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Los hechos son eventos que se producen sin ninguna intervención humana.
Imaginemos una riada que deja, tras su paso, una isla en medio de un río, isla que
no existía antes. El Derecho se pregunta sobre la propiedad de ese nuevo objeto
denominado por los romanos "insula in flumine nata" y dota a los propietarios de
las riberas contiguas de unos derechos sobre el bien. Las soluciones pueden ser
varias, desde dividirla longitudinalmente en dos, asignarla al dueño de la finca sita
en la ribera más cercana o atribuir su propiedad a la Comunidad.
Los actos constituyen unos eventos en los que existe la intervención humana de
una sola parte. El reconocimiento de paternidad es una manifestación de voluntad
unilateral que es independiente de la voluntad del nacido. Una OPV puede
catalogarse, ab initio, como un acto jurídico, si bien la suscripción de la misma nos
llevará a la categoría de negocio jurídico.
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GENERALIDADES DEL NEGOCIO JURÍDICO
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semántica (es decir, del significado de la palabra), es el pacto o convenio entre las
partes sobre materia o cosa determinada, y a cuyo cumplimiento pueden ser
compelidas. Son variadas las tendencias de los tratadistas del derecho civil para
definir al contrato; algunos lo identifican con la convención o pacto otros lo
separan y otros los combinan. De donde se deduce que no es fácil definir al
contrato civil, a pesar de su aparente sencillez.
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pactos se debían cumplir, no por su fuerza obligatoria, sino por subordinarse
al juramento del que emanaba el auténtico vínculo jurídico, por lo que no
quedaba clara la solución cuando se hiciera un pacto inválido a la luz del
Derecho, unido a un juramento válido. En el ámbito del Derecho mercantil existían
los tribunales de comercio para juzgar todas las materias que le
concernieran y su jurisprudencia fue la primera en reconocer que solus
consensus obligat (basta el acuerdo para obligar). Por las exigencias del
tráfico mercantil, no se podía vincular la eficacia jurídica de los pactos al
cumplimiento de ciertas formalidades y por ello es claro que en esta rama del
Derecho se comenzara a admitir la eficacia de los simples pactos. En la edad
moderna, los teóricos del Derecho natural, que en cierta medida
secularizaron las ideas previas al Derecho canónico, admitieron sin reserva la
voluntad como fuente de obligaciones.
PRINCIPIOS DE LA CONTRATACIÓN:
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consecuencias del acto. Los compromisos no quedan en la memoria, se
pueden probar, son precisos. Permite una inscripción de registros, dando así
una garantía a los terceros; y,
2°Por documento privado o por acta levantada ante el alcalde del lugar;
3° Por correspondencia; y,
Sin embargo, los contratos serán válidos y las partes pueden compelerse
recíprocamente al otorgamiento de escritura pública, si se establecieren sus
requisitos esenciales por confesión judicial del obligado o por otro medio de
prueba escrita./ Deberán constar en escritura pública los contratos calificados
expresamente como solemnes (el mandato, la sociedad, la donación de
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bienes inmuebles y la renta vitalicia), sin cuyo requisito esencial no tendrán
validez.
“Toda persona tiene derecho a hacer lo que la ley no prohíbe; no está obligada a
acatar órdenes que no estén basadas en ley y emitidas conforme a ella.../ Los
derechos y garantías que otorga la Constitución no excluyen otros que, aunque
no figuren expresamente en ella, son inherentes a la persona humana. El
interés social prevalece sobre el interés particular (limitación al principio de la
autonomía de la voluntad). Serán nulas ipso jure las leyes y las disposiciones
gubernativas o de cualquier otro orden (los contratos, por ejemplo) que
disminuyan, restrinjan o tergiversen los derechos que la Constitución garantiza”.
Asimismo, este principio se encuentra consagrado en los artículos 1251 al
1256 del Código Civil, los cuales ya fueron expuestos anteriormente; y, 1593
al 1604 del mismo cuerpo legal.
