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DEPENDENCIA DE SUSTANCIAS
Se han encontrado descripciones del consumo de sustancias tan antiguas como la palabra
escrita. A lo largo de la historia, se han utilizado drogas psicoactivas con fines curativos,
religiosos y hasta recreativos. Sin embargo, no fue sino hasta fines del siglo XIX que el uso
recreativo del opio, se convirtió en un problema de dimensiones epidémicas en China y
Europa.
A finales del siglo pasado, debido a los avances en química y farmacología, se sintetizaron
sustancias más potentes y altamente adictivas, como la cocaína y la heroína. Además, la
invención de las jeringas hipodérmicas permitió la inyección de drogas, logrando que sus
efectos fueran más intensos y se incrementara el riesgo de la adicción, adquiriendo nueva y
amenazante dimensión, puesto que el compartir agujas para el uso de cocaína, heroína o
metanfetaminas, constituye un vector importante para el desarrollo del SIDA en Europa,
Norteamérica y otros países.
Entre las enfermedades médicas del siglo XXI, el abuso de sustancias se ubica como una de
las más devastadoras y costosas, constituyendo ahora un problema tanto de salud como de
seguridad pública.
Definición
2. Una serie de signos y síntomas que reflejan la pérdida de control sobre el consumo
de la sustancia, así como de conductas orientadas a la búsqueda de la droga.
Muchas de las personas que consumen una droga no se convierten en adictos, por lo que
conviene distinguir entre consumo, abuso y dependencia o adicción. Varios factores, como
los aspectos genéticos, la disponibilidad y acceso a las drogas, el patrón de consumo
(historia del abuso de sustancias) y las situaciones estresantes en la vida de las personas,
contribuyen a la evolución o transición del abuso de sustancias a la adicción.
Existen diversas reflexiones que tratan de definir y distinguir entre los términos droga y
sustancia, utilizadas indistintamente para referirse al problema.
Kramer y Cameron prepararon para la OMS definiciones del término droga, que sirven
como referencia para englobarlas. Según los autores, cualquier sustancia que introducida en
un organismo vivo pudiera modificar la estructura o la(s) función(es) de éste, es una droga.
El problema es que esta definición abarca multitud de productos, incluyendo comidas
habituales.
El término droga desde el punto de vista científico es principio activo, materia prima. En
ese sentido podría compararse formalmente dentro de la farmacología y de la medicina con
un fármaco, es decir droga y fármaco se utilizarían como sinónimos.
² Sustancias prohibidas, nocivas para la salud, de las cuales se abusa y que, en alguna
forma, causan un perjuicio individual y social.
Como se observa en todas las anteriores definiciones, un elemento importante es la
intención y el propósito de alterar voluntariamente el estado mental y psicológico del
individuo, mediante la depresión, estimulación o distorsión de las percepciones
(alucinaciones) del sistema nervioso central.
Los esfuerzos para definir a las drogas se enfrentan con el problema del sitio de acción de
estas sustancias, ya que todas ejercen efectos sobre el sistema nervioso central y periférico,
alterando su funcionamiento y causando daños variados con el consumo crónico. Por esta
razón, indudablemente van a constituir un elemento grave y peligroso para la salud
individual, para la sociedad en general y lógicamente para la salud pública.
El estado producido por una sensación de bienestar que impulsa a repetir de forma continua
la ingesta de una determinada sustancia, para producir placer o para reducir/evitar un
malestar.
Con el tiempo, la misma dosis de la sustancia de abuso irá produciendo cada vez menos los
efectos (iniciales) deseados por el usuario. Con objeto de seguir experimentando las
mismas sensaciones, la persona deberá consumir dosis progresivamente mayores
(tolerancia).
Además del importante costo en salud, el abuso de sustancias se considera un factor de alto
riesgo para una amplia gama de problemas sociales que impactan las tasas de delincuencia,
las actividades para y antisociales, la violencia intrafamiliar, las enfermedades por
transmisión sexual, el desempleo, los embarazos en la adolescencia y el bajo rendimiento
escolar; conflictos que elevan considerablemente el costo social del problema de la
farmacodependencia.
La célula nerviosa o neurona, es la clave principal en la actividad del sistema nervioso; ésta
conduce información tanto eléctrica como químicamente. Dentro de ella, la información
viaja a través del movimiento de una carga eléctrica, es decir un impulso.
² Dendritas: son fibras muy delgadas que salen de la célula y se ramifican para recibir
información de otras neuronas.
² Cuerpo de la célula o soma: en el interior del cual se llevan a cabo la mayoría de las
funciones básicas.
