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Pamplona

Universidad de

Centro de Educación a Distancia

Programas de Educación a Distancia

Construcción de
la Identidad
Latinoamericana
Elcida Gamboa Gamboa

Formando Colombianos de Bien

Álvaro González Joves


Rector

María Eugenia Velasco Espitia


Decana Facultad de Estudios a Distancia

Luis Armando Portilla Granados


Director Centro de Educación a Distancia
Tabla de Contenido
Presentación
Introducción
Horizontes

UNIDAD 1: Nuestras Raíces Aborígenes


Descripción Temática
Horizontes
Núcleos Temáticos y Problemáticos
Proceso de Información
1.1 ANTECEDENTES
1.2 APORTES DE LAS CULTURAS INDÍGENAS AMERICANAS
1.2.1 Artes
1.2.2 Agricultura
1.2.3 Ecología
1.2.4 Arquitectura
1.2.5 Metalurgia
1.2.6 Textiles
1.2.7 Química
1.2.8 Matemáticas
1.3 SENTIR RELIGIOSO Y ORGANIZACIÓN SOCIAL
1.3.1 El Imperio del Sol
1.3.2 Los Aztecas
1.3.3 Los Mayas
1.4 CARACTERÍSTICAS CULTURALES DE LA COLONIA
1.5 IMPORTANCIA DEL MESTIZAJE EN LA CONFORMACIÓN DE LA
CULTURA LATINOAMERICANA
1.6 APORTES CULTURALES DEJADOS POR LOS INDÍGENAS NEGROS Y
BLANCOS ESPAÑOLES
1.6.1 Alimentación
1.6.2 Cultura
1.7 CONQUISTA Y DESENCUENTRO
Proceso de Comprensión y Análisis
Solución de Problemas
Síntesis Creativa y Argumentativa
Autoevaluación
Repaso Significativo
Bibliografía Sugerida

UNIDAD 2: Proceso de Transformación Cultural


Descripción Temática
Horizontes
Núcleos Temáticos y Problemáticos
Proceso de Información
2.1 LA IDENTIDAD COMO CONFLICTO Y DESAFIÓ CREADOR
2.2 LA PREGUNTA POR NUESTRO SER
2.3 NO HAY UN PUNTO DE LLEGADA DE LA IDENTIDAD
2.4 LA IDENTIDAD COMO CONFLICTO
2.5 LA CULTURA, LO NACIONAL Y LO ÉTNICO
2.6 SER Y CONCIENCIA EN EL MUNDO LATINOAMERICANO
2.7 RESISTENCIA A LA IMPOSICIÓN
2.7.1 La Cultura Popular
2.7.2 Teología de la Liberación
2.8 NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES
2.9 UNIDAD EN LA MODERNIDAD
2.10 ANTECENDENTES EN LOS CAMBIOS CULTURALES EN AMÉRICA
LATINA
2.10.1 Generalidades de la Globalización
2.10.2 Procesos de Globalización en América Latina
2.10.3 Cultura Global y Procesos Tecnológicos
2.10.4 Modos de Imaginar lo Global
2.10.5 Interrelación Cultural y la Globalización
2.11 LA MITOLOGÍA DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL
2.12 GLOBALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA MUNDIAL: LA REALIDAD Y EL
MITO
Proceso de Comprensión y Análisis
Solución de Problemas
Síntesis Creativa y Argumentativa
Autoevaluación
Repaso Significativo
Bibliografía Sugerida

UNIDAD 3: Modernidad y Posmodernidad en América Latina


Descripción Temática
Horizontes
Núcleos Temáticos y Problemáticos
Proceso de Información
3.1 ORIGEN DEL CONCEPTO DE MODERNIDAD
3.2 LA REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE LA MODERNIDAD
3.2.1 Quiebra del Proyecto de la Modernidad
3.2.2 Aproximación al Concepto de Modernidad
3.2.3 Historia de la Modernidad
3.2.4 El Concepto de Modernidad Hoy
3.2.5 América Latina: ¿Rescate Postmodernista o Rescate de la
Postmodernidad?
Proceso de Comprensión y Análisis
Solución de Problemas
Síntesis Creativa y Argumentativa
Autoevaluación
Repaso Significativo
Bibliografía Sugerida
Construcción de la Identidad Latinoamericana 1

Presentación
La educación superior se ha convertido hoy día en prioridad para el gobierno
Nacional y para las universidades públicas, brindando oportunidades de superación
y desarrollo personal y social, sin que la población tenga que abandonar su región
para merecer de este servicio educativo; prueba de ello es el espíritu de las
actuales políticas educativas que se refleja en el proyecto de decreto Estándares
de Calidad en Programas Académicos de Educación Superior a Distancia de la
Presidencia de la República, el cual define: ”Que la Educación Superior a Distancia
es aquella que se caracteriza por diseñar ambientes de aprendizaje en los cuales
se hace uso de mediaciones pedagógicas que permiten crear una ruptura espacio
temporal en las relaciones inmediatas entre la institución de Educación Superior y
el estudiante, el profesor y el estudiante, y los estudiantes entre sí”.

La Educación Superior a Distancia ofrece esta cobertura y oportunidad educativa


ya que su modelo está pensado para satisfacer las necesidades de toda nuestra
población, en especial de los sectores menos favorecidos y para quienes las
oportunidades se ven disminuidas por su situación económica y social, con
actividades flexibles acordes a las posibilidades de los estudiantes.

La Universidad de Pamplona gestora de la educación y promotora de llevar


servicios con calidad a las diferentes regiones, y el Centro de Educación a
Distancia de la Universidad de Pamplona, presentan los siguientes materiales de
apoyo con los contenidos esperados para cada programa y les saluda como parte
integral de nuestra comunidad universitaria e invita a su participación activa para
trabajar en equipo en pro del aseguramiento de la calidad de la educación superior
y el fortalecimiento permanente de nuestra Universidad, para contribuir
colectivamente a la construcción del país que queremos; apuntando siempre hacia
el cumplimiento de nuestra visión y misión como reza en el nuevo Estatuto
Orgánico:

Misión: Formar profesionales integrales que sean agentes generadores de


cambios, promotores de la paz, la dignidad humana y el desarrollo nacional.

Visión: La Universidad de Pamplona al finalizar la primera década del siglo XXI,


deberá ser el primer centro de Educación Superior del Oriente Colombiano.

Luis Armando Portilla Granados – Director CEDUP

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 2

Introducción
¿Qué es América?¿Qué factores han influenciado en la construcción de identidad
de los países latinoamericanos?

Podríamos decir que un continente con una historia propia, que lo ha transformado
en lo que algunos le llaman “Encuentro de dos mundos”.

A partir de este acontecimiento América Latina se ha visto sometida a una serie de


políticas impuestas exteriormente y que nada tienen que ver con sus propias
necesidades ni con el contexto político, social, económico y cultural desarrollado y
vivenciado por sus respectivos países.

Sin embargo, es necesario reconocer que a pesar de estas fuerzas Latinoamérica


trata de romper con los esquemas y expresar su sentir en todas sus
manifestaciones cotidianas con gran creatividad y liderazgo.

Finalmente es conveniente estudiar la evolución de todos esos procesos que


incentivan la participación en el sueño de la construcción de la identidad de los
países latinoamericanos.

Desde el punto de vista pedagógico y didáctico se plantean actividades que


incentivan el desarrollo de habilidades para la comprensión, análisis, síntesis,
creatividad, argumentos, así como la solución a problemas de manera que le sirva
de herramienta en lo personal, en lo social y lo cultural.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 3

Horizontes
• Plantear estrategias pedagógicas y didácticas para la interpretación histórica
del proceso de construcción de identidad latinoamericana.

• Desarrollar una lectura crítica sobre los elementos socio-culturales que


determinan la identidad latinoamericana.

• Valorar los aportes de las culturas aborígenes para las sociedades


latinoamericanas.

• Reconocer la importancia del “Descubrimiento de América” en la construcción


de identidad latinoamericana.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 4

UNIDAD 1
Nuestras Raíces Aborígenes
Descripción Temática

En esta unidad se presentan los principales aportes de los pueblos indígenas a los
países latinoamericanos.

El estudio de procesos complejos que vinculan lo religioso, político, cultural, en fin


todos los aspectos que determinan la identidad latinoamericana y nos permite
entender los elementos mas relevantes que constituyen la actualidad de los
pueblos americanos.

Al mismo tiempo nos ubicamos desde diferentes puntos de vista en los rasgos
culturales de los aborígenes latinoamericanos y detallamos las consecuencias del
mal llamado “encuentro de dos mundos”, buscando establecer relaciones entre
estos acontecimientos y el proceso de aculturación que determinará la
construcción de una nueva identidad latinoamericana.

Horizontes
• Analizar las estructuras sociales, económicas, políticas, religiosas y culturales
de los pueblos indígenas americanos.
• Desarrollar procesos de reflexión critica desde lo pedagógico y didáctico para el
estudio de la conquista y desencuentro de los dos mundos.
• Contrastar la situación de vida de los pueblos aborígenes y del nuevo hombre
latinoamericano.

Núcleos Temáticos y Problemáticos


• Antecedentes
• Aportes de las Culturas Indígenas Americanas

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 5

• Sentir Religioso y Organización Social


• Características Culturales de la Colonia
• Importancia del Mestizaje en la Conformación de la Cultura Latinoamericana
• Aportes Culturales dejados por los Indígenas Negros y Blancos Españoles
• Conquista y Desencuentro

Proceso de Información
1.1 ANTECEDENTES

El poblamiento aborigen de América tiene lugar 20 o 30 milenios antes de nuestra


era; pequeñas bandas, en oleadas sucesivas, salvan el estrecho de Bering, vía
principal de entrada, y se expande por la amplitud del continente.

En tiempos y expiación propicios recorren la escala de su evolución socio-cultural y


en tres o cuatro lugares alcanzan a construir ciudades-estados de imponente
arquitectura o imperios triviales o territorialidad, a veces dilatada, donde
establecen dominio sobre pueblos menos desarrollados cuyas formas de vida
configuran una extensa gama de sociedades de varia complejidad en su
organización y economía. Dominantes y dominados basan su mantenimiento en el
maíz o la papa, mediante la arquitectura de rosa o riego; se estructuran en grado
mayor o menor en torno a las relaciones de parentesco –calpulli o ayllu- y
disfrutan de una tradición cultural privativa que diseña en todos ellos
cosmovisiones muy semejantes. Una casta religiosa o militar se encarga de difundir
la cultura elaborada en los centros ceremoniales al paso que incorpora en ellos las
formas de vida de los pueblos sujetos en un permanente movimiento de
homogeneización sin embargo no conocen el uso de la rueda, ni disponen de
animales de tiro y su débil proceso técnico impide mantener el crecimiento
demográfico a niveles de elevada densidad.

De hecho, entre uno y otro centro de desarrollo mayor existen bastos territorios
escasamente poblados en donde asientan como unidades, en cierta medida
independiente, participes de una agricultura primitiva de tubérculos –yuca,
camote, ñame- y de formas culturales muy simples, en la hoya amazónica en la
isla del caribe, y en general, en las selvas tropicales, en las zonas periféricas del
continente, en los desiertos y paramos sobreviven bandas recolectoras, cazadoras,
o pescadoras en un gran numero, pero extremadamente pardas en cuanto a la
suma de sus miembros integrantes. Rebeldes a la organización tribal y a la vida
civilizada, estas bandas constituyen los llamados indios bravos.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 6

Todas las sociedades tenían determinadas normas de conducta, sobre todo las de
la relación del individuo con el grupo social al que pertenecía, lo que llamaríamos
Derecho o normas jurídicas. Las había sobre la propiedad, personal o comunal, con
sus implicaciones de herencia de derechos y obligaciones; las referentes a las
calificaciones de rango social, militar y religioso; las de matrimonio y
descendencia; las de las relaciones de estamentos o clases, etcétera. Todo un
cuerpo de preceptos coactivos, establecidos por la costumbre y el uso, se
transmitían por vía oral y eran acatados por toda la sociedad. Un personaje entre
legendario y real, Netzahualcoyotl de Texcoco, en el altiplano de México, había
establecido un cuerpo jurídico compuesto de 80 leyes, las cuales se transmitían
oralmente por los dedicados a ello.

Artes: Los testimonios del arte aborigen americano más frecuentes provienen de
as excavaciones arqueológicas y en realidad nos muestran la evolución cultural
general, de la que es parte la del arte. La mayoría de esos testimonios son de
alfarería, piedra o metal, algunos de hueso, marfil, asta y concha, muy pocos los
de madera, fibras vegetales o cuero; es notable, por ejemplo, la parte desértica de
la costa peruana de tal sequedad que ha permitido la conservación de finísimos y
elaborados textiles, entre otras cosas de materia orgánica, plumas, cueros y
madera. La voracidad por el oro y la plata hizo que se destruyeran muchas joyas
de esos materiales, fundiéndose en lingotes o martillándose, para facilitar su
manejo. Las que conocemos, como las abundantes y bellísimas del Museo del Oro,
en Bogotá, son producto de excavaciones, en este caso concreto en su mayoría
obtenidas por los llamados «huaqueros», nombre local de los saqueadores de
tumbas.

La estatuaria fue destruida por el celo religioso, que veía en ella la representación
del demonio y la que conocemos es de origen arqueológico.

Otro aspecto, dentro del mismo renglón, son las pinturas parietales rupestres, que
en América van desde lo visiblemente naturalista a lo más simbólico. Con colores
sobre todo de origen mineral y diversos estilos, por así llamarlos, se extienden por
toda América sin que existan datos para atribuirlos a un nivel cultural o a otro.
Parte de este género de ornamentación son las pinturas murales de algunos
edificios de Mesoamérica.

Musicalmente se llegó a manejar la escala pentáfona mediante flautas, incluyendo


la de Pan, silbatos y ocarinas, además de sonajas, tambores de cuero tensado y
los que en Mesoamérica se llamaron teponaxtles, pero que existen en más lugares
de América. No se han registrado instrumentos de cuerda y en ciertas culturas se
usaban grandes caracoles embocados como trompetas.

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1.2 APORTES DE LAS CULTURAS INDÍGENAS AMERICANAS

1.2.1 Artes

Los testimonios del arte aborigen americano más frecuentes provienen de as


excavaciones arqueológicas y en realidad nos muestran la evolución cultural
general, de la que es parte la del arte. La mayoría de esos testimonios son de
alfarería, piedra o metal, algunos de hueso, marfil, asta y concha, muy pocos los
de madera, fibras vegetales o cuero; es notable, por ejemplo, la parte desértica de
la costa peruana de tal sequedad que ha permitido la conservación de finísimos y
elaborados textiles, entre otras cosas de materia orgánica, plumas, cueros y
madera. La voracidad por el oro y la plata hizo que se destruyeran muchas joyas
de esos materiales, fundiéndose en lingotes o martillándose, para facilitar su
manejo. Las que conocemos, como las abundantes y bellísimas del Museo del Oro,
en Bogotá, son producto de excavaciones, en este caso concreto en su mayoría
obtenidas por los llamados «huaqueros», nombre local de los saqueadores de
tumbas.

La estatuaria fue destruida por el celo religioso, que veía en ella la representación
del demonio y la que conocemos es de origen arqueológico.

Otro aspecto, dentro del mismo renglón, son las pinturas parietales rupestres, que
en América van desde lo visiblemente naturalista a lo más simbólico. Con colores
sobre todo de origen mineral y diversos estilos, por así llamarlos, se extienden por
toda América sin que existan datos para atribuirlos a un nivel cultural o a otro.
Parte de este género de ornamentación son las pinturas murales de algunos
edificios de Mesoamérica.

Musicalmente se llegó a manejar la escala pentáfona mediante flautas, incluyendo


la de Pan, silbatos y ocarinas, además de sonajas, tambores de cuero tensado y
los que en Mesoamérica se llamaron teponaxtles, pero que existen en más lugares
de América. No se han registrado instrumentos de cuerda y en ciertas culturas se
usaban grandes caracoles embocados como trompetas.

Existieron enormes diferencias en los conocimientos tecnológicos y científicos de


las culturas precolombinas, pues a pesar de los movimientos migratorios, los ciclos
de hegemonía política y el intercambio de productos manufacturados, coexistían
tribus cazadoras con civilizaciones agrícolas que habían alcanzado gran
refinamiento social. En el umbral del descubrimiento de América los aztecas eran
quienes habían alcanzado el más avanzado desarrollo tecnológico, pero aún así
desconocían la escritura, la rueda, el arado, el molino, la destilación, el arco
arquitectónico, instrumentos que permitieran medir el tiempo o los musicales de

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 8

cuerdas, carecían de vehículos de tracción animal y bestias de carga y no


alcanzaron a fundir el hierro ni el cristal.

Por ello se considera que culturalmente participan de elementos del Neolítico y de


la Edad de Bronce. En el proceso de integración científica los aztecas habían
asimilado las prácticas agrícolas de los olmecas, el uso del arco y la flecha, la
botánica y la arquitectura de los toltecas, el cómputo matemático y las bases
astronómicas de la cronología de los mayas, la representación pictográfica de los
mixtecas y finalmente la metalurgia de los chibchas.

1.2.2 Agricultura

Las tierras se preparaban para el cultivo mediante la quema de la maleza y el


bosque y la siembra se hacía con la coa, palo afilado, en ocasiones acabado en
cobre. Existieron sistemas de riego y cultivos en terrazas, así como el uso de
excrementos humanos y la «taquia», excremento seco de la llama como
fertilizantes entre los incas. En áreas lacustres los aztecas ampliaron las tierras
cultivables mediante «chinampas», islotes flotantes. Los alimentos básicos fueron
el maíz en las tierras bajas, la mandioca en zonas tropicales y la patata y la quinua
en la altiplanicie andina. También se cultivaban el ají, frijoles, calabazas, tomate,
cacao y otros vegetales alimenticios.

Entre los aztecas los principales animales domésticos fueron el pavo y el perro
mudo pelón «izcuintli». Los incas tuvieron como animal doméstico principal la
llama y otros camélidos, el cuyo y diversos animales de menor consumo. El
pescado constituyó una fuente rica en proteína animal que llegaba a las áreas
interiores mediante una tecnología alimentaria adecuada. Aparte del soasado de
carnes, pescados, tubérculos y cereales que detiene la degradación enzimática. los
incas utilizaban el «tocosh» de las pautas para degradar la celulosa y la
congelación de estos tubérculos para obtener el «chuño».

La conservación mediante la deshidratación por radiación solar se empleaba para


obtener la «challhua», pescado, y el «charqui», carne de llama desecada. En casos
extremos los aztecas obtenían proteínas en el lago de Texcoco de las algas
«tecuitlat», de un caviar de huevos de insectos «ahuautli», de larvas de insectos
«cwculi» y su plato más delicado eran los gusanos del maguey tostados
«ucuiliztac>. Las bebidas de fermentación alcohólicas principales fueron la
«chicha» del maíz y el «octíi» del aguamiel del agave.

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1.2.3 Ecología

La geografía mesoamericana establecía cuatro puntos cardinales. Este, donde sale


el sol, «Iquizayampa tonatiuh»; Oeste, donde se acuesta el sol, «Icalaquian
tonatíuh»; Norte, lugar del infierno, «Mictlampa», y Sur, donde acaba la mujer,
«Cihuatlan», representado por un cráneo, pues creían que la muerte y las
desgracias venían de allí. En topografía los aztecas utilizaban en los mapas
módulos mixtecas y en concordancia con la etimología representaban montañas
con el glifo de «tepetl», así «Chapultepec» era la montaña del saltamontes;
«Popocatepetl», la montaña que humea, volcán; el glifo de río o agua «atl» daba
«Totoatl», río de las gallinas. Este sistema etimológico, evolución de la escritura
jeroglífica maya hacia la fonética silábica azteca, que no existió entre los chibchas
ni los incas, alcanzó gran riqueza expresiva en la taxonomía y representación
pictórica del mundo vegetal donde el nombre de las plantas indica sus
características o usos, como tubérculo «camotli», árbol «quahuitl», hierba
«xihuitl», planta comestible «quilits», planta medicinal <patli» y otras más.

1.2.4 Arquitectura

Los restos arqueológicos de grandes centros cívicos y religiosos como Teotihuacán,


Tikal o Machu Picchu en las culturas clásicas y las habitaciones populares de la
costa y la altiplanicie permiten distinguir desde las más sencillas protecciones de
palma abiertas hasta las construcciones de adobe <xamitl», aunque también se
conozcan restos de ladrillos cocidos en Tizatlan. La piedra volcánica «tezontli»
unida con mortero, se usó entre los aztecas desde 1490, pero mucho antes se
utilizó el granito y las piedras calizas

que se dividían introduciendo cuñas de madera entre las grietas, que luego se
humedecían previamente al labrado y se cortaban mediante sierras con dientes de
obsidiana. Los albañiles precolombinos utilizaban plomadas, compases, reglas,
escuadras, paletas y niveles, contaban además con hachas de piedra y mazas de
piedra de gran dureza. En las construcciones mayas y en las aztecas se encuentran
cementos, morteros y estucos de varias clases, unos de cal y arena, otros de arena
fina y conchas calcinadas, y otros que incluyen asfaltos y resinas.

1.2.5 Metalurgia

Los mayas no trabajaron los metales, pero los chibchas y luego los incas y los
aztecas procesaron el cobre «tepuztli», el oro o excremento del sol, «teocuitl atl»,
y en menor grado la plata o excremento de la luna, «iztac teocuitlatl»; asimismo
trabajaron el zinc, <amoc htli» y el plomo. El oro se obtenía de las arenas auríferas

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 10

de los ríos por lavado y sedimentación y de las minas, y se conservaba en canutos


y la caña de las plumas.

El cobre se extraía de minas de óxidos, carbonatos y los sulfatos, más difíciles de


procesar, con picos y azadas de piedra. Para la fundición los incas utilizaban las
«huairas», tiestos de barro perforados expuestos al viento, donde colocaban el
carbón y un crisol en la parte superior.

Los aztecas utilizaban crisoles de caolín y braseros alimentados con carbón de leña
húmedo, activando la llama con sopletes de medio metro de longitud que
permitían alcanzar temperaturas de unos 1.500 ºC. Recordemos que el zinc funde
a 231 ºC. el plomo a 327 ºC, la plata a 960 ºC, el oro a 1.064 ºC, y el cobre a
1.082 ºC; la fusión del hierro a partir de 1.507 ºC y la sílice a 1.710 ºC explica la
ausencia de hierro y cristal precolombinos Para la fundición del oro se seguía la
técnica de la cera perdida, partiendo de una pasta hecha con polvo fino de carbón
batido con arcilla de alfarero, que servía de modelo para esculpir el positivo. Se
recubría éste con una capa fina de cera de abejas mezclada con «copal» y
finalmente el modelo se cubría con polvo de carbón y la pasta de arcilla y carbón,
dejando un orificio que servía para drenar la cera que fluía al calentar el molde en
el brasero y a la vez para el vaciado con el oro fundido. La dureza de las
aleaciones precolombinas era variable: las hachas de cobre batidas en frío
alcanzaban una dureza Brinell de 128, que descendía a 50 con recalentamiento. El
bronce con siete por ciento de zinc llegaba a 203 batido en frío, y descendía a 70
por recalentamiento.

Se hicieron soldaduras de cobre utilizando sales de cobre con resina de «copal»


como fluxión entre los aztecas y los chibchas utilizaban una técnica que entrañaba
mayores dificultades, consistente en batir las piezas de cobre a unir ya cerca de su
punto de fusión.

1.2.6 Textiles

Los tejidos mesoamericanos eran de algodón cultivado que las mujeres hilaban en
husos con torteros de barro cocido, muchas veces decorado, y se tejía en hilares
individuales horizontales. Estos se construían con dos palos pulimentados
paralelos, de aproximadamente un metro de longitud, entre los que se anuda la
urdimbre. El palo distal se sujetaba a un poste, mientras que el proximal lo
sujetaba la hilandera a su cintura, lo que le permitía mantener la tensión del tejido
a medida que entrecruzaba los hilos. Los aztecas y mayas también tejieron las
fibras de ágave y decoraron los tejidos de algodón con tintes en sellos de barro,
pintaderas y realizaron brocados y bordados. Los textiles más delicados fueron los
incas, que además del algodón tejieron en el altiplano las lanas de llama y vicuña.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 11

Utilizaron el telar horizontal «ahuana» y otro vertical construido con dos postes
verticales fijos, unidos por un travesaño superior y otro inferior. Los colorantes
precolombinos de más belleza fueron el anaranjado del achiote, el azul del añil
«xiquilite», y en especial el rojo de la cochinilla «nochtli». Se usaba la orina como
mordiente.

1.2.7 Química

En la preparación de morteros y cementos para la construcción, en la


condimentación de los alimentos e inclusive en la activación de drogas naturales,
los indígenas precolombinos utilizaron ciertas reacciones químicas. Tanto los
aztecas como los incas sumerjian los granos de maíz en agua con cal para
desprender la cubierta indigerible de celulosa y preparar una masa de maíz de fácil
digestión. La sal utilizada como condimento era obtenida en las costas por
evaporación solar del agua de mar. En aguas salobres como el lago de Texcoco la
cristalización del carbonato y cloruro de sodio «tequesquite» se obtenía además
por filtraciones y purificaciones sucesivas en las «pilas». Las sales de calcio
obtenidas por calcinación y pulverización de conchas marinas no sólo se usaba
para los estucos y bases de pinturas murales, donde el colorante maya azul eran
sales de cromo y el rojo púrpura una concha marina, sino que los chibchas las
mezclaban con las hojas de coca debido a que contribuía a liberar los alcaloides.
También utilizaron la propiedad elástica del hule «ulli» del guayule para hacer
pelotas de juego y el chicle del «chizozapotl» para mascar.

1.2.8 Matemáticas

Los incas utilizaron «quipus», cuerdas anudadas a lo largo de otra más gruesa y de
diferente longitud y color, que por su posición y anudación permitía representar,
transmitir y almacenar datos estadísticos de cantidades. También tuvieron como
los aztecas y los mayas medidas de longitud y volumen, pero curiosamente
ninguna cultura precolombina conoció las medidas de peso. Los mayas y los
aztecas utilizaron en sus cómputos un sistema vigesimal basado en el número de
los dedos de manos y pies del hombre. Ambos representaban la unidad por un
punto y cinco unidades por una raya —, el 20 por una bandera, el 400. múltiplo de
veinte, por 20 por una pluma, y 8.000, múltiplo de 400, por 20 por una bolsa de
<copal».

1.3 SENTIR RELIGIOSO Y ORGANIZACIÓN SOCIAL

En los diversos pueblos de América existen una serie de ritos y ceremonias, más
elaborados cuanto más avanzada era la sociedad. Los mas simples, que se han

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 12

llamado de pasaje o de cambio (nacimiento, pubertad, matrimonio y muerte) y los


más complejos de iniciación a grupos mas selectos; cambio de “status” en las
distintas agrupaciones, preparación para participar en otras ceremonias y otras
cosas mas.

Estos conceptos mágico-religiosos comenzaban desde antes del parto, en algunos


casos, de acuerdo con las fechas de la preñez. La del parto era muy importante,
pues calificaba el futuro del recién nacido. El nacimiento iba del parto en solitario,
en el que la madre se aislaba y solo se reincorporaba al grupo ya con el hijo, hasta
el que era auxiliado por ciertas mujeres que podríamos llamar parteras. Tras el
nacimiento venia el dar el nombre al recién nacido. Los ritos de la pubertad eran
mas marcados entre las mujeres que entre los hombres y era crucial en la primera
menstruación.

El matrimonio podría ser desde por simple acuerdo de la pareja, hasta el que era
de pura conveniencia política, pero casi siempre con algún género de dote, que iba
desde la aportación del aguar e instrumental propio de las simples labores
femeninas hasta el de grupos humanos dependientes, completos, con súbditos,
territorio y productos. El divorcio era común, desde la separación, la simple ruptura
de nexos, hasta los procesos mas complicados, pues en las sociedades en las que
ya existía algún modo de propiedad privada, implicaba problemas de orden
económico.

De acuerdo con las características de integración del grupo social, desde la


aparente dispersión de los recolectores cazadores a la mayor complicación de la
sociedades urbanas, se encuentran jefes o dirigentes de determinadas actividades
entre los primeros, de acuerdo con la capacidad de demostrada en ellas por ciertos
individuos, hasta las de orden hereditario en las segundas.

De los muertos se disponía en forma distinta y a veces estas diferencias existían


dentro de un mismo grupo, a causa del rango. Se practicaban enterramientos
primarios, con el cadáver en posiciones especificas en cuanto a su orientación, en
ciertos casos; en otros, al azar. Hubo desde tubas someras hasta edificios
especiales así como profundas tubas subterráneas. También se utilizo poner el
cadáver, envuelto en pieles o tejidos, sobre un armazón de palos, a la intemperie,
colocado en las ramas de un árbol, y también el simple abandono del cadáver.

Ciertos pueblos tuvieron el concepto de cementerio, en otros casos las personas


mas importantes se les enterraba en los templos, en cámaras especiales, y era
frecuente el hacerlo en el suelo de la casa en donde habitaba, la cual era a veces
abandonada por ese motivo. En ciertas regiones ponían los cadáveres en cuevas,

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 13

en las que almacenaban bultos de mortuorios, esto es, el muerto en posición fetal,
envuelto en pieles o esteras.

Se practico también el entierro secundario, o sea, reunir los huesos tras un tiempo
de entierro primario o descarnamiento, y enterrarlos o hacer un bulto mortuorio
con ellos. Se han encontrado entierros secundarios en los que lo huesos estaban
pintados de rojo, con hematita o cinabrio, lo que también se hizo con entierros
primarios. En otros casos existió la cremación, que muchas veces solo se
practicaba con los muertos de cierta categoría social o religiosa y son bien
conocidas como momias, como en el Perú.

Al cadáver se le acompañaba con objetos de uso, probablemente los personales, y


también, de acuerdo con la categoría social, con ofrendas lujosas de todo género.
Todos los pueblos tuvieron la idea de la existencia de un más allá que seguía a la
muerte. La llegada a un lugar grato, provisto de todo lo necesario. En algunas
culturas ese más allá dependía del género de muerte y la idea cristiana de paraíso,
purgatorio e infierno no tuvo paralelos en su conjunto. Las ceremonias mágicas y
religiosas eran frecuentes. De la primera categoría en los grupos de cazadores
recolectores y de agricultura incipiente. Las sociedades más desarrolladas, además
habían creado estructuras religiosas bastante elaboradas que requerían de un
ceremonial complicado. Cánticos, danzas, procesiones, sacrificios, incluyendo los
humanos, períodos de ayuno o abstinencias, purificaciones, recogimientos, eran
conocidos y practicados, llegándose a las declamaciones poéticas las que, no sólo
eran letanías de carácter religioso, pues también existió la verdadera poesía,
transmitida primero por vía oral, luego registrada por escrito a raíz de la conquista.

1.3.1 El Imperio del Sol

El Imperio del Sol” Los Incas, una pequeña tribu de orígenes inciertos, se
establecieron en el valle de Cuzco poco antes del año 1300. Probablemente los
cuzqueños procedían de territorio Huari. En menos de 200 años pasó de ser una
simple formación tribal a constituir el poderoso imperio del Tahuantisuyu o
Tawantisuyu (significa “las cuatro partes del mundo”) que dominó sobre un
territorio de más de 5000 Km. de Norte a Sur. A partir del siglo XIV el estado inca
comenzó desde su base en el Cuzco de las montañas meridionales de los Andes
hacia todas las direcciones, desde las tribus de los Pasto por el norte y los
Picunche por el sur, hasta la Amazonia por el este, situando su límite de expansión
al oeste definido por el océano Pacífico.

A lo largo del siglo XV y a comienzos del XVI, los incas extendieron sus fronteras y
su dominio sociopolítico sobre los reinos y etnias del Altiplano, la Sierra, la Selva y
la Costa Pacífica. A partir de Cuzco, los territorios controlados por ellos se

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extendieron a lo largo de la cordillera de los Andes hasta cubrir una superficie de


dos millones de kilómetros cuadrados, que conformaba uno de los estados mas
extensos de la América prehispánica. Su población se aproximaba a 6 o 12
millones de habitantes, todos ellos bajo el estricto sistema de tributos y de
burocracia creada por los incas. Estas gentes utilizaban como lengua principal el
quechua, impuesto por los incas en casi todo el ámbito de su dominio.

Uno de los rasgos más sorprendentes de la ideología incaica es la reverencia que


mostraba hacia el paisaje, que convirtieron en un elemento sagrado. Los incas
veían a las montañas como la materialización de sus deidades, les rendían tributo,
brindándoles ofrendas y plegarias. Los incas tenían la costumbre de atribuir los
elementos naturales efectos sobrenaturales.

La religión inca fue la manera de comprender y controlar algunos fenómenos de la


naturaleza, y darles una explicación sobrenatural. Estas creencias se fueron
institucionalizando. En un corpus de ideas y rituales que pasarían a regir la
conducta de los hombres y la sociedad, y se fueron convirtiendo en un elemento
de control por parte de una elite.

Los Incas tenían una visión de su propio mundo basada en los conceptos de
espacio y tiempo, y establecían diversas divisiones, entre ellas la división del
universo en tres sectores:
• Hanan Pacha, el mundo de arriba, donde moran los dioses.
• Kay Pacha, el mundo de aquí, donde viven los hombres.
• Ucu Pacha, el mundo subterráneo, donde habitan los muertos.

Los sacrificios religiosos eran una de las prácticas habituales del ritual incaico.
Generalmente de trataba de ofrendas de alimentos, coca, maíz y chica y también
cuyes y llamas, a las que el sacerdote cortaba la cabeza y ofrecía a la imagen
divina. En Cuzco cada mañana se quemaba una llama como ofrenda al Sol, y cada
primero de mes se tiraban al fuego 100 llamas. Los sacrificios de estos animales
servían a los sacerdotes para predecir el futuro mediante el estudio de vísceras, el
corazón y los pulmones. Las ofrendas que consistían en líquidos eran vertidas en
fuentes y canales, donde caía la chica o la sangre de animales en señal de
sacrificio.

El sacerdote inca tenía la misión de propagar, mantener y oficiar el culto a una


determinada deidad. En la misma categoría se incluyen sujetos de muy diversa
índole, encargados de atender a una visión más popular y menos oficial de la
religión inca. El sacerdocio oficial tenía una clara misión político-religiosa. Más allá
del simple mantenimiento de los templos y lugares de devoción, el sacerdocio

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andino era la base sobre la que se sustentaba toda la ideología del poder. El culto
se propagaba por todos los resquicios de la sociedad andina, desde los ayllus,
representados por sus curacas, hasta el Estado, representado por el Inca.

La nobleza inca era la clase más privilegiada pues vivía en estrecha relación con el
inca. La nobleza de sangre estaba integrada por los familiares del inca. De este
grupo formaban parte las mujeres, legítimas o no, del Inca reinante, las ñustas o
princesas solteras y los hijos de los nobles. El pueblo llano está formado por la
gran masa social que recibía el nombre de atún runa. Su actividad principal era la
agricultura y vivían dispersos en las zonas rurales. Gozaban de una absoluta
igualdad de derechos y su vida se desenvolvía bajo el control de la administración
estatal.

La vida de las gentes del Imperio inca se desarrollaba de acuerdo con unas pautas
que tomaban en consideración los momentos más importantes de la vida de todo
ser humano. Al llegar a la pubertad, los chicos y las chicas recibían su nombre
definitivo. Esto significaba que ya estaban preparados para el matrimonio y la
formación de la unidad económica, la familia. Este paso re celebraba con una
ceremonia, por el que los jóvenes deben mantenerse en ayuno 48 horas tomaban
un poco de maíz crudo al tercer día, se lavaban al cuarto día, recibían sus vestidos
nuevos y se trenzaban el cabello. Cuando acaba la ceremonia, ya eran
consideradas mujeres. Se daba una gran importancia al matrimonio, que asumía
un rango estatal al ser legalizado por los representantes del Inca. Era muy distinto
según la jerarquía social. Para el hombre y la mujer del pueblo llano era
estrictamente monógamo; en cambio, para las clases privilegiadas y el Inca, era
polígamo.

El pueblo Inca creía en una vida más allá de la muerte, tal como se advierte por
los utensilios que depositaban junto al difunto, para que éste pudiera seguir con su
vida en el otro mundo. Cuando se trataba de una mujer, se ponían en su tumba su
telar y lana para hilar. Si el difunto era hombre, las mujeres se cortaban el cabello
como señal de duelo, se ponían manto en la cabeza, lloraban, gemían y cantaban
alabanzas de difunto.

1.3.2 Los Aztecas

“La Serpiente Emplumada”: En el centro y el sur de México actual, vivieron desde


el siglo XIV hasta el siglo XVI los aztecas o mexicas, que establecieron allí un gran
imperio con un nivel de organización considerable. Los conquistadores españoles,
con la ayuda de sus aliados los tlaxcaltecas, destruyeron, no sin esfuerzo, aquella
desarrollada civilización. La palabra azteca proviene de Aztlán, un lugar mítico

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situado al norte de México, y que es la denominación que atribuyeron a los aztecas


los otros pueblos, ya que ellos se autodenominaron mexicas.

Los aztecas ocuparon una parte pequeñísima del extenso territorio mexicano. Su
escenario natural fue el Altiplano meridional, donde se encuentra hoy la capital del
Estado. Este Altiplano esta constituido de valles fluviales y de cuencas lacustre
que, en ciertas zonas, convierten el terreno en una sucesión de pantanos y
marismas. Cuando los aztecas llegaron al Altiplano lucharon con los pueblos que
residían en él con el fin de apropiarse de las zonas más aptas para la agricultura y
más salubres para la vida, pero fueron derrotados y se vieron obligados a ocupar
zonas pantanosas y lacustre.

El alimento básico de los aztecas era el maíz, que se consumía sobre todo en
tamales y en tortillas. Los tamales consistían en maíz acompañado de carne, y las
tortillas eran harina de maíz envuelta en una hoja de la planta y frita. Se empleaba
además para cocinar otro muchos platos.

La economía azteca se basaba fundamentalmente en la agricultura, la caza y el


aprovechamiento de los recursos lacustre. La vida de esas gentes era dura, no sólo
para los hombres, sino también para las mujeres que, además de ocuparse de la
casa, participaban en las tareas agrícolas y confeccionaban la ropa de todos los
miembros de la familia.

Para los aztecas, el mundo era un lugar condenado a desaparecer, como ya había
ocurrido en tres ocasiones anteriores. Los orígenes de todas las cosas se remontan
a un período de creación presidido por la pareja divina, un solo principio dual,
masculino y femenino.

Cuando los difuntos aztecas iniciaban el viaje hacia los paraísos y los infiernos, su
destino no era consecuencia de su tipo de vida o de su conducta, si no la manera
en que había muerto, sin que entrase ningún tipo de consideración moral o de
castigo. El sincretismo hizo coexistir la visión del más allá de los diferentes pueblos
que agrupaba el imperio.