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obligaciones. Así, pues, el concepto de capacidad jurídica se identifica con la
personalidad, es así que el Código Civil. (art. 1°) establece que la personalidad
civil de las personas individuales se adquiere con el nacimiento y se pierde
con la muerte, o sea, que los seres humanos son personas desde que
nacen y por tanto tiene capacidad jurídica; sin embargo, el mismo Código Civil
(art, 8°) especifica que: “La capacidad para el ejercicio de los derechos civiles
se adquiere por la mayoría de edad. Son mayores de edad los que han
cumplido dieciocho años. Los menores que han cumplido catorce años son
capaces para algunos actos determinados por la ley”. En consecuencia, la
incapacidad de ejercicio o negocial supone la capacidad de goce, es decir,
que el sujeto esté legitimado para obrar pero por su menor edad o por otra causa
legal o natural esté privado de la posibilidad de atender personalmente de sus
negocios (véanse los artículos 9° al 14 del Código Civil).
Como vimos anteriormente (art. 1518 del Código Civil), los contratos se
perfeccionan por el simple consentimiento de las partes, salvo cuando la ley
establece determinada formalidad como requisito esencial para su validez. En
consecuencia, una vez dado ese consentimiento mutuo entre las partes, obliga
a éstos al cumplimiento de lo convenido, siempre que esté dentro de las
disposiciones legales relativas al negocio celebrado, debiéndose ejecutar de
buena fe y según la común intención de los contratantes. Se hace necesario
señalar aquí también que la persona que propone a otra la celebración de un
contrato fijándole un plazo para aceptar, queda ligada por su oferta hasta la
expiración del plazo –si no se ha fijado plazo, el autor de la oferta queda
desligado si la aceptación no se hace inmediatamente–.Por último, es conveniente
establecer que el efecto que produce un contrato consentido por las partes es:
la obligación de concluirlo y a resarcir los daños y perjuicios resultantes de
la inejecución o contravención por culpa o dolo.
d) El objeto lícito: Declara sobre el tema el Código Civil (art. 1538) que:
“No sólo las cosas que existen pueden ser objeto de los contratos, sino las que se
espera que existan; pero es necesario que las unas y las otras estén
determinadas, a lo menos, en cuanto a su género. La cantidad puede ser
incierta con tal que el contrato fije reglas o contenga datos que sirvan para
determinarla. Los hechos han de ser posibles, determinados y en su
cumplimiento han de tener interés los contratantes”; todo lo anterior en el
supuesto que consistan en la obligación de dar, hacer o no hacer alguna cosa. En
suma, podemos afirmar, con carácter más genérico, que son susceptibles de
constituir objeto de los contratos todas las cosas o bienes en el comercio de los
hombres y todos los servicios no contrarios a la ley o a la moral.
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e) La causa: En materia de obligaciones y contratos, se conoce
como causa: para unos autores, el fin mediato que se busca en el contrato
o que produce la obligación; para otros, posiblemente con mejor propiedad, el
propósito o razón que motivó a cada una de las partes a celebrar el contrato.
La causa constituye un elemento esencial, hasta el punto de que, faltando la
misma, el contrato no produce ningún efecto. La causa de las obligaciones y
contratos tiene que ser verdadera, lícita y no opuesta a la moral y a las buenas
costumbres. A este respecto, expresa el profesor Federico Ojeda Salazar
(Exposición de Motivos del Proyecto de Código Civil de la República de
Guatemala) que: “La causa que enumera el artículo 1406 del Código del 77,
como requisito para la validez del contrato, la suprimimos en el Proyecto. Tomada
como el motivo jurídico, la obligación de cada una de las partes tiene por
causa la obligación de la otra, y en este sentido se ha interpretado la causa en
nuestro Código.
“A los vicios del consentimiento también se les suele llamar vicios de la voluntad,
se denominan los vicios de la voluntad o del consentimiento a aquéllas anomalías
ya sea inconscientes, o bien conscientes de la voluntad que provoca una discordia
entre voluntad interna y la voluntad declarada. “El acuerdo contractual tiene como
base la voluntad de los contratantes, que sólo puede decidirse correctamente
cuando actúan de una manera consiente, racional y libre, esto es, que las
voluntades se hayan determinado libremente, sin coacción alguna, y de modo
consiente y deliberado, es decir, que los contratantes sepan lo que quieran y
puedan declararlo libremente. Nosotros opinamos que los vicios del
consentimiento son todas aquéllas irregularidades por medio de los cuales, se
pueden producir la nulidad de determinado negocio jurídico. “La voluntad, que es
un elemento indispensable de los negocios jurídicos, debe formarse sin ningún
vicio que la invalide. Si el sujeto efectúa una declaración y padece de un error, o
bien es engañado para que incurra en error, o bien intimado a fin de que declare
esa manifestación, el acto debe anularse y no producirá efectos. Ello es lo que
generalmente se denomina como voluntad viciada o más comúnmente vicio de la
voluntad.
