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Absolutamente nada se puede asegurar en el mundo, el mundo como lo conocemos representa en

sí mismo, su forma perfecta representativa, se puede decir entonces que solo aquellos que han
vislumbrado la tierra desde el espacio saben lo que es y como en realidad se ve. La luna por otro
lado es un caso distinto cada mes puede notarse un poco más grande más luminosa e inclusive
tornarse levemente de otro color, sin embargo, siempre yace ahí, perpetuamente noche a noche y
se asoma también en la mañana o durante el día.

¿qué significa para nosotros el hecho de que la luna este en constante cambio de fase?

Las fases lunares son debidas a cuestiones físicas, es parte de la naturaleza y como parte de la
naturaleza también lo es esta simple descripción:

De naturaleza lunática

Ambos son seres de la tierra, oriundos de porciones relativamente lejanas, instantáneamente


coincidentes. Nada demasiado importante puede decirse de los dos, sus almas guardan cierta
melodía (se escuchan) pero sus cabezas vagan alrededor de la luna.

Y es bajo la luna hipnótica de cada mes, que será porque ellos lo deciden o porque aquello
simplemente sucede; que se encuentran.

Uno de ellos guarda cierta timidez, un gesto que se posa sobre el entrecejo suele desvelarse en
ciertas ocasiones, una perdida instantánea de la realidad, la necesidad de escuchar el silencio,
de orillarse en el sin sentido, en doblar la servilleta de la mesa.

La otra parte guarda los misterios, simplemente mira aquello que se le presenta de forma
intrigante sin entregarse. Sin encender ninguna clase de fuego, pero el calor puede notarse en su
piel, el otro la siente con sus dedos fríos.

El alma vieja le entrega a una más joven algunas gotas obtenidas de alambiques oculares, el
alma niña solo escucha, mientras el liquido se evapora, el tiempo no toma nota……………[…..]

Una vez más se pronuncia su nombre, “todo mundo habla de él” es a lo sumo tan popular en
nuestros días, es el Dios que nadie ve, el único para aquellos que creen. Todas las caras también
lo son. TODAS LAS CARA S DEL AMOR.

De manera que el tiempo acaba y la luna casi ya no es suya, su influjo se pierde como al alejar
un imán, aquello que se sostiene y que no tiene nombre entre ellos es tan redondo y simple que
decide esconderse mientras el mundo gira.

Ellos bien son la luna o viven en ella, son nuestros muñecos vudú, el resto del tiempo entre luna y
luna, se quedan en sus casas, con la niñita, el niñito, la mujer y el hombre al que pertenecen.

El resto del tiempo no hay mano derecha y mano izquierda hablando, contestando con los ojos o
remilgando con el entrecejo.

En ese lapso pertenecen a si mismos, a sus propios amores, cualidades y defectos, a alegrarse
por sus propios milagros, maldecir al tiempo o reconocer su extraño dialecto, en ese tiempo no
son de nadie y se desconocen un poco.

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