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Corporación Educacional San Sebastián Profesor(a): Paulina Flores Echeverría

Escuela Básica “San Sebastián” Asignatura: Lenguaje y Comunicación


PADRE LAS CASAS Curso: 7º básico
2335471 Marzo 2018

Evaluación de Proceso
UNIDAD Nº1 "Héroes y heroínas"

Nombre del Estudiante:…………………………………… Curso:……… Fecha:………………

Puntaje Total: 35 puntos Puntaje Obtenido: …………….. Calificación:…………………..

Objetivo: Demostrar los conocimientos y habilidades de comprensión lectora adquiridas durante el proceso
de enseñanza/aprendizaje de la unidad nº 1 y refuerzo, a través de la resolución de una prueba escrita.

INSTRUCCIONES:
 Lee con mucha atención cada pregunta y piensa la respuesta antes de contestar.
 Subraya aquella información que te permite responder cada pregunta formulada.
 Cuando estés completamente seguro(a) de tu respuesta, marca con una X la letra de la alternativa que
consideres correcta.
 Utiliza lápiz pasta azul o negro para responder.
 En caso de correcciones o selección de más de una alternativa, la respuesta se considerará NULA.

I. SELECCIÓN MÚLTIPLE (1pto. c/u)


Lee atentamente el siguiente texto responde:
David y Goliat
(Relato bíblico extraído de Samuel 17, 1-54)
`[…] Saúl y los israelitas se reunieron acampando en el valle de Elá, ordenaron sus filas para la
batalla contra los filisteos. Con el valle de por medio, los filisteos y los israelitas tomaron posiciones en
montes opuestos.
Un famoso guerrero, oriundo de Gat, salió del campamento filisteo. Su nombre era Goliat, y
tenía una estatura de casi tres metros. Llevaba en la cabeza un casco de bronce, y su coraza, que pesaba
cincuenta y cinco kilos, también era de bronce, como lo eran las polainas que le protegían las piernas y
la jabalina que llevaba al hombro. El asta de su lanza se parecía al rodillo de un telar, y tenía una punta
de hierro que pesaba casi siete kilos. Delante de él marchaba un escudero.
Goliat se detuvo ante los soldados israelitas, y los desafió: ¿Para qué están ordenando sus filas
para la batalla? ¿No soy yo un filisteo? ¿Y no están ustedes al servicio de Saúl? ¿Por qué no escogen a
alguien que se me enfrente? Si es capaz de hacerme frente y matarme, nosotros les serviremos a
ustedes; pero, si yo lo venzo y lo mato, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán». Dijo además el
filisteo: «¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!». Al oír lo que
decía el filisteo, Saúl y todos los israelitas se consternaron y tuvieron mucho miedo.
El filisteo salía mañana y tarde a desafiar a los israelitas, y así lo estuvo haciendo durante
cuarenta días.