Toda la sociedad azteca estaba profundamente imbuida de la religión, desde la


economía a la organización social y política, por lo que el ritual, en su función de
enlace y comunión entre el pueblo azteca y sus dioses, se convirtió en parte
indisoluble de la vida social y comunitaria y en un instrumento de control por parte
de los dignatarios y la casa sacerdotal, convertidos en los guardianes de la
estabilidad y supervivencia de la comunidad.

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Los dioses del cielo tenían gran importancia en la eterna dualidad que regía el
mundo azteca, que dividía su mundo en día y noche, sol y luna, norte y sur,
oriente y occidente, es decir, en conceptos antagónicos. El panteón azteca
albergaba gran número de dioses, que a veces eran fruto de la fusión de varios
dioses locales en un dios mayor; en otras, un dios podía dividirse en dioses
menores, repartiendo sus atributos. Asimismo, eran capaces de reproducirse para
habitar al mismo tiempo en el cielo, la tierra o el inframundo; así el viento tenía su
corazón divino de viento, pero aparte existía en el otro mundo el dios Viento.

Para los aztecas el tiempo lo era todo y abarcaba desde el nacimiento o el ciclo de
las estaciones a las catástrofes e incluso el fin del mundo. Era un ciclo perpetuo de
renovación de la vida, que giraba alrededor del Gran Círculo dibujado y
determinado por la voluntad de los dioses. El universo se hallaba en renovación
perpetua, pero en el imaginario de los aztecas podía terminarse algún día, por
decisión de los dioses.

A partir del siglo XVI, la organización social de los mexicas adquirió una marcada
complejidad y jerarquización, dominada por una casta de nobles, sacerdotes y
militares. Con los años, sólo quedaba el recuerdo de aquella primitiva organización
tribal de 7 o 10 clanes.

Para los mexicas, cuanto existía pertenecía a un universo sagrado. Por ese motivo,
la religión era el fundamento último, en el cual todo tenía su propio fundamento y
explicación, y el hombre azteca vivía impregnado de ese mundo de símbolos, ya
desde la infancia, la educación, el trabajo o las manifestaciones artísticas.

El azteca no podía contraer matrimonio hasta que no había terminado sus


estudios. Esto sucedía normalmente a los 20 años, cuando el joven obtenía el
permiso para casarse junto con el certificado final de estudios de sus maestros en
el calmécac o telpochcalli. Para lograr este certificado, la familia del joven
organizaba un banquete en honor de los maestros del muchacho. A partir de este
momento, las familias tenían la mano libre para arreglar el matrimonio del
muchacho. No era el amor el que empujaba el matrimonio, si no su categoría
social y el nivel económico.

El arte azteca halló su mejor expresión en el arte de la estatuaria, en especial en la


particular fusión entre el realismo de las formas y la temática religiosa. La
escultura azteca no cultivó el retrato, ni los arcos de triunfo, ni las exaltaciones de
las hazañas de los soberanos, si no temáticas relacionadas con el culto a los
dioses.

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La administración de Tenochtitlan y de sus extensos dominios requería una gran


cantidad de papeleo. Era necesario recaudar los impuestos, registrar los procesos
judiciales entre ciudades o entre individuos particulares, y los mercaderes debían
llevar un control estricto de sus bienes y sus ganancias. Los aztecas estaban
familiarizados con la burocracia y con la correspondencia oficial, a través de la cual
se transmitían las instrucciones de la capital a las ciudades distantes.

1.3.3 Los Mayas

“Observadores Del Cielo”: Desde las profundidades de las selvas de México y


Guatemala hasta la enorme cordillera de volcanes que va de Chiapas hasta la parte
inferior de Centroamérica, y la península del Yucatán, se alzan los testimonios de
piedra de la misteriosa civilización maya, una de las culturas más antiguas del
continente americano, que floreció varios siglos antes que la azteca y la inca.

El área de la civilización maya se extendía por cinco países de Mesoamérica:


México, en sus estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas y Quintana Roo,
el departamento de Petén y las tierras altas adyacentes de Guatemala, Belice y
parte de Honduras. Entre los años 200 y 900 a.C, los mayas ocupaban un territorio
de unos 320.000 km², que iban desde las orillas del Pacífico hasta el extremo
septentrional del Yucatán.

Hacia el año 1500ª.C llegó a la región del Petén y a la península del Yucatán un
pueblo indígena que fue capaz de desarrollar una civilización avanzada, con un
gobierno centralizado, artesanos especializados y una religión muy completa tanto
en el terreno doctrinal como en el cultural. Estas gentes vivieron en los actuales
territorios de Guatemala y del sur de México hasta la llegada de los españoles, que
conquistaron definitivamente la región en 1696.

Los mayas concibieron una cosmología única sobre el origen del mundo, la forma
del universo y las deidades que lo habitaban. Estas creencias les permitían
interpretar el cosmos y vincularse con él, y tuvieron un papel muy importante en
su vida cotidiana, puesto que todas la actividades estaban regidas por los dioses:
agricultura, al marcar los ritos agrícolas, las ceremonias públicas, el arte y la
cultura. El gran número de dioses, las constantes ceremonias y celebraciones
rituales y la erección de pirámides, templos y canchas de juego de pelota ponen de
manifiesto que la religión fue el principal aglutinante de la sociedad maya y el
instrumento de dominio de la clase dirigente.

Los primeros mayas vivían en pequeños poblados formados por conjuntos de


casas, generalmente chozas levantadas con madera y arcilla. Las chozas
normalmente sólo disponían de una habitación, que se utilizaba para dormir,

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 19

puesto que las demás actividades diarias, como por ejemplo preparar la comida, se
realizaban en el exterior en un espacio central común. El reparto de las tareas
entre hombres y mujeres estaba perfectamente definido: las mujeres se ocupaban
en las tareas domésticas, y los hombres en el mantenimiento de las chozas y los
cultivos. Estos métodos agrícolas y tradicionales familiares han sobrevivido durante
siglos y constituyen aún hoy en día la forma de vida de muchas comunidades
rurales mayas.

La lengua maya se ha comparado con las lenguas romances europeas,


desarrolladas a partir del latín, aunque en el caso maya se desconoce cuál fue la
lengua que dio origen a la familia lingüística. A principios del período Preclásico se
formó la lengua protomaya en los valles de las tierras altas, junto a la frontera de
Guatemala y Chiapas. Esta lengua se fue descomponiendo en lenguas distintas
hasta alcanzar el mayor grado de fraccionamiento en el siglo XVI, con una
treintena de lenguas diferentes.

La existencia de una literatura precolombina fue ignorada por los europeos hasta
el siglo XIX. Los cronistas españoles del período colonial había trascrito en sus
obras algunas poesías, oraciones y otros fragmentos literarios de los indios. La
literatura maya no fue conocida hasta que los estudiosos descubrieron los
maravillosos textos y leyendas que aún se conservan en la región, entre ellos cabe
destacar el Popol Vuch

El arte maya constituye una de las más hermosas aportaciones del área
mesoamericana. Si bien el florecimiento que ha hecho célebre a la civilización
maya corresponde básicamente a las artes elaboradas durante el período clásico,
especialmente a partir del año 600, las bases técnicas, ideológicas y formales se
asentaron ya en períodos anteriores.

Actualmente, los mayas habitan las áreas de Yucatán, Chiapas y Guatemala. Son
descendientes directos de la antigua civilización que ocupó estas tierras y
herederos de sus ancestrales ideas, pero, al mismo tiempo, son el resultado de
una larga historia de encuentros y desencuentros, influencias y rechazos, con sus
colonizadores. La llegada de los españoles supuso numerosos cambios en el modo
de vida de los mayas, sobre todo el aspecto religioso y social. Los mayas tuvieron
que adoptar la nueva religión de los conquistadores españoles, aunque muchas
veces únicamente adaptaron de forma aparente sus antiguas creencias a los
patrones católicos, y también tuvieron que dejar sus asentamientos dispersos por
toda la geografía maya para concentrarse en torno a los pueblos.

A manera de síntesis podemos mencionar que por ser la cultura Inca, Maya y
Azteca, pueblos dependientes de la agricultura, todos practicaban una especie de

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panteísmo que rendía culto a las fuerzas de la naturaleza e identificaba los cuerpos
celestes. Su supervivencia exigía la alianza con los dioses, de ahí que la religión, a
través de rituales escrupulosamente observados, se orientara a la consecuencia de
efectos benefactores y se hallara presente en todos los momentos de su vida.

La necesidad de conocer los ciclos agrícolas impuso de forma notable el


conocimientos astronómicos y metereológicos. Paralelo a una religión popular,
apareció otra oficial, mas abstracta y solo accesible a los sacerdotes.

1.4 CARACTERÍSTICAS CULTURALES DE LA COLONIA

Desde 1492 han ocurrido sucesos que merecen nuestra total atención, ya que
desde ese año comenzó nuestro origen como raza, donde se ha visto involucradas
innumerables culturas y consigo muchas costumbres también.

De partida debemos admitir y aceptar nuestro origen y nuestra sangre, y


fundamentalmente, conocer nuestro pasado y a nosotros mismos.

Cuando se observa de cerca las miles de variables de los seres humanos, no


sorprende tanto las diferencias entre sus rasgos físicos como la infinita diversidad
de sus modos de vivir y de sus costumbres.

Si se examinan esas diferencias con más atentamente, podemos notar que se trata
de diversidad de lenguajes, las ideas, las creencias, los códigos sociales, las
técnicas, los ritos y las concepciones artísticas, éticas y religiosas.

También notamos que estos elementos se hallan presentes en todos los grupos
humanos, que construyen creación propia y particular en cada uno de ellos, en
consecuencia son distintos a los demás.

Estos elementos propios de la humanidad son los que conforman la cultura, que es
por tanto característica del hombre.

Se pretende entonces dar a conocer las características de la cultura


latinoamericana y sus representaciones, parte integral de lo que conforma la
identidad nacional.

Entre las características de la cultura colonial tenemos:


• El respeto y obediencia ciega al Rey, cuya autoridad se consideraba de derecho
divino.

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• Concepto de superioridad del blanco español y sus descendientes sobre los


grupos sometidos: Indios, negros y pardos en general. Esto condujo al
establecimiento de privilegios a favor de los blancos y a la oposición de estos a
todo intento de que los grupos sometidos para ascender en el plano social y
cultural.
• Intolerancia religiosa y profundo resentimiento católico, dogmático y excluyente
de toda religión el espíritu religioso predominaba en todas las manifestaciones
culturales de la sociedad colonial.
• El espíritu de dominio y conquista y un concepto feudal de trabajo físico, de las
artes manuales y otros oficios, consideradas por los blancos como ocupaciones
viles, impropias de su condición de hidalgos.

Características de las manifestaciones culturales en la colonia.

• Pintura: no hubo escuelas ni academia de pintura durante la colonia. La


practica de este arte correspondía a las necesidades de la iglesia y comenzó
con la ejecución de copias e imitaciones de pinturas originales traídas de
España y las colonias de mayor desarrollo como México y Santa Fe de Bogotá.
El oficio de pintar estuvo generalmente en manos de mestizos y pardos, bajo la
dirección de misioneros y frailes, y consistió en la pintura de imágenes de
santos, episodios bíblicos y retratos de personalidades de la iglesia. La poca
calidad de los modelos, el origen social de los encargados de su ejecución y la
imposibilidad de éstos de conocer directamente las obras y maestros
extranjeros, determino que la pintura colonial latinoamericana fuera anónima,
escasa y de poca calidad artística.

El auge económico del siglo XVIII, después del establecimiento de la Guipozcoana,


se reflejo también en el desarrollo relativo de la pintura. Sin apartarse de la técnica
religiosa y dentro de una abundante producción anónima de carácter popular, la a
fines de la colonia permite identificar a algunos destacados artistas, entre los
cuales sobresale como el mas representativo, Juan Pedro López.

El movimiento de independencia significó un cambio d orientación y una ruptura


con el arte colonial exclusivamente religiosa. Con él aparece el registro civil y
militar, y sobre todo, surge la pintura histórica, que recoge en lienzos los episodios
fundamentales de la lucha por la independencia nacional. En este aspecto
debemos mencionar el nombre de Juan Lovera ( 1.778-1841), considerado como
iniciador de la pintura histórica en Latinoamérica, gran retratista, y autor de dos
obras fundamentales de este genero: 19 de Abril de 1.810 y el 5 de Julio de 1.811.

La pintura histórica iniciada por Lovera encontró eminentes cultivadores en Martín


Tovar y Tovar, Cristóbal Rojas y Arturo Michelena.

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El conocimiento y el cultivo del arte musical comenzó propiamente en la segunda


mitad del siglo XVIII (1770), gracias a los esfuerzos del padre Pedro Sojo y Juan
Manuel Olivares, quienes fundaron en Caracas una academia de música entorno a
la cual se formo un grupo de jóvenes talentosos cuya obra a quedado como
testimonio del progreso musical alcanzado en las últimas décadas del período
colonial.

En las composiciones musicales predominaron siempre los temas religiosos; hasta


finales de la colonia cuando el movimiento de la independencia aportó nuevos
motivos de inspiración para los nuevos artistas de la época.

En el caso la música se señala el hecho que fue a partir de 1.770 que se trajeron a
Caracas los primeros texto de enseñanza musical, los primeros instrumentos y
partituras de algunos compositores de la época.

• Arquitectura: el estudio de la arquitectura como expresión cultural de la


colonia es importante por la estrecha relación que tuvo con la fundación y
crecimiento de las ciudades, las necesidades de la Iglesia Católica y la defensa
del territorio de los ataques de piratas, corsarios y contrabandistas. Se le
puede considerar, pues, en sus tres aspecto de arquitectura, civil, religiosa y
militar.

Al fundar la ciudad el conquistador repartía solares para la construcciones de las


casas de los vecinos, la Iglesia y la sede las autoridades de la nueva población. Las
primeras viviendas se edificaron utilizando la técnica y los materiales indígenas. En
la media que crecía la ciudad fueron surgiendo nuevas y mejores casas en las
cuales aparecen cada vez mas la influencia de la arquitectura Española que
mezclada con los aportes indígenas, dio origen a un tipo característico de vivienda
que conocemos como casa colonial. La casa colonial tiene espacio más amplios,
techos altos, paredes gruesas, fachadas con portales y ventanas, patios y
corredores interiores.

La arquitectura civil no produjo en la colonia palacios ni casas suntuosas, como


sucedió en posesiones más ricas del imperio español. Pero fué una arquitectura
modesta, sencilla y sobria en el empleo de elementos decorativos costosos y en
perfecta armonía con los recursos materiales del medio. Sin embargo las
construcciones del periodo colonial fueron las de tipo religioso, tanto por sus
características arquitectónicas, como por el papel que desempeñaron en las tareas
del culto y la evangelización de lo indígenas.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 23

Otras edificaciones notables del periodo fueron los castillos fuertes, fortines y
murallas levantadas en las costas y en el río Orinoco para defender la colonia de
los frecuentes atacas de saqueadores extranjeros.

• La Educación: la característica anotadas de la cultura colonial se ponen en


manifiesto, al estudiar el sistema de educación vigente durante el periodo. En
primer termino, la iglesia católica tuvo en sus manos la orientación espiritual de
la vida social e impuso su sello exclusivo a la enseñanza. En las escuelas,
seminarios y universidades, el pensum de los estudios se reducía a materias
religiosas y solo se podrían inscribirse en los planteles los hijos de familias
blancas.

La primera escuela pública elemental se fundo en Caracas en 1591, costeada


mediante una asignación de 50 pesos que recogía en ayuntamiento entre los
vecinos. Diez años mas tarde se estableció una cátedra de gramática; y
funcionaban también estudios elementales en los conventos de la ciudad. En 1673
comenzó a funcionar el seminario de santa Rosa de Lima, bajo el gobierno del
obispo el cual se trasformo a partir de 1725 en la “Real y Pontificia Universidad de
Caracas”.

En las principales ciudades de la colonia fueron surgiendo escuelas elementales y


colegios con las mismas características anotadas anteriormente

La educación colonial tuvo un carácter oscurantista y conservador destinado a


fortalecer la monarquía absoluta y afincar los lazos de independencia de las
colonias con la metrópolis. La introducción y distribución de libro y escrito
subversivos era un delito grave que se castigaba hasta con la pena de muerte.

La Real y Pontificia universidad de Caracas fue foco de las ideas conservadoras de


la colonia, y aun entrando en el siglo XIX y hasta la víspera de declararse la
independencia, predominaba en ella un espíritu enteramente opuesto al de todo el
mundo civilizado.

1.5 IMPORTANCIA DEL MESTIZAJE EN LA CONFORMACIÓN DE LA


CULTURA LATINOAMERICANA

La población colonial fue el resultado de la mezcla de los aborígenes con los


blancos y los negros. Como producto de esta unión surgió el mestizaje, cuyo
número e importancia a venia aumentado hasta nuestros días.

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La formación del mestizaje constituye un rasgo típico de la colonización española,


que la diferencia de la colonización inglesa que ocurrió en Norteamérica en el
mismo período.

Por eso la importancia del mestizaje en la formación de la cultura latinoamericana


que esta muy ligada a la variedad de las mezclas aborígenes que existieron en la
época colonial.

1.6 APORTES CULTURALES DEJADOS POR LOS INDÍGENAS NEGROS Y


BLANCOS ESPAÑOLES

1.6.1 Alimentación

En cuanto al aporte cultural de los indígenas fue recolección de la pesca, caza y


pesca fueron actividades comunes a todos los grupos aborígenes. La recolección
fue la ocupación más simple y primitiva de los indios. Los llanos y la selva
ofrecieron las mejores condiciones para estas actividades, ligadas necesariamente
a la pesca y a la caza y al carácter nómada de las tribus que las practicaban.
Algunas tribus nómadas de los llanos se dedicaron de preferencia a la recolección
del moriche, palmera típica de la región cuyo aprovechamiento por los indios dio
origen a su uso muy variado.

Otro de los aportes de la alimentación de los indígenas es la agricultura, que entre


los grupos de agricultores subsistían la caza, la pesca, y la recolección como
actividades económicas secundarias. Entre ellos ya había división de trabajo: Los
hombres hacían el desmonte para la siembra, confeccionaban las armas, pescaban
y cazaban; las mujeres sembraban y recogían la cosecha, elaboraban utensilios,
tejían a manos fibras vegetales, cuidaban de los niños y la vivienda.

Instrumento Musical. Bailes

Los Diablos Danzantes: desde la época colonial, se celebraban fiestas con música
y la presencia de personas con vestidos y máscaras de dragones, diablos y figuras
gigantescas. De acuerdo con las crónicas de tiempos pasados, los diablos
danzaban en la ciudades principales como en El Sombrero y San Rafael de Orituco
(Guarico), San Carlos y Tinaquillo (Cojedes), San Francisco de Asís, Villa de Cura,
Santa Cruz, Maracay, Cata, Cuyagua, Chuao, Ocumare de la Costa y Turiamo
(Aragua). Este último pueblo lo celebra actualmente en Maracay, pues sus
pobladores fueron trasladados hacia esa ciudad. En Carabobo los lugares que
celebran esta fiesta eran Guacara, Tocuyito, Canoabo y Patanemo, los Diablos de
Patanemo todavía están activos.

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Finalmente, mencionaremos a los más conocidos de la región en la actualidad:


los Diablos Danzantes del pueblo de San Francisco de Yare, en el Estado Miranda,
y los de Naiguatá en el Distrito Federal.

1.6.2 Cultura

El descubrimiento de América inició el contacto entre la cultura europea y la de los


pueblos indígenas. Desde el comienzo los europeos consideraron a los aborígenes
como un pueblo inferior, y en consecuencia los sometieron a su autoridad y le
impusieron su lengua, leyes y religiones, costumbres e instituciones.

Los efectos de la conquista se dejaron sentir por igual en todas partes y se


manifestaron con mayor violencia en los pueblos de altas culturas en donde la
destrucción de templos, santuarios, ídolos y objetos de culto para los
conquistadores infligió daños irreparables a la ciencia que trata de estudiar nuestra
cultura autóctona.

Las instituciones aborígenes fueron destruidas salvo aquellas convenían conservar


a los propósitos de denominación de colonizador igual suerte corrieron las
manifestaciones culturales de los negros, incorporadas mas tarde como esclavos a
la sociedad colonial. Algunas impresiones culturales de estos grupos han podido
sobrevivir en las tradiciones populares y el Folclore, modificado por la influencia
cultural europea.

1.7 CONQUISTA Y DESENCUENTRO

Lo que ocurre en Latinoamérica en tan largo tiempo constituye una experiencia


humana en muchos aspectos única e incomparable. No fue un simple dominio
imperial, una relación de vasallaje entre colectividades ajenas y extrañas, sino un
heterogéneo y rico proceso de creación de una nueva situación humana. Lo que
había en América antes de 1.492 se altero en todas las formas esenciales de la
creencia, la lengua, la cultura, las instituciones y la concepción misma de la propia
identidad y lo que continuó en la Península experimentó grandes e irreversibles
cambios que afectaron todas las formas de vida de la sociedad y la mentalidad
colectiva.

Visto en conjunto, ese gran hecho, es que en muchos sentidos único y que
continua en su evolución, no ha sido fácil de abarcar y comprender en toda su
significación pasada y presente.

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Si damos una mirada al mapa observamos, con toda evidencia, que la península
Ibérica es el promontorio que apunta hacia América y, al mismo tiempo, la casi isla
en la que se cruzan las rutas de África y de Europa y del Mediterráneo y el
Atlántico. Estaba escrito así en la geografía un destino de encrucijada y encuentro,
de vocación histórica de universalidad.

El contacto secular con hombres de otras culturas y la estrecha convivencia entre


cristianos, moros y judíos, creo, entre los europeos, una mentalidad abierta a lo
distinto, un espíritu de asimilación y confluencia, y una noción fundamental de lo
humano mas allá de lo diferente.

Está predisposición histórica prepara esos pueblos de manera privilegiada para la


aventura del Atlántico. Cuando llega el siglo XV el continuo proceso de integración
de los enclaves culturales, que la historia y la geografía habían creado, llega a su
culminación con la rendición de Granada. La península queda dividida en dos
reinos fraternos, complementarios y rivales, el de los españole y los portugueses.
Es entonces cuando la aventura de las rutas oceánicas se abre. Navegantes
peninsulares descienden por la costa occidental de África, pasando por el Cabo
Bojador, doblan el de Buena Esperanza y entran al océano Indico y al contacto
directo con los mundos de Asia.

Es el tiempo en que Castilla patrocina el proyecto de Colón y halla el Nuevo


Continente en la mas fecunda hazaña que la historia ha conocido. Por aquel simple
hecho, en un corto lapso, va a cambiar la fisonomía del planeta y el mundo
experimentara la mayor sacudida hasta entonces conocida, que abrirá una época y
una nueva concepción de la Humanidad, cuyas consecuencias siguen vivas y
actuantes en el presente universal. En la víspera del descubrimiento, España y
Portugal eran dos países europeos con la mayor y la mas valiosa experiencia en
nuevas tierras y rutas ultramarinas.

Desde los griegos hasta el siglo XV los europeos conocieron la existencia de tres
continentes que formaban el mundo, el propio, el muy vecino y vinculado de África
y el mas remoto y desconocido de Asia. Con África había tenido contacto, guerra e
intercambio. Desde la prehistoria, la península Ibérica había sido invadido por
africanos. Con Asia desde el imperio Alejandrino hasta Marco Polo, había existido
una relación efectiva, cambiante e incompleta,. Era la tierra del lujo, la porcelana,
la seda, las joyas, la sabiduría y las apetecidas especias. Una cierta forma de
complementariedad económica y la cultura se había establecido entre los dos
continentes que se verificaban a través del mediterráneo Oriental. Cuando la toma
de Constantinopla por los turcos en 1.453 cierra esta ruta, la necesidad de
encontrar otra vía se hace perentoria.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 27

Es entonces cuando va a ocurrir el imprevisto y descomunal hallazgo que va a


tomar tiempo para ser comprendido y revelar su extraordinaria naturaleza. En
realidad pasan veinte años hasta que Balboa encuentra el Pacifico y Manglares y
Elcano lo navega, para persuadirse plenamente de que se está en un continente
desconocido que no es Asia. El primero que lo adivina y divulga con inmensas
consecuencias es Amérigo Vespucci, el florentino, e sus cartas que escribe a sus
patronos italianos.

Por obra de las circunstancias en la nueva tierra se va a reproducir invertido el


hecho de la vecindad luso-española, con el español a este y el portugués al oeste.

¿Qué había hallado? Fue inseguro y divagante el camino hacia ese conocimiento.
Los descubridores traían en la cabeza el Viejo Mundo y de la Antigüedad Clásica.
Creían que habían llegado a los lugares del Paraíso Terrenal, de la perdida Edad de
Oro, de la Fuente de la Juventud, el reino fabuloso de la Amazonas y de la
prodigiosa utopía de El Dorado.

De asombro en asombro, de imaginación en imaginación entregaron sus vidas en


busca de prodigios. Todos los sueños acumulados de la humanidad iban a
encontrar su realización espléndida y definitiva. No mas pobreza, no mas
servidumbre, no mas infelicidad, no mas escasez, todos iban a ser ricos, felices y
señores. El primer episodio, que es el antillano, esta lejos de satisfacer las
desbocadas imaginaciones, pero a partir de la conquista de México el horizonte se
amplia de manera desmesurada, todo parece posible después de que se ha visto el
tesoro de Moctezuma y se ha llegado a la ciudad como Tenochtitlan, cuya plaza les
resulta dos veces mayor que la de Salamanca.

En una rápida sucesión vértigo surge el Perú. > Por aquí se va al Perú ha hacerse
rico>. Lo que encuentra Pizarro parece aun mas deslumbrante de lo que hallo
Cortes. El cuadro de Atahualpa llena de oro hasta la altura que alcanza la mano va
a disparar las imaginaciones. Tiene que haber un tercer Imperio aun mas rico y
esplendoroso que los dos hallados que va ha ser El Dorado que, por largos y
trágicos años, los aventureros van a buscas desde la sabana de Bogota hasta la
selva Amazónica y que todavía a finales del siglo XVI Waltr Raleigh hace esperar
ante los ojos de la reina Isabel de Inlaterra para anunciarle el Imperio de
Guayana, que hará al soberano que lo posea mas rico y poderoso que el Gran
Turco.

Lo que hallaron, como un inagotable camaleón de la fantasía, fue cambiando de


forma, de dimensión y de contenido, a medida que pasaron los años. De las islas
se pasó a Tierra Firme, en lugar de Asia se llegó al Nuevo Continente, de un

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 28

descubrimiento temporal se pasó rápidamente a la creación de una nueva circuns-


tancia de la humanidad, al inicio del proceso ilimitado de crear un Nuevo Mundo.

Habían hallado, lo fueron sabiendo poco a poco. la masa continental más larga del
planeta que iba. sin corte, desde el Ártico hasta el Atlántico y abarcaba todos los
climas de la tierra. Un continente de dimensiones gigantescas donde las nociones
tradicionales del espacio europeo resultaban inadecuadas.

Inmensas cordilleras nevadas que más que doblaban las alturas mayores de
Europa, ciudades establecidas a alturas equivalentes a la cumbre de los picos de
los Alpes, dos inmensos océanos, las más extensas llanuras nunca vistas,
descomunales ríos junto a los cuales el Guadalquivir, el Sena o el Támesis parecían
insignificantes, terremotos, huracanes, una extensión inabarcable de selva tropical,
y una flora desconocida para la que no tenían nombre, extrañas plantas como el
cacao, el tomate, el maíz, el tabaco, el caucho, la pina, el erguido penacho
arquitectónico de la Palma Real.

Nada era semejante a lo que habían dejado en la Península nativa, era en toda
realidad un mundo diferente; describirlo, comprenderlo y conocerlo constituyó un
largo proceso de equívocos y asombros. No sólo se agotaban los términos y los
contenidos de su saber tradicional sino que les planteaba problemas de la historia
del mundo y de la teología, como lo observó el Padre Acosta en su deslumbrante
descripción. ¿Habían estado aquellos animales en el Arca de Noé? La sola
abundancia de tubérculos alimenticios desconocidos de los europeos desde la yuca
y el boniato hasta la papa significaba un cambio radical en la alimentación. En
lugar del pan de trigo, el pan de maíz y el casabe de la yuca.

La sola percepción del espacio geográfico constituyó una dificultad. La Europa del
siglo XV no manejaba ordinariamente conceptos continentales. Venían de una
Europa de regiones, que era un campo pugnaz de pequeños reinos. No se
pudieron dar cuenta de haber llegado a un continente nuevo. Primero fueron las
islas, dentro del largo error de haber alcanzado el borde de Asia. Aparece una
especie de nuevo Mediterráneo en el que tienen lugar los primeros experimentos
de colonización y de organización política. Es sólo más tarde, a partir del
Descubrimiento del Pacífico y del reconocimiento de la costa atlántica desde
Terranova hasta Patagonia, cuando la verdadera magnitud de lo hallado se hace
patente. Era una inmensa y aislada masa continental que recorría todos los
paralelos y los climas, desde los círculos polares hasta la zona tórrida, un inmenso
espacio se abrió ante los ojos de los exploradores.

No era un espacio vacío, desde el primer momento toparon con otros hombres
muy distintos de ellos mismos y de los que ellos habían conocido a lo largo de su

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 29

historia. Varios aspectos señala Colón, en la carta de 1493 que circuló por toda
Europa llevando la increíble nueva, y en el Diario de a bordo que transcribió el
Padre Las Casas. Era el señalamiento perdurable de las diferencias, «desnudos
como su madre les parió», «ni negros ni blancos», «los cabellos como cerdas de
cola de caballo y con el cuerpo y el rostro pintarrajeados de colores», y luego la
observación que tantas consecuencias iba a tener en la mente de los humanistas y
en la evolución de las ideas políticas: «No tienen hierro, ni acero, ni armas». «Son
tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen que no lo creería sino el que lo
viese...» «De cosa que tengan, pidiéndosela jamás dicen que no... y muestran
tanto amor que darían los corazones». Es allí donde por primera vez se les llama
«indios». De la parte de los indios no tenemos el testimonio pero debió ser todavía
de más asombro, por primera vez veían hombres blancos, vestidos, calzados y
armados, con banderas, arcabuces, espadas, sombreros y estandartes. El
Descubridor señala cómo se acercaban a los recién venidos para mirarles y
tocarles las barbas.

La especie humana que, desde su remoto origen africano, fue andariega y se


dispersó en distintos grupos con distintos rumbos, formó con el tiempo y los
ambientes las tres razas fundamentales. Después de la inmensa dispersión durante
centenas de milenios se fue reencontrando a lo largo de la historia, africanos,
europeos y asiáticos tuvieron contacto desde los tiempos más remotos, pero el
reencuentro total no vino a ocurrir sino en el nuevo continente,

Los antropólogos piensan hoy que el hombre penetró en América en varias oleadas
distintas. Las más antiguas penetraron desde la Mongolia, por el Paso de Behring
en el norte de Alaska. La fecha de la aparición es debatida y va desde 40.000 a
9.000 años antes de la era cristiana. En un lenco proceso el hombre fue ocupando
de norte a sur la nueva tierra. Eran seres del Paleolítico. Debió haber, más tarde,
una o dos nuevas oleadas, que pudieron llegar por la costa del Pacífico,
representantes de culturas más avanzadas del Neolítico, de las mismas que
dejaron los impresionantes monumentos de la isla de Pascua, y que pudieron ser
los creadores de las avanzadas civilizaciones que los españoles hallaron en la
América Central, en México y en los Andes.

Muy poco tenían en común los europeos recién llegados y aquellos otros hombres
tan distintos. El contacto se fue haciendo gradualmente desde las culturas más
primitivas de las Antillas hasta las grandes civilizaciones de aztecas, mayas e incas.

No fue fácil el reconocimiento y la mutua adaptación. Cuando ya se supo


ciertamente que no pertenecían a la India, surgió el problema de su naturaleza y
sus orígenes. Ciertamente eran seres humanos pero, acaso, en un grado y en una
situación que los hacía inasimilables a los europeos y asiáticos. Fue menester

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 30

mucha disputa, mucho alegato erudito con base en los filósofos griegos, y en los
Padres de la Iglesia, mucha convicción moral, para que finalmente el Papa Paulo
III, en la Encíclica «Sublimis Deus» de 1537, los reconociera y los hiciera
reconocer plenamente como hombres, con todas las consecuencias inherentes a
esa condición.

La población indígena estaba distribuida sobre el territorio continental en algunas


grandes agrupaciones civilizadas y en muchas y dispersas comunidades, en grados
muy diversos de desarrollo cultural. No había prácticamente comunicación entre
ellos sino entre los más vecinos, no había un centro de poder dominante, ni noción
alguna de continentalidad. Así como eran varios los tipos y niveles de cultura, se
multiplicaban las lenguas. Los especialistas han llegado a contar por millares los
lenguajes indígenas americanos. No ha sido posible determinar con alguna
precisión la población total pero, según las estimaciones más confiables, debía
estar entre 60 y 70 millones de habitantes. Todas eran culturas orales, no había
propiamente escritura sino algunas formas de anotación jeroglífica y pictográfica y
sistemas de contabilidad, en el caso de las culturas más avanzadas de mayas,
mexicanos e incas. En la construcción iban desde las chozas elementales de las
Antillas hasta las ciclópeas edificaciones de las culturas más avanzadas. Las
descripciones de los primeros cronistas revelan una vida urbana adelantada, un
arte de la pintura y la escultura admirable que servía de expresión a una
concepción del mundo y del ser. Música, orfebrería, tejidos y una jerarquizada y
refinada vida cortesana.

De las cartas de Colón a las que Cortés envía J. Emperador se desarrolla


progresivamente un panorama de grandiosidad y novedad. El primer encuentro de
Cortés con Moctezuma representa, en una teatral escena, el encuentro de dos
mundos, que es el rasgo fundamental del hecho americano. Los hombres que
venían del Mediterráneo, con una larga vivencia europea, llenos de nociones,
paradigmas y creencias que nada tenían en común con aquella inesperada
situación, se sintieron asombrados, desplazados y fuera de contexto.

Los españoles traían una larga experiencia de lucha y convivencia con infieles, que
no era exactamente la que encontraron en América. Dos propósitos,
indisolublemente unidos, los movían: conquistar para el rey y para su bienestar
personal y convertir en cristianos aquellos pueblos tan ajenos. La mezcla de las
dos acciones y propósitos no se dio en ese grado en ningún otro episodio imperial
moderno y explica mucho de la originalidad del hecho americano. Los ingleses en
la parte norte no tuvieron ni el propósito ni el problema. Iban específicamente a
establecerse en las nuevas tierras, desplazando al indígena y con el menor
contacto con él. Eran como segmentos europeos que se implantaban en el nuevo
espacio para continuar, con las menores alteraciones, sus modelos de vida.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 31

La temeraria decisión de hacer cristianos a los indios, que caracterizó la conquista


española desde la primera hora es la que le da su fisonomía propia. Para Cortés,
tan importante como la dominación militar y política, era la destrucción de las
religiones autóctonas. Lo primero que hace, al penetrar en el primer poblado, es
destruir el templo azteca, tirar abajo sus representaciones de las divinidades y
poner en su lugar la cruz y la imagen de la Virgen, lo que se inicia es un violento y
tenaz proceso de eliminación de la religión local y de conversión forzosa de los
indígenas a la Iglesia. Se produce, de esa manera, una situación de forzado y
vasto sincretismo religioso y espiritual que provoca las formas más heterogéneas
de culto. Ese proceso, que en la Europa de la Alta Edad Media se produjo
lentamente hasta hacer a los bárbaros cristianos, con todas las adulteraciones
inevitables, se va a repetir en forma mucho más total y rápida con las civilizaciones
americanas.

Ese proceso se desarrolla de una manera muy rápida en la conquista española. En


no más de una generación los grandes centros de la cultura autóctona van a ser
asimilados al culto católico. El lugar de las viejas deidades lo ocuparán la cruz y la
iconografía popular de la religiosidad española y se inicia una mezcolanza «sui
generis» en la cual sobreviven formas de rito y cultos de las antiguas deidades
americanas. No es una mera imposición superficial sino una alteración profunda y
duradera de la creencia que va a generar una nueva forma de religiosidad Cristina.

El cristianismo, la lengua española y las instituciones del derecho romano


españolizado constituirán la base de la creación de una nueva sociedad, que ya no
podrá ser más ni la española que vino, ni la indígena, sino otra cosa diferente y
original.

A ese cataclísmico proceso de sincretismo, que es lo característico del hecho


americano, vino a sumarse el aporte africano. Desde los comienzos mismos de la
colonización, en la etapa antillana, se presentó la necesidad de encontrar un
sustituto para la fuerza de trabajo indígena. Culturalmente el indígena antillano no
conocía nada semejante a los sistemas de trabajo europeos y le resultó imposible
adaptarse a ellos. Ni la cultura, ni la mentalidad, ni la alimentación, le hacían
posible transformarse, como originalmente se pensó, en un «labriego de Castilla».
Además pronto la Corona prohibió la esclavitud de los indios.

Los negros fueron traídos en cantidades crecientes desde la costa occidental de


África. Se estableció el horrible y próspero comercio esclavista que duraría tres
siglos y que iba a llevar a tierra americana, particularmente a las Antillas y la Costa
Atlántica, millones de negros. Venían desnudos de ropa y bienes, pero traían con
sus fuertes brazos una cultura, mejor dicho, muchas culturas africanas. Eran
analfabetos pero poseían una rica tradición oral, danzas, cantos, consejas y una

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 32

concepción del mundo y de la vida. Pronto se hizo numerosa su presencia. Eran


la mano de obra y eso les aseguraba una estrecha relación de convivencia con los
españoles, los portugueses y sus hijos. Eran los peones, los capataces de los
cultivos, los sirvientes de las casas y convivían estrechamente con la familia criolla.
Hay que advertir que, en gran parte de la América española, hubo una importante
pedagogía africana. Al nacer los niños de las clases altas eran entregados al aya
negra y allí comenzaba una transmisión entrañable de cultura africana que vino a
formar parte indisoluble del alma americana.

Se ha dicho, con razón, que el viaje más importante de Colón fue el de regreso. En
efecto, es entonces cuando comienza el proceso de la creación intelectual del
Nuevo Mundo. La carta de 1493 va a circular en los centros más importantes del
saber. La imagen entusiasta y deformada que el Almirante da de su hallazgo va a
formar la base sobre la que el pensamiento de los humanistas va a elaborar su
nueva visión del mundo. Vendrán Pedro Mártir de Anglería y Américo Vespucci y
completarán el cuadro que va a perdurar y que influirá de mil modos en la
concepción y el destino de las nuevas tierras. Las ideas tradicionales, que venían
de lo que se sabía en la Antigüedad y del espacio cultural de la Edad Media, van a
entrar en un proceso de examen y replanteamiento ante los hechos insólitos que
revela la nueva circunstancia. Desde la concepción del universo y de la humanidad
hasta la idea de la historia y de la justicia social. Se inicia una nueva visión de la
condición humana y de sus posibilidades para desembocar, siglos más tarde, en
una voluntad de reformar la sociedad tradicional.

