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Cartaphilus 9 (2011), 124-13

Revista de Investigación y Crítica Estética.


ISSN: 1887-5238

REESCRIBIR A BORGES:
LA ESCRITURA COMO PALIMPSESTO

Rosa Pellicer
Universidad de Zaragoza

La muerte de Borges en 1986 y la con- Por esta razón, si se puede escribir a


memoración del centenario de su nacimien- partir de Borges sin ser un escritor bor-
to en 1999 propiciaron la reflexión sobre la geano es porque nos enseñó no a escribir
pervivencia y las características de su lega- sino a leer. Como señala Ricardo Piglia,
do. Antes de su desaparición, parecía que Borges inventó un tipo de lector que puede
en Argentina sólo se podía escribir “con” o utilizar con total libertad todo tipo de tex-
“contra” Borges, pero pasados los años la tos: “Quizá la mayor enseñanza de Borges
reflexión se hizo más sosegada y se paso a sea la certeza de que la ficción no depende
considerar otros modos de acercamiento. sólo de quien la construye sino también de
Uno de ellos destaca la importancia de su quien la lee. La ficción es también una posi-
enseñanza sobre la lectura, que es precisa- ción del intérprete” (Piglia, 2005: 28).
mente la que conducirá a los diversos inten-
tos de leer/escribir a Borges. Así, Alan
Pauls, cuyo artículo “La herencia de Bor- De igual modo que para el escritor ar-
ges” comienza con una afirmación rotunda: gentino “Una literatura difiere de otra, ul-
“la literatura argentina actual no tiene es- terior o anterior, menos por el texto que por
critores borgeanos” (Pauls, 2010:177), insis- la manera de ser leída: si me fuera otorgado
te en que Borges pensó, antes que en la es- leer cualquier página actual –ésta, por
critura, en la lectura: ejemplo, como la leerán en el año dos mil,
yo sabría cómo será la literatura del año
dos mil” (Borges, 1989: 747), las diversas
qué se puede hacer con la literatura. Es de- lecturas de Borges, que, como dijo de Que-
cir: pensó toda la literatura desde la pers- vedo, más que un escritor es una literatura,
pectiva del lector, y desde esa misma pers- nos muestran cómo es la posterior a su
pectiva –perspectiva de usuario, no de pro- obra. Para Josefina Ludmer, la literatura
ductor, perspectiva de posproductor-, desde
argentina escrita después de Borges se en-
esa misma perspectiva, digo, fabricó la suya.
(Pauls: 2010: 183)
contraría

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entre la nación y algún más allá de la na- geana. En cualquier caso, con el paso de los
ción, entre la ilusión de la alta cultura que años Borges se ha convertido en un objeto,
nos da su literatura y la cultura de hoy, en- que está formado por sus textos pero tam-
tre la autonomía, la pérdida de la autonomía bién por su figura, convertida en icono, co-
y la desaparición de las editoriales naciona-
mo señala Nicolás Rosa:
les, entre el pasado que es Borges (el mo-
mento cultural preciso que representa entre
los años 20 y 60) y nuestro presente, entre
su nombre y su dispersión en tradiciones. Potente, arroja tanto su luz como su sombra
(Ludmer) de escritura desde hace años sobre los escri-
tores argentinos para fagocitarlos o expul-
sarlos, someterlos o excluirlos de su circuito.
[…] La herencia textual borgesiana es una
En un momento dado de la literatura marca indeleble, como una marca de fábrica
argentina parecía absolutamente necesario y todavía no nos ha permitido esa trasla-
seguir el consejo de Witold Gombrowicz a ción, esa transferencia, en el sentido mer-
sus colegas argentinos: “Maten a Borges”, cantil pero también psicoanalítico del tér-
de modo que algunos de ellos, como Manuel mino, propia de los linajes textuales: asen-
Puig, Osvaldo Lamborghini, Fogwill y, en tarse sobre la marca para borrarla, conver-
parte, César Aira, se convirtieron, como tir la propiedad textual, privada, privadísi-
señala Damián Tabarovsky en “máquinas ma, en bienes mostrencos. (Rosa, 1992 :186)
de guerra antiborgeanas” (Tabarovsky,
2010: 59). De modo que las marcas borgea-
nas son más difíciles de identificar en textos Ahora bien, la herencia de Borges no so-
de los nuevos escritores argentinos, porque lo es textual, incluye su “figura”: “el Borges
como ya apuntaba Marta Morello-Frosch: on stage, en quien convergen y se funden
un ADN literario inconfundible, una o mu-
chas biografías y un sofisticado dispositivo
To work against and with a Borges text, to de puesta en escena” (Pauls, 2004:8). Así,
historize ir, to modify it, to contextualize, is pues, era inevitable que de la lectura de
for the younger writers a form of mediation Borges se pasara a su reescritura, a la vez
with the past, a way of making out of this que el propio escritor se convierte en objeto
past a literary future that transgresses not literario al convertirse en personaje de fic-
Orly the self-imposed limits of Borges’s ción. Como señala Michel Lafon en las pri-
work but his literary program as well. (Mo- meras líneas de su estudio sobre la reescri-
rello-Frosch, 1989: 26-27)
tura en Borges:

Del mismo modo, desde los comienzos de «citer Borges», ce n’est pas seulement servir
su escritura se hace una lectura crítica con- tel aphorisme, telle parabole out el parado-
traria a Borges por diversos motivos, algu- xe: ce peut être aussi faire passer sur la pa-
nos de ellos ideológicos, que se reflejan en ge, exhibée ou másquée, la «personne
las compilaciones de Juan Fló (1978) o Mar- même» qui les proféra. Exemple rare d’un
tín Lafforgue (1999), y en libros dedicados écrivain à ce point confondu avec son oeuvre
al “tercer Borges”, como el de Rodolfo E. qu’il suffit d’évoquer sa figure, d’écrire son
Braceli (1979), que, por cierto, también con- nom ou de projeter son ombre pour
tiene textos escritos bajo la impronta bor- qu’aussitôt surgissent les mirages fantasti-
ques qui hantent ses livres. (Lafon, 1990:9)

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vención posible de la literatura de Borges”,


concluyen sus compiladores. (Brescia y Za-
Buen ejemplo de este uso del objeto bor-
vala, 1999: 8 y 9).
geano es la publicación de dos libros en el
año del centenario del nacimiento del escri-
tor argentino. Escrito sobre Borges: Catorce
A estas compilaciones podríamos añadir
autores le rinden homenaje y Borges múlti-
una larga lista textos y relatos en los que se
ple: cuentos y ensayos de cuentistas. En
reescribe la obra de Borges, se da cuenta de
Escrito sobre Borges se encuentra desde el
textos perdidos o aparece éste como prota-
título la intención de “homenaje” unido al
gonista de ficción. Se podría escribir un im-
procedimiento de la reescritura, ya que ca-
probable, e inútil, tratado sobre la escritura
da uno de los autores convocados reescribe
de segunda mano utilizando únicamente
un cuento de Borges. En la introducción
textos derivados del “arquitexto” Borges. En
Josefina Delgado se refiere a la cita, la in-
él no faltarían los capítulos dedicados a la
tertextualidad y la hipertextualidad como
cita, la alusión, la metatextualidad, la para-
conceptos que definen la obra de Borges y
textualidad, la hipertextualidad, la trans-
que son los que han determinado el libro.
textualidad. Todo tipo de versiones y per-
De modo que escritores como Isidoro Blais-
versiones a que es sometida la obra, y la
tein, Mempo Giardinelli, Angélica Gorosdi-
figura, de Borges encuentra su justificación
cher, Lilinana Heker, Juan Martini, Alicia
en el modo de obrar borgeano y en su idea
Steimberg o Luisa Valenzuela, entre otros,
de la literatura. Escribe Josefina Delgado
como señala Pablo Brescia,
en la citada introducción a Escrito sobre
Borges:
re-escriben un cuento de Borges y esto ex-
plica el título, escribir no acerca de él sino
literalmente sobre o arriba de él, como si to- […] finalmente, todo texto es un hipertexto,
da su obra fuera un textos susceptible de cabalga sobre las espaldas de otro texto an-
continuas capas de escritura y estos escrito- terior. El mismo Borges muestra, a través
res siguieran en algo los pasos de Pierre de la repetición de sus propios textos y de
Menard. (Brescia, 2008:127) algunas ideas claves, que es su propia fuen-
te y que toda gran obra resuelve su relación
con su contemporaneidad a partir de la elec-
ción implícita de una posteridad. (Delgado,
Respecto a Borges múltiple, compilado 1999: 12)
por Pablo Brescia y Lauro Zavala, la prime-
ra parte –“Ficciones para Borges”- recoge
textos breves escritos a partir de “Borges y La imitatio, la ansiedad de la influencia
yo”, jugando, como el original a partir del o el simple juego están detrás de estos ejer-
tema del doble literario. La segunda parte – cicios más o menos logrados, que muestran
“Ficciones sobre Borges”- es una muestra de una variedad que sólo es aparente. En lí-
cuentos en los que Borges, “es el catalizador neas muy generales, la obras en prosa dedi-
de la trama y, en ocasiones, es convertido cadas al “objeto” Borges podrían clasificar-
en personaje principal”. “Con su carga lúdi- se, sin ánimo exhaustivo, en los siguientes
ca, intertextual y paródica, tal vez estos tipos: escritos “a la manera de”, versiones
relatos anuncian algunas formas de la rein- de cuentos, encuentros y entrevistas ficti-

