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Se espera que los estudiantes hagan uso de los enfoques que se proponen para mejorar su
capacidad argumentativa con bases interdisciplinarias, y de esta manera enriquezcan las
propuestas de políticas y programas de atención a la primera infancia que vienen siendo
aplicadas en sus respectivos países.
ENLACES DE INTERÉS
www.sedi.oas.org/dec/documentos/simposio/Otrosarchivos/SERIES%202007%20LANCET.doc
BIBLIOGRAFÍA OBLIGATORIA
Edgar Morin*
La primera infancia es la etapa del ciclo vital que abarca desde el nacimiento hasta los 8 años; su
importancia reside en que en ella se estructuran las bases fundamentales del desarrollo
humano, tanto físicas como psicológicas, sociales y emocionales, las cuales se irán consolidando
y perfeccionando en las siguientes etapas de desarrollo. Por esta razón la atención y educación
para este grupo etario requiere de un marco teórico-conceptual que contemple todas las
dimensiones del desarrollo infantil. El enfoque que se adopte tanto para la formulación de
políticas como para el diseño e implementación de programas formales y no formales
pertinentes, con calidad y equidad, debe tener una clara orientación científica.
En la actualidad, el enfoque adoptado para la atención y educación de los menores de tres años
es más amplio y globalizador que en décadas anteriores, en virtud de los aportes de las ciencias
humanas y del comportamiento y del marco jurídico-político de los derechos consagrados en la
Convención sobre los Derechos del Niño: supervivencia, desarrollo y protección. Por ello, en la
formulación de los programas dirigidos a la primera infancia se considera necesario “…prestar
apoyo a la supervivencia, crecimiento, desarrollo y aprendizaje del niño –lo cual comprende
*
Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, 2002. Pág. 38.
Sin embargo, a pesar del reconocimiento que actualmente se otorga a la atención y educación
de los menores de 3 años, todavía son muchos los niños y niñas en América Latina que no tienen
acceso a estos programas por diferentes causas, entre ellas las relacionadas con las políticas y la
asignación de recursos. Para lograr ampliar la cobertura de atención dirigida a este grupo etario
se requieren acciones de diversa índole por parte de los gobiernos y de la sociedad en su
conjunto. Una de las acciones priorizadas por este curso es el fortalecimiento de capacidades
para incidir en la definición de políticas y programas. Por ese motivo pretendemos profundizar
en la argumentación para el trabajo con la primera infancia, revisando evidencias provenientes
de diversas ciencias y disciplinas que sustentan su importancia y orientan cambios significativos
en la intervención.
1
Informe de seguimiento de la EPT en el mundo 2007. Bases sólidas. Atención y educación de la primera
infancia (pág. 3).
La atención y educación para este grupo etario recibe distintas denominaciones en los países de
la región, entre ellas estimulación temprana, educación infantil, primer ciclo, educación inicial,
educación básica o pre-primaria, educación preescolar, educación parvularia, entre las más
mencionadas en los documentos normativos y el currículo. Estas denominaciones implican
Así, la denominación estimulación temprana está relacionada con la teoría conductista que
establece que la estimulación externa es necesaria para obtener una respuesta del niño con el
esquema E-O-R. Esta denominación tuvo vigencia durante bastante tiempo y aún sigue siendo
utilizada en algunos documentos, pero en la mayoría de los casos ha sido reemplazada por no
ser compatible con el concepto de niño que desde su nacimiento interactúa con su entorno
natural y social para construir sus aprendizajes. La educación maternal tampoco es un término
que refleja toda actividad que se realiza con este grupo etario, y parecería que está referida a la
atención que brinda la madre en el hogar.
El término educación básica es un concepto más amplio, que comprende toda la educación
escolar desde el nacimiento hasta finalizar la educación secundaria. El nombre de educación
preescolar o pre-primaria, que abarca la etapa de 0 a 5 años, señala, como su nombre lo indica,
que es la educación previa a la educación escolar o primaria, de preparación para el ingreso a la
escuela, sin objetivos en sí misma y sin identidad propia. Los términos educación parvularia y
educación infantil están referidos a la educación para niños de 0 a 5 años, sin diferenciar el
grupo de 0 a 3 años del de 3 a 5 años. Por otra parte, educación inicial es un término innovador,
mas sin embargo en los países donde se utiliza abarca diferentes edades; así, para algunos es la
etapa de 0 a 2 ó 3 años, en otros es la de 0 a 4 años, y también la etapa de 0 a 5 años.