² Axón: fibra larga que transporta los impulsos nerviosos a otras neuronas.
El impacto subjetivo de los reforzadores, como las sensaciones de placer, pueden ser
consideradas como esenciales o irrelevantes sobre la conducta; pero el efecto motivador de
la recompensa sobre el comportamiento, es reconocido por investigadores en todo el
mundo. En general, los reforzadores positivos producen una conducta de acercamiento
conocida como motivación positiva. Los eventos que sirven como reforzadores negativos
o de castigo, generan conductas de alejamiento y se conoce como motivación aversiva.
El reforzamiento positivo, se asocia con un impacto hedonista placentero; mientras que el
reforzamiento negativo y de castigo, generalmente se asocia con uno desagradable.
El sistema nervioso central se compone por el cerebro y la médula espinal. Está constituido
como una unidad funcional, integrado por billones de células nerviosas o neuronas en
constante comunicación entre sí, mediante señales eléctricas y químicas.
Las neuronas establecen conexiones en distintas áreas del cerebro con funciones
específicas, formando circuitos o vías neuronales, cortas o largas, para enviar e integrar
información. Un ejemplo, es el circuito de recompensa, que se activa cuando una persona
recibe un reforzamiento positivo por alguna conducta, incluso, cuando consume alguna
droga adictiva.
El flujo de la información (eléctrica y química), desciende a través del axón neuronal hacia
la terminal. Esta parte terminal, por lo común establece conexión con las dendritas de
neuronas vecinas, transmitiéndoles la información química. Esta área de conexión es la
sinapsis, que también se puede presentar como una conexión con el soma o con el axón de
otras neuronas.
Cuando un impulso eléctrico llega a la parte terminal del axón, produce la movilización
hacia la membrana de la neurona de vesículas que contienen neurotransmisores (v. gr.
dopamina); éstas se fusionan con la membrana terminal y liberan su contenido
(neurotransmisor) hacia el canal sináptico; una vez en este sitio, la dopamina se une a
proteínas específicas que funcionan como receptores, localizados en la membrana de una
neurona vecina. Posteriormente, el neurotransmisor desocupa el receptor y es removido de
la hendidura sináptica por las bombas de recaptura (mediante la unión a proteínas).
2. Algunas personas se hacen dependientes al consumo, mientras que otras pueden tomarlas
y dejarlas sin mayores problemas.
² Los receptores postsinápticos. Las drogas ejercen efectos similares a otras sustancias
porque tienen una estructura química parecida a la de un neurotransmisor, por ejemplo, los
efectos que ejerce la nicotina se deben a su similitud con la acetilcolina. Otras drogas
pueden tener el efecto opuesto, es decir, unirse a un receptor postsináptico y no estimularlo
sino bloqueárlo, como es el caso de la fenciclidina ("polvo de ángel"), que inhibe los
receptores NMDA de aspartato y glutamato.
En 1954, J. Old y P. Miner iniciaron investigaciones en el cerebro de ratas que, más tarde,
condujeron a desarrollar la técnica de la autoestimulación eléctrica en humanos y otras
especies animales.
Las drogas de abuso han proporcionado un nuevo enfoque de estudio para estos circuitos,
ya que por medio de microinyecciones de estas sustancias, en lugar de corriente eléctrica,
se ha propuesto la existencia de tres sistemas de neurotransmisores en este proceso:
2. Péptidos Opioides. Los opiáceos como la heroína, ejercen un efecto estimulante en los
sistemas de recompensa relacionados con la dopamina, incrementando su liberación en el
núcleo acumbens.
Las drogas anticolinérgicas, antagonizan los receptores de acetilcolina; los opiáceos actúan
tanto en los receptores opioides como en los adrenérgicos; las drogas psicodélicas o
alucinógenas estimulan la liberación de serotonina y las sedantes y tranquilizantes
potencian los receptores de ácido gama aminobutírico.
Esta situación se complica aún más por el consumo múltiple de drogas, los estados mixtos
de intoxicación y abstinencia y por las reacciones idiosincrásicas. Los problemas de
diagnóstico pueden resultar en casos importantes de morbilidad y a veces de mortalidad.
Estudios en neurofarmacología sugieren que los efectos reforzadores de los opiáceos como
la heroína, tienen un componente dependiente y otro independiente a la dopamina.
Esta hipótesis, aunque en desarrollo, sugiere que rasgos genéticos como la producción baja
de dopamina, podría relacionarse con factores ambientales y la adicción. En numerosos
estudios los factores genéticos se han relacionado, aunque con ciertas controversias, con
algunas adicciones como al alcohol, cocaína y heroína, estableciendo vínculos con varios
genes. Estos estudios plantean que los trastornos por dependencia a sustancias adictivas se
encuentran influidos por dispositivos de transmisión hereditaria. Sin embargo, los
mecanismos subyacentes al comportamiento de la adicción son muy complicados e
involucran mecanismos poligenéticos.