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cios, personajes borgeanos que se convier- muestran la misma actitud con la obra del
ten en protagonistas de otras historias, escritor argentino que mostraba éste ante
Borges personaje de ficción, obras descono- sus lecturas: la irreverencia, ya reclamada
cidas del autor, efecto de la lectura de sus por Silvia Molloy hace más de cuarenta
obras. Como cabría suponer algunos relatos años: “Se lee a Borges con respeto (o con
y novelas presentan más de una de estas resentimiento, que es otra forma de respeto)
variantes (Brescia, 2008, Pellicer, 2009). pero no con el respeto que se merece: el de
Ahora bien, si se examinan las narraciones la irreverencia” [Molloy, 1969: 26). En esta
y las características del corpus que, al igual actitud es importante el humor, otra de las
que el dedicado a estudio de su obra, ame- marcas borgeanas, que se manifiesta en la
naza con suplantar la obra de Borges, se célebre versión de “El aleph” de Roberto
constata que los textos sometidos a todo Fontanarrosa, “El especialista o la verdad
tipo de reescrituras ofrecen pocas sorpresas. sobre el aleph”, o “Help a él” (1983), de
Así, los textos hechos “a la manera de” pri- Fogwill, que desde el título y el nombre de
vilegian a “Borges y yo” sobre cualquier la amada muerta, Vera Ortiz Beti, anuncia
otro. Buena prueba de ello, aunque se trate el procedimiento utilizado y reclama el po-
del ámbito anglosajón, es el libro editado der de la ficción para mantener con vida a
por Daniel Hapern, Who’s Writing This? los muertos, ya se trate de Beatriz Viterbo,
Notation on the Autorial I with self Por- o de su enamorado Borges:
traits (1994), que recoge en orden alfabético
hasta cincuenta versiones de autores como
Susan Sontag, John Fowles, Joyce Carol […] no hay mejor regalo para una muerta
Oates o John Updike. Al lado del texto de que dejarla jugar por unos instantes con las
El hacedor, son los cuentos más célebres, memorias y fabulaciones de los vivos, lo que
quizá fue su mayor deseo en el momento de
como “El Aleph”, “El Sur” o “Pierre Me-
salir de la vida –del sueño quieto de la vida-
nard”, los que han sido objeto de numerosas para entrar en el mundo, en la tierra que se
versiones, entre las que cabe destacar Una mueve, que gira y temblequea un poco y cir-
vida de Pierre Menard (2011) de Michel cunvala el sol y cae infinitamente hacia un
Lafon, traducida por César Aira. Esta prác- lugar que sólo pueden advertir los que se de-
tica ha sido propiciada por la propia escri- jan abrazar por el hombre que los vuelve un
tura borgeana, que, citando el ejemplo más objeto de su ficción. (Fogwill, 2009: 284)
conocido, reescribió el Martín Fierro en “El
fin” y en “Biografía de Isidoro Tadeo Cruz”.
En esta línea se encuentran también los Al lado de las versiones y subversiones
relatos en los que los protagonistas son per- de los textos más conocidos, aparece otro
sonajes creados por Borges, como Emma tipo de manipulación que, en líneas genera-
Zunz, Matilde Urbach, Pierre Menard y les, consiste en introducir en el texto origi-
sobre todo, Jorge Luis Borges. nal cambios, más o menos importantes, do-
tándolo de un sentido nuevo. Este modo ya
lo había ensayado Guillermo Cabrera In-
En buena parte de los casos, se imita el fante en sus Exorcismos de esti(l)o, cuyo
estilo y el tipo de argumento asociados a “Epigolipo” reescribe el epílogo de El hace-
Borges. Más interés tienen los textos que no dor. Se trata de una parodia, o transforma-
se limitan a la mera imitación, sino que ción textual con función lúdica, oulipiana,

