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La colonización antioqueña, una empresa de

caminos (1993, pp 136), de Eduardo Santa, donde


deja constancia de un paisaje que dejó existir. "Hoy
por hoy, buena parte de esas selvas han sido
inútilmente destruidas; los ríos torrentosos y
abundantes se han convertido en modestos arroyos;
de los bellos animales salvajes (como los osos, los
tigres, las dantas y los tapires) no nos quedan ya sino
las pieles; y la aves, las flores y las mariposas, a duras
penas sobreviven en los poemas románticos. Todo,
gracias a una civilización y a una tecnología hechas
para degradar al hombre y a su medio ambiente"

CLAUDIA MARCELA MUÑOZ GUZMAN


ELECTIVA TECNOLOGICA I
CONSIDERACIONES DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO

El Paisaje Cultural Cafetero declarado como Patrimonio Mundial

El Comité de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la


Ciencia y la Cultura – Unesco, inscribió en la Lista de Patrimonio Mundial el Paisaje Cultural Cafetero
el 25 de junio de 2011. Este reconocimiento compromete al Estado colombiano, a la comunidad
internacional, nacional y local a su protección, pero es a la vez es una oportunidad para que sus
habitantes y visitantes conozcan el paisaje y participen en su preservación.

HISTORIA DEL PCC

El área geográfica en la cual se encuentra el PCC cuenta con una larga historia de ocupaciones
humanas, previa al proceso de colonización antioqueña, a partir de la cual se articulan varios
elementos como el café, valorado y reconocido como uno de los mejores en el mundo; el trabajo
humano es un proceso de producción, recolección, tratamiento y distribución; la tradición familiar;
el patrimonio cultural material e inmaterial, y los caminos y paisajes de los poblados.

Las especiales condiciones naturales para la agricultura, que hoy se reconocen por el clima y los
suelos, permitieron que desde hace más de 4.000 años la región fuera centro de experimentación
para la domesticación de plantas. Los primeros pobladores que llegaron hacia finales del
pleistoceno, hace unos 10.000 años, comenzaron a alternar las actividades tradicionales de cacería
y recolección con aquellas propias de los cultivos.

Entre los años 3.000 y 2.000 antes de nuestra era, se produjeron importantes cambios
socioculturales en la región. De esa época data una parte importante de las piezas de orfebrería y
cerámica finamente elaboradas y conocidas como estilo Quimbaya clásico, que hacían parte de los
ajuares funerarios de importantes personajes políticos y religiosos.

Las evidencias arqueológicas del periodo precolombino, así como las huellas en el paisaje y la
arquitectura rural y urbana propias del periodo colonial de la región, se entremezclan con los
paisajes y arquitectura propios de la colonización antioqueña.

En el proceso histórico de conformación del PCC es posible identificar cuatro períodos. El primero
corresponde a la época prehispánica o precolombina; el segundo, al poblamiento del territorio
durante la colonización antioqueña; el tercero, a la expansión de la producción cafetera y, por
último, el cuarto período corresponde a la tecnificación de la caficultura. Aunque en cada uno de
esos períodos el paisaje ha experimentado transformaciones, la evidencia disponible permite
describir especialmente los cambios registrados a partir del segundo período. Transversal a estos
períodos, es importante destacar la búsqueda permanente, por parte de los caficultores y sus
instituciones, de tecnologías, técnicas y sistemas de producción que den sostenibilidad a la actividad
cafetera. Esta búsqueda, que toma cada vez mayor importancia en las directrices del gremio, no
solo es uno de los ejes de la investigación de Cenicafé, sino que marcará los cambios futuros del
paisaje.
HISTORIA DEL CAFÉ

Durante el proceso de colonización antioqueña quedaron las bases para el desarrollo de la


caficultura; en sus primeros años, la producción agrícola se concentró en cultivos como el fríjol, el
maíz y el plátano.

Esto cambió a partir de las medidas de reconstrucción impulsadas a comienzos del siglo XX por
Rafael Reyes, para superar los estragos de la Guerra de los Mil Días. Estas políticas estaban basadas
en una centralización fiscal, una política arancelaria proteccionista y el fomento estatal a actividades
de exportación como el azúcar, el banano y el café.

