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Accidente en transportes urbanos


Concepto

¿Dónde se regula?

Conceptos relacionados

Sentencias destacadas

Para saber más…

I. INTRODUCCIÓN

El vehículo de motor, ya sea el automóvil, ciclomotor o


ÍNDICE
vehículos asimilados a los mismos, se ha convertido en
herramienta se podría decir casi indispensable para la > I. INTRODUCCIÓN
generalidad de personas, bien contribuya a la efectiva
> II. ÁMBITOS DEL ACCIDENTE
realización de trabajos directamente relacionados con el
CIRCULATORIO
mismo (transportes, construcción, etc.) bien lo sea
> 1. En el ámbito penal
indirectamente como medio de realizar las más diversas
tareas que conforman la vida cotidiana. Esa extraordinaria > 2. En el ámbito
importancia del uso de vehículos a motor genera administrativo
indudablemente una actividad calificada de riesgo, por
> 3. En el ámbito civil
cuanto de la misma deriva el hecho del accidente
> - Responsabilidad por daños
circulatorio, que ha gozado en nuestro Ordenamiento
personales
Jurídico de un tratamiento normativo extendido a diversos
ámbitos jurídicos y con numerosas proyecciones, desde el > - Responsabilidad por
punto de vista judicial, hasta la valoración de daños, en daños materiales
materia de seguros o la disposición del procedimiento
> - Concepto de culpa
sancionador, tanto en el ámbito penal como en el
administrativo. > - Causas de exoneración

> - Concurrencia de culpas

> - Cuantificación de la
indemnización
> - Criterio de valor y
nominalista

> - Seguro Obligatorio

> - La Oficina OFESAUTO

> - Auto de Cuantía Máxima

BBB. Responsabilidad de
administradores sociales
Redacción Wolters Kluwer
(IVA Inc.) Más Info
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II. ÁMBITOS DEL ACCIDENTE CIRCULATORIO

En el Ordenamiento Jurídico Español el tratamiento del hecho de accidente circulatorio se


puede reconducir a los ámbitos del proceso judicial penal, administrativo y civil.

1. En el ámbito penal

La Ley Orgánica 10/1995 de 23 de noviembre que aprueba el Código Penal, dispone como
infracciones:

A) El delito de lesiones imprudentes previsto y penado en el artículo 152 del Código Penal, por
relación a las lesiones descritas en los artículos 147 a 150 del Código Penal.

B) El delito de daños causados imprudentemente cuando excedan de 80.000 euros, del


artículo 267 del Código Penal.

C) Los supuestos de delitos de peligro, conducción a excesiva velocidad y bajo la influencia de


bebidas alcohólicas y otras sustancias (art. 379.1 y 379.2 CP), conducción temeraria (art. 380
CP), creación de grave riesgo para la circulación (art. 385 CP), conducción homicida o suicida
(art. 381 CP), cuya pena es de mayor gravedad, y por ende, se aplican estos tipos aunque el
resultado originado por el accidente circulatorio sea de lesiones o de daños que puedan ser
sancionados penalmente.
Téngase en cuenta que, siendo estos últimos delitos dolosos, no quedan excluidos del
concepto de hecho de la circulación en el art. 2.3 del Real Decreto 1507/2008, de 12 de
septiembre, por el que se aprueba el Reglamento del seguro obligatorio de responsabilidad
civil en la circulación de vehículos a motor.
La imprudencia punible se considera la voluntaria omisión del deber de cuidado que viene
impuesto al agente y éste obligado a cumplir, que tiene: a) Un componente objetivo o
normativo, de inobservancia de normas, disposiciones o reglas de cautela, o de la prudencia
requerida por las circunstancias concurrentes en el tiempo y lugar; b) Un componente subjetivo
o intelectivo, de desatención, imprevisión, o falta de diligencia.
La incriminación por lesiones imprudentes requiere:

• Acción u omisión.
• Hecho perjudicial y concreto en lo ajeno.

• La imprudencia punible.