Un día, Isaí le dijo a su hijo David: «Toma esta bolsa de trigo tostado y estos diez panes, y vete
pronto al campamento para dárselos a tus hermanos. Lleva también estos diez quesos para el jefe del
batallón. Averigua cómo les va a tus hermanos, y tráeme una prueba de que ellos están bien. Los
encontrarás en el valle de Elá, con Saúl y todos los soldados israelitas, peleando contra los filisteos».
David cumplió con las instrucciones de Isaí. Se levantó muy de mañana y, después de
encargarle el rebaño a un pastor, tomó las provisiones y se puso en camino. Llegó al campamento en el
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momento en que los soldados, lanzando gritos de guerra, salían a tomar sus posiciones. Los israelitas y
los filisteos se alinearon frente a frente. David, por su parte, dejó su carga al cuidado del encargado de
las provisiones, y corrió a las filas para saludar a sus hermanos. Mientras conversaban, Goliat, el gran
guerrero filisteo de Gat, salió de entre las filas para repetir su desafío, y David lo oyó. Cada vez que los
israelitas veían a Goliat huían despavoridos. Algunos decían: «¿Ven a ese hombre que sale a desafiar a
Israel? A quien lo venza y lo mate, el rey lo colmará de riquezas. Además, le dará su hija como esposa,
y su familia quedará exenta de impuestos aquí en Israel».
David preguntó a los que estaban con él:
―¿Qué dicen que le darán a quien mate a ese filisteo y salve así el honor de Israel? ¿Quién se cree este
filisteo pagano, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?
―Al que lo mate —repitieron— se le dará la recompensa anunciada.
Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres y se puso furioso con él. Le
reclamó:
―¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te
conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla!
―¿Y ahora qué hice? —protestó David—. ¡Si apenas he abierto la boca!
Apartándose de su hermano, les preguntó a otros, quienes le dijeron lo mismo. Algunos que oyeron lo
que había dicho David se lo contaron a Saúl, y este mandó a llamarlo. Entonces David le dijo a Saúl:
―¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él.
―¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo! —replicó Saúl—. No eres más que un muchacho,
mientras que él ha sido un guerrero toda la vida.
David le respondió:
- A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del
rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y, si el animal me ataca, lo agarro por la
melena y lo sigo golpeando hasta matarlo. Si este siervo de Su Majestad ha matado leones y osos, lo
mismo puede hacer con ese filisteo pagano, porque está desafiando al ejército del Dios viviente. El
Señor, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo.
―Anda, pues —dijo Saúl—, y que el Señor te acompañe.
Luego Saúl vistió a David con su uniforme de campaña. Le entregó también un casco de bronce y le
puso una coraza. David se ciñó la espada sobre la armadura e intentó caminar, pero no pudo porque no
estaba acostumbrado.
―No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—; no estoy entrenado para ello.
De modo que se quitó todo aquello, tomó su bastón, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las
metió en su bolsa de pastor. Luego, honda en mano, se acercó al filisteo. Este, por su parte, también
avanzaba hacia David detrás de su escudero. Le echó una mirada a David y, al darse cuenta de que era
apenas un muchacho, trigueño y buen mozo, con desprecio le dijo:
―¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos?
Y maldiciendo a David en nombre de sus dioses, añadió:
―¡Ven acá, que les voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo!
David le contestó:
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―Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo


vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de
los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. Hoy mismo el
Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la
cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a
las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo
sabrá que hay un Dios en Israel. Todos los que están aquí
reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de
lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en
nuestras manos.
En cuanto el filisteo avanzó para acercarse a David y
enfrentarse con él, también este corrió rápidamente hacia la
línea de batalla para hacerle frente. Metiendo la mano en su
bolsa sacó una piedra, y con la honda se la lanzó al filisteo,
hiriéndolo en la frente. Con la piedra incrustada entre ceja y
ceja, el filisteo cayó de bruces al suelo. Así fue como David
triunfó sobre el filisteo: lo hirió de muerte con una honda y
una piedra, y sin empuñar la espada. Luego corrió a donde
estaba el filisteo, le quitó la espada y, desenvainándola, lo
remató con ella y le cortó la cabeza.
Ilustración de Gustav Doré

1. ¿A qué factor del lenguaje corresponde el tema: "David y Goliat"?


A. A los emisores.
B. A los receptores.
C. Al referente.
D. Al código.

2. ¿Cuál es el conflicto principal que se narra en el texto leído?


A. La amenaza constante y el temor que Goliat provoca en los soldados Israelitas.
B. La batalla entre los israelitas y filisteos.
C. El enfrentamiento de David y Goliat.
D. La recompensa que ganó David al derrotar a Goliat

3. Completa los espacios de la siguiente oración, escogiendo el par de palabras que faltan en el
orden que corresponde:
En el texto se afirma que Goliat era………………………….. y David……………………….
A. Creyente - Ateo
B. Ateo- creyente
C. Filisteo - israleí
D. Israelí - filisteo

4. ¿Por qué razón(es) David es el héroe de este relato?