Estas circunstancias permitieron una sólida expansión de la caficultura de pequeños propietarios,


que propició nuevas formas de organización social y productiva. En efecto, este proceso generó un
mayor poder adquisitivo para numerosas familias caficultoras, dinamizó significativamente el
mercado interno e impulsó de manera decisiva la economía colombiana. Así, en 1913 la región
producía el 43% del volumen de café de Colombia.

El paisaje se configuró en su estructura más amplia por el significativo crecimiento de la frontera


agrícola y el fuerte desarrollo del sistema vial. La red de comunicaciones de la región se modernizó
y adoptó una estructura orientada hacia las necesidades de las exportaciones del café, con lo cual
los caminos de herradura comenzaron a convertirse en vías modernas de transporte.

A pesar del relativo dinamismo que vivía la caficultura a principios del siglo XIX, enfrentaba
importantes retos para su competitividad como la falta de asistencia técnica, las necesidades de
mejoramiento de la calidad, las dificultades para la comercialización del producto en los mercados
internacionales y la falta de créditos para capital de trabajo, entre otros.

Los líderes cafeteros del país se reunieron el 27 de junio de 1927 en el marco del primer Congreso
Nacional de Cafeteros y con el apoyo del Gobierno Nacional crearon la Federación Nacional de
Cafeteros de Colombia. Desde entonces esta institución ha trabajado para el incremento de la
competitividad de la industria cafetera y la mejora en el bienestar del caficultor y su familia a través
de mecanismos de colaboración, participación e innovación.

¿CÓMO ESTÁ CONFORMADO EL PCC?

Reúne en su zona principal áreas específicas de 47 municipios y 411 veredas, y en su área de


amortiguamiento, cuatro municipios y 447 veredas de los departamentos de Caldas, Quindío,
Risaralda y Valle del Cauca, ubicadas en las ramificaciones Central y Occidental de la cordillera de
los Andes. Sobre estos sistemas montañosos se han desarrollado representativas zonas de
producción de café que constituyen un conjunto reconocido por sus atributos, las relaciones entre
sus habitantes y su herencia cultural.

El área de amortiguamiento está constituida por 447 veredas, 17 cascos urbanos o cabeceras
municipales, incluidas los que rodean los centros históricos o bienes de interés cultural
mencionados.

Por sus condiciones de “localización, relieve, clima y suelos, esta región presenta un elevado número
de hábitats de interés estratégico para la conservación de la diversidad biológica”. Cuenta con una
gran presencia de bosques nativos y corredores biológicos considerados indispensables para la
conservación de la biodiversidad mundial.

Área total del Paisaje Cultural Cafetero

Área principal: 141.120 hectáreas

Área principal rural: 140.046 hectáreas

Área principal urbana: 1.074 hectáreas

Área de amortiguamiento: 207.000 hectáreas

Área de amortiguamiento rural: 204.542 hectáreas

Área de amortiguamiento urbana: 2.458 hectáreas

ZONAS QUE INTEGRAN EL PCC

Si bien las áreas se encuentran separadas, constituyen un conjunto por su alto grado de
homogeneidad expresado en sus atributos, en las relaciones entre sus habitantes y en su herencia
cultural.

Zona A. Corresponde a áreas rurales de los municipios de Riosucio y Supía, en el departamento de


Caldas, incluido el corregimiento de San Lorenzo, con una altura de 1.545 metros sobre el nivel del
mar (msnm). En esta zona y en la de Quinchía se encuentran resguardos indígenas de la comunidad
embera, principalmente. Esta zona se caracteriza por el carácter de su paisaje y la valiosa historia
de los grupos originarios de población indígena y de población afrocolombiana, que todavía
persisten, ocupada esta última inicialmente en labores de minería. Al llegar la colonización
antioqueña a estos territorios, en el siglo XIX, se gestaron diferentes parcelaciones y vivencias que,
con el tiempo, conformaron manifestaciones culturales de gran interés como el Carnaval de
Riosucio.

El Carnaval de Riosucio fue declarado bien de interés cultural del ámbito nacional mediante la
Resolución 11 del Ministerio de Cultura, de 2006.