• Imputación directa por la relación causal entre la acción u omisión y el hecho perjudicial.
Hay que tener en cuenta una doctrina más moderna, con alguna aceptación en las sentencias
de la Sala II TS, por la que se sustituye la relación de causalidad, con sus clásicas teorías de la
equivalencia de condiciones o de la "conditio sine qua non", o de la adecuación, por los
criterios de la imputación objetiva del daño.
Ahora bien, para el delito de daños el perjuicio debe superar un umbral cuantitativo de
valoración, mientras que para el delito de lesiones es preciso que la víctima haya recibido
tratamiento médico y no una primera asistencia facultativa.
Debe resaltarse, de un lado, que el tratamiento médico es un concepto normativo, que acoge su
polémica aplicativa, y por otro, que supuesto aquél, de todas formas no cualquier género de
indiligencia supone el elemento subjetivo de la imprudencia, puesto hay una culpa levísima en
el tráfico rodado que ni siquiera alcanzaría a que se abriera un proceso penal.
En fin, el delito de daños sólo es perseguibles previa denuncia del agraviado o de su
representante legal (arts. 267 CP).
El ejercicio de la acción civil "ex illicito poenale" se verifica simultáneamente a la penal por
tradición y razones de economía práctica (arts. 108 y ss. LECrim), y los procesos penales en que
se exigirá la responsabilidad civil derivada de los precitados delitos o faltas conforme a los
arts. 109 y ss. CP, son:

• El denominado procedimiento abreviado, de los arts. 757 y ss. LECrim, el cual, a su vez, tiene
un trámite común, y otro que se conoce como de "juicios rápidos" de los arts. 795 y ss. LECrim.

• El proceso por aceptación de decreto de los arts. 803 bis a y ss. LECrim.

• El procedimiento para el juicio de los delitos leves de los arts. 962 y ss. LECrim.

2. En el ámbito administrativo

Pueden ocurrir hechos de la circulación amparados en una póliza de responsabilidad


patrimonial de la Administración, que como no excluya explícitamente la derivada del tráfico
viario, determine una acción ante el orden contencioso-administrativo (ejemplo característico,
el accidente por el estado de la calzada que se debe a la mala señalización de unas obras en
vía pública contratada por la Administración).
Los presupuestos de la acción de responsabilidad patrimonial administrativa son (STS de 10 de
febrero de 1998, 15 de julio de 1999 y 20 de julio de 1999):

• Lesión patrimonial, que debe ser:

- Real y actual, no potencial o futurible.

- Material y patrimonial, individualizada y económicamente evaluable.

• Antijuricidad, consistente en que el administrado víctima no tenga el deber de soportarla.

• Relación de causalidad entre el acto dañoso y la Administración Pública que es autora, por
acción u omisión.
• Daño que sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos,
bastando que se trate de una actividad pública.
En todo caso, no debe haber caducado el derecho a reclamar por transcurso del plazo del año
del art. 67.1 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas , desde que se produzca el hecho digno de reparación, o se
manifieste su efecto lesivo, y en los de carácter físico o psíquico en las personas, desde la
curación o determinación del alcance de las lesiones.
Pues bien, en este ámbito no es de aplicación el Baremo del Anexo de la Ley sobre
responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor, ni el deber de
consignación, y es imprescindible un previo procedimiento administrativo ante la
Administración, quien habrá de estimar o desestimar la reclamación, en su caso, funcionando
la institución del silencio (art. 24 Ley 39/2015, de 1 de octubre).
Y es contra el acto administrativo resolutorio que ha de interponerse recurso contencioso-
administrativo, bien ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de la respectiva
Comunidad Autónoma, a través del procedimiento ordinario de los arts. 43 y ss. LJCA, o bien
ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo que corresponda por territorio, cuando se
haya de demandar a entidades locales o entidades vinculadas o dependientes de éstas, o a las
Administraciones de las CCAA por una cantidad no superior a los 30.050 euros (arts. 8.1 y 8.2.c)
LJCA), en cuyo caso el procedimiento puede ser el indicado ordinario, o cuando no reclama más
de 13.000 euros, a través del procedimiento abreviado del art. 78 LJCA.