En algunos países, donde este nivel educativo tiene una sola denominación (preescolar,
parvularia, inicial, etc.) se está adoptando la denominación de primer ciclo para la etapa de 0 a 2
ó 3 años, considerando que este nombre está referido a un período dentro del desarrollo
evolutivo de los niños que tiene características peculiares diferentes a las del ciclo siguiente
(Peralta, 2007).
La importancia que tiene la etapa de 0 a 3 años en el ciclo vital del ser humano ha sido
reconocida en numerosos estudios e investigaciones, especialmente de la neurobiología, la
pedagogía, la sociología y la economía. Esos estudios han determinado que desde la gestación
hasta los 3 primeros años de vida se dan procesos de crecimiento y desarrollo acelerado, en
todas las dimensiones del niño: física, motor, intelectual y socio-emocional, conformando las
bases sobre las que se asienta todo el desarrollo ulterior. Los estímulos que el niño recibe
Para que la atención y la educación tengan un efecto positivo en el desarrollo integral de la niña
y del niño, es necesario cuidar la calidad de los programas. En la actualidad este es uno de los
mayores desafíos que enfrenta la educación, tanto en los programas formales como en los no
formales. Al respecto, se observa que la mayoría de los países no cuenta con criterios,
estándares e indicadores que permitan evaluar la calidad de la atención y la educación dirigida a
los menores de 3 años. En la actualidad se han desarrollado algunas iniciativas al respecto pero
para el grupo de 3 a 6 años. Lo que sí se ha identificado es que en muchos casos la atención está
centrada más en aspectos de supervivencia -salud, nutrición y cuidados- que en aspectos
fundamentales como educación y desarrollo. Es probable que ello se deba a la situación de
pobreza y extrema pobreza que afecta a casi el 50% de la población infantil de América Latina y
que se ve reflejada en los altos índices de desnutrición crónica y anemia, situación que preocupa
a los gobiernos por el impacto que tienen en la salud y el aprendizaje de los niños.
Sin embargo, una educación de calidad para el niño menor de 3 años debe tener un enfoque
integral que atienda todas las dimensiones del desarrollo infantil, con metodologías que
consideren al niño como sujeto activo capaz de construir sus conocimientos, y un currículo que
ofrezca oportunidades de explorar, experimentar, descubrir, expresarse e interactuar con su
contexto natural y social, y que constituya un desafío para los niños de este grupo etario,
teniendo en consideración toda la fundamentación de una educación de calidad para este siglo.
Fundamentos biológicos:
La infancia es la etapa del ciclo vital en la que se producen cambios significativos en cuanto al
crecimiento y el desarrollo del ser humano. El crecimiento y el desarrollo son dos procesos
interdependientes que implican la magnitud y los cambios de estructura que se producen en la
persona. El término crecimiento está referido al incremento gradual de peso y talla, sin dejar de
lado el aumento de la masa corporal y el crecimiento de todos los órganos y sistemas. Se da
tanto en lo somático como en lo psíquico.
Por otra parte, cada vez hay más estudios e investigaciones que señalan que el patrón
de crecimiento, determinado genéticamente, puede ser modificado por factores
exógenos, entre los que se encuentra la nutrición. Las estadísticas demuestran que en la
región muchos niños y niñas tienen distintos grados de desnutrición, especialmente los
que nacen y crecen en ambientes signados por la pobreza y la extrema pobreza.
La desnutrición en los primeros años de vida tiene efectos más negativos en el desarrollo
integral de niñas y niños que en las edades posteriores. Las etapas de mayor riesgo y
vulnerabilidad son durante el periodo intrauterino, por desnutrición materna, y en los 2
primeros años de vida.