Desde la Utopía de Moro hasta Rousseau y los enciclopedistas del siglo XVIII se
puede trazar una continua genealogía, la imagen colombina del «buen salvaje» va
a ser la base de muchas novedades en la filosofía política. Con razón. Paúl Hazard
llamó a ese proceso «la crisis de la conciencia europea», porque lo que ocurre,
finalmente, es la formación de un nuevo proyecto para la sociedad. La palabra de
Colón, pasando por Moro y Montaigne, desemboca en Rousseau y en Locke para
formar el instrumento intelectual de la era de las revoluciones. Podríamos decir
que Marx es una de las últimas mutaciones de la semilla que plantó Colón.

El hecho americano, desde sus inicios, va a transformar la vida europea, va a traer


nuevas ¡deas y nuevas posibilidades, provocará un cambio que va a abarcar todas
las formas de la vida colectiva, desde la moral hasta la alimentación, desde la
religión hasta la política. El Nuevo Mundo, que comienza en 1493, tiene dos
acepciones principales, una es la del inicio de una nueva experiencia del hombre
occidental distinta de la europea, que va a producir la formación de una nueva
sociedad y un nuevo tiempo de la civilización, y la otra, menos visible, que es un
cambio de actitud y de ideas en los viejos mundos que ya no pudieron seguir
siendo los mismos. Esa guacamaya que comienza a aparecer entre la decoración

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 33

de los pintores del barroco es la huella de la presencia americana en la conciencia


europea.

Literalmente, los europeos llegaron a las nuevas tierras con un mundo a cuestas,
que era el suyo, y se encontraron con otro distinto, que era el de las sociedades
indígenas y los nuevos paisajes, para crear, por medio de su mezcla y confluencias
otro, que es el verdadero Nuevo Mundo. No un trasplante de Europa. ni tampoco
una continuación de las culturas indígenas, sino el más vasto y transformador
proceso de adaptación mutua, de mestizaje cultural y de aprendizaje de una nueva
situación que es la característica dominante de la América genuina.

Leer las cartas de relación de los conquistadores o la prosa de los cronistas es


penetrar en el oscuro y difícil proceso de un cambio de identidad, en la formación
de una nueva circunstancia humana, en una época distinta de la historia. Venían
buscando el Paraíso Terrenal y topaban con la resistencia de los indios, creían
entrar al reino de las Amazonas y encontraban el más grande rió del planeta o las
inmensidades de California, buscaban la salvación del alma y hallaban los más
ricos yacimientos de metales preciosos que la humanidad había conocido.

Junto al hallazgo de grandes hechos nuevos hay una continua creación intelectual
que, con frecuencia, entra en pugna con la realidad. La búsqueda de El Dorado y
del paso para Asia les revela un inmenso continente desconocido. Van a encontrar
nuevas maneras de ser hombre, una naturaleza distinta, y va a surgir en ellos un
constante conflicto de adaptación. Van a hallar formas de sociabilidad que no
habían conocido para tratar de sustituirlas por otras que eran las de su herencia
occidental. Se inicia el largo proceso de acomodamiento y pugna, que ocurre tanto
en los hechos como en las mentalidades. Abruptamente todos van a mestizarse,
desde el español que tiene que cambiar de hábitos y circunstancias, que
experimenta un desajuste con el espacio y con el tiempo, que tiene que cambiar
muchas de sus nociones más inveteradas, hasta el indígena y el africano, que
entran, forzadamente, en un proceso similar. Hay que tomar en cuenta, también,
la temprana presencia de asiáticos y de su comercio en algunas regiones de la
costa del Pacífico.

Hay todo un aspecto de pura creación intelectual, que abarca desde la identidad
de las tierras que encuentran hasta la pura creación gratuita de circunstancias y de
nombres. Llegan los gobernadores y escribanos a tierras por descubrir, que a
veces nunca encuentran, para improvisar magistraturas y funciones que no tenían
ningún antecedente ni relación con la nueva realidad humana, se revisten de
títulos y funciones que no corresponden a los hechos reales. Se puede observar
esa tendencia a la pura creación intelectual frente a la realidad, en la fundación de
nuevas ciudades. Se comenzaba por un acto solemne y notariado de fundación,

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 34

cuando no había ni vestigio de viviendas ni de vecinos. Se plantaba un rollo en un


descampado y se proclamaba la existencia de una villa de pomposo nombre. Se
repartían los solares para construir las primeras chozas y. desde luego, se
designaban las autoridades municipales y se constituía el cabildo. Así se fundó
Veracruz, así se fundó Caracas y numerosas otras poblaciones, no por el
crecimiento orgánico de una comunidad local, sino por puro acto de creación
imaginativa. Esa especie de aberración, que termina por creer que el nombre es la
cosa, persistirá y caracterizará mucho de la vida hispanoamericana. No de otra
manera se crearon las primeras Constituciones republicanas de la América
Hispana.

La forma en que se desarrolla el proceso de creación de ese Nuevo Mundo


determina las bases para una comunidad cultural, política y espiritual entre la
Península y las nuevas tierras. Esa vida asociada, cuyo polo principal pero no único
estará en la Península, va a ocasionar muchos cambios y novedades en el
conjunto.

Una de las primeras manifestaciones de esa novedad es la que se revela en la


crisis de los Justos Títulos de la Corona al tomar posesión de las tierras y pueblos
de América y la proclamación de la condición humana de los indios.

Ni antes ni después se ha dado un caso semejante en el que un imperio, en el


momento mismo de desarrollar su expansión, se detenga con sincera angustia a
examinar la cuestión, que a muchos entonces y luego no pudo parecer superflua.
de decidir si los españoles tenían derecho a conquistar y someter los pueblos
americanos y si los indígenas tenían los mismos derechos y condición de dignidad
que los conquistadores.

No fue una mera disputa académica, confinada a los claustros, en la que juristas y
teólogos desarrollaban sus disputas inagotables sino una crisis de conciencia que
abarcó todo el imperio en todas sus dependencias, desde los gobernantes a los
vasallos, durante más de cuarenta años y en cuyo discurso se proclamaron y
adoptaron oficialmente como guías de conducta para la acción práctica los
principios más generosos y elevados sobre el derecho de los pueblos, la
comunidad humana y la dignidad y atributos inherentes a la condición humana que
había que respetar en todos los pueblos.

Esa crisis provoca una nueva toma de conciencia sobre las obligaciones creadas
por la comunidad y sobre la condición misma del hombre, y se adoptan principios
que hasta entonces no habían pasado nunca más allá de los ambientes
académicos para convertirse no sólo en leyes ordinarias sino, sobre todo, en una
noción de culpabilidad que ponía en riesgo la salvación del alma. Desde el rey

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 35

hasta el último pasajero de Indias se sintieron parte del mismo conflicto insoluble.
El proceso político del hecho americano se unió para siempre a un concepto de
justicia que iba más allá de la querella de jurisdicción para convertirse en una
cuestión de fe y justicia divina.

La España que inicia la empresa americana era profunda y sinceramente religiosa.


La vida de sus gentes estaba dominada por la preocupación sobrenatural. Lo que
estaba en juego para ellos era la salvación del alma, la ley de Dios y la
condenación eterna. El herido de muerte en el combate no pedía auxilio sino
confesión.

En ese agónico planteamiento participa la comunidad entera en sus diversos


estamentos y así adquiere una peculiaridad que va a marcar toda la vida de esas
colectividades, tanto en la metrópoli como en las Indias.

Desde el comienzo mismo de la conquista el conflicto más visible y acuciante es el


de carácter religioso. Era el duro dilema, jamás dado antes ni después en ninguna
otra empresa de conquista, de ganar tierras y riquezas y, al mismo tiempo, sin por
ello condenarse por la eternidad.

Lo que va a ocurrir en los siglos siguientes revelará en muchas formas la huella


perdurable de esa trágica y nunca resuelta contradicción.

El medio siglo largo, desde los inicios de la ocupación hasta el final del reinado de
Carlos V. más que a la crónica de los pueblos ibéricos pertenece a la historia moral
de la humanidad. Ante la denuncia hecha por los frailes de los crímenes e injusticia
de toda invasión armada, hecha en el tono conminatorio y temible de un
Montesinos en Santo Domingo, en 1511, que va retomar con resonante amplitud
Las Casas, el aparato del poder público se agita y alarma y parece detenerse
perplejo ante la magnitud de la cuestión de conciencia.

Los Reyes, desde Fernando el Católico, designaron juntas sucesivas de los más
prestigiosos juristas y teólogos para estudiar el caso y aconsejar la forma en la que
se podía seguir el proceso de conquista sin violar los principios de la ley de Dios y
de la justicia. Lo que se dijo en esos debates y las decisiones que se tomaron a la
luz de ellos, constituyen un extraordinario monumento moral que ha marcado la
historia subsiguiente de la comunidad.

Lo que en esas instancias se debate y se proclama es el más claro antecedente de


las ideas sobre la dignidad natural del hombre y sus derechos y sobre la existencia
y las obligaciones de una comunidad internacional regida por la justicia divina en la

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 36

que todos los hombres tienen iguales derechos y todos los pueblos son naciones
que gozan de la misma dignidad.

La consecuencia no es solamente una larga serie de disposiciones legales que


suscitan continuos conflictos en el Nuevo Mundo, sino que llega hasta el punto de
que, en 1550, sesenta años después del Descubrimiento, el Emperador ordena
suspender la conquista, mientras una junta calificada, que se reúne en Valladolid el
mismo año, no decida sobre tan arduo y grave asunto.

Dos fueron los aspectos fundamentales del problema: la justicia y la validez de los
títulos que la corona de Castilla podía invocar para ocupar los territorios
americanos, y la condición jurídica de los indios con respecto a los europeos. La
consecuencia admirable fue reconocer y proclamar un orden impuesto por Dios
que debía regir las relaciones entre todas las naciones en el que no toda guerra ni
ocupación eran justas, y sobre todo, que todas las gentes del mundo son hombres
y que todos los hombres tienen la misma condición e iguales derechos.

Esta es la herencia moral que crea y recibe la comunidad desde el primer


momento. Por una trágica ironía los argumentos de ese admirable y excepcional
debate sirvieron para alimentar la ominosa Leyenda Negra que ha perdurado hasta
nuestros días.

La experiencia americana fue dando de sí y conformando rumbos y peculiaridades


que marcaron la formación de ese nuevo mundo y que terminaron por darle su
fisonomía propia de un lado y de otro del Atlántico.

Hay una etapa antillana, que es la de la primera experiencia en la que, desde


Colón hasta Diego Velásquez, se hace la primera tentativa de establecimiento. Han
hallado islas y costas continentales, con dispersas y primitivas poblaciones, se
ensaya una forma de explotación por ocupación militar. Es también el tiempo en
que la Corona y sus funcionarios asumen todos los riesgos de acuerdo con las
facultades y privilegios dados al Descubridor. Es una etapa de corta duración en la
que se plantean los grandes temas que luego desarrollará la historia: la forma del
gobierno local, la relación con los indígenas y africanos y la base económica de la
colectividad.

Muy pronto va a comenzar la etapa de las capitulaciones, por las cuales la corona
otorga autoridad y título a grupos de aventureros que, a su propio riesgo físico y
económico, se lanzan al reconocimiento y conquista de los espacio» presentidos.
La empresa es, fundamentalmente, privada en su aspecto militar y económico,
pero bajo la autoridad y el control de la Corona y de sus representantes locales y
lejanos. Con el Descubrimiento aparece la voluntad de permanencia y el espíritu de

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 37

empresa abierta y propia. Junco a él el propósito fielmente acatado de convertir a


los indígenas y extender el cristianismo. Los tres personajes principales del drama
son entonces el escribano, el conquistador y el misionero.

A partir de 1519, con la conquista de México, las dimensiones, la concepción y los


propósitos van a cambiar. Se ha entrado en un mundo poderoso, rico y
desconocido, del que no hay regreso. Con una palabra, todavía no bien
comprendida y que resume la inmensa magnitud de la nueva situación, van a
llamar aquello Nueva España.

Percibían que habían entrado en un espacio y un tiempo diferentes del que habían
dejado en España. No podían seguir siendo los mismos pero no podían dejar de
ser lo que habían sido tan profundamente. Casi sin darse cuenta van a cambiar,
están cambiando en cada hora, la Castilla que dejaron va con ellos pero el hecho
nuevo les plantea nuevas condiciones y exigencias. Cristianizan a los indios y los
someten a las leyes de la vieja Corona, pero no por eso son los mismos vasallos y
los mismos cristianos del otro lado del mar.

Los conquistadores no pueden olvidar que la gran hazaña y prodigiosa novedad


han sido obra, casi exclusiva, de sus hechos y de sus aportes. Han ofrecido la vida
para hacerse otra vida.

Dos perspectivas diferentes, no pocas veces contradictorias, van a surgir. La que


desde Castilla y Portugal mira al nuevo continente como una natural extensión del
dominio del Estado ancestral y la que, desde las novedades americanas, mira
aquello como cosa distinta y difícilmente reducible a las nociones que predominan
en la Península.

De la Península vendrán los funcionarios, los jueces, los pesquisidores, las leyes,
las ordenanzas; de las nuevas tierras surgirá otra realidad que no se podrá reducir
a aquellas normas. La pugna entre el conquistador y la Corona era inevitable.
Aquellos seres tenían la convicción irrebatible de que aquello lo habían ganado
ellos casi solos y que, luego, la Corona pretendía desconocer sus derechos,
arrebatarles sus presas y convertirlos en meros súbditos pasivos de un poder
lejano e inaccesible. Esa querella, nunca resuelta, que dura decenios y que
aparece desde México hasta Perú y la selva amazónica, es la primera
manifestación visible de la dificultad de reducir el hecho americano a los conceptos
y formas de las metrópolis. Un nuevo tiempo de dominio burocrático y
sometimiento de los aventureros surge desde la creación de los grandes
Virreinatos y Audiencias. Con don Antonio de Mendoza comienza otro tiempo
americano.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 38

La diversidad de los escenarios, los actores y los acontecimientos va a crear


formas distintas de la realidad americana. La fuerza unificadora viene de la
Península y se expresa en sus grandes instrumentos de homogeneización: la ley, la
autoridad real, la lengua cultural que termina por ser la propia, y sobre todo la
religión que creará una inmensa y original base común de identificación espiritual.
Las circunstancias locales van a determinar variantes. Los climas, las regiones
geográficas, las sociedades indígenas y la presencia del negro en ciertas zonas,
hacen que el proceso del mestizaje cultural, de sincretismo de herencia, produzca
situaciones diversas que afectarán la historia futura de las regiones.

Del tiempo de las primeras experiencias y respuestas, que se prolonga hasta bien
avanzado el reinado de Carlos V, se desemboca en el lento tiempo consolidador y
uniformador de Felipe II. Es en esos largos años del rey calmo, cauteloso y
suspicaz, que cobra su fisonomía definitiva el imperio americano, el nuevo hecho
con sus dos vertientes, la peninsular y la americana, y la definición de los
personajes y los escenarios de la historia futura.

Bajo ese largo reinado se establece el esquema administrativo de las Indias. En


Castilla se colocan los organismos supremos de dirección en contacto directo con
el rey: la Casa de Contratación, que venia desde los Reyes Católicos y que
manejaba todo lo relacionado con la navegación, el comercio y la emigración, y el
Consejo de Indias, órgano político y administrativo superior, que era al mismo
tiempo la principal fuente de información del monarca y el órgano asesor de las
decisiones administrativas y políticas.

Esa organización fue un fiel reflejo de la estructura tradicional monárquica


española. España fue una suma heterogénea de reinos que vinieron a quedar bajo
la soberanía del rey de Castilla. En realidad, conservaron muchas de sus propias
instituciones y tradiciones y, desde luego, sus propias lenguas. Sólo tenían en
común el rey. Este es el orden constitucional que se va a trasplantar a América.
Habrá Reinos y Gobernaciones, independientes los unos de los otros, como lo
fueron el Virreinato de México y el del Perú.

Las leyes venían de la metrópoli pero algunas de ellas tenían un carácter limitado y
local. El elemento unificador era la monarquía castellana y el factor de
diversificación y particularismo se manifestaba en las diferentes circunstancias
locales. El juego continuo de esos dos factores, el unificador y el centrífugo, va a
determinar la formación de los dos grandes conjuntos sociales y políticos del
Nuevo Mundo; las Antillas, México, el Perú, la Costa Atlántica y el Río de la Plata,
van a constituir realidades humanas peculiares. La presencia de Portugal en el
Brasil introduce otra fuente de particularismo, no sólo por las lenguas y las
políticas propias de España y Portugal, sino por el diferente concepto de la forma

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 39

de la colonización.

No hay que olvidar el importante hecho, lleno de consecuencias, de que durante el


lapso de dos generaciones (1580-1640) el rey de Casulla lo fue igualmente de
Portugal y sus dominios. Ese largo tiempo no puede verse como un mero accidente
de la historia o de la genealogía de los monarcas, sino como una muestra y
confirmación de la tendencia histórica a la integración.

Cuando Felipe II muere, casi con el siglo XVI, el Nuevo Mundo ha adquirido la que
va a ser su fisonomía definitiva. Las grandes jurisdicciones quedan definidas, la
pluralidad de las situaciones aceptada, y el rumbo del futuro de las distintas partes
señalado dentro de la amplia comunidad. La etapa de exploración y búsqueda de
riquezas concluye y comienza la larga y definitiva del establecimiento. Surge un
nuevo hecho social, económico y cultural, con distintos matices en las diversas
regiones, de acuerdo con la importancia y la influencia respectiva de los grandes
actores culturales. Sin embargo, los factores locales variables, la poca
comunicación interregional y la directa y propia dependencia de cada una de las
jurisdicciones de la Corona, no afectarán la base unitaria de la comunidad,
fundamentalmente la de la lengua y la cultura españolas, la de las instituciones. la
de la cristianización definitiva y la del mestizaje creador de una nueva realidad
común.

Cuando va a extinguirse la dinastía de la Casa de Austria existe visiblemente una


nueva sociedad «sui generis» en toda la América que se caracteriza por su
sentimiento de pertenencia a una realidad propia. En una sociedad esta mentaría
de castas, se va a tomar la identidad contradictoria del criollo. Los descendientes
de los conquistadores van a experimentar de manera creciente su vinculación a la
nueva sociedad y a la nueva tierra, a su vez los indígenas, los africanos y todas las
formas can variadas del mestizaje racial van a hacer cada vez más vivo el
sentimiento de una identidad distinta.

Desde el punto de vista social y económico se fue tejiendo una estrecha relación
de interdependencia. En el solo siglo XVI se estima que alrededor de 150.000
españoles pasaron a Indias. Pronto surgió la figura popular del indiano en la
sociedad española. De manera creciente hijos de las clases ricas iban a educarse o
a pasar temporadas más o menos largas en la Península. Los españoles, junco con
sus costumbres y su cultura, comenzaron muy pronto a aclimatar animales y
plantas europeas en las nuevas tierras. Por otra parte, una agricultura cuantiosa
se desarrolló en las nuevas posesiones y afluyó a España para influir en muchas
formas en los hábitos alimenticios y en las costumbres; tales como el azúcar de
caña, el cacao, el maíz, el tomate, el tabaco, la quina. El crecimiento económico
americano fue relativamente rápido y comenzó a desempeñar un papel creciente

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 40

en las relaciones con la metrópoli. La sola riqueza minera se convirtió en uno de


los factores más influyentes de la vida española, pública y privada, a partir del
siglo XVI. Se estima que entre 1500 y 1650 entraron a Europa de América 15.000
toneladas de plata, un volumen de metal precioso que carecía de precedentes en
la historia y que no sólo aumento el poder del Estado sino que desató un
incontenible proceso inflacionario que afectó los precios y las condiciones de
existencia de la población por varias generaciones.

Una nueva realidad económica, con todas sus implicaciones, se forma, en la cual
las Indias dejan de ser solamente una fuente de metales preciosos para
convertirse en un espacio gigantesco de crecimiento productivo, que desborda
pronto los estrechos marcos de un intercambio de metales por mercancías para
afectar toda una amplia variedad de transacciones, en la que España tiende a
convertirse en un puente entre Europa y América, desde que el interés financiero y
mercantil de franceses, alemanes, ingleses, italianos y holandeses penetra en el
viejo y apartado reino castellano.

Para el siglo XVII la América hispana avanza hacia la autosuficiencia en lo


económico. No es sólo el producto de la minería, sino el desarrollo de la
agricultura, de la ganadería y de los obrajes. Se forma un importante tráfico
interamericano a base de azúcar,-vino, tabaco y cacao. Así como a través de los
metales preciosos la presencia americana se hace sentir más allá de la Península,
también a través de México comienza a desarrollarse un comercio activo con el
Pacífico y especialmente con la China. Hay un proceso de maduración y de
interdependencia.

El tabaco venezolano, el famoso Barinas, domina el mercado holandés. La industria


naval se desarrolla notablemente. Para mediados del siglo XVI cerca del 40 por
100 de las flotas transoceánicas era de construcción americana. Las crecientes
rentas, el aumento de la producción agrícola, el desarrollo de las ciudades
contribuyeron pronto a hacer a América prácticamente autónoma en materia de
defensa. La minería tuvo un desarrollo autóctono en el que casi todo el proceso
técnico se hacía con recursos propios.

El desarrollo urbano creó grandes centros poblados que no desmerecían frente a


los principales de la Península. A mediados del siglo XVll la Villa Imperial de Potosí,
en el dorso de los Andes peruanos, con su alucinante riqueza de plata y su
población de cerca de 160.000 habitantes, era la mayor concentración urbana del
mundo hispánico y una de las mayores del mundo.

Se puede hablar con propiedad de una parte oriental, peninsular, de la comunidad


y de una parte occidental americana.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 41

La conciencia de esa nueva interrelación la tuvieron los hombres cultos de uno y


otro lado. Hubo muchas formas de contacto y reacción. Habría que estudiar el
papel de las órdenes religiosas en la formación de esa concepción global de la
nueva situación para los protagonistas de ambos lados. La labor evangelizadora de
las misiones y de los frailes no se limitó a una simple difusión del catecismo sino
que fue una verdadera empresa de transculturación que operaba hacia los dos
extremos.

La más rica información sobre el Nuevo Mundo la recolectaron y conservaron los


conventos. En los momentos críticos de los grandes debates sobre América, como
en Valladolid, son representantes de las órdenes religiosas los que aparecen más
informados sobre América. Una orden como la de los jesuitas, acumuló, a todo lo
largo del período colonial, el volumen de información más rico y útil sobre el nuevo
continente de que se pudo disponer en Europa. Todavía después de la expulsión, y
también a causa de ella, la mayor fuente de conocimientos estaba entre los
jesuitas refugiados en Bolonia.

Desde Felipe II hasta Carlos II el régimen imperante en América fue en mucho


similar al que las circunstancias históricas crearon entre Castilla y los otros reinos
vasallos de la Península. No había fueros locales que conservar en las Indias, pero
sí la noción de que constituían, en alguna forma, dominios de la Corona distintos
de Castilla y de los otros reinos, en los que la autoridad real se ejercía
directamente, en una forma separada. Las posesiones reales en América fueron
concebidas como dominios patrimoniales de la Corona castellana y no como
posesiones coloniales, y cada una se integraba por separado directamente a la
Corona común, hubo incluso una visible tendencia a la especialización económica y
a la peculiaridad legislativa.

Con la llegada de los Borbones se va a producir un cambio radical en la


administración y en la vinculación con la Península. Siguiendo el modelo del
absolutismo de Luis XIV se va a iniciar un creciente proceso de centralización y
uniformización administrativa. Ya las posesiones americanas no serán
consideradas como reinos y señoríos sino como provincias de un solo Estado y de
una administración centralizada. Fueron muchas las novedades de toda índole que
aparecieron bajo la nueva dinastía. Las formas del Despotismo Ilustrado
penetraron en España y en sus posesiones con nuevas ideas y nuevas
aspiraciones.

Para la segunda mitad del siglo XVIII, particularmente bajo el reinado de Carlos
III, la América hispana constituye una importante realidad política, cultural y social
que cada vez cobra más conciencia de su ser y de sus posibilidades. Muchos
observadores de ambos lados advirtieron la nueva situación y sus posibles

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 42

consecuencias. En algún momento de ese tiempo la población americana


sobrepasó los 15 millones de habitantes mientras la española no era superior a los
10 millones. Se había formado un mundo nuevo, con características propias y
aspiraciones crecientes.

Políticos ilustrados y progresistas, como Calvez o Aranda, se dieron pronto cuenta


de las trascendentales implicaciones de esa nueva realidad. Era evidente que una
dependencia absoluta como la que se había creado a través del tiempo ya no era
compatible con las características de la nueva sociedad americana. En algunos
momentos se hizo dramáticamente visible la existencia de un sentimiento de
identidad propia, como en el caso de la expulsión de los jesuitas. Esta medida,
típica del Despotismo Ilustrado, tuvo las más graves repercusiones en toda
América. Fue un momento de renovada toma de conciencia ante una situación
conflictiva provocada por una autoridad lejana que cada vez parecía más extraña,

Una propuesta tan audaz y clarividente como la de Aranda era el reconocimiento


de que existía una nueva realidad que ya desbordaba los viejos moldes
administrativos y políticos y que requería audacia de iniciativa para abrir una nueva
etapa en la relación. El ejemplo de lo que había ocurrido con las 13 colonias
inglesas de la América del Norte no podía ser ignorado.

Lo que ocurrió con el Brasil, a partir de 1808, hace pensar que si el propósito de
Aranda de crear tres reinos en América, con príncipes de la dinastía española,
hubiera podido ser llevado a la práctica, posiblemente se hubiera evitado la
profunda y costosa ruptura de la guerra de Independencia y la evolución del
mundo iberoamericano en el siglo XIX hubiera sido notablemente distinta.

La respuesta de Buenos Aires en 1806 a la tentativa de anexión por Inglaterra


revelaba elocuentemente que ya aquella no era tierra para conquistar y sojuzgar.
La forma en que en las Cortes de Bayona y de Cádiz llegan a ser considerados los
hijos de América es el reconocimiento paladino, pero tardío, de la necesidad de
nuevas formas de asociación. La reacción ante la invasión napoleónica era la
manifestación de una voluntad de autonomía dentro del conjunto. Ya no cabía sino
echar las bases de una nueva forma de asociación o ir fatalmente a la ruptura
violenta del viejo orden que había sobrevivido largamente.

En 1815 un testigo de mayor excepción lo confirma. Bolívar escribió entonces


aquellas iluminadoras palabras: «Nosotros somos un pequeño género humano,
poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las
artes y ciencias, aunque en cierto modo viejo en los usos de la sociedad civil...
nosotros, que apenas conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue y que,
por otra parle, no somos indios ni europeos, sino una especie media entre los

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 43

legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles, en suma, siendo


nosotros americanos por nacimiento y nuestros derechos los de Europa tenemos
que disputar éstos a los del país y que mantenernos en él contra la invasión de los
invasores, así nos hallamos en el caso más extraordinario y complicado...»

El proceso de la Independencia hispanoamericana se inicia abruptamente como


consecuencia de una guerra europea. La invasión de la Península por Napoleón va
a desatar y acelerar los conflictos y las aspiraciones que se venían gestando en la
sociedad americana. No se trata, simplemente, de la insurrección de dominios
coloniales contra la metrópoli, el fenómeno es mucho más complejo y reducirlo a
tan simplista formulación equivaldría a desfigurarlo.

Los acontecimientos que van a ocurrir en el escenario peninsular tienen inmediata


e inevitable repercusión en el Nuevo Mundo. No se trataba simplemente de
dominios trasatlánticos que hallaban una buena ocasión para sacudir un yugo
colonial, sino de la aceleración y crisis de un proceso de crecimiento y toma de
conciencia.

La vinculación tradicional de las Indias con la Corona de Castilla, proclamada


solemnemente por Carlos V, era la de una relación personal de vasallaje con el rey
de Castilla, inmutable e intransferible. La sustitución de la dinastía legítima por otra
usurpadora no sólo provocó el rechazo inmediato sino que se convirtió en alegato
jurídico para rechazar la nueva situación en nombre del antiguo pacto. Desde los
días de la disputa sobre los Justos Títulos se mantuvo viva en los criollos la noción
de un estado de derecho, de justicia social y de soberanía propia. Desde la
tentativa frustrada de las Cortes de Bayona dos aspectos se traslucen
notablemente: el reconocimiento de los derechos de los americanos a su propia
representación y autonomía y el repudio a toda cesión de soberanía. En las Cortes
de Cádiz esta posición se hace más evidente.

El ejemplo de las Juntas españolas se va a repetir al otro lado del océano. Los
criollos entienden y expresan que no son una posesión traspasable y cesible sino
los depositarios de una personalidad jurídica inalienable. Las Juntas no son otra
cosa que el primer acto de soberanía propia que ejercen los criollos con intención
evidente de no renunciar a ella.

Se han enumerado muchas veces los antecedentes de la Independencia


hispanoamericana: las ideas liberales del siglo XVIII, la Independencia de los
Estados Unidos, la Revolución Francesa y la invasión de España por Napoleón.
Cada uno de ellos desempeñó un papel importante en el vasto fenómeno histórico,
pero el más decisivo lo representa el hecho de haberse formado en las nuevas
tierras una sociedad nueva que se acomodaba mal al orden impuesto por el

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 44

gobierno peninsular.

La comunidad histórica, formada por España y sus dominios americanos, se había


transformado de hecho en tres siglos, pero no lo había logrado de derecho. Esa
antinomia explica el irreversible conflicto que desemboca finalmente en la guerra.

En ese aspecto el movimiento de ¡deas desempeña un papel de primer rango. Las


¡deas de progreso político y social de la Ilustración, que se habían extendido por
España, hallaron una ávida recepción en Hispanoamérica.

El rechazo al absolutismo político, al oscurantismo filosófico, los nuevos ideales de


libertad, fraternidad y progreso se extienden entre la gente culta a uno y otro lado
del océano. Muchos de los americanos que van a desempeñar papeles decisivos en
el proceso viven largo tiempo en España o se forman en ella. Reos de Estado por
delitos de republicanismo prematuro, como Picornell, en Venezuela, encienden la
chispa de las primeras conspiraciones democráticas. Se va a establecer a lo largo
de esos años, que son los del reinado de Fernando Vil, una comunión de ¡deas y
de propósitos políticos entre los liberales españoles y los futuros libertadores
americanos. Comparten aspiraciones y odios. Odian el absolutismo y anhelan la
libertad. Ese estado de ánimo lo comparten muchos de los jefes militares que
vienen a la cabeza de las fuerzas expedicionarias. La repugnancia de los liberales
de la Península a luchar contra los liberales de América se ve claramente en las
motivaciones de alzamiento de Riego en 1820.

No ha faltado quien diga que la Guerra de Independencia fue una guerra civil.
Mucho de verdad hay en ello porque, en el fondo, más allá del aspecto formal de
una metrópoli que combate una insurrección colonial, una revuelta de «cipayos»,
lo que se abre es otro campo para la lucha sin tregua entre los partidarios del
absolutismo y los defensores de la libertad, entre «serviles» y liberales, que es, en
muchos aspectos, un capítulo de la vieja pugna de las dos Españas.

La larga lucha de la Independencia americana es una crisis fundamental de la


comunidad, dentro de la comunidad y con reflejos en los dos escenarios
geográficos de la misma. Después de Ayacucho las formas y los términos de la
comunidad van a cambiar radicalmente, pero el hecho mismo de su existencia no
desaparece porque se ha hecho consustancial a ambas porciones.

Así como la creación del Nuevo Mundo es un proceso comunitario, que se produce
en ambas riberas del océano, la Independencia tiene también ese carácter. Lo que
ocurre no es simplemente la ruptura de un vínculo colonial, sino el comienzo de
una nueva etapa de una comunidad forjada en tres siglos. Más visible en América
que en España, pero no menos real en ambas.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 45

Los patricios que proclaman la Independencia a partir de 1810 están imbuidos de


las ¡deas modernas y de los modelos prestigiosos de los Estados Unidos y la
Revolución Francesa. Constituían brillantes minorías cultas, de las que formaban
parte decisiva miembros de la clase alta, propietarios de tierras y esclavos que
habían adoptado un modelo político sin ninguna relación con la sociedad
tradicional formada por la historia. La Independencia hispanoamericana no es
solamente la cesación de la dependencia de la Corona española sino el ensayo de
una utopía política sin ninguna base propia. Se adoptan los principios más
avanzados e idealistas para crear repúblicas perfectas de una colectividad
estamentaria, tradicional, cuya única legitimidad secular estaba representada por
la monarquía castellana.

Fue literalmente una creación «ex nihilo» que estaba condenada al fracaso o a la
simulación. No había pueblo en el sentido que esta palabra tenía para los teóricos
de la revolución europea, ni propiamente había nación con vida autónoma. No se
ha dejado de advertir que en la América hispana el Estado precedió a la nación.

Durante la larga guerra lo que predomina de hecho es un orden armado y


combatiente. Cuando la guerra termina surge dramáticamente el problema de
crear un nuevo orden, basado en una distinta legitimidad. No se podía regresar a
la monarquía histórica y no se lograba establecer la república. Van a surgir
situaciones de hecho que, en alguna forma, tratarán de mantener un
reconocimiento aparente de los principios proclamados en las Constituciones. Este
fundamental conflicto, todavía no resuelto enteramente, va a dominar la vida
política de los Estados surgidos de la Independencia.

Los principales actores de ese drama tuvieron conciencia de la insalvable


contradicción. La guerra misma había producido inevitables jefaturas locales que
difícilmente podían aceptar un mecanismo electoral sincero y, por lo demás, la
base social se mantenía pasivamente dentro de las formas tradicionales de la
sociabilidad.

Ese conflicto, con diferencias importantes, se da en España y la América española


y por motivos semejantes. La España de los pronunciamientos y la América de los
caudillos tienen una raíz común. La lucha de las minorías cultas por imponer un
régimen que la sociedad tradicional no solamente no conocía sino al que se oponía
en muchas formas. De lado y lado se produce, en diversos aspectos, que van
desde el debate escrito hasta la lucha armada, el enfrentamiento inconciliable
entre innovadores y tradicionalistas.

El caso del Brasil fue notablemente diferente. No hubo guerra fratricida, la


transición de la Colonia a la Independencia se hizo de manera ponderada y

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 46

pacifica. No fueron caudillos alzados en armas los que alcanzaron, al precio de una
larga lucha sangrienta, la autonomía política, sino el propio hijo del rey de
Portugal. lo que permitió una continuidad constructiva que no conoció la América
Española.

Los pensadores de la Independencia tuvieron presente en muchas formas la


existencia de la comunidad histórica. Los precursores concibieron el proceso como
una acción de todo el conjunto. Desde fines del siglo XVIII Miranda concibió la
formación de un inmenso Estado que abarcaría todo el dominio español y que se
iba a llamar Colombia. Esta idea de integración no se borra nunca. En 1826,
después de Ayacucho, Bolívar convoca un Congreso en Panamá para establecer un
sistema de unión efectiva entre los nuevos Estados. Nunca estuvo ausente del
pensamiento de esos hombres la causa de los liberales españoles y la posibilidad
de colaborar con ellos.

La ruptura violenta y la búsqueda sin tregua del nuevo orden no permitieron el


diálogo entre España y América en el siglo XIX. Bastaría observar la estrecha
relación que se mantuvo en la literatura, aun cuando habían aparecido nuevos
focos de atracción como el que se constituyó en tomo al pensamiento y a las letras
francesas o la creciente presencia política y económica de los Estados Unidos.
Cuando se iba a conmemorar el Cuarto Centenario del Descubrimiento, la Real
Academia Española le encargó a Menéndez Pelayo la elaboración de una Antología
de la Poesía Hispanoamericana, que constituye un histórico reconocimiento de una
nueva dimensión de la literatura de lengua española. Al final del siglo, la mayor
renovación que ha experimentado la literatura de nuestra lengua la inician y
propagan escritores americanos. Un poeta como Rubén Darío hablaba para toda la
comunidad y en muchas formas la expresaba.

En 1847 publica en Chile Andrés Bello su Gramática de la Lengua Castellana que,


ya en nuestros días, Amado Alonso calificó resueltamente como «la mejor
gramática que tenemos de la lengua española». Cuando Bello emprende esa
monumental labor no lo hace en busca de satisfacciones de erudito, sino como la
manifestación suprema de su interés y preocupación por mantener la unidad de la
lengua. La Gramática que hace Nebrija en 1492, para que la lengua sea
«compañera del Imperio», tiene su respuesta, tres siglos y medio más tarde, en la
que concibe Bello con el fin expreso de que se conserve la comunidad lingüística y
no se repita «el tenebroso período de la descomposición del latín».

Desde el primer momento, cuando todavía no había podido ¡iniciarse el mestizaje,


los hombres que pasan a América comienzan a ver de otra manera, a sentirse en
una situación nueva, a expresar otra experiencia. Desde la noticia de Colón hasta
la rica y original literatura de los cronistas, se revela el problema de expresar una

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 47

situación enteramente inusitada para ellos. Describen cosas para las que no tenían
palabras, han cambiado bruscamente sus parámetros habituales de medida y
relación, se sienten en otro espacio rodeados de otra naturaleza, en otra situación
humana, y hasta en otro tiempo.

El efecto del mestizaje cultural no tarda en mostrarse en todas las formas de la


sociabilidad y de la mentalidad. El caso insigne del Inca Garcilaso en el siglo XVII.
o el de Sor Juana Inés de la Cruz en el XVIII, no son sino la muestra suprema de
una nueva situación que ya no era la de España ni menos aún la indígena.

El hecho literario no hacía otra cosa que reflejar la condición peculiar de una
sociedad nueva. En los testimonios, del lado de la Península, que dejaron los
capitanes de la creación del Nuevo Mundo, se manifiesta la dimensión del cambio.
Al hombre que viene de las Indias lo señala Lope de Vega como «gran jugador del
vocablo», con lo que estaba adviniendo una nueva sensibilidad que es la que le va
a dar su carácter propio a la literatura hispanoamericana.

Precisamente, es en los dominios del arte y de la literatura donde más temprano


asoma la peculiaridad. En ningún otro aspecto es más visible la presencia del
mestizaje cultural. No hubo un simple trasplante de la arquitectura, la pintura y la
escritura, desde el primer momento aparecen, no sólo un nuevo tema, sino un
nuevo tono, una nueva actitud ante el entorno, una expresión singular. En las
regiones de avanzadas civilizaciones indígenas la modificación de los modelos
europeos se produce pronto.