3. En el ámbito civil

- Responsabilidad por daños personales


El artículo 1.1 del RDL 8/2004 de 29 de octubre, que regula la Ley de Responsabilidad Civil y
Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor dispone que "El conductor de vehículos a motor
es responsable, en virtud del riesgo creado por la conducción de estos, de los daños causados
a las personas o en los bienes con motivo de la circulación. En el caso de daños a las personas,
de esta responsabilidad sólo quedará exonerado cuando pruebe que los daños fueron debidos
a la culpa exclusiva del perjudicado o a fuerza mayor extraña a la conducción o al
funcionamiento del vehículo; no se considerarán casos de fuerza mayor los defectos del
vehículo ni la rotura o fallo de alguna de sus piezas o mecanismos".
Sobre la responsabilidad civil extracontractual tradicional, subjetiva y basada en la culpa o
negligencia (ex artículo 1902 del Código Civil), la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la
Circulación de Vehículos a Motor, cuyo Texto Refundido fue aprobado por Real Decreto
Legislativo 8/2004, de 29 de octubre (LRCSCVM), consagra para los daños en las personas, una
responsabilidad objetiva atenuada, que nació ya con el Decreto 632/1968, de 21 de marzo,
aprobatorio del Texto Refundido de la Ley 122/1962, de 24 de diciembre, sobre uso y circulación
de vehículos de motor, y fue profundamente modificada desde la Disposición Adicional 8.ª de
la Ley 30/1995, de 8 de noviembre, de Ordenación y Supervisión de los Seguros Privados,
incorporando a nuestro ordenamiento la Directiva 90/232/CEE del Consejo, de 14 de mayo de
1990, relativa a la aproximación de las legislaciones de los Estados miembros sobre el seguro
de responsabilidad civil derivada de la circulación de vehículos automóviles.
- Responsabilidad por daños materiales
El sistema de atribución de responsabilidad por daños materiales se ha mantenido en el
clásico sistema de culpabilidad, de conformidad con lo dispuesto en el Real Decreto Legislativo
8/2004, en cuyo artículo 1.1 dispone que "El conductor de vehículos a motor es responsable, en
virtud del riesgo creado por la conducción de estos, de los daños causados a las personas o en
los bienes con motivo de la circulación. (...) En el caso de daños en los bienes, el conductor
responderá frente a terceros cuando resulte civilmente responsable según lo establecido en los
artículos 1.902 y siguientes del Código Civil, artículos 109 y siguientes del Código Penal, y
según lo dispuesto en esta Ley".
En el ámbito de los daños materiales, el ámbito legal de la circulación de automóviles ha
mantenido el sistema clásico de la culpa. Sin embargo, la evolución Jurisprudencial ha
determinado que, sin llegar a la exclusión del concepto de culpa como base de esta
responsabilidad, sí ha matizado dicho sistema, tildándolo hacia una objetivación del mismo,
bien sea a través de la teoría del riesgo creado (y es obvio que en la circulación de vehículos a
motor dicha teoría es plenamente aplicable) bien lo sea a través de la inversión de la carga de
la prueba así como la determinación de la exigencia de una mayor diligencia de quien
despliega la conducta peligrosa que, en este caso, supone la circulación con un vehículo a
motor. Y muestra de ello, entre otras muchas, son las Sentencias del Tribunal Supremo de 27 de
septiembre de 1995 ó 20 de diciembre de 1997.
Se instaura así una inversión de la carga de la prueba, a favor en todo caso de la víctima a la
que se le exonera la carga de probar la conducta causante del accidente, principiando el
proceso de determinación de responsabilidad con una presunción judicial " iuris tantum" de
culpa del conductor del vehículo, y le corresponde a éste la carga de probar que obró con toda
la diligencia debida.
- Concepto de culpa
El concepto de culpa dispuesto en el artículo 1902 del Código Civil consiste en la actuación que
adolece del cuidado necesario y que concluye en el perjuicio de bienes ajenos. Ya el Código
Civil da un concepto de culpa, con carácter normativo cuando dispone que es "la omisión de
aquella diligencia que exija la naturaleza de la obligación y corresponda a las circunstancias de
las personas, del tiempo y del lugar".
- Causas de exoneración