Zona B. Corresponde a áreas rurales del municipio de Quinchía, corregimiento Naranjal, en el


departamento de Risaralda. El municipio de Quinchía está situado a una altura de 1.825 msnm, y
tiene una temperatura promedio de 18 ºC. En el corregimiento de Naranjal se pueden encontrar
cultivos de plátano y de yuca, de la que se extrae gran cantidad de almidón. También es importante
por sus cultivos de caña panelera, mora y espárragos. Asimismo, se destaca por su notable
producción de oro y tiene un altísimo potencial desde el punto de vista del patrimonio arqueológico,
ya que la región fue habitada por las tribus de los guaqueramas y los tapascos, familiares de los
ansermas y los irras. Las poblaciones indígenas, con los demás grupos de la región, se dedicaban
especialmente a la explotación del oro de aluvión y a la extracción y comercio de la sal.

Zona C. Corresponde a zonas rurales, en la cordillera Central, de los municipios de Marsella, Pereira
y Santa Rosa de Cabal, en el departamento de Risaralda, y de los municipios de Aguadas, Chinchiná,
Neira, Pácora, Palestina, Salamina y Villamaría, en el departamento de Caldas. Incluye los centros
históricos de los municipios de Aguadas y Salamina, declarados bienes de interés cultural del ámbito
nacional

En esta zona se encuentran alturas que oscilan principalmente entre los 1.500 metros y los 1.900
msnm. La economía de estos municipios gira, también, alrededor del café, aunque en los últimos
años el turismo ha aumentado su incidencia en la misma. Los poblados de la zona presentan un alto
grado de arraigo y conservación de los atributos característicos de las poblaciones cafeteras de
mediados del siglo XX, de acuerdo con las características de la colonización antioqueña, en donde
los elementos ambientales desempeñan un papel principal.

De esta zona se destaca el papel del municipio de Santa Rosa de Cabal, que fue uno de los pilares
del proceso de la colonización antioqueña, en la colonización de las tierras del valle del Risaralda, y
la fundación de la mayor parte de los pueblos del norte del departamento del Valle del Cauca, como
El Águila, Ansermanuevo, El Cairo y Versalles, entre otros.

Los centros históricos de Aguadas y Salamina se organizan según el modelo español de cuadrícula
que, hacia la periferia, se transforma en un trazado irregular para adecuarse a las características
topográficas del terreno y al recorrido de los antiguos caminos de acceso a las poblaciones, lo cual,
sumado a las características de gran valor ornamental de la arquitectura, conforman sus valores
culturales en términos de valores estéticos e históricos.

Zona D. Corresponde a áreas rurales, situadas sobre la cordillera Central, de los municipios de
Armenia, Calarcá, Circasia, Córdoba, Filandia, Génova, Montenegro, Pijao, Quimbaya y Salento, en
el departamento del Quindío; zonas rurales del municipio de Pereira, en Risaralda, y zonas de los
municipios de Alcalá, Caicedonia, Sevilla y Ulloa, en el departamento del Valle del Cauca. En esta
zona se encuentran alturas entre los 1.200 y los 1.550 msnm. La región del Quindío fue habitada por
los quimbayas, uno de los grupos indígenas más importantes del país por su expresión artística y
cultural, y cuyo legado es ampliamente conocido. Por su localización intermedia entre el oriente y
el occidente de Colombia, fue ruta obligatoria de los personajes de esa época y del proceso de la
colonización antioqueña en el siglo XIX, durante el cual se fundó la mayoría de los municipios del
departamento. El cultivo del café y el auge de la economía cafetera trajeron consigo un rápido
desarrollo económico y demográfico a la región. En la actualidad, esta zona concentra gran parte de
la demanda turística de la región.