El Dr. Reynaldo Martorell señala que una nutrición deficiente durante la vida intrauterina y en
los primeros años de vida tiene efectos profundos y variados, tales como:
2
Fujimoto, G. Desarrollo integral del niño. Primer encuentro internacional: “La atención integral de la
primera infancia y los desafíos del siglo XXI”, República Dominicana.
Por otra parte, si bien es cierto que por carencia de estudios longitudinales en los países de
América Latina no es posible contar con evidencias sobre los efectos de una atención oportuna y
pertinente, sí se ha comprobado que los niños que reciben programas combinados de nutrición
y estimulación en los primeros 2 años de vida tienen mejor desempeño en la escuela que
aquellos que reciben solo un tipo de intervención por separado.
Fundamentos psicológicos
La teoría constructivista, que es la más mencionada en los documentos normativos de este nivel
educativo, tiene como representante significativo a Jean Piaget, quien ha tenido mucha
influencia en las reformas curriculares de la década del 70. Desde su perspectiva, el aprendizaje
Vygotsky desarrolla la teoría socio-cultural, que señala que la naturaleza activa del niño es
afectada por el contexto socio-cultural e histórico donde reside, pero que a su vez, él afecta ese
contexto.3 Vygotsky hace énfasis en el potencial de aprendizaje del niño para aprender. Al
respecto formula el concepto de la zona de desarrollo próximo (ZDP), que se refiere a la
distancia entre lo que los niños aprenden solos y lo que pueden lograr en interacción con un
adulto o un aprendiz más adelantado. En el mismo sentido, Bruner, Ross y Woods desarrollaron
la metáfora del andamio. El andamiaje es el apoyo que la madre o el docente brindan al niño
para hacer una tarea, hasta que logra hacerla por sí solo.
Por su parte, Bruner propone los formatos de interacción madre–niño como una actividad lúdica
que favorece el proceso de adquisición del lenguaje y las habilidades comunicativas. Por este
motivo es necesario que los padres sean capacitados en formas lúdicas de interacción verbal,
que integren juegos cognitivos y de atención, formas gramaticales sencillas y un repertorio de
vocabulario básico enriquecido, de manera que puedan mejorar las interacciones con sus hijas e
hijos (González Moreyra, 1993).
Otro aporte importante para la educación es el que hace Erik Erikson con su teoría del
Desarrollo Psicosocial, que comprende ocho etapas desde el nacimiento hasta la edad adulta.
Según este psicólogo, en cada una de las etapas se produce una “crisis”, que la persona debe
resolver. De las ocho etapas propuestas por Erikson, dos corresponden al segmento etario de 0
a 3 años. La primera etapa va desde el nacimiento hasta los 18 meses y se denomina confianza
versus desconfianza. El recién nacido depende de las personas de su entorno para satisfacer sus
necesidades de alimentación, afecto y cuidado. La confianza que desarrolla con la persona que
lo atiende le permite al bebé establecer un vínculo con ella. La ternura, sensibilidad y
consistencia son elementos importantes relacionados con la rapidez y la actitud con las que
3
Papalia, D. y Wendkos Olds, S. (1997) Psicología del Desarrollo. Colombia, McGraw Hill.
La segunda etapa se extiende desde los 18 meses hasta los tres años y se denomina autonomía
frente a la vergüenza o duda. Se caracteriza por el deseo del niño de independizarse de las
personas de las que anteriormente dependió. A esta edad ya realiza actividades por sí solo como
comer, quitarse algunas prendas de vestir, ir al baño, etc. Las expresiones más frecuentes a esta
edad son “yo hago” o “yo solo”, especialmente a los 2 años donde surge una fuerte y obstinada
voluntad por lograr la autonomía. La vergüenza y la duda, según Erikson, ayudan a que el niño
empiece a autorregular su deseo de libertad total y a reconocer que no puede hacer todo lo que
quiere. Hacia los tres años el niño inicia un proceso de autorregulación de su comportamiento,
mediante el ajuste a las expectativas sociales y en función de los límites puestos por el adulto
(Papalia y Wendkos, 1999). Es importante destacar que en los primeros tres años de vida la
confianza y la autonomía favorecen el desarrollo del auto-concepto.