a) Caso fortuito y fuerza mayor
De contrario, el artículo 1105 del Código Civil define los conceptos de fuerza mayor y caso
fortuito que perfilan, en sentido negativo y excluyente, el concepto normativo de culpa, de tal
manera que la Jurisprudencia ha tendido a perfilar dichos conceptos, bajo un prisma
puramente restrictivo en su aplicación, conviniendo en que aquellos acontecimientos
totalmente insólitos y extraordinarios que, aunque pudieran haber sido objeto de una mínima
previsión por no descartarse material ni físicamente su producción, no se incluyen en el
concepto de una conducta que pudiera, en el desarrollo de las tareas cotidianas de la vida
ordinaria, haber previsto. Coincidiendo también en el hecho de que aun cuando la producción
de dichos factores sea dada, la exigibilidad de una conducta desorbitante no puede conllevar
su aplicación como supuesto exonerador de responsabilidad.
Puede conceptuarse la fuerza mayor como aquél suceso imprevisible e inevitable que opera
como causa única en la producción del siniestro en el que se dan los rasgos de ajenidad y
exterioridad, esto es, que exista una inimputabilidad del conductor, y no pertenezca al
funcionamiento del vehículo el desencadenamiento del hecho inopinado o sus consecuencias
y, por el contrario, el caso fortuito es aquel en el que pertenece a la esfera de los fallos en el
propio vehículo que, pese a ser imprevisibles, no tienen las notas de ajenidad e inevitabilidad.
b) Culpa exclusiva de la víctima
En la práctica suele ser frecuente que entre las causas de producción de un siniestro
circulatorio tenga especial relevancia (también a efectos de ser causa exonerante) el actuar
culposo o negligente de la víctima que, cuando llegar a ser causa exclusiva del accidente y
excluyente del resto de concausas determinaría la responsabilidad exclusiva de la víctima.
Como antes se apuntó, el artículo 1.1 del Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre,
establecía ya dicha previsión. Lo que asimismo repercute también en el ámbito de la carga
probatoria desplazada al conductor del vehículo que tendrá que probar en este sentido tanto la
acción u omisión de la víctima, cuanto la negligencia de dicha conducta así como y finalmente,
que la misma fue exclusiva de la víctima, no bastando al efecto con la prueba de lo anterior,
sino y también, de forma conjunta que el conductor del vehículo prueba su propia diligencia,
que haría exclusiva la causación del siniestro en la conducta de la víctima.
- Concurrencia de culpas
También con relativa frecuencia, la causación del siniestro circulatorio no depende de una
causa exclusiva, sino de varias que de forma concurrente concluyen en la determinación y
alcance del accidente. En estos supuestos se habla de concurrencia de culpas o también de
compensación de responsabilidades, haciéndose alusión al sistema por el que se opta
consistente en reducir el importe de la indemnización que pudiera corresponder a cada
perjudicado que con su conducta concurrente culposa, hubiera contribuido a la causación del
accidente.
Dicha previsión ya se estableció en el Código Penal en cuyo artículo 114 CP se dispone que "si
la víctima hubiere contribuido con su conducta a la producción del daño... los Jueces y
Tribunales podrán moderar el importe de su reparación".
En definitiva, la concurrencia de culpas no es sino un supuesto de excepción al principio de
indemnidad total del perjudicado por cuanto el mismo, que si bien es víctima del accidente,
con su actuar culposo determina en mayor o menor medida la existencia, el alcance o las
circunstancias del accidente, ve reducido el importe a recibir en concepto indemnizatorio por
dicha contribución causal culposa, de manera tal que, en vez de un resarcimiento global de los
daños o perjuicios sufridos en el accidente, vería reducida dicha cuantía en el porcentaje
correspondiente a su intervención causal.
- Cuantificación de la indemnización
a) Daños personales
Ante un siniestro circulatorio, y por extensión en los supuestos de la responsabilidad
extracontractual de nuestro Ordenamiento Jurídico, se ha optado por el criterio indemnizatorio
de la reparación consistente en la colocación del sujeto perjudicado en la misma situación en
