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INTRODUCCIÓN
La entrada en vigencia del Código Procesal Penal del 2004, ha traído consigo la
imposición de una nueva idiosincrasia al momento de litigar y resolver los conflictos en
materia penal, es notorio el cambio de cultura, pues luego de haberse infectado el CPP de
1940 de una practica auténticamente inquisitiva, hemos dado paso a un proceso de
refundación del sistema acusatorio, instalando un modelo procesal garantista, que concibe al
proceso penal constitucionalizado como la herramienta no solo instrumentalizadora del
derecho penal sustantivo, sino además, como el fortín de los principios y garantías
limitadores de toda arbitrariedad; resulta además necesario expresar, que los aportes del
modelo adversarial le dan al proceso penal actual, la posibilidad de alcanzar los niveles de
eficiencia que son necesarios para mitigar la insatisfacción ciudadana respecto a la justicia
penal. Como es sabido a partir de la entrada en vigencia del Código Procesal Penal del 2004,
en el distrito judicial de la Libertad, hemos acogido un nuevo sistema procesal, el cual se
caracteriza por su orientación acusatorio con tendencia adversarial ([1]). Nos inclinamos por
señalar que el Código del 2004 no es del todo adversarial, sino que presenta rasgos
adversariales, sobretodo en cuanto se refiere a la litigación oral y su practica estratégica,
como también a ciertos procedimientos especiales que ofrecen una alternativa distinta a la
solución de los conflictos.. En este sentido el proceso abarca tres etapas bien definidas. La
primera: la investigación preparatoria –y sus dos sub etapas: investigación preliminar e
investigación preparatoria propiamente dicha; la etapa intermedia y finalmente la etapa del
juzgamiento.
PRINCIPIO DE ORALIDAD
PRINCIPIO DE PUBLICIDAD
PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
PRINCIPIO DE CONTRADICCION
PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN
Importa una garantía Constitucional, a través de la cual fundamentalmente se
preserva el derecho de defensa; asimismo se impone con rigurosidad y especial
relevancia en el momento en el que se actúan las pruebas, sobretodo en sus dos
momentos claves:
Conocimiento, debido que permite al juzgador aprecia las posturas de las
partes de manera directa, en la cual actúan bajo el contexto de igualdad
procesal
Discusión, permitiendo refutar la tesis de la parte contraria y hacerlo notar
sus debilidades frente al juzgador para que este tome una postura definida.
b) FISCAL
Su actuación se rige bajo pautas de independencia y objetividad([6]),
principalmente en el rol acusatorio que le ha asignado el modelo procesal,
defendiendo siempre la legalidad; la defensa de su tesis acusatoria dependerá de la
estrategia fáctica y legal que imprima su postulado, siempre dentro de los parámetros
de legalidad.
c) DEFENSOR
Ejerce el derecho de defensa del imputado, garantizándole un juicio justo y/o
debido, controla la introducción de los medios de prueba y tiene una participación
activa en el desarrollo del juicio, bajo los lineamientos de la estrategia que ha
diseñado.
Es indispensable la preparación del abogado defensor, pues si bien el acusado,
por regla constitucional goza de la presunción de inocencia, no menos cierto es que
necesita defenderse de las acusaciones que realiza el ministerio público; preparación
en torno a litigación oral y argumentación jurídica
Los testigos son aquellos que deponen sobre los hechos que percibieron o tomaron
conocimiento –directa o indirectamente según sea el caso– por lo que su examen es
vital para crear una convicción en el juzgador. Pueden ser objeto de ciertas
protecciones, especialmente cuando es un menor de dieciséis años, debiendo de
protegerse en todo momento su integridad.
Los peritos, por su parte, son personas especializadas en una determinada materia,
por lo que su examen también se convierte en uno de vital importancia, puesto que
cuentan con información técnica – científica. Antes de ser interrogados deberán de
exponer brevemente el contenido y la conclusión de su dictamen, luego de ello
deberán de reconocer el contenido y la firma del mismo, debiendo de tener el
dictamen, obviamente a la vista. Y por último deberán de explicar en que consistió la
operación pericial, para luego ser interrogados. Pudiendo consultar en todo momento
apuntes, notas o publicaciones que hagan más convincente sus respuestas.
La prueba Material podrá ser presentada a los acusados, testigos o peritos durante
sus declaraciones a efecto de que reconozcan o informen sobre ellas.
