos con su esposo, de
pronto no sintió más su cuerpo; las piernas le fallaron
y cayó fulminada convertida en un guiñapo, el
auricular que sostenía se deslizó de entre sus flácidos
dedos, al ver esto Juan, que permanecía junto a su
madre, de un brinco estuvo junto a ella, le levantó la
cabeza, y con voz aterradora grito:
— ¡Quién Creyera!
86
papeleos, trámites y abogados. Durante el sepelio, los
solidarios vecinos, conocidos y familiares expresaban
su pesar con el consabido lema de:
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a lo suyo. Muy de repente visitaban a su madre y
hermano. Teresa, por su lado jamás volvió a ser la
misma mujer jovial, deportista y animosa de siempre,
se sumió en una espantosa y agónica melancolía, ya no
se la veía salir a trotar con ese brío que la caracterizaba,
se convirtió en una perfecta ermitaña dentro de su
hogar, al caminar por cualquier rincón de la casa, le
parecía ver a su esposo. Juan, al mirarla en éstas
condiciones, hasta llegó a pensar que su madre,
adoraba quedarse a solas con sus recuerdos, muchas
veces la sorprendió hablando a solas. Y cuando era
sorprendida en este letargo casi demencial, se irritaba,
y evadía la presencia de su hijo, a veces hasta le pedía
a suplicas:
89
iras desenfrenadas cuando su hijo le decía lo contrario
de lo que ella sabía, se enfrascaban en discusiones
interminables, y al final ella concluía con augurios
lastimeros hacia su hijo:
94
El contrato de muerte, ya lo habían firmado
anticipadamente el cruel destino y Átropos o Aisa, la
mayor de las tres Moiras (Cloto y Láquesis) quién es la
encargada de cortar el hilo de la vida de los humanos
con sus tenebrosas tijeras.
95
Sin más tiempo que perder Don. Jonás, miró el
reloj, era hora que Nancy debía estar ya en casa, las
extrañas llamadas avivaron un negro presentimiento en
su ser, al instante levantó el auricular y llamó a Julia su
hija, quién a esa hora se encontraba laborando en la
oficina, al oír el relato preocupado de su padre, habló
con su jefe y partió a casa, su padre le esperaba listo
para partir, por lo que los dos acudieron, en busca de
Nancy, primerito fueron a la Universidad, ahí tomaron
contacto con compañeros, maestros, amigos y demás
gente que creían que debían conocerla, pero nada en
concreto, los docentes dijeron que justo ese día no
había llegado a recibir clases, y para corroborar
mostraban los listados; sus compañeros con cara de
acontecidos se comprometieron ayudar en la búsqueda,
otros de forma más consoladora expresaron:
96
— ¡Por favor! Chicos cualquier información que
tengan sobre mi hermana, no dejen de comunicarnos.
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Éstas palabras en vez de servir como consuelo al
afligido padre, más bien causó molestia, no quiso
escucharlo más al policía de más alto grado que lo
recibió; el gendarme por supuesto que cayó en cuenta
del malestar, pero ese era el procedimiento, por eso
dijo:
98
donde se les ocurría, todo con la esperanza de que
alguien les diera información.
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de hacerles sufrir a ustedes dos, con tanto aprecio que
les tengo? ¡Qué va!
101
Como solía hacerlo su padre en vida, reviso el
estado de la camioneta, una a una revisaba que las
llantas estuviesen en perfecto estado, midió el aceite
del motor, limpió las bujías, sopló el carburador, puso
agua al radiador y demás partes en donde
principalmente decía su padre que los carros solían dar
problemas. Luego con su madre acomodaron la
mercadería que llevarían a la venta, y tipo 22.00h
fueron a descansar, para salir a las 05.00h de la
madrugada. Algunas noches él ya no podía conciliar el
sueño como antes, por más esfuerzo que hacía por
descansar su mente divagaba por todos lados tratando
de encontrar alguna respuesta sobre la desaparición de
Nancy, su cerebro pasaba de un estado a otro, le parecía
oírla, le veía correr con su pelo al viento, aquellas
tardes que bajaban tomados de la mano por los
graderíos, sin querer nunca llegar a casa, en fin, su
mente era un torbellino de ideas incontrolables. El
tiempo marcaba las 04.00h de la madrugada, Juan, se
sentía culpable por todo, ahora inclusive hasta de no
poder dormir, y al conducir en ese estado de
somnolencia podía accidentarse, poniendo en riesgo la
vida de su adorada madre y de él mismo.
Su madre a pesar de toda la oposición hacia
Nancy, se había convertido en su bastión y último
refugio. En un desesperado intento cerró los ojos y
concilio un fugaz y corto sueño. Su madre fue quién le
despertó con una leve palmadita en el hombro, él aún
102
aletargado, en el acto se incorporó y su primera palabra
fue:
— ¡Nancy Nancy!
103
no se baje, le hizo recordar que iban un poco retardados
a la feria, pero él ni siquiera escuchó la última parte,
estacionó el vehículo y bajo raudo a ver qué mismo es
lo que sucedía, preguntaba a uno y otro de los
arremolinados curiosos, quienes le pusieron al
corriente de lo que allí sucedía.
