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La norma

procesal

Derecho
Procesal I
(Teoría General
de Proceso)

1
La norma procesal
Definición
Las normas procesales integran, junto con las sustanciales, lo que se
denomina “normas jurídicas generales”, éstas son aquellas que imponen
pautas de conductas en forma de hipótesis generales y abstractas que
deben cumplir los particulares y a las que adecuan su actuar en la vida
cotidiana. También establecen sanciones para el caso de su
incumplimiento.
Las sustanciales son aquellas normas contenidas en los códigos de fondo
que establecen reglas de conducta y tienden habitualmente a la
recomposición del orden jurídico, ya sea ordenando la reparación o
estableciendo conminaciones de responsabilidad y punibilidad.

En tanto, que las procesales son aquellas que señalan los caminos para la
realización jurisdiccional indirecta del orden jurídico lesionado. Es la que
organiza la magistratura estableciendo las distintas categorías de
magistrados y funcionarios, las facultades, deberes, potestades y cargas de
las personas físicas que la integran. Fija la competencia de los tribunales y
determina la actuación de los órganos jurisdiccionales, de las partes, de sus
auxiliares y de los terceros durante el desarrollo del proceso. Asimismo se
ocupa de los requisitos y efectos de los actos procesales y del orden en que
deben ser cumplidos.

Caracteres:
1. Pública: regula la actividad que realizan los órganos públicos y en su
cumplimiento está interesado el orden público.

2. Secundaria: en relación con la norma sustancial.

3. Realizadora: no dice qué resolver sino cómo resolverlo.

4. General y abstracta: se dirige a todos los ciudadanos y regula situaciones


jurídicas generales, no casos particulares.

5. Vinculante: su vigencia es imperativa para los sujetos procesales.

6. Autárquica y coactiva: su aceptación y cumplimiento refleja la voluntad


general, no depende de la anuencia de las partes.
Fuentes:
De acuerdo al lugar en que se encuentran las normas procesales, las
fuentes se clasifican en directas o inmediatas e indirectas o mediatas.

• Las fuentes directas: son las que tienen valor vinculante y


obligatorio para los sujetos procesales: Constitución Nacional (arts.
31, 75 inc. 12, art. 5), Constitución Provincial, los tratados
internacionales, interprovinciales (art. 125 C.N.), leyes nacionales y
provinciales, Reglamentos del Poder Ejecutivo y Acordadas del
Tribunal Superior de Justicia.

• Son fuentes indirectas: aquellas que sólo sirven para la aplicación e


interpretación del derecho mas su uso no es obligatorio. En tal
sentido puede citarse a la jurisprudencia, la doctrina o la
costumbre.

• Por otro lado están las fuentes de producción o históricas que se


utilizan para la investigación y para identificar momentos en la vida
de los pueblos o concepciones jurídico políticas existentes a lo largo
de la historia. Tienen escasa incidencia.

Eficacia en el tiempo y en el espacio


Las disposiciones de la ley procesal deben ser observadas por todas las
personas que por cualquier motivo intervienen en el proceso judicial.

Con relación a la aplicación de la ley procesal en el espacio, rige la regla de


la ley del lugar y el principio de territorialidad. Este último determina que
las leyes procesales son de competencia exclusiva de las provincias por ello
su vigencia está limitada al territorio en que fueron dictadas. En
consecuencia, coexisten dentro de la Nación tantos ordenamientos
procesales en materia civil, penal, laboral, etc., como autonomías
provinciales (art. 5, 75, inc. 12 y 121 de la C.N).

No obstante lo expuesto, existe un fuero federal con alcance nacional y


asiento y vigencia en todo el país. Tiene competencia en cuestiones que le
han sido asignadas por la Constitución en razón de la materia, las cosas y el
territorio.
La vigencia temporal de la norma procesal no ofrece inconvenientes en
relación con procesos futuros, ellos se resuelven por la nueva ley. Tampoco
si ellos se encuentran terminados, que valen tal como lo ordenó la ley
antigua. El problema se suscita cuando el pleito está pendiente de solución
y se dicta una ley nueva. En estos casos, lo primero que se debe observar
es si la ley nueva es derogatoria en forma total o parcial de la anterior. La
solución que se ha brindado está dada por la aplicación inmediata de la
nueva normativa, pero sólo para actos futuros ya que para los anteriores a
su entrada en vigencia no se puede aplicar como consecuencia del principio
de la irretroactividad de la ley procesal. Deben tenerse en cuenta los
artículos 2 y 3 del C.C.

Asimismo, es común que las nuevas leyes establezcan “períodos de


vacancia”, es decir espacios de tiempo de no vigencia de la nueva ley, con
el objeto de realizar los ajustes necesarios y dar oportunidad a los distintos
operadores de conocer el sentido y dinámica del nuevo ordenamiento.

En caso de procedimientos en trámite, debe observarse la etapa procesal


en que se encuentran. Los actos que han concluido lo serán bajo el imperio
de la primera ley, mientras que aquellos que están pendientes de
cumplimiento lo serán por la nueva norma.