Ello quiere decir, que cada parte procesal ofrece, sustenta el valor de sus medios
probatorios, interroga y a través de sus alegatos demuestra que su teoría del caso es
la más convincente para que el Tribunal tome la decisión. Sin embargo, el Art. 385
numeral 2 del CPP permite que de manera excepcional el Tribunal, asuma –o se
irrogue la facultad activa de las partes– la posibilidad de actuar pruebas de oficio,
siempre y cuando estas resulten indispensables o manifiestamente útiles para crear
convicción en el juzgador.
Ante ello han surgido críticas fundadas desde nuestro punto de vista, sobre la
intromisión del juez al ordenar la actuación de una prueba, pues las partes no saben
de manera exacta el objeto del examen, con lo cual se podría estar afectando el
derecho de defensa y el principio de contradicción, cayendo en el mismo juego
contemplado en el Código de Procedimientos Penales de 1940, que permitía que el
Tribunal sea el protagonista principal del juzgamiento, relegando de ese modo la
participación de las partes procesales a un plano secundario.
La norma procesal, Art. 386 CPP, ha establecido el modo como se inician los alegatos
finales, siendo el Fiscal, el primero en esbozarlos, luego los abogados del actor civil y del
tercero civil, posteriormente el abogado defensor del acusado, para que finalmente sea el
acusado quien ejerza su defensa cautiva, o autodefensa. Al momento de desarrollar los
alegatos finales, no se podrán leer escritos, excepto ayudas memorias, siendo
imprescindible que el Fiscal y los abogados de las partes sean amplios dominadores de
las técnicas de litigación y argumentación oral. Todas las intervenciones, anteriormente
señaladas, serán limitadas por el Juez Penal quien ejercerá la función de moderador,
fijando siempre un tiempo prudencial, para que las partes den por concluida y perfilada
su teoría del caso.
En este caso el Juez, luego de escuchar a las demás partes, emite la sentencia en
la misma audiencia, y excepcionalmente lo podrá hacer antes de los dos días hábiles
siguientes. Si el juez esta de acuerdo con el retiro de la acusación dará por sobreseída
la causa; pero si discrepa de lo alegado por el fiscal, se elevaran los actuados al fiscal
jerárquico superior, aprobando o desaprobando lo establecido por el fiscal inferior,
teniendo un plazo de tres días para hacerlo. La opinión del fiscal superior vincula
tanto al juez como al fiscal inferior, debiendo estos actuar, de acuerdo a lo decidido
por primero.
Para la votación y decisión el tribunal deberá de observar las reglas que el Art.
393 CPP impone. Todas las estipulas en la norma –v. gr. cuestiones incidentales,
hechos y circunstancias, calificación del hecho, determinación de la pena y la
reparación, etc– deberán de cumplirse de manera obligatoria debiendo de merecer
una motivación adecuada y suficiente.
Los principios que inspiran el nuevo modelo procesal, sin duda alguna buscan no
solo un proceso justo y debido, sino además la eficiencia del mismo, ello podemos
darnos cuenta, cuando por ejemplo se regula la institución de la caducidad,
debiéndose de cumplir los plazos previstos de manera obligatoria. En principio es
regla que la sentencia sea emitida luego de la deliberación y votación, sin embargo
cuando el caso requiera ser analizado de manera más detallada podrá prorrogarse la
emisión de la sentencia hasta un plazo no mayor de 8 días, aun cuando la norma no
establece el efecto que produciría si se excede el plazo, haciendo una correcta
interpretación con el Art. 144 numeral 1, somos de la opinión que la sentencia
emitida, fuera de ese plazo incurrirá en caducidad y consecuentemente acarreará la
nulidad de la resolución final.
1. Aroca Pérez, Alex. “El Nuevo Sistema Procesal Penal”. Santiago de Chile.
2. Benavente Chorres, Hesbert; AYLAS ORTIZ, Renato; BENAVENTE CHORRES,
Saby. “Las Pruebas de Oficio en un Modelo con Tendencia Acusatorio –
Adversarial”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 168. Noviembre del 2007.
3. Beytelman A., Andrés / DUCE J., Mauricio. “Litigación Penal. Jucio Oral y
Prueba”. Editorial Alternativa. Lima 2005.
