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Precisamente ésta fue una de las razones por la que los misioneros cristianos, como Ulfilas, cambiaron el uso del alfabeto
rúnico por uno de su invención.
La figura inferior muestra una piedra rúnica de Suecia, datada en el siglo V después de Cristo. La trascripción es:
Cofrecillo de Frank
La inscripción principal se lee en el sentido de las manecillas del reloj en torno al cofrecillo, comenzando por la parte
superior izquierda; se trata de un acertijo sobre el origen del material con que está hecho el cofrecillo:
'El pez azota el mar para remontarse hasta el montañoso arrecife; el rey del terror se entristeció cuando subió nadando
hasta el tejamaní.
La solución del acertijo la tenemos en la última palabra del lado izquierdo que significa hueso de ballena, o sea, que el
cofrecillo está hecho con hueso de una ballena varada.
La piedra de Iarlabanki, a 15 Km. al norte de Estocolmo, es un monumento conmemorativo cristiano. El texto se divide en
dos partes, comenzando en la cabeza de la serpiente y siguiendo hasta la cola. La inscripción está hecha en runas de rama
larga y tallada en los cuerpos de dos serpientes. Nótese la cruz en el centro de la piedra.
Piedra de Iarlabanki
El alfabeto rúnico se denomina futhark, para recordar
las seis primeras letras de ese conjunto (f, u, th, a, r, k),
de la misma manera que la palabra abecedario recoge
las primeras letras del nuestro: a, b, c, d. La escritura
rúnica era, sin duda, esencialmente epigráfica. Las letras
estaban grabadas en la piedra para formar inscripciones
(igual que las letras capitales romanas).
Piedra de Rök
La tabla inferior muestra los tres grandes sistemas de 24 y 16 letras, tal como más arriba se han mencionado. A
continuación también se muestra el sistema anglosajón de 33 letras.
La tabla inferior nos muestra las distintas variantes dependiendo de la zona geográfica en la que eran usadas.