que se encontraba al momento anterior al accidente, sin que pueda pretenderse una verdadera
reparación "in natura", que sería lógicamente imposible debido en todos los casos a la falta de
vinculación alguna entre el agente causante del daño y la víctima del mismo. Dicha reparación,
pues, no puede sino ser considerada y exigida en el plano exclusivamente económico.
La Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor recoge un
sistema legal de delimitación cuantitativa del importe de las indemnizaciones exigibles como
consecuencia de la responsabilidad civil por daños en las personas en que se puede incurrir
con motivo de la circulación de vehículos de motor.
En la práctica el sistema indicado es conocido como baremo y se dirige a la aplicación de unos
cuadros de importes que tienen en cuenta distintos conceptos indemnizables y que,
atendiendo a las circunstancias concurrentes, permiten individualizar la indemnización
derivada de las lesiones sufridas por las personas.
El sistema para la valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes
de circulación, el conocido Baremo, que figuraba como Anexo del Real Decreto Legislativo
8/2004, de 29 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley sobre
Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor (LRCSCVM), ha sido
objeto de una profunda modificación por Ley 35/2015, de 22 de septiembre.
Esta importante reforma viene dada, como apunta la Exposición de Motivos de la ley, por las
sucesivas directivas comunitarias que pretenden armonizar la responsabilidad civil derivada de
los accidentes de tráfico y que establecen los límites cuantitativos que debe cubrir el seguro
obligatorio, habida cuenta que nos encontrábamos con una enorme disparidad en las cuantías
indemnizatorias al compararlas con otros países miembros de la Unión Europea.
Así, la aprobación del nuevo baremo de tráfico tiene por finalidad “la de lograr la total
indemnidad de los daños y perjuicios padecidos para situar a la víctima en una posición lo más
parecida posible a la que tendría de no haberse producido el accidente”. Asimismo sostiene “la
trascendencia de una interpretación uniforme de las reglas del sistema, que dote de
certidumbre al perjudicado y a las entidades aseguradoras respecto de la viabilidad de sus
respectivas pretensiones, garantizando una respuesta igualitaria ante situaciones idénticas, y
que contribuya decisivamente a la rápida solución extrajudicial de los conflictos”.
Se ha optado por reformar la LRCSCVM introduciendo el nuevo sistema, evitando su desarrollo
en una Ley diferente que conducía a dispersión normativa de la materia.
A tal efecto, se integran en el articulado de la LRCSCVM (nuevo Título IV) las disposiciones que
regulan el sistema indemnizatorio, y se dejan en el Anexo únicamente las Tablas, a diferencia
de la legislación anterior que mezclaba en el Anexo tanto las normas que disciplinaban el
sistema como las tablas.
Así, la Ley 35/2015, de 22 de septiembre, de reforma del Sistema para la valoración de los
daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación, introduce un nuevo
Título IV (arts. 32 a 143) en el Texto Refundido de la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en
la circulación de vehículos a motor, aprobado por el Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de
octubre, denominado “Sistema para la valoración de los daños y perjuicios causados a las
personas en accidentes de circulación”, que consta de dos Capítulos.
El primero se refiere a los criterios generales para la determinación de la indemnización del
daño corporal y el segundo incluye las reglas para la valoración del daño corporal y, en sus tres
Secciones, se ocupa, respectivamente, de las indemnizaciones por causa de muerte, por
secuelas y por lesiones temporales, que tienen su reflejo, respectivamente, en las Tablas 1, 2 y 3
del Anexo.
En cada uno de estos conceptos indemnizables se distingue entre el “perjuicio personal básico”
(Tablas 1.A, 2.A y 3.A), el “perjuicio personal particular” (Tablas 1.B, 2.B y 3.B) y el llamado
“perjuicio patrimonial” (Tablas 1.C, 2.C y 3.C), que a su vez distingue entre daño emergente y
lucro cesante.
Las Tablas 1.C y 2.C se subdividen en otras tablas; así:
TABLA 1.C (Indemnizaciones por causa de muerte)