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como lo indica el propio título. El texto de también la de César Paladión o la de


Cabrera Infante tiene prácticamente el Lambkin Formento. El comienzo de El
mismo número de palabras que el de Borges Aleph engordado es el siguiente:
y una función idéntica dentro del libro,
también inclasificable. La transformación
se produce por la sustitución de parte de las La candente y húmeda mañana de febrero
palabras originales por otras sinonímicas, o en que Beatriz Viterbo finalmente murió,
perteneciente al mismo campo semántico; después de una imperiosa y extensa agonía
que no se rebajó un solo instante ni al sen-
en otras ocasiones el cambio responde a un
timentalismo ni al miedo ni tampoco al
vocablo menos culto que el del hipotexto. abandono y la indiferencia, noté que las ho-
También se aprecian algunos cambios sin- rribles carteleras de fierro y plástico de la
tácticos que dotan de humor al juego. Como Plaza Constitución, junto a la boca del sub-
señala Gérard Genette: “Todas estas mani- terráneo, habían renovado no sé qué aviso
pulaciones (me refiero a las «oulipiennes») de cigarrillos rubios mentolados; o sí, sé o
se basan en un principio «maquinal» […] supe cuáles, pero recuerdo haberme esfor-
para sacar de su hipotexto (bautizado por zado por despreciar el sonido irritante de la
Pérec «texto-tronco») un texto lexicalmente marca; el hecho me dolió, pues comprendí
muy distinto”(Genette, 1989: 60). Así, la que el incesante y vasto universo ya se apar-
taba de ella, Beatriz, y que ese cambio era el
célebre afirmación de Borges: “Pocas cosas
primero de una serie infinita de cambios que
me han ocurrido y muchas he leído. Mejor acabarían por destruirme también a mí.
dicho: pocas cosas más dignas de memoria (Katchadjian, 2010) (el subrayado corres-
que el pensamiento de Schopenhauer o la ponde a la intervención de Katchadjian)
música verbal de Inglaterra” (Borges, 1989:
854), se transforma en su opuesto simple-
mente por la sustitución de “memoria” por Se trata de una “expansión estilística”
“olvido”: “Poco me ocurrió y mucho he leído. (Genette, 1989: 336), donde el hipotexto
Mejor dicho: pocos sucesos me ocurrieron puede considerarse una especie de resumen
menos digno de olvido que el discurrir de del hipertexto resultante. Con este juego
ese filósofo teutón que fue enemigo perverso Katchdjian estaría invirtiendo un modo de
del sexo femenino o el son verborreico de los obrar característico de Borges: el del (seu-
ingleses” (Cabrera Infante, 1976: 293). do)resumen, a la vez que desestabiliza la
“perfección” de su prosa.