A. Por su fuerza y valentía.
B. Porque tenía una fe inquebrantable en Dios
C. Por su habilidad con la honda
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D. Porque fue capaz de derrotar a Goliat y liberar a Israel

5. ¿Cuál es la cualidad más destacada de Goliat?


A. Su enorme tamaño
B. Su gran fuerza
C. Su fealdad
D. Todas las anteriores.

6. ¿Cuál es la función del lenguaje que predomina en el fragmento?:


David preguntó a los que estaban con él:
―¿Qué dicen que le darán a quien mate a ese filisteo y salve así el honor de Israel? ¿Quién se cree este
filisteo pagano, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?
―Al que lo mate —repitieron— se le dará la recompensa anunciada.
Eliab le reclamó:
―¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te
conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla!
―¿Y ahora qué hice? —protestó David—.
A. Función apelativa
B. Función expresiva
C. Función referencial
D. Función poética

7. ¿Cuáles son las principales características de David?


A. Creyente de Dios, hábil, valiente, decidido.
B. Buen hermano, fuerte, valiente, noble.
C. Enojón, valiente, obediente, inteligente.
D. Noble, astuto, decidido, inteligente.

8. ¿Porqué David fue a la batalla?


A. Para matar a Goliat, y salvar a los israelitas.
B. Para ver la lucha.
C. Para proveer de alimentos a sus hermanos, y saber cómo se encontraban.
D. Para matar a Goliat en nombre de Dios.

9. ¿Cómo reaccionó David a las amenazas de Goliat?


A. Se indignó
B. Se atemorizó
C. Le causó risa
D. Se admiró de su valor

10. ¿A quién pertenece la voz del segmento subrayado?:


Mientras conversaban, Goliat, el gran guerrero filisteo de Gat, salió de entre las
filas para repetir su desafío, y David lo oyó. Cada vez que los israelitas veían a Goliat
huían despavoridos. Algunos decían: «¿Ven a ese hombre que sale a desafiar a Israel?
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A quien lo venza y lo mate, el rey lo colmará de riquezas. Además, le dará su hija


como esposa, y su familia quedará exenta de impuestos aquí en Israel»
A. A un narrador testigo
B. A un israelí
C. A un narrador omnisciente
D. A David

11. ¿ Por qué David NO utilizó la armadura de Saúl?


A. Le quedaba muy grande.
B. Le quedaba demasiado pequeña.
C. Por temor a provocar el enojo de Saúl.
D. No estaba acostumbrada a usarla.

12. ¿Cuál es la causa física de la muerte de Goliat?


A. David le corta la cabeza con su espada.
B. La ira de Dios, por atemorizar a los filisteos
C. El castigo de Dios por burlase de David.
D. La piedra que David le arrojó en la cabeza de Goliat

13. ¿Por qué Saúl no creyó que David fuese capaz de derrotar a Goliat?
A. Por su apariencia física
B. Por su corta edad
C. Porque no lo conocía
D. Por todas las anteriores

14. ¿A quién pertenece la voz del fragmento subrayado?:


Goliat se detuvo ante los soldados israelitas, y los desafió: ¿Para qué están
ordenando sus filas para la batalla? ¿No soy yo un filisteo? ¿Y no están ustedes al
servicio de Saúl? ¿Por qué no escogen a alguien que se me enfrente? Si es capaz de
hacerme frente y matarme, nosotros les serviremos a ustedes; pero, si yo lo venzo y lo
mato, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán».

A. Un narrador protagonista
B. Un narrador testigo
C. A Goliat
D. ayc

15. A partir de las siguientes expresiones ¿ Con cuál se infiere que David confiaba en que Dios lo
ayudaría?:
A. "La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos."
B. "¿Quién se cree este filisteo pagano, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?"
C. "…yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso"
D. "…todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel."

16. ¿Por qué David estaba tan seguro de derrotar a Goliat?