En México, o en el Perú, el contraste tiende a fundirse en una expresión sui-


generis. La imaginería americana tiene un carácter propio, cada vez se parece
menos a los modelos peninsulares que le dieron origen. En ningún aspecto es más
elocuente que en la arquitectura, el llamado «barroco de Indias» es una de las
etapas más originales del arte mundial. Habría que inquirir más a fondo en las
raíces de esa originalidad que tanto podría revelar. Los grandes monumentos
religiosos que se levantan en toda la extensión continental tienen una evidente
originalidad creadora, desde aquellas edificaciones del Cuzco, en las que se
imbrican, como en capas geológicas, las dos edades históricas, hasta las
prodigiosas iglesias labradas y trémulas, que mucho tienen que ver con la historia
y la geografía.

El crecimiento vegetal de las formas las incorpora al paisaje, aparece en ellas una
nueva sensibilidad que se expresa en formas y combinaciones de color y
estructura. Se ha llegado a decir, con autoridad, que de las ocho obras maestras
de la arquitectura barroca en el mundo cuatro están en México: el Sagrario

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 48

Metropolitano, el Templo de Topozotlán, la Iglesia Rosa de Taxco y la Santa Rosa


de Querétaro.

En lo literario el Nuevo Mundo tuvo voz propia desde el primer siglo de su proceso
de formación. Resulta redundante insistir en el caso del Inca Garcilaso. No tiene
paralelo en ningún otro proceso de colonización y habría que buscar muy atrás, en
el Imperio Romano expandido, para hallar un ejemplo semejante de autonomía
cultural. El caso de Sor Juana Inés de la Cruz no es menos llamativo.

Dentro del arraigado florecimiento del culteranismo en las letras castellanas ella
surge con una poderosa personalidad y deja una obra poética que hay que calificar
de mayor. Pero no es ella sola, fueron muchos los escritores que, desde su
situación inocultable de americanidad, formaron una nueva provincia espiritual del
barroco, a la altura del siglo XVII.

Hay otros aspectos no menos reveladores: Ercilla escribe, en Chile, el mayor


poema épico culto de la lengua, dentro de la experiencia viva del conquistador.
Juan Ruiz de Alarcón va de México a España a enriquecer el rico panorama del
teatro del Siglo de Oro con un acento propio. Para comprender toda la significación
de este hecho habría que imaginar la inaudita presencia de un hijo de Virginia en
la empresa creadora de Shakespeare. Marlowe y Ben Johnson, en el Londres de la
reina Isabel,

La lengua misma sufre una evolución paralela y de mutua influencia. Son


innumerables los vocablos que pasaron de la lengua de Indias a la de la metrópoli
y el tono y el acento mismo de la lengua y hasta el ritmo de su evolución toma una
fisonomía peculiar en la nueva cierra.

Fueron muchos los americanos estrechamente vinculados con la vida política y


cultural de España, desde Olavide, Miranda, San Martín y Bolívar hasta Gertrudis
Gómez de Avellaneda, Martí, Barait, y la inmensa renovación de Rubén Darío y el
Modernismo que, como dijo Federico de Onís, «cambió las tomas» de la mutua
influencia entre las dos partes de la comunidad. Una rica literatura varia, plural y
contrastada ha caracterizado desde entonces la comunidad cultural. Hoy no se
podría escribir una historia de la narrativa en castellano sin darle un importancia
primordial a la novela hispanoamericana que, en muchos sentidos, ha renovado la
novela en nuestra lengua común y en el mundo.

Habría que hacer, con mucha atención a las deformaciones e interpretaciones


locales, la historia de las ideas occidentales en la América hispana. No pasaron
indemnes y fijas de una ribera a la otra, sino que experimentaron adaptaciones,
alteraciones y mezclas en aquel nuevo medio dotado de tan grande potencial para

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 49

la asimilación. Habría que hacer, ante todo, un estudio desprevenido de la


aclimatación del cristianismo en las Indias, desde las primeras predicaciones y
conversiones hasta la conformación de un culto en el que se combinaron
continuamente las influencias culturales en presencia y las imposiciones del medio.

Hubo un tomismo americano y también, con todas sus consecuencias, un


escotísmo. En el siglo XVII, en los centros principales de poder y saber, se
desarrolló una concepción mágica y apocalíptica del destino de la humanidad y de
la iglesia, basada en profecías y hechos milagrosos, que tendría el nuevo
continente como teatro de la historia futura del cristianismo y de la humanidad.

La forma en que el racionalismo entra y se asimila no corresponde exactamente a


la tradicional descripción de contrabando ideológico y de lecturas clandestinas de
los criollos. Desde fines del XVIII hubo en las más recientes universidades, como
en la de Caracas, cátedras oficiales de moderna filosofía en las que se elaboraban
tesis sobre Descartes, Condillac, Newton, Locke y Lamarck. La generación que va a
realizar la Independencia ha recibido en las aulas universitarias, y no en lecturas
prohibidas, la filosofía moderna de la Ilustración y las Ideas sobre las cuales va a
decidir la transformación de su mundo.

Los forjadores de la Independencia llegan a sustituir la propia experiencia vital de


su medio por las concepciones y explicaciones, muchas veces incorrectas, de
pensadores como Raynal o de Paw.

La trayectoria del positivismo, que tanta y tan profunda influencia ejerció por más
de medio siglo, desde México hasta la Argentina, alcanzando caracteres casi
religiosos en el Brasil, está estrechamente asociada con la larga crisis de
conciencia sobre la propia identidad. Habría que averiguar lo que pudo tener en
común el positivismo hispanoamericano con la filosofía de Augusto Comte. Sufrió
numerosas adaptaciones y modificaciones que, a veces, llegaron a transformar su
contenido mismo. Podría hablarse de un aspecto hispanoamericano de las ¡deas y
las doctrinas filosóficas y científicas, que las entiende y absorbe en una forma
parecida a la que Nicolás Berdiaeff señalaba para lo que calificó como «el aspecto
ruso de las teorías científicas».

La guerra por la Independencia fue larga y cruenta. Desde los inicios de 1810
hasta la Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, no sólo repudió y rompió
el viejo orden político y social, sino que produjo negaciones y desgarraduras que
hicieron imposible una relación normal y fecunda entre la comunidad de la antigua
metrópoli y de sus antiguas posesiones. En muchas formas la lucha tuvo aspectos
de guerra civil, porque nunca hubo una clara línea de frente entre peninsulares y

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 50

criollos. Muchos españoles colaboraron con los patriotas y, en repetidas ocasiones,


el grupo de les ejércitos realistas estuvo compuesto de hijos de América.

El mundo hispánico se condujo en este tiempo como una verdadera comunidad,


una parte de la misma se empeñó inútilmente en regresar al pasado y otra quiso
fundar un nuevo tiempo.

El siglo XIX fue de repliegue y de resentimientos. La forma misma en la que había


desarrollado la lucha trabajó la presencia creciente en América de otros focos de
influencia política, económica y cultural, principalmente la inglesa, la francesa y, en
menor grado al comienzo, la de los Estados Unidos.

La vinculación nunca dejó de existir porque no dependía de sistemas políticos, sino


de una totalizante herencia histórica. De lado y lado nunca faltaron voces que
pedían el reconocimiento de la realidad desdeñada y la creación de nuevos
acercamientos. Cuando ocurre la catastrófica guerra entre los Estados Unidos y
España, en 1898, se produjo una emotiva reacción de solidaridad en la América
hispana. Los más altos pensadores, de una y otra ribera, habían venido
manteniendo la vital necesidad del acercamiento y la unión. Los hombres del 98,
en medio de la angustia de la tragedia nacional, se vuelven hacia el pasado y hacia
la comunidad, de la que adquieren y proclaman una activa conciencia. Acaso el
más representativo de todos ellos, Miguel de Unamuno, afirma decididamente la
identidad cultural y llega a proclamar a Bolívar «uno de los más grandes héroes en
que ha encarnado el alma inmortal de la Hispana».

Hacia fines del siglo XIX, gracias sobre todo a la visión abierta y dolorida de los
hombres del 98, se produce no sólo una renovación del interés del pensamiento
español por América, sino, sobre todo, una forma de identidad en lo profundo, de
cenestesia histórica. La reunión en Madrid del Congreso Iberoamericano de 1900
es la manifestación más espectacular de esa nueva actitud que se va a extender y
consolidar por el creciente intercambio que desde entonces, se intensifica en todos
los aspectos.

En las mentes más lúcidas ya no se considera a América como una extensión de


España, que se ha separado, sino como una parte viviente y creadora de una
comunidad histórica plena de significación y porvenir.

Más tarde hay un gran momento en el que la real y poderosa existencia de la


vinculación se manifiesta con conmovedora espontaneidad. Es en la dolorosa
ocasión de la Guerra Civil Española (1936-1939). Toda la América hispana sintió
como suya esa guerra y participó moral, intelectual y hasta materialmente en el
profundo conflicto. Es una aleccionadora historia que peninsulares y americanos

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 51

no pueden ni deben olvidar. Lo que se puso de manifiesto en esa trágica ocasión


fue la realidad subyacente y viva que ya nadie podrá negar.

La presencia numerosa y fecunda de la España Peregrina en tierra americana sirvió


para reavivar y reanudar los viejos nexos entrañables. No hubo rincón de América
Latina adonde no se hiciera presente la acción misionera y renovadora de grandes
figuras de la ciencia, el arce y las letras españolas. Hombres como Gaos, como Pi
Suñer, como Altamira, como tantos otros, adquirieron y contribuyeron a crear una
nueva conciencia de la comunidad.

El reconocimiento de la existencia de la comunidad histórica que une la parte


europea con la americana, no puede ser objeto de una mera curiosidad intelectual
sino un punto de partida para acciones comunes presentes y futuras de las
mayores consecuencias. Desde la Segunda Guerra Mundial se ha iniciado la
formación creciente de grandes concentraciones de poder de dimensión global. La
peligrosa bipolaridad que han creado las dos superpotencias de la hora actual ha
formado dos grandes polos de poder, el que gira alrededor de los Estados Unidos,
con sus organizaciones vinculadas como la OTAN o la Comunidad Europea, y la
que integran la Unión Soviética y sus satélites del Comecón y del Pacto de
Varsovia. Dentro de esos dos bloques se hace visible la presencia de ciertos
núcleos dominantes, como el que constituyen las naciones anglosajonas, por sus
peculiares nexos históricos, culturales y económicos, y del otro lado la familia
eslava de naciones. La inteligente empresa de crear una Comunidad Europea
podría en un futuro no cercano formar un tercer interlocutor global.

También en Asia se advierte la tendencia a formas de integración supranacionales


en las que el Japón desempeñará, por muchas razones, el papel de líder.

Otra posibilidad de una integración semejante se ofrece, precisamente, en la vasta


y cohesionada comunidad de las naciones iberoamericanas de ambos lados del
Atlántico.

No están solas esas naciones en el mundo, las grandes concentraciones políticas


ya existentes tienden a absorberlas en fragmentos y a hacer más difícil su
cooperación. El día en que España y Portugal se confinen en la sola comunidad
europea y la América Latina se vuelque hacia el tercermundismo o cualquier forma
de panamericanismo excluyente, la posibilidad de ese futuro distinto habrá
disminuido decisivamente.

Dentro de un mundo tan ligado e interdependiente como el que tenemos, las


grandes decisiones conflictivas y las gravitaciones de todo género pueden

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 52

separarlas dentro de los enfrentamientos que hoy llamamos, con aterradora


simplicidad, Este-Oeste y Norte-Sur.

Esa integración no puede concebirse fuera de la realidad del mundo actual sino
dentro de él, con clara apreciación de las posibilidades que ofrece y de los
obstáculos que presenta.

El mero inventario de sus recursos humanos y materiales conforma una realidad


que no puede ser ignorada. Dentro de muy poco la América Latina será la región
más poblada dentro de la civilización occidental, con una suma mayoritaria de
recursos del suelo y del subsuelo, con todos los climas, ribereña de los dos
grandes océanos de la historia del siglo XXI, con las más abiertas posibilidades de
cooperación para el desarrollo y la presencia internacional entre sus dos porciones
europea y americana. Lo que se podría lograr por la colaboración inteligente de
sus países para la ciencia, el desarrollo económico, la cultura y la colaboración en
lo internacional representa una de las más vastas posibilidades que ninguna
comunidad presenta en el mundo de hoy.

Las vías y las formas de la integración progresiva y viable son fáciles de discernir.
De hecho en los últimos años se han desarrollado muchas formas públicas y
privadas, por la vía bilateral. En varios aspectos importantes se han iniciado
proyectos de intercambio y cooperación,

Habría, a estas alturas, que dirigir el esfuerzo a determinadas áreas por medio de
proyectos concretos diseñados en forma colectiva. En el terreno económico ya
existen iniciativas que podrían ampliarse y hacerse más eficaces. La ALALC, el
Pacto Andino, el SELA, constituyen valiosos antecedentes parciales, hasta ahora
circunscritos al ámbito americano.

En el ámbito de la cultura las potencialidades son prácticamente ¡limitadas. Más


allá de las formas convencionales de intercambio y colaboración debería estudiarse
la posibilidad de algunos proyectos concretos que permitieran sumar y concentrar
!as capacidades máximas de los países de la comunidad en grandes centros del
nivel más alto para el estudio y la investigación científica y tecnológica, que
pudieran equipararse con los más avanzados del mundo.

En la creación y la difusión literaria y artística hay inmensas posibilidades para la


cooperación.

Por último y, acaso de manera más obvia, la asociación y el acuerdo para la


defensa de la democracia y para la afirmación de posiciones comunes ante los

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 53

foros internacionales debería multiplicar el peso que hoy escasamente tienen ante
los grandes centros de poder.

La reciente gestión del llamado Grupo de Contadora en el complejo y sensible


problema de la América Central, completado por el Grupo de Apoyo, que suma en
total la activa colaboración por la paz de varios países del ámbito iberoamericano,
que ha prestado grandes e insustituibles servicios para la solución pacífica del
conflicto, es un ejemplo que no se puede olvidar.

La inminente ocasión del Quinto Centenario del 12 de octubre de 1492 hace


todavía más exigente y perentoria esta acción. La viva sensibilidad para el pasado,
tan reveladora de su peculiar vivencia, que ha caracterizado la comunidad, que se
manifiesta aún para adoptar un nombre, porque cada nombre propuesto despierta
los fantasmas de no concluidas experiencias: Hispanoamérica, Iberoamérica,
América Latina, la Otra América, Mundo Ibérico, Mundo Hispánico, Amerindia,
Indo-América, la Raza Cósmica, pero que sabe que tiene que ponerse de acuerdo
en un destino, esa comunidad que por un extremo toca con la Comunidad Europea
y, por el otro, con la Americanidad, manifiesta su hiperestesia oncológica en el
propio y significativo debate sobre la designación y la significación de la fecha a
celebrar.

Cada nombre representa una concepción diferente. Hablar de Descubrimiento es


limitar la visión del gran hecho a una sola de sus etapas, limitada en el tiempo y
limitada en la significación, pues sólo expresa la experiencia de uno de sus grandes
protagonistas. Hay, también, quienes proponen hablar tan sólo de «encuentro», lo
que equivale a reducir mucho las dimensiones y contenido del gran hecho. Lo que
se va a celebrar el 12 de octubre de 1992 no es solamente un suceso del pasado,
limitado en el tiempo y en la extensión, sino el comienzo de un poderoso proceso
de creación original de una nueva forma de Occidente, que se ha reflejado sobre
toda la «Oekumene», determinando una nueva etapa de la historia universal.

Lo que los europeos llamaron Nuevo Mundo, por la novedad de su conocimiento


para ellos, no era en verdad otra cosa que el inicio de una nueva ocasión del
hombre, de una experiencia insólita todavía en proceso de crecimiento, de una
novedad histórica que hubo de cambiar la noción de la realidad humana y las
perspectivas globalicen muchos sentidos, todo el mundo fue nuevo mundo
después de esa fecha, porque lo que en ella se inicia es la creación del Nuevo
Mundo.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 54

Proceso de Comprensión Y Análisis


• ¿Cuáles considera los aportes más importantes de las culturas indígenas
americanas?, Argumente su respuesta.
• Explicar el elemento más relevante en el aspecto socio-político de los grupos
indígenas americanos.
• Escribir un texto breve en el relate el proceso vivido por los aborígenes
americanos al contacto con los españoles .
• Mencionar las semejanzas religiosas de los grupos indígenas americanos.
• Explicar las características culturales de la época colonial en Latinoamérica.
• Realizar un análisis personal acerca del la identidad latinoamericana, con base
en el escrito, tomado del libro sagrado de los Mayas que aparece como lectura
complementaria.

Solución de Problemas
• ¿Considera que los grupos indígenas americanos poseen un alto grado de
desarrollo?, Argumente.
• Expresar de manera critica la forma como se dio “el encuentro de dos
mundos”
• ¿Cómo contempla el manejo ambiental desarrollado por las culturas
americanas? Acuda a otras consultas para argumentar su respuesta.
• Está de acuerdo con la siguiente afirmación: “Los grupos aborígenes
americanos poseían un nivel cultural muy avanzado” Argumente.

Síntesis Creativa y Argumentación


• Con base en las lectura complementaria elabore un texto breve donde
desarrolle el tema “Un nuevo hombre latinoamericano”

• Elaborar un ensayo teniendo en cuenta las principales características culturales


de los grupos aborígenes americanos.
• Realizar un cuadro sinóptico donde se establezcan las diferencias religiosas
económicas, sociales y culturales de la cultura indígena y la Ibérica.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 55

Autoevaluación
• ¿Cuáles son las principales características políticas, sociales, culturales,
económicas y religiosas de las culturas indígenas americanas?
• ¿Qué diferencias establece entre las culturas Inca, Maya y Azteca?
• ¿Qué elementos socio culturales determinan la identidad latinoamericana
actual?
• Explicar los rasgos culturales que se conservan en la actualidad de los grupos
aborígenes americanos.

Repaso Significativo
• Elaborar un ensayo (mínimo 5 paginas) teniendo en cuenta los aspectos
sociales, políticos y culturales de las culturas Inca, Maya y Azteca.

• Confirmar o refutar los siguientes planteamientos socio-culturales (Acuda a


otros textos para desarrollar sus respuestas)
- Los indígenas no producían en armonía con la naturaleza.
- Las manifestaciones culturales de los grupos indígenas americanos fueron
transformados profundamente por el contacto con los europeos.
- Literalmente, los europeos llegaron a las nuevas tierra con un mundo a
cuestas, que era el suyo, y se encontraron con otro distinto que era e de las
sociedades indígenas, y los nuevos paisajes, para crear por medio de sus
mezclas y confluencias otro que es el verdadero Nuevo Mundo.
- La necesidad de conocer los ciclos agrícolas impulsó de forma notable los
conocimientos astronómicos y metereológicos.
- La forma como se desarrolla el proceso de creación del Nuevo Mundo, no
determina las bases para una comunidad cultural, política y espiritual entre la
península y las nuevas tierras.

Bibliografía Sugerida
GALEANO, Eduardo. Las Venas Abiertas de América Latina. Editorial Printer
Colombiana Ltda., Bogota. 1998

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 56

HANKE, lewis. Estudios sobre Frai Bartolomé de las Casas y Sobre la Lucha por la
Justicia en la Conquista Española de América. Ediciones de la Biblioteca. 1968.

USLAR PRIETI, Arturo. Iberoamerica, Una Comunidad. Ediciones de Cultura


hispánica. Madrid. 1989

VIZCARRA, Fabián, ESCOBAR VILLA, MENDOZA, Luis. Sociales Interactivas,


Geografía, Historia y Convivencia. Editorial Mc Graw Hill. 2000

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 57

UNIDAD 2
Procesos de Transformación Cultural
Descripción Temática

Las manifestaciones artísticas de los seres humanos, los avances tecnológicos, las
ideologías... son sus características inherentes y fortalecen el entorno cultural de
los pueblos de la misma forma hacen parte del engranaje que constituye la
realidad mundial y enfrenta a los latinoamericanos con sus esencia y lo cuestiona
frente a su identidad en la época actual.

Por ello es importante adentrarse en todos los procesos vividos durante la época
con el fin de llevar a los estudiantes a afianzar, contrastar y valorar su arraigo
cultural y de esta manera contribuir en la formación de una conciencia
latinoamericana inmersa pero no perdida en el contexto global.

Horizontes
• Determinar los principales conflictos en la construcción de identidad
latinoamericana.

• Reconocer las características culturales de las dos culturas involucradas y sus


aportes a la formación de identidad latinoamericana.

• Identificar procesos de transformación cultural en América latina.

• Reconocer las causas inmediatas del neoliberalismo en América latina.

• Propiciar la reflexión critica frente al proceso de globalización latinoamericana

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 58

Núcleos Temáticos y Problemáticos


• La Identidad como Conflicto y Desafió Creador
• La Pregunta por Nuestro Ser
• No Hay un Punto de Llegada de la Identidad
• La Identidad como Conflicto
• La Cultura, lo Nacional y lo Étnico
• Ser y Conciencia en el Mundo Latinoamericano
• Resistencia a la Imposición
• Nuevos Movimientos Sociales
• Unidad en la Modernidad
• Antecendentes en los Cambios Culturales en América Latina
• Globalización y Neoliberalismo en América Latina
• Globalización y Neoliberalismo en América Latina
• Globalización de la Economía Mundial: La Realidad y el Mito

Proceso de Información
2.1 LA IDENTIDAD COMO CONFLICTO Y DESAFIÓ CREADOR

Indagar por el pensamiento latinoamericano implica averiguar por nuestra


identidad, por el modo de ser nuestro. Aunque insistamos en concentrar esfuerzos
en investigar tal pensamiento, necesitamos echar una mirada sobre la totalidad de
la cultura, pues este es apenas una parte de ella.

Pero, ¿qué tipo de mirada? ¿Una mirada descriptiva? ¿O una mirada crítica que
apunte a establecer problemas?

Queremos proponer un acercamiento a nuestra identidad estableciendo los


principales conflictos que la caracterizan, buscando un sendero crítico,
descubriendo las tensiones que afronta el ser latinoamericano. Consideremos el
ámbito de la cultura, dad la trascendencia que tiene este aspecto en la vida de los
pueblos, como el principal lugar para descubrir estos conflictos.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 59

Aspiramos a que entre todos los participantes en la Escuela ampliemos la discusión


que aquí se expone sobre este tema, completemos el cuadro de problemas y
descifremos sus características.

2.2 LA PREGUNTA POR NUESTRO SER

La pregunta por identidad, en un principio, no parece tener sentido. Un pueblo


simplemente es, manifiesta su modo de ser en el actuar. La presencia de esta
pregunta indica la presencia de un problema: señala que la existencia es
problematizada, que no fluye libremente, que no es plenamente diferenciable.

La pregunta tiene sentido porque la identidad está en conflicto, es y no es, existe y


no existe.

La ambigüedad tiene que ver con la dominación. Ningún pueblo, por dominado
que esté, deja de mostrar de algún modo su propio ser, de manifestar su
diferencia, de expresar un sentido propio de la existencia. En algunos ámbitos,
seguramente realiza su Identidad de manera positiva, como afirmación consciente;
en otros, como reacción, como rebelión inconsciente, como fuga de esos
elementos reprimidos, negados. Ocultados.

No es posible la negación absoluta de una cultura por otra. No tenía razón Milán
Kundera, hace algunos años, cuando, angustiado, señalaba la negación completa
de la cultura de su pueblo por otro. Pero la dominación aprisiona, deforma. Invade
espacios, Impone Imaginarios y comportamientos.

La historia de nuestra identidad es una sucesión de mestizajes y de conflictos. Es


una historia larga. Descifrarla no es nada fácil... Pero hay que empezar a hacerlo
para ratificarnos cada vez más como seres humanos, capaces de pensar y actuar
con autenticidad, con seguridad, sin temor a la discriminación, porque entonces
llevaremos la cabeza en alto, sabiendo lo que somos y lo que queremos.

Al principio se juntaron en América, españoles y portugueses con indígenas y


negros. Y lo europeo se erigió como lo válido, lo culto, lo expresable. Lo otro
como inferior, lo inculto, lo negable, lo ocultable. En ese nudo de dominaciones y
resistencias fue naciendo la nueva identidad.

Luego, las formaciones sociales cambiaron, las dominaciones variaron, de la


mezcla inicial entre el modo de vivir precolombino y las estructuras medievales que
trajeron consigo los ibéricos, nos vimos arrastrados al moderno capitalismo y a la

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 60

sociedad de masas; de la tutela de España y Portugal pasamos a la influencia de la


otra Europa y de Estados Unidos.

Tenemos ahora un mestizaje tejido en esta historia de presencia de América en el


mundo y en esta cadena de resistencias.

Jesús Martín Barbero lo define así: "El mestizaje no es sólo aquel hecho racial del
que venimos, sino la trama, hoy, de modernidad y discontinuidades culturales, de
formaciones sociales y estructuras del sentimiento, de memorias e imaginarios que
revuelven lo indígena con lo rural, lo rural con lo urbano, el folklore con lo popular,
lo popular con lo masivo" (Barbero, 1985).

Esta definición establece unas claves para encontrar la identidad. La sitúa como
trama, cruce de muchos hilos, punto de encuentro de variadas vivencias, lugar
donde se anudan distintas vertientes. La trama es el conjunto de voces que se
oyen en un argumento. Es el conjunto de hechos e ideas que le dan sentido a una
historia.

La otra clave es el presente. El ayer es también identidad, es huella, es punto de


partida. Pero el hoy es el lugar donde debe colocarse la mirada, es el sitio desde
donde debe auscultarse la identidad. Y el futuro cuenta, la tendencia a la cual se
inclina el presente, el punto hacia donde marcha la vida.

Es éste un sentido dinámico de la identidad. Las identidades se hacen y deshacen,


se crean y recrean permanentemente. La identidad de hoy no es la de ayer, así el
ayer esté presente en el hoy, la identidad de hoy no será la de mañana, así ésta le
entregue herencias.

La mirada conservadora que entiende la identidad como el ayer, que hurga en el


pasado con nostalgia, que tiende a establecer como identidad sólo los rasgos que
la tradición le enseña, es superada por esta visión dinámica y positiva de la
identidad.

La pregunta por nuestro ser es una pregunta por la historia, pero es esencialmente
una pregunta por nuestro presente, por las dominaciones y resistencias, por lo
indígena y lo campesino, pero principalmente por lo urbano y lo masivo que
encuadra y modifica lo anterior, que estatuye otra perspectiva.

Tenemos entonces claves para indagar nuestra identidad. Saberla mediada por la
alienación. entenderla como trama, buscarla desdeel presente, otearla desde lo
urbano y lo masivo. asumirla como algo dinámico: fluido y cambiante. Discutir
estos punios de partida en la Escuela resulta fundamental.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 61

2.3 NO HAY UN PUNTO DE LLEGADA DE LA IDENTIDAD

El maestro Alfonso Reyes nos llamó alguna vez pueblo síntesis. Quizás aludía a que
somos la confluencia de diversos pueblos; en ese sentido puede tener plena
validez la caracterización, pero la palabra síntesis significa también un punto de
llegada de un juego de contrarios, un momento donde se restablece la armonía, el
lugar donde se une lo diverso. Y en este sentido no es precisa esa caracterización
para América Latina.

El juego de contrarios no ha encontrado la armonía. el punto de reposo, el lugar


de la síntesis. El conflicto está en pleno furor.

Lo Ibérico confluyó con lo indio y lo negro, dando origen al primer mestizaje; fue
mestizaje pleno: de sangres y culturas. Pero simultáneamente con la confluencia
comenzó la represión de lo indio y lo negro, las señas que venían de estas culturas
fueron repudiadas, se fueron hundiendo poco a poco en un vasto inconsciente
latinoamericano,

Luego aparecieron en el horizonte la otra Europa y Estados Unidos y vino la doble


negación: ya no sólo era malo e inferior lo indio y lo negro; también España y
Portugal eran lo inculto, lo atrasado. Teníamos que negar lo ibérico, otra parte de
nuestro ser estaba en la mira de las culturas dominantes de Occidente.

El ello latinoamericano -para utilizar una categoría tan cara a Freud- se fue
poblando de elementos de las culturas negras, indias, españolas. El súper yo, la
razón occidental dominante en el mundo, en estos dos últimos siglos, ha
demandado. ha exigido permanentemente a estos pueblos un comportamiento
acorde con sus códigos y ese inconsciente Latinoamericano, donde bullen
elementos de diversas culturas, se ha rebelado una y otra vez; en el medio ha
quedado un yo latinoamericano debilitado y confuso. Entender esto es vital. La
identidad latinoamericana existe pero no es firme, segura, clara.

Ese yo latinoamericano se manifiesta, actúa, se diferencia, concilia de alguna


manera las exigencias de la razón de las culturas dominantes y las manifestaciones
del ser latinoamericano.

La identidad latinoamericana es un hecho, pero es débil; está mediada por el


conflicto permanente entre la razón occidental y el imaginario mestizo forjado en
este largo proceso de cruce de culturas.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 62

Por momentos gana la imitación, la copia, la inautenticidad. En otros momentos


aparece sólo lo residual -al decir de Raymond Williams, el pasado aún actuante- lo
inconsciente.

Y claro, en muchas ocasiones, aparece la síntesis, la unidad entre pasado y


presente, entre lo otro -ese otro indígena, negro o ibérico- y el hoy de las culturas
occidentales.

Lo que dice Leopoldo Zea es verdad: nuestra cultura es una mezcla de elementos
yuxtapuestos o superpuestos, es un cúmulo de presencias sin concierto. Pero le
faltó agregar que de cuando en cuando se produce la fusión, la unidad, se produce
una actuación propia, auténtica.

Ahora bien, la comprensión del estado de nuestra identidad puede tener un gran
efecto transformador. Podemos ayudar a liberar nuestro ser latinoamericano,
podemos ayudar a identificar los puntos de conflicto, podemos contribuir a desatar
lo reprimido, lo pasado, y a situarlo en la realidad presente.

Entender que nuestra identidad está en construcción y descubrir los líos que
enfrenta es un paso, un gran paso, en el camino de la liberación de América
Latina.

2.4 LA IDENTIDAD COMO CONFLICTO

Para comprender las consecuencias de la violencia ejercida contra nosotros y que


nos ha llevado a la negación del pasado, es oportuno citar a Habermas cuando
dice: "La ruptura de la identidad se da por una pérdida repentina de las
expectativas y de las vinculaciones sociales en momentos de acceso a nuevas
posiciones y entornos existenciales: el paro. la emigración, las guerras, fatalidades
personales o catástrofes". (Habermas. 1981; París. 1990)

En tales situaciones, los individuos tienden a destruir su propio pasado. Su


memoria deja, bruscamente, de proveerles de las normas y valores que rigen su
vida; la tradición del grupo pasa al olvido, o se oculta conscientemente o con
vergüenza.

Esta situación puede ser resultado de los procesos modernizadores, que


desarraigan a los individuos, los arrancan de sus tierras o de sus culturas,
imponiéndoles la vida en ambientes totalmente extraños y sin pasado. (París,
1990)

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 63

De ahí que tanto el proceso de colonización histórica, como el actual proceso de


modernización, vengan generando una actitud de rechazo permanente a todo lo
que nos suene a propio, a autóctono, y nos lleva a buscar en otras latitudes la
esencia de lo que somos, ocasionando la distorsión de nuestro existir, a querer ser
como ellos, "los avanzados", los europeos o norteamericanos.

2.5 LA CULTURA, LO NACIONAL Y LO ÉTNICO

Preguntar por la identidad es preguntar por la cultura, es preguntar por el sentido


que se le da a la vida. Esa afirmación nos sitúa en un punto muy importante de la
reflexión actual sobre los fundamentos de la vida humana. A la cultura se le
descubre ahora como un elemento fundamental de la humanidad y se le coloca
como el campo de mayor confrontación en las sociedades.

Rodolfo Kusch lo dice así: "Visto el fenómeno de la cultura a las luces de la


fenomenología, se advierte que aquélla tiene razón de ser, porque cubre la
indigencia original de carecer de signos para habitar en el mundo. El sentido
profundo de la cultura está en que ésta puebla de signos y símbolos el mundo. Y
que este poblamiento es para lograr un domicilio en el mundo a efectos de no
estar demasiado desnudo y desvalido en él. La cultura surge entonces de una
indigencia del existir mismo, en tanto requiere una forma de encontrar sentido en
el existir". Para dar más fuerza al planteamiento afirma que la indigencia del comer
-que da origen a la economía- es una indigencia menor frente a aquélla que da
origen a la cultura (Kusch, 1989).

Para controvertir esta idea hay, desde luego, muchos argumentos. Hay momentos,
cuando el hambre se impone como principal preocupación, en los que este
concepto no parece fácil de defender. Pero aún en este tiempo, aguzando un poco
los sentidos y la razón, podemos encontrar angustias distintas al hambre y
descubrir también que se reclama un modo particular de resolver la indigencia del
comer.

Para qué se vive, cómo se vive, cómo se quiere vivir, son problemas planteados en
el ámbito de la cultura. Y cada pueblo -también cada individuo- quiere tener
derecho a resolver estos problemas de modo particular. Cada pueblo busca,
construye, defiende un sentido propio del existir.

Pedro Henríquez Ureña decía que a la par que se desarrollaba la técnica y la


tendencia a intercomunicar el mundo, se desarrollaba el espíritu nacional y étnico.
El intento de homogenizar el mundo desata como contrapartida el ánimo de
diferenciarse. Fue este un apunte muy perspicaz de Henríquez Ureña en un

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 64

momento cuando todo el mundo apostaba por la superación de las fronteras, el


monolitismo cultural, el internacionalismo.

El conflicto está ahí. Un movimiento de la historia tiende a la unidad del mundo, a


la internacionalización de la cultura, a la homogenización. Pero otro movimiento de
la humanidad tiende a la diferenciación, a la afirmación de lo propio, de lo
nacional, de lo autóctono. En esa tensión se van forjando, todos los días, nuevas
identidades.

Este conflicto se intensifica, se agudiza, porque detrás de él hay un marcado juego


de poderes. Detrás dé la expansión, de la internacionalización, está el interés de
subordinar, de dominar, de hurtar bienes tangibles e intangibles. Detrás de los
nacionalismos está el ánimo de resistir, la disposición a preservarse.

En esta tensión bulle la lucha por la identidad. Jesús Martín Barbero lo expresa así:
"Un salto en la internacionalización de un modelo político y la lucha contra la
dependencia se torna en lucha por la identidad propia dentro de un sistema
transnacional, difuso, complejamentado, interrelacionado, ínterpenetrado"
(Barbero. 1990).

Para Barbero, la lucha por la identidad ha adquirido una magnitud insospechada.


Resalta que el derecho a la diferencia, a realizar de un modo particular el vivir, a
darle un sentido propio al existir, siempre han estado amenazados por las fuerzas
que tienden a la expansión, por fuerzas dominantes en el mundo debido a su
poderío económico o militar, pero que ahora esas fuerzas han encontrado unas
armas poderosas: el proceso de constitución de lo masivo y los grandes medios de
comunicación. En ese contexto la lucha por la identidad se toma mil veces mas
compleja y necesaria.

2.6 SER Y CONCIENCIA EN EL MUNDO LATINOAMERICANO

Rodolfo Kusch hace esta versión de la relación que se da en nosotros entre el ser y
la conciencia: "Se trata de la distancia que especialmente aquí, en América, se
marca entre nuestro quehacer conciente en el así llamado patio de los objetos y
nuestra vida cotidiana.

No hemos logrado el suficiente grado de autenticidad para trasladar eso que es


cotidiano a nuestro quehacer conciente. Entidades como Partido Político,
Universidad, Iglesia, Estado, son responsables de nuestro desarraigo, mejor dicho,
de nuestra incapacidad de reconectar con nuestras raíces. Ha de ser porque todas

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 65

estas entidades fueron importadas. Pero van siendo bloqueadas por nuestras
raíces: las nuestras y las del pueblo" (Kusch, 1989).

Claro que ésta no es la única manera de presentar este conflicto. En América


Latina ha habido muchas maneras de mostrar la tensión que aquí se vive. Alejo
Carpentier, por ejemplo, en la novela El Recurso del Método, nos cuenta cómo el
Dictador de un país del Caribe gobierna: nos dice que va tomando las medidas
que le aconseja la malicia y el sentido común, que gobierna desde la vida. desde la
tradición mestiza, pero recita parrafadas tomadas del derecho alemán como
sustento de cada medida, como aval de cada decisión.

¿Qué pasa en esta relación? ¿Por qué este desencuentro entre la vida y la
conciencia? O ¿Por qué esta forma de encuentro tan particular?

La racionalidad occidental es fuerte, ha sido forjada en un largo proceso del


conocimiento, ha mostrado resultados en la ciencia y la tecnología, no es fácil de
rechazar; nuestro imaginario no puede competir con ella, pero tampoco la acepta
plenamente, siente que no se aviene cabalmente con nuestro mundo, que quizás
no funcione aquí tan bien como allí, ha visto seguramente que en algunas
oportunidades las fórmulas de la racionalidad occidental chocaron con nuestra
realidad; mantiene, entonces, la ambigüedad; piensa como europeo y actúa como
latinoamericano.

De pronto suena muy dramático el señalar esto como una forma de esquizofrenia
colectiva; claro que no es una incoherencia discursiva, pero es una incoherencia
entre el discurso y la acción, entre el decir y el hacer: una distancia entre el
discurso y la cotidianidad. La unidad, si la hay. Es sólo aparente, sólo artificio.

Hemos construido una manera de convivir con el conflicto. Como hay un discurso
que se ha impuesto como universalmente válido, un discurso que es el referente
común del mundo, un discurso que no es posible rechazar de buenas a primeras –
el riesgo del rechazo es la soledad-; entonces, se toma este discurso, se utiliza.

Claro que en algunos casos se asume, es decir, se reelabora, se apropia desde


nuestro imaginario, se hace nuestro, se vuelve identidad. Es bueno hacer esa
diferencia: cuando se toma, se utiliza, y cuando se apropia, se vuelve nuestro. En
el primer caso, es cierto que se interioriza, pero como algo superpuesto
yuxtapuesto en el imaginario.

En el segundo caso, se retoma a partir de nuestra realidad, desde nuestro


imaginario, se transforma, se adecua. Es cuando se establece una coherencia con
la vida, cuando sirve a la acción, cuando se convierte en cotidianidad.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 66

2.7 RESISTENCIA A LA IMPOSICIÓN

Tras el impacto de la colonización española y portuguesa, frente a las diferentes


situaciones de negación e injusticia, se han levantado, por entre los intersticios de
un sistema aniquilante e inhumano, propuestas y deseos firmes de libertad. que se
han ido manifestando como veremos en seguida.

