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POSGRADO Civil
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NATALINO IRTI
Docente libre de Derecho Privado en la Universidad de Roma
RELEVANCIA JURÍDICA
1. Premisas generales.
Comúnmente, el vocablo relevancia expresa la importancia que algo tiene desde determinado
punto de vista. Así, pues, se habla de medios relevantes para un fin; de elementos relevantes
para un juicio; de fenómenos relevantes para una investigación.
En un sentido más restringido, se denominan relevantes a los hechos que son individualizados
por el pensamiento humano de la misma manera como sucede con un canon o un principio. Es
éste, pues, el proceder del historiógrafo, quien no dirige su atención sobre la totalidad de los
hechos acaecidos, sino tan solo sobre determinados hechos en particular dejando, así, otros
tantos de lado. El hecho individualizado es el hecho relevante para el interés humano que invita
a conocer el pasado: en pocas palabras, es el hecho histórico. La historicidad no es una
característica objetiva del hecho: «un hecho es histórico en cuanto es pensado», es decir, en
cuanto responde a una necesidad actual requiriendo, para ello, ser reconstruido y comprendido.
“Rilevanza Giuridica” extraída de: Jus Rivista di Scienze Giuridiche. Pubblicata a cura dell’Università del Sacro
Cuore. N.S. Anno XVIII Gennaio-Giugno. Fasc. I-II. 1967.
Traducción del italiano por José Luis GABRIEL RIVERA. Profesor de Derecho Civil de la Pontificia Universidad
Católica del Perú.
En la presente versión se omiten los pies de página, así como las notas del traductor.
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Los hechos que no son pensados no se posicionan – como especie del mismo género – junto a
los hechos pensados: el hecho no pensado no es nada. El hecho es siempre un hecho
relevante: relevante para el pensamiento que interpreta y sistematiza la realidad.
1) un conjunto de hechos.
2) Un criterio eurístico.
3) Una elección de los hechos, realizada en base a un criterio.
La relevancia expresa un perfil parcial y relativo del hecho: parcial, en tanto no comprende el
hecho acaecido en su totalidad; relativo, en tanto depende del criterio asumido y variando aquel
al modificarse éste. En rigor, es una posición lógica del hecho, que justamente vale como
hecho en cuanto el pensamiento lo individualiza y define. Así, pues, no existen dos órdenes de
hechos (hechos relevantes y hechos irrelevantes; hechos importantes y sin importancia), ya
que el hecho no puede escapar del pensamiento, so riesgo de extraviarse y extinguirse.
El estudio de las diversas modificaciones de la relación (y, sobretodo, de la teoría de los modos
de adquisición de la propiedad y de las fuentes de las obligaciones) ha llevado al campo
jurídico el problema del hecho.
El jurista ha advertido que las diversas variaciones que la relación experimenta presuponen
siempre un hecho histórico o natural; esto es, el acaecimiento del hecho determina,
necesariamente, la producción de la mutación. Así, pues, la relación jurídica se constituye, se
modifica, se extingue; ello significa: que se ha producido el hecho, al cual el derecho objetivo
ha de vincular el ser, el ser de distinta manera o el no ser de la relación. De esta manera, el
estudio de la relación, ya no limitado tan solo al análisis del contenido, se ha extendido al perfil
dinámico: es decir, a los acontecimientos que hacen que la relación se constituya y desarrolle.
Este es el punto de partida de la teoría del hecho jurídico.
El hecho jurídico no es simplemente el hecho, sino el hecho que existe en y para el derecho.
Nace así la exigencia de seleccionar de entre la historia humana y la realidad natural, los
hechos que tengan importancia jurídica. El hecho no lleva en sí la propiedad de constituir,
modificar, o extinguir la relación: el hecho es jurídico en cuanto es tomado en consideración
desde el punto de vista del derecho. El problema del hecho jurídico se identifica con el
problema del hecho relevante, del hecho seleccionado según el criterio de la juridicidad.
Las soluciones al problema expuesto –esto es, con qué criterio realizar la elección del hecho
jurídico– se pueden agrupar: en tres tendencias lógicas, no encuadrables en el tiempo de
manera sucesiva. Así pues, producida la vinculación entre hecho y mutación de la relación, la
doctrina se encuentra en la necesidad de definir la categoría del hecho, de determinar el
principio por el cual un hecho adquiere relevancia jurídica.
1) La primera elaboración parte de ello: existen hechos a los cuales el derecho atribuye efectos
jurídicos (ésta es la fórmula, más lata y genérica, que la doctrina usa para sustituir la fórmula
«mutaciones de la relación»). El hecho, histórico o natural, deviene en jurídico a través de una
relación establecida por el derecho objetivo.
La juridicidad se presenta como un concepto funcional: como una característica del hecho, que
deriva de su vinculación con otra entidad. El criterio eurístico está dado por la referencia a los
efectos jurídicos: de esta manera, son irrelevantes los hechos a los cuales el derecho no
vincula efectos jurídicos.