Es importante destacar que se ha constatado que un bebé sano y normal nace con todos los
sentidos en pleno funcionamiento, y equipado con una serie de habilidades como percibir,
actuar y aprender; vale decir que es capaz de comportarse de manera eficaz. Stone, Smith y
Murphy (1973), en su libro “El bebé competente”, manifiestan que desde el nacimiento cada
niño es un individuo activo que percibe, aprende y organiza la información. En el mismo sentido,
Papalia y Wendkos (1999) señalan que desde que nace el bebé actúa de manera activa con su
entorno y reacciona frente a él. Estos testimonios, producto de estudios e investigaciones,
permiten concluir que el ser humano posee potencialidades o capacidades al nacer, pero para
que estas se desarrollen es necesario que se les brinde la experiencia o la oportunidad; de allí la
importancia de la interacción intencional con personas y con objetos.
Fundamentos sociológicos
Para Mead, los bebés y los niños pequeños empiezan a desempeñarse como seres
sociales al imitar, en actividades lúdicas, las acciones que han visto realizar a personas
de su entorno inmediato. Mead denomina a estas acciones adoptar el papel del otro,
vale decir que aprenden poniéndose en el lugar del otro.
En la actualidad se reconoce que es durante los primeros 3 años de vida del niño cuando
la familia tiene el mayor impacto en el desarrollo infantil. La formación del apego
seguro, los primeros aprendizajes y cuidados deben ser brindados por los padres, como
primeros y principales educadores. Sin embargo, en las últimas décadas del siglo XX los
países de Latinoamérica han experimentado cambios sustanciales en la estructura
familiar, social y económica debidos a situaciones de diversa índole, que han tenido
impacto en la vida de las niñas y los niños.
La incorporación de la mujer a la esfera del trabajo fuera del hogar, el incremento de mujeres
como jefes de hogar, la reducción de la familia extendida, la migración de la zona rural a las
ciudades con un incremento significativo de áreas urbano-marginales, la pobreza y la violencia,
entre otros, han contribuido a reducir el tiempo que la familia destina a la interacción y a la
comunicación con sus hijas e hijos. Esta problemática está demandando la implementación de
servicios de atención para niñas y niños menores de tres años durante la jornada laboral de los
padres. Si bien hay un marco legal en ese sentido, las estadísticas y los informes de los países
muestran que los servicios existentes no cubren la demanda de las familias y muchas veces los
que están establecidos no reúnen los estándares de calidad requeridos.
4
Austin Millán, T. (2000). Fundamentos sociales y culturales de la educación. Capítulo 5. Santiago de Chile.
http://www.geocities.com/tomaustin_cl/educa/libro1/cap5.htm
Fundamentos neurocientíficos
Actualmente se cuenta con más información sobre el cerebro y sobre su rápido desarrollo
durante la gestación y el primer año de vida, lo que hace que éste sea más vulnerable en esta
etapa. La información proveniente de las neurociencias ha fundamentado -a través de los
resultados de múltiples estudios e investigaciones- la importancia de la atención y educación del
niño desde las edades más tempranas, de ser posible desde el nacimiento. En ese sentido,
5
Sensat, A.M. (2004). Op.cit Pág. 6
6
Cinquetti, P. En Duprat, H. y Malajovich, A. (1987), Pedagogía del nivel inicial. Buenos Aires. E. Plus Ultra,
Pág. 25
Los periodos críticos del desarrollo, también denominados ventanas de oportunidades, son
aquellos en los cuales se favorece la adquisición y el desarrollo de determinadas funciones
como: control emocional, de 0 a 2 años; visión, de 0 a 2 años; apego social, de 0 a 2 años;
vocabulario, de 0 a 3 años; segundo idioma, de 0 a 10 años; matemática/lógica, de 1 a 4 años;
música, de 3 a 10 años; mientras que otras regiones del cerebro, como el hipocampo y la
memoria, así como el sistema olfativo, conservan su plasticidad a lo largo de toda la vida. Por
7
Fundador y Presidente del Instituto Canadiense de Investigación Avanzada, Ontario, Canadá. Resumen
de la Conferencia “¿Qué dice la ciencia sobre los efectos de la intervención temprana?”, Banco Mundial,
septiembre de 2005, Washington, DC, Estados Unidos.