Por otra parte el autor Carlos Vásquez Ortiz define a los vicios del consentimiento
o voluntad como las “irregularidades a que aquélla queda sometida en el
desarrollo de los vicios jurídicos.
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del verdadero estado de las cosas y por eso vicia la declaración de voluntad, ya
que mal puede quedarse lo que no se conoce bien.”102 “El error es falso
conocimiento que el contratante tiene de una cosa, por virtud de cuya ignorancia
celebra un contrato que, de haber sabido la verdad, no habría celebrado.”103 El
error configura siempre la falsa noción de una cosa, ya bien por haberse declarado
algo que se no deseaba, o por haber desarrollado una equivoca noción y
manifestarse como se la elaboro mentalmente.
Clases de Error: Entre las diversas clases de error como vicio del
consentimiento podemos mencionar los siguientes: error obstativo, impropio o
impidiente; error propio de nulidad o de vicio y error de cuenta o de cálculo.
“Este tipo de error supone una divergencia entre la voluntad interna y la declarada,
ya que el sujeto emite una declaración diferente a la querida, como aquél que
quiere comprar y dice arrendar o el que queriendo vender una finca enajena otra
diferente, y la razón de esta disparidad está en el error padecido en la declaración;
se diferencia, pues, de la reserva mental en que tal divergencia no está provocada
conscientemente, constituye supuestos de error sobre el acuerdo causal (una
parte cree celebrar una compraventa y la otra un arrendamiento) y error en el
objeto (error en la finca registral que se enajena o se entiende comprar).
A nuestro criterio consideramos que está clase de error más que todo se debe a
una confusión, es decir, que el sujeto cree que declaro su voluntad acorde al
negocio jurídico querido por el mismo, cuando en realidad no es así.
“El error es causa de nulidad cuando recae sobre la sustancia de la cosa que
sirve de objeto, o sobre cualquier circunstancia que fuere la causa principal de la
declaración de voluntad.” “Este tipo de error supone una divergencia entre la
voluntad interna y la declarada, ya que el sujeto emite una declaración diferente a
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la querida, como aquél que quiere comprar y dice arrendar o el que queriendo
vender una finca enajena otra diferente, y la razón de esta disparidad está en el
error padecido en la declaración; se diferencia, pues, de la reserva mental en que
tal divergencia no está provocada conscientemente, constituye supuestos de error
sobre el acuerdo causal (una parte cree celebrar una compraventa y la otra un
arrendamiento) y error en el objeto (error en la finca registral que se enajena o se
entiende comprar). A nuestro criterio consideramos que está clase de error más
que todo se debe a una confusión, es decir, que el sujeto cree que declaro su
voluntad acorde al negocio jurídico querido por el mismo, cuando en realidad no
es así.
Es el error que recae sobre la voluntad (error propio, error de nulidad o error de
vicio), que según Ruigiero, es un falso conocimiento que influye al agente a querer
una cosa que no hubiere querido de haber tenido un conocimiento exacto.
La voluntad del comprador sea formado con base en un error, que se llama error
vicio o error propio, para diferenciarlo de otro tipo de error que la doctrina llama
impropio o error obstativo, que afecta la declaración de voluntad, y que tiene lugar
cuando una persona queriendo declarar una cosa, declara equívocamente otra. El
error vicio, afecta el conocimiento que el contratante tiene de una cosa, y como
consecuencia le induce a prestar un consentimiento que, de haber sabido la
verdad, no habría prestado, en tanto que el error obstativo no afecta el
conocimiento, si no a la propia declaración de voluntad.
El error de vicio lo entiende Díez picazo, como una “equivoca o inexacta creencia
o representación mental que sirve de presupuesto para la realización de un acto
jurídico. En este orden de ideas, podemos resumir diciendo que el error de vicio es
una falsa representación mental de la realidad que vicia el proceso afirmativo del
querer interno, y que opera como presupuesto para la realización del contrato: o
no se hubiere querido de haber conocido exactamente la realidad, o se hubiere
querido de otra manera.”