• Tabla 1.C.1. Lucro cesante del cónyuge viudo


1.C.1.d. Lucro cesante del cónyuge con discapacidad

• Tabla 1.C.2. Lucro cesante del hijo


1.C.2.d. Lucro cesante del hijo con discapacidad

• Tabla 1.C.3. Lucro cesante del progenitor

• Tabla 1.C.4. Lucro cesante del hermano


1.C.4.d. Lucro cesante del hermano con discapacidad

• Tabla 1.C.5. Lucro cesante del abuelo

• Tabla 1.C.6. Lucro cesante del nieto


1.C.6.d. Lucro cesante del nieto con discapacidad

• Tabla 1.C.7. Lucro cesante del allegado


1.C.7.d. Lucro cesante del allegado con discapacidad
TABLA 2.C (Indemnizaciones por secuelas)

• Tabla 2.C.1. Indemnización máxima anual de asistencia sanitaria futura según secuela

• Tabla 2.C.2. Horas diarias de necesidad de ayuda de tercera persona según secuela

• Tabla 2.C.3. Indemnizaciones de ayuda de tercera persona

• Tabla 2.C.4. Lucro cesante por incapacidad para realizar cualquier trabajo o actividad
profesional (absoluta)

• Tabla 2.C.5. Lucro cesante por incapacidad para realizar su trabajo o actividad profesional
(total)

• Tabla 2.C.6. Lucro cesante por incapacidad que de origen a una disminución parcial de
ingresos en el ejercicio de su trabajo o actividad habitual (parcial)

• Tabla 2.C.7. Lucro cesante por incapacidad absoluta de lesionados pendientes de acceder al
mercado laboral