Zona E. Corresponde a zonas rurales de los municipios de Riofrío y Trujillo, en el departamento del
Valle del Cauca, con una altura de 1.370 msnm. La predominancia cafetera en esta zona se da gracias
a la localización en sus territorios de suelo de clase 1 (tipología de suelo que presenta las mejores
condiciones agrológicas). Precisamente los municipios del departamento del Valle del Cauca que
están localizados tanto en la cordillera Central como en la Occidental contienen en su relieve la cota
óptima para el cultivo del café, comprendida entre los 1.400 y los 1.800 msnm. Del mismo modo,
en la zona cobran especial importancia las áreas naturales protegidas, como la reserva forestal del
Pacífico, en los municipios del El Cairo, Riofrío y Trujillo. La condición geográfica de la zona hace que
el paisaje cafetero tenga un marco geográfico característico de las dos cordilleras.

Zona F. Corresponde a zonas rurales de la cordillera Occidental de los municipios de Anserma,


Belalcázar, Risaralda y San José en el departamento de Caldas; Apía, Balboa, Belén de Umbría, La
Celia y Santuario, en el departamento de Risaralda y de los municipios de Ansermanuevo, El Águila,
y El Cairo en el departamento del Valle del Cauca. Incluye además las áreas urbanas de Apía,
Belalcázar, Belén de Umbría, El Cairo, Risaralda y Santuario.

El centro histórico urbano del municipio de El Cairo en el departamento del Valle del Cauca por
consiguiente también hace parte de la zona principal. Este último centro está declarado Bien de
Interés Cultural del ámbito municipal; presenta un alto nivel de homogeneidad en la arquitectura
en la población y es una manifestación directa de la principal actividad económica que es la
producción cafetera, ligada a especiales condiciones ambientales.

La valoración de los atributos se complementa con el estudio de otros elementos que también
reflejan los valores y la autenticidad del PCC, agrupados en las siguientes categorías: forma y diseño;
materiales y sustancia; uso y función; tradiciones, técnicas y sistemas de gestión; lengua y otras
formas de patrimonio inmaterial, y espíritu y sensibilidad. Todos ellos resultan del café de montaña
y del cultivo en ladera, sumados a los restos de los bosques nativos, la organización y la forma de
los centros poblados.

DESCRIPCIÓN DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO DE COLOMBIA (PCC)

El PCC constituye un ejemplo sobresaliente de adaptación humana a condiciones geográficas


difíciles sobre las que se desarrolló una caficultura de ladera y montaña. Se trata de un paisaje
cultural en el que se conjugan elementos naturales, económicos y culturales con un alto grado de
homogeneidad en la región, y que constituye un caso excepcional en el mundo. En este paisaje se
combinan el esfuerzo humano, familiar y generacional de los caficultores con el acompañamiento
permanente de su institucionalidad.

Aunados, estos esfuerzos han establecido un modelo excepcional de acción colectiva que ha
permitido superar circunstancias económicas difíciles y sobrevivir en un paisaje agreste y aislado.
De esta manera se ha desarrollado una caficultura basada en la pequeña propiedad, que ha
demostrado su sostenibilidad en términos económicos, sociales y ambientales, y que ha posicionado
su producto como uno de los mejores cafés del mundo. Este modelo social y económico ha
configurado una región con un alto grado de unidad cultural, expresada en un patrimonio cultural
material en el que se destacan las técnicas constructivas tanto de los asentamientos urbanos como
de las viviendas cafeteras rurales, así como un patrimonio cultural inmaterial en el que se expresa
el vínculo de la población con el cultivo por medio de fiestas, carnavales y celebraciones de la
identidad paisa heredada de la colonización antioqueña, como rasgo único en el mundo creado por
los habitantes de esta región.

El PCC está conformado por ciertas zonas cafeteras de los departamentos de Caldas, Quindío,
Risaralda y Valle del Cauca, ubicadas en las estribaciones Central y Occidental de la cordillera de los
Andes. Esta región ha sido tradicionalmente reconocida a nivel nacional e internacional como el Eje
Cafetero y, más recientemente, como la Ruta del Café, a raíz de una campaña que busca
promocionar a la zona a nivel nacional e internacional.

La economía y la cultura de esta región han girado alrededor del café desde hace más de un siglo,
es decir, solo unas décadas después de haber sido poblada por los colonizadores antioqueños, que
empezaron la ocupación del territorio en el siglo XIX. Procesos como la siembra de los primeros
cafetales, pasando por la construcción de las viviendas rurales y de infraestructura para el
transporte, procesamiento y comercialización del café, y la posterior transformación de las técnicas
de producción, han otorgado una dinámica excepcional a este paisaje.