A nuestro criterio opinamos que el error de vicio es aquél que afecta la voluntad
interna del contratante, en virtud que tiene una falsa apariencia de la realidad de la
cosa objeto del contrato y no está consciente de que puede cometer un error. “El
error propio a su vez se subdivide en esencial y accidental. El error esencial se
divide en
III. Error en los motivos: Que no invalida el acto como se haya llevado,
precisamente dichos motivos a causa o condición. Como podemos observar, el
error propio tiene dos divisiones, y las mismas se subdividen doctrinariamente.
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DOLO
Nuestro Código Civil regula el dolo; en el Artículo 1261 e indica Es toda sugestión
o artificio que se emplee para inducir a error o mantener en él a alguna de las
partes.” A nuestro entender es cuando se obra de mala fe, es decir con mala
intención, en otras palabras engañar a la otra parte que es miembro de
determinado contrato.
Clases:
“Determina la voluntad de tal forma que sin él, el negocio no se hubiere realizado.
La relación de causalidad entre la conducta engañosa o indiciosa de una parte y la
voluntad de celebración del contrato de la otra, se encuentra nítidamente dibujada
en el Artículo 1262 del Código Civil, el cual señala que “El dolo de una de las
partes y el dolo que proviene de un tercero, sabiéndolo aquélla, produce la nulidad
si ha sido la causa determinante del negocio jurídico”, es decir, que indica sobre
un factor importante, que decide al otro a contratar, de tal manera que, si no
hubiese existido ese comportamiento o conducta indiciosa, el contrato no se
hubiese celebrado.
Al respecto opinamos que el dolo causante, es aquél que le va dar vida jurídica a
determinado contrato, ya sea por ocultaciones o manifestaciones mentirosas, y al
existir está clase de vicio permite que se anule el contrato o que el mismo pueda
ser rescindido por la parte afectada y da siempre derecho al resarcimiento de
daños y perjuicios.
Dolo Incidental:
El dolo incidental no afectara la validez del acto; el que lo comete debe satisfacer
cualquier daño que haya causado. El dolo incidental es el que no fue causa
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eficiente del acto. Para algunos jurisconsultos también se configura como
incidente, cuando no causa un daño importante. Si el perjuicio adquiere escasa
importancia sólo dará lugar a efectuar la reparación, pero no la anulabilidad del
acto.
Así que si bien el negocio se hubiera verificado, de todas formas, hubiera sido sin
concurrencia en condiciones diversas y, en general, menos onerosa. Este vicio
puede invalidar el negocio es solamente el determinante, el dolo incides puede dar
lugar sólo al resarcimiento de daños. El dolo incidental es el sobreviviente con
posterioridad al contrato y que, por lo mismo, no vicia el consentimiento, aun
cuando permita exigir la indemnización de los daños causados. Como podemos
observar el dolo incidental o incidente no produce la nulidad del negocio jurídico
pero al existir el mismo genera el resarcimiento de daños y perjuicios. Simulación
En virtud de que la simulación es nuestro enfoque y por no considerarla un vicio
del consentimiento, la analizaremos en el capítulo V de la presente investigación
respectivamente.
Violencia o Intimidación:
La violencia constituye otra de las causas que pueden viciar la voluntad, ya que
impide realizar un acto con la voluntad necesaria para su plena validez. Cuando se
actúa con discernimiento y con intención, pero en ausencia de libertad. El autor
Carlos Vásquez Ortiz opina que la violencia es la coacción física ejercida sobre un
individuo para obligarle a realizar o no un negocio jurídico. Los efectos jurídicos
serán, producir la nulidad absoluta del negocio, siempre que se pruebe que ha
existido.
Clases
En esta clase de vicio del consentimiento las dos clases de violencia mas
comunes son la violencia física o bis absoluta y la violencia moral que algunos
autores también le llaman intimación.
Absoluta o física. Suele ser colocada por la doctrina entre los supuestos de
divergencias, la bis-compulsiva o absoluta, que sería aquélla en que la acción
física contra el contratante llega a sustituir la voluntad de este último. La violencia
se presume cuando se ha arrancado la declaración de voluntad utilizando una
fuerza irresistible. Puede decirse que esta utilización de la fuerza impide
objetivamente que pueda hablarse de voluntad interna y de voluntad de declarar;
pero exteriormente existe una apariencia de declaración que la norma protege en
todo momento. La violencia física o fuerza (vis corpore illatao bisabsoluta), importa
el constreñimiento corporal sobre otro para que obre de determinada manera o
forma.