2.7.1 La Cultura Popular

La clasificación entre lo culto y lo inculto siempre se ha hedió a la lux de patronea


occidentales, que determinan lo estético en nuestra cultura. Esto ha hecho que la
racionalidad eurocentrista se imponga al punto de querer borrar el conocimiento
que durante milenios han acumulado nuestros antepasados, relegando las
manifestaciones culturales que lo expresan a una segunda categoría; la incultura.
Dicha racionalidad no permite una forma diferente de ver la vida, ni una nueva
racionalidad, producto de lo cual han quedado ciertos rasgos que Jean Casimir
plantea de la siguiente forma:

"Una cultura no se destruye: para lograrlo habría que matar a todos sus
portadores y destruir todas sus obras. Este portador tampoco puede introducirse
en la otra cultura como si la suya hubiese desaparecido; entonces percibe aquella
a partir de lo que le encuentra de diferencia. Se empieza, así, un proceso que no
es de asimilación, sino de reformulación, que muchas veces se convierte en
deformación."

Tal reformulación es una situación de imposición; conduce al otorgamiento de un


doble sentido a las prácticas culturales nuevas: uno. El oficial. donde los pueblos
se muestran manejando los mismos códigos del invasor; y el otro. El privado, en el
que manifiestan su cultura madre.

Durante estos quinientos años se ha dado dicha reformulación y reelaboración no


sólo de la cultura española, sino de la inglesa, incluso de la alemana, lo que ha
dado a nuestros pueblos una multiplicidad de formas culturales que se denomina
cultura popular.

Esta, a diferencia de la cultura oficial, manifiesta una concepción distinta del


mundo, y sus espacios son abiertos (plazas publicas, parques, calles). Su tiempo
obedece al ritmo cíclico de su productividad; los actores no se diferencian de su
público; sus fiestas forman parte importante del ciclo vital, pues su carácter no es
puramente recreativo, se integra a hechos especiales de la vida cotidiana, siendo
sus expresiones artísticas un importante canal para mostrarlos sentimientos, los
valores, la percepción del mundo. (París, 1990).

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 67

2.7.2 Teología de la Liberación

Uno de los "grandes legados" que dejó España fue el cristianismo medieval,
encargado de bendecir amas y "salvar almas". Los intereses papales viajaban
también con ansia de más fíeles y obviamente. más tierras.

Fue todo un aparato ideologizante el que llegó. Pero con ellos llegaron también
algunos cristianos que se rebelaron frente al sistema esclavista y asesino de
indígenas, entre ellos. Antonio De Montesinos (1545), quien, por orden de su prior,
Pedro de Córdoba (1460-1525). lanzo. en 1511. el primer grito critico-profético en
América.

Aquel 30 de noviembre, el clérigo Bartolomé De Las Casas (1474-1566) escucha el


sermón de De Montesinos en favor de los indios y contra los encomenderos. Pero
sólo en 1514 se convierte a la causa de la justicia. Esta conversión profética de un
pensador, que después será tan prolífico en obras como profundo y práctico en sus
conclusiones, podría considerarse como el nacimiento de la Teología de la
Liberación en América.

La realidad propia de América suscita una manera nueva de hacer teología desde
la perspectiva del pobre y el marginado, como resultado de la imposición. la cual
provoca un fenómeno contrario al interior de la iglesia institucional de cristiandad,

Como desarrollo de ese proceso histórico, se procura el cambio del sistema


capitalista de dependencia externa y dominación interna en relación con la "no-
persona", que no tiene problemas religiosos sino de supervivencia.

Este planteamiento implica un cambio no sólo de la iglesia, sino de la teología que


la sustenta.

El padre Gustavo Gutiérrez, uno de los más importantes teóricos de la Teología de


la Liberación, preconiza la ruptura con la "Teología Dominante". El verdadero
pecado es la explotación, y el verdadero enemigo no es el ateo, sino la ideología
conservadora, que utiliza el sentimiento religioso como mascara para justificar sus
privilegios. Esta es, dice Gutiérrez refiriéndose a dicha actuación, "una de las más
grandes mentiras de la sociedad latinoamericana".

La Iglesia en América Latina necesita una reforma "desde abajo": debe convertirse
en la "Iglesia de los Pobres", ya que hay dos iglesias, dos lenguajes en nuestro
mundo latinoamericano. Por ello, si la iglesia quiere ser fiel al Dios de Jesucristo,
debe tomar conciencia de ella misma, desde abajo.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 68

La Teología de la Liberación no surge por generación espontánea. Tiene una


historia que viene desde el siglo XVI, con Bartolomé De Las Casas, hasta llegar a la
Conferencia Episcopal de Medellín (1968), donde proclama: "La historia de la
iglesia Latinoamericana tiene un mensaje para todos los hombres que en este
continente padecen hambre y sed de justicia".

Pensar la fe desde la situación de miseria e injusticia que padecen grandes grupos


humanos latinoamericanos es el aporte fundamental de Medellín. que marcó uno
de los grandes hitos en la historia de la iglesia en América Latina.

Desde ese momento hasta ahora, el desarrollo de la Teología de la Liberación ha


permitido nuevas prácticas de ser iglesia en las comunidades eclesiales de base
(CEBS), que se presentan como gestoras de procesos liberadores, procurando ser
un aporte en la búsqueda de nuestra identidad colectiva.

2.8 NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES

El contexto socioeconómico actual de América Latina ha originado nuevas formas


de organización social que perfilan ciertos modelos de identidad. La falta de
canales de participación lleva, en algunos países de Latinoamérica, a una violencia
crónica en la sociedad o a fuertes estallidos en los momentos de mayor conflicto.

Pero esa falta de estructura Institucional ha llevado también a formas de


participación política nuevas, que se manifiestan. por un lado, en el retraimiento y
la resistencia comunitarias: cooperativas, comunidades religiosas, organizaciones
barriales, comités de abastecimiento...

Por el otro lado. se han conformado grupos reducidos y poco orgánicos pero que
mantienen una presión constante sobre el sistema institucional por el
reconocimiento de los valores que defienden: ecologistas, grupos de defensa de
los Derechos Humanos, feministas o comités de mujeres, organizaciones juveniles.

Todos estos movimientos son los que varios sociólogos latinoamericanos han
caracterizado como "nuevos movimientos sociales" (E. Jelin: F. Calderón; T. Dos
Santos; T. Evers; Harmult Karnen;S. Maiwaringy E. Viola). Nuevos, desde luego,
no significa que algunos de ellos no tuvieran una existencia previa: algunas
organizaciones barriales, por ejemplo. tienen una presencia importante en el
escenario sociopolítico latinoamericano desde los años cincuenta, es decir, desde la
acelerada urbanización de los países de ingreso medio en América Latina.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 69

Como lo señalan Scott Maiwaring y Eduardo Viola, la clasificación de nuevos se


debe a que todas esas formas de participación, en los ochenta, responden a un
patrón relativamente nuevo de valores (preocupaciones afectivas, relaciones
expresivas, orientación grupal y organización horizontal...)

Sin embargo, en la práctica, no podemos dividir radicalmente un "nuevo


movimiento social" de uno "antiguo", pues esas denominaciones corresponden a
tipos ideales, diseñados por las ciencias sociales con fines propiamente analíticos.

Los nuevos movimientos sociales pueden ser clasificados en dos tipos principales:

• Los movimientos simbólicos, que suelen agrupar a un número reducido de


individuos, pero tienen una profunda influencia ideológica en toda la sociedad
(en dirección a un cambio de la cultura política}. Estos movimientos no pueden
calificarse de instrumentales; no tienen demandas concretas (o éstas no son la
principal dimensión del movimiento), sino que afirman ciertos valores
innegociables (como la vida misma). En esta categoría consideramos a los
grupos feministas, ecologistas, de defensa de los Derechos Humanos,
organizaciones juveniles y de homosexuales (estos últimos con una influencia
muy limitada todavía en América Latina).

• Los movimientos comunitarios, que pueden ser mucho más masivos, y


agruparse en coordinadoras o uniones. Sus prácticas son también más
instrumentales, con demandas que muchas veces giran en torno a problemas
muy concretos (agua, abastecimiento, escuela, transporte...) Su orientación
principal es la recreación de una identidad comunitaria, basada en lasos de
solidaridad y cooperación.

• En esta categoría tomaríamos en consideración a las organizaciones barriales,


las comunidades eclesiales de base, las bandas de jóvenes (en algunas
ocasiones), las organizaciones cooperativas. así como el nuevo sindicalismo y
gremialismo de base.

Los nuevos movimientos sociales representan también la búsqueda de una


identidad colectiva ante la destrucción, la desintegración, o, sencillamente, la
inexistencia de canales institucionales de "incorporación" del individuo a la
sociedad.

Al respecto, Elizabeth Jelin comenta que la emergencia de los nuevos "sujetos


sociales activos" en la escena pública "está ligada a la construcción de una
identidad colectiva. Y estas identidades -quiénes somos nosotros, quiénes los
otros, cómo nos relacionamos con ellos, en qué espacio, cuáles son los tiempos y

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 70

la duración histórica de estas presencias- implican básicamente procesos de


carácter cultural", (Citada por París, 1990).

Para los movimientos simbólicos, esa identidad se expresa como apropiación de un


campo cultural: resignificación de roles sociales (feministas), afirmación enfática de
valores (derechos humanos), "reivindicación de una forma de vida" (ecologistas),
denuncia del autoritarismo en todas las áreas de la vida social (movimientos
estudiantiles, rock, bandas de jóvenes). En términos de Melucci "el objetivo del
movimiento social no es solamente la igualdad de derechos, sino, más bien, el
derecho a ser diferentes". (Citado en París, 1990).

Para los movimientos comunitarios, la búsqueda de identidad es la afirmación del


"nosotros" como grupo primario, como una comunidad, como identidad
"restringida". El movimiento social no depende de una conciencia de clase, de
etnia, ni mucho menos de un sentimiento nacionalista; expresa la conciencia clara
de defender una identidad comunitaria amenazada. La falta de incorporación
institucional debe ser compensada por la reintegración de la comunidad.
Así, los movimientos sociales comunitarios son el contraejemplo más claro de lo
que algunos posmodernistas europeos y norteamericanos han llamado la
"hipersecularización" y el "hiperindividualismo" de la sociedad postmoderna.
(Lyotard; Bell, Lipovetsky).

En América Latina, la retirada de las utopías no se traduce en ningún caso en


individualismo a ultranza. consumista e hipersecularizado, Sino a la reintegración
del grupo primario con base en valores tradicionales, y muchas veces, en principios
religiosos (particularmente. en el caso de las comunidades eclesiales de base).

Como vemos, en América se abren caminos nuevos para crear y recrear nuestra
identidad; compromiso que, como dignos hijos de esta Abya Yala forjada por
nuestros abuelos, estamos llamados a asumir.

2.9 UNIDAD EN LA MODERNIDAD

"Los sueños y las pesadillas están hechos de los mismos materiales, pero esta
pesadilla dice ser nuestro único sueño permitido: un modelo de desarrollo que
desprecia la vida y adora las cosas..." Eduardo Galeano

Parece ser que tenemos unos aspectos comunes, los cuales nos unen,
desafortunadamente, en lo negativo que la crisis de la modernidad ha dejado.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 71

Pero, ¿qué es eso de la modernidad? Al iniciar el siglo pasado, el término


modernidad contenía un matiz cultural subversivo. un tinte de vanguardia artística
y de liberación de trabas tradicionales a la creatividad en el mundo occidental.

Al finalizar el siglo XX. la modernidad se ha despojado de su envoltura subversiva y


se ha transformado en un modelo dominante de evolución social y técnica de la
humanidad. Hoy, la modernidad no evoca una corriente ni una aspiración
liberadora; es un concepto que se ha tragado, poco a poco. todos los ámbitos y los
espacios de la vida social hasta transformarse en un modelo hegemónico de vida
cotidiana, en un imaginario colectivo y. sobre todo. en un modelo mundial de
evolución económica.

La crisis que vive hoy América Latina corresponde a una crisis estructural del
mundo occidental, a la decadencia de un modelo cultural y socioeconómico que
reposaba sobre tres procesos distintos:
• La modernización económica: crecimiento económico, progreso de las ciencias
y las técnicas.
• La modernización política: racionalización burocrática de la política y de la
administración. Interpretación y transformación de la realidad en función de
proyectos políticos y utopías.
• Modernidad cultural: expansión de la educación forma!. Transformación de la
cultura en un bien de consumo para las masas. Idea de progreso; vanguardias
artísticas. Liberación de las trabas formales a la creatividad artística.

Así. la crisis de modernización se expresa en tres espacios:


• Una crisis de modernización económica, que consiste en el final del crecimiento
económico y en el agotamiento de los recursos para el desarrollo.
• Una crisis de modernización política, que se plasma en la pérdida de
funcionalidad de los enormes aparatos burocráticos y en la pérdida de
credibilidad de los proyectos políticos y de las utopías.
• Una crisis de modernidad cultural, en la que dejan de existir las vanguardias
artísticas. La producción estética se íntegra plenamente a la producción de
bienes de consumo y el arte pierde lodo su contenido, para volverse una
producción deliberadamente superficial, confundida muchas veces con la
publicidad.

La crisis de la modernización en América Latina se transforma en una dificultad


más profunda aun en el proceso de conformación de identidades: el estancamiento
es un nuevo factor de fragmentación y desarticulación de los actores.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 72

Los resultados, en términos de agregación social, son por un lado. la proliferación


de movimientos sociales que reflejan la existencia de identidades de base o
identidades restringidas ; por otro lado la extensión de situaciones de extrema
pobreza, de violencia y de anomia social.

A falta de creación de una identidad comunitaria, los grupos tienden a atomizarse,


perdida toda confianza en la agrupación y en cualquier tipo de acción política o de
movilización social. En general, las situaciones de exclusión no suelen traducirse en
una identidad de los excluidos, ni tampoco en la ubicación de un culpable de esa
exclusión.

Así. las actitudes más comunes entre los pobladores son. en primer lugar, una falla
total de disposición al conflicto: la anomia se traduce en apatía social -como lo
habían observado ya desde los años setenta los "sociólogos de la modernización"-.
una carencia de motivaciones hacia la participación política y una indiferencia total
hacia los partidos, los sindicatos y otras organizaciones sociopolíticas. Se suele
tener una esperanza vaga en una solución a los problemas por parte del Estado.

Existe también una falta de confianza en el futuro (una ruptura de la utopía].


Eduardo Valenzuela señala que esa desesperanza se manifiesta en una
desconfianza total de loa valores de progreso y de desarrollo. Así la utopía misma
desaparece como fuente de construcción de la identidad colectiva, y al
desaparecer la utopía, se deshacen también la confianza y la solidaridad. (París,
1990)

Lo anterior plantea una realidad desesperanzadora que puede confundirnos, pero


no separarnos de la meta de ver a nuestra América convertida en una tierra de
libertad.

El desafío se encuentra planteado: construir un futuro desde lo que somos, de cara


a un mañana más nuestro, más auténtico.

2.10 ANTECENDENTES EN LOS CAMBIOS CULTURALES EN AMÉRICA


LATINA

2.10.1 Generalidades de la Globalización

La globalización significa el aumento de la vincularidad, la expansión y


profundización de las distintas relaciones sociales, económicas y políticas, la
creciente interdependencia de todas las sociedades entre sí, promovida por el
aumento de los flujos económicos, financieros y comunicacionales y catapultada

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 73

por la tercera revolución industrial que facilita que los flujos puedan ser realizados
en tiempo real.

En su dimensión económica la globalización puede ser entendida como una nueva


fase de expansión del sistema capitalista que se caracteriza por la apertura de los
sistemas económicos nacionales, por el aumento del comercio internacional, la
expansión de los mercados financieros, la reorganización espacial de la producción,
la búsqueda permanente de ventajas comparativas y de la competitividad que da
prioridad a la innovación tecnológica, la aparición de elevadas tasas de desempleo
y el descenso del nivel de las remuneraciones.

La globalización se ha vuelto casi un lugar común en la justificación de cualquier


medida o en la interpretación del cambio que se produce, tanto en la esfera
pública como en la privada. Su difusión parece derivar de la propia capacidad de
explicar la fuerza operante de un sinnúmero de transformaciones que se producen
e impactan en la vida cotidiana con singular dureza.

La globalización aparece como el tema más relevante de las ciencias sociales


desde fines de los 90. La frase clave que se repite continuamente hace referencia
a "los desafíos que nos plantea la globalización", y a la vez aparece como
justificativo de las principales políticas públicas a adoptar por muy antipopulares o
dolorosas que éstas puedan ser.

Por todo ello debemos diversificar nuestra mirada para dar cuenta de las variadas
interrelaciones entre lo global y lo local, lo público y lo privado, lo individual y lo
comunitario, la ganancia individual y el bien común, el conflicto y la construcción
de consensos, los cambios culturales, la pobreza y violencia urbana.

El Papel del Mercado

Como fenómeno de mercado, la globalización tiene su impulso básico en el


progreso técnico y, particularmente, en la capacidad de éste para reducir el costo
de mover bienes, servicios, dinero, personas e información.

Esta reducción de la «distancia económica» ha permitido aprovechar las


oportunidades de arbitraje existentes en los mercados de bienes, servicios y
factores disminuyendo la importancia del papel de la geografía y la efectividad de
las barreras de la política.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 74

2.10.2 Procesos de Globalización en América Latina

«Globalización», «homogeneización» y «fragmentación» son palabras que marcan


presencia en el nuevo juego de lenguaje con que las ciencias sociales y los
estudios culturales proceden a describir, explicar y evaluar la escena sociocultural
que presenta hoy el mundo.

La globalización es un estado o una tendencia fuerte en la sociedad y la cultura


contemporáneas. Afecta la vida en su condición de posibilidad, y a la vida humana
en la producción, el consumo y la comunicación, en tanto modos específicos de su
reproducción. Parece ya instalada y se percibe como inevitable, algo así como «ser
o no ser»: globalizarse o perecer. La globalización se presenta como promesa de
vida, pero, en la forma como ella está planteada puede ser al mismo tiempo una
amenaza no intencional «global» de muerte Tal la paradoja del determinismo
sistémico imperante en este fin de siglo.

Si la globalización es tangencial, estructural e inevitable, ella debe ser discernida y


reformulada en la modalidad de su procesamiento por los actores conscientes que
quieran y puedan hacerlo. Dado que el mercado es globalizador e inevitable, se
puede ganar en dirección a la promesa y conjurar la amenaza, liberándolo de la
sobredeterminación de su articulación neoliberal como la única posible.

Aceptemos que la globalización es expresión posmoderna y poscapitalista de las


tendencias que, instaladas desde los inicios de la modernidad y el capitalismo, se
sobredeterminan en la articulación del capitalismo tardío. Ello indica que la
sociedad y la cultura actuales no se ubican más allá de tales procesos, sino que en
ellas alcanzan su perfil último.

La «homogeneización» y la «fragmentación» son los efectos paradójicos de la


«globalización» planetaria; se presentan como los polos opuestos y
complementarios, oscilando entre los cuales se expresa tendencialmente el
desdibujamiento y colapso posible de las identidades tradicionales. Los
mecanismos por los que la «globalización» opera estos efectos son la
«desterritorialización» y la «deshistorización» que afectan a los parámetros
fundantes de toda identidad real o posible. Espacio y tiempo, condiciones
trascendentales de toda producción y representación y referentes unívocos del
orden moderno con pretensiones de universalidad, fuertemente afectados por los
procesos en curso, implican y explican las profundas transformaciones en la esfera
cultural, en la que las particularidades interpelan a la universalidad, la
multivocidad, univocidad, las diferencias a la homogeneidad y se plantea un gran
interrogante en torno a la cuestión del sentido.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 75

La problemática gana en especificidad, cuando aterrizamos en América Latina, en


la que lo moderno y lo capitalista conviven tanto con lo «pre» como con lo «pos».
En ella y en términos colectivos, dadas sus peculiaridades, esta crisis de identidad
afecta muy notoriamente a los estados-naciones, paradigmas de modernidad en su
estatuto de «comunidades imaginadas» al hacer aflorar de un modo inédito a la
«barbarie» por detrás de la «civilización» o dicho en clave sociológica actual, a la
«sociedad tradicional» en la «sociedad moderna».

Oportunidades y Amenazas de la Globalización

La inestabilidad de las condiciones económicas, de marginamiento y de limitación


de las oportunidades se encuentran entre las más sobresalientes. En efecto, como
todos los grandes fenómenos de la historia, la mundialización es portadora de
oportunidades y riesgos.

• Oportunidades

El proceso de globalización plantea la oportunidad de mejorar las condiciones de


acceso a los mercados que anteriormente se hallaban fragmentados. Los flujos de
información, tecnología y capital han sido los que han incrementado su movilidad y
por consiguiente constituyen los mercados donde más han mejorado las
condiciones de acceso para economías con menor capacidad relativa de generación
interna.

También crea nuevas oportunidades en tanto incrementa la competencia, sienta


las bases para el establecimiento de nuevas alianzas empresariales y sociales y
contribuye a la desarticulación de los oligopolios establecidos.

• Amenazas

La que más se destaca es la heterogeneidad de un fenómeno que se aplica a los


bienes, servicios, capitales y de manera bastante desigual, a los hombres.
Aquellos que detentan un empleo de producción o de servicio de carácter personal,
ven el empeoramiento de su nivel de vida.

2.10.3 Cultura Global y Procesos Tecnológicos

Para Néstor García Canclini los imaginarios que acompañan a los datos duros de la
globalización son en primer lugar elaborados desde los centros de poder. Tienen
que ver con la pretensión de una homogeneidad cultural global en clave neoliberal.
Pero, por otra parte, la globalización, activa la interculturalidad y provoca el
surgimiento de otros imaginarios contrapuestos a las narrativas hegemónicas.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 76

García Canclini considera que la creciente oposición a la homogeneidad forzosa no


es una reacción local por parte de identidades culturales que a priori estarían
opuestas a lo global. Entre ambos extremos hay múltiples mediaciones. Para
explorar cómo pueden surgir sujetos que puedan cambiar el rumbo de la
globalización es necesario, entonces, descubrir lo que García Canclini llama
»nuevos espacios de intermediación cultural y política. El trabajo intelectual debe
apuntar entonces a que el futuro de la globalización lo decidan ciudadanos
multiculturales

Una perspectiva de la investigación es telescópica, macrosocial, referida a las


grandes tendencias de la globalización y sus datos duros. La segunda, en la cual
trabaja García Canclini, es la de las descripciones socioculturales. Esta tiene que
ver con procesos específicos, objetivos e imaginarios, de sujetos individuales y
colectivos. Aquí se puede encontrar la intimidad de las relaciones entre culturas.

La globalización es imaginada porque no constituye una realidad decantada e


impersonal, no es una globalización circular sino más bien un conjunto de procesos
de globalizaciones tangenciales en los cuales participa la gente, por ejemplo, la
relacionada con procesos migratorios. De la globalización no se debería hablar
como si fuera un sustantivo sino un adjetivo. No hay que tomarla como un
paradigma sino como una narrativa.

Una crítica a la globalización que sólo señale su carácter económico neoliberal se


queda corta. Tampoco se justifica, argumenta García Canclini, pasar al otro
extremo y renunciar a una teorización sobre la globalización. La universalidad del
conocimiento debe lograrse en este caso a través de una »racionalidad
interculturalmente compartida que organice con coherencia los enunciados
básicos.

García Canclini propone considerar la globalización como un conjunto de procesos


de homogeneización y, a la vez, de fraccionamiento articulado del mundo, que
reordena las diferencias y las desigualdades sin suprimirlas. El capitalismo no
avanza únicamente por la vía de homogeneizar sino también aprovechando la
multiplicidad. El proceso de producción, circulación y consumo de significados por
parte de un grupo se da siempre en relación con otros grupos. La cultura también
es, entonces, un manejo de la diferencia y por eso hay que verla desde una
perspectiva intercultural. Pero en clave intercultural toda delimitación siempre es
fluctuante e incluye un factor de inconmensurabilidad. En lo cultural encontramos
un campo de tensión entre el orden social (local y global) y actores que con cuya
acción »abren la sociedad, a lo posible.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 77

En su mencionado trabajo Culturas híbridas. Claves para entrar y salir de la


modernidad ya había comenzado García Canclini a estudiar de lleno estos procesos
de la interculturalidad que viven todos los grupos. Ahora, en La globalización
imaginada el autor alerta contra la hibridación tranquilizadora que cumple la
misma función de la ecualización« de la música de aeropuertos y centros
comerciales que elimina lo discordante. Esa hibridación intenta una climatización
monológica y también busca el olvido de las diferencias que no se dejan disolver.
Una variante de esta manipulación es la hibridación mercantil de la cual la
etnomúsica comercial es un ejemplo. La hibridación se puede concebir como la
identidad construida a través de una negociación de la diferencia, pero eso no
implica que todas las iniciativas multiculturales de las industrias culturales sean de
por sí democráticas.

García Canclini muestra una serie de factores, incluyendo los imaginarios, que
pueden ayudar a una acción política pero no anuncia una salvación encarnada en
un actor específico dotado de propiedades especiales. En este sentido Garcia
Canclini puede leerse haciendo un paralelo con el México profundo de Guillermo
Bonfil Batalla. La biografía del autor, marcada por el hecho de ser un exilado
argentino radicado desde hace dos décadas en México ("tan lejos de Dios y tan
cerca de los EE.UU." recordamos nosotros), deja huellas en sus análisis de la
hibridación cultural y de los imaginarios de la globalización.

Las tensiones entre globalización e interculturalidad pueden ser concebidas como


una relación entre épica y melodrama. La globalización, que exacerba la
competencia internacional y desestructura la producción cultural endógena,
favorece la expansión de industrias culturales con capacidad a la vez de
homogeneizar y atender en forma articulada las diversidades sectoriales y
regionales. El horizonte social se reduce, para explicarlo quizá sea útil salir de la
frecuente oposición entre lo global y lo local. Quizá la disyuntiva principal no sea
defender la identidad o globalizarnos. El proceso actual no conduce a la revisión de
cuestiones identitarias aisladas, sino a encarar con más realismo la
heterogeneidad, la diferencia y la desigualdad.

Cuando escuchamos las distintas voces que hablan de globalización, se presentan


"paradojas". Al mismo tiempo que se la concibe como expansión de los mercados
y por tanto de la potencialidad económica de las sociedades, la globalización
estrecha la capacidad de acción de los Estados nacionales, los partidos, los
sindicatos y en general los actores políticos clásicos. Produce mayor intercambio
trasnacional y deja tambaleando las certezas que daba el pertenecer a una nación.
Aumenta el bienestar al diversificar el consumo, pero engendra inestabilidad en el
trabajo y perturbaciones subjetivas. Se ha escrito profusamente sobre la crisis de

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 78

la política por la corrupción y pérdida de credibilidad de los partidos, su reemplazo


por los medios de comunicación y por los tecnócratas.

Quiero destacar que, además, transferir las instancias de decisión de la política


nacional a una difusa economía trasnacional está contribuyendo a reducir los
gobiernos nacionales a administradores de decisiones ajenas, lleva a atrofiar su
imaginación socioeconómica y a olvidar las políticas planificadoras de largo plazo.
Este vaciamiento simbólico y material de los proyectos nacionales desalienta el
interés por participar en la vida pública. Apenas se logra reactivarlo en periodos
preelectorales mediante técnicas de marketing.

La cercanía con el poder en los regímenes democráticos de escala nacional se


conseguía mediante interacciones entre organismos locales, regionales y
nacionales. Las formas de representación entre los tres niveles no siempre fueron
fieles ni transparentes, ni con adecuada rendición de cuentas de los organismos
nacionales a los ciudadanos. Pero los simulacros y las traiciones eran más fáciles
de identificar que en las relaciones lejanas existentes hoy entre ciudadanos y
entidades supranacionales. Las encuestas hechas entre las poblaciones
involucradas en la Unión Europea (UE), el Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (Tlcan) y el Mercosur revelan que la enorme mayoría no entiende cómo
funcionan esos organismos, qué discuten ni por qué adoptan las decisiones. Ni
siquiera muchos diputados de los parlamentos nacionales parecen captar qué está
en juego en deliberaciones complejas, cuya información solo es manejada por
elites políticas trasnacionalizadas, o por expertos, únicos poseedores de las
competencias necesarias para "resolver" los problemas europeos, norteamericanos
o latinoamericanos, y aun para establecer el orden de las agendas.

Cabe cuestionarnos acerca de ¿Cómo reaccionan las sociedades latinoamericanas,


que en los últimos 50 años mudaron la mayor parte de su población del campo a la
ciudad, basándose en el desarrollo industrial sustitutivo y en espacios de
intermediación modernos, al afrontar este súbito reordenamiento que en una o dos
décadas desmonta esa historia de medio siglo? Se desindustrializan los países, las
instancias democráticas nacionales se debilitan, se acentúa la dependencia
económica y cultural respecto de los centros globalizadores. Pero a la vez las
integraciones económicas y los convenios de libre comercio regionales generan
signos de esperanza. Después de la fatigada historia de promesas sobre "la Patria
Grande" y los fracasos de tantas conferencias intergubernamentales, encuentros
de presidentes, ministros de economía y cultura, la rapidez con que están
avanzando el Tlcan, Mercosur y demás convenios regionales estimula expectativas.

A principios de la década de los 90 pudo pensarse que los Estados


latinoamericanos estaban reordenando con rapidez sus economías nacionales para

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 79

atraer inversiones y volverlas más competitivas en el mercado global. Pero desde


la crisis mexicana de 1994 hasta la ocurrida en 1998 y 1999 en Brasil, con efectos
desestabilizadores que resuenan en toda la región, y aun en las metrópolis, queda
a la vista la baja confiabilidad y el escaso poder de los gobiernos. Los acuerdos de
integración intergubernamentales se muestran como apoyos a la convergencia
monopólica de los sectores empresariales y financieros más concentrados. Las
evaluaciones académicas de nuestras frágiles aptitudes para construir, mediante
integraciones continentales, instancias que fortalezcan a las sociedades y culturas
latinoamericanas (Recondo; Roncagliolo), no permiten ser optimistas. Tampoco los
datos de estudios recientes que registran la suspicacia de trabajadores y
consumidores cuando escuchan a los empresarios y gobernantes anunciar la nueva
vía para modernizarse con la doble fórmula de "globalización e integración
regional". Se observa un desencuentro entre lo que las elites económicas o
políticas predican y lo que opinan las sociedades.

En abril de 1998 se desarrolló en Santiago de Chile la II Cumbre de las Américas,


en la cual Estados Unidos -en alianza con varios gobiernos latinoamericanos-
impulsó la creación de un área de Libre Comercio de las Américas con el objeto de
ir liberalizando los intercambios. Se proponía integrar para el año 2005 las
economías nacionales de la región, con el fin de favorecer las importaciones y
exportaciones, y mejorar la posición del continente en las disputas globales. Sin
embargo, previamente, una gigantesca encuesta realizada en noviembre y
diciembre de 1997 en 17 países del área por la Corporación Latinobarómetro,
aplicando 17.500 entrevistas, reveló que los ciudadanos no compartían ese
optimismo. Los resultados de esta indagación, entregados a los gobernantes en la
Cumbre de Santiago, indicaban que apenas un 23% creía que su país estaba
progresando, y en casi todas las naciones esa apreciación empeoró respecto de
1996.

Las instituciones que los mismos encuestados consideraban con más poder
(Gobierno, grandes empresas, militares, bancos y partidos políticos) resultaron
aquellas en las que menos se confiaba. Las crisis de gobernabilidad, las
devaluaciones, junto al aumento del desempleo y la pobreza, fueron algunos de los
hechos que conducían a un número creciente a dudar de la democracia y pedir
mano dura: el porcentaje era menor en los países que salieron hace pocos años de
dictaduras militares (Argentina, Chile, Brasil), pero subía significativamente en
otros, entre ellos Paraguay y México, con procesos de democratización incipiente.
De 1996 a 1997, los paraguayos partidarios de una solución "autoritaria" pasaron
del 26 al 42%, y los mexicanos del 23 al 31%. Salvo Costa Rica y Uruguay, donde
la credibilidad en el sistema político sigue siendo alta, en el resto de América
Latina un 65% se mostraba "poco o nada satisfecho" con el desempeño de la
democracia (Moreno, p. 4).

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 80

Como indica la misma encuesta, el aumento del autoritarismo en la cultura política


va asociado a la convicción de los ciudadanos de que su s gobiernos cada vez
disponen de menos poder. En igual periodo el porcentaje de quienes creían que el
Gobierno era el actor más poderoso descendió del 60 al 48%. Aumentaron, en
cambio, quienes sostuvieron que las decisiones para decidir el futuro son
adoptadas cada vez más por las empresas trasnacionales, con un aumento de la
participación militar.

Al ver que el alejamiento político y las acentuadas desigualdades no solo


engendran descreimiento, sino turbulencias en las cúpulas financieras y en las
economías, alto abstencionismo electoral y estallidos erráticos de las bases
sociales, hay que preguntarse si este modo injusto de globalizar es gobernable. O
simplemente, si la globalización, hecha así, tiene futuro. ¿Qué consenso puede
mantenerse a largo plazo cuando, según el Informe sobre Desarrollo Humano en
Chile -donde supuestamente la apertura económica habría sido más exitosa-, las
expectativas son que aumenten la inseguridad por la delincuencia, las crisis de
sociabilidad y la inestabilidad económica. O, como señala esa encuesta, también
por "el temor a sobrar". En una interpretación de este Informe, Norbert Lechner
observa que el crecimiento económico del 7% anual y otras buenas cuentas
macrosociales van acompañadas por un difuso malestar que se manifiesta como
miedo al otro, a la exclusión y al sin sentido. Las estadísticas afirman que la
modernización y la apertura del país amplió el acceso a empleos y educación, y
mejoró los indicadores de salud. "Sin embargo, la gente desconfía ... del futuro."
La globalización es "vivida como una invasión extraterrestre".

¿Qué se puede esperar de este debilitamiento de los Estados nacionales, de la


impotencia ciudadana y de la recomposición globalizada del poder y de la riqueza?;
¿qué implica este proceso en la cultura, y sobre todo en su zona más dinámica e
influyente: las comunicaciones? La globalización, que exacerba la competencia
internacional y desestructura la producción cultural endógena, favorece la
expansión de industrias culturales con capacidad a la vez de homogeneizar y
atender en forma articulada las diversidades sectoriales y regionales.

Destruye o debilita a los productores poco eficientes, concede a las culturas


periféricas la posibilidad de encapsularse en sus tradiciones locales, y en unos
pocos casos exportarlas estilizándolas folclóricamente y asociándose con las
trasnacionales de la comunicación. La concentración en EEUU, Europa y Japón de
la investigación científica, y de las innovaciones en información y entretenimiento,
acentúan la distancia entre esas metrópolis y la producción raquítica y
desactualizada de las naciones periféricas.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 81

Aun respecto de Europa, América Latina agrava su desventaja, que se aprecia en


relación con el desarrollo demográfico: nuestro continente ocupa el 0,8% de las
exportaciones mundiales de bienes culturales teniendo el 9% de la población del
planeta, en tanto que la UE, con el 7% de la población mundial, exporta el 37,5%
e importa 43,6% de todos los bienes culturales comercializados (Garretón).

¿Tiene mayor consenso ciudadano la integración supranacional en las metrópolis?


Los estudios sobre la Comunidad Europea muestran dificultades para construir una
esfera pública, con deliberaciones democráticas, debido a que en los acuerdos y
organismos supranacionales -más aún en los de cada país- la negociación
prevalece sobre los mandatos de los representantes, los compromisos entre grupos
empresariales sobre los intereses públicos mayoritarios, y el cabildeo sobre las
instancias de gobierno regional o continental.

¿En qué se convierte la política, pregunta Marc Abèlés, cuando en Bruselas,


alrededor de los organismos comunitarios, florecen más de 10.000 consultores,
abogados y expertos, a veces representando a grupos territoriales, en otros casos
como técnicos agrícolas, financieros o jurídicos dispuestos a vender sus servicios a
embajadores, ministros, sindicatos, periodistas, empresarios, e incluso a varios a la
vez? "La política se identifica cada vez más con una práctica de lobby" (p. 102). En
la UE se ha intentado reducir la opacidad de los acuerdos supranacionales y
acercarlos a la comprensión ciudadana. Al establecer, junto a los arreglos
comerciales, programas educativos y culturales que abarcan a los 15 países
miembros se busca integrar a las sociedades. La formación de "un espacio
audiovisual europeo" ha sido sustentada con marcos normativos comunes y
programas como Media, Euroimágenes y Eureka, que favorecen las coproducciones
de las industrias culturales en esa región y su circulación en los países que la
componen, o sea mucho más que la defensa retórica de la identidad. En la misma
línea, los ciudadanos de los 15 países comparten un pasaporte europeo, se crearon
una bandera y un himno de Europa, se fijaron énfasis anuales compartidos (el año
europeo del cine, de la seguridad en los caminos) y se efectúan estudios periódicos
para identificar una "opinión pública europea".

La instalación del euro como moneda única a partir de 1999, proceso que culminó
en el 2002 con la desaparición de las monedas nacionales, afianza la unificación
económica y tiene fuertes consecuencias para la comunidad simbólica identitaria.
Estos cambios son ampliamente difundidos y explicados con ilustraciones
didácticas para todos los electores. Sin embargo, los periodistas conceden poco
espacio a la mayoría de estos acontecimientos y confiesan su dificultad para
traducirlos al lenguaje de los diarios. Analistas preocupados por la participación
social se preguntan si la complejidad técnica de la europeización de la política "no
es contradictoria con el ideal de una democracia fundada en la transparencia y en

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 82

la capacidad de cada uno de acceder sin dificultad a lo que está en juego en el


debate".

De estudios antropológicos y sociopolíticos sobre la integración europea surge que


los programas destinados a construir proyectos comunes no son suficientes para
superar la distancia entre la Europa de los mercaderes o de los gobernantes y la
de los ciudadanos.

Pese a que en ese continente se viene reconociendo el papel de la cultura y de la


dimensión imaginaria en las integraciones supranacionales más que en otros
acuerdos regionales, la formación de elementos de identificación compartida no
bastan para que la mayoría interiorice esta nueva escala de lo social. Una
explicación posible es que no logran mucho estos programas voluntaristas de
integración si no se sabe qué hacer con la heterogeneidad, o sea con las
diferencias y los conflictos que no son reductibles a una identidad homogénea.
Muchos intelectuales y científicos sociales, por ejemplo quienes se reúnen en torno
de la revista Liber, editada por Pierre Bourdieu en 10 lenguas europeas, señalan
como clave explicativa del bajo consenso social el predominio de la integración
monetaria, de "la Europa de los banqueros", sobre la integración social.

Cuestionan la capacidad de crear lazos sociales a partir de una teoría globalizadora


que no toma en cuenta en los cálculos económicos los costos sociales, los costos
en enfermedades y sufrimientos, suicidios, alcoholismo y drogadicción. Aun en
sentido estrictamente económico, es una política errada, "no necesariamente
económica", que no considera los costos de sus acciones en "inseguridad de las
personas y de los bienes, por tanto en policía", que tiene una definición abstracta y
estrecha de eficiencia -la rentabilidad financiera de los inversores- y que descuida
la atención de los clientes y usuarios.