Esta combinación de una arraigada tradición cafetera con la herencia de la colonización antioqueña
ha jugado un rol fundamental en la conformación de la cultura regional, y ha generado una riqueza
de manifestaciones en ámbitos tan diversos como la música, las danzas, las cocinas tradicionales y
la arquitectura, manifestaciones que se han transmitido de generación en generación.

Por todo esto el Paisaje Cultural Cafetero conforma una región única en el mundo, que merece ser
preservada en el tiempo, conocida y admirada por la humanidad.

ATRIBUTOS DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO

Son las huellas que han dejado los pobladores en el paisaje de gran parte de los departamentos de
Quindío, Risaralda, Caldas y norte del Valle del Cauca y está representado en 15 atributos que lo
hacen excepcional, son expresiones materiales de la cultura cafetera Se tiene registro que en
cafetales con sombrío se pueden encontrar cerca de 62 especies de árboles, 100 especies de aves y
170 especies de arvenses (Borrero 1986, Duque 1996, en Osorio y Rodríguez 2008)

1. Café de montaña: son las áreas de café dentro de la franja de altitud óptima para este cultivo,
entre los 1000 y 2000 metros de altitud, especialmente entre 1400 y 1800 m.s.n.m.

2. Predominio de café: expresa el influjo del uso de la tierra para cultivo de café sobre otros cultivos.

3. Cultivo en ladera: es la adaptación de los cultivos de café en zonas de alta pendiente mayores del
25%, atributo que le da una forma y diseño particular al paisaje.

4. Edad de la caficultura: consiste en la renovación de plantaciones de café permitiendo mantener


jóven y vivo el paisaje. Este atributo posibilita la permanencia del PCC.

5. Influencia de la modernización: comprende la adaptación del paisaje a las condiciones de la vida


moderna como la infraestructura de vías de comunicación y servicios públicos, salud y educación.

6. Institucionalidad cafetera y redes económicas afines: se refiere a la existencia de redes


institucionales y económicas que inciden en el funcionamiento y dinámica del PCC. Son la garantía
de la sustentabilidad del paisaje como sitio patrimonial.

7. Tradición histórica en la producción de café: hace referencia a la persistencia del cultivo de café
y la resistencia al cambio en el uso del suelo a pesar de la crisis cafetera.

8. Estructura de pequeña propiedad cafetera: la prevalencia del minifundio como sistema de


propiedad, es otro elemento que configura el paisaje cafetero.

9. Cultivos múltiples: es la multiplicidad de cultivos que conforman una “colcha de retazos”


elemento característico del Paisaje Cultural Cafetero.

10. Tecnologías y formas de producción sostenibles en la cadena productiva del café: este atributo
muestra las condiciones para producir café de manera sostenible, y cómo la comunidad cafetera ha
adaptado su forma de trabajo tradicional, hacia mejores condiciones de producción modernas y con
menos impactos ambientales.
11. Patrimonio arquitectónico: el PCC posee un patrimonio que ha sido creado por los pobladores
de la zona, se trata de la arquitectura regional de bahareque, que se expresa en los saberes
tradicionales del diseño y construcción de sus viviendas.

12. Patrimonio urbanístico: la forma de nuestros pueblos ha sido una adaptación del modelo
hispánico de trazado en cuadrícula. Este tipo de estructuras urbanas en contraposición con el
relieve, las calles de gran pendiente y las manzanas ortogonales son una muestra de la adaptación
de la cultura cafetera a las condiciones ambientales particulares de la topografía quebrada, dando
como resultado las estructuras urbanas de damero en ladera.

13. Patrimonio arqueológico: desde hace más o menos diez mil años, se tiene conocimiento de la
presencia humana en el Eje Cafetero. Se han dado a conocer hallazgos de vestigios arqueológicos.
La orfebrería y la cerámica son algunos. Los aportes de nuestros antepasados han sido desde la
domesticación de plantas alimenticias y animales hasta la evolución de prácticas agrícolas como la
producción de café.