4. Binder, Alberto. “Introducción al Derecho Procesal Penal”. Ad-Hoc. Buenos Aires,
1993.
1. Caro Magni, Raúl Esteban. “El Nuevo Código Procesal Penal y el Sistema
Acusatorio Adversarial”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 175. Junio del 2008.
12. Peña Cabrera Freyre, Alonso Raúl. “La posición del Ministerio Público en el
Código Procesal Penal del 2004”. En: Actualidad Jurídica Nº 149. Lima, Perú.
13. Villavicencio Ríos, Frezia Sissi / REYES ALVARADO, Víctor Raúl. “El Nuevo Código
Procesal Penal en la Jurisprudencia”. Gaceta Jurídica. Lima, 2008.
* César A. Alva Florián, Profesor de Derecho Procesal Penal de la Universidad Privada del Norte
([1])
El sistema acusatorio se caracteriza, esencialmente por la delimitación de funciones de cada sujeto procesal.
Es decir que el acusador, y sólo él, puede perseguir el delito y ejercer el poder requirente; mientras que el
imputado dispone de amplias facultades para rebatir la acusación a través del reconocimiento de sus derechos
de defensa; y, por último el tribunal, ejercía el poder decisorio. Como es de verse entre la función del Fiscal y
del imputado se nota la tendencia adversarial que no es otra cosa más que la participación activa de las partes
procesales por defender su teoría propuesta. Cfr. BENAVENTE CHORRES, Hesbert; AYLAS ORTIZ,
Renato; BENAVENTE CHORRES, Saby. “Las Pruebas de Oficio en un Modelo con Tendencia Acusatorio –
Adversarial”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 168. Noviembre del 2007. Pág. 126. En el mismo sentido AROCA
PÉREZ, Alex. “El Nuevo Sistema Procesal Penal”. Santiago de Chile. Pág. 09. PEÑA CABRERA FREYRE, Raúl
Alonso. “Lo Adversarial de la Investigación Criminal en el Código Procesal del 2004”. En: Actualidad
Jurídica. Tomo 158. Enero del 2007. Pág. 122 – 123.
([2])
MIXAN MASS, Florencio. “Juicio Oral”. Ediciones BLG. Trujillo 1993. Pág. 9.
([3])
En un interesante estudio sobre Litigación Penal vid BEYTELMAN A., Andrés / DUCE J.,
Mauricio. “Litigación Penal. Jucio Oral y Prueba”. Editorial Alternativa. Lima 2005.
([4])
El Tribunal Constitucional, en una extensa sentencia ha establecido los requisitos mínimos para considerar
motivada una resolución judicial –también extensible a los órganos del ministerio público– en la cual resuelve
una situación de connotación jurídica. Vid. Sentencia recaída en el Exp. Nº 00728-2008-PHC/TC-Lima de fecha
13 de octubre del 2008.
([5])
Tanta relevancia, ha cobrado en el actual sistema procesal penal, la igualdad de armas que incluso ha sido
recogido como un principio, en el Título Prelimar del CPP, específicamente en el Art. I numeral 3.
([6])
BEYTELMAN A., Andrés / DUCE J., Mauricio. Op. Cit. Pág. 38.
([7])
Cfr. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. “La posición del Ministerio Público en el Código Procesal
Penal del 2004”. En: Actualidad Jurídica Nº 149. Lima, Perú. Pág. 119.
([8])
La teoría del caso implica la explicación al juez de los alcances de la prueba o evidencia que se actuara en
el escenario del juicio oral (…) En este estadio las partes aún no están en condiciones de arribar a conclusiones,
puesto que la prueba aun no se ha actuado. Gálvez Villegas, Tomás Aladino; RABANAL PALACIOS,
William; CASTRO TRIGOSO, Hamilton. “El Código Procesal Penal. Comentarios Descriptivos, Explicativos y
Críticos”. Jurista Editores. Lima – Perú. Pág. 732.
([9])
El proceso de terminación anticipada se encuentra regulado en los Art. 468 al 471 del CPP y se caracteriza
por los beneficios que recibe el imputado al haber confesado la comisión del delito.
([10])
“El debido proceso implica el respeto dentro de todo el proceso, de los derechos y garantías mínimas con
las que debe contar todo justiciable, para que una causa pueda tramitarse y resolverse en justicia. Tal es el caso
del derecho al juez natural, a la defensa, a la pluralidad de instancias, etc.”. Ver Exp. N° 0200-2002-AA/TC.