Las 11 lenguas que se hablan en el Parlamento Europeo corresponden a


diferencias culturales que no se disuelven con los acuerdos económicos de
integración. Algo semejante ocurre con la diversidad de idiomas y los
antagonismos culturales y políticos entre estadounidenses y latinoamericanos
(protestantes vs. católicos, blancos vs. "hispánicos" e indios). Asimismo, con las
marcadas diferencias entre latinoamericanos que se hacen presentes en las
negociaciones económicas y se vuelven más rotundas en cuanto se quieren aplicar
las decisiones tomadas por las cúpulas de gobernantes y expertos. Los pocos
estudios etnográficos y comunicacionales realizados hasta ahora sobre procesos de
libre comercio e integración muestran cuántos intereses económicos, étnicos,
políticos y culturales se cruzan al construir esferas públicas supranacionales:
demasiado a menudo los intentos de construir ágoras desembocan en torres de
Babel.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 83

Un obstáculo clave para que los ciudadanos puedan creer en los proyectos de
integración supranacional son los efectos negativos que tienen tales
transformaciones en las sociedades nacionales y locales. Es difícil obtener
consenso popular para cambios en las relaciones de producción, intercambio y
consumo que suelen desvalorizar los vínculos de las personas con su territorio
nativo, suprimir puestos de trabajo y rebajar los precios de lo que se sigue
produciendo en el propio lugar. El imaginario de un futuro económico próspero,
que pueden suscitar los procesos de globalización e integración regional, es
demasiado frágil si no toma en cuenta la unidad o diversidad de lenguas,
comportamientos y bienes culturales que dan significado a la continuidad de las
relaciones sociales.

Pero los procesos de integración más avanzados en la actualidad se realizan entre


países que no cuentan con estas coincidencias culturales. Si esto es así por la
distancia que un obrero español, francés o griego siente respecto de Bruselas, o
los chilenos, argentinos o mexicanos en relación con lo que se decide en Brasilia o
Cartagena, aún mayor es la impotencia cuando el referente de poder es una
trasnacional que fabrica cada coche o cada televisor en cuatro países, los
ensambla en otro y tiene sus oficinas de dirección en dos o tres más. Es
equivalente, a veces, la distancia que experimentamos con los mensajes que nos
trae el televisor, el cine o los discos, desde lugares no identificables. La pregunta
que surge es si, antes esos poderes anónimos y deslocalizados, puede haber
sujetos en la producción y en el consumo. Los trabajos se hacen cada vez más
para otros, ni siquiera para patrones o jefes identificables, sino para empresas
trasnacionales, fantasmaticas sociedades anónimas que dictan desde lugares
desconocidos reglas indiscutibles e inapelables.

Cada vez está más limitado lo que los sindicatos pueden negociar, y a eso las
empresas sin rostro, con marca pero sin nombre, le llaman "flexibilizar el trabajo".
En verdad, lo que se vuelve -más que flexible- inestable es la condición laboral; el
trabajo es rígido porque es inseguro, hay que cumplir estrictamente los horarios,
los rituales de sometimiento, la adhesión a un orden ajeno, que el trabajador
acaba interiorizando para no quedarse sin salario. Recuerdo, entre muchos
ejemplos recogidos en la literatura sobre globalización, como este que cita Ulrich
Beck: "Son las 21:10; en el aeropuerto berlinés de Tegel una rutinaria y amable
voz comunica a los fatigados pasajeros que pueden finalmente embarcarse con
destino a Hamburgo. La voz pertenece a Angelika B., que está sentada ante su
tablero electrónico de California.

Después de las 16:00, hora local, la megafonía del aeropuerto berlinés es operada
desde California, por unos motivos tan sencillos como inteligentes. En primer lugar,
allí no hay que pagar ningún suplemento por servicios en horas extracomerciales;

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 84

en segundo lugar, los costos saláriales (adicionales) para la misma actividad son
considerablemente mucho más bajos que en Alemania". De modo análogo, los
entretenimientos son producidos por otros lejanos, también sin nombre, como
marcas de fábrica -CNN, Televisa, MTV-, cuyo título completo a menudo la mayoría
desconoce. ¿En qué lugar se producen esos thrillers, telenovelas, noticieros y
noches de entretenimiento?; ¿en Los Angeles, México, Buenos Aires, Nueva York o
quizá en estudios disimulados en una bahía de EEUU?; ¿Sony no era japonesa?;
¿qué hace entonces transmitiendo desde Miami? Que los conductores del
programa hablen español o inglés, un español argentino o mexicano, como hace
MTV para sugerir identificación con países específicos, significa poco. A fin de
cuentas, es más verosímil, más coincidente con esta desterritorialización y esa
lejanía imprecisa, cuando se nos habla el inglés deslocalizado de CNN, en el
español desteñido de los lectores de noticias de Televisa o de las series dobladas.

En la época del imperialismo se podía experimentar el síndrome de David frente a


Goliat, pero se sabía que el Goliat político estaba en parte en la capital del propio
país y en parte en Washington o en Londres, el Goliat comunicacional en
Hollywood, y así con los otros. Hoy cada uno se disemina en 30 escenarios, con
ágil ductilidad para deslizarse de un país a otro, de una cultura a muchas, entre las
redes de un mercado polimorfo. Pocas veces podemos imaginar un lugar preciso
desde el cual nos hablan. Eso condiciona la sensación de que es difícil modificar
algo, que en vez de ese programa de televisión o de ese régimen político podría
haber otro. Algunos espectadores intervendrán, en esos simulacros de
participación en radios y en las televisoras que son el teléfono abierto o la
asistencia a los estudios, o serán entrevistados para una encuesta de rating. Esos
acercamientos excepcionales al poder, la sensación de ser consultado, no
modifican para la mayoría, como se ve por ejemplo en las investigaciones recientes
de Angela Giglia y Rosalía Winocur, la percepción de que los medios hablan desde
posiciones inabordables. Sus diseños y sus decisiones se hacen en nolugares
inaccesibles, por estructuras organizacionales y no por personas. Clara evidencia
del dominio de las grandes potencias sobre los países Latinoamericanos.

En otro tiempo, algunos pensábamos que los estudios sobre hábitos de consumo
podrían contribuir a conocer lo que efectivamente quieren los receptores. Aún
estas indagaciones pueden servir para democratizar las políticas culturales en
ciudades, radios o centros culturales independientes, en la esfera de lo
micropúblico. Pero la mayor parte de las encuestas de audiencia no busca conocer
los hábitos de consumo, sino confirmar o desmentir las preferencias puntuales, ese
día y en ese horario.

No estudian necesidades de receptores particulares, sino "públicos" o "audiencias"


en varios países a la vez. No importa saber algo de su vida cotidiana, de sus

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 85

gustos desatendidos, sino cómo hacerlos sintonizar con lo que se programa en


escritorios y estudios de grabación ignotos y estandarizados. Una discusión de
fondo sobre el tipo de sociedad al que nos llevan las comunicaciones masivas no
puede basarse en estadísticas de rating.

Necesitamos estudiar el consumo como manifestación de sujetos, donde se


favorece su emergencia y su interpelación, se propicia o se obstruye su interacción
con otros sujetos. Quizá la fascinación de las telenovelas, del cine melodramático o
heroico, y de los noticieros de información que convierten los acontecimientos
estructurales en dramas personales o familiares, se asiente no solo en su
espectacularidad morbosa, como suele decirse, sino en que mantienen la ilusión de
que hay sujetos que importan, que sufren o realizan actos extraordinarios.

Pero la reestructuración reciente de las relaciones de poder, tanto en el trabajo


como en el entretenimiento, está reduciendo cada vez más esta posibilidad de ser
sujetos a una ficción mediática. Es sabido que esto no ocurre del mismo modo en
todos los sectores sociales. Sin negarlo, quiero proponer que estudiemos por qué
tanto los actores -populares como los hegemónicos- están siendo inmovilizados por
lo que podríamos llamar la atrofia de la acción conflictiva y de la deliberación
democrática.

Ningún siglo tuvo tantos investigadores de economía e historia, antropología de


todas las épocas y sociedades, así como congresos, bibliotecas, revistas y redes
informáticas para conectar esos saberes, para poner en relación lo que sucede en
otros lugares de entretenimiento y trabajo del mundo. ¿Qué se puede cambiar, o
al menos controlar, gracias a esta proliferación multidireccional de informaciones?;
¿a dónde nos conducen la expansión de las empresas trasnacionales, de los
mercados y pensamientos únicos, y, del otro lado, la proliferación de las
disidencias y sus movimientos sociales, las solidaridades heterodoxas de las ONGs
y sus imaginarios alternativos?; ¿pueden ser en verdad alternativos?; ¿por qué
tantas veces acaban subordinados al orden totalizador? Al final del siglo más
productivo en innovaciones políticas, tecnológicas y artísticas todo parece
institucionalizarse bajo reglas de una reproducción a corto plazo, desvalida de
proyectos, consagrada a la especulación económica o la acumulación de poderes
inestables.

Tal vez podemos explicar este achicamiento del horizonte social saliendo de la
oposición frecuente entre lo global y lo local. Hay que reelaborar entonces, de un
modo más complejo, las articulaciones entre lo concreto y lo abstracto, lo
inmediato y lo intercultural. ¿Cómo denominar estos cambios en las maneras de
hacer cultura, comunicarnos con los diferentes o que imaginamos semejantes,

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 86

cómo concebir la redistribución que en este tiempo globalizado está ocurriendo


entre lo propio y lo ajeno?

Como una primera vía para organizar esta diversidad de situaciones, y repensar la
impotencia que induce la lejanía o la abstracción de los vínculos, en necesario
tomar en cuenta el esquema con que Craig Calhoun, y luego Ulf Hannerz,
reformulan la antigua oposición entre Gemeinshaft y Gesellschaft, entre comunidad
y sociedad. La globalización ha complejizado la distinción entre relaciones
primarias, donde se establecen vínculos directos entre personas, y relaciones
secundarias, que ocurren entre funciones o papeles desempeñados en la vida
social.

El carácter indirecto de muchos intercambios actuales lleva a identificar relaciones


terciarias, mediadas por tecnologías y grandes organizaciones: escribimos a una
institución o llamamos a una oficina y obtenemos respuestas despersonalizadas,
del mismo modo que cuando escuchamos a un político o recibimos información
sobre bienes de consumo en radio o televisión. Me interesa, sobre todo, el último
tipo diferenciado por Calhoun, las relaciones cuaternarias, en las que una de las
partes no es conciente de la existencia de la relación: acciones de vigilancia,
espionaje telefónico, archivos de información que saben mucho de los individuos al
reunir datos censales, de tarjetas de crédito y otros tipos de información.

A veces se busca "analizar" estas interacciones y se nos trata como "clientelas


imaginadas", por ejemplo cuando nos envía propaganda basura una empresa que
no sabemos cómo consiguió nuestra dirección y procura ocultar su intromisión en
la privacidad imitando el lenguaje de las relaciones primarias. Los datos
acumulados con cada uso de la tarjeta de crédito constituyen un superpanóptico,
pero con la peculiaridad de que "al proporcionar datos para su almacenamiento, el
vigilado se convierte en una factor importante y complaciente de la vigilancia".

¿Qué podemos hacer con este mundo en que pocos observan a muchos?; ¿es
posible organizar de otro modo los vínculos mediatizados, sus astucias de
simulación para personalizarlos, despegarnos de sus procedimientos de selección y
segregación, de exclusión y vigilancia, en breve, reconvertirnos en sujetos del
trabajo y el consumo? Una reacción posible es evocar con nostalgia la época en
que la política se presentaba como el combate militante entre concepciones del
mundo entendidas como antagónicas.

Otra es replegarse en unidades territoriales, étnicas o religiosas con la esperanza


de que se acorte la distancia entre quienes toman las decisiones y quienes reciben
sus efectos: escaparse por la tangente. Comparto la hipótesis de que ambas
posturas pueden desarrollar tareas productivas para mejorar la calidad de la

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 87

política (en el primer caso) y para mejorar la convivencia en ámbitos restringidos


(en el segundo). Pero la viabilidad de esos intentos depende de que trasciendan su
carácter reactivo y elaboren proyectos que interactúen con las nuevas condiciones
fijadas por la globalización. Para decirlo rápido: no pienso que la opción central sea
hoy defender la identidad o globalizarnos.

El proceso globalizador no conduce principalmente a revisar cuestiones identitarias


aisladas, sino a pensar con más realismo las oportunidades de saber qué podemos
hacer y ser con los otros, cómo encarar la heterogeneidad, la diferencia y la
desigualdad. Un mundo donde las certezas locales pierden su exclusividad, y
pueden por eso ser menos mezquinas, donde los estereotipos con los que nos
representábamos a los lejanos se descomponen en la medida en que nos cruzamos
con ellos a menudo, presenta la ocasión (sin muchas garantías) de que la
convivencia global sea menos incomprensiva, con menores malentendidos, que en
los tiempos de la colonización y el imperialismo. Para ello es necesario que la
globalización se haga cargo de los imaginarios con que trabaja y de la
interculturalidad que moviliza.

Al desplazar el debate sobre la globalización de la cuestión de la identidad a los


desencuentros entre políticas de integración supranacional y comportamientos
ciudadanos, nos negamos a reducirlo a la oposición global-local. Buscamos situarlo
en la recomposición general de lo abstracto y lo concreto en la vida
contemporánea, y en la formación de nuevas mediaciones entre ambos extremos.
Más que enfrentar identidades esencializadas a la globalización, se trata de indagar
si es posible instituir sujetos en estructuras sociales ampliadas. Es cierto que la
mayor parte de la producción y del consumo actuales son organizados en
escenarios que no controlamos, y a menudo ni siquiera entendemos, pero la
globalización también abre nuevas interconexiones entre culturas y circuitos que
potencian las iniciativas sociales.

La pregunta por los sujetos que puedan transformar la actual estructuración


globalizada debe llevarnos a prestar atención a los nuevos espacios de
intermediación cultural y sociopolítica. Además de las formas de mediación
indicadas -organismos trasnacionales, consultoras, oficinas financieras y sistemas
de vigilancia- existen circuitos internacionales de agencias noticiosas, de galerías y
museos, editoriales que actúan en varios continentes, ONGs que comunican
movimientos locales distantes.

Entre los organismos internacionales y los ciudadanos, las empresas y sus


clientelas, hay instituciones flexibles que se manejan en varias lenguas, expertos
formados en códigos de diferentes etnias y naciones, funcionarios, promotores
culturales y activistas políticos entrenados para desempeñarse en diversos

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 88

contextos. No se aprehende lo que está ocurriendo entre lo global y lo local


cuando solo se examina a los Estados, partidos políticos y organismos
internacionales. Junto con las polarizaciones persistentes entre centro y periferia,
Norte y Sur, encontramos múltiples redes dedicadas a la "negociación de la
diversidad".

George Yúdice emplea esta expresión para describir cómo los curadores de
exposiciones y las revista s de arte estadounidenses, diseñan los papeles del arte
latinoamericano en EEUU, con más poder que los artistas y los organismos
culturales de los países originarios, e influyen sobre la autopercepción de los
artistas y sobre los públicos latinoamericanos, aun en cuestiones que trascienden
lo artístico. Algunos sociólogos demuestran cómo todas estas acciones han
reconceptualizado el significado de los pueblos indígenas de América Latina, las
representaciones de etnicidad, género y las relaciones transculturales entre las
Américas.

2.10.4 Modos de Imaginar lo Global

La globalización puede ser vista como un conjunto de estrategias desplegadas para


realizar la hegemonía de macroempresas industriales, corporaciones financieras,
majors del cine, la televisión, la música y la informática, a fin de apropiarse de los
recursos naturales y culturales, del trabajo, el ocio y el dinero de los países pobres,
subordinándolos a la explotación concentrada con que esos actores reordenaron el
mundo en la segunda mitad del siglo XX. Pero la globalización es también el
horizonte imaginado por sujetos colectivos e individuales, o sea por gobiernos y
empresas de los países dependientes, por realizadores de cine y televisión, artistas
e intelectuales, para reinsertar sus productos en mercados más amplios. Las
políticas globalizadoras logran consenso, en parte, porque excitan la imaginación
de millones de personas al prometer que los "dos más dos" que hasta ahora
sumaban cuatro puedan extenderse hasta cinco o seis. Muchos relatos de lo que
les ha sucedido a quienes supieron adaptar sus bienes, sus mensajes y sus
operaciones financieras para reubicarse en un territorio expandido indican que el
realismo de lo local, de quienes se conforman con sumar cifras nacionales, se
habría vuelto una visión miope.

Vamos a tratar de distinguir en varios procesos culturales qué hay de real y cuánto
de imaginario en esta ampliación del horizonte local y nacional. Habrá que
diferenciar quiénes se benefician con el ensanchamiento de los mercados, quiénes
pueden participar en él desde las economías y culturas periféricas, y cuántos
quedan descolgados de los circuitos globales. Las nuevas fronteras de la
desigualdad separan cada vez más a quienes son capaces de conectarse a redes
supranacionales de quienes quedan arrinconados en sus reductos locales.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 89

Si hablo de globalizaciones imaginadas no es solo porque la integración abarca a


algunos países más que a otros. O porque beneficia a sectores minoritarios de esos
países, y para la mayoría queda como fantasía. También porque el discurso
globalizador recubre fusiones que en verdad suceden, como dije, entre pocas
naciones. Lo que se anuncia como globalización está generando, en la mayoría de
los casos, interrelaciones regionales, alianzas de empresarios, circuitos
comunicacionales y consumidores de los países europeos o de América del Norte o
de una zona asiática.

No de todos con todos. Luego de décadas en que acuerdos de libre comercio


muestran hasta dónde puede llegar la apertura de cada economía y cultura
nacional, estamos en condiciones de diferenciar las narrativas globalizadoras de las
acciones y políticas de alcance medio en que esos imaginarios se concretan. Un
ejemplo: las cifras de ganancias del sector audiovisual dicen que los países
iberoamericanos obtenemos el 5% de lo que se factura en el mercado mundial,
pero también sabemos que si sumamos los habitantes latinoamericanos, los
españoles y los hispanohablantes de EEUU somos más de 550 millones.

Pensar en la globalización significa explicarnos por qué tenemos un porcentaje tan


bajo en la facturación y, al mismo tiempo, imaginar cómo podríamos aprovechar el
ser uno de los conjuntos lingüísticos con mayor nivel de alfabetización y de
consumo cultural. No estoy identificando imaginario con falso. Así como se
estableció que las construcciones imaginarias hacen posible la existencia de las
sociedades locales y nacionales, también contribuyeron a la arquitectura de la
globalización. Las sociedades se abren para la importación y exportación de bienes
materiales que van de un país a otro, y también para que circulen mensajes
coproducidos desde varios países, que expresan en lo simbólico procesos de
cooperación e intercambio, por ejemplo músicas que fusionan tradiciones antes
alejadas y películas filmadas con capitales, actores y escenarios multinacionales.
Esta desterritorialización o trasnacionalización libera a muchos bienes materiales y
simbólicos de rígidas adscripciones nacionales.

Los convierte en emblemas de un imaginario supranacional. Aun lo que persista de


la cultura brasileña o mexicana en una telenovela, de la francesa en un perfume,
de la japonesa en un televisor, son integrados en relatos y prácticas que podemos
ver multiplicados en 60 o 100 sociedades. La época globalizada es esta en que,
además de relacionarnos efectivamente con muchas sociedades, podemos situar
nuestra fantasía en múltiples escenarios a la vez. Así desplegamos, "vidas
imaginadas". Lo imaginado puede ser el campo de lo ilusorio, pero asimismo es el
lugar donde "uno se cuenta historias, lo cual quiere decir que se tiene la potencia
de inventar historias".

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 90

Con la expansión global de los imaginarios se han incorporado a nuestro horizonte


culturas que sentíamos hasta hace pocas décadas ajenas a nuestra existencia. En
Occidente, unos pocos comerciantes, artistas y religiosos, investigadores y
aventureros se habían interesado hasta mediados del siglo XX por los modos de
vida del lejano Oriente. Ahora la India, Japón, Hong Kong -los ejemplos podrían
multiplicarse- se volvieron destinos turísticos, de inversiones y de viajes
comerciales para millones de occidentales. Durante los años 80 y hasta la crisis de
mediados de los 90, los tigres asiáticos funcionaron como modelos de desarrollo
económico y suscitaron curiosidad en las elites del Tercer Mundo occidental por su
manera de relacionar innovación industrial, culturas antiguas y hábitos de trabajo.
Por no hablar de la expansión de religiones orientales en Europa, EEUU y América
Latina, ni de otros intercambios que instalan en nuestra vida cotidiana -junto con
artefactos japoneses o de Taiwán- resonancias culturales de esas sociedades.

2.10.5 Interrelación Cultural y la Globalización

Una de las consecuencias que podemos extraer de esta aproximación diferencial


combinada a materiales tan heterogéneos es la necesidad de ocuparnos a un
mismo tiempo de la globalización y de la interculturalidad. Quienes hablan de
cómo nuestro tiempo se globaliza narran procesos de intercambios fluidos y
homogeneización, naciones que abren sus fronteras y pueblos que se comunican.
Sus argumentos se apoyan en las cifras del incremento de transacciones y la
rapidez o simultaneidad con que ahora se realizan: volumen y velocidad.
Entretanto, los estudios sobre migraciones, transculturación y otras experiencias
interculturales están llenos de relatos de desgarramientos y conflictos, fronteras
que se renuevan y anhelos vanos de restaurar unidades nacionales, étnicas o
familiares perdidas: intensidad y memoria.

Por tanto, las tensiones entre globalización e interculturalidad pueden ser


concebidas como una relación entre épica y melodrama. Las escisiones que hoy
separan a las ciencias sociales ocurren, en gran medida, entre quienes buscan
armar relatos épicos con los logros de la globalización (la economía, cierta parte de
la sociología y la comunicación) y los que construyen narraciones melodramáticas
con las fisuras, las violencias y los dolores de la interculturalidad (la antropología,
el psicoanálisis, la estética). Cuando los primeros admiten, en los márgenes de su
relato, los dramas interculturales como si fueran resistencias a la globalización,
aseguran en seguida que el avance de la historia y el paso de las generaciones las
irá eliminando. Para los segundos, las tenaces diferencias y las incompatibilidades
entre culturas mostrarían el carácter parcial de los procesos globalizadores, o su
fracaso, o los nuevos desplazamientos que engendra su unificación apurada del
mundo, poco atenta a lo que distingue y separa.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 91

En años recientes algunos narradores de la globalización y algunos defensores de


las diferencias locales y subjetivas empiezan a escuchar a los otros: más allá de la
preocupación por contar una épica o un drama interesa entender qué acontece
cuando ambos movimientos coexisten.

La hipótesis es que las cifras de los censos migratorios, de la circulación planetaria


de inversiones y las estadísticas del consumo adquieren más sentido cuando se
cargan con las narrativas de la heterogeneidad.

En las estructuras, reaparecen los sujetos. A la inversa, los relatos enunciados por
actores locales dicen más si nos preguntamos cómo hablan, a través de los dramas
particulares, los grandes movimientos de la globalización y los discursos colectivos
que establecen las reglas actuales de la producción y las modas del consumo. No
es fácil juntar ambas perspectivas en esta época en que cada vez se cree menos
en la capacidad explicativa de un paradigma.

Pero al mismo tiempo es imposible entender convivencias tan intensas y


frecuentes como exige nuestro mundo si compartimentamos a las sociedades,
como lo hizo el relativismo cultural que imaginaba a cada cultura separada y
autosuficiente. ¿Qué relatos -ni simplemente épicos, ni melodramáticos- pueden
dar cuenta de las recomposiciones que se van produciendo entre lo local y lo
global? Las narrativas solo económicas o solo antropológicas de la globalización
dan versiones sesgadas, en las que se amputa un aspecto del proceso.
Necesitamos preguntarnos cómo son compatibles estas distintas narraciones y
aspirar a descripciones densas que articulen las estructuras más o menos objetivas
y los niveles de significación más o menos subjetivos. Hay que elaborar
construcciones lógicamente consistentes, que puedan contrastarse con las
maneras en que lo global se estaciona en cada cultura y los modos en que lo local
se reestructura para sobrevivir, y quizá obtener algunas ventajas, en los
intercambios que se globalizan.

Por más que se quiera circunscribir las investigaciones a un barrio o a una ciudad,
o a los extranjeros radicados en un país particular, llega un momento en que -si
uno trabaja en Occidente- tiene que hacerse preguntas sobre cómo están
cambiando las estructuras globalizantes y los procesos de integración
supranacional. Por ejemplo, las relaciones entre Europa, América Latina y EEUU. Es
posible responder que un universo tan extendido es inabarcable y dejar la
cuestión.

Pero las interrogantes siguen ahí, condicionan lo que uno está estudiando, y aun
cuando decida no hacer generalizaciones sobre el desarrollo de Occidente, los
viejos supuestos de la filosofía y la epistemología occidentales permanecen como

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 92

hipótesis. Lo malo es que esas hipótesis corresponden a una etapa pre-global,


cuando las naciones eran unidades en apariencia más cohesionadas, que parecían
contener la mayoría de las relaciones interculturales. O sea cuando era posible
distinguir con nitidez lo local y lo universal. No conozco mejor manera de encarar
estos riesgos que trabajando con cifras y otros datos duros, macrosociales, donde
se aprecian las grandes tendencias de la globalización, y, a la vez, con
descripciones socioculturales que captan procesos específicos, tanto en su
estructura objetiva como en los imaginarios que expresan el modo en que sujetos
individuales y colectivos representan su lugar y sus posibilidades de acción en
dichos procesos. Se trata de reunir lo que tantas veces fue escindido en las
ciencias sociales: explicación y comprensión.

O sea, articular las observaciones telescópicas de las estructuras sociales y las


miradas que hablan de la intimidad de las relaciones entre culturas. Tengamos en
cuenta que en esta tarea está un recurso clave para que el futuro de la
globalización la decidan ciudadanos multiculturales.

2.11 GLOBALIZACIÓN Y NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA

A propósito de globalización y neoliberalismo, se nos repite incansablemente, que


vivimos en un planeta globalizado, en una "economía-mundo", en la que los
estados nacionales casi se han disuelto y ha perdido sentido la soberanía nacional.
Seria éste -según esta visión- el único mundo posible en el que terminó la historia,
entendida como algo diferente al capitalismo, en el que terminaron las clases
sociales, el imperialismo, las ideologías, y donde aún subsisten rezagos del pasado
condenados a desaparecer -como los sindicatos-, y en el cual habría que aplicar
una única política económica posible.

A propósito del neoliberalismo, se nos repite que el mercado lo resuelve todo de la


mejor manera, que el Estado es inepto e ineficiente por naturaleza, y siempre lo ha
sido y lo será, que todo debe ser privatizado para alcanzar el supremo objetivo de
la eficiencia.

Quizás convenga tratar de precisar algunos aspectos sobre estos conceptos:


"globalización" y "neoliberalismo".

La "globalización", sin duda, es un hecho objetivo, pero no es cierto en modo


alguno, que sea un proceso absolutamente nuevo, ni que equivalga al triunfo
universal y definitivo del capitalismo, ni a la cancelación de las transformaciones
revolucionarias ni de las contradicciones entre clases sociales o entre países.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 93

Es un proceso objetivo como una nueva etapa de un antiguo proceso de


internacionalización del capital, detectado, expuesto y analizado desde el siglo
pasado por los clásicos del marxismo, tan lejos como en El Manifiesto Comunista
de 1848, e incluso por otros autores no marxistas, y que ahora se encuentra
asistido por los grandes avances tecnológicos en las comunicaciones, en el
transporte y los medios de transmisión de información.

El fax, el correo electrónico, la aviación a reacción, los grandes medios de


comunicación, transporte y transmisión de datos, constituirían los emblemas
actuales de ese proceso de globalización como fenómeno objetivo, con base en
profundos cambios tecnológicos, y que tiene como resultado la existencia real, hoy
día, de economías más interpenetradas, más cercanas, mejor comunicadas e
integradas en una red financiera y comercial transnacional, red que ha sido tejida
por las empresas transnacionales y sus colosales dimensiones de poderío actuales.

Sin embargo, aun reconociendo el carácter objetivo de la globalización; incluso


reconociendo los cambios en la base tecnológica que en ella tienen lugar; y aun
reconociendo que no tendría sentido una oposición a la globalización per se, no
podemos tampoco dejar de tener en cuenta, que este fenómeno que existe y
avanza en la actualidad es aquel que transcurre bajo el predominio de la política
neoliberal, de manera que hoy hablamos, no simplemente de la globalización como
un proceso objetivo, con base en la vocación internacional del capital y en los
cambios tecnológicos, sino en la globalización neoliberal, que es el modelo
ideológico y practico, que es la forma de manipulación ideológica que hoy domina,
la cual provoca graves efectos.

Esta globalización neoliberal ha sido y continúa siendo como un huracán, que ha


caído sobre el planeta afectando a todos los países en mayor o menor grado,
creando unas economías y sociedades cada vez más excluyentes y polarizadas.
Quizás sea útil ver algunos de sus rasgos económicos y sociales, tomando
simplemente a modo de selección entre muchos otros posibles.

En primer lugar, apuntar que en la misma medida en que la globalización con


predominio neoliberal se ha impuesto, la economía mundial ha ido creciendo de
una forma más lenta. De tal manera, que el crecimiento económico o el aumento
del pastel prometido por la ideología neoliberal, en la práctica ha resultado ser
todo lo contrario. Si entre 1950 y 1973, el producto a nivel mundial creció a un
ritmo de casi 5%, ya entre 1974 y 1980 decreció hasta 3,5%; entre 1981 y 1990
creció solamente 3,3%, y en los más recientes años, entre 1990 y 1996, ese ritmo
de crecimiento fue bajo, de solamente 2,0%.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 94

Junto a ese crecimiento económico cada vez más lento, aumenta la desregulación
o, en otras palabras, aumenta el dejar que el mercado funcione de manera
incontrolada, irrestricta, y esa desregulación tiene lugar en los planos monetario,
financiero, comercial y también laboral. Y junto a estos dos fenómenos de
crecimiento mas lento y aumento de desregulación, aumenta la especulación en la
economía mundial.

Las tendencias a una economía mundial cada vez más parasitaria -pudiéramos
decir-, en las cuales la creación de nueva riqueza en términos de crecimiento
económico real, cede el paso a la llamada "burbuja financiera" o crecimiento
desmesurado del capital especulativo, que tiende a convertir la economía mundial
en una especie de gran economía "casino", en la cual gigantescos capitales
especulativos, giran en esa inmensa ruleta en que parece haberse convertido la
economía mundial.

Hoy se calcula que por cada dólar surgido de la economía real, de la economía
productiva, hay entre 30 y 50 dólares surgidos del mercado financiero girando en
la ruleta de la economía "casino". ¿Qué peligros tiene esto?, que es en definitiva
quizás, lo que más nos pueda importar más allá de los asuntos técnicos del
problema. Pues, ese lento crecimiento alimenta la especulación financiera, y al
mismo tiempo alimenta la agresividad del capital; mientras que también,
simultáneamente, la desregulación agrava el potencial explosivo de esa
contradicción,

No pocos autores y analistas consideran en la actualidad que ia economía mundial


se encuentra expuesta a un grave peligro de estallido, en virtud del predominio de
esa política neoliberal, y ese estallido consistiría en el ajuste entre la economía
real, cada vez más disminuida y mermada, y la "burbuja financiera" o economía
"casino", que sena un proceso de ajuste en forma de una gran crisis económica
mundial, tal vez de mayor envergadura que la de los años 30, y que no sería más
que otra manifestación de ese peculiar modo capitalista de recuperar el equilibrio
económico perdido mediante un proceso de destrucción de fuerzas productivas
como es la crisis económica.

En condiciones de crecimiento cada vez más lento, el neoliberalismo postula la


guerra por acaparar una parte creciente de la riqueza existente, más que fomentar
riquezas mediante inversiones productivas en nuevas áreas.

Es la especulación desenfrenada, unida al culto a la competitividad en el mercado,


basada en el desarrollo tecnológico. De esta manera, el culto a la competitividad
lleva a la innovación tecnológica a costa del empleo, de la seguridad social, del

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 95

ingreso, de las conquistas sociales, de los derechos de la mujer, entre otras


cuestiones.

Se ha globalizado el discurso y la política neoliberal, a tal extremo, que se ha


erradicado el debate sobre conceptos y modelos de desarrollo diferentes, que fue
tan rico en los años 60 y 70 y, hoy prácticamente, no escuchamos más que el
monólogo del pensamiento único, e incluso en no pocos casos, se ha logrado que
las víctimas piensen en los mismos términos que los victimarios.

Se ha llegado también, a separar los conceptos de buen estado de la economía y


bienestar de la población.

Encontramos en nuestro mundo actual sólidas reputaciones de buen estado de la


economía y experto manejo de la política económica, en países donde un pequeño
número de ricos se alzan sobre capas medias que desaparecen y en su mayoría se
suman al polo de los muchos pobres, que lo son cada vez más.

Se ha llegado a aceptar como normal, e incluso hasta necesario y estimulante, una


tasa de desempleo que hubiera escandalizado a los economistas orgánicos del
sistema, como Adam Smith, David Ricardo, el propio Keynes y otros, que
postularon el pleno empleo, como cumplimiento de la vocación progresiva del
capitalismo, y hoy ese propio sistema acepta como normal y hasta estimulante,
tasas de desempleo realmente altísimas de 10% y aún más.

Se ha llegado, asimismo, a clasificar a los países en rápidos y lentos. Estos últimos,


los lentos, serian incapaces de insertarse en el mercado mundial, y por lo tanto, a
los efectos de la teoría neoliberal ortodoxa, resultarían sobrantes para el sistema.

Es la primera vez en la historia del pensamiento económico y social, que se


proclama abiertamente a millones de seres humanos, como por ejemplo, casi toda
el África subsahariana, como sobrantes y carentes de sentido, futuro, o espacio en
la economía globalizada actual.

El avance de la globalización neoliberal marcha de la mano con el avance de la


pobreza y la polarización social.

Los años 80 y 90 fueron de distanciamiento abismal entre riqueza y pobreza, no


sólo entre países desarrollados y subdesarrollados, sino en los pedazos del Tercer
Mundo que crecen en todas las economías desarrolladas, por la incorporación de
nuevos pobres de esos países, y por la migración de pobres a los que se pretende
frenar echando gasolina a las llamas, con racismo, xenofobia y represión.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 96

Quizás, las grandes distancias entre la teoría y la realidad del neoliberalismo


resulten especialmente significativas en lo que refiere al mercado de trabajo, al
establecimiento de niveles saláriales y a la existencia y el papel de los sindicatos.

¿Qué dice el discurso neoliberal sobre el mercado de trabajo? Dice que como en
todo mercado, siempre se deberá llegar a un precio de equilibrio que será el
salario, el cual consistirá en el punto en que los compradores no podrán pagar más
y los vendedores no podrán cobrar más, y en que todos quedarán satisfechos.

El trabajador se presenta en el mercado donde ofrece un servicio que es el trabajo


a cambio de un salario, que sería en esta concepción, el precio del trabajo.

El trabajador tendría que escoger entre el ocio y el trabajo. El salario sería el


precio para que el trabajador renuncie al ocio y debe aparecer -se supone-, un
punto de equilibrio o nivel salarial, en que todos quedarán satisfechos.

En este esquema, por supuesto, nos podemos preguntar, ¿habrá desempleo en


esta construcción idílica teórica? La respuesta neoliberal a esta interrogante es
realmente deliciosa. Dice esta respuesta: "que a un nivel salarial suficientemente
bajo, todos deberían encontrar empleo, aunque pudiera darse el caso, que por ser
el salario demasiado bajo, algunos prefieren el ocio", lo cual no sería más que el
cumplimiento de la soberana elección de estos trabajadores que concurren al
mercado de trabajo, como agentes económicos libres e iguales todos ante el
mercado.

Realmente es patética la comparación entre esta construcción teórica y las


realidades de la situación de la clase obrera, de la situación de los trabajadores, de
la situación real de la economía de nuestros días.

En cuanto al papel de los sindicatos en este planteo neoliberal se deduce que en


ese perfecto equilibrio del mercado de trabajo, no debe intervenir ninguna fuerza
extraña al mercado y a la libre decisión individual para elegir entre trabajo u ocio,
por parte del trabajador. De manera que los sindicatos resultan ser un factor
distorsionador, antinatural, porque tratan de establecer salarios no dictados por la
libre acción del mercado.

Tampoco, por supuesto, debería existir un salario mínimo, fijado por acción
legislativa, puesto que también esto seria violentar el infalible dictamen del
mercado.

Este perfecto equilibrio abstracto y teórico del neoliberalismo, ¿cómo se aprecia en


términos reales en la globalización neoliberal de nuestros días? Pues la realidad es

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 97

bien cruda. De los 5.600 millones de habitantes del planeta, unos 2.800 millones
constituyen la población económicamente activa, o población que se encuentra en
edad laboral. De esos 2.800 millones de personas en edad laboral se encuentran
desempleados o subempleados 1.140 millones, que representan el 41% de la
población económicamente activa a nivel mundial.

Si se quiere una expresión más contundente del fracaso y del profundo sentido
antiprogreso y antihumano de la actual globalización neoliberal, no tendríamos más
que repetir estas cifras, en las cuales el sistema mantiene a más del 40% de la
población mundial en edad laboral en condiciones de desempleo o de subempleo.

Además de eso, algunos otros datos mostrarían, por ejemplo, que unos 300
millones de personas, entre ellas gran cantidad de mujeres, dependen del sector
informal, sin seguridad social, sin seguro contra el desempleo, sin derechos
laborales ante la invalidez o ante la disminución de la capacidad laboral.

Una de cada diez personas en los principales países desarrollados está


desempleada. En estos países el desempleo y subempleo aumentan en el contexto
del llamado "crecimiento sin empleos", que constituye la tendencia dominante en
ellos en la actualidad.

En el conjunto de los principales países desarrallados, más de 30 millones de


personas están desempleadas. Al menos, 80 millones de niños se ven obligados a
trabajar, y en algunos países, el 25 % de los niños menores de 15 años son
económicamente activos, es decir, deben trabajar para poder malvivir.

De los 5.600 millones de habitantes del planeta, viven en la pobreza extrema 1.500
millones; existen 800 millones de hambrientos en el mundo.

En África, la mitad de la población se encuentra en la extrema pobreza, la cual


crece también bajo predominio de políticas neoliberales o de políticas de una o de
otra manera impregnadas de la filosofía neoliberal en Estados Unidos y Europa,
donde alrededor del 15% de la población vive en condiciones de pobreza.