• Tabla 2.C.8. Lucro cesante por incapacidad total de lesionados pendientes de acceder al
mercado laboral
En definitiva, por un lado, se modifican las Tablas, sustituyéndose el sistema de doble tabla
(indemnizaciones básicas y factores de corrección) por uno de triple tabla (perjuicios
personales básicos; perjuicios personales particulares, y perjuicios patrimoniales); y por otro, se
introducen tres tablas técnicas que se tendrán en cuenta para el cálculo de los extremos antes
indicados.
- Criterio de valor y nominalista
El importe de la indemnización ha sido siempre reconducido al del daño efectivamente
causado. Ahora bien, la conceptuación de dicho importe y su fijación suscita el problema de si
se ha de determinar en el momento en que acaeció el daño, en el momento del ejercicio
procesal del derecho de reparación, o cuando recae sentencia. Cuestión no menos importante,
habida cuenta de que entre el suceso y la fecha de la sentencia puede transcurrir un tiempo
prolongado que pudiera determinar un concepto indemnizatorio mayor.
Para ello surgieron dos criterios: el nominalista y el que consideraba la existencia de una deuda
de valor en el importe indemnizatorio.
El criterio nominalista se basaba en considerar que la deuda era la existente al momento de
acaecer el suceso, siendo aplicables las cuantías dispuestas como indemnizatorias en la
normativa vigente en dicho momento, y ello a salvo de la existencia de una norma que
expresamente previera lo contrario. Considerando que el paso del tiempo y la depreciación de
la moneda resultarían compensados con la aplicación de los intereses correspondientes a las
cuantías indemnizatorias. Dicho criterio fue sustentado por Sentencias del Tribunal Supremo
como las de 13 de julio de 1992, por todas.
El segundo criterio partía de la consideración de que es el momento de la liquidación de la
deuda a la que han de referirse los importes indemnizatorios a sufragar. Este criterio,
sustentado entre otras por la Sentencia del Tribunal Supremo de 19 de septiembre de 2003,
tiende a la indemnidad del perjudicado sin necesidad de proceder a condenar por intereses
moratorios que estarían embebidos por la cuantía final actualizada.
b) Daños Materiales
El criterio de la "restitutio in integrum" supone el resarcimiento íntegro del daño efectivamente
causado que, aplicado a los daños materiales, es perfectamente exigible.
El artículo 1106 del Código Civil dispone que "La indemnización de daños y perjuicios
comprende, no sólo el valor de la pérdida que hayan sufrido, sino también el de la ganancia
que haya dejado de obtener el acreedor, salvas las disposiciones contenidas en los artículos
siguientes".
Como daño emergente puede conceptuarse aquel que efectivamente es sufrido por el
perjudicado en la valoración que a precio de mercado sea procedente. Incluyéndose en dicha
categoría los gastos que a la víctima se le repercuten (judiciales y extrajudiciales) como
consecuencia directa del siniestro o para evitación o reducción del mismo.
Por la ganancia dejada de obtener se ha entendido siempre el concepto de lucro cesante, que
pudiera resumirse como aquellos beneficios, que no sean hipotéticos, que habrían de
producirse de forma ordinaria si el siniestro no se hubiera producido.
- Seguro Obligatorio
Es el Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor
el que dispone en su artículo 2 LRCSCVM 8/2004 que "Todo propietario de vehículos a motor
que tenga su estacionamiento habitual en España estará obligado a suscribir y mantener en
vigor un contrato de seguro por cada vehículo de que sea titular, que cubra, hasta la cuantía de
los límites del aseguramiento obligatorio, la responsabilidad civil a que se refiere el artículo 1.
No obstante, el propietario quedará relevado de tal obligación cuando el seguro sea concertado
por cualquier persona que tenga interés en el aseguramiento, quien deberá expresar el
concepto en que contrata".
A su vez el artículo 4 LRCSCVM 8/2004 determina la extensión del aseguramiento cuando
dispone que "El seguro obligatorio previsto en esta Ley garantizará la cobertura de la
responsabilidad civil en vehículos terrestres automóviles con estacionamiento habitual en
España, mediante el pago de una sola prima, en todo el territorio del Espacio Económico
Europeo y de los Estados adheridos al Acuerdo entre las oficinas nacionales de seguros de los
Estados miembros del Espacio Económico Europeo y de otros Estados asociados".
A partir del 1 de enero de 2008, con arreglo al artículo 4.2.b LRCSCVM 8/2004, reformado por la
Ley 21/2007, de 11 de julio, el importe máximo de la cobertura del aseguramiento obligatorio
alcanza en los daños en los bienes hasta 15 millones de euros por siniestro.
Desde la Ley 21/2007, de 11 de julio, esta cuantía es actualizable en función del índice de
precios de consumo europeo, que publicará sucesivamente la Dirección General de Seguros y
Fondos de Pensiones.
Debe tenerse en cuenta que, al tenor de los artículos 5 de la LRCSCVM 8/2004 y art. 10 del
Reglamento del seguro obligatorio de responsabilidad civil en la circulación de vehículos a
motor de 12 de septiembre de 2008, no alcanzará a los daños ocasionados por las lesiones o el
fallecimiento del conductor del vehículo causante del siniestro; ni a los daños en los bienes
sufridos por el vehículo asegurado, por las cosas en él transportadas, ni por los bienes de los
que resulten titulares el tomador, asegurado, propietario, conductor, así como los del cónyuge o
los parientes hasta el tercer grado de consanguinidad o afinidad de los anteriores; ni a los
daños a las personas y en los bienes causados por un vehículo robado.
- La Oficina OFESAUTO
Regulada en los artículos 26 y siguientes del Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la
circulación de vehículos a motor, es la oficina de indemnización española (conforme a la
obligación que regule la legislación específica del Estado del accidente, y respecto de los que la
misma repute responsables) para los supuestos de:

a) Accidentes causados en España por vehículos con estacionamiento habitual en Estados


integrantes del Convenio Multilateral de Garantía, respondiendo OFESAUTO si no están
asegurados, y asumiendo la indemnización por cuenta de la oficina nacional del Estado de
que se trate;

b) Accidentes ocasionados en España por vehículos con estacionamiento habitual en terceros