Dentro de este tipo de transformación


“oulipiana” se encuentra un libro que solo Más radical es la polémica propuesta de
conozco fragmentariamente, El Aleph en- El hacedor de Agustín Fernández Mallo, El
gordado (2009) del argentino Pablo hacedor (de Borges), Remake (2011), que
Katchadjian, que cultiva una “literatura toma este libro y lo reescribe, texto a texto,
conceptual”, cuya única regla fue no alterar manteniendo sus títulos. A veces encontra-
nada del texto original y cruzarlo, engordar- mos unas líneas del original, otras se trata
lo, con el suyo, pasar de unas 4000 palabras de una versión “libre”; aparecen fotografías
a 9600. Por tanto, el cuento de Katchadjian que ilustran la narración. Es precisamente
es y no es de Borges, prolongando así la en el “Prólogo”, dedicado a Jorge Luis Bor-
tarea de su predecesor Pierre Menard, pero ges, y en el “Epílogo” donde se muestra más

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cercano al texto original. Como en el caso de Revólver and Los Curas Sulfamidas [ya en
Cabrera Infante, se produce un travesti- los cines] (Fernández Mallo, 2011: 138)
miento que tiene que ver con la enuncia-
ción, de modo que el destinatario del rema- El celebérrimo “Poema de los dones” de
ke es Borges en vez de Lugones y ambos Fernández Mallo dice (o canta) así:
textos tienen como autor a AFM, en lugar
de JLB. Las variaciones de estos textos que don, don,
abren y cierran el libro de Fernández Mallo ding ding don
don, don
van en direcciones opuestas a los de Borges,
[toma Lacasitos]
como la negación de la primacía de lo “leí- don, don
do” sobre otras actividades. Así, leemos en ding ding don
el “Epílogo”: [verás que buenos están]

Pocas cosas me han ocurrido y aún menos Claro que sería una burda y falsa apre-
he leído. Mejor dicho: entre la Navidad de ciación reducir el remake a la broma ante-
2004 y la Navidad de 2010, ninguna cosa
rior. Fernández Mallo utiliza el libro de
más digna de mención ha sucedido que ver
la película El nadador cada 1 de enero e ir Borges como material para reciclar. Al
actualizando mi Macintosh. (Fernández Ma- mantener la misma disposición que El ha-
llo, 2011: 169) cedor convoca simultáneamente a los dos
textos, y si, como se ha constatado hasta la
Los remakes de la sección “Museo” son saciedad, Borges anunció en algunos textos
también apócrifos y los de los poemas, en la muerte del autor y se convirtió él mismo
buena parte de los casos, tienen un compo- en personaje, ahora tampoco sabemos quién
nente humorístico o de juego, que se puede escribe esas páginas o diseña las pantallas,
complicar al hacer referencia a otro hipo- porque, como leemos en la “Nota del autor”,
texto distinto del original, como ocurre en además de la versión en papel y la electró-
“A un viejo poeta”, donde la relación se es- nica, un buen número de ellas llevan el en-
tablece con la célebre rima LIII de Bécquer, lace a un vídeo, que completa y expande el
no con Quevedo, que se transforma por me- texto escrito.
dio de una mecánica oulipiana en lo si-
guiente: La reescritura de un libro completo de
Borges ya había sido ensayada por el escri-
Volverán las oscuras golondrinas tor inglés Rhys Hughes en su Nueva histo-
En tu balcón sus nidos a colgar. ria universal de la infamia (2004), donde
imita exactamente este libro que a su vez
Volverá las oscuras golondrinas reescribe otros textos. A este juego de espe-
En tu balcón sus niños a colgar. jos se suma el hecho de que parece que
Hughes lo leyó en la traducción al inglés de
Volverán las oscuras sulfamidas
Thomas di Giovanni, por lo que algunas de
En tu cajón los niños al jugar
la repeticiones literales que figuran en él
Revólver and las oscuras sulfamidas proceden ya de una tercera mano, que se
Sexo, mentiras, cintas TDK convierte en cuarta al leer el libro del escri-
tor inglés en traducción al español de Car-
los Gardini. Los dos prefacios se correspon-