El recorte de los presupuestos del Estado en cuanto a seguros contra el desempleo


y las prestaciones sociales, ha hecho crecer la pobreza, en especia] entre mujeres,
jóvenes, ancianos, discapacitados y minorías étnicas.

Una dimensión que quisiera simplemente recordar, a propósito de la globalización


neoliberal, es la dimensión del deterioro del medio ambiente, también un problema
planetario de primerísima importancia, en el cual la globalización neoliberal actual,
con sus vastas posibilidades de acción a nivel planetario, tiene la posibilidad de

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 98

devastar el medio ambiente en cualquier lugar del mundo, universalizando


tecnologías o exportando contaminación.

La globalización neoliberal, en resumen, ha globalizado la exclusión, la explotación,


el malestar social.

Se hace entonces necesario globalizar la resistencia a ella. Si el sistema funciona a


un nivel muy alto de internacionalización e incluso de transnacionalización,
entonces la respuesta tiene que ser a un nivel muy alto de coordinación y unidad
internacional.

Hay que poner fin al sistema que puede hacer opulento al 10% de la humanidad,
pero degrada y condena al 90% restante, coloca a las mercancías por encima de
las personas, confunde calidad de vida con cantidad de cosas y niega todo valor a
lo que no tiene precio.

2.12 MITOLOGÍA DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL

Globalización y neoliberalismo son temas de particular importancia. Pudiéramos


decir, incluso, que el ordenamiento actual, y aún con mayor importancia el
ordenamiento futuro de la economía mundial y del mundo, está en tomo a este
debate académico y, aún más, político e ideológico, referente a la globalización, el
neoliberalismo, y aún más: a la unidad entre los dos; es decir, a esta "globalización
neoliberal" que predomina hoy en el mundo.

La globalización nos asalta desde revistas, seminarios, noticias de prensa; es el


mensaje predilecto difundido por los medios. Se nos habla de una "economía-
mundo" en la que los estados nacionales se han disuelto y ha perdido sentido la
soberanía nacional, en virtud de tendencias universales que han ido diseñando un
traje de igual color y estilo para todos los países, un uniforme que todos deben
llevar como distintivo de formar parte de la modernidad.

El término "globalización", por su generalidad y ambigüedad, unido a una


aparente capacidad de sobredeterminación, está sirviendo en el mundo de hoy
para intentar explicar muchas cosas. Esas explicaciones tienen, además, el
atractivo, similar al del mundo sin perdedores que nos prometía la teoría de las
ventajas comparativas, de que en la globalización no hay culpables, pues sus
resultados serían tan ineluctables e inocentes como la salida y la puesta del sol.

Hoy nos enfrentamos a dos visiones de la globalización: una que se refiere a su


realidad, a su existencia histórica, como fenómeno concreto y entendible, y otra en

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 99

la que la globalización adquiere el apellido neoliberal y penetra en el mundo de la


ficción, de la manipulación de la realidad con fines ideológicos y con un discurso
fundamentalista.

Analicemos primero la mitología de la globalización y, a partir de ella, el


pensamiento único que se estructura, que nos asalta y que se infiltra por tos
medios de los círculos académicos predominantes, por el discurso político, entre
otros.

Según esta visión fundamental de la globalización, los avances tecnológicos


habrían desatado fuerzas que escapan al control de los estados nacionales y de los
actores sociales. Viviríamos en una aldea global, unificada sólo por la informática y
la velocidad en los medios de transporte. A partir de esto, se supone que la mayor
parte de la economía mundial está en manos de entes transnacionales y las
transacciones económicas no se realizan, en lo fundamental, en los espacios o
territorios nacionales, sino en los espacios planetarios.

Como ejemplos característicos se mencionan el mercado financiero globalizado y


las gigantescas mega corporaciones que funcionan en la economía mundial.

Las decisiones sobre asignación de recursos, cambios tecnológicos, distribución del


ingreso y especialización de los países se toman fuera de los espacios nacionales, y
los estados serían impotentes para determinar la suerte de los países. A su vez,
sobre esta consideración se plantea que en el mercado mundial no compiten
países, sino firmas que sobreviven gracias, exclusivamente, a sus capacidades para
abrirse paso en la competencia global. Estas firmas aparentemente estarían
desarraigadas de sus estados nacionales y, convertidas ya en empresas globales,
volarían solas con sus motores por el mercado planetario.

Como resultado de todo lo anterior, se plantea que esa globalización de nuestros


días es un fenómeno absolutamente nuevo y sin precedentes en la historia de la
humanidad, ni siquiera en la historia del capitalismo.

Si las economías nacionales han perdido sentido, como postula esta visión
fundamentalista, entonces la soberanía nacional también lo ha perdido, y la única
soberanía realmente actuante sería la soberanía del mercado. Los estados
estarían colocados como espectadores pasivos frente a acontecimientos globales
que nunca antes los afectaron tan profundamente y, lo más importante, frente a
los cuales son impotentes.

A partir de esta presentación o de esta visión, que hemos llamado


fundamentalista, del proceso de globalización, se estructura un pensamiento único

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 100

que tiene una primera y arrasadora propuesta, pudiéramos decir: en el mundo


globalizado. el debate sobre el desarrollo y las políticas para alcanzarlo, los cuales
han sido el gran motor del pensamiento económico universal y, en especial, en
nuestros países subdesarrollados se ha hecho obsoleto, inútil y superfluo.

El debate y la búsqueda de vías para el desarrollo ha terminado porque las


decisiones hoy las toman los agentes transnacionales y no los estados. La única
política posible en tal circunstancia sería aquella que sea funcional a los dictados
del mercado. Esto es: apertura, desregulación, privatización, reducción del Estado
a mero guardián del orden, equilibrio fiscal y estabilidad de precios. He ahí,
pudiéramos decir, el decálogo de este pensamiento único fundamentalista.

No seguir los dictados del mercado conduce, inexorablemente, a la fuga de


capitales, al estancamiento económico y a sumirse en una especie de apartheid
respecto a la economía globalizada- El Estado -que como regla, se supone que no
debe intervenir en la economía, pero que sí debe hacerlo para intervenir
profundamente en un punto crucial-, ha de reducir los costos internos para atraer
a las empresas globales y, en especial, los costos más importantes, los costos
saláriales. Se ponen en marcha, entonces. la reducción de los sistemas de
seguridad social y la llamada flexibilización de los mercados de trabajo, que no es
otra cosa que un eufemismo para endulzar el desempleo, las condiciones laborales
precarias, el trabajo informal y las condiciones desventajosas del mercado laboral.

Pero la propuesta del pensamiento único va más allá de lo que podemos


considerar el racional equilibro macroeconómico y la estabilidad de precios, cosas
con las cuales, en general, todos podríamos estar de acuerdo. Este pensamiento
propone aceptar sin reservas ni salvaguardas las reglas del juego de los intereses y
potencias dominantes en el sistema global: no es necesario un debate sobre el
desarrollo porque no hay nada que crear o que debatir, sólo se puede aceptar el
orden existente.

Es de nuevo, más de un siglo y medio después, la propuesta ortodoxa del libre


juego de los factores en lo nacional, regional y lo mundial, sólo que en Adam
Smith o David Hume la justificación y la argumentación era en términos de
racionalidad económica, y ahora lo es como aceptación pasiva de tendencias que
escapan inevitablemente al control de los estados y de sus sistemas políticos.

La mano invisible, de la cual nos hablaba la economía liberal del siglo pasado, era
la expresión de un orden natural que aseguraba la articulación de lo público y lo
privado en el mejor empleo de los recursos y el mayor bienestar, según postulaba
aquella comente liberal. El mensaje político de aquel entonces era contra la
monarquía absoluta y en favor del liberalismo, que se asociaba al naciente y

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 101

pujante capitalismo. El pensamiento único de nuestros días, en cambio, propone


también un orden natural, pero basado simplemente en la estructura de poder
existente, considerada como inapelable y definitiva. Es el retomo al poder
absoluto, no de la monarquía, sino de tos mercados. Aquí no encontramos una
explicación apelando a la racionalidad, sino una racionalización a posterior que se
puede sintetizar en la expresión: no hay otra alternativa.

Los problemas de la llamada "gobernabilidad de las democracias", tan


mencionados, objeto de tantos seminarios, artículos y debates, en realidad no
consistirían más que en lograr que las democracias ratifiquen las decisiones de los
mercados, que son el verdadero poder real. Las democracias se hacen
ingobernables cuando no pueden racionalizar ni hacer digerir, en términos
políticos, las decisiones de los mercados.

La globalización real que tiene lugar en nuestros días, esa globalización concreta
que puede ser explicada en sus raíces históricas, en lo que ha avanzado y en lo
que aún resta por avanzar, es un proceso objetivo, como una nueva etapa de un
antiguo proceso de internacionalización del capital cuyo planteo teórico-lo
podemos encontrar en germen.

Esos planteos, que visualizaron el embrión de la globalización actual, aluden, a la


vocación internacional de capital; al hecho de ser e! capitalismo el sistema creador,
por primera vez en la historia, de un mercado mundial; a la tendencia del capital a
desbordar las fronteras nacionales y a dejar prendidas a las economías nacionales
dentro de una telaraña de interrelaciones comerciales, financieras y de varios
tipos.

La globalización de nuestros días, aunque tiene dimensiones e instrumentos


nuevos, no es el suceso sin precedentes ni vínculos con el pasado que propone la
visión fundamentalista, sino que pudiéramos sintetizarla como la persistente
vocación internacional del capital, asistida ahora por los grandes avances
tecnológicos en las comunicaciones, el transporte y los medios de transmisión de
información, y por la capacidad difusora de imágenes y muchas veces de
pensamientos precocidos de los medios masivos.

La globalización real de nuestros días no es una ficción ni una perversa invención


transnacional, ella existe dentro de ciertos límites.

Existe, además, la globalización real de nuestros días en el mercado financiero


globalizado, como expresión emblemática de él. Este mercado, que funciona sin
interrupción las 24 horas, a escala planetaria; que hace transacciones diarias por
no menos de uno y medio millones de millones de dólares y que e! 95% de esas

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 102

transacciones son especulativas y desvinculadas de la economía real, en tanto


economía real de producción, de comercio o de inversión.

El verdadero calibre de la globalización actual pudiéramos quizás encontrarlo en


una mezcla entre actores transnacionales, unidos a la decisiva presencia de
factores nacionales, de mercados nacionales y de economías nacionales. Algunos
elementos concretos pueden ilustrar acerca de esa realidad que combina
transnacionalización, en un grado apreciable, pero que de ninguna manera
significa que los estados nacionales y tas economías nacionales han dejado de ser
fundamentos del desarrollo, fundamentos de la economía mundial, y en modo
alguno ha perdido sentido el debate y la búsqueda de vías para el desarrollo.

Estos elementos, entre otros, pudieran ser los siguientes: más del 80% de la
producción mundial se destina a los mercados internos de los países. No es esta la
realidad que intenta presentar la visión fundamentalista de la globalización
planetaria a ultranza.

Nueve de cada diez trabajadores producen para los mercados de sus países. Si se
mide la apertura de las economías por la relación entre el intercambio comercial y
el Producto Interno Bruto (PIE), se encuentra que entre 1913 y 1993 las
economías de países desarrollados como Francia, Japón, Holanda y el Reino Unido,
lejos de haberse abierto a la economía mundial, como postula el discurso del
pensamiento único, lo que hicieron fue exactamente lo contrario; aumentaron el
papel de sus mercados intentemos, mientras que otras economías, como las de
Alemania y Estados Unidos, se abrían, si, pero con Estados Unidos, haciéndolo a
partir de un nivel todavía sumamente bajo y con la economía alemana abriéndose
en un pequeño grado.

Contrastando esta realidad con el discurso y la receta que el pensamiento


neoliberal le propone a nuestros países, pudiéramos claramente encontrar el
reflejo de aquel refrán: "haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago".

Por otra parte, la enorme masa de recursos financieros del mercado globalizado es
una burbuja de transacciones en papeles, en opciones, derivados y otros
instrumentos sin vinculación, en su inmensa mayoría, con las actividades reales de
la economía. Alrededor del 95% de la acumulación de capital al nivel mundial se
financia con ahorro interno de los estados nacionales.

La reducción del Estado, el "achicamiento" del Estado, otro de los temas


predilectos del discurso neoliberal, pudiéramos decir que es otro anzuelo para
consumo de los subdesarrollados.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 103

El mundo real en la actualidad, es aquel en que coexisten tendencias globales con


la presencia decisiva de los mercados y los factores económicos internos de los
países. La mitología de la globalización es, una gran deformación de la realidad, y
pudiéramos preguntamos por qué estos mitos se han difundido y popularizado con
tanta fuerza.

Tal vez una primera explicación sería que estos mitos contribuyen a descargar la
responsabilidad de los gobiernos neoliberales acerca de las consecuencias de sus
políticas: si aumenta el desempleo, descienden los sálarios reales, empeora el
sistema de salud pública o empeora la educación, la culpa sería de la globalización
y no de las clases dominantes, aunque esta mitología es muy frágil tan pronto uno
trata de hacerse algunas preguntas. Porque, por ejemplo, cómo podríamos
entender que Alemania sea competitiva teniendo un mercado laboral que se
considera altamente regulado y, sin embargo, se acuse a Brasil de no poder ser
competitivo, porque tendría un mercado laboral demasiado rígido; es decir,
demasiado regulado.

Obviamente, la realidad última es que la globalización, la forma de ella, depende,


en última instancia, de la lucha de clases, de la lucha política y de la decisiva
actuación del gobierno en cada uno de los países.

En América Latina la deuda externa, la vulnerabilidad financiera y las políticas de


ajuste estructural, tienden a justificarse con el argumento de que son el resultado
inevitable de la globalización y que esa es la única política posible. Esta
deformación es alimentada en buena medida en los medios académicos, donde es
fuerte la tendencia a encorsetar la realidad dentro de los modelos totalizadores
que se resumen en unas pocas variables.

Estas tendencias, según el penetrante análisis de Aldo Ferrer, expresan cierta


pereza intelectual para penetrar el desafío de la realidad y un abandono de la
responsabilidad social y política de resolver problemas concretos. Es la visión
mitológica emanada de algunas universidades, fundamentalmente
norteamericanas, que forman economistas y actúan e influyen en nuestros países,
además constituyen formas de colonización cultural y de racionalización de la de-
pendencia.

El estudio del desarrollo dentro del pensamiento neoliberal único ha perdido


dimensión histórica y complejidad económica, cultural y política- Pudiéramos decir
que, si intentáramos hacer un cierto balance de las políticas neoliberales aplicadas,
al menos de forma predominante en las dos últimas décadas, pudiéramos calificar
al neoliberalismo como fracaso económico, éxito ideológico y desastre social, que
ha contribuido al sentir y al pensar y actuar de los latinoamericanos.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 104

El Fracaso Económico es Evidente

Cabe considerar que ya hoy el debate acerca de esto resulta obvio. Ejemplo:
América Latina, que no ha podido aún recuperar el nivel del producto por
habitante que tenía en 1980; el quiebre en América Latina de lo que fueron en su
momento prestigiosas y muy publicitadas experiencias neoliberales, como en los
casos de Argentina, de México y de otros países. Y tal vez con más fuerza, en este
momento, la situación de la economía mundial.

El hecho de encontrarse la economía mundial a las puertas de una gran crisis


global, que tiene sus anuncios en lo que está ocurriendo en el Asia; en el desplome
de los tigres asiáticos; en el ataque de especuladores privados, cuya existencia
sólo es posible por la desregulación absoluta propugnada por el neoliberalismo,
que hoy tiene a la economía mundial a las puertas de lo que pudiera ser la crisis
global más formidable después de la crisis de los anos 30, es decir, después de
más de 60 anos sin que el sistema haya conocido una gran crisis global.

El neoliberalismo ha conducido a la economía mundial al borde de una catástrofe;


sin embargo, el éxito ha tenido lugar en el plano ideológico y hasta cultural,
podemos decir, y ha sido la imposición en gran escala del pensamiento único, e
incluso lograr que en muchas ocasiones las víctimas piensen en los mismos
términos que los victimarios.

Este éxito se ha obtenido de manera especial en algunos puntos concretos como la


mercantilización de antiguos derechos obtenidos mediante luchas sociales
históricas, los derechos a la salud, la educación y la seguridad social, convertidos
ahora por el neoliberalismo en bienes o servicios que deben ser comprados en el
mercado.

Se manifiesta también este éxito ideológico en la ruptura del equilibrio entre


mercado y Estado, ante el fuerte calado que ha adquirido la idea de asociar al
Estado a ineficiencia y corrupción, y al mercado a eficiencia e imparcialidad.

Y, finalmente, en lo que se ha llamado la manufactura de un consenso, que ha


creado una cierta mentalidad, un cierto "sentido común de la época", que tiene
como ejemplos, entre otros, la casi total ausencia de debate económico sobre
alternativas de desarrollo en América Latina, y también en la convicción extendida
de que no hay otra alternativa y que no queda más que resignarse a esta realidad
existente. Los revolucionarios arrepentidos presentan la globalización como
justificación para la deserción, pues se dice que ella no deja espacio para
plantearse transformaciones revolucionarias'.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 105

Por su Parte, el Desastre Social del Neoliberalismo está a la Vista

El 41% de la población en edad laboral a nivel mundial se encuentra desempleada


o subempleada, si es que le agregamos el importante componente del subempleo
o de las condiciones precarias de empleo.

Se calcula que unos 1.140 millones de personas en edad laboral en el mundo se


encuentran en situación de desempleo, o de subempleo, o de empleo precario.
Unos 300 millones de personas dependen del sector informal, sin seguridad social,
sin seguros, sin derecho a jubilación ni derechos laborales ante la invalidez o la
disminución de la capacidad laboral. Una de cada diez personas, en los principales
países desarrollados, está desempleada, y en ellas se totalizan más de 30 millones
de desempleados en estos momentos.

Al menos 80 millones de niños se ven obligados a trabajar y en algunos países


hasta el 25% de los niños menores de 15 años son económicamente activos. Mil
quinientos millones de personas de nuestro mundo viven en la extrema pobreza;
en África el 50% de la población vive en condiciones de pobreza extrema; en
América Latina, según las estadísticas oficiales de la Comisión Económica para
América Latina (CEPAL), el 46% de la población está clasificado como pobre; y 98
millones de indigentes en nuestra región indican que uno de cada cinco
latinoamericanos, según estadísticas oficiales, es un indigente.

La pobreza crece también como islotes en los países desarrollados y se calcula que
en Estados Unidos y Europa el 15%, como mínimo, de la población vive en
condiciones de pobreza . Es, en definitiva, el desastre social que el neoliberalismo
exhibe hoy como su expediente de resultados.

Los economistas, que son los profesionales más directamente aludidos por la
globalización de la economía mundial y los que en muchas ocasiones han repetido
sus mitos, no pueden permanecer indiferentes ante la deformación neoliberal de la
globalización; frente a la tragedia humana ocasionada por el neoliberalismo; frente
a la exclusión que el neoliberalismo impone a las acrecentadas posibilidades de
mejoramiento humano que se derivan de la globalización misma; frente al
empobrecimiento de nuestra ciencia económica y su alejamiento de la rica realidad
económica, cultural e histórica del proceso de desarrollo para encerrarse en
investigar trivialidades con instrumentos de excelencia técnica.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 106

2.13 GLOBALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA MUNDIAL: LA REALIDAD Y EL


MITO

En la actualidad es casi imposible abrir una revista, escuchar noticias, asistir a


seminarios académicos o leer un periódico sin que nos indiquen que viajamos en
un planeta que se ha globalizado y que en dicho intrincado y evidente proceso la
globalización de la economía mundial es como la tutora de todas las otras
abundantes globalizaciones: la tecnológica, la de los medios, la cultural e incluso la
globalización de los modos y maneras de destruir el medio ambiente.

Se nos habla de una nueva "economía-mundo" en la que los estados nacionales


casi se han disuelto y perdido el sentido la soberanía nacional, en virtud de unas
tendencias universales que han ido diseñando un traje de igual color y estilo para
todos los países: un uniforme que todos deben llevar como distintivo de formar
parte de la modernidad. Ríos de tinta han corrido en innumerables libros y
artículos sobre globalización. Decenas de interpretaciones diferentes tiene un
proceso del que muchos hablan aludiendo a realidades o ficciones en las que lo
único común es el término "globalización". Este término, tal vez por su generalidad
y ambigüedad unidos a una aparente y decisiva capacidad de sobredeterminación,
está sirviendo para intentar explicar muchas cosas.

Desde la fiebre por el uso de nuevas y más sofisticadas computadoras hasta el


auge del narcotráfico, todo puede ser explicado por la globalización sin necesidad
de culpables, pues se trataría de algo tan objetivo e ineluctable como la salida y
puesta del sol. Hasta espionaje económico, tecnológico y financiero ejercido sobre
los "aliados globales". Exxon, Bayer o Toyota venden e invierten por todo el
mundo y su objetivo es maximizar ganancias para sus accionistas, pero esto no las
independiza del país donde radica la matriz, la mayoría del stock y donde pagan
impuestos3 .

Tanto uso y abuso de la globalización merece separar la realidad de la ficción, la


tendencia objetiva de la manipulación ideológica.

La globalización de la economía mundial no es una mentira ni una perversa


invención transnacional. Es un proceso objetivo del capitalismo de nuestros días,
pero en modo alguno equivale al triunfo universal y definitivo de ese sistema, ni a
la abolición de las contradicciones entre clases sociales o entre países y regiones,
ni a la cancelación de las transformaciones revolucionarias, ni tampoco a la
inevitable adopción como camisa de fuerza, por lodos los países, de un cierto
patrón de conducta en su política interna y externa.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 107

Es evidente que la economía mundial de 1998 es diferente a la de 1970 y aún más


a la de décadas anteriores. No se trata sólo de que las magnitudes del comercio
internacional, de los movimientos de capital o de las transacciones bursátiles sean
mayores, sino que existe un superior grado de interpenetración de economías
nacionales ahora más cercanas por la revolución en los medios de transpone,
mucho mejor comunicadas por la revolución en los medios de comunicación y
transmisión de información e integradas en una red transnacional tejida por un
capital que tiene ahora una movilidad internacional enormemente superior a la de
sus bisabuelos del siglo pasado.

Puede comprenderse el sustrato tecnológico objetivo de la globalización actual si


comparamos las largas semanas y meses de navegación entre Europa y Las
Antillas en el siglo pasado con las pocas horas que hoy demoramos en
trasladarnos, o el engorroso envío de información y documentos del pasado con el
uso del fax, el correo electrónico, los satélites, o las reducidas posibilidades que la
tecnología ofrecía para la realización de la vocación internacional que el capital
posee desde su cuna, con las pasmosas posibilidades que ahora permiten mover
miles de millones de dólares en segundos hacia casi cualquier punto del planeta,
accionando los mandos de una computadora.

Sobre esa base tecnológica e interaccionado con ella, ha ocurrido un enorme


crecimiento del comercio mundial, de los movimientos internacionales de capital y,
en especial, del capital en forma financiera, a ritmos mayores que el crecimiento
de la producción o de los indicadores productivo-materiales o de servicios que
conforman la economía "real". La llamada "burbuja financiera" formada por la
especulación en títulos de valor le ha dado el sello tal vez más característico a los
últimos 20 anos de la economía mundial con su vertiginoso crecimiento- Esto ha
llegado a acuñar el calificativo de economía "casino" para designar a esta
desenfrenada especulación financiera alimentada por la desregulación y el
aperturismo en lanío expresiones de la oleada neoliberal, que con sus matices
nacionales ha invadido la economía mundial y conquistado posiciones de mando en
las políticas económicas.

Entre 1950 y 1990 la producción mundial creció 5 veces, en tanto que el comercio
mundial lo hizo en 11,5 veces.

Pero aún más revelador es que en 1970 el 90% del capital empleado en
transacciones internacionales era real, mientras que al finalizar 1995 dicho capital
no iba más allá del 10%. Según cálculos del Harvard Business Review por cada
dólar emanado de la producción y el trabajo productivo, circulan actualmente en la
economía mundial entre 30 y 50 dólares surgidos del mercado financiero, girando
en la ruleta de la economía "casino".

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 108

Los depósitos bancarios se calculan a nivel mundial en unos 800.000 millones de


dólares, pero circulando en los circuitos especulativos existe una fabulosa suma
que duplica la anterior y que da cuerpo a esos llamados capitales golondrina que
se mueven a gran velocidad sin reparar en las fronteras nacionales. Ellos acuden
allí donde concurren condiciones favorables a la especulación, creando una frágil
ilusión de modernidad y fugándose masivamente al primer signo de reducción de
ganancia o posibilidades más beneficiosas en otro escenario- Al ocurrir en México
el asesinato del aspirante presidencial Luis Donaldo Colosio, se fugaron de ese país
más de 4.000 millones de dólares en sólo 24 horas.

Es por tanto, el capital financiero y en particular la especulación financiera


exacerbada por la desregulación, el signo distintivo de la globalización de la econo-
mía mundial- La globalización del mercado financiero es una realidad, pero lo es
también la volatilidad, la inestabilidad que representan enormes masas de capital
moviéndose erráticamente, sin regulación efectiva y con enorme capacidad
destructiva como para poner en crisis a economías nacionales y gobiernos en
pocas horas. También es cierto que este proceso por el cual se separan cada vez
más la masa de capital especulativo de la base productiva real, tiene límites y no
asegura buena salud para el sistema. Alguien tan imposible de acusar de marxista
como John Maynard Keynes expresó: "Los especuladores pueden no hacer daño
cuando sólo son burbujas en una corriente firme de espíritu de empresa, pero la
situación es seria cuando la empresa se convierte en burbuja dentro de la vorágine
de la especulación. Cuando el desarrollo del capital de un país se convierte en
subproducto de las actividades propias de un casino, es probable que aquel se
realice mal"

Los agentes que operan e impulsan la globalización son las corporaciones


transacción ates. Ellas son las arañas que han tendido los hilos de araña del
mercado financiero globalizado, de la interpenetración de las economías
penetradas por ellas, de la supuesta economía sin fronteras, para mover el capital
mediante la planeación a escala global en persecución de la máxima ganancia.

Los ingresos anuales de las 500 mayores corporaciones transnacionales fueron en


1994 mayores en 50% que el PIB de Estados Unidos, 10 veces mayores que el de
toda América Latina y 25 veces mayores que el de Brasil, la más grande economía
latinoamericana.

Una primera propuesta surgida de la ideología globalizadora es que han perdido


sentido las fronteras nacionales y que ya las economías no son el referente
adecuado para entender esta "economía-mundo". Si han perdido sentido las
economías nacionales, entonces se ha quedado sin base de sustentación

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 109

económica propia el estado-nación y resulta cuestionado el concepto y el ejercicio


de la soberanía nacional en tan vital esfera.

El manejo de la economía nacional no puede hacerse entonces si no es sometida a


imperativos globales no surgidos del consenso, sino de la imposición de una
realidad que se afirma es la única posible.

A lo anterior habría que señalar el hecho de que la globalización no es una


novedad escapada de toda previsión marxisla. La vocación internacional del
capital -uno de sus rasgos definitorios- hizo posible que el dominio capitalista
tuviera como uno de sus ingredientes el establecimiento de un sistema mundial, el
primero propiamente dicho en la historia de la humanidad. Desarrollo capitalista y
crecimiento de un entramado de relaciones económicas-internacionales fueron
analizados hacia el pasado y pronosticados hacia el futuro por los clásicos del
marxismo desde mediados del siglo pasado. Esa misma vocación internacional,
ahora asistida por los colosales avances científico-tecnológicos da como resultado
un elevadísimo grado de internacionalización del capital.

Pero esto no elimina la pertenencia nacional de los capitales ni equivale a una


homogeneización de todas las partes de la economía mundial.

Esta internacionalización-globalización sigue mostrando los vínculos finalmente


determinantes entre la corporación global y el Estado matriz, aunque ahora ese
vínculo sea más complejo y con frecuencia no reducible exclusivamente a la
economía.

Las corporaciones globales son de hecho integrantes de la "seguridad nacional" de


su Estado matriz y aquí se incluyen los intereses de poderío militar, el espionaje
económico, tecnológico y financiero ejercido sobre “los aliados globales”. Exxon,
Bayer o Toyota venden o invierten por todo el mundo y su objetivo es maximizar
ganancias para sus accionistas pero esto las independiza del país donde radica la
matriz.

Proceso de Comprensión y Análisis


• ¿Qué elementos socio-culturales intervienen en el conflicto de identidad en
Latinoamérica?
• ¿Cómo influye la tecnología en los procesos culturales vivenciado por los países
de América latina?
• Según el texto, ¿Cómo concibe García Canclini la globalización?

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 110

• Realizar un escrito (mínimo dos paginas) en donde exprese las reflexiones y


posiciones personales, frente al tema del neoliberalismo, destacando el aspecto
económico, político y cultural. Acuda a diferentes consultas que le permitan
ampliar el tema de estudio.
• Relacionar y explicar las ideas más importantes del tema “Procesos de
Globalización en América Latina.
• En términos personales redactar un escrito donde relacione las ideas de cultura
global y procesos tecnológicos, destacando los elementos socio-culturales de
los países de América Latina.

Solución de Problemas
• Según García Canclini la globalización es imaginaria porque no constituye una
realidad decantada e impersonal, ¿qué proyecta García Canclini?
• ¿Cuáles son considerados los problemas políticos más relevantes de
Latinoamérica?
• Retomando el texto “La identidad como Conflicto Creador”, estudiado en la
unidad, ¿cuál es la expresión cultural más acertada para caracterizar al pueblo
latinoamericano?

• Para usted cuál es la consecuencia cultural más importante del “encuentro de


dos mundos”?
• ¿Qué incidencia tienen los avances tecnológicos en la identidad de los
latinoamericanos?, Escribe un breve articulo al respecto.
• Seleccionar los términos sociales, culturales, políticos y económicos más
representativos de la unidad y realizar un escrito destacando su importancia en
el contexto latinoamericano

Síntesis Creativa y Argumentación


• Realizar un cuadro sinóptico sobre el neoliberalismo en América Latina,
teniendo en cuenta los siguientes parámetros.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 111

NEOLIBERALISMO
CAUSAS

CONSECUENCIAS

CARACTERÍSTICAS
CULTURALES

• Relacionar y explicar tres características culturales y artísticas implicadas en el


proceso de construcción de identidad de los pueblos latinoamericanos.

• Escribir una explicación para cada uno de los siguientes planteamientos socio
culturales:
- Los españoles traían una larga experiencia de lucha y convivencia con infieles,
que no era exactamente lo que encontraron en América.
- El hecho americano, desde sus inicios, va a transformar la vida europea, va a
traer nuevas ideas y nuevas posibilidades, provocarán un cambio que va a
abarcar todas las formas de la vida colectiva, desde la moral hasta la
alimentación, desde la religión hasta la política.
- La forma en que se desarrolla el proceso de creación del Nuevo Mundo
determina las bases para una comunidad cultural, política y espiritual entre la
península y las nuevas tierras.
- La globalización neoliberal ha sido y continua siendo como un huracán, que ha
caído sobre el planeta afectando a todos los países en mayor o menor grado,
creando unas sociedades cada vez más excluyentes y polarizadas.
- La globalización nos asalta desde revistas, seminarios, noticias de prensa, es el
mensaje predilecto difundido por los medios. Se nos habla de una “Economía-
mundo” en la que los estados nacionales se han disuelto y ha perdido sentido
la soberanía nacional.

Autoevaluación
• Construir una línea de tiempo sobre la construcción de identidad
latinoamericana.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 112

• Relacionar y explicar tres cambios sociales y culturales originados por la


globalización en Latinoamérica.

• Explicar dos causas y dos consecuencias del neoliberalismo en América latina.

• Escribir cinco conclusiones sobre cada uno de los siguientes subtemas:


- Identidad latinoamericana
- Cultura y globalización
- Globalización y tecnología
- Implicaciones del neoliberalismo en América latina.

Repaso Significativo
• Analizar y comentar con tus compañeros del CIPA la siguiente proposición: “La
cultura es producto de practicas sociales, de la cotidianidad”

• Elaborar una cartelera sobre las características culturales, sociales, políticas y


económicas de América latina en la actualidad.

Bibliografía Sugerida
GALEANO, Eduardo. Las Venas Abiertas de América Latina. Editorial Printer
Colombiana Ltda. Bogota. 1998

GALINDO, Mauricio. Economía. Biblioteca de Humanidades para Todos.


Intermedio Editores. 2002

GARCIA CANCLINI, Nestor. Culturas Híbridas. Editorial Grijalbu. 1989

MARTINEZ, Osvaldo. Globalización y lucha de Clases. Ediciones Taller. 2000

Serie Publicaciones para Maestros. Ministerio de Educación Nacional Formación


Democrática y Educación Cívica en Colombia. 1998

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 113

UNIDAD 3
Modernidad y Posmodernidad en América
Latina
Descripción Temática

América Latina en la mayor parte de sus procesos se ha visto ahogada por visiones
y perspectivas de desarrollo impuestas desde lo externo y no construidas desde su
contexto, intereses, necesidades, desde su realidad, mucho menos elaboradas
desde el sentir y con participación de sus comunidades.

Esto no significa que no exista una identidad cultural latinoamericana, por el


contrario toda su reflexión, su construcción de pensamiento expresa su
desacuerdo por todo ese camino autoritario. Y propende por una respuesta
autóctona en espera de protagonistas y condiciones que permitan su realización.

He aquí la necesidad de pensar en el papel de la educación en la creación de


nuevos paradigmas que contribuyan a los procesos de transformación
latinoamericana.

Horizontes
• Establecer la diferencias entre modernidad y postmodernidad

• Analizar de manera critica la situación actual de los países de América latina

• Determinar la influencia de los países desarrollados en los procesos culturales


de Latinoamérica.

• Desarrollar procesos de reflexión critica desde lo pedagógico y didáctico para el


estudio de la modernidad y postmodernidad en América latina

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 114

Núcleos Temáticos y Problemáticos


• Origen del Concepto de Modernidad
• La Reflexión Filosófica sobre la Modernidad

Proceso de Información
Con frecuencia sé que esta polémica sobre modernidad – modernización-
postmodernidad es un debate “importado” desde las metrópolis intelectuales en
donde el conflicto modernidad-posmodernidad si parece tener “carta de
ciudadanía”.

Algunos la consideran "prematura" y otros una discusión teórica que ya murió,


aunque aquí apenas nos la estamos planteando; lo cual quizás sea expresión de
otra forma de "dependencia", de signo contrario, que pretende acallar un debate
que trasciende los límites de la teoría o de la simple adopción de teorías.

Para otros, es "sólo una moda", porque aquello que los debates teóricos esbozan
no corresponde con la práctica; punto de vista que evidenciaría una incomprensión
de la relación teoría-práctica, cuestión ya clásica, de la cual podríamos echar mano
para definir el significado, la pertinencia y el objetivo de esta polémica.

Alguien más, dice que el concepto de lo moderno es falaz porque es ambiguo,


pues se ha entendido de diferentes maneras; que la modernidad, históricamente
considerada, es una seudo fecha y es temporalmente vaga; que el concepto de
moderno se puede utilizar para cualquier cosa, porque en general nada dice.

Por el contrario, se considera por algunos filósofos, que "la modernización no es


una opción que podamos elegir o rechazar, ella representa el marco económico y
cultural de nuestra época, estableciendo el referente obligatorio para cualquier
política". De ahí que asumir esta polémica y buscar extraer de ella algunas
orientaciones para la acción, con miras al logro de una modernización con
modernidad, sea un compromiso de quienes están vinculados a los procesos de
democratización social.

Quizás el uso indiscriminado de algunos términos y la ausencia de un referente


especifico, en el cual cubren vigencia términos como moderno, modernidad,
modernismo, modernización, premoderno, postmoderno, ha contribuido a que el
debate adquiera una aureola de novedad y de esoterismo, que realmente no tiene.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 115

Dado que estas cuestiones se pueden abordar en el terreno de lo puramente


conceptual, de lo económico, lo político, lo social o lo cultural, conviene precisar
que esta exposición se ubica principalmente en el terreno de lo conceptual, en el
marco de la perspectiva disciplinaria de la filosofía. Por ser el horizonte categorial
en que surge la comprensión de la modernidad Europea. Esta introducción al
problemático concepto de modernidad se apoya en el planteamiento de la teoría
crítica de tos filósofos de Frankfurt, particularmente de Haber mas, Obviamente
esta presentación estará en todo momento históricamente situada.

3.1 ORIGEN DEL CONCEPTO DE MODERNIDAD

El término moderno tiene una larga historia. Según Hans RoberJauss, la palabra
moderno, en su forma latina, modernus, se empleó por primera vez a finales del
siglo V para distinguir el presente, que se había convertido en cristiano, del pasado
Romano y Pagano. Expresaba así la conciencia de una época que se sentía
portadora de lo nuevo, que en relación con el pasado antiguo, se consideraba
como el resultado de la transición de lo viejo a lo nuevo. El tiempo nuevo es la
época moderna.

Hasta el siglo XVII, lo nuevo era restándole una relación renovada con los
antiguos, pero siempre la antigüedad se consideraba como un modelo a recuperar
por medio de alguna forma de imitación (en ello descansa parcialmente la
denominación de Renacimiento). Pero con la ilustración francesa la idea de lo
moderno, que seguía haciendo referencia a lo nuevo, no implicó ya alguna forma
de conservación de lo antiguo, más bien podría afirmarse que acabó con la
fascinación que los clásicos del mundo antiguo ejercieron.

La fe en la ciencia moderna, la creencia en un proceso de desarrollo infinito del


conocimiento y del avance, también infinito, hacia mejoras sociales y morales,
acabó con la permanente referencias los antiguos. Utilizando terminología de
Bachelard, podríamos decir que se dio una ruptura. Esta idea de ruptura es
definitiva para evitar la idea de que este proceso consistió en una transición de la
tradición a la modernidad, de una sociedad atrasada a una sociedad moderna.

En el siglo XIX, con el Romanticismo, surge una conciencia radicalizada de


modernidad que busca liberarse de todos los vínculos históricos del pasado, que
plantea una oposición entre la tradición y lo moderno o nuevo. Desde entonces,
serán consideradas obras modernas aquellas que tienen algo nuevo, pero que
serán superadas a su vez por otras nuevas; desvalorizadas por las innovaciones,
Entre todas esas obras nuevas habrá algunas que simplemente "estarán de moda"
para convertirse luego en algo anticuado y otras que podrán denominarse clásicas

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 116

no porque sobrevivan a su tiempo, porque conserven la autoridad que se les


otorgó en una época pasada, sino porque alguna vez fueron auténticamente
modernas. Es decir, no por su condición pasada, sino más bien por su autenticidad
y novedad. Surge así un nuevo concepto de lo clásico que pierde toda referencia
histórica.