8
Karmiloff, K. y Karmiloff–Smith, A. (2001). Pathways to language. U.S.A. Harvard University Press.
De otro lado, la Carnegie Corporation, en su investigación sobre el cerebro del recién nacido,9
destaca la importancia del medio ambiente que rodea al recién nacido y cómo influye éste en el
número de neuronas y en las sinapsis o conexiones entre ellas que van a dar lugar a las estructuras
que permiten configurar las condiciones para el aprendizaje. Estos estudios han demostrado que el
ambiente tiene un rol estratégico en el desarrollo del cerebro, ya que si es estimulante y rico se
presentan más sinapsis, pero si en cambio este es pobre y carente de estímulos, puede tener
efectos negativos en el desarrollo cerebral. “Los estímulos que brindan ejercitación al cerebro
ayudarán a mejorar las conexiones logradas, lo que establecerá una base más firme para el
desarrollo cognoscitivo y social” (Myers, 1994). En ese sentido, la Carnegie señala que los niños
nacidos en ambientes de pobreza pueden llegar a mostrar déficit cognitivo incluso a los 18 meses.
Las situaciones de estrés extremo por efecto de la pobreza también tienen un efecto negativo en
las neuronas relacionadas con el aprendizaje y la memoria. Sin embargo, se ha comprobado que
niños considerados de alto riesgo por diversas etiologías, pero que recibieron atención integral
durante los primeros seis meses de edad, redujeron el riesgo de retardo mental hasta en un 80%. A
la edad de 3 años, estos niños mostraban coeficientes de inteligencia de 15 a 20 puntos superiores
a niños con antecedentes y condiciones similares que no habían asistido a estos programas. Los
logros se mantuvieron hasta la edad de 15 años, lo que demuestra que los programas de atención
integral en los dos primeros años pueden tener efectos acumulativos de larga duración.
En los tres primeros años de vida es cuando el cerebro del niño y de la niña es más receptivo, lo
que permite un aprendizaje y un desarrollo más rápido que en cualquier otra edad,
especialmente cuando se satisfacen adecuadamente sus necesidades básicas. Los estudios
demuestran que algunas estructuras del cerebro, como las vías sensoriales (visión, audición,
tacto), se desarrollan más temprano, mientras que otras lo hacen más tarde (lenguaje y
matemáticas) pero probablemente reciben influencia de las primeras.
9
Informe sobre las necesidades de los niños menores. Puntos de inicio.
10
Desarrollo del cerebro basado en la experiencia temprana y su efecto en la salud, el
aprendizaje y la conducta. http://www.oas.org/udse/dit2/relacionados/archivos/desarrollo-
cerebral.aspx
La literatura especializada pone especial atención a la educación que reciben los niños
en la escuela, mediante una educación intercultural o multicultural según el caso,
debido a la migración del campo a la ciudad. En los documentos curriculares de
Latinoamérica muchos países han puesto énfasis en la educación intercultural. Sin
embargo, en algunos programas, currículos y guías metodológicas todavía se observa
una orientación etnocentrista. En ese sentido, en función de las características
antropológicas y culturales de las sociedades, es necesario formular orientaciones para
la diversificación curricular, a fin de ofrecer una educación pertinente que recoja los
aprendizajes y la cosmovisión propios de la cultura de los niños sin dejar de incorporar
además lo que la escuela espera que ellos logren, desde una perspectiva intercultural.
Fundamentos pedagógicos
En ese sentido es necesario que la tarea del docente responda a un marco de referencia al que
Flórez Ochoa denomina modelo pedagógico. Un modelo pedagógico es una estructura
conceptual que, a nivel teórico, establece las relaciones que se dan entre los componentes del
proceso enseñanza - aprendizaje, para la planificación, programación, ejecución y evaluación de
la acción educativa. En todos los modelos se consideran parámetros que están siempre
presentes (invariantes), pero que tienen diferentes énfasis según el contexto socio–cultural.12
Dichos parámetros son el tipo de persona que se desea formar, las estrategias metodológicas
y/o procedimientos didácticos, los contenidos, la relación educando-educador, el enfoque o
11
http://www.aulaintercultural.org/IMG/pdf/viva_la_diferencia.pdf
12
Flórez Ochoa, R. (1994) Hacia una pedagogía del conocimiento. Colombia. McGraw Hill.