Por último, hay supuestos en que la ley antigua se aplica a procesos en


trámite, ello se denomina ultractividad de la ley derogada, tal sucede
cuando existen actividades procesales que han comenzado a cumplirse y
sobreviene el dictado de una nueva ley que la regula en forma diferente.
Ello hace que la norma pese a estar derogada, se aplique en respeto de los
derechos adquiridos y por efecto del principio de comienzo de ejecución.
Ambas reglas entroncan en los principios de igualdad ante la ley e
inviolabilidad del derecho de defensa en juicio.

Interpretación e integración
Interpretar es aclarar dudas acerca de la voluntad manifiesta de las
normas, desentrañándolas del texto legal conforme a un proceso lógico de
significación jurídica. Puede atenerse a lo lingüístico, o hacerse de manera
sistemática. Puede ser jurisprudencial o doctrinal. Los jueces no pueden
limitarse a lo estrictamente gramatical, sino que deben tener en cuenta la
connotación jurídica que los vocablos a interpretar tengan y cómo se
traslada ello a la decisión definitiva.

En materia procesal civil, los jueces pueden efectuar interpretaciones


cuando la ley así lo requiera (art. 15 C.C.). En materia penal, no existe delito
sin que haya una ley que así lo disponga, por ello los principios de
interpretación son más estrictos y no cabe la integración del sistema
normativo penal sustancial.
La interpretación se diferencia de la integración, porque la primera se lleva
a cabo ante la oscuridad, contradicciones o deficiencias de la propia ley,
mientras que cuando ésta contiene omisiones o se dan situaciones no
previstas o reguladas expresamente (lagunas), se recurre a la integración
judicial. Se utilizan a estos fines: a) la analogía, que permite construir una
norma que tenga consecuencias idénticas a la de otra u otras con fines
semejantes; y b) la diferencia, que integra constituyendo una norma que
tenga consecuencias opuestas a la de otra u otra con fines semejantes.

Hipótesis práctica1
Laguna, interpretación, competencia material, juez natural.

El artículo 2 de la Ley Provincial nº 9.182 que regula la integración de los


juicios por jurados populares establece: “Competencia. Establécese que las
Cámaras con competencia en lo Criminal deberán integrarse
obligatoriamente con jurados populares, cuando se encuentren avocadas al
juzgamiento de los delitos comprendidos en el fuero penal económico y
anticorrupción administrativa previsto en el artículo 7º de la Ley Nº 9181 y
también de los delitos de homicidio agravado (artículo 80), delitos contra la
integridad sexual de la que resultare la muerte de la persona ofendida
(artículo 124), secuestro extorsivo seguido de muerte (artículo 142, bis, in
fine), homicidio con motivo u ocasión de tortura (artículo 144, Tercero,
Inciso 2º) y homicidio con motivo u ocasión de robo (artículo 165), todos
ellos del Código Penal de la Nación”.

En las actuaciones caratuladas: “Frachetti, Oscar Salvador p.s.a Homicidio


Calificado en grado de Tentativa, etc.”, que se tramitaron por ante la
Cámara en lo Criminal y Correccional de 1º Nominación de la ciudad de Río
Cuarto, ésta interpretó que en caso de Tentativa de Homicidio Calificado
por el vínculo (art. 80, inc. 1º, C.P.) se presenta una hipótesis de laguna
legal y resolvió que en esos casos el Tribunal de juicio no debe integrarse
con jurados populares ya que la razón de dicha integración está dada por la
mayor escala penal a que se encuentra sometido el sujeto activo, situación
que no se presenta en caso que el hecho no se consume por circunstancias
ajenas a su voluntad (arts. 42 y 44 C.P.). (C. C. y C. 1º Nominación, Río
Cuarto, Auto Interlocutorio nº 157, 06/07/2006, Frachetti, Oscar Salvador
p.s.a Homicidio Calificado en grado de Tentativa, etc.)”.

1 A los efectos de una visión práctica de los desarrollos conceptuales de cada Unidad, al
final de cada una se introduce una pregunta reflexiva o planteo hipotético vinculado a los
temas de mayor dificultad o trascendencia.
Contra este último decisorio, interpusieron sendos recursos de casación el
apoderado de la querellante particular y el Sr. Fiscal de Cámara, en tanto
entienden que en la resolución atacada, se inobservó la normativa procesal
concerniente a la integración del Tribunal de Juicio, ya que por imperio del
art. 56 de la ley 9182, el art. 34 de la ley de rito provincial fue derogado y
en su virtud corresponde que en la presente causa el Tribunal que juzgue al
imputado debe integrarse con jurados populares. El Tribunal Superior de
Justicia resolvió hacer lugar a los recursos de casación interpuestos y en
consecuencia, declarar la nulidad absoluta de los decisorios que, para el
juzgamiento del imputado dispusieran el ejercicio de la jurisdicción de la
sala unipersonal de la Cámara del Crimen.