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den a los dos prólogos que anteceden a His- experto en la obra del argentino. En un
toria universal de la infamia, y en ellos el primer momento Ospino le muestra un libro
autor manifiesta su propósito: rendir ho- formado por cuentos de veinte escritores, a
menaje al, quizá, “mayor escritor de ficcio- los que él pagó, donde debía aparecer Bor-
nes del siglo pasado”, a la vez que reflexio- ges como personaje; el titulado “El clon de
na brevemente sobre el carácter de su imi- Borges” lo escribió él mismo, asomando,
tación: para luego inmediatamente desaparecer, el
juego metaliterario. En un segundo momen-
Toda imitación de Borges se debe basar más to, Miguel Ospino lo lleva conocer al clon,
en sus influencias que en sus creaciones. Es que es igual, no podía ser de otro modo, al
fútil buscar en su técnica pistas de la direc- original. El responsable del clon de Borges
ción futura de la narrativa. La respuesta ya da cuenta de cómo se produjo la clonación,
está en el pasado, renovada por los logarit-
cómo fue criado, etc., y de cómo pasa el día
mos del mudable lenguaje, más que por la
presurosa llegada del próximo horizonte. en “La Paciencia” leyendo y escribiendo,
(Hughes, 2007: 16) siempre vigilado. Pasada la sorpresa, Saker
comienza a leer los libros escritos por el
En el “Prefacio a la edición inédita” clon: Nueva cuartos, Ficciones II, las novela
también da cuenta del contenido de su imi- Anulación de la obra de Borges y Las ora-
tación: siete biografías de otros tantos in- ciones de Benjamín, ¿Para qué otras inqui-
fames, cuyos títulos, estilo y estructura re- siciones?...., de los que se ofrece su corres-
miten a las borgeanas(“El impostor honrado pondiente resumen, que, en definitiva, for-
Denis Zacharie”, “El proveedor de calami- man el cuerpo de la novela. Cualquiera de
dades Basil Zaharoff””, “El incivil héroe los libros, en este caso Nueve cuartos: “por
Dick Turpin”, etc.); una versión de “Hombre lo que pudo advertir Saker, no respondía a
de la esquina rosada”, “Ratón de la esquina ninguno de los que el Borges original había
rosada”; una segunda parte de versiones de escrito en vida, tenía elementos de distintas
textos ajenos, reales o apócrifos, que se co- obras escritas por Borges, pero como tal, era
rresponde a la segunda parte “Etcétera”; inidentificable.” (Burgos López, 2011:24).
unas “parodias suplementarias” y un Finalmente, Borges dos muere de un aneu-
“Apéndice imprudente”- “La vida y la plo- risma cerebral –los clones tienen una salud
mada”- que es una continuación de “La delicada y mueren pronto- e inmediatamen-
muerte y la brújula”, ya que un joven redac- te es suplantado por otro clon Borges tres.
tor del Yidische Zaitung logra adoptar la
personalidad de Lönnrot y conocer su final.
La idea de clonar a un escritor no es
Pero no sólo distintos escritores reescri- nueva, lo que varían son los motivos que
ben la obra de Borges, también él puede llevan al experimento. César Aira ya lo ha-
hacerlo después de su muerte, como lo de- bía intentado en El congreso de literatura
muestra la breve novela El clon de Borges, donde el narrador, el Sabio Loco, decide
del colombiano Campo Ricardo Burgos Ló- clonar a una celebridad, a un genio: Carlos
pez. En ella un millonario que ha caído en Fuentes, para “extender mi dominio al
la “Borgeslatría”, logra clonarlo y lo tiene mundo entero”. En esta novela se encuentra
encerrado en su hacienda “La Paciencia”, a una definición del clon que se puede aplicar
la que acude el profesor Saker en calidad de las “clonaciones” de Borges mencionadas, y

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prácticamente a todas las demás: “Los fa- puede ser el detective, llegando a compartir
mosos clones, no son otra cosa que duplica- tiempo y espacio con Sherlock Holmes, co-
ción de células de estilo.” (Aira, 1999: 89). mo en El dilema de los próceres. Sherlock
Además, a algunos de los lectores y reescri- Holmes y el caso de las cartas ocultas de
tores de Borges les sucede lo mismo que a la Rosas y San Martín (2009), de Jorge Fer-
avispa que confundió al escritor mexicano nández Díaz, la víctima e incluso creerse el
con su corbata: asesino, como en El simulador (1990) de
Jorge Manzur.