Este culto de lo nuevo implicaba de hecho una exaltación del presente, pero
también una nueva conciencia del tiempo que comprende las ideas de movilidad
en la sociedad, de aceleración en la historia, y de discontinuidad en la vida
cotidiana; una valoración del transitorio y un reconocimiento al futuro. Y con todo
ello, una idea de progreso. El mundo nuevo, el mundo moderno, se distingue del
antiguo por estar abierto al futuro.

El nacimiento de esta idea de modernidad está íntimamente ligada al desarrollo del


arte europeo. Aunque el sustantivo "modernitas" venía utilizándose desde la
antigüedad tardía (en sentido cronológico), en las lenguas europeas de la edad
moderna, el adjetivo "moderno" sólo se convierte en el sustantivo "modernidad" a
mediados del siglo XIX. y ello ocurre en el terreno de las bellas artes. Esto explica
porqué la expresión "modernidad" "modernité", ha mantenido hasta hoy un fondo
semántico de tipo estético. De otra parte, fue en el ámbito de la crítica estética
que se hizo conciencia y se dio por primera vez una Justificación de la modernidad
desde sí misma- La modernidad así pensada tiene lugar de origen, no sólo techa
de nacimiento. Esto condujo a la identificación de modernidad con mundo
occidental y con la racionalidad de occidente.

3.2 LA REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE LA MODERNIDAD

Aunque desde la escolástica tardía y de manera particular en Kant, se encuentran


intentos de autocomprensión de la modernidad - recordemos su escrito sobre
¿Qué es la ilustración?, con su idea de la mayoría de edad, del Ten valor para
servirte de tu propio entendimiento, del llamado a la autonomía que posibilita la
libertad que se requiere para hacer uso público de la propia razón como condición
ineludible de la ilustración, y a lo cual además le asigna la condición de imperativo
ético -, no obstante todo esto, sólo afines del siglo XVIII se enfatiza el problemable
la autocomprensión de la modernidad. Fue Hegel el primer filósofo que desarrolla
un concepto claro de modernidad y lo convierte en un problema fundamental de la
fitosofía. Es por eso que tenemos que acudir a él para entender esa interna
relación entre modernidad y racionalidad, que hasta Weber se supuso evidente de
suyo y que no y parece puesta en cuestión.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 117

Hegel descubre como rasgo distintivo, como principio de la edad moderna, la


subjetividad, la cual constituye un modo de relación del sujeto consigo mismo que
se caracteriza por la libertad y la reflexión. Entendida así la subjetividad, nos
remitirá a las ideas de individualismo, derecho de critica, autonomía de la acción, y
según hegel a la posibilidad de la propia filosofía idealista.

Los acontecimientos históricos que según Hegel hicieron posible esta idea de
subjetividad, fueron: La Reforma, La Ilustración y La Revolución Francesa. Con
Lutero la fe religiosa se toma reflexiva, la proclamación de los derechos del
hombre hace valer el principio de la libertad de la voluntad como fundamento
sustancial del Estado; el derecho y la eticidad se fundan en la voluntad del
hombre.

Como se ve, la modernidad sitúa en su centro al hombre, suponiendo la unidad


entre el género humano y el individuo. La base sobre la que descansa esta
identidad originaría es la razón, condición necesaria para construir el mundo
humano y humanizar la naturaleza.

De esta manera, la subjetividad se constituye en la dimensión que determina las


manifestaciones de la cultura moderna. Así ocurre en el caso de la ciencia
moderna, que al tiempo que desencanta la naturaleza, libera el sujeto cognoscente
mediante e! conocimiento de la misma. De igual manera tos conceptos morales se
construyen teniendo como base el reconocimiento de la libertad subjetiva de los
individuos.

Pero aunque el individuo humano es primero y universalmente sujeto, no es sólo


eso. Es persona y ciudadano. La idea de persona que es de origen cristiano y que
el pensamiento moderno conserva, consagra la igualdad de todos tos individuos
ante el género. Se exalta el valor del individuo, su derecho a la vida, a la dignidad,
a la felicidad y al respeto por el sólo hecho de hacer parte del género humano.
Cada quien es un fin en si mismo, lo cual exige que todos dispongan de las
condiciones y tos medios para realizarse libre y responsablemente.

Esto implica que la modernidad deba concebir un orden abierto que ofrezca esas
condiciones al individuo que por decisión personal busque su propio lugar y persiga
sus fines objetivos. Esto es lo que hace posible que además de ser sujeto y
persona pueda ser ciudadano.

La ciudadanía es la condición del individuo que la modernidad requiere para poder


construir un orden racional, secularmente producido, modificable y perfectible.
Para pasar de la idea de un orden recibido aun orden producido, un orden que al

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 118

tiempo que permita la realización de tos intereses individuales proteja tos intereses
colectivos.

La realización del ideal de la modernidad requiere, por lo tanto, del sujeto, la


persona y el ciudadano, y de valores como libertad, igualdad, fraternidad, respeto,
tolerancia, coexisten a, autonomía de la persona, derechos humanos, democracia,
etc.

De otra parte, la modernidad alude a una determinada forma de concebir el


mundo caracterizada por un desencantamiento del mundo, secularización de la
sociedad, superación de la alteridad y anterioridad de un principio divino como
garantía de orden, ruptura con la fundamentación trascendente y la creencia en un
orden social determinado por el hombre.

El surgimiento de la modernidad dio lugar igualmente a tres procesos


revolucionarios que, entre el siglo XVII el XX, transformaron la sociedad europea:
• Una Revolución Económica: un proceso productivo en continuo crecimiento,
una economía basada en el mercado de trabajo asalariado y en la propiedad
privada de la tierra y los recursos productivos. El capitalismo con sus leyes de
producción y de apropiación de la vida material.
• Una Revolución Política: una teoría política democrática, la voluntad del pueblo
como fundamento del poder.
• Una Revolución Cultural: surgimiento del sistema escolar formal en el lugar de
la iglesia y la familia, de una industria cultural y de los medios masivos de
comunicación.

3.2.1 Quiebra del Proyecto de la Modernidad

Al romper con la tradición metafísica, la modernidad abandona el concepto de


razón sustancial que hacia del mundo objetivo y subjetivo una totalidad, y de la
correspondiente teoría; una visión contemplativa que pretendía hacer inteligible
tanto el mundo de tos hombres como las estructuras internas de la naturaleza. En
su lugar surge una razón dividida en tres esferas autónomas, la ciencia, la
moralidad y el arte.

Así, los problemas del mundo natural y social fueron abordados como cuestiones
de conocimiento, justicia y moralidad o gusto. Las teorías sobre tales cuestiones
dieron lugar a Instituciones y tos problemas respectivos fueron objeto del estudio
de expertos.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 119

Cada una de esas esferas tiene su lógica propia y una racionalidad (cognitivo-
instrumental, moral-práctica y estético-expresiva).

Pero el creciente dominio de la naturaleza por el desarrollo de la ciencia


experimental y el fortalecimiento de la racionalidad con arreglo a fines, que hace
posible ese dominio, fue constituyendo un poder que no sólo se manifestó en la
lucha con la naturaleza sino que absorbió con su lógica el conjunto de todas las
relaciones de tos hombres. La conciencia reflexiva fue cediendo el paso a la
apología del bienestar conquistado.

En estas condiciones el ideal de modernidad formulado por los filósofos del siglo
XVIII se resquebrajó, pues el fortalecimiento de la esfera de la ciencia con la
expansión de la racionalidad cognitivo-instrumental, que se apropió de todas las
manifestaciones de la vida de la sociedad, acabó con la idea de la subjetividad y la
reflexión, con su carácter autónomo, crítico y responsable, para dar idea de un
sujeto autorreferencial que se piensa como un objeto cualquiera, que se objetiva a
sí mismo de igual manera que lo hace con el mundo natural (positivismo).

La conciencia de si del sujeto y de la época se convierte en la ideología que avala


la modernización, se reduce a su apología, desprovista del contenido crítico y
reflexivo que acompañó estos procesos en el siglo XIX. Se dio un divorcio entre la
apropiación de la naturaleza por el hombre, liderada por el desarrollo de la ciencia
y la técnica la modernización- y la apropiación por el hombre de su propia
naturaleza, lo que le permite el desencantamiento del mundo la modernidad. Ello
contribuyó a la formación de la idea de la identidad entre capitalismo y sociedad
moderna, aunque modernización no es sinónimo de capitalismo y mucho menos de
modernidad. La modernización coincide con el desarrollo del capitalismo y quizás
supone su preexistencia mas no así la modernidad.

Finalmente, la extrema diferenciación de las mencionadas esferas de la razón, la


reducción e identificación de la razón con la racionalidad cognitivo instrumental o
con arreglo afines, y la desconexión de las esferas mencionadas con la vida
cotidiana, desacreditaron la utopía de la modernidad. Cabe entonces preguntarnos
si la modernidad es una causa perdida o un proyecto inconcluso, terminemos en lo
que se plantea hoy la polémica sobre la modernidad.

3.2.2 Aproximación al Concepto de Modernidad

El discurso de la Ciencia Social contemporánea, no sólo el del estructural


funcionalismo; si no, el característico de novísimas versiones del marxismo, ha
asumido con poco beneficio de inventario un concepto inapreciable en el pasado
reciente para las escuelas sociológicas colonialistas bien sean estas

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 120

norteamericanas o europeas. El concepto de Modernidad, unido a críticamente a


su sombra, la Modernización apadrinan con igual eficacia, discursos de derecha así
como de izquierda.

Surge así, la necesidad elemental de buscar alguna luz que le de matices a un


concepto que siendo utilizado como palabra sin aparente contenido ha servido
para avalar discursos que al ser llevados a la práctica, han afectado con sus
consecuencias a millones de personas en el Tercer Mundo.

Este hecho se vuelve apremiante, si como hoy sucede, ser Moderno significa
apostar por un futuro definido, no en la entraña democrática de los procesos de
participación ciudadana, sino, en oficinas burocratizadas de organismos
internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, en
donde no existe diferencie alguna entre Modernidad y Modernización.

3.2.3 Historia de la Modernidad

El término “moderno”, ha sido repetidamente usado para denotar la conciencia de


los más lúcidos representantes de una época histórica puestos en relación con el
pasado de la antigüedad, para verse a sí mismos y a su tiempo, como una
transición de los viejo a lo nuevo. Este término estaba siempre vinculado con el
reconocimiento de la antigüedad como un modelo digno de recuperar por medio
de alguna forma de imitación. Todo esto ocurrió así hasta la intervención de la
ilustración francesa. Los ilustrados franceses le dieron a este concepto
connotaciones diferentes, en muchos casos contradictorias con sus iniciales
significados.

El desarrollo de las concepciones propias de la ciencia moderna, con su fe en el


progreso infinito del conocimiento y en las enormes posibilidades de avances de
las mejoras sociales y morales facilitaron el cambio de significado. En este sentido,
contribuyó notablemente el ascenso de la burguesía industrial y su persistente
toma de posiciones en la lucha contra la nobleza por el poder. A partir de este
momento, ser moderno estará vinculado con lo nuevo.

Sin embargo, el cambio no fue tan sólo de significado parte de una nueva moda.
La nueva concepción implicaba profundas modificaciones que tuvieron expresión
en el campo de la cultura. Para Max Weber, la modernidad cultural estaba
caracterizada por “La separación de la razón sustantiva expresada en la religión y
la metafísica en tres esferas autónomas. Estas son la ciencia, la moralidad y el
arte... El discurso científico, las teorías de la moralidad, la jurisprudencia, la
producción y la crítica de arte pudieron ser sucesivamente institucionalizadas,
tratadas por expertos, por profesionales”

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 121

Como consecuencia, se hace notoria l la ruptura entra la cultura de los expertos y


la de las masas. Es evidente que para los ilustrados el ideal consistía en utilizar la
acumulación de cultura especializada para enriquecimiento de la vida cotidiana, es
decir, para la organización de la vida social de cada día. De ahí, podemos concluir
que el proyecto de modernidad no ha sido aún realizado.

Este proyecto pretende reconectar al mundo de la cultura especializada moderna


con la praxis cotidiana, la cual depende todavía de vitales herencias tradicionales,
sobre todo en América Latina. Sin embargo, este objetivo se hace complicado si el
proceso de modernización, relacionado con el de la modernidad sigue
respondiendo únicamente a las exigencias del capital, a la lógica de la sociedad de
consumo y a los principios elementales de competencia que provienen del mundo
occidental y afectan directamente a los pueblos latinoamericanos.

Para dar mayor claridad alrededor de conceptos fundamentales de las Ciencias


Sociales y que ya hemos mencionado, Modernidad y Modernización, es necesario
tener en cuenta la reciente obra de Marshall Berman cuyo título nos cuestiona y
nos invita a la profundización. En todo lo sólido se desvanece en el aire Berman
plantea: “Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete
aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y
que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que
sabemos, todo lo que somos”

Ser modernos es para nosotros una contradicción, transformable e insegura;”La


vorágine de la vida moderna ha sido alimentada por muchas fuentes: los grandes
descubrimientos en las ciencias físicas, que han cambiado nuestras imágenes del
universo y nuestro lugar en él; la industrialización de la producción, que
transforma el pensamiento científico en tecnología...Las inmensas alteraciones
demográficas,.. el crecimiento urbano, rápido y a menudo caótico,... los sistemas
de comunicación de masas,... los estados cada vez más poderosos,... y finalmente,
conduciendo y manteniendo a todas estas personas e instituciones un mercado
capitalista mundial siempre en expansión y drásticamente fluctuante”. Los
procesos que durante el siglo XX dan lugar a esta “vorágine”, han sido reconocidos
como modernización.

3.2.4 El Concepto de Modernidad Hoy

En la actualidad la modernidad es concebida para muchos como el


desencantamiento del mundo. La sociedad actual rompe con la fundamentación
religiosa que se caracterizaba por la alteridad absoluta de principios divinos que
ofrecían como garantía el principio inviolable del orden. Surge entonces una
sociedad que propone la reivindicación de la realidad social como un orden

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 122

determinado por los hombres, afirmando su autonomía y donde los individuos se


hacen cargo de organizar su convivencia.

Para los neoconservadores, es de fácil aceptación que la modernidad, domina en el


mundo contemporáneo, pero que a su vez, está muerta. Esto lleva a algunos
pensadores a preguntarse ¿Cómo pueden surgir normas en la sociedad que limiten
el libertinaje y restablezcan la ética de la disciplina y el trabajo? ¿Qué nuevas
normas pondrán freno a la nivelación causada por el Estado de Bienestar; de tal
forma que las virtudes de la competición individual por el éxito puedan volver a
dominar?

Este retroceso nos deja ver el carácter agónico de las propuestas neoliberal-
conservadoras, que pretenden dar solución a problemas nuevos con soluciones
viejas. La modernidad, la sociedad capitalista, recibieron un notable impulso y una
fundamentación ético moral de las reformas religiosas que se iniciaron con las
propuestas de Lutero. Pero, esto fue eficaz hace 300 años. En la actualidad el
camino de la sociabilidad no se apuntala sobre una ética religiosa, sino sobre una
ética ciudadana fundada en el respeto al otro, a la pluralidad y a la tolerancia. Es
decir, en la asunción de la democracia no sólo como modo de participar, sino como
modo de vivir y sentir.

3.2.5 América Latina: ¿Rescate Postmodernista o Rescate de la


Postmodernidad?

La filosofía contemporánea tiene el deber como lo ha tenido siempre, de someter a


juicio crítico, los valores y limitaciones de esta nueva corriente del pensamiento
que ya circula más allá de sus fronteras de origen.

Los temas claves para rescatar del discurso postmodernista en América Latina son:
el culto a la diferencia, el disenso, la variedad, la variedad, la tolerancia, entre
otros.

Cuando el postmodernismo arremete contra la razón, no lo hace exclusivamente


contra ella. A través de ella se enfrenta contra múltiples aliados, en primer lugar
contra la acción revolucionaria, y en último contra todo tipo de acción. La mayor
parte de los postmodernistas son fieles creyentes de las ventajas de la “inactiva”
actitud pasiva, aceptadora del status reinante. En esto se demuestra el sesgo
neoconservador de muchos simpatizantes.

“El pensamiento postmoderno-asegura Mauricio González- no intenta suprimir o


superar el estado de cosa existente: se limita a volver patente su esencia mediante
el cuestionar permanente”. Esto implica la acentuada hostilidad del

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 123

postmodernismo hacia el marxismo, y de ese modo se pretende sintetizar a todas


las teorías que han intentado la emancipación del hombre.

El poder de la razón,- que inadecuadamente se pretende atribuir básicamente a la


modernidad ilustrada, pasando por alto que ésta ha sido consustancial al hombre
desde que este puede ser considerado tal,- es cuestionado. Esto constituye el
preámbulo para justificar el vegetarianismo que se pretende inculcar en las nuevas
generaciones, y que trae consigo el culto por lo “light” como principio
fundamental en la sociedad latinoamericana.

Cabe entonces preguntarnos ¿Puede América Latina confiar su futuro plenamente


a filosofías de la deriva y que virtualizan la realidad? Al respecto, podemos
plantear que las corrientes que soplan en los tiempos postmodernos no confluyen
hacia el reencuentro de orígenes y por tanto no contribuyen en la reconstrucción
de identidades, porque en su búsqueda del “pensamiento del afuera”, llegan a
cuestionarse la validez del único instrumento que posee el hombre para el diálogo
civilizado que es la reflexión. Y generan a la vez un pensamiento totalmente ajeno
a las características de los latinoamericanos.

La recepción indiscriminada que han tenido algunos de los pilares del


postmodernismo en determinados grupos de intelectuales latinoamericanos pone
de manifiesto hasta qué punto la falta de acierto selectivo, conduce de alguna
manera a laberintos estereotipados que nos llevan de nuevo a pensar en “el
pensamiento desde afuera”.

La asunción sin recato de la nueva moda se ha producido de forma tan marcada


que muchas veces sus reproductores no tienen conciencia de la gran desnudez
que esta trae implicada. No se trata de la apetecida desnudez que mueve al ser
humano más allá de la percepción estética y sexual, se trata de aquella que
desarma el cuerpo ante los embates del entorno.

Aún después de mucho tiempo, tras medio milenio, la América nuevamente se ve


violada en su intimidad por las locuras del delirante postmodernismo y abandonada
sin abrigo.

Aquellos que retoman y hacen suyas al pie de la letra las nuevas profecías de las
pitonisas postmodernistas de Europa y Norteamérica, no perciben las sacudidas
que estas incitan sobre nuestro suelo.

La reafirmación del protagonismo gendarmeril no se circunscribe a la política


exterior norteamericana, sino que ya encuentra seguidores hasta en aquellos que

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 124

piensan que los culpables de la II Guerra Mundial, han sido suficientemente


castigados y sus descendientes no tienen por qué seguir cargando sus culpas.

¿Son realmente débiles las estructuras creadas por las transnacionales y los
gobiernos de los países capitalistas desarrollados o aspiran a debilitarse para
ponerse a tono con los augurios postmodernistas? La utopía no se muere,
reverdece entre los pies de su sepulturero.

Si los pueblos latinoamericanos pretenden rescatar su identidad, reconstruir sus


valores culturales auténticos y proyectar sólidos modelos de desarrollo
socioeconómico, no deben buscar en el anaquel postmodernista las herramientas,
ni siquiera para concebir maquetas, pues éstas pueden propiciar el asentimiento
ante el juicio favorable o desfavorable de los “expertos” nórdicos.

En América Latina si el postmodernismo no solo incita a invalidar el poder de la


razón, sino también a debilitar el pensamiento, el hombre será concebido como
alguna vez lo hizo Descartes hombre-máquina, hombre-planta, entre otros.

Debilitar el pensamiento del hombre latinoamericano, más de lo que han tratado


de debilitar los poderes dominantes, principales artífices de su enajenación,
constituye la mejor forma de estimular la pasividad y la renuncia a todo intento
participativo de regeneración social. Es únicamente otorgar licencia de
pensamiento para pensar que las cosas están muy bien donde actualmente se
encuentran.

Y si se considera que el proyecto moderno es más viable para que desde él la


filosofía "inicie nuevamente su tarea" como también ha sugerido Hortensia Cuéllar,
se puede caer en la trampa nihilista que no niega al sujeto de la revalorización sino
lo revalidable, que en este caso resulta la filosofía clásica que ella misma trata de
rescatar.

Una filosofía que niega los valores del pasado, cualesquiera de ellos, en tanto que
valores, esto es entidades de significación positiva al menos para los sujetos
históricos de la valoración, no puede constituir alternativa alguna para un empezar
de nuevo. Sencillamente porque no existe realmente la posibilidad de la arrancada
a partir de cero. Y si acaso existiera potencialmente, seria muy triste no poder
ejecutaría por no contar con tos suficientes hombre-tabula rasa.

Los pueblos latinoamericanos no deberían confiar su suerte a filosofías que


renuncian aparentemente a todo tipo de paradigma de la historia y convierten el
principio de incertidumbre en exclusivo paradigma también del mundo social.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 125

Jamás Heisenberg pudo imaginar que el carácter microcósmico de su enunciado


tísico trascendiera tanto lo macrosocial.

Más que filosofías de sospecha, América Latina necesita filosofías del rescate y
proyección. Lo cual no significa que haya que renunciar a toda sospecha; ninguna
filosofia, incluyendo el postmodemismo ha podido evadir ser considerada
sospechosa, pues como plantea Arturo Andrés Roig "renunciar a la sospecha,
significa renunciar a la denuncia" y no es posible el filosofar sin someter a juicio
crítico la realidad, que se incomoda siempre al ser denunciada.

No más filosofías vergonzantes de nuestra ignorancia respecto a la producción


intelectual primermundista. Si bien el asombro y la turbación eran cualidades
socrático-platónicas de la reflexión filosófica, jamás el bochorno intelectual ante lo
exótico sempiterno de la producción filosófica europea podrá constituir caldo de
cultivo favorable para nuevos filósofos.

No es suficiente hoy en día enarbolar filosofías de denuncia, hacen falta filosofías


de anuncio. Una filosofía matinal no en el sentido en que Vattimo retoma a
Nietzscne, sino en el que Roig la propugna. En lugar de filosofías de protesta a los
latinoamericanos les hace más falta filosofías de propuestas. Ha sido suficiente con
las filosofías del encubrimiento, han cumplido su papel con eficiencia, es la hora de
la filosofía de los descubrimientos, de que sean emprendidas por los hasta ahora
siempre descubiertos.

En sus reflexiones sobre la filosofía y la modernidad Mario Teodoro Ramírez llega a


la adecuada concepción que no por planteada en múltiples ocasiones, como se
aprecia en la obra de Leopoldo Zea, Enrique Dussel y otros representantes de la
filosofía latinoamericana de la liberación, debe dejar de ser reiterada: "La filosofía
no debe circunscribirse a lo puramente teórico y académico, sino a razones éticas,
a alcanzar una vida mejor y superior, interés de liberación, salvación, iluminación" .
Lógicamente este lenguaje resulla obsoleto para el discurso postmodemista, ya
que asume la liberación, la salvación y la iluminación de un modo muy peculiar.

No preconiza liberarse de los poderes materiales y enajenantes reales, si para ella


el mundo se encuentra en creciente fragmentación y desconstrucción, no hay pues
motivos para sentirnos enajenados, solamente hay que liberarse de la falacia de
los metarrelatos,

La salvación no la asumen ni en lo escatológico, ni en lo social, pues por un lado


"Dios ha muerto" lo cual significa que ya no hay ante quien avergonzarse y por
otro encuentran motivos suficientes para sentirse arrepentidos de haber
considerado durante tanto tiempo a los hombres como seres iguales. Solo queda

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 126

acogerse al "igualitario" principio de ¡sálvese el que pueda!, o lo que es lo mismo


el individuo, pues las masas a pesar de su extinción aún siguen apestando.

Para el postmodernismo la oscuridad que aun embargaba al hombre moderno ha


sido dejada atrás por la obscenidad de tos medios de comunicación que Ilegan a
saturar la información de tal modo que el hombre está demasiado informado. No
hace falta tanta luz que difumine las sombras delineadoras de los ricos contornos
de la realidad. La filosofía posmodernista prefiere sacrificar la sabiduría por la sabia
quietud.

A la vez, por sus temores a la contaminación ideológica prefiere evadir incluso la


discusión teórica del momento ideológico. Es tanta su fobia ante lo "cargado"
ideológicamente que prefiere ignorar hasta el debate de la cuestión. Tal vez los
debates se les hagan demasiado modernos, por no existir en ellos otras armas que
no sea la racionalidad.

Pero, en verdad, hay descontaminación ideológica en una filosofía, que si pretende


caracterizar tos rasgos de la época contemporánea, ignora las actitudes que
tienden hada la militarización a pesar de la unípolaridad actual del mundo y a la
vez desconoce las alternas posturas de tos "elegidos" en el concierto de las
naciones para tomar decisiones de vida o muerte sobre otros pueblos del orbe?

Resulta acertado para "Nuestra América" el juicio de Baudrillard de que "ya no


formamos parte del drama de la alineación, porque la obscenidad de la
comunicación nos revela todo?¿Acaso los mas media son verdaderamente tan
pornográficos en su información que dejan -asiucirtodas las intimidades de las
reales fuentes y efectos del poder? Como es conocido la mayor parte de la
elaboración de los productos enlatados de la información contemporánea son
made in first word y aquellos que se elaboran en nuestros países son
confeccionados con las parabólicas muy bien orientadas también hacia los valores
que propugna la sociedad que se quiere despedir de la modernidad- Tal vez haya
que decir junto a Galeano que no sólo en el entierro del socialismo hubo
equivocación de muerto, almenes para el Tercer Mundo, incluyendo el que existe
en el Primero, también lo hubo en el entierro de la modernidad.

En correspondencia con tal criterio de Baudrillard la alienación solo se produciría


cuando predomina la ignorancia sobre determinados mecanismos, por tanto su
erradicación resultaría tan fácil que hasta la propia modernidad con el espíritu
ilustrado le hubiera puesto fin. En verdad sus móviles reales son mucho más
profundos que tos que pueden mostrar la superficial pantalla de televisión. Junto al
desconocimiento se agolpan la impotencia, la incapacidad para poner las cosas
sobre sus pies reales y para que el hombre, de carne y hueso y no el de tos

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 127

tratados filosóficos modernistas o postmodernistas, pueda desplegar sus mayores


potencialidades en cada circunstancia histórica.

Lo que en un sentido epistemológico podríamos denominar como •superación de la


alienación" -señala Federico Riu- soto resultará factible cuando resulte superada la
concepción del hombre que le sirve de base". Ni la modernidad y mucho menos la
postmodernidad pueden asegurarle vías desalentadoras seguras al hombre, el
analfabetismo cultural y político, el "irracional" subconsumo, la insuficiencia
comunicativa -a pesar de tos esfuerzos habermasianos- y sobre todo participativa
especialmente de tos pueblos marginados del desarrollo. son algunos obstáculos
que impiden aún la anhelada desalineación.

El discurso postmodemista resulta proporcionalmente alienante al grado de


dependencia del lugar donde se formule como estrategia de acción. Realmente
una invocación como la de Baudrillard de que "ya no consigo saber lo que quiero",
o la esgrimida por Roberto Folian, desde el cono sur, no pueden constituir pauta
para articular políticas desalienatorias y mucho menos superadoras de modernidad
alguna, al menos en esta parte de América, aunque hay razones suficientes para
dudar que en la otra parte haya sido seguida.

"Liguemos, pues,-sostiene este último autor-a la crítica de la modernidad en parte


lograda por los postestructuralistas, la imagen de lo postmoderna como el fin de la
fundación, la trascendencia y la política centrada, para que no la reemplace sino
un desvaimiento general que no se erija en exaltaciones contra la metafísica, sino
entona el andar suave de quienes no saben a dónde va y ya no pretende saberlo".

El éxito de los países del primer mundo no pudo consistir en la renuncia a la


fundación, la trascendencia y la política centrada y a pesar de que estos han
constituido en la actualidad el caldo de cultivo más favorable para ideas
postmodemistas, no son alcanzados por algunas de sus punzantes arengas como
estas, quienes tienen la responsabilidad de conducirlos.

América Latina no puede fiar su marcha a las fieras corrientes económicas y


políticas que se enfrentan en el mundo contemporáneo y deshacerse de brújulas
para esperar tranquilamente el destino que la zozobra le asignará. La
intelectualidad en todas partes del mundo ha tenido y tendrá responsabilidad
histórica en la fundamentación de las políticas y sus cambios, aún cuando no sean
directamente tos encargados de ejecutarlas. La intelectualidad latinoamericana
actual tiene el deber de proponer alternativas para el desarrollo y salidas a las
crisis en fugar de ofrecer solo compensatorio consuelo o infructuoso pésame.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 128

Este tipo de discurso postmodemista, ya que por suerte hay otros más
alentadores, no resurta paradigmático ni para esta parte del mundo, ni para el
orbe en su conjunto, cuando se amenaza su existencia misma a menos que se
logre concierto no sólo ecológico en múltiples problemas que afectan a la
eternamente inacabada modernidad.

El escepticismo que propugna el discurso postmoderno preocupa a gran parte de


la intelectualidad latinoamericana que se percata de lo pernicioso que puede
resultar en cualquier parte, pero más aún en esta región tan urgida de proyectos
optimistas y realistas a la vez. En tal sentido Guillermo Hoyos, plantea que: "el reto
ahora es evitar que la frivolidad y la fragmentación de la crítica postmodemista se
apoderen de las ciencias sociales y humanas, vetándoles toda competencia y
legitimidad propositiva, la cual soto puede basarse en renovadas pretensiones
teórícas'.

Los latinoamericanos tenemos ante todo que nacemos la pregunta í de qué nos
viene a rescatar el postmodernismo? y después ¿Qué propone en sustitución de lo
derruido?

Si nos viene a rescatar de tos resultados de tos proyectos fracasados por sus
demagógicas indumentarias a través de medidas viables de dignificación humana,
bienvenido sea. Pero si, como todo parece indicar soto sustituye uno de esos
fracasos por otro con la desventaba de que renuncia de hecho a la posibilidad de
una reorientación de la historia humana, porque no admite ni tendencias en ella. ni
que el hombre actúe conscientemente para lograr su perfeccionamiento, porque ni
siquiera admite la existencia de tal proceso, entonces es preferible continuar
completando nuestra imperfecta modernidad.

Ante la avalancha cultural del postmodernismo solo es posible una actitud


consecuente:
• asimilar dialécticamente sus críticas a las insuficiencias y descalabros de la
modernidad; aprovechar sus logros estéticos con sus renovaciones en la
apreciación del espacio, etc.
• recomponer sus apreciaciones sobre tos efectos de tos recientes avances
tecnológicos y en especial sus efectos sobre la comunicación y los modos de
vida del hombre contemporáneo y demostrar la endeblez de todo nihilismo y
esquizofrenia social que cautive al hombre en zoológicas jaulas.
• También debemos asumir una actitud renovadora, moderna ante al
postmodemismo.

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 129

Proceso de Comprensión y Análisis


• ¿Qué entiende por modernidad?
• ¿Cuál es el principal conflicto ideológico que se presenta con la modernidad en
América latina?
• ¿Qué elementos intervienen en el origen de la modernidad?
• Realizar un breve resumen sobre la historia de la modernidad.
• Explicar las diferencias entre modernidad y postmodernidad.
• Relacionar las características de la modernidad en América latina.
• ¿Cuál es la situación de los países de América latina frente a la modernidad y
postmodernidad?

Solución de Problemas
• Realizar una breve explicación sobre cada uno de los siguientes planteamientos
relacionados con la modernidad y postmodernidad en América latina (si es
necesario acuda a otras consultas)
- Para algunos el concepto de moderno es falaz porque es ambiguo, pues se ha
entendido de diferentes maneras, que la modernidad históricamente
considerada es una seudofecha temporalmente vaga.
- El culto a lo nuevo implica de hecho una exaltación del presente pero también
una nueva conciencia del tiempo que comprende las ideas de movilidad en la
sociedad, de aceleración en la historia y de discontinuidad en la vida cotidiana.
- El desarrollo de las concepciones propias de la ciencia moderna, con su fe en el
progreso infinito del conocimiento y en las enormes posibilidades de avance de
las mejoras sociales y morales facilitaron el cambio de significado.
- La modernidad ha pasado del optimismo y la serenidad de mediados del siglo
XIX, a una profunda crisis a finales del siglo XX.
- América latina no puede fiar su marcha a las fieras corrientes económicas y
políticas que se enfrentan en el mundo contemporáneo y deshacerse de
brújulas para esperar tranquilamente el destino que la zozobra le asignara.

• Expresar su juicio critico sobre la modernidad en América latina

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 130

• ¿Qué expresión considera que se debe utilizar para caracterizar la vida actual
de los pueblos latinoamericanos? ¿Modernidad o Postmodernidad? Sustentar
su respuesta acudiendo a diferentes textos o autores.

Síntesis Creativa y Argumentación


• Elaborar un esquema comparativo sobre modernidad y postmodernidad en
Latinoamérica, teniendo en cuenta:
- Antecedentes.
- Protagonistas.
- Características.
- Desarrollo.

• Seleccionar cinco planteamientos socio culturales de la unidad y realizar un


análisis critico teniendo en cuenta la realidad actual de Latinoamérica.

• Mencionar algunas estrategias que en su rol de docente desarrolle con sus


estudiantes para afrontar la realidad mundial actual.

• Diseñar una historieta destacando la situación latinoamericana en la actualidad,


tenga en cuenta las características planteadas a través del módulo.

Autoevaluación
• Explicar los fundamentos básicos de la modernidad en América latina.
• Escribir y explicar cinco conclusiones sobre modernidad en Latinoamérica
• ¿Qué relación existe entre la ilustración y el comienzo de la modernidad?
• Establecer una comparación entre modernidad y post modernidad, situar los
países de América latina.
• ¿Cuáles son las características culturales de la modernidad latinoamericana?

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 131

Repaso Significativo
• En lenguaje actual desarrollar un escrito tomando como punto de partida la
lectura complementaria que aparece a continuación, relacionándola con el
problema de identidad en Latinoamérica.

IDENTIDAD HISTÓRICA Y CAMBIANTE

HABLEMOS UN POCO DE LO PRECOLOMBINO

Este territorio, “el paraíso perdido”, como lo llegaron a llamar algunos monjes que
vinieron en la fatídica expedición europea, era el lugar donde se forjaba una
civilización humana, que hacia su camino con el criterio claro de tener como centro
al hombre. Por eso la vida era comunitaria, la riqueza era distribuida según las
necesidades reales de cada familia.

Entonces los incas pensaron en el ayllu, y los aztecas en el calpulli como unidad
social básica; la tierra tan cuidada y respetada, era la madre que daba alimento,
que producía vida. La profunda sabiduría de estos pueblos, que escuchaba en la
voz de sus ancianos , los llevaba a entender la existencia como una integridad.

Su cosmogonía unía al hombre con el medio, dándole pertenencia,seguridad,


estímulos certeros de vivir, ambiente en el cual se creaban valores de solidaridad,
hospitalidad, justicia, porque fueron civilizaciones levantadas lejos del egoísmo, de
la ambición.

No se puede desconocer por ello que al ser civilizaciones humanas también tenían
limitaciones: guerras, divisiones, jerarquías, entre otros, que fueron precisamente
las que debilitaron sus estructuras.

Los pueblos precolombinos eran pueblos con una identidad clara, definida; que
iban en busca de su desarrollo, hasta que la profecía anunciada por el Chumel y el
Ttzimín en el libro de los libros del Chilam Balam se cumplió:

“Ay, ¡Entristezcámonos, porque llegaron!


Del oriente vinieron,
cuando llegaron a esta tierra los barbudos,
los mensajeros de la señal divina,
los extranjeros de la tierra,
los hombres rabicundos...

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Construcción de la Identidad Latinoamericana 132

Ay, ¡entristezcámonos porque llegaron!


Ay del Ttzá, Brujo del agua
¡que vuestros dioses no valdrán ya más!

Este Dios verdadero que viene del cielo


sólo de pecado hablará,
sólo de pecado será su enseñanza.
Inhumanos serán sus soldados,
crueles sus mastines bravos.

¡Preparáos a soportar la carga de la


miseria que viene a vuestros pueblos”

Si, llegaron los europeos y con ellos occidente, con su individualismo, con su fría
racionalidad que condena los mitos y la magia de estos pueblos; llegaron con la
ambición delirante de riqueza y , por encima de muchas vidas y de mucha cultura,
impusieron un dios con el que justificaron la muerte y crucificaron creencias por
demoníacas; violaron mujeres; profanaron templos; saquearon minas; ¡causaron
un aborto en América!

El Papa hizo una ”generosa” división de América entre ingleses, españoles y


portugueses, separando para siempre el águila del cóndor, convirtiéndolos en
enemigos a muerte.

Fue así como empezamos a tener diferencias muy notorias con el norte, a forjar
costumbres, estilos de vida, creencias con una carga indígena, negra y blanca, que
hace de esta parte de América una cultura multiforme que, precisamente,
complejiza la definición de nuestra identidad.

Bibliografía Sugerida
CHAPARRO CUERVO, Nidia, y Otros. Revista de la Universidad del Tolima,
Humanidades y Ciencias Sociales. 1994

GARCIA CANCLINI, Nestor. Culturas Híbridas. Editorial Grijalbu. 1989

LATAPI, Fabián, ESCOBAR VILLA, MENDOZA Luis. Sociales Interactivas, Geografía,


Historia y Convivencia. Editorial Mc Graw Hill. 2001

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BIBLIOGRAFÍA GENERAL
CHAPARRO CUERVO, Nidia, y Otros. Revista de la Universidad del Tolima,
Humanidades y Ciencias Sociales. 1994

GALEANO, Eduardo. Las Venas Abiertas de América Latina. Editorial Printer


Colombiana Ltda., Bogota. 1998

GALINDO, Mauricio. Economía. Biblioteca de Humanidades para Todos.


Intermedio Editores. 2002

GARCIA CANCLINI, Nestor. Culturas Híbridas. Editorial Grijalbu. 1989

HANKE, lewis. Estudios sobre Frai Bartolomé de las Casas y Sobre la Lucha por la
Justicia en la Conquista Española de América. Ediciones de la Biblioteca. 1968.

LATAPI, Fabián, ESCOBAR VILLA, MENDOZA Luis. Sociales Interactivas, Geografía,


Historia y Convivencia. Editorial Mc Graw Hill. 2001

MARTINEZ, Osvaldo. Globalización y lucha de Clases. Ediciones Taller. 2000

Serie Publicaciones para Maestros. Ministerio de Educación Nacional Formación


Democrática y Educación Cívica en Colombia. 1998

USLAR PRIETI, Arturo. Iberoamerica, Una Comunidad. Ediciones de Cultura


hispánica. Madrid. 1989

VIZCARRA, Fabián, ESCOBAR VILLA, MENDOZA, Luis. Sociales Interactivas,


Geografía, Historia y Convivencia. Editorial Mc Graw Hill. 2000

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