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A. Porque había tenido experiencia derrotando animales salvajes.


B. Porque confiaba plenamente que Dios lo ayudaría.
C. Porque había luchado anteriormente con gigantes.
D. AyB

17. ¿Cómo se relaciona la ilustración de Gustav Doré con la historia leída?


A. Representa cómo David dio muerte a Goliat.
B. Representa la acción triunfal que David realiza luego de matar a Goliat.
C. Es la versión que el ilustrador crea basándose en el desenlace de la historia.
D. Ninguna de las anteriores.

POEMA DE EL CID

En Valencia con los suyos vivía el Campeador;


Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.
Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,
un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:
Escapose de una jaula, saliendo fuera, un león.
Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;
recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,
y rodean el escaño en guarda de su señor.
Allí Fernando González, infante de Carrión,
ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;
metiose bajo el escaño, tan grande fue su pavor.
Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:
-¡Ay, que no veré Carrión!
Tras la viga de un lagar metiose con gran temor;
todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.
En esto que se despierta el que en buen hora nació;
de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:
-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?
-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.
Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:
El manto se pone al cuello y encaminose al león.
La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;
allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.
Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,
y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.
A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.
Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.
Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;
aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,
y cuando los encontraron, los hallaron sin color.
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No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;


mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.
Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;
fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.

Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)

18. ¿Qué suceso ocurrió un día que el Cid dormía?


A. Que atacaron los moros.
B. Que se escapó un león de la jaula.
C. Que se formó una tormenta.
D. No se puede determinar.

19. ¿Cómo se comportaron los infantes de Carrión?


A. Con asombro.
B. Con gran valentía.
C. Con indiferencia.
D. Con cobardía.

20. ¿Qué hizo Fernando González?


A. Pidió auxilio a sus amigos.
B. Meterse debajo del escaño.
C. Ponerse tras la viga de un lagar.
D. Salir corriendo.

21. ¿Dónde se escondió Diego González?


A. Debajo de la cama.
B. Tras la viga de un lagar.
C. Detrás de las cortinas.
D. Bajo su manto y brial.

22. ¿Quién es “el que en buen hora nació”?


A. El infante de Carrión.
B. Fernando González.
C. Diego González
D. El Cid Campeador.

23. ¿Qué hizo el león al ver al Cid?


A. Levantó la cabeza para verlo.
B. Bajó la cabeza y humilló su faz.
C. Emitió un rugido.
D. Lo atacó fieramente

24 ¿Qué hizo el Cid con el león?


A. Lo soltó en el campo.
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B. Lo llevó a un circo.
C. Lo llevó a la jaula.
D. Lo adoptó como mascota.

25. Al final del poema se dice que los infantes de Carrión se sintieron:
A. Orgullosos.
B. Avergonzados.
C. Contentos.
D. Tristes

26. ¿Qué funciones del lenguaje encontramos en el poema?


A. Apelativa, poética y referencial
B. Poética, emotiva y apelativa
C. Metalingüística, poética y expresiva.
D. Fática, expresiva y apelativa.