Al fin de cuentas, no era distinto lo que pa-


saba con los críticos y profesores que asis- En El olvido que seremos (2006) el co-
tían al congreso, que se habrían visto en di- lombiano Héctor Abad Faciolince, el primer
ficultades para decir dónde terminaba el verso de un poema atribuido a Borges
hombre y dónde empezaban sus libros; para
(“Aquí. Hoy”), “Ya somos el olvido que se-
ellos también todo era «Carlos Fuentes».
(Aira, 1999: 111) remos”, da título al libro y alude al soneto
que el escritor encontró en el bolsillo del
padre asesinado en 1987, y que publicó en
Esta confusión es la que muestran al- noviembre de 1987 en el Magazin Domini-
gunas novelas que tienen a Borges como cal de El espectador atribuyéndolo a Bor-
protagonista, hecho que propició él mismo ges. En “Un poema en el bolsillo” Héctor
al convertirse en personaje y crear un alter Abad narra la investigación sobre el origen
ego ficticio apenas caracterizado llamado del poema y su autoría, en un proceso que
“Borges”, que apareció por primera vez en le lleva a 14 ciudades de 11 países y a la
“Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”. Su presencia intervención de numerosos estudiosos y
contribuye a disolver las fronteras entre lo admiradores de Borges. Dado que el libro
real y lo ficticio, a crear un efecto de auten- del que forma parte, Traiciones de la me-
ticidad, y poco a poco el Borges autor va moria (2009), gira en torno al recuerdo, o su
dibujando su representación, aunque en los relato, y al olvido, el relato está hecho de
cuentos en los que aparece es más un pro- versiones sobre “un pasado que no se re-
cedimiento narrativo que una “autoficción”. cuerda bien”. Lo que diferencia la nouvelle
De modo que una buena parte de las ficcio- de Héctor Abad de otras narraciones que
nes que tienen a Borges como personaje, tienen la obra de Borges como objeto de
éste tiene su particular ADN y el de su per- investigación, es que esta se presenta como
sonaje, a la vez que pueden ser versiones de una narración autobiográfica y, dado que la
sus relatos. De modo que son frecuentes las memoria es frágil, va acompañada de todo
novelas, la mayoría policíacas en las que tipo de fotografías y documentos que dan fe
aparece Borges relacionado con un texto de la pesquisa literaria y que, a la vez que
perdido o robado, habitualmente la novela completan el relato, funcionan como prue-
que nunca escribió, del que se proporcionan bas de verdad. Desde el principio el narra-
resúmenes, fragmentos o incluso el texto dor, Héctor Abad Faciolince, advierte “de
completo. Claro que también se puede pro- que no me lo invento como un sueño olvida-
ceder a la falsificación de manuscritos, co- do o como una traición más de la memoria”
mo en la novela de Alejandro Vaccaro, El (Abad Faciolince, 2010: 21)
manuscrito Borges (2006). En ellas Borges

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En este caso, no trata como es habitual


