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REESCRIBIR A BORGES:
LA ESCRITURA COMO PALIMPSESTO
Rosa Pellicer
Universidad de Zaragoza
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entre la nación y algún más allá de la na- geana. En cualquier caso, con el paso de los
ción, entre la ilusión de la alta cultura que años Borges se ha convertido en un objeto,
nos da su literatura y la cultura de hoy, en- que está formado por sus textos pero tam-
tre la autonomía, la pérdida de la autonomía bién por su figura, convertida en icono, co-
y la desaparición de las editoriales naciona-
mo señala Nicolás Rosa:
les, entre el pasado que es Borges (el mo-
mento cultural preciso que representa entre
los años 20 y 60) y nuestro presente, entre
su nombre y su dispersión en tradiciones. Potente, arroja tanto su luz como su sombra
(Ludmer) de escritura desde hace años sobre los escri-
tores argentinos para fagocitarlos o expul-
sarlos, someterlos o excluirlos de su circuito.
[…] La herencia textual borgesiana es una
En un momento dado de la literatura marca indeleble, como una marca de fábrica
argentina parecía absolutamente necesario y todavía no nos ha permitido esa trasla-
seguir el consejo de Witold Gombrowicz a ción, esa transferencia, en el sentido mer-
sus colegas argentinos: “Maten a Borges”, cantil pero también psicoanalítico del tér-
de modo que algunos de ellos, como Manuel mino, propia de los linajes textuales: asen-
Puig, Osvaldo Lamborghini, Fogwill y, en tarse sobre la marca para borrarla, conver-
parte, César Aira, se convirtieron, como tir la propiedad textual, privada, privadísi-
señala Damián Tabarovsky en “máquinas ma, en bienes mostrencos. (Rosa, 1992 :186)
de guerra antiborgeanas” (Tabarovsky,
2010: 59). De modo que las marcas borgea-
nas son más difíciles de identificar en textos Ahora bien, la herencia de Borges no so-
de los nuevos escritores argentinos, porque lo es textual, incluye su “figura”: “el Borges
como ya apuntaba Marta Morello-Frosch: on stage, en quien convergen y se funden
un ADN literario inconfundible, una o mu-
chas biografías y un sofisticado dispositivo
To work against and with a Borges text, to de puesta en escena” (Pauls, 2004:8). Así,
historize ir, to modify it, to contextualize, is pues, era inevitable que de la lectura de
for the younger writers a form of mediation Borges se pasara a su reescritura, a la vez
with the past, a way of making out of this que el propio escritor se convierte en objeto
past a literary future that transgresses not literario al convertirse en personaje de fic-
Orly the self-imposed limits of Borges’s ción. Como señala Michel Lafon en las pri-
work but his literary program as well. (Mo- meras líneas de su estudio sobre la reescri-
rello-Frosch, 1989: 26-27)
tura en Borges:
Del mismo modo, desde los comienzos de «citer Borges», ce n’est pas seulement servir
su escritura se hace una lectura crítica con- tel aphorisme, telle parabole out el parado-
traria a Borges por diversos motivos, algu- xe: ce peut être aussi faire passer sur la pa-
nos de ellos ideológicos, que se reflejan en ge, exhibée ou másquée, la «personne
las compilaciones de Juan Fló (1978) o Mar- même» qui les proféra. Exemple rare d’un
tín Lafforgue (1999), y en libros dedicados écrivain à ce point confondu avec son oeuvre
al “tercer Borges”, como el de Rodolfo E. qu’il suffit d’évoquer sa figure, d’écrire son
Braceli (1979), que, por cierto, también con- nom ou de projeter son ombre pour
tiene textos escritos bajo la impronta bor- qu’aussitôt surgissent les mirages fantasti-
ques qui hantent ses livres. (Lafon, 1990:9)
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cios, personajes borgeanos que se convier- muestran la misma actitud con la obra del
ten en protagonistas de otras historias, escritor argentino que mostraba éste ante
Borges personaje de ficción, obras descono- sus lecturas: la irreverencia, ya reclamada
cidas del autor, efecto de la lectura de sus por Silvia Molloy hace más de cuarenta
obras. Como cabría suponer algunos relatos años: “Se lee a Borges con respeto (o con
y novelas presentan más de una de estas resentimiento, que es otra forma de respeto)