A partir de la década del 90, las reformas educativas realizadas en los países introdujeron en los
diseños curriculares nuevas concepciones de niño, de aprendizaje y de enseñanza. La
Convención de los Derechos del Niño contribuyó a cambiar la imagen de niño que se manejaba
hasta entonces, y en la actualidad se concibe al niño como persona, sujeto social de derechos,
que tiene necesidades, intereses y expectativas propias de su edad, que se encuentra en un
período de desarrollo intenso, que tiene capacidad para interactuar con su entorno natural y
social, y que posee potencialidades a desarrollar en función de las experiencias y oportunidades
de aprendizaje que se le brinden. En relación con el aprendizaje, de acuerdo con las teorías
constructivistas, éste es entendido como el proceso de construcción del conocimiento que es
elaborado por los propios niños, en interacción con la realidad natural y social, a partir de sus
experiencias, sus emociones y sus conocimientos previos. Vygotsky señala que el aprendizaje
impulsa el desarrollo y en ese sentido introduce en la didáctica el concepto de zona de
desarrollo próximo o proximal que es la diferencia entre lo que ellos pueden lograr solos y lo
que pueden lograr con la mediación del adulto. En el proceso de aprendizaje el niño no sólo
construye conocimientos, sino que desarrolla aptitudes y estrategias intelectuales que le
permiten resolver los problemas y desafíos que se le presentan.
13
Duprat, H., Malajovich, A. (1987). Pedagogía del nivel inicial. Buenos Aires. E. Plus Ultra
Esta demanda de los niños debería ser atendida a nivel de las políticas educativas. Ese bebé
inquieto, curioso, explorador de su entorno está demandando atención de calidad, tan
importante en esta etapa en la que se establecen los circuitos neuronales y biológicos como
producto de las experiencias que vive en el hogar, en la comunidad y en el centro o programa
educativo (Mustard, 2005). Sin embargo, la realidad es una baja cobertura de atención y la
ausencia de este grupo etario en algunos currículos de la región.
Peralta (2003),15 al referirse a los procesos pedagógicos a desarrollar con este grupo etario,
señala pautas a seguir para brindar a los bebés oportunidades que favorezcan su desarrollo. En
ese sentido recomienda tener en cuenta los cambios socio-culturales que se producen en la
familia y las capacidades que éstas han desarrollado para educar a sus hijos; identificar las
posibilidades de desarrollo del cerebro de los niños así como su capacidad de aprendizaje para
ofrecerles experiencias oportunas de calidad; desarrollar en las personas que atienden al bebé
la confianza en las capacidades de aprendizaje de los niños; cuidar de aplicar los principios de
calidad en el desarrollo curricular; observar y escuchar a los bebés para poder responder a sus
intereses; e identificar redes de apoyo locales para ofrecer a los niños experiencias sociales y de
exploración.
14
Peralta. M. V. Deber o Derecho, I Simposio Mundial de Educación Inicial del Siglo XXI
http://www.oei.org.co/nuevo%20sii/nentrega3/art02.htm
15
Peralta, M. V. (2003). El desarrollo de una pedagogía de las oportunidades en los tres primeros años de
vida
Reforzando esta aseveración, Heckman, premio Nobel de Economía, señala que el ingreso del
niño a un centro educativo o a un programa no formal a los 3 ó 4 años probablemente ya es
tarde, puesto que la etapa más importante para los aprendizajes es la que va desde el
nacimiento hasta los dos años. Además, es en los primeros años cuando la pobreza y la extrema
Esta sugerencia cobra más importancia si se tiene en cuenta que en promedio el 50% de la
población de América Latina vive bajo la línea de la pobreza, y precisamente son esos niños y
niñas quienes tienen menos acceso a la educación inicial por diversos motivos, tales como el
desconocimiento de los padres sobre los beneficios de la educación inicial, la carencia de
centros o programas en su comunidad, o por los costos que representa enviar al niño a un
programa, entre otras causas. Esta situación, unida a la falta de atención en salud y nutrición
desde el momento de la concepción, impide que los niños y las niñas puedan romper el círculo
de pobreza en que viven.