14. Patrimonio natural: la caficultura en el centro occidente de Colombia se ubica en la Ecorregión


Andina Tropical; por sus condiciones de localización, relieve, clima y suelos, presenta un elevado
número de hábitat de interés estratégico para la conservación de la diversidad biológica. (Rangel
1995; Andrade 1992, en: Rodríguez y Osorio 2008).

15. Disponibilidad hídrica: es la alta presencia de unidades prioritarias para la retención y regulación
del agua. La oferta de agua, es determinante en la cosecha del café.

Con tales atributos se delimitó el Paisaje Cultural Cafetero de Quindío, Caldas, Risaralda, y Valle,
usándolos de filtro para identificar las zonas del Eje Cafetero que pueden convertirse en Patrimonio
Mundial. Las zonas que contenían en mayor medida estas características, se convirtieron en área
principal y áreas de amortiguamiento. Las zonas que contienen en menor porcentaje los atributos
pero que deben ser protegidas, y las cuales tienen permisividad en algunos usos y condiciones de
manejo clasificaron como áreas de amortiguamiento.

VALORES DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO

Cuatro valores excepcionales del Paisaje Cultural Cafetero

A. Esfuerzo humano familiar, que ha pasado de generación en generación, para producir un café de
excelente calidad: Entre las estribaciones de las cordilleras Central y Occidental de Colombia, en
suelos de origen volcánico ricos en materia orgánica y a una altitud entre 1.200 y los 2.000 metros
sobre el nivel del mar, se cultiva el café del PCC, el cual corresponde a una categoría de especial de
los cafés arábicos conocida como suaves colombianos.

Gracias a la voluntad, el esfuerzo y el compromiso que ha pasado de padres a hijos en la región del
Paisaje Cultural Cafetero, cerca de 24.000 familias producen un café de montaña de excelente
calidad; en las fincas que en promedio tienen 4,5 hectáreas, de las cuales el área cultivada de café
no sobrepasa las 2,6 hectáreas y en donde se han aplicado novedosas técnicas de siembra adaptadas
a las difíciles condiciones de los Andes colombianos, articuladas con la evolución propia del negocio
cafetero.
Hoy, esta región se mantiene viva, dinámica y en permanente evolución y el café es el producto
clave para la estabilidad social y económica y para la viabilidad de las comunidades cafeteras rurales.

B. Cultura cafetera para el mundo: La vida gira alrededor del café, que es su esencia. Los valores y
el espíritu emprendedor, laborioso y amable de los habitantes de la zona han generado una enorme
riqueza de manifestaciones culturales.

Es así como a partir del cultivo del café y de su comercialización, se ha consolidado un patrimonio
cultural conformado por bienes materiales y manifestaciones inmateriales, que pueden observarse
en los poblados, en la arquitectura, en los objetos y en conjunto de tradiciones y expresiones que
son hoy orgullo regional y nacional: las fiestas y las ferias municipales , los nombres e locales y
negocios que hacen honor a la actividad cafetera, las artesanías, la cocina tradicional, los objetivos
y las figuras representativos, como el arriero, la mula, el machete, el “yipao” y Juan Valdez; el
vestuario típico y la arquitectura de influencia española, que fue apropiada, adaptada y
transformada por medio de bahareque y que constituye una característica de identidad de este
paisaje.

No hay ningún lugar en el mundo donde el café y la cultura estén tan entrelazados.

C. Capital social estratégico: La caficultura, como principal actividad del Paisa Cultural Cafetero, ha
sido liderada durante más de 85 años por una institucionalidad única en el mundo. La Federación
Nacional de Cafeteros y sus comités de cafeteros han sido autores claves para implementar la acción
colectiva de los caficultores en la generación de bienestar, la construcción de vías, escuelas, puestos
de salud, infraestructura y programas de sostenibilidad caficultura.

Los bienes públicos que presenta la Federación Nacional de Cafeteros y sus comités de cafeteros
han sido actores claves para implementar la acción colectiva de los caficultores en la generación de
bienestar, la construcción de vías, escuelas, puestos de salud, infraestructura y programas de
sostenibilidad caficultora.