En el mismo sentido “cualquier actuación u omisión de órganos estatales, dentro de un proceso, debe respetar
el debido proceso legal. Uno de los atributos del debido proceso lo constituye el derecho de defensa”. Ver Exp.
N° 2508-2004-AA/TC.
([11])
GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino; RABANAL PALACIOS, William; CASTRO TRIGOSO, Hamilton. Op.
Cit. Pág. 742.
([12])
Específicamente Art. 409 del CP que establece “El testigo, perito (….) que, en un procedimiento judicial,
hace falsa declaración sobre los hechos de la causa o emite dictamen (…)”.
([13])
BAUMANN, Jurgen. “Derecho Procesal Penal”. Ediciones Depalma. Buenos Aires 1986. Pág. 82.
([14])
Sobre la importancia de la motivación de resoluciones judiciales, establecido a nivel jurisprudencial ver
pie de página 5. En la doctrina, es importante mencionar el estudio realizado por COLOMER HERNÁNDEZ,
Ignacio. “La Motivación de las Sentencias: sus exigencias constitucionales y Legales”. Tirant lo Blanch.
Valencia, 2003.
([15])
GOMEZ COLOMER, Juan Luís. “El Juicio Oral”. En: Derecho Jurisdiccional III Proceso Penal. Bosch
Editor. Primera Edición. Barcelona, 1994. Pág. 300.
([16])
En el Exp. Nº 691-2007-Primer Juzgado Penal Colegiado de Huaura, específicamente en la resolución Nº
12 de fecha 08.08.2007 se produjo la siguiente situación: “(…) tal como consta de las actas respectivas, el
representante del Ministerio Público en su alegato de cierre ha procedido a retirar acusación contra el procesado
(…), en razón que durante el desarrollo del juicio los cargos que se le han imputado se han enervado (…),
siendo así no existen suficientes elementos de convicción para determinar la responsabilidad penal (…) por lo
que en aplicación del artículo trescientos ochenta y siete numeral cuatro del Código Procesal Penal, procede a
retirar acusación”. Tomado de VILLAVICENCIO RÍOS, Frezia Sissi / REYES ALVARADO, Víctor Raúl. “El
Nuevo Código Procesal Penal en la Jurisprudencia”. Gaceta Jurídica. Lima, 2008. Pág. 262
([17])
El Tribunal Constitucional ha establecido, la doble dimensión del derecho de defensa, dentro de las cuales
se encuentra, la autodefensa, sosteniendo: “La Constitución Política del Perú, en su artículo 139°, inciso 14),
reconoce el derecho de defensa. El Tribunal Constitucional considera que el principio de no ser privado del
derecho de defensa en ningún estado del proceso, constituye una de las condiciones indispensables para que un
proceso judicial sea realizado con arreglo al debido proceso”. Sigue el colegiado “El ejercicio del derecho de
defensa, de especial relevancia en el proceso penal, tiene una doble dimensión: una material, referida al derecho
del imputado de ejercer su propia defensa desde el mismo instante en que toma conocimiento de que se le
atribuye la comisión de determinado hecho delictivo; y otra formal, lo que supone el derecho a una defensa
técnica, esto es, al asesoramiento y patrocinio de un abogado defensor durante todo el tiempo que dure el
proceso. Ambas dimensiones del derecho de defensa forman parte del contenido constitucionalmente protegido
del derecho en referencia. En ambos casos, se garantiza el derecho a no ser postrado a un estado de indefensión”.
Ver. Sentencia recaída en el Exp. Nº 2028-2004-HC/TC de fecha 05 de julio del 2004. Fundamentos Jurídicos
2 y 3.
([18])
GIMENO SENDRA, Vicente et al. “Derecho Procesal Penal”. Tirant lo Blanch. Valencia, 1990 Pág. 359
([19])
BINDER, Alberto. “Introducción al Derecho Procesal Penal”. Ad-Hoc. Buenos Aires, 1993. Págs. 243 y
244.
([20])
Concebimos a la sentencia como una acto, eminentemente, jurisdiccional que emana de un juez que pone
fin al proceso, la cual tiene como objetivo reconocer, modificar o extinguir una situación jurídica así como
formular ordenes y prohibiciones.