de un texto perdido sino de uno encontrado, Fueron a un restaurante cerca del hotel.
y lo que genera la investigación es la atri- Aprovecharon la comida para ajustar no sólo
bución autorial, no la busca de un manus- detalles de la información intercambiada y
crito. Este motivo tampoco es nuevo, basta sacarse nuevas dudas, sino para desechar el
proyecto de escribir entre los dos el relato de
con recordar “Nombre falso” de Ricardo de
todo lo sucedido. Cada uno seguiría su ca-
Piglia, pero lo que aporta cierta novedad al mino, aunque no descartaron la posibilidad
tema es su acercamiento a la non fiction, a de encontrarse en el futuro. (Correas, 2011:
que la investigación es “real” y está desti- 246)
nada a demostrar que “Aquí. Hoy” es un
poema que escribió Borges. Abad Faciolince Al final de la novela, que no deja cabos
relata con minuciosidad todos los pasos da- sueltos, Jaime Correas reconoce la imposi-
dos, entre ellos la polémica con Harold Al- bilidad de demostrar fehacientemente la
varado Tenorio, tal vez su autor apócrifo, y autoría borgeana de “Aquí. Hoy”: “Igual, no
su encuentro en Mendoza con el argentino tengo modo de atravesar indemne el cauce
Jaime Correas, personaje fundamental en las dudas. Borges ha muerto y sólo él podría
el relato ya que hizo la introducción al cua- certificar sin objeciones de nadie la autenti-
derno publicado en dicha ciudad en sep- cidad de sus sonetos.” (Correas, 2011: 296).
tiembre de 1986, Jorge Luis Borges, 5 Poe-
mas, publicado en Ediciones Anónimas, Este incompleto recorrido por algunas
que, a pesar de todas las dudas, se convier- reescrituras de Borges más o menos recien-
te en una de las pruebas fundamentales tes sirve para corroborar tanto la vigencia
para la demostración de la hipótesis de de su obra como la facilidad del paso del
Abad Faciolince. El escritor mendocino le original a la copia. Esa imitabilidad hace
propuso escribir la historia a cuatro manos, que en el peor de los casos se frustre el in-
pero al colombiano no le convenció la idea: tento de imitarlo, porque es imposible ocul-
tar la copia, como ya advirtió Augusto Mon-
Yo le dije que prefería que cada uno escri- terroso en el lejano 1949:
biera su libro, y que si queríamos lo publicá-
bamos juntos, por los dos lados, anverso y Cada vez que un escritor logra crear un esti-
reverso, de un mismo ejemplar. Él parecía lo, se dice que éste es inimitable. El inimita-
algo decepcionado, pero lo disimuló muy ble estilo de Fulano de Tal. Lo que no es
bien. (Abad Faciolince, 2010: 113) cierto. El verdadero elogio consistiría, quizá,
en decir lo contrario. Ninguno más imitable
En 2011, Jaime Correas publica Los fal- que el de Borges. Véase cualquier número
sificadores de Borges, novela en la que de la revista Sur de Buenos Aires. Búsquen-
(re)escribe desde su propio punto de vista, se las reseñas de libros. No tardará en apa-
la investigación obsesiva de Abad Faciolin- recer en casi todas ellas el adjetivo sugerido
ce, la intervención de Tenorio, su participa- por el recuerdo de Borges, el verbo dictado
ción en la investigación, también narrados por la influencia de Borges, la conclusión
en “Un poema en el bolsillo”. Hacia el final, más o menos debida a los modos de Borges.
Sospecho que serán escasos los que después
Correas recuerda el encuentro con Héctor
de leerlo no se sientan compelidos a permi-
Abad Faciolince, dando cuenta del acuerdo tirse el uso de sus procedimientos. Lo que
al que llegaron: tiene nada de raro, ni siquiera de malo. […]

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ROSA PELLICER

Librarse de esta tentación no constituye un Braceli, Rodolfo E. (1979), Don Borges, sa-
pequeño esfuerzo”. (Monterroso, 1985 : 111) que su cuchillo porque he venido a matarlo,
Buenos Aires: Galerna.
Por esta razón, los intentos más valiosos Brescia, Pablo (2008), “Borges deviene obje-
y arriesgados son los que no se limitan a la to: algunos ecos”. En Variaciones Borges, 26,
mera imitación sino que van más allá, ac- págs.125-144.
tuando directamente sobre su obra por me-
Burgos López, Campo Ricardo (2011), El
dio de una lectura irreverente, que también clon de Borges, Granada: Grupo Editorial
es un homenaje, como lo son las versiones AJEC, 2011 (edición digital).
más miméticas. Porque Borges, no sólo es
una enfermedad, un “virus” muy contagioso Cabrera Infante, Guillermo (1976), Exor-
cismo de esti(l)o, Barcelona: Seix Barral.
como afirmaba Rodrigo Fresán, sino que ya
es todo para todos: Contra Borges (1978), Juan Fló (comp.),
Buenos Aires: Galerna.
Somos borgeanos –escribe Alan Pauls- por- Correas, Jaime (2011), Los falsificadores de
que cualquier decisión literaria que tome- Borges, Buenos Aires: Alfaguara.
mos, por anómala o salvaje que sea, ya está
inscripta de algún modo –como problema, Escrito sobre Borges. 14 autores le rinden
como excentricidad demente, incluso como homenaje (1999), Josefina Delgado (comp..),
pesadilla- en el horizonte que Borges trazó. Buenos Aires: Planeta.
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