Los ejemplos abundan: quien le lleva la mano a otro para firmar; le hace mover la
cabeza para asentir; o bien le levanta el brazo para aceptar una oferta; etcétera.
Como dice el profesor Brebbia; la víctima de violencia no actúa por sí, no obra
como un ser dotado de conciencia y voluntad, si no desempeña un rol puramente
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pasivo, siendo su persona utilizada por el que ejerce la coacción física como un
medio material para obtener el propósito buscado. Quien sufre la violencia es un
mero instrumento de una voluntad extraña. A nuestro entender la violencia física
es la fuerza material que ejerce una persona sobre otra denominada víctima para
ejecutar o manifestarla voluntad de la persona que ejerce la fuerza.
Moral o intimación:
El autor Carlos Vásquez Ortiz opina que hay intimación cuando se inspira a uno de
los contratantes el temor racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en
su persona o bienes, o en la persona o bienes de su cónyuge, ascendientes o
descendientes. Para que la intimación anule la declaración de voluntad se
requiere, que se emplee contra uno de los contratantes la amenaza de un mal
inminente o grave, susceptible por ende de ejercer cierta influencia sobre su
ánimo. A nuestro entender la violencia moral, intimida a la persona en su ánimo,
en virtud que su consentimiento se encuentra infundado con un miedo o temor, ya
sea a su persona o parientes, a causa de una amenaza, es decir que en esta
clase de violencia, le produce un miedo a la persona puesto que de no hacer, o no
ejecutar la voluntad de una persona extraña, que puede provocar un daño ya sea
a su persona o ab terceros, y eso le provocaría un recargo de culpa en sus
sentimientos como ser humano.
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En la ley, específicamente en el Artículo 1284 del Código Civil, Decreto Ley
número 106, establece que: “La simulación tiene lugar:
1º. Cuando se encubre el carácter jurídico del negocio que se declara, dándose la
apariencia de otro de distinta naturaleza.
2º. Cuando las partes declaran o confiesan falsamente lo que en realidad no ha pasado o
no se ha convenido entre ellas; y
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(Véanse los art. 1302 del Código Civil; y, 1 del Decreto N° 25-97 del Congreso).
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concibe esa posibilidad). La actuación fraudulenta del deudor (animus nocendi),
requiere que el deudor.
1. Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos,
y las hipotecas, prendas, anticresis o constitución de patrimonio familiar, que el
deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el otorgante y el
adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero;
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CONTRATO VERBAL Y CONTRATO ESCRITO
CLASIFICACIÓN DEL NEGOCIO JURÍDICO CONTRACTUAL.
(artículo 1687, primer párrafo, del Código Civil; véase también el artículo
1577 de dicha ley). una forma determinada y no otra diferente para que se
produzcan determinadas consecuencias, pero esas consecuencias se
producen también aunque no se satisfaga la forma prevista y sólo se
establece la nulidad del contrato por la falta de tal forma, destruyéndola
retroactivamente esos efectos cuando se pronuncie por el juez la nulidad, el
contrato se clasifica y califica como formal (por ejemplo: cuando el Código
Civil, artículo 1576, establece que:
Cuando la ley no exige forma determinada para la validez de un contrato, sino que
deja a las partes la libertad más absoluta para darle la forma que ellas
determinen, el contrato será consensual, sin que esto signifique que el
contrato pueda celebrarse sin forma por
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un elemento constitutivo del contrato o como una obligación nacida del
contrato, es la siguiente: contratos reales y contratos consensuales.
(Véanse los artículos 1957 al 1973 del Código Civil). También pueden existir
contratos que sean onerosos y al mismo tiempo unilaterales, como el mutuo
(véanse los artículos 1942 al 1956 del Código Civil).
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e) De libre discusión y de adhesión: El contrato de libre discusiones aquel en
que las partes examinan detalladamente las cláusulas o condiciones del
contrato, presentando consideraciones favorables y contrarias para ambas
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CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
CONCLUSIONES
RECOMENDACIONES
BIBLIOGRAFIA
BRAÑAS, Alfonso. Manual de derecho civil. (s.e.) Ed. Estudiantil Fénix Guatemala,
2005.
VÁSQUEZ ORTIZ, Carlos Humberto. Derecho civil IV, obligaciones II. Guatemala,
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2003.
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