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¿Dónde se regula?
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Sentencias destacadas
I. INTRODUCCIÓN
> - Cuantificación de la
indemnización
> - Criterio de valor y
nominalista
BBB. Responsabilidad de
administradores sociales
Redacción Wolters Kluwer
(IVA Inc.) Más Info
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1. En el ámbito penal
La Ley Orgánica 10/1995 de 23 de noviembre que aprueba el Código Penal, dispone como
infracciones:
A) El delito de lesiones imprudentes previsto y penado en el artículo 152 del Código Penal, por
relación a las lesiones descritas en los artículos 147 a 150 del Código Penal.
• Acción u omisión.
• Hecho perjudicial y concreto en lo ajeno.
• La imprudencia punible.
• Imputación directa por la relación causal entre la acción u omisión y el hecho perjudicial.
Hay que tener en cuenta una doctrina más moderna, con alguna aceptación en las sentencias
de la Sala II TS, por la que se sustituye la relación de causalidad, con sus clásicas teorías de la
equivalencia de condiciones o de la "conditio sine qua non", o de la adecuación, por los
criterios de la imputación objetiva del daño.
Ahora bien, para el delito de daños el perjuicio debe superar un umbral cuantitativo de
valoración, mientras que para el delito de lesiones es preciso que la víctima haya recibido
tratamiento médico y no una primera asistencia facultativa.
Debe resaltarse, de un lado, que el tratamiento médico es un concepto normativo, que acoge su
polémica aplicativa, y por otro, que supuesto aquél, de todas formas no cualquier género de
indiligencia supone el elemento subjetivo de la imprudencia, puesto hay una culpa levísima en
el tráfico rodado que ni siquiera alcanzaría a que se abriera un proceso penal.
En fin, el delito de daños sólo es perseguibles previa denuncia del agraviado o de su
representante legal (arts. 267 CP).
El ejercicio de la acción civil "ex illicito poenale" se verifica simultáneamente a la penal por
tradición y razones de economía práctica (arts. 108 y ss. LECrim), y los procesos penales en que
se exigirá la responsabilidad civil derivada de los precitados delitos o faltas conforme a los
arts. 109 y ss. CP, son:
• El denominado procedimiento abreviado, de los arts. 757 y ss. LECrim, el cual, a su vez, tiene
un trámite común, y otro que se conoce como de "juicios rápidos" de los arts. 795 y ss. LECrim.
• El proceso por aceptación de decreto de los arts. 803 bis a y ss. LECrim.
• El procedimiento para el juicio de los delitos leves de los arts. 962 y ss. LECrim.
2. En el ámbito administrativo
• Relación de causalidad entre el acto dañoso y la Administración Pública que es autora, por
acción u omisión.
• Daño que sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos,
bastando que se trate de una actividad pública.
En todo caso, no debe haber caducado el derecho a reclamar por transcurso del plazo del año
del art. 67.1 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas , desde que se produzca el hecho digno de reparación, o se
manifieste su efecto lesivo, y en los de carácter físico o psíquico en las personas, desde la
curación o determinación del alcance de las lesiones.
Pues bien, en este ámbito no es de aplicación el Baremo del Anexo de la Ley sobre
responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor, ni el deber de
consignación, y es imprescindible un previo procedimiento administrativo ante la
Administración, quien habrá de estimar o desestimar la reclamación, en su caso, funcionando
la institución del silencio (art. 24 Ley 39/2015, de 1 de octubre).
Y es contra el acto administrativo resolutorio que ha de interponerse recurso contencioso-
administrativo, bien ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de la respectiva
Comunidad Autónoma, a través del procedimiento ordinario de los arts. 43 y ss. LJCA, o bien
ante el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo que corresponda por territorio, cuando se
haya de demandar a entidades locales o entidades vinculadas o dependientes de éstas, o a las
Administraciones de las CCAA por una cantidad no superior a los 30.050 euros (arts. 8.1 y 8.2.c)
LJCA), en cuyo caso el procedimiento puede ser el indicado ordinario, o cuando no reclama más
de 13.000 euros, a través del procedimiento abreviado del art. 78 LJCA.
3. En el ámbito civil
• Tabla 2.C.1. Indemnización máxima anual de asistencia sanitaria futura según secuela
• Tabla 2.C.2. Horas diarias de necesidad de ayuda de tercera persona según secuela
• Tabla 2.C.4. Lucro cesante por incapacidad para realizar cualquier trabajo o actividad
profesional (absoluta)
• Tabla 2.C.5. Lucro cesante por incapacidad para realizar su trabajo o actividad profesional
(total)
• Tabla 2.C.6. Lucro cesante por incapacidad que de origen a una disminución parcial de
ingresos en el ejercicio de su trabajo o actividad habitual (parcial)
• Tabla 2.C.7. Lucro cesante por incapacidad absoluta de lesionados pendientes de acceder al
mercado laboral
• Tabla 2.C.8. Lucro cesante por incapacidad total de lesionados pendientes de acceder al
mercado laboral
En definitiva, por un lado, se modifican las Tablas, sustituyéndose el sistema de doble tabla
(indemnizaciones básicas y factores de corrección) por uno de triple tabla (perjuicios
personales básicos; perjuicios personales particulares, y perjuicios patrimoniales); y por otro, se
introducen tres tablas técnicas que se tendrán en cuenta para el cálculo de los extremos antes
indicados.