1. La ley nº 9182 en su art. 2, establece que las Cámaras con competencia


en lo Criminal deberán integrarse obligatoriamente con jurados populares,
cuando se encuentren avocadas al juzgamiento de los delitos
“...comprendidos en el fuero penal económico y anticorrupción
administrativa previsto en el artículo 7° de la ley N° 9182 y también de los
delitos de homicidio agravado (artículo 80), delitos contra la integridad
sexual de la que resultare la muerte de la persona ofendida (artículo 124),
secuestro extorsivo seguido de muerte (artículo 142 bis, in fine), homicidio
con motivo u ocasión de tortura (artículo 144, Tercero, inciso 2°) y
homicidio con motivo u ocasión de robo (artículo 165), todos ellos del
Código Penal de la Nación.”.

2. El legislador provincial, mediante tal regulación, ha previsto una


específica regla de competencia material, en tanto la ley establece un
ámbito de actuación predeterminado con precisión, dentro del cual
únicamente el tribunal integrado conforme a la misma, es el que ejerce la
potestad jurisdiccional en materia penal para el juzgamiento de tales
delitos. El tribunal así constituido es al que la ley le asigna dicha
competencia de manera exclusiva e indeclinable. De tal modo, éste pasa a
ser el juez natural del caso (art. 18 C.N) y la inobservancia de esta
integración especial se encuentra conminada con nulidad absoluta (art. 40
a 42 del CPP).

3. La inclusión de un caso concreto dentro de esa competencia material,


torna inaplicable la regla que estatuye el ejercicio unipersonal de la
jurisdicción, en tanto esta modalidad cabe sólo dentro de la competencia
que corresponde a la Cámara en lo Criminal para actuar en colegio -esto es
con sus tres jueces- o en Salas integradas individualmente por cada uno de
los magistrados (CPP, 34 y 34 bis).
4. El elenco de delitos mencionados por el art. 2 de la ley nº 9182 no
integra la competencia material de la Cámara en colegio conformado sólo
con jueces, sino de este tribunal integrado con los jurados, modalidad de
ejercicio de la jurisdicción inmodificable aún por la escasa complejidad del
caso que debe juzgarse, ya que la ley no admite excepciones.
5. Para descartar la inclusión del caso dentro de la ley nº 9182, el tribunal
ha puesto énfasis en que existe una suerte de vacío legal que resuelve
desplazando la aplicación de aquélla cuando se trata de delitos tentados
ajenos a la competencia del Fuero Penal Económico y Anticorrupción. Así
entiende que este otro grupo de delitos tienen en común “la trascendente
gravedad del evento criminoso a raíz de la muerte de la víctima” y su
consecuente mayor peso punitivo. De modo que cuando el resultado no
está presente, como es en el caso en que se trata de una tentativa de
homicidio y la escala penal se atenúa, se encuentra excluido del
juzgamiento por el tribunal conformado también con jurados.

6. Esta argumentación crea un vacío legal inexistente, como corolario de


no reparar en la naturaleza de la regla del art. 2 de la ley nº 9182 y aislarla
de su conexión con el principio general contenido en el ordenamiento
procesal general como también del propio régimen de la ley especial.

7. Si se trata de una disposición que estatuye la competencia material


como se ha visto, entonces cabe destacar que para discernirla no
corresponde distinguir entre delitos consumados y tentados. Precisamente,
el ordenamiento general equipara ambos supuestos a los fines de atribuir
competencia a los órganos jurisdiccionales a intervenir, disponiendo, en lo
que aquí interesa que “se tendrán en cuenta todas las penas establecidas
por la ley para el delito consumado...” (CPP, 40), esto es sin reducir las
magnitudes conforme a la disminución de las escalas de la tentativa idónea
o inidónea o de la complicidad secundaria para la participación criminal.

8. Confluye en el mismo sentido la ley nº 9182. Por un lado, no efectúa


distinción alguna entre delitos consumados y tentados, situación de la que
no cabe colegir un vacío sino precisamente que tal distinción no es
relevante para separarse del principio general en materia de competencia
material sentado en la legislación general. Por otro lado, consagra como
principio que en caso de conflicto relativo a la aplicación de la mencionada
norma, deberá interpretarse y resolverse en beneficio de la aplicación de
esta ley especial (art. 54).

TSJ Sala Penal Cba., Sent. nº 11, 26/02/2007. Trib. de origen: Cám. 1 del
Crimen Rio IV “Frachetti, Oscar Salvador, p.s.a. de homicidio calificado por
el vínculo, etc. -Recurso de Casación-”.
Bibliografía de referencias

Ferreyra De De La Rua, A. y González De La Vega De OPL, C. (2003). Teoría


General del Proceso. Tomos I y II. Córdoba: Advocatus
Ferreyra De De La Rua, A. y González De La Vega De OPL, C. (2015). Teoría
General del proceso. Tomo 1 y 2. Córdoba: Advocatus.

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