27. El emisor de este texto es:


A. Anónimo.
B. El Cid
C. Francisco López Estrada
D. Los hermanos Carrión.

CALIPSO Y SU GRUTA, LA BALSA DE ULISES


A la hora en que la Aurora saltó de su lecho para iluminar a mortales e inmortales, los dioses se
sentaron alrededor de Zeus para celebrar un consejo, Atenea contó las desgracias de Ulises.
- ¡Oh Zeus, y vosotros, inmortales! Nadie se acuerda ya del divino Ulises y su única recompensa es
estar prisionero en una isla, a manos de la ninfa Calipso, que lo retiene en contra de su voluntad. No
puede volver a su patria, pues no tiene nave alguna, y ahora, para colmo, intentan asesinar a su hijo,
que va en busca de noticias del padre.
- ¿Qué estás diciendo? - preguntó el rector de nubes, Zeus -. ¿No se te ocurre nada para liberar a Ulises
y hacer que vuelva a su tierra a castigar a los pretendientes? Guía a Telémaco para que haga lo que
quiere, venciendo sobre sus rivales, Y tú, Hermes, ve a expresar a la diosa nuestra decisión de que deje
libre a Ulises y pueda retornar a su patria.
El mensajero se puso las famosas sandalias, tomó el caduceo, su insignia, que le sirve para despertar a
unos y adormecer a otros, y en pocos segundos volaba sobre el mar, en figura de gaviota, hasta llegar a
la remota isla, donde avanzó hacia la tierra hasta encontrar la gruta donde vive Calipso, la diosa de
hermosos bucles, La cueva estaba rodeada de árboles de perfumada madera, en donde vivían las más
preciosas aves. El olor de las maderas se extendía por todas partes y las fuentes más cristalinas corrían
entre preciosas praderas. Calipso advirtió su presencia y lo invitó a entrar. Hermes no pudo ver a
Ulises, que sentado lejos de allí, a orillas del mar, lloraba lamentándose. La ninfa le ofreció bebidas y
comidas deliciosas, y Hermes comió y bebió, mientras ella, le, preguntaba el motivo de su presencia,
quejándose de que no la visitara a menudo. Hermes respondió:
- Zeus sabe que está aquí el más desventurado de los hombres que hace tiempo lucharon en la ciudad
de Troya. Se salvó de las tormentas que Atenea dirigió contra todos los que regresaban de la ciudad de
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Príamo, muriendo los demás. Zeus ordena que lo dejes libre: no está condenado a morir lejos de los
suyos, sino a reunirse con ellos.
- Crueles sois los dioses, que no aceptáis que una diosa pueda unirse a un hombre que ama y a quien
salvó cuando flotaba sobre el mar tomado de un madero de su nave. Lo he cuidado con amor y me
prometía hacerlo inmortal y librarlo de la terrible vejez. Pero si Zeus lo quiere y ya que nadie puede
oponerse a su voluntad, que se vaya a lo largo y a lo ancho del mar. No puedo 1levarlo yo, pero le
aconsejaré el mejor medio de llegar a su tierra.
El mensajero le aconsejó que no olvidara el mandato de Zeus y partió, dirigiéndose entonces
Calipso a donde estaba Ulises llorando, pues lo que al principio le pareció una dulce vida se había
convertido para él en suplicio, la ninfa y sus encantos ya no le atraían. La ninfa de hermosos bucles se
acercó y le dijo:
-No llores más, divino Ulises: he decidido dejarte ir. Para ello, sin embargo, habrás de construir tú
mismo una balsa con un puente que te permita navegar en alta mar. Yo te daré pan, vino y viandas para
que no mueras de hambre, y vestidos y todo lo necesario para que llegues a tu tierra.
Ulises le preguntó a la ninfa si quizás planeaba algo más que su retorno, pues era difícil atravesar los
mares en una frágil balsa. Debería jurarle que no ocultaba otro designio. Palabras a las que Calipso
contestó diciendo que sólo a un malvado inteligente podían ocurrírsele palabras semejantes. Y ante él
pronunció de inmediato el juramento de que no abrigaba nada malo contra él y que, al contrario, lo
aconsejaría como nadie. Lo llevó, entonces, hacia la gruta, sentándose Ulises en el asiento que había
ocupado Hermes. Luego la ninfa sirvió bebidas y viandas y disfrutaron juntos de ellas. Al terminar de
comer habló Calipso:
- Ingenioso Ulises, hijo de Laertes, ¿es cierto que quieres volverte a tu amada tierra? Deseo que lo
hagas con la mayor felicidad, pero si supieras los riesgos que te esperan en el viaje, preferirías quedarte
aquí conmigo, deleitándote en esta gruta y con la esperanza de llegar a ser inmortal; llegarías incluso a
olvidar a tu esposa. No creo tener menos belleza que ella, pues los dioses somos superiores a los
mortales.
- No te enojes conmigo, diosa - se disculpó el astuto Ulises-; pero aunque Penélope no pueda nunca
igualarte en belleza, quiero volver a mí casa, y si antes de llegar a ella un dios me hundiera en el mar,
deberé resignarme, pues estoy resuelto a hacer frente a lo que venga.
El sol cayó y Ulises y Calipso se dirigieron al fondo de la gruta a pasar su última noche de amor.