Otro aspecto a tener en cuenta es la organización de los ambientes físico y humano, ya que,
como se ha visto, el entorno físico y social, junto con las experiencias, juegan un rol central en
el desarrollo del cerebro y de las funciones asociadas en los primeros años de vida. La calidad y
diversidad de experiencias que se ofrecen a través de estrategias metodológicas diversas que
promueven el juego, la iniciativa, la exploración, el descubrimiento, la comunicación, la
creatividad, la manipulación de materiales que promuevan el desarrollo sensorial y el desarrollo
motor, así como otros orientados al desarrollo de la relación de causalidad, de solución de
problemas y a la expresión de emociones, entre otros, son fundamentales en la educación
infantil. Tampoco se deben dejar de lado las experiencias sociales, ya sea en el grupo familiar o
en otros espacios, para que adquieran competencias pro-sociales que les permitan actuar cada
vez con mayor autonomía y seguridad y continuar su aprendizaje acerca del mundo que los
rodea.
La familia tiene un rol fundamental en la educación de los más pequeños, especialmente en los
3 primeros años, etapa en la que se aprenden las primeras pautas de comportamiento, se
consolidan algunos hábitos para la preservación de la vida y se experimentan los primeros
aprendizajes sobre los que más tarde se irán construyendo nuevos conocimientos. Por ese
motivo, cuando el niño ingresa al centro o programa es necesario promover la comunicación y el
intercambio para favorecer la continuidad de las experiencias que el niño trae del hogar, así
Fundamentos filosóficos
El marco axiológico de una propuesta educativa está dado por los fundamentos filosóficos. De él
se desprenden las opciones valorativas para el sistema educativo que orientarán las decisiones
de política y todos los documentos normativos y pedagógicos. En ese sentido propone los
principios y fines de la educación y el ideal de hombre y de sociedad en función de las
necesidades, características, aspiraciones y valores de una nación en un momento histórico
concreto.
Perspectiva socioeconómica
La satisfacción de las necesidades básicas de la primera infancia contribuye a una mejor calidad
de vida de niños y niñas, pues tiene impacto en su vida futura, como lo ha comprobado la
Es necesario invertir en atención integral de la primera infancia para revertir los efectos que
tiene la pobreza en su desarrollo.
James Heckman, premio Nobel en Economía (2000), al valorar los datos sobre el desarrollo
humano en los Estados Unidos, encontró que el mayor retorno de las inversiones en desarrollo
humano está en el período preescolar. Al respecto señala que
Se requiere inversión social en los sectores con mayores carencias, especialmente en la mujer y
en la primera infancia, por ser los sectores que sufren el mayor impacto de las crisis
económicas.
Por su parte, Jaques van der Gaag, economista que trabajó durante muchos años en el Banco
Mundial, opina que
En América Latina no se cuenta con estudios longitudinales sobre los efectos que tiene la
Educación Inicial en niños que ingresaron a programas desde edades tempranas, y hay pocos
estudios sobre costo/beneficio que permitan valorar la inversión en programas de atención
integral dirigidos a niñas y niños menores de 3 años, que es el rango de edad donde la inversión
es más reducida.
Por otra parte, la información científica sobre el desarrollo infantil está haciendo que los países
incorporen el componente educativo en los programas sociales dirigidos a las familias, para
combatir los efectos de la pobreza en el crecimiento y el desarrollo de sus hijos. En ese sentido
se están desarrollando programas de atención integral con servicios de salud, nutrición y
educación, porque se ha demostrado que son los más efectivos para atender a niños pequeños y
sus familias en situación de riesgo.
Sin lugar a dudas, el desafío está en ampliar los beneficios de la atención integral de calidad a
todas las niñas y los niños, con especial énfasis en la etapa de 0 a 3 años, para así revertir los
efectos de la pobreza y disminuir los costos sociales futuros.