Los investigadores concluyen que la adicción a ciertas sustancias podría deberse a una
alteración genética en el individuo, que provoca el mal funcionamiento del sistema de
recompensa, y lleva al sujeto adicto a intentar estimular con las drogas de abuso los
circuitos mesocorticolímbicos en el cerebro para aumentar sus niveles de dopamina.
Estos hallazgos han llevado a Wolkow a concluir que la adicción es una alteración
cerebral que no difiere de otras formas de enfermedades mentales. No obstante, si bien es
cierto que los genes y el entorno social pueden facilitar el desarrollo de ciertas adicciones,
no significa que éstas deban ser determinantes y aceptadas con resignación por los adictos.
Receptores opiáceos
Los fármacos opiáceos se definen y categorizan por su capacidad para ligarse y activar los
diferentes tipos de receptores. Los que unen y activan son agonistas en ese receptor; por el
contrario si se ligan pero no los activan, funcionan como antagonistas del mismo.
Estos hallazgos sugieren que tales receptores deben tener funciones endógenas y que por
tanto, deben existir ligandos opioides endógenos. Hughes y Kosterlitz fueron los primeros
investigadores en aislar, purificar y caracterizar la estructura de las moléculas endógenas
con actividad opiácea. Desde entonces se han encontrado doce péptidos con esta actividad,
incluyendo a las endorfinas, de las cuales la más importante es la beta endorfina, que deriva
de la hormona pituitaria conocida como beta lipotropina y de la dinorfina, que es un péptido
básico.
Debido a que se cree que los péptidos opioides son los ligandos naturales de estos
receptores, se les conoce como receptores opioides.
El término endorfina fue sugerido por Simon en 1975, como genérico para todos los
péptidos endógenos con actividad opiácea y es el resultado de la contracción de los
términos endógeno y morfina.
Los opioides endógenos pueden jugar un papel importante en una amplia variedad de
fenómenos fisiológicos y farmacológicos.
Cabe recordar que los cambios observados o producidos por los opioides endógenos no
necesariamente significan una participación primaria de este sistema, sino que más bien
pueden ser una consecuencia secundaria o terciaria de alguna otra alteración del sistema
nervioso.
Las funciones en las que se han implicado a las endorfinas, se dividen de la siguiente
forma:
Sistema endocrino
Liberación de ACTH-cortisol.
Liberación de prolactina.
Liberación de hormona del crecimiento.
Inhibición de hormona luteinizante y testosterona.
Efectos autonómicos
Midriasis.
Miosis.
Motilidad del músculo liso.
Temperatura corporal.
Depresión respiratoria.
Frecuencia cardiaca.
Tensión arterial.
Shock hemorrágico o endotóxico.
Lesiones medulares.
Sistema inmunológico
Mecanismo de acción
Bioquímicamente, los péptidos opioides ejercen sus acciones en la sinapsis neuronal, como
neuromoduladores, pero pueden actuar también como neurotransmisores disminuyendo, por
lo general, el potencial transináptico cuando sus receptores se localizan presinápticamente.
Cuando los receptores opioides se localizan postsinápticamente, los péptidos modulan la
liberación de un neurotransmisor, que puede ser cualquiera de las aminas clásicas:
acetilcolina, norepinefrina o serotonina.
A lo largo de cien años, se han propuesto tres hipótesis para explicar por qué algunas
personas consumen continuamente opio o sus derivados, a pesar de sus efectos
perjudiciales sobre la salud en general. La primera es que después de un período de usarlo
(por cualquier razón), la gente desarrolla dependencia física y persiste en el consumo para
evitar las molestias por la falta del opiáceo (síndrome de abstinencia).
La segunda, es que continúan consumiéndolo porque les gustan los efectos (euforia) que
produce el opio. La tercera hipótesis es que para algunas personas, incluso desde el inicio,
los opiáceos alivian algún estado depresivo o disfórico preexistente. De esta manera, el
consumo repetido de opiáceos, como automedicación, tiene por objeto mejorar un
sufrimiento psicológico independiente al síndrome de abstinencia.
Reforzamiento
Estas acciones sobre vías dopaminérgicas explican los efectos sinergistas de los opiáceos y
otras drogas, como la cocaína o las anfetaminas, que inducen síntomas euforizantes,
mediante la liberación o la inhibición de la recaptura de dopamina