variantes (Brescia, 2008, Pellicer, 2009). pero no con el respeto que se merece: el de
Ahora bien, si se examinan las narraciones la irreverencia” [Molloy, 1969: 26). En esta
y las características del corpus que, al igual actitud es importante el humor, otra de las
que el dedicado a estudio de su obra, ame- marcas borgeanas, que se manifiesta en la
naza con suplantar la obra de Borges, se célebre versión de “El aleph” de Roberto
constata que los textos sometidos a todo Fontanarrosa, “El especialista o la verdad
tipo de reescrituras ofrecen pocas sorpresas. sobre el aleph”, o “Help a él” (1983), de
Así, los textos hechos “a la manera de” pri- Fogwill, que desde el título y el nombre de
vilegian a “Borges y yo” sobre cualquier la amada muerta, Vera Ortiz Beti, anuncia
otro. Buena prueba de ello, aunque se trate el procedimiento utilizado y reclama el po-
del ámbito anglosajón, es el libro editado der de la ficción para mantener con vida a
por Daniel Hapern, Who’s Writing This? los muertos, ya se trate de Beatriz Viterbo,
Notation on the Autorial I with self Por- o de su enamorado Borges:
traits (1994), que recoge en orden alfabético
hasta cincuenta versiones de autores como
Susan Sontag, John Fowles, Joyce Carol […] no hay mejor regalo para una muerta
Oates o John Updike. Al lado del texto de que dejarla jugar por unos instantes con las
El hacedor, son los cuentos más célebres, memorias y fabulaciones de los vivos, lo que
quizá fue su mayor deseo en el momento de
como “El Aleph”, “El Sur” o “Pierre Me-
salir de la vida –del sueño quieto de la vida-
nard”, los que han sido objeto de numerosas para entrar en el mundo, en la tierra que se
versiones, entre las que cabe destacar Una mueve, que gira y temblequea un poco y cir-
vida de Pierre Menard (2011) de Michel cunvala el sol y cae infinitamente hacia un
Lafon, traducida por César Aira. Esta prác- lugar que sólo pueden advertir los que se de-
tica ha sido propiciada por la propia escri- jan abrazar por el hombre que los vuelve un
tura borgeana, que, citando el ejemplo más objeto de su ficción. (Fogwill, 2009: 284)
conocido, reescribió el Martín Fierro en “El
fin” y en “Biografía de Isidoro Tadeo Cruz”.
En esta línea se encuentran también los Al lado de las versiones y subversiones
relatos en los que los protagonistas son per- de los textos más conocidos, aparece otro
sonajes creados por Borges, como Emma tipo de manipulación que, en líneas genera-
Zunz, Matilde Urbach, Pierre Menard y les, consiste en introducir en el texto origi-
sobre todo, Jorge Luis Borges. nal cambios, más o menos importantes, do-
tándolo de un sentido nuevo. Este modo ya
lo había ensayado Guillermo Cabrera In-
En buena parte de los casos, se imita el fante en sus Exorcismos de esti(l)o, cuyo
estilo y el tipo de argumento asociados a “Epigolipo” reescribe el epílogo de El hace-
Borges. Más interés tienen los textos que no dor. Se trata de una parodia, o transforma-
se limitan a la mera imitación, sino que ción textual con función lúdica, oulipiana,
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cercano al texto original. Como en el caso de Revólver and Los Curas Sulfamidas [ya en
Cabrera Infante, se produce un travesti- los cines] (Fernández Mallo, 2011: 138)
miento que tiene que ver con la enuncia-
ción, de modo que el destinatario del rema- El celebérrimo “Poema de los dones” de
ke es Borges en vez de Lugones y ambos Fernández Mallo dice (o canta) así:
textos tienen como autor a AFM, en lugar
de JLB. Las variaciones de estos textos que don, don,
abren y cierran el libro de Fernández Mallo ding ding don
don, don
van en direcciones opuestas a los de Borges,
[toma Lacasitos]
como la negación de la primacía de lo “leí- don, don
do” sobre otras actividades. Así, leemos en ding ding don
el “Epílogo”: [verás que buenos están]
Pocas cosas me han ocurrido y aún menos Claro que sería una burda y falsa apre-
he leído. Mejor dicho: entre la Navidad de ciación reducir el remake a la broma ante-
2004 y la Navidad de 2010, ninguna cosa
rior. Fernández Mallo utiliza el libro de
más digna de mención ha sucedido que ver
la película El nadador cada 1 de enero e ir Borges como material para reciclar. Al
