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¿Cómo vestirnos para ir a Misa?

¿Cuántas veces hemos visto en nuestras iglesias personas vestidas


de manera no muy correcta? Y nos damos cuenta no porque estemos
fijándonos en la manera de vestir de los demás, sino simplemente
porque nos distrae de la celebración. A continuación daremos unas
pequeñas pistas para tomar en cuenta a la hora de ir a la Misa o
alguna celebración religiosa.
Debemos de tomar en cuenta que la forma de vestir es de acuerdo a
la ocasión. No podemos ir a la playa con traje o a un funeral con
pantalones cortos y camisas hawaianas. La forma en que vestimos
refleja cuanto respetamos al anfitrión, a los asistentes y la dignidad de
la ocasión.
Si como católicos comprendiéramos realmente lo que celebramos en
la Santa Misa, nos daríamos cuenta del respeto que se le debe a la
celebración y al lugar.
Ciertamente no debemos juzgar a los hermanos. En muchas
ocasiones no sabemos porque tal o cual persona viene de un modo
vestido o vestida, a lo mejor va de paso o después de la Misa va a
trabajar. No sabemos las circunstancias.
Lo importante es el modo en que revestimos nuestro corazón para
acudir a la Santa Misa. Recordemos que el Domingo es el día del
Señor, y como tal debemos de darle su lugar. Nuestro modo de vestir
no debe ser presuntuoso y lujoso. Por el contrario, más que usar ropa
nueva y de marca, nuestro modo de vestir debe ser discreto y digno.
En el caso de los hombres se debe evitar llevar la camisa
desabotonada, sombreros o gorras, pantalones cortos o short, tenis de
futbol o playeras de algún equipo o partido político. De esta manera
podemos evitas incomodidades, disgustos o distracciones. De esta
manera le damos su lugar a la Celebración, pues no estamos en playa
o en un mitin. En cuanto a las mujeres se debe evitar el utilizar escotes
provocativos, faldas muy cortas, sombreros. También debemos evitar
joyas, lujos y anillos exuberantes. Entre más sencillo sea la vestimenta
es mejor. Recordemos lo que nos dice el apóstol Santiago, en su
carta: «Supongamos que entra en vuestra asamblea un hombre con
un anillo de oro y un vestido espléndido; y entra también un pobre con
un vestido sucio; y que dirigís vuestra mirada al que lleva el vestido
espléndido y le decís: “Tú, siéntate aquí, en un buen lugar”; y en
cambio al pobre le decís: “Tú, quédate ahí de pie”, o “Siéntate a mis
pies”. ¿No sería esto hacer distinciones entre vosotros y ser jueces
con criterios malos?» (Santiago 2,2-4).
De esta manera el pudor y el respeto nos deben guiar. No es que el
centro de atención en la Santa Misa es la ropa pero hoy día nos
hemos ido al otro extremo y olvidado que vestir respetuosamente si
tiene su importancia.
¡Vayamos dignos al Encuentro del Señor!

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