Cuando surgió la hija de la mañana, la Aurora de rosados dedos, Ulises se levantó y, junto con él, la
ninfa, que se preocupó de preparar la marcha de Ulises. Le dio un hacha de fina madera y lo condujo
hacia el lugar de la isla en donde podrían encontrar árboles de madera apropiada. Allí lo dejó,
empezando el divino Ulises a cortar lo que necesitaba, desbastando, puliendo y alineando las tablas,
tablas que luego, al llegar Calipso con herramientas adecuadas, cortó, perforó y unió, construyendo,
con ayuda de la ninfa, una balsa de buenas dimensiones, a la cual puso mástil, velas, timón y bordas. A
los cuatro días pudo dar por terminado su trabajo y al quinto Calipso le permitió abandonar la isla,
luego de bañarlo y vestirlo con ropas muy finas y perfumadas. En la balsa llevaba vino, agua, víveres
y ropas, todo puesto ahí por la enamorada, quien en el momento adecuado hizo soplar una brisa que
desplegara bien 1as velas. Ulises, sentado en el timón, partió y entró en la noche navegando por medio
de las observaciones del cielo: las Pléyades, el Boyero, y la Osa, llamada por algunos Carro, la única
constelación que no se hunde en el mar. Ulises navegó, sin tropiezos durante diecisiete días, al cabo de
los cuales descubrió en el horizonte las sombrías tierras de los feacios.
En dicho instante Poseidón dejaba el país de los etíopes y desde la cumbre del monte Solimos
descubrió, navegando, la barca de Ulises. Enojado, exclamó:
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- Parece que mientras estaba en Etiopía los dioses cambiaron de parecer respecto de Ulises y ahí veo
que se acerca a la tierra feacia, donde podría librarse de la mala suerte que le ha perseguido. Me las
arreglaré para que no sea así.
Reunió sombrías nubes e hizo levantar las olas, moviendo hacía aquel lugar poderosos vientos; hizo
venir la noche, y Ulises, ante todo esto, se sintió morir. ¿Qué peligros lo amenazaban de nuevo? ¿Irían
a cumplirse las predicciones de Calipso, se acercaría la muerte ya? ¡Ojalá hubiera sucumbido en Troya
o después en el mar, con sus compañeros! Y en los instantes en que, atemorizado, se hacía estas
preguntas, una inmensa ola se precipitó sobre su frágil balsa, echándolo a él al agua. El viento partió el
mástil y Ulises se vio sumergido en el obscuro mar, aunque pudo recuperarse un poco y nadar hacia la
balsa, a la que se subió, salvándose. La embarcación, sin dirección, tomó el rumbo que el viento quiso.
La Diosa de hermosos tobillos, Ino, hija de Cadmo, vio la situación en que se hallaba Ulises, y, como
había sido mortal, se compadeció de él. Se transformó en gaviota, se posó sobre la balsa y habló así a
Ulises:
- ¿Por qué Poseidón está tan irritado contra ti? No lo sé, pero te ayudaré. Mira: sácate esa ropa, deja la
balsa y nada con toda tu fuerza hacia la tierra de los feacios. Toma este velo de inmortal y sujétalo a tu
pecho; te librará de todo; pero en cuanto toques la orilla desátatelo y échalo al mar sin mirarlo.
Dicho esto, desapareció. Ulises empezó a reflexionar sobre lo que le había ocurrido y lo que
había visto y oído y se preguntó si no se trataba de alguna nueva mentira. Resolvió sujetarse a la balsa
y seguir. Pero apenas había resuelto eso se levantó otra inmensa ola que lo dejó a merced de las olas.
Ulises tomó uno de los maderos de la balsa, se sacó las ropas dadas por Calipso, se ciñó al pecho el
velo dado por Ino, llamada ahora Leucotea, diosa de las profundidades del mar, y comenzó a nadar.
Poseidón, viendo todo esto, hizo un gesto de ira y se dijo que sin duda Zeus quería que los sufrimientos
de Ulises se calmaran un poco, permitiéndole llegar a tierra, pero que él se encargaría de que todo no le
saliera tan bien. En seguida, fustigó sus veloces corceles y desapareció, momento que aprovechó
Atenea para frenar los vientos y permitir que Ulises braceara bien en su marcha hacia tierra.
Nadó durante dos días y dos noches, y cuando ya creía que moriría en el mar, pudo ver, desde lo alto de
una ola, una costa cercana, cuya vista le inspiró fuertes bríos, nadando hacia la ribera. Pronto, sin
embargo, advirtió que no había allí playa alguna a que arribar, sino acantilados, arrecifes y remolinos, y
ese espectáculo lo sumió en una triste divagación sobre su destino, divagación que una enorme ola
interrumpió al lanzarlo con toda violencia hacia la costa. Y se habría estrellado y hecho pedazos si
Atenea no le hubiese inspirado el gesto de tomarse a una roca con fuerza, siendo sacado de allí por la
fuerte resaca, que volvió a lanzarlo adentro. Atenea acudió de nuevo en su auxilio e hizo que nadara a
lo largo de la costa hasta la boca de un pequeño y hermoso río, de suave corriente y sin rocas, por el
cual entró sin tropiezos. Al llegar al lugar más seguro dirigió una oración a la diosa, agradeciéndole su
ayuda y rogándole no lo abandonara.
(La Odisea. Homero)