actualizando mi Macintosh. (Fernández Ma- mantener la misma disposición que El ha-
llo, 2011: 169) cedor convoca simultáneamente a los dos
textos, y si, como se ha constatado hasta la
Los remakes de la sección “Museo” son saciedad, Borges anunció en algunos textos
también apócrifos y los de los poemas, en la muerte del autor y se convirtió él mismo
buena parte de los casos, tienen un compo- en personaje, ahora tampoco sabemos quién
nente humorístico o de juego, que se puede escribe esas páginas o diseña las pantallas,
complicar al hacer referencia a otro hipo- porque, como leemos en la “Nota del autor”,
texto distinto del original, como ocurre en además de la versión en papel y la electró-
“A un viejo poeta”, donde la relación se es- nica, un buen número de ellas llevan el en-
tablece con la célebre rima LIII de Bécquer, lace a un vídeo, que completa y expande el
no con Quevedo, que se transforma por me- texto escrito.
dio de una mecánica oulipiana en lo si-
guiente: La reescritura de un libro completo de
Borges ya había sido ensayada por el escri-
Volverán las oscuras golondrinas tor inglés Rhys Hughes en su Nueva histo-
En tu balcón sus nidos a colgar. ria universal de la infamia (2004), donde
imita exactamente este libro que a su vez
Volverá las oscuras golondrinas reescribe otros textos. A este juego de espe-
En tu balcón sus niños a colgar. jos se suma el hecho de que parece que
Hughes lo leyó en la traducción al inglés de
Volverán las oscuras sulfamidas
Thomas di Giovanni, por lo que algunas de
En tu cajón los niños al jugar
la repeticiones literales que figuran en él
Revólver and las oscuras sulfamidas proceden ya de una tercera mano, que se
Sexo, mentiras, cintas TDK convierte en cuarta al leer el libro del escri-
tor inglés en traducción al español de Car-
los Gardini. Los dos prefacios se correspon-
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den a los dos prólogos que anteceden a His- experto en la obra del argentino. En un
toria universal de la infamia, y en ellos el primer momento Ospino le muestra un libro
autor manifiesta su propósito: rendir ho- formado por cuentos de veinte escritores, a
menaje al, quizá, “mayor escritor de ficcio- los que él pagó, donde debía aparecer Bor-
nes del siglo pasado”, a la vez que reflexio- ges como personaje; el titulado “El clon de
na brevemente sobre el carácter de su imi- Borges” lo escribió él mismo, asomando,
tación: para luego inmediatamente desaparecer, el
juego metaliterario. En un segundo momen-
Toda imitación de Borges se debe basar más to, Miguel Ospino lo lleva conocer al clon,
en sus influencias que en sus creaciones. Es que es igual, no podía ser de otro modo, al
fútil buscar en su técnica pistas de la direc- original. El responsable del clon de Borges
ción futura de la narrativa. La respuesta ya da cuenta de cómo se produjo la clonación,
está en el pasado, renovada por los logarit-
cómo fue criado, etc., y de cómo pasa el día
mos del mudable lenguaje, más que por la
presurosa llegada del próximo horizonte. en “La Paciencia” leyendo y escribiendo,
(Hughes, 2007: 16) siempre vigilado. Pasada la sorpresa, Saker
comienza a leer los libros escritos por el
En el “Prefacio a la edición inédita” clon: Nueva cuartos, Ficciones II, las novela
también da cuenta del contenido de su imi- Anulación de la obra de Borges y Las ora-
tación: siete biografías de otros tantos in- ciones de Benjamín, ¿Para qué otras inqui-
fames, cuyos títulos, estilo y estructura re- siciones?...., de los que se ofrece su corres-
miten a las borgeanas(“El impostor honrado pondiente resumen, que, en definitiva, for-
Denis Zacharie”, “El proveedor de calami- man el cuerpo de la novela. Cualquiera de
dades Basil Zaharoff””, “El incivil héroe los libros, en este caso Nueve cuartos: “por
Dick Turpin”, etc.); una versión de “Hombre lo que pudo advertir Saker, no respondía a
de la esquina rosada”, “Ratón de la esquina ninguno de los que el Borges original había
rosada”; una segunda parte de versiones de escrito en vida, tenía elementos de distintas
textos ajenos, reales o apócrifos, que se co- obras escritas por Borges, pero como tal, era
rresponde a la segunda parte “Etcétera”; inidentificable.” (Burgos López, 2011:24).