Al enterarse sintió que su corazón le iba a salir
del pecho algo ajeno a su voluntad le empujaba hacia
el cadáver aún no identificado, no aguantó más y al oír
que un hombre gritaba que se trataba de un crimen,
avanzó con paso firme, una vez allí, se puso en
cuclillas, la miró detenidamente de pies a cuello,
puesto que solo eso era lo que único que había, o mejor
dicho se veía. La escena era por demás aterradora,
jamás había estado tan cerca así de un cuerpo
salvajemente destrozado, por lo que se quedó trémulo
sin poder articular palabra, la lengua estaba seca del
miedo y pavor, se incorporó lentamente y cruzándose
de brazos permaneció unos largos minutos, su vista
quedó fija en uno de los dos pies, el cual se mostraba
desnudo, con un color blanquecino amarillento, la piel
de la planta del pie derecho se mostraba arrugada, claro
síntoma de haber estado expuesto al agua, y era lógico,
la noche anterior al descubrimiento, había llovido
torrencialmente. Levantó su cabeza y giro hasta un
rincón a donde estaba el hombre que seguía buscando
la cabeza entre los matorrales, se acercó e interrogó
despacito:
104
—Sr. disculpe, ¿Se sabe el nombre, edad o algo de la
chica?
105
Al ver esto dos personas acudieron a levantarlo,
el permanecía sentado junto al cuerpo inerte, fija la
mirada en el punto indicado, le tomaron de los brazos
y ¡arriba! él gritaba descontrolado:
106
habían citado para otra fecha a Juan, para que declare
en cuánto al asunto, pues los agentes le habían
mencionado que él era pieza importante en el hecho.
Después de todo el ceremonial investigativo retiraron
el maltrecho cadáver hasta la ambulancia, la cual la
condujo directo a la Morgue.
A los ocho días de lo acaecido, alguien del sector
de donde realizaron el levantamiento del cadáver había
informado a la policía que la cabeza ya la había
encontrado, y todo otra vez por una bendita casualidad.
Resulta que el dueño de una perrita de raza french
poodle, había declarado que el macabro hallazgo se
había dado en circunstancias que le había sacado a dar
un paseíto por el sector y que en un determinado
momento le había soltado como para que la pequeña
mascota haga sus necesidades biológicas en medio del
campo, y la perrita luego de hacer lo suyo, se había
detenido en un cierto rincón del terreno en donde días
antes habían hecho el levantamiento del cadáver, y que
la mascota había procedido a raer la tierra con sus
patas, dejando al descubierto la desmembrada cabeza.
Al cabo de algunos días, con toda la información,
evidencias, declaraciones y más elementos, los
investigadores habían determinado que se trataba de
forma certera de Nancy. La cabeza, de acuerdo a los
estudios forenses y más procedimientos habían llegado
a determinar que el o los desalmados criminales que
habían actuado en el horrendo crimen, antes de
proceder a arrancarle del cuerpo de Nancy, lo habían
107
hecho mientras ella se ha encontrado aún con vida,
¡Que indescriptible dolor debió haber sentido la
muchacha!
A decir de los investigadores, la cabeza
presentaba un golpe a la altura del parietal derecho,
golpe realizado con algún objeto contundente
posiblemente botella. El rigor mortis de dolor que
había quedado dibujado en su rostro, indicaba el dolor
en “In extremis” que había padecido. El Informe
preliminar, hacía constar además, en su hipótesis que
posiblemente el o los asesinos estuvieron libando con
Nancy, y en estado de embriaguez han procedido a
violarla, para posterior proceder a arrebatarle la vida.
Con el tiempo los investigadores habían llegado
a determinar que los causantes de este delito habían
sido tres jóvenes universitarios compañeros de la
Facultad, que a decir de los agentes habían tenido
responsabilidad directa en el asesinato, por las
siguientes razones:
Que los jóvenes detenidos no habían
podido demostrar con exactitud, en dónde mismo se
habían encontrado el día del fatídico suceso.
Por haber encontrado una botella vacía de
licor en la cajuela del vehículo de uno de los tres
detenidos, y que luego de cotejar, coincidían con los
pedazos de botella de la misma marca encontrados en
el lugar de la escena del crimen.
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Por la declaración de varios testigos que
habían asegurado haber visto a Nancy en los
alrededores de la Universidad Central, con los jóvenes
procesados.
Al año de la detención de los tres jóvenes los
medios de Comunicación informaban con cierto
desagrado la decisión Judicial:
¡Recobran libertad, los asesinos de la chica
encontrada sin cabeza en el sector de la Loma de
Puengasí!
Los abogados de los procesados habían
argumentado y defendido la tesis de “inocencia”,
arguyendo en Derecho que las investigaciones,
pruebas, evidencias y demás procedimientos carecían
de sustento científico; que las supuestas evidencias que
presentaban los agentes investigadores, no indicaban
ninguna participación, y peor culpabilidad de sus
defendidos; que los jóvenes detenidos pertenecían a
familias honorables de la ciudad que jamás habían sido
procesados por ningún delito. Por último en su
intervención y discernimiento Legal, invitaron a los
profesionales que conformaban el Jurado y Tribunal
Juzgador, que se hiciesen una pregunta sobre:
109
pudientes y decentes pudieran albergar en su interior
una mente tan macabra, como para cometer tan
execrable asesinato, y un sinfín de argumentos
atenuantes. El resultado de todo este litigio fue que la
Autoridad ordenó su Inmediata Libertad, justo o no
pero así concluyó el proceso.
110