- Criterio de valor y nominalista
El importe de la indemnización ha sido siempre reconducido al del daño efectivamente
causado. Ahora bien, la conceptuación de dicho importe y su fijación suscita el problema de si
se ha de determinar en el momento en que acaeció el daño, en el momento del ejercicio
procesal del derecho de reparación, o cuando recae sentencia. Cuestión no menos importante,
habida cuenta de que entre el suceso y la fecha de la sentencia puede transcurrir un tiempo
prolongado que pudiera determinar un concepto indemnizatorio mayor.
Para ello surgieron dos criterios: el nominalista y el que consideraba la existencia de una deuda
de valor en el importe indemnizatorio.
El criterio nominalista se basaba en considerar que la deuda era la existente al momento de
acaecer el suceso, siendo aplicables las cuantías dispuestas como indemnizatorias en la
normativa vigente en dicho momento, y ello a salvo de la existencia de una norma que
expresamente previera lo contrario. Considerando que el paso del tiempo y la depreciación de
la moneda resultarían compensados con la aplicación de los intereses correspondientes a las
cuantías indemnizatorias. Dicho criterio fue sustentado por Sentencias del Tribunal Supremo
como las de 13 de julio de 1992, por todas.
El segundo criterio partía de la consideración de que es el momento de la liquidación de la
deuda a la que han de referirse los importes indemnizatorios a sufragar. Este criterio,
sustentado entre otras por la Sentencia del Tribunal Supremo de 19 de septiembre de 2003,
tiende a la indemnidad del perjudicado sin necesidad de proceder a condenar por intereses
moratorios que estarían embebidos por la cuantía final actualizada.
b) Daños Materiales
El criterio de la "restitutio in integrum" supone el resarcimiento íntegro del daño efectivamente
causado que, aplicado a los daños materiales, es perfectamente exigible.
El artículo 1106 del Código Civil dispone que "La indemnización de daños y perjuicios
comprende, no sólo el valor de la pérdida que hayan sufrido, sino también el de la ganancia
que haya dejado de obtener el acreedor, salvas las disposiciones contenidas en los artículos
siguientes".
Como daño emergente puede conceptuarse aquel que efectivamente es sufrido por el
perjudicado en la valoración que a precio de mercado sea procedente. Incluyéndose en dicha
categoría los gastos que a la víctima se le repercuten (judiciales y extrajudiciales) como
consecuencia directa del siniestro o para evitación o reducción del mismo.
Por la ganancia dejada de obtener se ha entendido siempre el concepto de lucro cesante, que
pudiera resumirse como aquellos beneficios, que no sean hipotéticos, que habrían de
producirse de forma ordinaria si el siniestro no se hubiera producido.
- Seguro Obligatorio
Es el Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor
el que dispone en su artículo 2 LRCSCVM 8/2004 que "Todo propietario de vehículos a motor
que tenga su estacionamiento habitual en España estará obligado a suscribir y mantener en
vigor un contrato de seguro por cada vehículo de que sea titular, que cubra, hasta la cuantía de
los límites del aseguramiento obligatorio, la responsabilidad civil a que se refiere el artículo 1.
No obstante, el propietario quedará relevado de tal obligación cuando el seguro sea concertado
por cualquier persona que tenga interés en el aseguramiento, quien deberá expresar el
concepto en que contrata".
A su vez el artículo 4 LRCSCVM 8/2004 determina la extensión del aseguramiento cuando
dispone que "El seguro obligatorio previsto en esta Ley garantizará la cobertura de la
responsabilidad civil en vehículos terrestres automóviles con estacionamiento habitual en
España, mediante el pago de una sola prima, en todo el territorio del Espacio Económico
Europeo y de los Estados adheridos al Acuerdo entre las oficinas nacionales de seguros de los
Estados miembros del Espacio Económico Europeo y de otros Estados asociados".
A partir del 1 de enero de 2008, con arreglo al artículo 4.2.b LRCSCVM 8/2004, reformado por la
Ley 21/2007, de 11 de julio, el importe máximo de la cobertura del aseguramiento obligatorio
alcanza en los daños en los bienes hasta 15 millones de euros por siniestro.
Desde la Ley 21/2007, de 11 de julio, esta cuantía es actualizable en función del índice de
precios de consumo europeo, que publicará sucesivamente la Dirección General de Seguros y
Fondos de Pensiones.
Debe tenerse en cuenta que, al tenor de los artículos 5 de la LRCSCVM 8/2004 y art. 10 del
Reglamento del seguro obligatorio de responsabilidad civil en la circulación de vehículos a
motor de 12 de septiembre de 2008, no alcanzará a los daños ocasionados por las lesiones o el
fallecimiento del conductor del vehículo causante del siniestro; ni a los daños en los bienes
sufridos por el vehículo asegurado, por las cosas en él transportadas, ni por los bienes de los
que resulten titulares el tomador, asegurado, propietario, conductor, así como los del cónyuge o
los parientes hasta el tercer grado de consanguinidad o afinidad de los anteriores; ni a los
daños a las personas y en los bienes causados por un vehículo robado.
- La Oficina OFESAUTO
Regulada en los artículos 26 y siguientes del Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la
circulación de vehículos a motor, es la oficina de indemnización española (conforme a la
obligación que regule la legislación específica del Estado del accidente, y respecto de los que la
misma repute responsables) para los supuestos de:
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