unas “parodias suplementarias” y un Finalmente, Borges dos muere de un aneu-
“Apéndice imprudente”- “La vida y la plo- risma cerebral –los clones tienen una salud
mada”- que es una continuación de “La delicada y mueren pronto- e inmediatamen-
muerte y la brújula”, ya que un joven redac- te es suplantado por otro clon Borges tres.
tor del Yidische Zaitung logra adoptar la
personalidad de Lönnrot y conocer su final.
La idea de clonar a un escritor no es
Pero no sólo distintos escritores reescri- nueva, lo que varían son los motivos que
ben la obra de Borges, también él puede llevan al experimento. César Aira ya lo ha-
hacerlo después de su muerte, como lo de- bía intentado en El congreso de literatura
muestra la breve novela El clon de Borges, donde el narrador, el Sabio Loco, decide
del colombiano Campo Ricardo Burgos Ló- clonar a una celebridad, a un genio: Carlos
pez. En ella un millonario que ha caído en Fuentes, para “extender mi dominio al
la “Borgeslatría”, logra clonarlo y lo tiene mundo entero”. En esta novela se encuentra
encerrado en su hacienda “La Paciencia”, a una definición del clon que se puede aplicar
la que acude el profesor Saker en calidad de las “clonaciones” de Borges mencionadas, y
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prácticamente a todas las demás: “Los fa- puede ser el detective, llegando a compartir
mosos clones, no son otra cosa que duplica- tiempo y espacio con Sherlock Holmes, co-
ción de células de estilo.” (Aira, 1999: 89). mo en El dilema de los próceres. Sherlock
Además, a algunos de los lectores y reescri- Holmes y el caso de las cartas ocultas de
tores de Borges les sucede lo mismo que a la Rosas y San Martín (2009), de Jorge Fer-
avispa que confundió al escritor mexicano nández Díaz, la víctima e incluso creerse el
con su corbata: asesino, como en El simulador (1990) de
Jorge Manzur.
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Librarse de esta tentación no constituye un Braceli, Rodolfo E. (1979), Don Borges, sa-
pequeño esfuerzo”. (Monterroso, 1985 : 111) que su cuchillo porque he venido a matarlo,
Buenos Aires: Galerna.
Por esta razón, los intentos más valiosos Brescia, Pablo (2008), “Borges deviene obje-
y arriesgados son los que no se limitan a la to: algunos ecos”. En Variaciones Borges, 26,
mera imitación sino que van más allá, ac- págs.125-144.
tuando directamente sobre su obra por me-
Burgos López, Campo Ricardo (2011), El
dio de una lectura irreverente, que también clon de Borges, Granada: Grupo Editorial
es un homenaje, como lo son las versiones AJEC, 2011 (edición digital).
más miméticas. Porque Borges, no sólo es
una enfermedad, un “virus” muy contagioso Cabrera Infante, Guillermo (1976), Exor-
cismo de esti(l)o, Barcelona: Seix Barral.
como afirmaba Rodrigo Fresán, sino que ya
es todo para todos: Contra Borges (1978), Juan Fló (comp.),
Buenos Aires: Galerna.
Somos borgeanos –escribe Alan Pauls- por- Correas, Jaime (2011), Los falsificadores de
que cualquier decisión literaria que tome- Borges, Buenos Aires: Alfaguara.
mos, por anómala o salvaje que sea, ya está
inscripta de algún modo –como problema, Escrito sobre Borges. 14 autores le rinden
como excentricidad demente, incluso como homenaje (1999), Josefina Delgado (comp..),
pesadilla- en el horizonte que Borges trazó. Buenos Aires: Planeta.
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