En este sentido, se advierte: a) que la juridicidad no es una característica intrínseca del hecho;
b) que la juridicidad deriva del derecho objetivo; c) que la juridicidad reside en la vinculación del
hecho con los efectos. La relación entre norma y hecho es mediada por otra entidad; la
juridicidad del hecho deriva de la juridicidad de las consecuencias que el derecho vincula al
hecho. Si denominamos eficacia a la idoneidad para producir efectos, concluiremos que la
juridicidad del hecho depende de su eficacia: un hecho relevante será siempre un hecho eficaz;
y, por el contrario, un hecho ineficaz nunca será un hecho relevante.
2) La segunda posición doctrinaria no cree que la juridicidad derive de la vinculación del hecho
con los efectos, y así establece la autonomía lógica de la relevancia.
El fenómeno jurídico –se señala– está constituido por dos órdenes de elementos: el elemento
formal, que emana del derecho objetivo; el elemento material, que se encuentra en el hecho. La
norma describe supuestos de hecho y establece efectos jurídicos. Por ésta razón, el proceso
de calificación se desarrolla en dos momentos: I) en el reconocimiento que el hecho concreto
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Relevancia y eficacia son nociones independientes: sobre el plano lógico, porque el hecho
existe como hecho jurídico en virtud de la homogeneidad con la hipótesis normativa; sobre el
plano histórico, debido a que existen hechos relevantes, pero ineficaces. La relación entre
norma y hecho no es mediada por otras entidades, ello en cuanto el derecho califica el hecho y
lo asume en una específica posición. El esquema legal es una forma que espera recibir su
contenido del mundo extrajurídico. El criterio, que sirve para diferenciar hechos relevantes y
hechos irrelevantes, se encuentra en la conformidad con el tipo normativo: es decir, que el
hecho se adecue o no a una de las figuras preestablecidas por el derecho. El hecho relevante
es el hecho que realiza el tipo legal: en una palabra, el hecho típico.
En éste sentido, se advierte: a) que la juridicidad no es una característica intrínseca del hecho;
b) que la juridicidad emana del derecho objetivo; c) que la juridicidad (relevancia) reside en la
adecuación del hecho a un tipo normativo, preestablecido en razón de los efectos inmediatos o
mediatos. La juridicidad del hecho no depende de la producción de los efectos. Estos no son
vinculados a un hecho puro, sino a un hecho provisto de calificación jurídica. El nexo normativo
no media entre una entidad extrajurídica (hecho) y una entidad jurídica (efectos), sino entre dos
fenómenos que pertenecen a la esfera del derecho.
Que se tome partido por el criterio funcional no elimina las diferencias entre las dos posturas
doctrinarias señaladas. Para la primera, hecho relevante es el hecho eficaz: la juridicidad del
hecho depende, de manera exclusiva, de la producción de los efectos. El hecho es jurídico solo
en tanto produce efectos jurídicos: ésta función identifica los hechos relevantes para el
derecho.
Para la segunda, hecho jurídico es el hecho conforme al esquema que la ley ha preestablecido
en razón de los efectos. La juridicidad reside en la adecuación al tipo normativo; sin embargo,
éste encuentra su propio significado en el rol de antecedente del efecto. Por consiguiente,
hecho relevante es el hecho que produce o es idóneo para producir efectos jurídicos. La
relevancia no depende de la producción de los efectos, sino de la homogeneidad con un
determinado tipo de hecho, al cual, de manera inmediata o mediata, la norma atribuye efectos
jurídicos.
Vistas así las cosas, para la primera postura, la juridicidad del hecho es una característica a
posteriori: esto es, que la juridicidad del hecho –que de por sí se presenta neutro y monótono–
es inferida en base la producción de los efectos jurídicos. Para la segunda, la juridicidad del
hecho es una característica a priori: es decir, la juridicidad explica y fundamenta la producción
de los efectos. El hecho, productor o idóneo para producir efectos jurídicos, es un hecho que ya
ha sido calificado por el derecho, y, por ende, pertenece a la esfera misma de los efectos. La
funcionalidad no caracteriza a la juridicidad, sino el esquema normativo, que necesariamente
se encuentra coordinado a la eficacia.
La norma es fuente de la juridicidad: instaura fenómenos jurídicos allí donde antes existían
hechos históricos o naturales. La relevancia expresa el «valor jurídico del hecho»: la esencia
que penetra y da vida a la materialidad del hecho acaecido. Se llega así a la entidad lógica
«hecho jurídico – hecho relevante»: el significado del hecho jurídico coincide con su relevancia
para el derecho. La calificación normativa determina y agota la juridicidad del hecho.
Resumiendo los pasos seguido por la doctrina concluiremos: a) que la juridicidad no es una
característica intrínseca del hecho; b) que la juridicidad emana del derecho objetivo; c) que la
juridicidad reside en la adecuación del hecho al tipo normativo.
El ciclo, testé [antes] delineado, nos permite evidenciar dos motivos ideales: por un lado, el
motivo de la autonomía, por el cual los fenómenos se definen como conceptos y como esencias
inmutables; por otro, el motivo de la síntesis, por el cual los fenómenos se combinan y se
explican a través de la experiencia jurídica. La noción de hecho jurídico obedece a esta
polaridad lógica: ella gravita sea sobre la relevancia (que satisface el motivo de la autonomía),
o sobre la eficacia (que satisface el motivo de la síntesis).