países, respondiendo el Consorcio de Compensación de Seguros si no están asegurados y el
perjudicado tiene residencia habitual en España.
O careciendo de ésta, el Estado por responsabilidad patrimonial dimanante del debido control
del acceso y circulación por territorio español de vehículos extranjeros que, perteneciendo a
un Estado no firmante del Convenio mencionado, estuvieran asegurados mediante carta verde
emitida por otra oficina nacional o por un seguro en frontera, asumiendo la indemnización por
cuenta de la entidad aseguradora.
- Auto de Cuantía Máxima
Es aquella Resolución judicial dictada al amparo de lo dispuesto en los artículos 13 y 17 del
Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, y dirigida a determinar, concluido que sea
un procedimiento penal sin pronunciamiento de responsabilidad por hechos cubiertos por el
seguro obligatorio de responsabilidad civil derivada del uso y circulación de vehículos a motor,
la cantidad máxima que se puede pretender en el ejercicio de las acciones civiles que
correspondan en el procedimiento declarativo.
El artículo 13 de la LRCSCVM 8/2004, en la nueva redacción dada por la Ley 35/2015, de 22 de
septiembre, dispone que: " "Cuando en un proceso penal, incoado por hecho cubierto por el
seguro de responsabilidad civil de suscripción obligatoria en la circulación de vehículos de
motor, recayera sentencia absolutoria, si el perjudicado no hubiera renunciado a la acción civil
ni la hubiera reservado para ejercitarla separadamente, el juez o tribunal que hubiera conocido
de la causa dictará auto, a instancia de parte, en el que se determinará la cantidad líquida
máxima que puede reclamarse como indemnización de los daños y perjuicios sufridos por cada
perjudicado, amparados por dicho seguro de suscripción obligatoria y según la valoración que
corresponda con arreglo al sistema de valoración del Anexo de esta Ley. "
" Se procederá de la misma forma en los casos de fallecimiento en accidente de circulación y se
dictará auto que determine la cantidad máxima a reclamar por cada perjudicado, a solicitud de
éste, cuando recaiga resolución que ponga fin, provisional o definitivamente, al proceso penal
incoado, sin declaración de responsabilidad. "
" El auto referido se dictará a la vista de la oferta motivada o de la respuesta motivada del
asegurador o del Consorcio de Compensación de Seguros, y contendrá la descripción del hecho,
la indicación de las personas y vehículos que intervinieron y de los aseguradores de cada uno
de éstos. "
" En todo caso, antes de dictarse el auto, si en las actuaciones no consta oferta motivada o
respuesta motivada según las prescripciones de esta Ley, el juez convocará a los perjudicados y
posibles responsables y sus aseguradores, incluido, en su caso, el Consorcio de Compensación
de Seguros, a una comparecencia en el plazo de cinco días, a fin de que pueda aportarse la
oferta o la respuesta motivada, o hacerse las alegaciones que consideren convenientes. "
" Si en la comparecencia se produjera acuerdo entre las partes, el mismo será homologado por
el juez con los efectos de una transacción judicial. "
" De no alcanzarse el acuerdo, se dictará auto de cuantía máxima en el plazo de tres días desde
la terminación de la comparecencia y contra el mismo no podrá interponerse recurso alguno”. "
Asimismo, dicho auto es considerado como título ejecutivo de carácter judicial en virtud de los
dispuesto en el artículo 517.2.8.º de la Ley de Enjuiciamiento Civil que prevé que el auto de
cuantía máxima reclamable en el orden civil como un título ejecutivo más, de formación
jurisdiccional ajena al orden civil. Así lo dispone también el propio artículo 17 del RDL 8/2004,
de 29 de octubre cuando reza de la siguiente manera:"Un testimonio del auto recaído en las
diligencias a que se refiere el artículo 13 de esta Ley constituirá título ejecutivo suficiente para
entablar el procedimiento regulado en este capítulo".

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hace 15 horas

Aunque dentro de la unidad familiar


no se incluya a los menores en
régimen de acogimiento, la Ley del
Impuesto prevé la aplicación del
mínimo por descendientes a
aquellas personas que por razón
de tutela o acogimiento estén
vinculadas al obligado tributario
asimilándolos así, a sus
descendientes.

¿Es posible presentar decla


Utili ki i d t
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