28. Ulises estaba en la isla de Calipso porque:


A. No sabía cómo volver a su hogar.
B. La diosa lo retenía contra su voluntad
C. Creía que todos sus compañeros habían muerto.
D. Pensaba que nadie podía escapar con vida de allí.
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29. ¿Qué rasgo(s) tienen en común Hermes e Ino?


I. Obedecen las órdenes de Zeus.
II. Pueden transformarse en gaviotas.
III. Ayudan a Ulises.

A) I Y II B) Sólo I C) Sólo II D)I, II y III E)II y III

30. ¿Qué características de Ulises se destaca(n) en el fragmento leído?


I. Pusilanimidad .
II. Perseverancia.
III. Desconfianza.
IV. Obediencia.

A) II y IV B) I Y II C) I, II y IV D)II, III y IV E)II y III

31. En relación con la orden de Zeus, Calipso


A. Reacciona violentamente.
B. Se siente ofendida.
C. Intenta desobedecer.
D. Trata de convencer a Ulises de quedarse.

33. El fragmento leído se refiere principalmente a:


A. La construcción de una barca y la navegación.
B. La llegada a la isla de los feacios.
C. Los deseos y atenciones de Calipso para con Ulises.
D. Las peripecias de Ulises en su retorno a casa.

34. En el relato se aprecia que los dioses:


A. Deciden el destino de los hombres
B. No se relacionan entre sí.
C. Desprecian a los mortales.
D. Les son indiferentes los humanos.

35. ¿Qué función del lenguaje predomina en este fragmento?


El mensajero le aconsejó que no olvidara el mandato de Zeus y partió, dirigiéndose entonces
Calipso a donde estaba Ulises llorando, pues lo que al principio le pareció una dulce vida se había
convertido para él en suplicio, la ninfa y sus encantos ya no le atraían. La ninfa de hermosos bucles se
acercó y le dijo:
A. Referencia
B. Expresiva
C. Apelativa
D. Fática

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