Los bienes públicos que representa la Federación Nacional de Cafeteros a sus agremiados, permite
a los productores de café participar y tomar decisiones colectivas en los comités municipales y
departamentales de cafeteros; así como recibir apoyo técnico por parte del Servicio de Extensión,
informarse de primera mano sobre las investigaciones realizados por el centro de investigación del
café (Cenicafé) y contar con garantía de compra a través de Almacafé y de las cooperativas de
caficultores, entre otros servicios.

En Colombia en café es sinónimo de progreso y desarrollo. Des su cultivo dependen directamente


millones de personas. El proceso histórico del cultivo, manejo, comercialización y consumo de café
ha generado una cohesión social reconocida en todo el mundo. En Colombia la Federación Nacional
de Cafeteros representa a más de 563.000 familias dedicadas a la producción cafetera.

D. Conservación y equilibrio entre tradición y tecnología para garantizar la calidad sostenible: La


región en la que está ubicado el Paisaje Cultural Cafetero ofrece ventajas para la producción de café,
pero también exige grandes retos. Por eso, durante más de cien años se han adaptado y mejorado
las técnicas tradicionales de siembra y beneficio del grano, en búsqueda de un equilibrio entre la
tradición y la tecnología que permita tener la calidad y competitividad del producto.
Esta adaptación y mejoramiento continuos son soportados por el “circuito del conocimiento”, en el
que los caficultores, de la mano de Cenicafé y del servicio de extensión de los comités cafeteros,
adoptan innovaciones tecnológicas que han permitido que el Paisaje Cultural Cafetero siga siendo
productivo y sostenible en términos económicos, sociales y ambientales.

CRITERIOS DEL PCC

Criterio V. “Ser un ejemplo destacado de formas tradicionales de asentamiento humano o de


utilización de la tierra o del mar, representativas de una cultura (o de varias culturas), o de
interacción del hombre con el entorno, sobre todo cuando éste se ha vuelto vulnerable debido al
impacto de cambios irreversibles”.

El Paisaje Cultural Cafetero de Colombia es un ejemplo destacado de un paisaje cultural centenario,


sustentable y productivo, en el cual, el esfuerzo colectivo de varias generaciones de familias
campesinas forjó excepcionales instituciones sociales, culturales y productivas, generando, al
mismo tiempo, prácticas innovadoras en el manejo de los recursos naturales bajo un paisaje de
condiciones extraordinariamente difíciles. La finca cafetera típica en el PCC se encuentra ubicada en
un arduo paisaje de empinadas montañas en donde se articulan la forma y diseño del paisaje
cafetero, su tipología arquitectónica y el estilo de vida de sus comunidades. Ellos lograron crear una
identidad cultural sin paralelo en donde el aspecto institucional relacionado con el PCC no tiene
igual en ningún otro sitio cafetero en el mundo.

Criterio VI. “Estar directa o materialmente asociado con acontecimientos o tradiciones vivas, ideas,
creencias u obras artísticas y literarias que tangan una importancia universal excepcional”.

La centenaria tradición cafetera es el símbolo más representativo de la cultura nacional en


Colombia, por la cual el país ha obtenido reconocimiento en el ámbito mundial. La cultura cafetera
ha llevado a ricas manifestaciones tangibles e intangibles en el territorio, con un legado único, que
incluye entre otros aspectos, la música, la gastronomía, la arquitectura y la cultura, legados que han
pasado de generación en generación.

La tipología arquitectónica única de las fincas cafeteras y la mayor parte de los edificios en las áreas
urbanas, evolucionó a través del uso de los materiales locales disponibles, en particular la especie
nativa única conocida como la guadua angustifolia. El PCC representa una armoniosa integración del
proceso productivo, de la organización social y de la tipología de la vivienda, única en el mundo y
necesaria para el desarrollo de la cultura del café en un área rural tan difícil.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Universidad la Gran Colombia. Centro Grancolombiano del Paisaje del Cultural cafetero. Recuperado
en: http://www.cgpcc.edu.co/valorespcc.html. (11/01/2018).

Federación nacional de cafeteros y ministerio de cultura. Paisaje cultural cafetero. Recuperado en:
http://paisajeculturalcafetero.org.co/. (10/01/2018).

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